“
Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, no te lo tomes personalmente.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Tu opinión no es más que tu punto de vista, y no tiene por qué ser necesariamente verdad.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Si alguien no te trata con amor ni respeto, que se aleje de ti es un regalo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
No volveré a ser la Víctima».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Hemos de perdonar a los que creemos que se han portado mal con nosotros, no porque se lo merezcan, sino porque sentimos tanto amor por nosotros mismos que no queremos continuar pagando por esas injusticias.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?
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Roberto Bolaño (The Savage Detectives)
“
En 1794 el escritor saboyano, aunque ruso de adopción, Xavier de Maistre escribió un delicioso relato, Viaje alrededor de mi habitación, en el que se describe de modo autobiográfico la vida de un oficial que, obligado por una convalecencia a permanecer 42 días encerrado en su cuarto, viaja con su imaginación por un territorio riquísimo en referencias y en pensamientos. El protagonista del texto es un verdadero cosmopolita, un ciudadano del mundo en el sentido literal, a pesar de que está recluido entre cuatro paredes. Me acuerdo con frecuencia del libro de Xavier de Maistre cuando escucho los balances que muchos hacen de sus travesías del mapamundi en viajes organizados, y en los que se plantea una situación inversa a la del argumento literario de aquél: recorren vastos espacios pero su imaginación —o su falta de imaginación— los atrapa en un territorio pobrísimo, tanto en referencias como en pensamientos. Consumen grandes cantidades de kilómetros aunque, como viajeros, atesoran una escasa experiencia de sus viajes. Son, por así decirlo, la vanguardia de los provincianos globales y, en ningún caso, al contrario del oficial convaleciente de Xavier de Maistre, son cosmopolitas ni aspiran a serlo.
El provinciano global es una figura representativa de una época, la nuestra, que empuja al cosmopolita hacia una suerte de clandestinidad. El cosmopolita, personaje en extinción, o quizá provisionalmente retirado a las catacumbas del espíritu, es alguien que desea habitar la complejidad del mundo. Es un amante de la diferencia, ansioso siempre de explorar lo múltiple y lo desconocido para volver a casa, si es que vuelve, con el bagaje de los sucesivos saberes que ha adquirido. El cosmopolita, al no soportar la excesiva claustrofobia de la identidad propia, busca en el espacio absorto de lo ajeno aquello que pueda enriquecer su origen y sus raíces. El hijo pródigo de la parábola bíblica encarna a la perfección ese anhelo: el conocimiento de los otros es finalmente el conocimiento de uno mismo. El cosmopolita quiere saber.
El provinciano global quiere acumular mientras, simultáneamente, elimina o aplana las diferencias. Hay muchos signos en nuestro tiempo que señalan en esa dirección, sin que se adivine cómo el que todavía posee la vieja alma del cosmopolita pueda oponerse. Por su espectacularidad y por su carácter reciente el turismo de masas es, sin duda, uno de esos signos. Cada vez se elevan más voces proclamando el carácter pandémico de un fenómeno que, paradójicamente, en sus inicios se consideró liberador porque el igualitarismo del viaje parecía la continuación lógica de la creencia ilustrada en el igualitarismo de la educación. Sin embargo, cualquiera que se pasee por las antiguas ciudades europeas o, con otra perspectiva, por las zonas aún consideradas exóticas del planeta, puede percibir con facilidad el alcance de una plaga que está solo en sus comienzos. Los centros históricos de las urbes ya son casi todos idénticos, como idénticos son los resorts en los que se albergan los huéspedes de los cinco continentes. La diferencia ha sido aplastada, dando lugar al horizonte por el que se mueve con comodidad el provinciano global.
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Rafael Argullol
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Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
“
El pecado empieza con el rechazo de uno mismo. El mayor pecado que cometes es rechazarte a ti mismo.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
“
Nadie, en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Progresivamente me aficioné a las películas, me convertí en espectador asiduo y ahora pienso que la sala de un cinematógrafo es el lugar que yo elegiría para esperar el fin del mundo.
Me enamoré, simultánea o sucesivamente, de las actrices de cine Louise Brooks, Marie Prévost, Dorothy Mackay, Marion Davis, Evelyn Brent y Anna May Wong.
De estos amores imposibles, el que tuve por Louise Brooks fue el más v ivo, el mas desdichado. ¡Me disgustaba tanto creer que nunca la conoscería! Peor aún, que nunca volvería a verla. Esto, precisamente, fue lo que sucedió. Despuesde tres o cuatros películas, en que la vi embeselado, Louise Brooks desapareció de las pantallas de Buenos Aires. Sentí esa desaparición, primero, como un desgarriamento; después, como una derrota personal. Debía admitir que si Louise Brooks hubiera gustado al público, no hubiera desaparecido. La verdad (o lo que yo sentía) es que no sólo pasó inadvertida por el gran público, sino también por las personas que yo conocía. Si concedían que era linda – más bien ‘bonitilla’ – , lamentaban que fuera mala actriz; si encontraban que era una actriz inteligente, lamentaban que no fuera más bella. Como ante la derrota de Firpo, comprobé que la realidad y yo no estábamos de acuerdo.
Muchos años despés, en París, vi una película (creo que de Jessua) en que el héroe, como yo (cuando estaba por escribir Corazón de payaso, uno de mis primeros intentos literarios), inconteniblemente echaba todo a la broma y, de ese modo, se hacía odiar por la mujer querida. El personaje tenía otro parecido conmigo: admiraba a Louise Brooks. Desde entonces, en mi país y en otros, encuentro continuas pruebas de esa admiración, y también pruebas que la actriz la merecía. En el New Yorker y en los Cahiers du cinéma leí articulos sobre ella, admirativos e inteligentes. Leí, asimismo, Lulú en Hollywood, un divertido libro de recuerdos, escrito por Louise Brooks.
En el 73 o en el 75, mi amigo Edgardo Cozarinsky me cito una tarde en un cafe de la Place de L’Alma, en Paris, para que conociera a una muchacha que haria el papel de Louise Brooks en un filme en preparacion. Yo era el experto que debia decirle si la muchacha era aceptable o no para el papel. Le dije que si, no solamente para ayudar a la posible actriz. Es claro que si me huberian hecho la pregunta en tiempos de mi angustiosa pasion, quiza la respuesta hubiera sido distinta. Para me, entonces, nadie se parecia a Louise Brooks.
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Adolfo Bioy Casares
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Esto es lo que descubrió: Todo lo que existe es una manifestación del ser viviente al que llamamos Dios. Todas las cosas son Dios. Y llegó a la conclusión de que la percepción humana es sólo luz que percibe luz. También se dio cuenta de que la materia es un espejo — todo es un espejo que refleja luz y crea imágenes de esa luz — y el mundo de la ilusión, el Sueño, es tan sólo como un humo que nos impide ver lo que realmente somos.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
No había nada especialmente nuevo en la idea de la huelga general, pero normalmente no se asociaba al marxismo. Su potencial había quedado patente en la huelga general de Inglaterra en 1842, en la que participaron alrededor de medio millón de obreros. Aquello fue la respuesta a unos recortes salariales durante una época de crisis, pero luego se asociaron a las demandas políticas de los cartistas —los partidarios del cartismo, pioneros del movimiento político obrero en Inglaterra, por las peticiones de la People’s Charter (1837)—. Los líderes del cartismo también se mostraron equívocos con respecto a esa conexión, y en Gran Bretaña, como en el resto de Europa, las huelgas habían empezado a asociarse con los sindicatos y las exigencias económicas, y no tanto con las reivindicaciones políticas. Solo los anarquistas adoptaron la idea de las huelgas políticas como un reflejo de la espontaneidad de las masas que tanto celebraba Bakunin. Solo por esta razón, la táctica huelguista se observó con cierto escepticismo entre los marxistas. En 1837, Engels se había burlado de la idea bakuninista, según la cual una hermosa mañana todos los trabajadores de todas las fábricas de un país, e incluso del mundo entero, dejarán de trabajar, y así obligarán a los poderosos a humillarse en el plazo de cuatro semanas, como mucho, o a agredir a los trabajadores, que entonces tendrían todo el derecho a defenderse y a aprovechar la ocasión para destruir el edificio de la vieja sociedad. Según Engels, una huelga general precisaba «una buena organización de la clase trabajadora y muchos fondos». Antes de que se consiguiera todo esto, los trabajadores habrían alcanzado el poder por otros medios. Y si tenían la organización y los fondos, «no necesitarían utilizar el rodeo de una huelga general para conseguir su objetivo».[10] Así pues, Luxemburgo tuvo que explicar cómo su idea podía afrontar las objeciones de Engels. Dijo que 1905 había demostrado algo nuevo respecto de las tácticas obreras y que las huelgas no tenían nada que ver con el anarquismo. Sin embargo, su entusiasmo ante la idea del cambio surgiendo como algo natural, una respuesta orgánica de las clases trabajadoras frente a sus condiciones de vida más que como un instrumento de la estrategia partidista, no estaba muy lejos de Bakunin. En su tratado, Luxemburgo llegó a apartarse de su objetivo para intentar demostrar su desprecio por el anarquismo. Sin embargo, su desconfianza hacia los burócratas del partido era evidente en las polémicas contra todos aquellos que hablaban de las tácticas como si un «comité de sabios» pudiera decidir al respecto y señalar un día concreto para su ejecución, y contra todos aquellos que respetaban solo las luchas «bien ordenaditas y bien disciplinadas» que se ejecutan «de acuerdo con un plan y un modelo».
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Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
“
Empezamos a actuar para intentar complacer a mamá y a papá, a los profesores y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Ahora nos domesticamos a nosotros mismos según el sistema de creencias que nos transmitieron y utilizando el mismo sistema de castigo y recompensa.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres. Esta es la razón por la cual los seres humanos nos resistimos a la vida. Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
«Estoy gordo. Soy feo. Me hago viejo. Me estoy quedando calvo. Soy estúpido, nunca entiendo nada. Nunca seré lo suficientemente bueno. Nunca seré perfecto». ¿Ves de qué modo utilizamos las palabras contra nosotros mismos? Es necesario que empecemos a comprender lo que son las palabras y lo que hacen. Si entiendes el Primer Acuerdo (Sé impecable con tus palabras), verás cuántos cambios ocurren en tu vida.
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”
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Hemos acordado que hacer preguntas es peligroso, y que la gente que nos ama debería saber qué queremos o cómo nos sentimos. Cuando creemos algo, suponemos que tenemos razón hasta el punto de llegar a destruir nuestras relaciones para defender nuestra posición.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
No culpes a tus padres ni a ninguna otra persona que te haya maltratado en la vida, incluyéndote a ti mismo. Pero ya es hora de poner fin a ese maltrato. Ya es hora de que te liberes de la tiranía del Juez y de que cambies los fundamentos de tus propios acuerdos. Ya es hora de que te liberes del papel de Víctima. Tu verdadero yo
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Es la manera que utilizamos para sentirnos cerca de otras personas, porque ver que alguien se siente tan mal como nosotros, nos hace sentir mejor.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
estos cuatro acuerdos crearán el poder personal necesario para que cambies todo tu antiguo sistema de acuerdos.
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”
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Considera las relaciones humanas diarias, e imagínate cuántas veces nos lanzamos hechizos los unos a los otros con nuestras palabras. Con el tiempo, esto se ha convertido en la peor forma de magia negra: son los chismes.
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”
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Si te veo en la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti, pero en realidad la utilizo contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Por lo tanto, si me enfurezco y con mis palabras te envío todo mi veneno emocional, las estoy utilizando en mi contra.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras opiniones.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Haz lo máximo que puedas, y tal vez aprenderás que independientemente del tiempo que medites, puedes vivir, amar y ser feliz».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Necesitas una gran voluntad para adoptar los Cuatro Acuerdos, pero si eres capaz de empezar a vivir con ellos, tu vida se transformará de una manera asombrosa. Verás cómo el drama del infierno desaparece delante de tus mismos ojos. En lugar de vivir en el sueño del infierno, crearás un nuevo sueño: tu sueño personal del cielo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
El Primer Acuerdo consiste en ser impecable con tus palabras. Parece muy simple, pero es sumamente poderoso.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
ángel de la muerte puede enseñarnos de qué forma estar verdaderamente vivos.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
El ángel de la muerte nos enseña a vivir cada día como si fuese el último de nuestra vida, como si no hubiera de llegar ningún mañana.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
¿Cuándo viviremos en el presente? Esto es lo que el ángel de la muerte nos enseña a hacer.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Estados Unidos, 2013. Se lanza la película El lobo de Wall Street, con Leonardo DiCaprio como actor principal. Se basa en la autobiografía de un excorredor de bolsa Jordan Belfort, escrita después de salir de prisión. La película fue un éxito: con una inversión inicial cerca de los cien millones de dólares, recaudó más de cuatrocientos millones.24 Lo que todavía no se sabía durante el lanzamiento de la película es que al menos una parte de su financiamiento provino, probablemente, de transacciones fraudulentas de empresas de Wall Street y del distrito Manhattan: Goldman Sachs y quizás también JPMorgan Chase y Deutsche Bank.25 Entre 2009 y 2015, más de cuatro mil quinientos millones de dólares en fondos pertenecientes al Fondo de Desarrollo de Malasia fueron aparentemente malversados, escribe el Departamento de Justicia de Estados Unidos.26 Los dineros del fondo terminaron en manos privadas en vez de impulsar el desarrollo económico a largo plazo de Malasia. Según el citado Departamento de Justicia, el entonces director de Goldman Sachs, Tim Leissner, conspiró con autoridades de Malasia para lavar el dinero en Estados Unidos comprando «bienes raíces... de lujo en la ciudad de Nueva York y en otros lugares, y obras de arte y financiando importantes películas de Hollywood», incluida El Lobo de Wall Street.27 Además, a los auditores KPMG y Deloitte al menos se les investiga por negligencia grave.28 En suma, es como si el Chapo Guzmán hubiera legalizado parte de su dinero proveniente del narcotráfico a través de una película taquillera sobre el narcotráfico. El rol de Goldman Sachs durante el caso destaca en todo sentido. En 2010, el banco de inversión fue descrito por el periodista Matt Taibbi como «gran calamar vampiro envuelto alrededor del rostro de la humanidad, atascando incansablemente su embudo de sangre en cualquier cosa que huela a dinero».29 El caso de Malasia permite ver cuánta razón hay detrás de esa caricatura verbal: para poder abrir la puerta y entrar a trabajar para el Fondo Soberano de Malasia, Goldman Sachs pagó primero sobornos de mil seiscientos millones de dólares.30 Una vez en el negocio, las primeras comisiones recibidas por coordinar la suscripción de seis mil quinientos millones de dólares en bonos para el Fondo Soberano fueron de seiscientos millones de dólares.31 Los cuatro mil quinientos millones de dólares desaparecidos del Fondo Soberano fueron movidos con ayuda de Goldman Sachs, lo que incluyó el uso de vehículos corporativos registrados en territorios offshore. En 2020, Goldman Sachs Group acordó pagar dos mil novecientos millones de dólares a las autoridades de Estados Unidos y tres mil novecientos millones al Gobierno de Malasia por su rol en el escándalo.32 Quien piense que por un par de mil millones de dólares desviados y un escándalo de dimensiones internacionales una empresa debería salir del mercado, está equivocado. De hecho, las cosas podrían haber sido peores para el gigante financiero. Sus acuerdos extrajudiciales han reemplazado probables condenas que hubieran conllevado las pérdidas de clientes institucionales. Así se entiende que los costosos acuerdos extrajudiciales de Goldman Sachs hicieran subir el valor de sus acciones. Es «demasiado calamar para fallar», había sentenciado Te Economist
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Jeannette Von Wolfersdorff (Capitalismo (Spanish Edition))
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Si los demás nos dicen algo, hacemos suposiciones, y si no nos dicen nada, también las hacemos para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Haces una montaña de un grano de arena porque sientes la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Decirte la verdad quizá resulte doloroso, pero no necesitas aferrarte al dolor. La curación está en camino; que las cosas te vayan mejor es sólo cuestión de tiempo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Había una vez un hombre que quería trascender su sufrimiento, de modo que se fue a un templo budista para encontrar a un maestro que le ayudase. Se acercó a él y le dijo: «Maestro, si medito cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?». El maestro le miró y le respondió: «Si meditas cuatro horas al día, tal vez lo consigas dentro de diez años». El hombre, pensando que podía hacer más, le dijo: «Maestro, y si medito ocho horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?». El maestro le miró y le respondió: «Si meditas ocho horas al día, tal vez lo lograrás dentro de veinte años». «Pero ¿por qué tardaré más tiempo si medito más?», preguntó el hombre. El maestro contestó: «No estás aquí para sacrificar tu alegría ni tu vida. Estás aquí para vivir, para ser feliz y para amar.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Dios es vida. Dios es vida en acción. La mejor manera de decir: «Te amo, Dios», es vivir haciendo lo máximo que puedas. La mejor manera de decir: «Gracias, Dios», es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora. Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente. Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo. Si vives en un sueño del pasado, no disfrutas de lo que sucede en el momento presente, porque siempre deseas que sea distinto. No hay tiempo para que te pierdas nada ni a nadie, porque estás vivo. No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo a medias. Esto conduce a la autocompasión, el sufrimiento y las lágrimas. Naciste con el derecho de ser feliz. Naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala. No te resistas a que la vida pase por ti, porque es Dios que pasa a través de ti. Tu existencia prueba, por sí sola, la existencia de Dios. Tu existencia prueba la existencia de la vida y la energía. No necesitamos saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo. Y sólo puedes serlo cuando haces lo máximo que puedes. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú mismo. Ésta es una semilla que deberías nutrir en tu mente. No necesitas muchos conocimientos ni grandes conceptos filosóficos. No necesitas que los demás te acepten. Expresas tu propia divinidad mediante tu vida y el amor por ti mismo y por los demás. Decir: «Eh, te amo», es una expresión de Dios.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Empecemos el día diciendo: «Estoy despierto, veo el sol. Voy a entregarle mi gratitud, y también a todas las cosas y todas las personas, porque todavía estoy vivo. Un día más para ser yo mismo».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Tras la domesticación, ya no se trata de que seamos lo suficientemente buenos para los demás. No somos lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
imagen de perfección. Nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que desearíamos ser, o mejor dicho, por no ser quien creemos que deberíamos ser. No podemos perdonarnos por no ser perfectos.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Nos deshonramos a nosotros mismos sólo para complacer a otras personas. Incluso llegamos a dañar nuestro cuerpo para que los demás nos acepten.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Todos los derechos son reservados. Este libro no puede ser reproducido total o parcialmente sin permiso escrito del editor, excepto por un
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Hacer suposiciones en las relaciones conduce a muchas disputas, dificultades y malentendidos con las personas que supuestamente amamos.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
algo sucedió en su interior que transformó su vida para siempre. Se miró las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía: «Estoy hecho de luz; estoy hecho de estrellas».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Hoy seré impecable con mis palabras, no me tomaré nada personalmente, no haré suposiciones y haré lo máximo que pueda».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
El guerrero tiene control no sobre otros seres humanos, sino sobre sí mismo; controla sus propias emociones. Reprimimos
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Dios es vida. Dios es vida en acción. La mejor manera de decir: «Te amo, Dios», es vivir haciendo lo máximo que puedas.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Emprender la acción es estar vivo. Es arriesgarse a salir y expresar tu sueño. Esto no significa que se lo impongas a los demás, porque todo el mundo tiene derecho a expresar su propio sueño.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Los chismes son magia negra de la peor clase, porque son puro veneno.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
No te tomes nada personalmente porque, si lo haces, te expones a sufrir por nada.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
«Soy Espejo Humeante porque me veo en todos vosotros, pero no nos reconocemos mutuamente por el humo que hay entre nosotros. Ese humo es el Sueño, y el espejo eres tú, el soñador».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña veinticuatro horas al día.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Es fácil vivir con los ojos cerrados, interpretando mal todo lo que se ve … – John Lennon
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
A menudo, suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no es necesario que le digamos lo que queremos.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Nadie, en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otra persona es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien llega a maltratarte un poco más, lo más probable es que te alejes de esa persona. Sin embargo, si alguien te maltrata un poco menos de lo que sueles maltratarte tú, seguramente continuarás con esa relación y la tolerarás siempre.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
No te inquietes por el futuro; mantén tu atención en el día de hoy y permanece en el momento presente.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
El amor que me hace feliz es el que puedo compartir con la gente que amo. ¿Por qué voy a negar que les quiero? No es importante que me devuelvan ese amor. Quizá muera yo mañana o tal vez muera alguien a quien amo. Lo que me hace feliz es hacerle saber hoy lo mucho que le quiero.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente.
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”
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero estuvimos de acuerdo con la información que otros seres humanos nos transmitieron del sueño del planeta.
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”
Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos)
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No vemos la verdad porque estamos ciegos. Lo que nos ciega son todas esas falsas creencias que tenemos en la mente.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos)
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Los Cuatro Acuerdos
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Farid De Alba (Las 6 Emes Del Éxito)
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El amor en acción sólo genera felicidad. El
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
“
Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal autodomesticado
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
“
La necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continúa en la edad adulta.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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La única forma de almacenar información es por acuerdo.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Tener fe es creer incondicionalmente.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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los acuerdos más importantes son los que has hecho contigo mismo. En esos acuerdos te has dicho quién eres, qué sientes, qué crees y cómo debes comportarte. El resultado es lo que llamas tu personalidad.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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El mayor pecado que cometes es rechazarte a ti mismo. En términos religiosos, el autorrechazo es un «pecado mortal», es decir que te conduce a la muerte. En cambio, la impecabilidad te conduce a la vida.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Hacemos un mal uso de las palabras con gran frecuencia, y así es como creamos y perpetuamos el sueño del infierno
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Hay una vieja expresión que dice: «A la miseria le gusta estar acompañada», y la gente que sufre en el infierno no quiere estar sola.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella.
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Miguel Ruiz (Los cuatro acuerdos: Un libro de sabiduría tolteca)
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Dios es vida. Dios es vida en acción. La mejor manera de decir: «Te amo, Dios», es vivir haciendo lo máximo que puedas. La mejor manera de decir: «Gracias, Dios», es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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El mundo es precioso, es maravilloso. La vida resulta muy fácil cuando haces del amor tu forma de vida. Es posible amar todo el tiempo si uno elige hacerlo. Quizá no tengas una razón para amar, pero si lo haces, verás que te proporciona una gran felicidad. El amor en acción sólo genera felicidad. El amor te traerá paz interior. Cambiará tu percepción de todas las cosas.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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En primer lugar, necesitamos saber la verdad para curar las heridas emocionales por completo: debemos abrirlas y extraer el veneno. ¿Cómo lo podemos hacer? Hemos de perdonar a los que creemos que se han portado mal con nosotros, no porque se lo merezcan, sino porque sentimos tanto amor por nosotros mismos que no queremos continuar pagando por esas injusticias.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Ese humo es el Sueño, y el espejo eres tú, el soñador». Es fácil vivir con los ojos cerrados,
interpretando mal todo lo que se ve….
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Abrí el estuche de los CDs, en busca de un rgan disco de carretera, ansioso por escoger uno, dubitativo, había tantos que me parecían buenos que empecé a angustiarme, era preciso acertar, el riesgo de fallar en la elección era fatal, en ese momento era la decisión más importante de nuestras vidas, me detuve en Astral Weeks, no podía ser otro disco me dijiste, tenía que ser Astral Weeks, y ya estábamos de acuerdo en eso, esperé a ponernos en marcha para dar al play, el viaje y la canción habían de empezar a la vez, subí el volumen hasta reventarlo, bajamos las cuatro ventanas, "if a ventured in the slipstream", me pusiste la mano en el muslo, "between de viaducts of your dream", yo saqué el brazo izquierdo fuera, abría la mano para sentir la resistencia del aire abrasador, "to be born again, to be born again".
Ponte esa canción ahora mismo, según lees esto, yo la escucho mientras escribo esto.
Cierro los ojos, estoy en esa carretera.
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Jacobo Bergareche (Los días perfectos)
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Toda la humanidad busca la verdad, la justicia y la belleza. Estamos inmersos en una búsqueda eterna de la verdad porque sólo creemos en las mentiras que hemos almacenado en nuestra mente. Buscamos la justicia porque en el sistema de creencias que tenemos no existe. Buscamos la belleza porque, por muy bella que sea una persona, no creemos que lo sea. Seguimos buscando y buscando cuando todo está ya en nosotros.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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No culpes a tus padres por enseñarte a ser como ellos. ¿Qué otra cosa podían enseñarte sino lo que sabían? Lo hicieron lo mejor que supieron, y si te maltrataron, fue debido a su propia domesticación, a sus propios miedos y a sus propias creencias. No tenían ningún control sobre la programación que ellos mismos recibieron, de modo que no podían actuar de otra forma.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Hacer suposiciones en nuestras relaciones significa buscarse problemas. A menudo, suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no es necesario que le digamos lo que queremos. Suponemos que hará lo que queremos porque nos conoce muy bien. Si no hace lo que creemos que debería hacer, nos sentimos realmente heridos y decimos: «Deberías haberlo sabido».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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sólo emprenden la acción cuando esperan una recompensa, y no disfrutan de ella. Y ese es el motivo por el que no hacen lo máximo que pueden.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Tu opinión no es más que tu punto de vista, no tiene por qué ser necesariamente verdad.
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Miguel Ruiz (LOS CUATRO ACUERDOS una guia practica para la libertad personal)
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El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Nunca eres responsable de los actos de los demás; sólo eres responsable de ti mismo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Lo que ves y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. En este mismo momento estás soñando. Sueñas con el cerebro despierto.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Si vives sin miedo, si amas, no hay lugar para ninguna de esas emociones. Si no tienes ninguna de esas emociones, lógicamente te sientes bien. Cuando te sientes bien, todo lo que te rodea está bien. Cuando todo lo que te rodea es magnífico, todo te hace feliz. Amas todo lo que te rodea porque te amas a ti mismo, porque te gusta como eres, porque estás contento contigo mismo, porque te sientes feliz con tu vida.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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La mejor manera de decir: «Gracias, Dios», es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y ahora. Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente. Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Todo lo que existe es una manifestación del ser viviente al que llamamos Dios. Todas las cosas son Dios.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Cuando ya no hagas suposiciones, tus palabras se volverán impecables.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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No podemos perdonarnos por no ser perfectos.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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La verdadera justicia consiste en pagar sólo una vez por cada error. Lo que es verdaderamente injusto es pagar varias veces por el mismo error.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Las palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil! El único problema es que, con demasiada frecuencia, es fértil para las semillas del miedo. Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la clase de semilla para la que están preparadas. Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente, y prepararla para recibir las semillas del amor.
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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«En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
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Voy a mantener Los cuatro acuerdos sólo por hoy. Hoy seré impecable con mis palabras, no me tomaré nada personalmente, no haré suposiciones y haré lo máximo que pueda».
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Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)