Locura Quotes

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Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo.
Julio Cortázar
La esperanza podía trastornar a una persona hasta hacerla rozar la locura.
Laura Gallego (La emperatriz de los etéreos)
Acepta la locura. Crea el delirio. Establece la duda. Alimenta la paranoia.
John Katzenbach (The Analyst)
Cuando el amor no es locura,no es amor.
Pedro Calderón de la Barca
Quizá la verdadera locura no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo ha tomado la inteligente resolución de volverse loca
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
Todas las almas sublimes tienen parte de locura.
Javier Ruescas (Pulsaciones)
Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino Justicia!". Don Quijote.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha: Completo (Spanish Edition))
Existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura.
Laia Soler (Los días que nos separan)
Porque si fuese un delito amarse con locura... nosotros nos declarábamos culpables
Mercedes Ron (Culpa nuestra (Culpables, #3))
Hay un cierto placer en la locura, que solo el loco conoce.
Pablo Neruda
La sintonía es algo que tiene que ver con la música. O peor aún, con los circuítos. El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura...
Federico Moccia (Ho voglia di te (Tre metri sopra il cielo #2))
Los locos son una terrible equivocación de la Naturaleza; son las faltas de ortografía de Dios.
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
Nada hay más bello y que fortalezca más en la vida, que un puro recuerdo
Horacio Quiroga (Cuentos de amor, de locura y de muerte)
Fue así que me enloquecí. Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Kahlil Gibran (El Loco: Sus Parabolas y Poemas (Spanish Edition))
Mi locura es sagrada, no la toquen.
Salvador Dalí
Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.
Charles Dickens (A Tale of Two Cities)
Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió
Texy Store
He amado hasta llegar a la locura; y eso a lo que llaman locura, para mi, es la única forma sensata de amar.
Françoise Sagan
Las personas luchan para salir, no para entrar en coma. Las personas luchan para vivir y no para cometer suicidio..." "Que es un loco?... La locura es la incapacidad de comunicar las propias ideas...Todos nosotros de una forma u otra, somos locos." "Pero la gran locura del hombre y de la mujer es exactamente esta: el amor.
Paulo Coelho
¿no te da miedo la locura? —¡Por favor! Es lo único maravilloso en esta sucia vida de mierda.
Alejandra Pizarnik (Diarios: edición definitiva)
Locura: la nueva normalidad.
Rick Yancey (La quinta ola (La quinta ola, #1))
Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón.
Gabriel García Márquez (Cien años de soledad)
Esta loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella?
Elvira Sastre
Siempre te he querido, incluso cuando te odiaba. Te quiero aun cuando me llevas a la maldita locura. Y sé que lo estropeé.
Jennifer L. Armentrout (Onyx (Lux, #2))
1.° Dios no existe. 2.° Dios existe y es un canalla. 3.° Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia. 4.° Dios existe, pero tiene accesos de locura: esos accesos son nuestra existencia. 5.° Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas? 6.° Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre. 7.° Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
Lo bueno de estar rodeado de locos es que tus locuras siempre pasan desapercibidas y que te acostumbras a que la vida no sea… «normal».
Elísabet Benavent (Martina con vistas al mar)
(...) porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura...
Federico Moccia (Ho voglia di te (Tre metri sopra il cielo #2))
La locura es la incapacidad para comunicar tus ideas. Como si estuvieras en un país extranjero, viendo todo, entendiendo lo que pasa a tu alrededor, pero incapaz de explicarte y ser ayudado porque no entiendes la lengua que hablan allí.
Paulo Coelho (Veronika Decides to Die)
Tú comprendes la lógica que hay detrás de lo que no tiene lógica, Alyssa. Tu naturaleza te lleva a encontrar la tranquilidad en medio de la locura.
A.G. Howard (Splintered (Splintered, #1))
A lo mejor escribir no sea más que una de las formas de organizar la locura.
Isidoro Blaisten
Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco
Vicente Huidobro (Altazor)
Algunas veces me preocupa mi salud mental, aunque ser una desequilibrada no debía ser grave si no había nadie más en la tierra que pudiera tacharme de loca.
Alex Mírez (Asfixia)
Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades. La primera puerta es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta. La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que <> es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta. La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad. La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Es muy posible que lo que le voy a decir le parezca una locura. Si es así, me lo dice nomás. Pero no quiero andar con rodeos: creo que estoy enamorado de usted.
Mario Benedetti (La tregua)
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca
Aquí la locura se repartió entre todos y no sobró nada para tener nuestro propio loco de remate.
Isabel Allende (La casa de los espíritus)
La inteligencia tienes ciertas limitaciones. La locura... casi ninguna.
Darynda Jones (First Grave on the Right (Charley Davidson, #1))
De vez en cuando hay que hacer alguna locura para sentir que estás vivo.
Blue Jeans (No sonrías, que me enamoro (El club de los incomprendidos, #2))
Lo que he aprendido es la importancia de desvincularse de las locuras de los demás porque uno ya tiene bastante de qué preocuparse intentando mantenerse centrado...
Helen Fielding (Bridget Jones: The Edge of Reason (Bridget Jones, #2))
Quiero estar a tu lado en todas las locuras que cometas.
Belén Martínez Sánchez (El vals de la bruja)
Yo no tengo autoridad moral para juzgar a nadie; en mi vida he hecho muchas locuras por amor y quien sabe si hare mas antes de morirme. El amor es un rayo que nos golpea de subito y nos cambia.
Jorge Amado
Y el amor, para que sea del bonito y verdadero, tiene que tener pasión y locura.
Megan Maxwell (Los príncipes azules también destiñen)
La locura NO es algo común en mi familia. Tan solo es una visitante ocasional que se toma su tiempo e intenta conocer a todos personalmente. (Camiseta)
Darynda Jones (Fourth Grave Beneath My Feet (Charley Davidson, #4))
…somos una pesadilla de Dios, que es loco…
Fernando Vallejo
la de locuras que puedes llegar a ver cuando no miras de verdad.
Kami Garcia (Beautiful Darkness (Caster Chronicles, #2))
Incluso la persona más tranquila y coherente puede pasar por un gran momento de ruptura. Un periodo para la locura, por así decirlo. Seguramente todos necesitamos esos puntos de inflexión.
Haruki Murakami (色彩を持たない多崎つくると、彼の巡礼の年)
esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor de locura y de muerte)
Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó.
Antoine de Saint-Exupéry (The Little Prince)
cayó en la melancolía, luego en la inapetencia, de allí en el insomnio, de éste en el abatimiento, más tarde en el delirio y, por esta fatal pendiente, en la locura, que ahora le hace desvariar y que todos lamentamos.
William Shakespeare (Hamlet)
Porque la característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad, pero una soledad monumental. Una soledad tan grande que no cabe dentro de la palabra soledad y que uno no puede ni llegar a imaginar si no ha estado ahí. Es sentir que te has desconectado del mundo, que no te van a poder entender, que no tienes #Palabras para expresarte. Es como hablar un lenguaje que nadie más conoce. Es ser un astronauta flotando a la deriva en la vastedad negra y vacía del espacio exterior. De ese tamaño de soledad estoy hablando. Y resulta que en el verdadero dolor, en el dolor-alud, sucede algo semejante. Aunque la sensación de desconexión no sea tan extrema, tampoco puedes compartir ni explicar tu sufrimiento. Ya lo dice la sabiduría popular: Fulanito se volvió loco de dolor. La pena aguda es una enajenación. Te callas y te encierras.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no la pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede. Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el fururo como la promesa, donde cabe todo lo que aún no te sucede.
Ángeles Mastretta (Mal de amores)
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal. La piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte. Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas. Llena pues de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca
Quien no vive trágicamente se vuelve idiota. Vivir trágicamente es tomar el camino de la locura y del suicidio a corto plazo. Esto que digo implica tanto idiotez cuanto locura. No
Alejandra Pizarnik (Diarios: edición definitiva)
La vida es locura. Locura por vivir, por amar, por sonreír.
Megan Maxwell (Los príncipes azules también destiñen)
Solo se me ocurre un motivo por el que un hombre se enfrentaría a sus peores temores y cometería las mayores locuras. Se llama amor.
Esther Sanz
Hundirse en la locura no es una fatalidad, quizás es también una elección.
Anne-Sophie Brasme (Breathe)
Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados
Albert Einstein
Las palabras están ahí, encapsuladas. Se pudren, detrás de la locura.
Agustina Bazterrica (Cadáver exquisito)
¿Acaso es correcto, o siquiera razonable, que un hombre de materia igual a la de otro, tan compuesto de lo mismo y en misma variedad, cuya locura e impudicia comparte con los esclavos a los que gobierna, se erija en déspota absoluto y diga quién es libre y quién no en su tierra?
Solomon Northup (Doce años de esclavitud)
Recuperar la cordura significa que tus demonios han vuelto a su sitio. Ya no pueden atormentar a nadie más. Solo a ti.
Julián Herbert (Canción de tumba)
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada;
Charles Dickens (Historia de dos ciudades)
El amor más hermoso es un cálculo equivicado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra "nunca". Qué tengo que ver yo con tu pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a convencerte de ello. El amor no es sabiduría, es locura.
Federico Moccia (Perdona si te llamo Amor)
¡Extraña locura! El amor a los veinte años se parece a un acceso de fiebre, a un delirio. Cuando termina, cuesta recordar otros… El ardor de la sangre, que se apaga pronto… Ante aquella llamarada de sueños y deseos, qué viejo, qué frío, qué sensato me sentía…
Irène Némirovsky (Fire in the Blood)
Le dije, en resumen, todas las locuras que nunca le hubiera dicho si pudiera oírme y que nunca he vuelto a decir a ninguna mujer.
Isabel Allende (La casa de los espíritus)
Pero no padezco de mi locura, disfruto cada minuto de ella.
Sherrilyn Kenyon (Dance with the Devil (Dark-Hunter, #3))
Sólo un amigo ha de censurar la locura del amigo.
J.R.R. Tolkien (The Silmarillion)
Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado. –William Shakespeare
Amado Nervo (200 Poemas de Amor (Spanish Edition))
Siempre hay algo de locura en el amor; pero también siempre hay algo de razón en la locura.
Friedrich Nietzsche
—Parece un laberinto —susurró Thomas, casi riéndose para sus adentros. Como si las cosas no pudieran ponerse más raras. Le habían borrado la memoria y le habían metido en un laberinto gigante. Era una locura tan grande que hasta le hacía gracia.
James Dashner (The Maze Runner (The Maze Runner, #1))
– Andate mi amor. Dejame. Yo no puedo irme pero vos sí, podés escapar de mí, de ellos. No hay nada, Rosario, son campos de muerte y locura, no hay nada y yo soy la puerta de esa nada y no voy a poder cerrarla. No hay nada que hacer, nada que entender. – Nunca voy a dejarte. Pedime otra cosa. – Si no vas a irte, no me dejes solo. Ni aunque te mueras. Perseguime como un fantasma, haunt me. – Por supuesto –le contesté–. Haría cualquier cosa por vos.
Mariana Enríquez (Nuestra parte de noche)
recuerdos son el resultado de vivir. No se pueden cambiar. No se pueden elegir. Llegan solos, sin avisar, y se quedan contigo para siempre.
Alice Kellen (13 Locuras que regalarte (Volver a ti nº 3) (Spanish Edition))
como ha dejado claro Virginia Woolf, cuando sufres un trastorno mental, lo primero que te es arrebatado es la palabra. Y con esto llegamos al núcleo abrasador de lo que llamamos locura. Estar loco es, sobre todo, estar solo. Pero estoy hablando de una soledad descomunal, de algo que no se parece en absoluto a lo que entendemos cuando decimos la palabra soledad.
Rosa Montero (El peligro de estar cuerda)
A menudo he pensado que la locura es un poco como la noche, debido a las distintas formas en que se extendió durante varios años por mi corazón y mi mente, unas veces con dureza o rapidez, otras con lentitud y sutileza, de modo que apenas era consciente de que estaba dominándome.
John Katzenbach (La historia del loco)
Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática. El mundo le parecía un mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente constituía una desgracia, y sólo la felicidad podía venir de la inconsciencia y de la locura.
Pío Baroja (El árbol de la ciencia)
¿Puede recordar usted algún gran error que haya cometido en su juventud, duquesa? -preguntó mirándola- Me temo que de una gran cantidad de ellos -exclamó ella. Entonces cométalos otra vez -dijo él gravemente-. Volver a la juventud es solamente repetir sus locuras.
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
Bueno, usted también pensará que es una locura. Pero de todas las personas a las que se lo puedo decir y que van a pensar que es una barbaridad prefiero decírselo a usted, porque en el fondo es la única que me importa que lo sepa. No sirve para nada que lo sepa. Y sospecho que es peor, eso de que lo sepa. Pero ya ve, se lo digo igual. Parece que la quiero, Ofelia. Mil perdones, pero me parece que la quiero mucho.
Eduardo Sacheri (Lo mucho que te amé)
¡Dejadme escapar de la mentirosa y criminal ilusión de la felicidad! Dadme trabajo, cansancio, dolor y entusiasmo.
George Sand
Se miraron fijamente, insistentemente, aislados del mundo en aquella recta paralela de alma a alma que los mantenía inmóviles.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor de locura y de muerte)
Quiero estar contigo, es tan simple y tan complicado como eso
Alice Kellen (13 Locuras que regalarte (Volver a ti #3))
—Qué va. —Hablaba en serio. Jess lo supo por su mirada—. Toda esa historia de Jesús es realmente interesante, ¿no te parece? —¿Qué quieres decir? —Toda aquella gente que quiso matarle sin que él les hubiera hecho nada. Vaciló. De verdad que era una historia preciosa: como la de Abraham Lincoln o Sócrates o Aslan. —No tiene nada de hermosa —interrumpió May Belle—. Da miedo eso de hacer agujeros en las manos de alguien. —Tienes razón, May Belle. —Jess buscó en las profundidades de su mente—. Dios hizo que Jesús muriera porque nosotros somos unos miserables pecadores. —¿Crees que eso es verdad? Se quedó atónito. —Lo dice la Biblia, Leslie. Le miró como si estuviera dispuesta a ponerse a discutir con él, pero luego pareció cambiar de opinión. —Qué locura, ¿verdad? —Leslie sacudió la cabeza—. Tú que tienes que creer en la Biblia, la odias. Y yo, que no tengo que creerla, la encuentro preciosa. —Volvió a sacudir la cabeza—. Es cosa de locos.
Katherine Paterson (Bridge to Terabithia)
La evocación tiene sobre la experiencia la ventaja de una riqueza y de una facilidad infinita pero aparta de la experiencia (esencialmente paralizada). Sin la exuberancia de la evocación, la experiencia sería razonable. Comienza a partir de mi locura, si la impotencia de la evocación me asquea. La poesía abre la noche al exceso del deseo. La noche que han dejado los estragos de la poesía es en mí la medida de un rechazo —de mi loca voluntad de desbordar el mundo—. También la poesía desbordaba ese mundo, pero no podía cambiarme. Mi libertad ficticia aseguró ante todo que no destruía la ley de lo dado por la naturaleza. Si me hubiera conformado, me habría sometido con el tiempo a la dimensión de lo dado.
Georges Bataille (Lo arcangélico y otros poemas)
—Dinosaurios rosas, príncipes de cabello plateado, ¿qué más da? La verdad es tan subjetiva… En esta locura de mundo, la única forma de discernir entre lo que es verdad o no es guiándote por tu corazón. No importa que haya habido un dinosaurio rosa o no, si tú lo crees con tu corazón, el mío escuchará al tuyo. (Idril)
Valeria González Lozano (Léiriú I: La rebelión (Léiriú, #1))
And it's always the lilac garden on the other side of the river. If the soul should ask you if that is far from here, you should say, On the other side of the river, not this one, but the one over there.
Alejandra Pizarnik (La extracción de la piedra de la locura y otros poemas)
Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto exterior no es sino un traje que llevo puesto; un traje hecho cuidadosamente, que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi negligencia. El "yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, secreto. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acto. Cuando dices: "El viento sopla hacia el Este", digo: "Sí, siempre sopla hacia el Este"; pues no quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar. Cuando es de día para tí, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, todavía entonces hablo de la luz del día que danza en las montañas, y de la sombra purpúrea que se abre paso por el valle; pues no puedes oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que oigas ni que veas lo que pasa en mí; prefiero estar a solas con la noche. Cuando tú subes a tu Cielo yo desciendo a mi Infierno. Y aún entonces me llamas a través del golfo infranqueable que nos separa: " ¡Compañero! ¡Camarada!" Y te contesto: "¡Compañero! ¡Camarada!, porque no quiero que veas mi Infierno. Las llamas te cegarían, y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar solo en mi Infierno. Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Justo, y yo, por complacerte, digo que está bien, y finjo amar estas cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: prefiero reír a solas. Amigo mío, eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto. Y yo, a mi vez, hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Sólo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco, a solas. Amigo mío, tú no eres mi amigo. Pero, ¿cómo hacer que lo comprendas? Mi senda no es tu senda y, sin embargo, caminamos juntos, tomados de la mano.
Kahlil Gibran (El loco / Lágrimas y sonrisas)
Y la madre creyó a la serpiente, porque en todas las religiones de los hombres la serpiente conoce el misterio de las vidas que pueblan los mundos.
Horacio Quiroga (El síncope blanco y otros cuentos de locura y terror)
Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y los hombres. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el futuro como la promesa donde cabe todo lo que aún no te sucede. Amén.
Ángeles Mastretta
¡He confirmado que no existe diferencia entre todos los demás y yo! Basta con un mal día para que el hombre más cuerdo del mundo enloquezca. A esa distancia está el mundo de mí. A un mal día.
Alan Moore (Batman: The Killing Joke)
Ved cómo el odio y las luchas entre familias a nada conducen, más que al miedo, la locura y la muerte y cierto es que en muchos años que combatí junto a los míos contra nuestros eternos enemigos […], jamás vi nada bueno que lo justificase, porqué las rapiñas de unos con las rapiñas de otros se pagan, y los muertos de cada bando no tienen precio, sino que como una cadena van arrastrando nuevos muertos.
Alberto Vázquez-Figueroa (Tuareg (Tuareg #1))
Pero, si algún día no vienes a la hora del desayuno, si te sorprendo a través de algún espejo buscando otra mirada, si el teléfono repiquetea en vano en tu habitación desierta, entonces, después de indecibles angustias (pues la locura del corazón humano no tiene fin) buscaré otro ser como tú, encontraré a otro ser que se te parezca. Entretanto, tratemos de abolir de un solo golpe el tictac del tiempo. Aproxímate más a mí.
Virginia Woolf (The Waves)
¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes[...] Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.
Hermann Hesse (Steppenwolf)
Surgió ahí la idea de que el dinero es inocente, aunque haya sido resultado de la muerte y el crimen, no puede considerarse culpable sino más bien neutral, un signo que sirve según el uso que cada uno le quiera dar. Y también la idea de que la plata quemada era un ejemplo de locura asesina. Sólo locos y asesinos y bestias sin moral pueden ser tan cínicos y tan criminales como para quemar quinientos mil dólares. Este acto (según los diarios) era peor que los crímenes que habían cometido, porque era un acto nihilista y un ejemplo de terrorismo puro.
Ricardo Piglia
bien: basta que dos personas sorban los deleites de la vida de un modo anormal, para que se comprendan tanto más íntimamente, cuanto más extraña es la obtención del goce. Se unirán en seguida, excluyendo toda otra pasión, para aislarse en la dicha alucinada de un paraíso artificial.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor de locura y de muerte)
Alguien elogió la locura Yo elogiaré tu alegría: la humildad de no pretender arreglar el mundo (el mundo empieza y termina contigo) que te levantes cantando (¿cómo puedes cantar?) que te acuestes cantando que no conozcas el rencor que no tengas miedo a la muerte Que te haga ilusión un teléfono un vestido nuevo una receta de cocina la visita de una lejana desconocida Que todo lo olvides todo Que te rías —un año después— de tus amores absolutos Que jamás te preguntes el sentido de la existencia Allí donde solo los verdaderamente humildes pueden ser alegres.
Cristina Peri Rossi (Aquella noche)
-Niña- dijo Milagros con la solemnidad de una sacerdotisa-, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y los hombres. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, y la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y el futuro como la promesa donde cabe todo lo que aún no te sucede. Amen.
Ángeles Mastretta (Mal de amores)
Escrito pobremente. Apestoso Escrito horroroso Terriblemente Espantosamente No importa Apaga el editor interno Déjate escribir Déjate fluir Déjate fallar Haz algo loco Escribe cincuenta mil palabras en el mes de noviembre. Yo lo hice Fue divertido, fue una locura, fueron mil sesenta y siete palabras por día. Fue imposible. Pero, tienes que apagar tu crítico interno. Apagar completamente. Sólo escribe. Rápidamente. En ráfagas.  Con alegría Si no puede escribir, huya por un rato. Regrese. Escriba de nuevo La escritura es como cualquier otra cosa. Tú no serás bueno en eso inmediatamente. Es un arte que tienes que seguir mejorando. No consigues ir a Julliard, a menos que practiques. Si quieres llegar a Carnegie Hall, practica, practica, practica. ... O dales un montón de dinero. Como cualquier otra cosa, toma diez mil horas conseguir la maestría. Tal y como Malcolm Gladwell dice. Así que escribe. Falla. Consigue volcar tus pensamientos. Déjate reposar. Déjate marinar. Y luego, edita. Pero no modifiques mientras escribas, que eso sólo desacelera al cerebro. Encuentra una práctica diaria, para mí está blogueando todos los días. Y es divertido. Cuanto más escribas, más fácil será. Cuánto más se trata de fluir, menos de la preocupación. No es para la escuela, no es para un grado, es sólo para conseguir sacar tus pensamientos.  Tú sabes que quieren salir. Así que déjalos. Que sea una práctica. Y escribe pobremente, escribe terriblemente, escribe con abandono y puede llegar a ser Realmente Realmente Bueno.
Colleen Hoover (Point of Retreat (Slammed, #2))
الموت. إنّ أحدنا ليفكر كثيراً خلال مسيرة الحياة بأنه في يوم ما، بعد سنوات، بعد شهور، بعد أسابيع أو بعد أيام تحضيرية، سيصل بدوره إلى عتبة الموت. إنه القانون المحتم، المقبول والمنتظر، مهما اعتدنا السماح لأنفسنا بحمل الرّضا في الخيال عن هذه اللحظة، العليا بين جميع اللحظات التي سنلفظ فيها نفسنا الأخير. ولكن، في هذه اللحظة الأخيرة في هذا النفس الأخير، ماذا عن الأحلام والقلق والآمال، والآلام التي كانت موضع اعتداد في حياتنا! ما الذي ما زال يخبئه لنا هذا الوجود المليء بالقوة قبل زواله من المسرح الإنساني! هذا هو العزاء والمتعة والسبب في شرودنا الجنائزي: أبعيد جداً هو الموت، وغير متوقع هذا الذي بقي علينا أن نحياه.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor, de locura y de muerte)
No sé cómo no enloquecí entonces, porque hubiera sido tanto mejor, enloquecer como un hombre. Salir a caminar y que nos encontraran una semana después, con cara de susto, espantados todavía, que con mucho trabajo nos dejáramos llevar a casa. Perder la cordura hubiera sido tanto más sano, no haber explotado entonces fue más cruel.¿A quién le debe uno la cordura? Si no se podía hacer que el tiempo diera un solo paso atrás, ¿por qué quedarse calladamente, sumisamente, obedientemente cuerdos? Debe ser que uno no enloquece cuando quiere, sino cuando puede
Luis María Pescetti (El ciudadano de mis zapatos)
El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontáneo. Al final del día prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas. Así, además de ese bien grande y amenazador, existe también la bondad cotidiana de los hombres. Es la bondad de una viejecita que lleva un mendrugo de pan a un prisionero, la bondad del soldado que da de beber de su cantimplora al enemigo herido, la bondad de los jóvenes que se apiadan de los ancianos, la bondad del campesino que oculta en el pajar a un viejo judío. Es la bondad del guardia de una prisión que, poniendo en peligro su propia libertad, entrega las cartas de prisioneros y reclusos, con cuyas ideas no congenia, a sus madres y mujeres. Es la bondad particular de un individuo hacia, otro, es una bondad sin testigos, pequeña, sin ideología. Podríamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los nombres al margen del bien religioso y social. Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un ratón O a una rama quebrada que el transeúnte, parándose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rápido. En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universa I, en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido. Vida y Destino (Galaxia Gutenberg)
Vasily Grossman
La Lo­te­ría, con su re­par­to se­ma­nal de enor­mes pre­mios, era el único acon­te­ci­mien­to pú­bli­co al que los pro­les pres­ta­ban ver­da­de­ra aten­ción. Era pro­ba­ble que hu­bie­se mi­llo­nes de pro­les para quie­nes la Lo­te­ría fuese la razón prin­ci­pal, si no la única, para se­guir con vida. Era su de­lei­te, su lo­cu­ra, su anal­gé­si­co, su es­ti­mu­lan­te in­te­lec­tual. En lo que se re­fe­ría a la Lo­te­ría, hasta quie­nes ape­nas sa­bían leer y es­cri­bir eran ca­pa­ces de lle­var a cabo in­trin­ca­dos cálcu­los y sor­pren­den­tes lo­gros me­mo­rís­ti­cos. Había toda una tribu de in­di­vi­duos que se ga­na­ban la vida ven­dien­do sis­te­mas, pre­dic­cio­nes y amu­le­tos de la suer­te. Wins­ton no tenía nada que ver con la Lo­te­ría, que se ges­tio­na­ba desde el Mi­nis­te­rio de la Abun­dan­cia, pero sabía (como cual­quier otro miem­bro del Par­ti­do) que los pre­mios eran casi todos ima­gi­na­rios. Solo se pa­ga­ban pe­que­ñas sumas y los ga­na­do­res de los pre­mios gor­dos en reali­dad no exis­tían. En au­sen­cia de ver­da­de­ra co­mu­ni­ca­ción entre una parte de Ocea­nía y otra, no re­sul­ta­ba di­fí­cil ama­ñar­lo.
George Orwell (1984)