Benedicto Xvi Quotes

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¿El otro es tan importante como para que, por él, yo me convierta en una persona que sufre?" Benedicto XVI Rotundamente SI !!!
Pope Benedict XVI
Por Cristo sabemos que no somos caminantes hacia el abismo, hacia el silencio de la nada o de la muerte, sino viajeros hacia una tierra de promisión, hacia Él que es nuestra meta y también nuestro principio.
Pope Benedict XVI (Discursos en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid)
El papa Benedicto XVI había dicho que la pederastia se consideraba normal hasta fecha tan reciente como los años setenta. [...] - Benedicto dijo: "Nada es bueno o malo en sí mismo". Dijo "nada", Clark -repitió Juan Diego a su exalumno-. La pederastia no es "nada"; seguramente la pederastia sí es "mala en sí misma", Clark.
John Irving (Avenue of Mysteries)
Glaube aber ist : Feststehen in dem, was man erhofft, überzeugtsein von dem, was man nicht sieht ".
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra.
Pope Benedict XVI (Discursos en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid)
De esa manera, el rechazo de la referencia a Dios no es expresión de una tolerancia que desea proteger a las religiones no teístas y la dignidad de los ateos y de los agnósticos, sino más bien la expresión de una mentalidad que desearía ver a Dios definitivamente expulsado de la vida pública de la humanidad y relegado al ámbito subjetivo de culturas residuales del pasado.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
El historiador que dice conocer la historia de la antigua Roma sabe, al fin y al cabo, menos sobre ella que lo que sabía cualquier cocinero romano; y entender latín no significa hablarlo mejor que las criadas de Cicerón.
Papa Benedicto XVI (EL CREDO, HOY (El Pozo de Siquem nº 305) (Spanish Edition))
«Ayudar a los demás a descubrir el verdadero rostro de Dios es la primera forma de caridad». BENEDICTO XVI
Pope Benedict XVI (Pensamientos sobre el rostro de Jesús (dBolsillo MC nº 820) (Spanish Edition))
El Rostro de Cristo como felicidad, esperanza y verdad. Benedicto XVI «toca tres palos» importantes de la condición humana. La felicidad a que todo ser humano aspira. La esperanza, necesaria para poder vivir. Y la verdad que todo hombre busca.
Pope Benedict XVI (Pensamientos sobre el rostro de Jesús (dBolsillo MC nº 820) (Spanish Edition))
Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una « prueba» de lo que aún no se ve. Ésta atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es el puro «todavía-no». El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura, y así las realidades futuras repercuten en las presentes y las presentes en las futuras
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Por un lado, no queremos morir; los que nos aman, sobre todo, no quieren que muramos. Por otro lado, sin embargo, tampoco deseamos seguir existiendo ilimitadamente, y tampoco la tierra ha sido creada con esta perspectiva.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
De algún modo deseamos la vida misma, la verdadera, la que no se vea afectada ni siquiera por la muerte; pero, al mismo tiempo, no conocemos eso hacia lo que nos sentimos impulsados.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
La expresión «vida eterna» trata de dar un nombre a esta desconocida realidad conocida.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
«El género humano subsiste gracias a unos pocos; si ellos desaparecieran, el mundo perecería»12
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
El verdadero peligro, el más grave del momento presente, radica en el desequilibrio entre posibilidades técnicas y energía moral. La seguridad que necesitamos como presupuesto de nuestra libertad y de nuestra dignidad no puede venir, en último análisis, de los sistemas técnicos de control, sino que sólo puede brotar precisamente de la fuerza moral del hombre.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
«¿Qué pedís a la Iglesia?». Se respondía: «La fe». Y «¿Qué te da la fe?». «La vida eterna».
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
En efecto, ayer como hoy, en el Bautismo, cuando uno se convierte en cristiano, se trata de esto: no es sólo un acto de socialización dentro de la comunidad ni solamente de acogida en la Iglesia.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
«Es verdad que la muerte no formaba parte de nuestra naturaleza, sino que se introdujo en ella; Dios no instituyó la muerte desde el principio, sino que nos la dio como un remedio [...].
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
En efecto, la vida del hombre, condenada por culpa del pecado a un duro trabajo y a un sufrimiento intolerable, comenzó a ser digna de lástima: era necesario dar un fin a estos males, de modo que la muerte restituyera lo que la vida había perdido.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Esta «realidad» desconocida es la verdadera « esperanza» que nos empuja y, al mismo tiempo, su desconocimiento es la causa de todas las desesperaciones, así como también de todos los impulsos positivos o destructivos hacia el mundo auténtico y el auténtico hombre.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
La inmortalidad, en efecto, es más una carga que un bien, si no entra en juego la gracia»6. Y Ambrosio ya había dicho poco antes: «No debemos deplorar la muerte, ya que es causa de salvación»7
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
No obstante, es el momento de preguntarnos ahora de manera explícita: la fe cristiana ¿es también para nosotros ahora una esperanza que transforma y sostiene nuestra vida?
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Pero vivir siempre, sin un término, sólo sería a fin de cuentas aburrido y al final insoportable.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Es por necesidad una expresión insuficiente que crea confusión. En efecto, «eterno» suscita en nosotros la idea de lo interminable, y eso nos da miedo; «vida» nos hace pensar en la vida que conocemos, que amamos y que no queremos perder, pero que a la vez es con frecuencia más fatiga que satisfacción, de modo que, mientras por un lado la deseamos, por otro no la queremos.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
¿de qué género ha de ser esta esperanza para poder justificar la afirmación de que a partir de ella, y simplemente porque hay esperanza, somos redimidos por ella?
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
¿en qué consiste esta esperanza que, en cuanto esperanza, es «redención»?
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Saber que existe Aquel que me acompaña incluso en la muerte y que con su «vara y su cayado me sosiega», de modo que «nada temo» (cf. Sal 23 [22],4), era la nueva «esperanza» que brotaba en la vida de los creyentes.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
la fe es un habitus, es decir, una constante disposición del ánimo, gracias a la cual comienza en nosotros la vida eterna y la razón se siente inclinada a aceptar lo que ella misma no ve.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Y precisamente porque la realidad misma ya está presente, esta presencia de lo que vendrá genera también certeza: esta «realidad» que ha de venir no es visible aún en el mundo externo (no «aparece»), pero debido a que, como realidad inicial y dinámica, la llevamos dentro de nosotros, nace ya ahora una cierta percepción de la misma.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
El ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios. Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una « prueba» de lo que aún no se ve. Ésta atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es el puro «todavía-no». El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura, y así las realidades futuras repercuten en las presentes y las presentes en las futuras.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Cuando la Carta a los Hebreos dice que los cristianos son huéspedes y peregrinos en la tierra, añorando la patria futura (cf. Hb 11,13-16; Flp 3,20), no remite simplemente a una perspectiva futura, sino que se refiere a algo muy distinto: los cristianos reconocen que la sociedad actual no es su ideal; ellos pertenecen a una sociedad nueva, hacia la cual están en camino y que es anticipada en su peregrinación.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
En esta perspectiva, hay un texto de san Gregorio Nacianceno que puede ser muy iluminador. Dice que en el mismo momento en que los Magos, guiados por la estrella, adoraron al nuevo rey, Cristo, llegó el fin para la astrología, porque desde entonces las estrellas giran según la órbita establecida por Cristo
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
«El Señor es mi pastor, nada me falta... Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo...» (Sal 23 [22],1-4).
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
¿De verdad queremos esto: vivir eternamente?
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Hay momentos en que de repente percibimos algo: sí, esto sería precisamente la verdadera «vida», así debería ser. En contraste con ello, lo que cotidianamente llamamos «vida», en verdad no lo es.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Entonces, ¿qué es realmente lo que queremos? Esta paradoja de nuestra propia actitud suscita una pregunta más profunda: ¿qué es realmente la «vida»? Y ¿qué significa verdaderamente « eternidad»?
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza. Es una actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada éticamente.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Desde la Ilustración, al menos una parte de la ciencia se dedica con empeño a buscar una explicación del mundo en la que Dios sería superfluo. Y si eso fuera así, Dios sería inútil también para nuestra vida. Pero cada vez que parecía que este intento había tenido éxito, inevitablemente resultaba evidente que las cuentas no cuadran. Las cuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre el mundo, sobre todo el universo, sin él no cuadran. En resumidas cuentas, quedan dos alternativas: ¿Qué hay en el origen? La Razón creadora, el Espíritu creador que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado de modo matemático, así como el hombre y su razón. Esta, sin embargo, no sería más que un resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo, también algo irracional.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Por eso deseo indicar que el mundo de la razón y el mundo de la fe –el mundo de la racionalidad secular y el mundo de las creencias religiosas– necesitan uno de otro y no deberían tener miedo de entablar un diálogo profundo y continuo, por el bien de nuestra civilización.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
La razón positivista, que se presenta de modo exclusivo y que no es capaz de percibir nada más que aquello que es funcional, se parece a los edificios de cemento armado sin ventanas, en los que logramos el clima y la luz por nosotros mismos, sin querer recibir ya ambas cosas del gran mundo de Dios. Y, sin embargo, no podemos negar que en este mundo autoconstruido recurrimos en secreto igualmente a los «recursos» de Dios, que transformamos en productos nuestros. Es necesario volver a abrir las ventanas, hemos de ver nuevamente la inmensidad del mundo, el cielo y la tierra, y aprender a usar todo esto de modo justo.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Es verdad: la visión de la fe abarca el cielo y la tierra; el pasado, el presente, el futuro, la eternidad; por ello no se puede agotar jamás. Ahora bien, en su núcleo es muy sencilla. El Señor mismo habló de ella con el Padre diciendo: «Has revelado estas cosas a los pequeños, a los que son capaces de ver con el corazón» (cf. Mt 11, 25).
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
La concepción que Newman tiene de la conciencia es diametralmente opuesta. Para él «conciencia» significa la capacidad de verdad del hombre: la capacidad de reconocer en los ámbitos decisivos de su existencia, religión y moral, una verdad, la verdad. La conciencia, la capacidad del hombre para reconocer la verdad, le impone al mismo tiempo el deber de encaminarse hacia la verdad, de buscarla y de someterse a ella allí donde la encuentre. Conciencia es capacidad de verdad y obediencia en relación con la verdad, que se muestra al hombre que busca con corazón abierto. El camino de las conversiones de Newman es un camino de la conciencia, no un camino de la subjetividad que se afirma, sino, por el contrario, de la obediencia a la verdad que paso a paso se le abría.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Desde esa perspectiva, sobre ese hombre ya no brilla el esplendor de ser imagen de Dios, que es lo que le confiere su dignidad y su inviolabilidad, sino sólo el poder de las capacidades humanas. El hombre ya no es otra cosa que imagen del hombre. Pero, ¿de qué hombre?
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Es claro que este exponente de la cultura de la Ilustración, que no posee –ni mucho menos– carácter definitivo, contiene valores importantes de los que el cristiano ni quiere ni puede prescindir; pero también es evidente que la idea de libertad –mal definida o, de hecho, no definida–, que es la base de esa cultura, implica inevitablemente ciertas contradicciones; y también es manifiesto que, precisamente por su práctica –al parecer, tan radical– comporta limitaciones de la libertad que hace sólo unos años eran inimaginables. Una ideología confusa de la libertad conduce inexorablemente a un dogmatismo que cada día se revela más hostil a la propia libertad.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
y es que una razón nacida del ámbito irracional y que, a fin de cuentas, es en sí misma irracional, no es una solución a nuestros problemas.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Lo que más necesitamos en este momento de la historia son individuos que, a través de una fe iluminada y vivida, presenten a Dios en este mundo como una realidad creíble. El testimonio negativo de cristianos que hablaban de Dios mientras vivían de espaldas a él ha oscurecido la imagen de Dios y ha abierto las puertas a la increencia. Necesitamos hombres que tengan su mirada dirigida a Dios para aprender de él el verdadero humanismo. Necesitamos hombres cuya mente esté iluminada por la luz de Dios y a los que el propio Dios abra el corazón para que su inteligencia pueda hablar a la inteligencia de los otros y su corazón pueda abrirse a los demás. Sólo a través de hombres tocados por Dios, puede el propio Dios volver a habitar entre nosotros.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
«Igual que hay un celo amargo que aleja de Dios y lleva al infierno, hay un celo bueno que aleja de los vicios y conduce a Dios y a la vida eterna. Éste es el celo en el que los monjes deberán ejercitarse con amor ardiente. Que se superen unos a otros en colmarse de honores, que soporten con suma paciencia sus respectivas enfermedades físicas y morales (…) Ámense unos a otros con amor fraterno (…) Amen a Dios sin olvidar el temor (…) Que no antepongan absolutamente nada a Cristo, que nos conducirá a todos a la vida eterna» (San Benito, La Regla, capítulo 72).
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
El camino de la teología se encuentra bien expresado en la fórmula Credo ut intelligam: acepto un presupuesto previamente dado para encontrar, desde él y en él, el acceso a la vida verdadera, a la verdadera comprensión de mí mismo.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Hoy, que conocemos las patologías y las enfermedades mortales de la religión y de la razón, las destrucciones de la imagen de Dios a causa del odio y del fanatismo, es importante decir con claridad en qué Dios creemos y profesar con convicción este rostro humano de Dios. Sólo esto nos impide tener miedo a Dios, un sentimiento que en definitiva es la raíz del ateísmo moderno. Sólo este Dios nos salva del miedo del mundo y de la ansiedad ante el vacío de la propia vida. Sólo mirando a Jesucristo, nuestro gozo en Dios alcanza su plenitud, se hace gozo redimido.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
En particular, quisiera recordar la figura de Santo Tomás Moro, el gran erudito inglés y hombre de Estado, quien es admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con la que fue fiel a su conciencia, incluso a costa de contrariar al soberano de quien era un «buen servidor», pues eligió servir primero a Dios.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
«Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado de una gran banda de bandidos?», dijo en cierta ocasión San Agustín
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
El amor en la verdad —caritas in veritate— es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano. Sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
desarrollo con un carácter más humano y humanizador. El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura sólo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, sino con la fuerza del amor que vence al mal con el bien (cf. Rm 12,21) y abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer10 y no pretende «de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados»11. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. Sin verdad se cae en una visión empirista y escéptica de la vida, incapaz de elevarse sobre la praxis, porque no está interesada en tomar en consideración los valores —a veces ni siquiera el significado— con los cuales juzgarla y orientarla. La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad (cf. Jn 8,32) y de la posibilidad de un desarrollo humano integral.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Por eso la Iglesia la busca, la anuncia incansablemente y la reconoce allí donde se manifieste. Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable. Su doctrina social es una dimensión singular de este anuncio: está al servicio de la verdad que libera. Abierta a la verdad, de cualquier saber que provenga, la doctrina social de la Iglesia la acoge, recompone en unidad los fragmentos en que a menudo la encuentra, y se hace su portadora en la vida concreta siempre nueva de la sociedad de los hombres y los pueblos12.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
La obtención de recursos, la financiación, la producción, el consumo y todas las fases del proceso económico tienen ineludiblemente implicaciones morales. Así, toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral.
Pope Benedict XVI (Encíclicas de Benedicto XVI (Spanish Edition))
Siempre digo que Benedicto XVI era la santidad hecha persona. Entre nosotros no hubo problemas de ningún tipo. En cuanto al saneamiento económico, fue él quien comenzó con determinación el proceso y yo soy un continuador. Cuando me entregó el informe me dijo que contenía las situaciones más difíciles, que había llegado hasta ahí y que ahora me correspondía a mí seguir. ¿Qué más puedo decir de su contenido sin vulnerar la confidencialidad que no tiene otro sentido que no interferir en las investigaciones y afectar la honra de las personas hasta que la justicia se pronuncie? Dos cosas. Que actué y seguiré actuando como está a la vista. Y que la Iglesia es santa y pecadora, como decía San Agustín. La gran mayoría de sus miembros son sanos, pero no se puede negar que algunos eclesiásticos y muchos, diría, falsos laicos “amigos” de la Iglesia contribuyeron a malversar el patrimonio móvil e inmóvil, no del Vaticano, sino de los fieles.
Sergio Rubín (El pastor: Desafíos, razones y reflexiones de Francisco sobre su pontificado)
La falsa divinización del eros que se produce en esos casos lo priva de su dignidad divina y lo deshumaniza (19)
Pope Benedict XVI (God is Love: Deus Caritas Est)
Por eso, el eros ebrio e indisciplinado no es elevación, «éxtasis» hacia lo divino, sino caída, degradación del hombre. Resulta así evidente que el eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia, esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser (20)
Pope Benedict XVI (God is Love: Deus Caritas Est)
El pastor bueno, dice, debe estar anclado en la contemplación. En efecto, sólo de este modo le será posible captar las necesidades de los demás en lo más profundo de su ser, para hacerlas suyas (25)
Pope Benedict XVI (God is Love: Deus Caritas Est)
El verdadero peligro, el más grave del momento presente, radica en el desequilibrio entre posibilidades técnicas y energía moral.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Papa clavó una daga en el cuerpo episcopal estadounidense cuando el cardenal Raymond Burke, consultor permanente de Benedicto XVI y crítico de las propuestas de reformas pastorales de Evangelii Gaudium, perdió a fines de 2013 su condición de miembro de la Congregación de los Obispos y, después, la titularidad del Tribunal de Signatura Apostólica, que dirime conflictos de competencia entre dicasterios. El Papa lo designó como patrono de la Orden de Malta, un cargo honorífico externo a la curia. Sin embargo, no instrumentó los cambios de manera inmediata para no impedirle su palabra en el Sínodo Extraordinario de 2014.
Marcelo Larraquy (Código Francisco (Spanish Edition))
Recuerdo que Juan Pablo II solicitó en su testamento que se quemaran todos sus papeles y también Benedicto XVI pidió que no se publicaran sus apuntes, pues eran notas no revisadas y fuera de contexto. ¿También usted solicitará algo parecido? No, no, ya me ocupo yo de adelantar ese trabajo.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
¿Qué ha sido de ese grupo de mujeres que cuidaban de Benedicto? Eran muy discretas. Se llamaban Rossella, Cristina, Carmela y Loredana. Una de ellas sigue trabajando en el Vaticano, pues cuando falleció Benedicto le faltaba más o menos un año para jubilarse. Las demás también estuvieron por aquí un tiempo antes de marcharse y ayudaron a Georg Gänswein a cargar los dos tráileres con los que trasladó sus cosas para la mudanza a Alemania.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
¿Cómo le gusta recordar a Benedicto? Como un grande. Es lo que me viene. Me viene decir que fue un grande. ¿Y a usted cómo le gustaría que fuera recordado Benedicto XVI? Como lo que fue: un hombre que tuvo el coraje de renunciar y que, a partir de entonces, siguió acompañando a la Iglesia y a su sucesor.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
¿Cuáles son sus prioridades en esta etapa del pontificado? En estos momentos, ¿tiene usted una sensación de «urgencia» interna para rematar asuntos prioritarios? La prioridad es el camino sinodal, que todo el mundo participe, que todos hablen y que todos escuchen. Esa dimensión horizontal de la Iglesia ayuda. Es un camino que empezó san Pablo VI.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
Me señala una estantería repleta de libros dispuestos con orden, pero no de un modo sistemático. Imagino que son los libros a los que regresa de vez en cuando. «Debo de tenerlo por aquí», señala. «¿Lo encontrás?», me pregunta pidiéndome ayuda. Es una estantería de cuatro o cinco baldas. En la parte baja, veo entre otros libros la Eneida, de Virgilio, El divino impaciente, de José María Pemán, las Poesías, de Friedrich Hölderlin, las Meditaciones sobre la Iglesia, de Henri De Lubac... También obras de san Agustín, Borges, Dostoievski.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
Dice Guardini: «La Iglesia no es una institución inventada y diseñada con teorías [...], sino una realidad viviente [...]. Vive a lo largo del tiempo, en devenir, como todo ser vivo, transformándose. Sin embargo, su naturaleza sigue siendo siempre la misma y su corazón es Cristo».
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
Benedicto citó entonces la frase que Guardini repetía en sus clases de teología, la expresión que lo conquistó de forma definitiva: «Lo que me interesa –decía Guardini– no es lo que alguien haya dicho sobre la verdad cristiana, sino qué es lo verdadero».7Esa propuesta resonaba con fuerza en el entonces futuro papa, que, hablando por él y por sus compañeros, aseguró: «No queríamos conocer “un castillo de fuegos artificiales” de opiniones de dentro o fuera del cristianismo: queríamos conocer la verdad».8Como los grandes maestros, Guardini en sus aulas no «repetía» citas de autores ilustres, sino que enseñaba a pensar. A «mirar».
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
El papa emérito mencionó la continuidad entre su magisterio y el de Francisco en una carta del 7 de febrero de 2018 al sacerdote Dario Viganò, entonces prefecto de la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede. En la misiva, Benedicto acusaba recibo de una colección de once libros muy breves editados por la Libreria Editrice Vaticana sobre la teología del papa Francisco: «Aplaudo esta iniciativa que trata de oponerse y reaccionar contra el necio prejuicio de que el papa Francisco es solo un hombre práctico sin una particular formación teológica o filosófica, mientras que yo sería un mero teórico de la teología que comprende poco la vida concreta del cristiano de hoy», escribió Benedicto.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
En el caso de Francisco, pienso que él considera su principal responsabilidad hacer presente la misericordia de Dios de un modo activo, es decir, «saliendo en busca» de las personas y no esperando a que llamen a las puertas de las iglesias para pedir ayuda. Es un eco quizá del carisma «misionero» de los jesuitas, que viajan hasta las fronteras más lejanas para hablar de Dios a quien ni siquiera sabe que existe. Hace siglos, ese viaje era geográfico, ya fuera al Extremo Oriente –como hicieron san Francisco Javier o Matteo Ricci– o entre los indígenas del Nuevo Mundo –como ocurrió con las reducciones jesuíticas guaraníes en Paraguay–. Actualmente, ese viaje es «existencial» y por eso Francisco sale al encuentro de los «descartados» en todos sus niveles, desde los pobres, los emigrantes o los ancianos que viven solos hasta los transexuales, las personas homosexuales o los divorciados que consideran que no tienen sitio en la Iglesia.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
Lógicamente, en la práctica, para facilitar ese «encuentro» cada pontífice se mueve con libertad y creatividad entre cuatro polos: el mandato de Jesús a san Pedro, el legado que ha recibido de sus sucesores, su propio equipaje vital y espiritual y la situación del mundo contemporáneo, con su propia sensibilidad y lenguaje.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
En el caso del papa Francisco, pienso que está intentando que la Iglesia –cada católico– aborde la realidad «no como juez, sino como buen samaritano».7Que cuando vea las «heridas» de sus contemporáneos (soledad, abandono, fragilidades, pecados, indiferencia...) no reaccione valorando si esa persona ha actuado de acuerdo con la moral cristiana o contra ella, sino buscando el modo de ayudarla a alzarse en pie. Por eso compara la Iglesia con el médico de un hospital de campo de batalla, que debe afrontar las lesiones graves de los heridos antes de ocuparse de patologías menores como el sobrepeso, un resfriado o problemas de digestión. Se trata, por lo tanto, de ayudar a las personas en la situación en la que están y no en la que «deberían estar», pues –como dice– «la realidad es superior a la idea».
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
En paralelo, juzga necesario dar libertad a los futuros sucesores de san Pedro para que no se sientan «atados de manos» a modos de hacer de sus predecesores, desde la casa donde residir en el Vaticano hasta la procedencia de los nuevos cardenales o el lugar de su tumba. También está intentando despojar al papado de elementos superficiales que fueron útiles en el pasado, pero podrían eclipsar la misión del sucesor de Pedro en este momento histórico, como tronos dorados, cruces con vistosa apariencia de joyas, coches de lujo con cristales blindados o el uso de un lenguaje difícil de entender.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
Yo le pido al Señor que no me deje, que no me abandone. Nunca le digo que rece por mí, sino que no me deje. Que yo nunca meta la pata y que, si la meto, me perdone. Pero siempre es pedir ayuda.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
Por ejemplo, en los años de mi «destierro» a Córdoba, en Argentina, unos meses muy oscuros, yo dedicaba mucho tiempo a escuchar confesiones.5Entonces, para pasar el rato en los momentos libres, agarré de la biblioteca de la casa de los jesuitas la larga Historia de los papas, de Ludwig von Pastor.6Lo recordaba estos días, pues no entiendo por qué se me ocurrió leer esa obra. Pero el Señor quiso que lo hiciera.
Javier Martínez-Brocal (Papa Francisco. El sucesor: Mis recuerdos de Benedicto XVI)
la fe es un contacto profundamente personal con Dios, que penetra en mi tejido más íntimo y me sitúa frente al Dios viviente en absoluta inmediatez, de manera que pueda hablarle, amarlo y entrar en comunión con él. Al mismo tiempo, sin embargo, esta realidad enormemente personal tiene que ver de forma inseparable con la comunidad: forma parte de la esencia de la fe el hecho de que me introduzca en el nosotros de los hijos de Dios, en la comunidad peregrina de hermanos y hermanas. El encuentro con Dios significa también, a la vez, que yo mismo me veo abierto, arrancado de mi cerrada soledad y acogido en la comunidad viviente de la Iglesia. La Iglesia es también la mediadora de mi encuentro con Dios, que, sin embargo, llega a mi corazón de un modo totalmente personal.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
La fe se deriva de la escucha («fides ex auditu»), nos enseña san Pablo. Escuchar implica siempre a su vez un interlocutor. La fe no es un producto de la reflexión, ni tampoco una búsqueda de inmersión en lo más profundo de mi ser. Ambas cosas pueden estar presentes, pero siguen siendo insuficientes sin la escucha a través de la cual Dios, desde fuera, a partir de una historia que él mismo ha creado, me interpela. Para que yo pueda creer, me son necesarios testigos que hayan encontrado a Dios y me lo hagan accesible.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
No, la Iglesia no se ha hecho a sí misma, ha sido creada por Dios y sigue siendo conformada continuamente por Él. Esto encuentra su expresión en los sacramentos, en primer lugar, en el del bautismo: yo entro en la Iglesia no mediante un acto burocrático, sino a través del sacramento. Y esto equivale a decir que se me recibe en una comunidad que no surgió de sí misma y que se proyecta más allá de sí misma.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
La pastoral que pretende formar la experiencia espiritual de los fieles debe partir de estos datos fundamentales. Se hace necesario que abandone la idea de una Iglesia que se produce a sí misma y haga hincapié en que la Iglesia se vuelve comunidad en la comunión del cuerpo de Cristo. Su misión es introducir al encuentro con Jesucristo y su presencia en el sacramento.
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El papa Juan Pablo II estaba profundamente imbuido de este impulso, aunque no siempre se manifestara de forma explícita. Pero es indudable que no se trata de una casualidad el que su último libro, que vio la luz justo antes de su muerte, hablara de la misericordia de Dios. Partiendo de las experiencias en las que pudo constatar desde su más tierna infancia toda la crueldad de los seres humanos, afirma que la misericordia es, en última instancia, la única auténtica reacción posible contra el poder del mal, y la única eficaz. Solo donde hay misericordia termina la crueldad, terminan el mal y la violencia. El papa Francisco está totalmente de acuerdo con esta línea. Su práctica pastoral se expresa precisamente en el hecho de que nos habla continuamente de la misericordia de Dios. Es la misericordia la que nos lleva hacia Dios, mientras que la justicia nos asusta en su presencia.
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en la dureza del mundo tecnificado, en el que los sentimientos ya no cuentan para nada, aumenta la expectativa de un amor salvífico que se nos otorgue gratuitamente.
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Dios no puede dejar sencillamente como está la masa de mal que se deriva de la libertad que él mismo ha concedido. Solo él, viniendo a formar parte del sufrimiento del mundo, puede redimir al mundo.
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el Señor Dios carga sobre sus espaldas tus formas de vivir igual que aquel que carga sobre sus espaldas a su hijo. Dios asume nuestras formas de vivir igual que el Hijo de Dios carga con nuestras pasiones. El Padre mismo no es impasible. Si lo invocamos, siente piedad y compasión. Sufre una pasión de amor...».
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Menos aceptable resulta aún la solución propuesta por las teorías pluralistas de la religión, para las que todas las religiones, cada una a su manera, son caminos de salvación y en este sentido deben considerarse equivalentes en sus efectos. La crítica de la religión ejercida por el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la Iglesia primitiva es esencialmente más realista, más concreta y más verdadera en su examen de las diversas religiones. Una recepción tan simplista no guarda proporción con la magnitud del asunto.
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El contrapeso al dominio del mal solo puede consistir, en primer lugar, en el amor divino-humano de Jesucristo, que es siempre superior a cualquier posible poder del mal.
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El pecado de Adán consistió, precisamente, en que quiso realizar su voluntad y no la de Dios.
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En la Última Cena, Jesús confirió a su ofrenda sacrificial al Padre la forma perenne en la que la Iglesia, en todo lugar y tiempo, puede unirse desde entonces a su ofrenda. En las palabras de la Última Cena unió la tradición del Sinaí con la tradición profética, instituyendo con ello verdaderamente el «culto» de la Nueva Alianza, en el que el culto y la escucha amorosa de la Palabra de Dios —que se convierte en servicio al prójimo, amor por el prójimo— son una misma cosa.
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No se es cristiano, por así decirlo, para uno mismo, sino, con Cristo, para los demás. Esto no significa una especie de billete especial para entrar en la dicha eterna, sino la vocación de construir el todo, el conjunto.
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Es importante para la humanidad que haya verdad en ella, que se crea y se practique. Que se sufra por ella. Que se la ame. Estas realidades penetran con su propia luz en el mundo como tal y lo sostienen. Creo que en la situación actual se nos hace cada vez más claro y comprensible lo que el Señor le dice a Abraham, que diez justos bastarían para que una ciudad sobreviviera, pero que se destruye a sí misma si no se alcanza este pequeño número. Está claro que debemos reflexionar más sobre todo este asunto.
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Incluso la exégesis protestante más reciente coincide en gran medida en que Jesús, especialmente en la oración sacerdotal, se muestra en el acto de cumplir y transformar el ministerio de sumo sacerdote. En este sentido, la Epístola a los Hebreos y el Evangelio de Juan son, en última instancia, formas equivalentes de presentar a Jesús como sumo sacerdote de la Nueva Alianza.
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El término «santifica» puede, sin embargo, indicar también muy en concreto la ordenación sacerdotal, que significa precisamente la reivindicación radical del hombre por parte del Dios vivo para su servicio. Cuando el texto dice «Santifícalos en la verdad», el Señor está suplicando al Padre que incluya a los Doce en su misión, que los ordene sacerdotes.
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Cuando en la Última Cena el Señor dice: «Esto es mi cuerpo», «esto es mi sangre», estas dos expresiones decisivas solo pueden entenderse en referencia al don de sí mismo que tendrá lugar en la cruz. Es indudable que Jesús, por un lado, se halla entre sus discípulos, pero por otro explica estas ofrendas como cuerpo y sangre que se les entrega. Estas palabras de institución solo adquieren sentido como anticipación de un acontecimiento y crean así una unidad inseparable entre el acontecimiento en la sala de la Última Cena y la transformación de su muerte en ofrenda.
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Al mismo tiempo, el Jueves Santo nos brinda la ocasión de preguntarnos de nuevo: ¿a qué hemos dicho «sí»? ¿Qué es «ser sacerdote de Jesucristo»? El Canon II de nuestro Misal describe la esencia del ministerio sacerdotal con las palabras que usa el Libro del Deuteronomio (cfr. Dt 18, 5-7) para describir la esencia del sacerdocio del Antiguo Testamento: astare coram te et tibi ministrare. Por tanto, son dos las tareas que definen la esencia del ministerio sacerdotal: en primer lugar, «estar en presencia del Señor». En el Libro del Deuteronomio esa afirmación debe entenderse en el contexto de la disposición anterior, según la cual los sacerdotes no recibían ningún lote de terreno en la Tierra Santa, pues vivían de Dios y para Dios. No se dedicaban a los trabajos ordinarios necesarios para el sustento de la vida diaria. Su profesión era «estar en presencia del Señor», mirarlo a él, vivir para él. La palabra indicaba así, en definitiva, una existencia vivida en la presencia de Dios y también un ministerio en representación de los demás.
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Dado que la liturgia cristiana, por su naturaleza, también es siempre anuncio, debemos tener familiaridad con la palabra de Dios, amarla y vivirla. Solo entonces podremos explicarla de modo adecuado. «Servir al Señor»: precisamente el servicio sacerdotal significa también aprender a conocer al Señor en su palabra y darlo a conocer a todas aquellas personas que él nos encomienda.
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