Locura Quotes

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Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo.
Julio Cortázar
La esperanza podía trastornar a una persona hasta hacerla rozar la locura.
Laura Gallego García (La emperatriz de los etéreos)
Acepta la locura. Crea el delirio. Establece la duda. Alimenta la paranoia.
John Katzenbach (The Analyst)
Quizá la verdadera locura no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo ha tomado la inteligente resolución de volverse loca
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
Cuando el amor no es locura,no es amor.
Pedro Calderón de la Barca
Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino Justicia!". Don Quijote.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha: Completo (Spanish Edition))
Todas las almas sublimes tienen parte de locura.
Javier Ruescas (Pulsaciones)
Porque si fuese un delito amarse con locura... nosotros nos declarábamos culpables
Mercedes Ron (Culpa nuestra (Culpables, #3))
Existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura.
Laia Soler (Los días que nos separan)
Hay un cierto placer en la locura, que solo el loco conoce.
Pablo Neruda
La sintonía es algo que tiene que ver con la música. O peor aún, con los circuítos. El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura...
Federico Moccia (Ho voglia di te)
Nada hay más bello y que fortalezca más en la vida, que un puro recuerdo
Horacio Quiroga (Cuentos de amor, de locura y de muerte)
Los locos son una terrible equivocación de la Naturaleza; son las faltas de ortografía de Dios.
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
Fue así que me enloquecí. Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Kahlil Gibran (El Loco: Sus Parabolas y Poemas (Spanish Edition))
Mi locura es sagrada, no la toquen.
Salvador Dalí
Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.
Charles Dickens (A Tale of Two Cities)
¿no te da miedo la locura? —¡Por favor! Es lo único maravilloso en esta sucia vida de mierda.
Alejandra Pizarnik (Diarios)
Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió
Texy Store
He amado hasta llegar a la locura; y eso a lo que llaman locura, para mi, es la única forma sensata de amar.
Françoise Sagan
Las personas luchan para salir, no para entrar en coma. Las personas luchan para vivir y no para cometer suicidio..." "Que es un loco?... La locura es la incapacidad de comunicar las propias ideas...Todos nosotros de una forma u otra, somos locos." "Pero la gran locura del hombre y de la mujer es exactamente esta: el amor.
Paulo Coelho
Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón.
Gabriel García Márquez (Cien años de soledad)
Locura: la nueva normalidad.
Rick Yancey (La quinta ola (La quinta ola, #1))
Esta loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella?
Elvira Sastre
(...) porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Siempre te he querido, incluso cuando te odiaba. Te quiero aun cuando me llevas a la maldita locura. Y sé que lo estropeé.
Jennifer L. Armentrout (Onyx (Lux, #2))
Lo bueno de estar rodeado de locos es que tus locuras siempre pasan desapercibidas y que te acostumbras a que la vida no sea… «normal».
Elísabet Benavent (Martina con vistas al mar)
1.° Dios no existe. 2.° Dios existe y es un canalla. 3.° Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia. 4.° Dios existe, pero tiene accesos de locura: esos accesos son nuestra existencia. 5.° Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas? 6.° Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre. 7.° Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
La locura es la incapacidad para comunicar tus ideas. Como si estuvieras en un país extranjero, viendo todo, entendiendo lo que pasa a tu alrededor, pero incapaz de explicarte y ser ayudado porque no entiendes la lengua que hablan allí.
Paulo Coelho (Veronika Decides to Die)
Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades. La primera puerta es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta. La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que <> es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta. La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad. La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor de locura y de muerte)
Porque la característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad, pero una soledad monumental. Una soledad tan grande que no cabe dentro de la palabra soledad y que uno no puede ni llegar a imaginar si no ha estado ahí. Es sentir que te has desconectado del mundo, que no te van a poder entender, que no tienes #Palabras para expresarte. Es como hablar un lenguaje que nadie más conoce. Es ser un astronauta flotando a la deriva en la vastedad negra y vacía del espacio exterior. De ese tamaño de soledad estoy hablando. Y resulta que en el verdadero dolor, en el dolor-alud, sucede algo semejante. Aunque la sensación de desconexión no sea tan extrema, tampoco puedes compartir ni explicar tu sufrimiento. Ya lo dice la sabiduría popular: Fulanito se volvió loco de dolor. La pena aguda es una enajenación. Te callas y te encierras.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no la pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede. Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el fururo como la promesa, donde cabe todo lo que aún no te sucede.
Ángeles Mastretta (Mal de amores)
– Andate mi amor. Dejame. Yo no puedo irme pero vos sí, podés escapar de mí, de ellos. No hay nada, Rosario, son campos de muerte y locura, no hay nada y yo soy la puerta de esa nada y no voy a poder cerrarla. No hay nada que hacer, nada que entender. – Nunca voy a dejarte. Pedime otra cosa. – Si no vas a irte, no me dejes solo. Ni aunque te mueras. Perseguime como un fantasma, haunt me. – Por supuesto –le contesté–. Haría cualquier cosa por vos.
Mariana Enríquez (Nuestra parte de noche)
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal. La piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte. Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas. Llena pues de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca
—Qué va. —Hablaba en serio. Jess lo supo por su mirada—. Toda esa historia de Jesús es realmente interesante, ¿no te parece? —¿Qué quieres decir? —Toda aquella gente que quiso matarle sin que él les hubiera hecho nada. Vaciló. De verdad que era una historia preciosa: como la de Abraham Lincoln o Sócrates o Aslan. —No tiene nada de hermosa —interrumpió May Belle—. Da miedo eso de hacer agujeros en las manos de alguien. —Tienes razón, May Belle. —Jess buscó en las profundidades de su mente—. Dios hizo que Jesús muriera porque nosotros somos unos miserables pecadores. —¿Crees que eso es verdad? Se quedó atónito. —Lo dice la Biblia, Leslie. Le miró como si estuviera dispuesta a ponerse a discutir con él, pero luego pareció cambiar de opinión. —Qué locura, ¿verdad? —Leslie sacudió la cabeza—. Tú que tienes que creer en la Biblia, la odias. Y yo, que no tengo que creerla, la encuentro preciosa. —Volvió a sacudir la cabeza—. Es cosa de locos.
Katherine Paterson (Bridge to Terabithia)
Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto exterior no es sino un traje que llevo puesto; un traje hecho cuidadosamente, que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi negligencia. El "yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, secreto. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acto. Cuando dices: "El viento sopla hacia el Este", digo: "Sí, siempre sopla hacia el Este"; pues no quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar. Cuando es de día para tí, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, todavía entonces hablo de la luz del día que danza en las montañas, y de la sombra purpúrea que se abre paso por el valle; pues no puedes oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que oigas ni que veas lo que pasa en mí; prefiero estar a solas con la noche. Cuando tú subes a tu Cielo yo desciendo a mi Infierno. Y aún entonces me llamas a través del golfo infranqueable que nos separa: " ¡Compañero! ¡Camarada!" Y te contesto: "¡Compañero! ¡Camarada!, porque no quiero que veas mi Infierno. Las llamas te cegarían, y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar solo en mi Infierno. Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Justo, y yo, por complacerte, digo que está bien, y finjo amar estas cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: prefiero reír a solas. Amigo mío, eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto. Y yo, a mi vez, hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Sólo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco, a solas. Amigo mío, tú no eres mi amigo. Pero, ¿cómo hacer que lo comprendas? Mi senda no es tu senda y, sin embargo, caminamos juntos, tomados de la mano.
Kahlil Gibran (El loco / Lágrimas y sonrisas)
¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes[...] Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.
Hermann Hesse (Steppenwolf)
Escrito pobremente. Apestoso Escrito horroroso Terriblemente Espantosamente No importa Apaga el editor interno Déjate escribir Déjate fluir Déjate fallar Haz algo loco Escribe cincuenta mil palabras en el mes de noviembre. Yo lo hice Fue divertido, fue una locura, fueron mil sesenta y siete palabras por día. Fue imposible. Pero, tienes que apagar tu crítico interno. Apagar completamente. Sólo escribe. Rápidamente. En ráfagas.  Con alegría Si no puede escribir, huya por un rato. Regrese. Escriba de nuevo La escritura es como cualquier otra cosa. Tú no serás bueno en eso inmediatamente. Es un arte que tienes que seguir mejorando. No consigues ir a Julliard, a menos que practiques. Si quieres llegar a Carnegie Hall, practica, practica, practica. ... O dales un montón de dinero. Como cualquier otra cosa, toma diez mil horas conseguir la maestría. Tal y como Malcolm Gladwell dice. Así que escribe. Falla. Consigue volcar tus pensamientos. Déjate reposar. Déjate marinar. Y luego, edita. Pero no modifiques mientras escribas, que eso sólo desacelera al cerebro. Encuentra una práctica diaria, para mí está blogueando todos los días. Y es divertido. Cuanto más escribas, más fácil será. Cuánto más se trata de fluir, menos de la preocupación. No es para la escuela, no es para un grado, es sólo para conseguir sacar tus pensamientos.  Tú sabes que quieren salir. Así que déjalos. Que sea una práctica. Y escribe pobremente, escribe terriblemente, escribe con abandono y puede llegar a ser Realmente Realmente Bueno.
Colleen Hoover (Point of Retreat (Slammed, #2))