Los Juegos Del Hambre Quotes

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Es mejor no rendirte a ello. Resulta diez veces más difícil recuperarte que hundirte.
Suzanne Collins (Mockingjay (The Hunger Games, #3))
Y de repente es cómo si no existiera nadie más en el mundo que estas dos personas que atraviesan el espacio para encontrarse. Chocan, se abrazan, pierden el equilibrio, se dan contra una pared y allí se quedan, convertidos en un solo ser indivisible. Noto una punzada de celos, no por Finnick ni por Annie, sino por su certeza. Viéndolos, nadie dudaría de su amor.
Suzanne Collins (Mockingjay (The Hunger Games, #3))
Rue,, la niña que, cuando le preguntas por lo que mas ama en el mundo, contesta que la musica, nada mas y nada menos.
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
-Volaste la comida en pedazos?-susurra. -Hasta el ultimo trocito. -Vas a ganar. -Lo hare. Ahora voy a ganar por las dos
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimos Cuartos Juegos del Hambre!
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
Para que haya traición debe haber primero confianza.
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
Pero siento como si conociera a Rue...La veo en las flores amarillas que crecen en la Pradera junto a mi casa. La veo en los sinsajos que cantan en los arboles. Pero mas que nada, la veo en mi hermana Prim.
Suzanne Collins (Catching Fire (The Hunger Games, #2))
Creo que los sucesos aterradores son los más difíciles de erradicar. Al fin y al cabo, son los que por naturaleza recordamos mejor.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Lo cojo de la mano con fuerza, preparándome para las cámaras y temiendo el momento en que no me quede más remedio que dejarlo marchar.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Me pilló completamente por sorpresa. Después de todo el tiempo que había pasado con Gale, de observar cómo hablaba, se reía, fruncía el ceño, cabría esperar que supiese todo lo que había que saber de sus labios. Sin embargo, no me había imaginado el calor que desprendían al unirse a los míos. Ni que aquellas manos, las manos que podían montar la más intrincada de las trampas también pudiera atraparme a mí con la misma facilidad.
Suzanne Collins (Catching Fire (The Hunger Games, #2))
[...] Sólo puedo pensar en lo injusto que es todo, en lo injustos que son los Juegos del Hambre. ¿Por qué voy dando saltitos de un lado a otro como un perro amaestrado que intenta agradar a la gente a la que odia?
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
Panem et circenses quiere decir «pan y circo». El que lo escribió se refería a que, a cambio de tener la barriga llena y entretenimiento, su gente había renunciado a sus responsabilidades políticas y, por tanto, a su poder.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Pensando como tu presa...es donde encontrarás sus vulnerabilidades
Suzanne Collins (Mockingjay (The Hunger Games, #3))
—Oh, no, te cuesta mucho más que la vida. ¿Matar a gente inocente? Te cuesta todo lo que eres. —Todo lo que eres —repite Caesar en voz baja.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Ya no siento lealtad hacia estos monstruos llamados seres humanos, a pesar de ser uno de ellos.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
La gente amable consigue abrirse paso hasta mí y quedárseme dentro, y
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
«donde te pedí huir y en libertad juntos correr»
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
confirma mis sospechas de que los hemos
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
En lo más profundo del prado, allí, bajo el sauce, hay un lecho de hierba, una almohada verde suave; recuéstate en ella, cierra los ojos sin miedo y, cuando los abras, el sol estará en el cielo. Este sol te protege y te da calor, las margaritas te cuidan y te dan amor, tus sueños son dulces y se harán realidad y mi amor por ti aquí perdurará. En lo más profundo del prado, bien oculta, hay una capa de hojas, un rayo de luna. Olvida tus penas y calma tu alma, pues por la mañana todo estará en calma. Este sol te protege y te da calor, las margaritas te cuidan y te dan amor. Tus sueños son dulces y se harán realidad y mi amor por ti aquí perdurará.
Suzanne Collins
Adquiere estatus de estrella con su juego nocturno de «El gato loco».
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
«Se darán cuenta en seguida de que no sabe nada y no lo matarán si creen que pueden usarlo contra ti».
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
—Bueno..., Peeta..., bienvenido de nuevo. —Imagino que no pensabas volver a entrevistarme, Caesar —responde Peeta, sonriendo un poco.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
—Yo también —reconozco, aunque no sé qué decirle sobre las consecuencias de matar a una persona, sobre cómo esa persona sigue dentro de ti para siempre.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
¿Vas, vas a volver al árbol con un collar de cuerda para conmigo pender? Cosas extrañas pasaron en él, no más extraño sería en el árbol del ahorcado reunirnos al anochecer.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Susurra: «Puedo encontrarte, puedo llegar hasta ti, quizá te esté observando en estos precisos instantes».
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Tenemos que bromear sobre el tema, porque la alternativa es morirse de miedo.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
«Que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre, Cato —pienso—. Que empiecen de verdad».
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
No te preocupes, pensaré en algo. Destruir cosas es mucho más fácil que construirlas.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Un muto de fuego solo percibe una cosa: la agonía. Ni vista, ni sonido, ni otra sensación que no sea el implacable ardor de la carne.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
tengo mucha experiencia en no demostrar mis sentimientos, y eso es lo que hago.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
bueno, primero tienes que imaginar cómo era estar en la arena. Era como ser un insecto atrapado bajo un cuenco lleno de aire hirviendo.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Boggs tiene razón: es verme, verme viva, lo que los inspira.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Se contiene lo justo para decir: —Y así, amigos míos, es como muere una revolución.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Si existe algún sentimiento de impotencia mayor que el intentar sacar a un ser amado atrapado bajo tierra, yo no lo conozco.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
¿Mantenerme con vida? Entonces lo entiendo: los Juegos no han terminado. Salimos de la arena, pero como no nos mataron, su último deseo de proteger mi vida sigue en pie.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Ni vista, ni sonido, ni otra sensación que no sea el implacable ardor de la carne.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
pero ¿qué hacen los ganaderos del Distrito 10, que van vestidos de vacas, con unos cinturones llameantes? ¿Asarse a la parrilla? Lamentable.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
lo que me habría dicho él: «Bueno, todavía se puede mejorar». Después sonreiría y yo le devolvería la sonrisa sin dudarlo.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
De repente, lo reconozco: es un sinsajo.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Quizá la chica no se acuerde de mí, aunque sé que me engaño: no se te olvida la cara de la persona que era tu última esperanza.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Un par de agentes de la paz arrastran al anciano que silbó hasta la parte superior de los escalones, lo obligan a ponerse de rodillas delante de la multitud y le meten un balazo en la cabeza.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
El pájaro, el broche, la canción, las bayas, el reloj, la galleta, el vestido que estalló en llamas. Yo soy el sinsajo. La que sobrevivió a pesar de los planes del Capitolio, el símbolo de la rebelión.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
La gente tiene muy mala memoria. Era necesario que esquivaran escombros, que arrancaran los mugrientos cupones de racionamiento y asistieran a los Juegos del Hambre para mantener la guerra viva en su recuerdo.
Suzanne Collins (The Ballad of Songbirds and Snakes (The Hunger Games, #0))
En el setenta y cinco aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que ni siquiera sus miembros más fuertes son rivales para el poder del Capitolio, los tributos elegidos saldrán del grupo de los vencedores.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
Me bebo el café mientras caminamos, y descubro que la nata y el azúcar mejoran muchísimo su sabor. Apuro los posos que se han quedado al fondo de la taza y noto que un leve cosquilleo empieza a circularme por las venas.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
En los distritos no tenemos hospitales de verdad, morimos en casa, lo que me resulta una perspectiva mucho más deseable que lo que tengo delante. Entonces recuerdo que muchas de estas personas habrán perdido sus hogares en los bombardeos.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
—¿No saben qué, Katniss? ¿Que los tributos (que son los verdaderos niños de esta historia, no tu trío de raros) se ven obligados a luchar hasta morir? ¿Que ibas a la arena para entretener a la gente? ¿Era eso un gran secreto en el Capitolio?
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Creo que Peeta dio con la tecla al comentar que nos destruyéramos entre nosotros para dejar que otra especie más decente ocupara nuestro lugar. Porque algo falla estrepitosamente en unas criaturas capaces de sacrificar a sus hijos para zanjar sus diferencias. Da igual cómo se justifique.
Suzanne Collins (Mockingjay (The Hunger Games, #3))
-¿Te preparas para otra guerra? -Oh, ahora no. Ahora estamos en ese dulce periodo en el que todos están de acuerdo en no repetir los recientes horrores. Sin embargo, esta coincidencia colectiva no suele durar. Somos seres inconstantes y estúpidos con mala memoria y un don para la autodestrucción.
Suzanne Collins
Lo que sucede a continuación pasa tan deprisa y es tan absurdo que ni siquiera puedo moverme para impedirlo. Mags se levanta, le da un beso en los labios a Finnick y se dirige cojeando a la niebla. Su cuerpo se ve sacudido de inmediato por salvajes contorsiones y cae al suelo en una horrible danza.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
—Oh, ahora no. Ahora estamos en ese dulce periodo en el que todos están de acuerdo en no repetir los recientes horrores. Sin embargo, esta coincidencia colectiva no suele durar. Somos seres inconstantes y estúpidos con mala memoria y un don para la autodestrucción. Pero ¿quién sabe? Quizá esta vez sea la buena, Katniss.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Se supone que son para los caballos, pero ¿a quién le importa? Tienen muchos años para comer azúcar, mientras que tú y yo... Bueno, si vemos algo dulce, lo mejor es aprovecharlo.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
–No vas a dejarme sola –insisto, porque si muere, en realidad nunca volveré a casa, me pasaré el resto de mi vida en este campo de batalla, intentando encontrar la salida.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Entonces, lo besó. Y no fue un beso rápido, sino un beso de verdad, en los labios, que sabía ligeramente a melocotón y a maquillaje.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
«Katniss Everdeen, la chica en llamas, ha encendido una chispa que, si no se apaga, podría crecer hasta convertirse en el incendio que destruya Panem».
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
«Mientras puedas encontrarte, no te morirás de hambre».
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Porque eso es lo que nosotros dos hacemos: nos protegemos el uno al otro.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Él siempre estaría en deuda con Lucy Gray. Ella tenía derecho a exigirle lo que quisiera.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
Bueno, ya sabes lo que dicen: el espectáculo no se acaba hasta que canta el sinsajo.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
Como si controlar un elemento de su mundo lo salvara de la ruina.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
—¿Has venido a rematarme, preciosa?
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Es el primer beso que de verdad hace que se me agite algo en el pecho, algo cálido y curioso. Es el primer beso que me hace desear un segundo.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
torvamente,
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
Ya era su Sinsajo mucho antes de aceptar el puesto.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
¡El fuego se propaga! —grito, decidida a que oiga todas y cada una de mis palabras—. ¡Y si nosotros ardemos, tú arderás con nosotros!
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Vamos a comer
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
«Se supone que estás enamorada, preciosa, y el chico se está muriendo. ¡Dame algo con lo que pueda trabajar!».
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Saber apreciar la belleza no es lo mismo que sentir debilidad —señala Peeta—. Salvo quizá en lo que respecta a ti. —
Suzanne Collins (Trilogía Los Juegos del hambre)
No hace falta, mis pesadillas suelen ser sobre perderte, así que se me pasa cuando me doy cuenta de que estás a mi lado.
Suzanne Collins (Trilogía Los Juegos del hambre)
—Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimo Quintos Juegos del Hambre!
Suzanne Collins (Trilogía Los Juegos del hambre)
Y recuerda una cosa: aunque no se me permite apostar, si pudiera, apostaría por ti.
Suzanne Collins (Trilogía Los Juegos del hambre)
Los cerebros jóvenes a veces compensan la falta de experiencia con su idealismo.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
La mano de la muchacha buscó la suya, entrelazó los dedos con él y le provocó un escalofrío de emoción que le recorrió todo el cuerpo con su proximidad, con aquel pequeño gesto de intimidad en la oscuridad.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
A veces, Coriolanus se preguntaba si los debajan allí para recordarles a los ciudadanos lo que habían sufrido. La gente tenía muy mala memoria. Era necesario que esquivaran escombros, que arrancaran los mugrientos cupones de racionamiento y asistieran en los Juegos del Hambre para mantener la guerra viva en su recuerdo, El olvido daba lugar al exceso de confianza, y entonces volverían todos a la casilla de salida.
Suzanne Collins (The Ballad of Songbirds and Snakes (The Hunger Games, #0))
Creo que los seres humanos poseemos una bondad natural. Lo comprendes cuando cruzas la línea que te separa del mal, porque, a partir de ahí, el mayor reto de tu vida es intentar quedarte en el lado correcto y no volver a cruzarla.
Suzanne Collins (Balada de pájaros cantores y serpientes (Los juegos del hambre, #0))
Las reglas de los Juegos del Hambre son sencillas: en castigo por la rebelión, cada uno de los doce distritos debe entregar a un chico y una chica, llamados tributos, para que participen. Los veinticuatro tributos se encierran en una enorme arena al aire libre en la que puede haber cualquier cosa, desde un desierto abrasador hasta un páramo helado. Una vez dentro, los competidores tienen que luchar a muerte durante un periodo de varias semanas; el que quede vivo, gana.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
somos los trágicos amantes del Distrito 12, los que han sufrido tanto y han disfrutado tan poco de la recompensa de su victoria, los que no buscan el favor de los admiradores, ni los agasajan con sonrisas, ni aceptan sus besos. No perdonamos. Y me encanta. Por fin soy yo misma.
Suzanne Collins (Trilogía Los Juegos del hambre)
De repente, la puerta que está detrás de él se abre de golpe y tres agentes de la paz entran en tromba en la habitación. Dos sujetan los brazos de Cinna a su espalda y lo esposan, mientras que el tercero lo golpea en la sien con tanta fuerza que cae de rodillas. Y no dejan de golpearlo con guantes tachonados de metal, abriéndole heridas en la cara y el cuerpo. Empiezo a gritar como loca, a golpear el inflexible cristal intentando llegar hasta él. Los agentes de la paz no me hacen ningún caso y se llevan a rastras el cuerpo inmóvil de Cinna. Solo quedan las manchas de sangre en el suelo.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
La gente tenía muy mala memoria. Era necesario que esquivaran escombros, que arrancaran los mugrientos cupones de racionamiento y asistieran a los Juegos del Hambre para mantener la guerra viva en su recuerdo. El olvido daba lugar al exceso de confianza, y entonces volverían todos a la casilla de salida.
Suzanne Collins (The Ballad of Songbirds and Snakes (The Hunger Games, #0))
-(...) Los Juegos del Hambre no son idea tuya. - Pero participo de ellos. ¡Estoy contribuyendo a que se celebren!
Suzanne Collins (The Ballad of Songbirds and Snakes (The Hunger Games, #0))
Además, el primer regalo siempre es el más difícil de pagar.
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)
Tim Noakes publica The Real Meal Revolution, obra que promueve la reducción de carbohidratos y el aumento de grasas.
Máximo Ravenna (+ vida - kilos: Los juegos del hambre y las trampas del comer (Spanish Edition))
En los últimos diez años, al menos, el bienestar se convirtió en una especie de competencia salida de Los juegos del hambre.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
La “conspiración” de Coca-Cola: su fórmula combina cafeína, que es diurética, con 57 mg de sal por lata. ¿Qué pasa si toma sal y orina? Le da más sed. Entonces, ¿por qué hay tanta azúcar en la Coca-Cola? Para esconder la sal.
Máximo Ravenna (+ vida - kilos: Los juegos del hambre y las trampas del comer (Spanish Edition))
Verse obligado a convenir (o a disentir, que para el caso es lo mismo) sobre temas desprovistos de la menor entidad, cuestiones generadas por la gran máquina de aniquilar que envenena a las sociedades actuales, es un asunto de una infamia insuperable, de una cobardía enraizada en la claudicación del espíritu. Jornadas de agotadoras reuniones en las que todos mienten o improvisan tonterías para salvar el pellejo, con vistas a la única divinidad probadamente milagrosa del dinero, aunque sea fino negarla, temblando detrás del espejismo de la seguridad y otras piadosas anestesias. Esos orgullos que se exhiben en los televisores, después de cuarenta años de ejercer esto o aquello, de vilezas comprobables, de cobardías y traiciones y complicidades a la vista de quienes quieran ver (que son tan pocos), mientras los pueblos ignaros, vulgares, malolientes, arrastran sus hambres, sus súplicas, sus furias desdentadas, sus vergonzosas miserias por las mismas pantallas de los mismos televisores, demuestran que vivimos en un medioevo electrónico, en un mundo sin salida para la condición humana. Ese es el juego en el que todos pierden, el juego que jugamos. Abstenerse de él tal vez no sea posible. La salvación individual es una loca fantasía. Y el pañuelo febril de la denuncia tampoco sirve de nada, porque no existe la instancia ante quien denunciar. Porque nada es nada. Porque nadie es nadie. Sólo resta la resignación, esa virtud sin honra del hombre degradado. Parafraseando a Valéry, nosotras las civilizaciones, sabemos ahora que hemos fracasado. Muy poco hemos apostado al ser. Todo ha sido ofrendado dócilmente en el sagrario del estar, en los altares del poder. Y hemos dejado morir al ser de inanición. Hemos llegado al fin. Tal vez tengamos que empezar de nuevo, no ya desde el fuego como elemento de la naturaleza, sino desde el fuego del hombre como elemento del alma, como milagro de Dios o, acaso, de la Nada.
Anonymous
Algunos caminos los tienes que recorrer solo
Suzanne Collins (Los juegos del hambre)