Loca Quotes

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Quizá la verdadera locura no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo ha tomado la inteligente resolución de volverse loca
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.
Jack Kerouac (On the Road)
Animula vagula blandula Hospes comesque corporis Quae nunc abibis? In Loca Pallidula rigida nudula nec ut soles dabis Iocos. Little soul, you charming little wanderer, my body's guest and partner, where are you off to now? somewhere without colour, savage and bare; You'll crack no more of your jokes once you're there.
Hadrian
Este es un homenaje a los locos. A los inadaptados. A los rebeldes. A los alborotadores. A las fichas redondas en los huecos cuadrados. A los que ven las cosas de forma diferente. A ellos no les gustan las reglas, y no sienten ningún respeto por el statu quo. Puedes citarlos, discrepar de ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Casi lo único que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Son los que hacen avanzar al género humano. Y aunque algunos los vean como a locos, nosotros vemos su genio. Porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo... son quienes lo cambian
Walter Isaacson (Steve Jobs)
En mi loca vida había muchas cosas fuera de mi alcance. Supongo que debí de haber sabido que me enamoraría de la persona mas exótica que conocería en mi vida.
John Katzenbach (The Madman's Tale)
Esta loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella?
Elvira Sastre
—¿Sabes por qué se llama síndrome premenstrual? —No te atreverás —amenazó ella—. Sólo las mujeres pueden hacer chistes de eso. —Porque la expresión «enfermedad de las vacas locas» ya estaba cogida. Al diablo la sartén. Miró a su alrededor buscando un cuchillo. —Sal de esta casa.
Linda Howard
Algunas veces me preocupa mi salud mental, aunque ser una desequilibrada no debía ser grave si no había nadie más en la tierra que pudiera tacharme de loca.
Alex Mírez (Asfixia)
—¿Me amas, Máximo? ¿Como yo te amo a ti? El general negó con la cabeza y Aradia contuvo un gemido preñado de desilusión. —Tú amas de una forma loca y sin control; yo te amo a ti de forma mucho más reflexiva, sensata y equilibrada.
Arlette Geneve (Vindicatio)
¡Claro que no! -Rodó sobre el costado-. Ya sabes, inicialmente pensé que Isabelle parecía, no sé...increíble. Excitante. Diferente. Entonces, en la fiesta, comprendí que en realidad estaba loca
Cassandra Clare (City of Bones (The Mortal Instruments, #1))
¿Qué loca ambición nos lleva De nosotros olvidados? Si es para vivir tan poco, ¿De que sirve saber tanto?
Juana Inés de la Cruz
No puedo prometer que no te volveré loca. No puedo prometer que no voy a hacerte daño. Todo lo que puedo prometer es que te quiero en mi vida, y voy a hacer cualquier cosa para mantenerte allí.
Chelsea M. Cameron (My Favorite Mistake (My Favorite Mistake, #1))
miras como yo: con los ojos y con las manos y con el sexo y con el alma mientras la memoria hecha de piel de tambor bate ritmos cada vez más urgentes, que en verdad son llamadas, que en verdad son plegarias tácitas hechas de un silencio alborotado en donde las cosas corren y mi amor corre y todo en mí es un agua precipitada, absolutamente loca y ardiente.
Alejandra Pizarnik (Diarios: edición definitiva)
La razón posee una naturaleza pulcra y hacendosa y siempre se esfuerza por llenar de causas y efectos todos los misterios con los que se topa, al contrario de la imaginación (la loca de la casa, como la llamaba Santa Teresa de Jesús), que es pura desmesura y deslumbrante caos.
Rosa Montero (La loca de la casa)
Seguramente tiene razón. Soy una caprichosa. Pero caprichosa de él. De nuestro tiempo juntos. De nuestra sexualidad loca y salvaje.
Megan Maxwell (Adivina quién soy esta noche (Adivina quién soy, #2))
En resumen, estaba entera pitiá, estaba más loca que evangélica en tienda de panderos.
Martina Cañas (Relatos de una mujer borracha (Spanish Edition))
Pero no quiero andar entre locos”, protestó Alicia.               “Oh, no puedes evitarlo”, dijo el Gato: “todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco. Tú estás loca”.
Lewis Carroll (Alicia en el País de las Maravillas)
Santas vacas locas bebés. ¡Eso fue súperformidable!
Becca Ann (Reasons I Fell for the Funny Fat Friend)
-Echo, ¿cómo crees que te dejaría? ¿Cómo puedes dudar de lo que siento? —Porque me viste enloquecer. Me viste casi volverme loca. — Te vi luchar contra el peor recuerdo de tu vida y te vi ganar. No te equivoques, Echo. Luché a tu lado. Necesitas encontrar la confianza en mí...en nosotros.
Katie McGarry (Pushing the Limits (Pushing the Limits, #1))
—Estás loca —comentó en apenas un susurro. —Cuéntame algo que no sepa. —Que estás preciosa cuando te ríes así. —¿Así cómo? —inquirí. Me mordí el labio inferior y a él se le escapó un suspiro. Tardó tanto en contestar que creí que no lo haría. —Como si la felicidad te estuviera besando en la boca.
Victoria Vilchez (¿Y si de verdad te quiero?)
Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un <>. [pp. 16]
Jack Kerouac (On the Road)
Abby, cada palabra es cierta y lo sabes, está en tus recuerdos por mucho que intentes ignorarlos, pero al final lo recordarás. Incluso quién eres en realidad. Ojalá estuvieras loca de verdad, al menos eso podría manejarlo.
Maria Martinez (El encanto del cuervo)
Él dice algo. Seis palabras. Seis palabras que parecen imposibles para ser ciertas. Seis palabras que destilan esperanza dentro de mi alma. Seis palabras. —No estás loca. Te amo
Lauren Hammond (Insanity (Asylum, #1))
El mundo está lleno de esnobismo, de "mujeres locas" y hombres con camisas de cuadros escribiendo con una olivetti en un starbucks.
Ainhoa Rebolledo
Entonces. Idiotas a un lado, ¿como estuvo tu primera semana? Oh, ya sabes. Vi a un chico muerto. Estoy volviéndome loca. Lo mismo de siempre. – No tan mal.
Michelle Hodkin (The Unbecoming of Mara Dyer (Mara Dyer, #1))
Por otras 217 razones exactamente igual de locas y porque eres el más hermoso poema viviente, ya sería hora de que te concediesen el Premio Nobel del amor.
Mathias Malzieu (Le plus petit baiser jamais recensé)
Vive La Vida LOCA (Live the crazy life)
Luis J. Rodríguez (Always Running)
I grew up in a Spanish-speaking household.” With una madre loca, Catholic to the core.
Kresley Cole (The Master (The Game Maker #2))
Estoy seguro de que en mis células llevo a mi mamá y a mi papá, pero también porto la lavanda, los azahares, las sábanas maternas, los pasos calculados de mi abuela, las nueces tostadas, el 'clunc' del mosaico traidor, el azúcar a punto de caramelo, la leche quemada, las locas chicharras, los olores a madera antigua y los pisos de barro encerado. También estoy hecho de naranjas verdes, dulces o podridas; de miel de azahar y jalea real. Estoy hecho de cuanto esa época tocó mis sentidos y la parte de mi cerebro donde guardo mis recuerdos
Sofía Segovia (El murmullo de las abejas)
No somos niños, ninguno de los dos. No creemos en cuentos de hadas. Y si lo hacemos ¿Quiénes seriamos? No el príncipe encantado y la bella durmiente. Yo hago que las victimas de asesinato se marchen y Anna estira pieles hasta que se rasguen, rompe huesos en piezas cada vez más pequeñas como si fueran ramas verdes. Seguramente seriamos el extraño dragón y la loca hada. Lo sé. Pero aun así tengo que decírselo.
Kendare Blake (Anna Dressed in Blood (Anna, #1))
Dios, cómo lo he echado de menos. A este Cam. Ni siquiera sé cuál de sus versiones es la de verdad, pero este es el Cam por el que estoy absolutamente loca. Mierda. Estoy loca por él. Lo estoy. Totalmente colgada. Tanto, que me quedaría enganchada a esos ojitos verdes hasta mañana.
Alina Not (Sin miedo (Bad Ash, #2))
—¡No va a venir una loca lechuza a la ventana de tu cuarto con una carta de Hogwarts! ¡Los Cullens no van a aparecer e invitarte a vivir con ellos en Forks! ¡No habrá nada! ¡Esto no es ficción! ¡Esto es lo que tenemos! ¡Somos nosotras y solamente nosotras!
Robin Benway (The Extraordinary Secrets of April, May, & June)
Para mí, los libros son verdaderos talismanes. Me parece que, si tengo algo a mano para leer, puedo ser capaz de aguantar casi todo. Son un antidoto para el dolor, un calmante para la desesperación, un excitante contra el aburrimiento. Nunca me siento sola ni existen horas perdidas cuando puedo sumergirme en un texto.
Rosa Montero (La loca de la casa)
Así es. Entonces de todos modos, tu y tu hermano vinieron a la fiesta y tan pronto entraste por la puerta, Liam se quedo mirándote. Él literalmente no podía apartar sus ojos de ti. Tu sonreíste y le dijiste feliz cumpleaños, pero ni siquiera podía hablar contigo, así que te alejaste para ir a bailar. Se volvió hacia mi y ¿Sabes que me dijo? —pregunto, con los ojos lagrimeando. Negué con la cabeza. ¿Que diablos va decir ella? ¡Esto me esta volviendo loca! — Él dijo en un tono muy serio "Mamá ¿estoy muerto?" Y yo dije "No cariño, no estas muerto" Y el sacudió la cabeza, mirando a todos lados confundido por algo. Luego señalo hacia ti bailando y dijo: "Si no estoy muerto, ¿Porque hay un ángel en nuestra casa?" . .
Kirsty Moseley (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window, #1))
—Él es mi alma gemela, es mi mejor amigo. La única persona que realmente me conoce, cuando estoy con él, ya no pienso en todas esas cosas vacías, ya no pienso en el dinero, ni lo que piensen los demás. —Mis padres me miraron como si estuviera loca. —Desde que él entro a mi vida, siento que me he vuelto mejor persona, y yo sé que pase lo que pase él siempre va a aceptarme y no importa lo que pase, siempre voy a amarlo. Nada puede cambiar eso, no importa si me quitan todo lo que poseo, no lo voy a dejar.
Lolo Mayaya (Play With Me)
- Ya sé que Antonio Machín lo hizo antes pero no tengo más remedio que preguntártelo: ¿cómo se pueden tener dos amores a la vez y no estar loco? - Facilísimo: estando loca.
Eduardo Mendicutti
La inmensa mayoría de la gente estaba loca. Y los que no estaban locos estaban furiosos. Y los que no estaban locos ni furiosos eran idiotas. No tenía escapatoria.
Charles Bukowski
He estado loca por ti desde la isla, y fui golpeada desde la primera noche que estuvimos juntos, juntos. .- Mariketa a Bowen
Kresley Cole (Wicked Deeds on a Winter's Night (Immortals After Dark, #3))
«Se lo juro, Señoría, él pretendía follarme hasta volverme loca, quería hacer que me gustara.»
Nalini Singh (Angels' Blood (Guild Hunter, #1))
¿Quiénes seriamos? No el principe encantado y a bella durmiente.[...] Seguramente seriamos el extraño dragón y la loca hada.
Kendare Blake
Errabat nudo per loca sola pede. She was wandering barefoot through lonely places.
Ovid
MADRE: Pues es loca de no haber gritado todo lo que mi pecho necesita. Tengo en mi pecho un grito siempre puesto de pie a quien tengo que castigar y meter entre los mantos.
Federico García Lorca (Bodas de sangre)
Animula vagula blandula Hospes comesque corporis Quae nunc abibis in loca Pallidula rigida nudula Nec ut soles dabis iocos
Hadrian
Estaba loca. Era una mujer de veinte años y había actuado como una niña de doce. <>
Irène Némirovsky (The Dogs and the Wolves)
If life is a movie most people would consider themselves the star of their own feature. Guys might imagine they're living some action adventure epic. Chicks maybe are in a rose-colored fantasy romance. And homosexuals are living la vida loca in a fabulous musical. Still others may take the indie approach and think of themselves as an anti-hero in a coming of age flick. Or a retro badass in an exploitation B movie. Or the cable man in a very steamy adult picture. Some people's lives are experimental student art films that don't make any sense. Some are screwball comedies. Others resemble a documentary, all serious and educational. A few lives achieve blockbuster status and are hailed as a tribute to the human spirit. Some gain a small following and enjoy cult status. And some never got off the ground due to insufficient funding. I don't know what my life is but I do know that I'm constantly squabbling with the director over creative control, throwing prima donna tantrums and pouting in my personal trailor when things don't go my way. Much of our lives is spent on marketing. Make-up, exercise, dieting, clothes, hair, money, charm, attitude, the strut, the pose, the Blue Steel look. We're like walking billboards advertising ourselves. A sneak peek of upcoming attractions. Meanwhile our actual production is in disarray--we're over budget, doing poorly at private test screenings and focus groups, creatively stagnant, morale low. So we're endlessly tinkering, touching up, editing, rewriting, tailoring ourselves to best suit a mass audience. There's like this studio executive in our heads telling us to cut certain things out, make it "lighter," give it a happy ending, and put some explosions in there too. Kids love explosions. And the uncompromising artist within protests: "But that's not life!" Thus the inner conflict of our movie life: To be a palatable crowd-pleaser catering to the mainstream... or something true to life no matter what they say?
Tatsuya Ishida
La literatura está llena de cosas inútiles absolutamente necesarias
Rosa Montero (La loca de la casa)
La vida no es una novela, es algo más y mejor que una novela; es más imprevisible, más loca y menos tierna que una historia narrada en un libro. Una novela traiciona a la vida, porque cualquiera puede abrirla y empezar a leer por el último capítulo”. En la vida existe, para cada cual, un último capítulo, se sabe cómo acaba la historia, se sabe el desenlace final, pero nadie puede decir cuándo, dónde y en qué condiciones se desarrolla el final
Tahar Ben Jelloun (Les Yeux baissés)
La evocación tiene sobre la experiencia la ventaja de una riqueza y de una facilidad infinita pero aparta de la experiencia (esencialmente paralizada). Sin la exuberancia de la evocación, la experiencia sería razonable. Comienza a partir de mi locura, si la impotencia de la evocación me asquea. La poesía abre la noche al exceso del deseo. La noche que han dejado los estragos de la poesía es en mí la medida de un rechazo —de mi loca voluntad de desbordar el mundo—. También la poesía desbordaba ese mundo, pero no podía cambiarme. Mi libertad ficticia aseguró ante todo que no destruía la ley de lo dado por la naturaleza. Si me hubiera conformado, me habría sometido con el tiempo a la dimensión de lo dado.
Georges Bataille (Lo arcangélico y otros poemas)
La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre Jerusalén; la que exterminó a albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas...
Fernando Vallejo (La puta de Babilonia)
y desde mi punto de vista la loca no es ella. Atentamente, Peter van Houten
John Green (Bajo la misma estrella)
Estoy loca por ti, arcángel. A veces me das un miedo de muerte, pero quiero bailar contigo de todas formas. -Elena a Rafael
Nalini Singh (Angels' Blood (Guild Hunter, #1))
Mi loca, pensó. Mi inevitable loca, mi inolvidable loca. Mi imposible loca, afirmó leve mirando el perfil hermosamente verde azulado por un reflejo de pleamar.
Pedro Lemebel (Tengo miedo torero)
—¿La gente no dirá que estás loca? —Peor para ellos. No tienen corazón, y la vida es muy triste para los que no tienen corazón. Nadie los quiere. —Mujer, tienes razón." —Mimoso
Silvina Ocampo (La furia)
No siempre estaba atrapada dentro de mi yo, o de mis yos. No solo estaba loca.
John Green (Turtles All the Way Down)
viva la vida loca(live the crazy life)
Luiz J. Rodriguez
Aleja el teléfono de su oído, presionando el botón finalizar. —No quiero que nadie crea que me estoy volviendo loca. —No estás enloqueciendo —digo—. No si nos sucede a ambos.
Colleen Hoover (Never Never (Never Never, #1))
La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
Enrique Heine
No parecía loco. No más loco que cualquier otra persona que ella conociera. No más loca que ella misma.
Marissa Meyer (Heartless)
la Loca Mansa
Isabel Allende (Largo pétalo de mar)
¿Nunca has pensado escribir?, tú hablas en poesía. ¿Lo sabes? A casi todas las locas enamoradas les florece la voz.
Pedro Lemebel (Tengo miedo torero)
No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe… No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias.Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMAS se regresa.
Martha Rivera-Garrido
Dime que te gustará esta vida oscura y deliciosa; que amarás esta paz campestre; que aquí te curarás de las locas efervescencias que tuban tu espíritu, y que anhelas ser una feliz y robusta villana, ricachona en medio de la sencillez y la abundancia, teniendo por maridillo al más chiflado de los artistas, al más espiritual habitante de esta tierra de luz, fecundidad y poesía.
Benito Pérez Galdós
Aprendí que la mirada implacable con la que nos fileteamos y descuartizamos y despreciamos las mujeres es una mirada nuestra, una mirada interna, una exigencia loca con la que nosotras mismas nos esclavizamos
Rosa Montero (La hija del caníbal: Premio Primavera de Novela 1997)
—Lo haré. Lo haré porque no me queda más alternativa. Pero no lo haré para cumplir tu sueño, hechicera —hizo un gesto despectivo hacia la Rocavarancolia que aquella mujer había construido en su interior—. No me interesa esta ciudad. No es la mía ni lo será nunca. Lo haré por venganza. Lo haré por justa ira. ¿Estás contenta, Dama Loca? —quiso saber—. Haré lo que deseas. —Pero por los motivos equivocados. —¿Y dónde está la diferencia? —preguntó él.
José Antonio Cotrina (La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3))
Tener fe es sostener una loca y desproporcionada lucha con las más descomunales y antojadizas fuerzas que nos rodean para obtener al cabo algo tan mísero, nebuloso e incierto como es la esperanza. Esperar que un día… ¿Que un día qué?
Francisco Tario
—¿Dónde empieza y termina la imaginación? ¿Cuáles son sus fronteras? Una persona es estimada a la creatividad y la otra está loca. Gente perfectamente cuerda, perfectamente sana ve y escucha cosas que no siempre pueden ser explicadas.
Suzanne Selfors (Mad Love)
—Hagamos un pacto —le pidió—. Si tu amiga loca intenta desnudarme me defenderás. No puedes dejarme solo. —¿Y qué recibo yo a cambio de protegerte? —¿Es que no puedes conformarte con mi cara bonita? —le reprochó James, señalándose el rostro. —El trato no me convence, lo siento. —Se encogió de hombros. El inglés se inclinó hacia ella peligrosamente. —Tu madre dijo que teníamos que ser como uña y carne —le recordó—. Yo seré la carne, obviamente es más suave. Tú serás la uña sucia. Tenemos que obedecer a la señora Graham. —¡Ni en tus mejores sueños! Me da absolutamente igual lo que mi madre diga.
Silvia Hervás
Yo tengo miedo de todo. Y estoy loca. Como si tal vez piensas que estoy un poco loca, pero la gente sólo ve la punta del iceberg de la locura. Por debajo de esta apariencia de ligeramente loca y socialmente inepta, soy un completo desastre. - Cath, Fangirl.
Rainbow Rowell (Fangirl)
¿No es más bien [el mal humor] un despecho oculto, hijo de nuestra pequeñez; un descontento de nosotros mismos, mezclado siempre con alguna envidia, excitada por alguna loca vanidad? Vemos gente feliz que no nos debe su felicidad, y esto nos es insoportable.
Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther)
La sociedad era horrible porque estaba loca. La sociedad civilizada es un despropósito. El dinero y el llamado amor son sus dos grandes manías; con el dinero muy a la cabeza. En su inconexa locura el individuo se identifica a sí mismo de esas dos formas: dinero y amor
D.H. Lawrence (Lady Chatterley’s Lover)
No sé cómo nos las apañamos las mujeres para ser las que tenemos fama de «locas» pero aun así no nos dedicamos a violar, agredir y matar a hombres hasta el punto de que la OMS tenga que alertar de que la violencia contra ellos es ya de proporciones pandémicas, como sí sucede con la violencia sobre las mujeres.
Barbijaputa (Machismo. 8 pasos para quitártelo de encima)
Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojala, estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás. Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré, ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran más por ti.
Joaquín Sabina
Sin embargo, cuando leemos algo sobre una bruja zambullida en agua, una mujer poseída de los demonios, una sabia mujer que vendía hierbas o incluso un hombre muy notable que tenía una madre, nos hallamos, creo, sobre la pista de una novelista malograda, una poetisa reprimida, alguna Jane Austen muda y desconocida, alguna Emily Brontë que se machacó los sesos en los páramos o anduvo haciendo muecas por las carreteras, enloquecida por la tortura en que su don la hacía vivir. Me aventuraría a decir que Anónimo, que escribió tantos poemas sin firmarlos, era a menudo una mujer. Según sugiere, creo, Edward Fitzgerald, fue una mujer quien compuso las baladas y las canciones folklóricas, canturreándolas a sus niños, entreteniéndose mientras hilaba o durante las largas noches de invierno. Quizás esto sea cierto, quizá sea falso —¿quién lo sabe?—, pero lo que sí me pareció a mí, repasando la historia de la hermana de Shakespeare tal como me la había imaginado, definitivamente cierto, es que cualquier mujer nacida en el siglo dieciséis con un gran talento se hubiera vuelto loca, se hubiera suicidado o hubiera acabado sus días en alguna casa solitaria en las afueras del pueblo, medio bruja, medio hechicera, objeto de temor y burlas.
Virginia Woolf (A Room of One’s Own)
La madre de Kim Ji-young fue sola a abortar. En modo alguno era su decisión, pero de cualquier modo era su responsabilidad. Y a su lado no había nadie para consolarla. Mientras aullaba como un animal que hubiera perdido a su cría ante una fiera, la ginecóloga le acarició las manos y le dijo: «Lo siento». Solo eso impidió que se volviera loca allí mismo.
Cho Nam-Joo (82년생 김지영)
«Hay un momento en que todo viaje se convierte en una pesadilla»;
Rosa Montero (La loca de la casa)
When you win, we win; but when you go down, you go down alone.
Luis J. Rodríguez (Always Running: La Vida Loca: Gang Days in L.A.)
Para ser, tenemos que narrarnos, y en ese cuento de nosotros mismos hay muchísimo cuento: nos mentimos, nos imaginamos, nos engañamos.
Rosa Montero (La loca de la casa)
NO MANDES MENSAJES CUANDO ESTÉS BORRACHA
Helen Fielding (Bridget Jones: Loca por él)
Estoy loca por mi cuerpo asimétrico, blando, huesudo, imperfecto, desproporcionado, lo malcrío, lo manoseo, le doy todo lo que me pide, lo sigo a todas partes, le obedezco dócilmente, nunca lo contradigo. Es lo contrario a un templo. He intentado, intento, sin demasiado éxito, que mi cabeza sea un templo, pero el cuerpo debería ser siempre un parque de atracciones.
Milena Busquets (También esto pasará)
Continuaba cuestionando los límites del mundo, al ver la miseria de quien con ellos se conforma, y no pude soportar por mucho tiempo lo fácil de la ficción: yo le exigía la realidad, me volví loco. Si mentía, me quedaba en el plano de la poesía, de una superación verbal del mundo. Si perseveraba en una denigración ciega del mundo, mi denigración era falsa (como la superación). En cierto modo, mi conformidad con el mundo se profundizaba. Pero al no poder mentir a sabiendas, me volví loco (capaz de ignorar la verdad). O al no saber ya, para mí solo, representar la comedia de un delirio, me volví loco pero interiormente: viví la experiencia de la noche. La poesía dio simplemente un giro: escapé por ella del mundo del discurso, que para mí se había convertido en el mundo natural, entré con ella en una especie de tumba donde la infinitud de lo posible nacía de la muerte del mundo lógico. Al morir la lógica, daba a luz locas riquezas. Pero lo posible evocado no es sino irreal, la muerte del mundo lógico es irreal, todo es turbio y huidizo en esta oscuridad relativa. Puedo burlarme de mí mismo y de los demás: ¡todo lo real carece de valor, todo valor es irreal! De allí esa facilidad y esa fatalidad de deslizamientos en los que ignoro si miento o estoy loco. La necesidad de la noche procede de esa situación desafortunada. La noche no podía sino desviarse de todo ello. El cuestionarlo todo nacía de la exasperación de un deseo, ¡que no podía abocar al vacío! El objeto de mi deseo era, en primer lugar, la ilusión y no pudo ser más que en segundo lugar el vacío de la desilusión.
Georges Bataille (Lo arcangélico y otros poemas)
Creo que comparto con la mayoría de las mujeres del planeta, y tal vez con el Papa y con algún otro líder religioso, la idea loca de que el amor es lo único que nos salvará. Los tíos, y algunas tías listas, saben que el trabajo, la ambición, el esfuerzo y la curiosidad también nos salvan En cualquier caso, creo que nadie puede vivir sin determinada dosis de amor y de contacto físico. Por debajo de cierto nivel, nos pudrimos. Las prostitutas son imprescindibles, debería haber prostitutas del amor, también. Si no fuese porque el amor es tan difícil de reproducir y de fingir, tan laborioso y largo y subterráneo. Tan ruinoso, también.
Milena Busquets
- ¿Por qué no gritas, mamá? ¿Por qué no lo mandas a la puta mierda? ¿Por qué no le envenenas la comida? ¿Por qué no le cortas toda la ropa con las tijeras del jardinero? ¿Por qué no le pides el divorcio, mamá? ¿Por qué no dejas de mimetizarte con el sofá, con las cortinas, con el papel tapiz, camaleón estúpido, y no sales de ahí, de dónde sea que estés y lo obligas a mirarte a la cara? ¿Por qué no das alaridos de loca, mamá?
María Fernanda Ampuero (Sacrificios humanos)
Y esta mujer se ha despertado en la noche, y estaba sola, y ha mirado a su alrededor, y estaba sola, y ha comenzado a correr por los pasillos del tren, de un vagón a otro, y estaba sola, y ha buscado al revisor, a los mozos del tren, a algún empleado, a algún mendigo que viajara oculto bajo un asiento, y estaba sola, y ha gritado en la oscuridad, y estaba sola, y ha preguntado en la oscuridad, y estaba sola, y ha preguntado quién conducía, quién movía aquel horrible tren. Y no le ha contestado nadie, porque estaba sola, porque estaba sola. Y ha seguido días y días, loca, frenética, en el enorme tren vacío, donde no va nadie, que no conduce nadie.
Dámaso Alonso (Hijos de la ira)
Besos Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada hay besos que se dan con la memoria. Hay besos silenciosos, besos nobles hay besos enigmáticos, sinceros hay besos que se dan sólo las almas hay besos por prohibidos, verdaderos. Hay besos que calcinan y que hieren, hay besos que arrebatan los sentidos, hay besos misteriosos que han dejado mil sueños errantes y perdidos. Hay besos problemáticos que encierran una clave que nadie ha descifrado, hay besos que engendran la tragedia cuantas rosas en broche han deshojado. Hay besos perfumados, besos tibios que palpitan en íntimos anhelos, hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos. Hay besos que parecen azucenas por sublimes, ingenuos y por puros, hay besos traicioneros y cobardes, hay besos maldecidos y perjuros. Judas besa a Jesús y deja impresa en su rostro de Dios, la felonía, mientras la Magdalena con sus besos fortifica piadosa su agonía. Desde entonces en los besos palpita el amor, la traición y los dolores, en las bodas humanas se parecen a la brisa que juega con las flores. Hay besos que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien son besos míos inventados por mí, para tu boca. Besos de llama que en rastro impreso llevan los surcos de un amor vedado, besos de tempestad, salvajes besos que solo nuestros labios han probado. ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible; cubrió tu faz de cárdenos sonrojos y en los espasmos de emoción terrible, llenáronse de lágrimas tus ojos. ¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso te vi celoso imaginando agravios, te suspendí en mis brazos... vibró un beso, y qué viste después...? Sangre en mis labios. Yo te enseñé a besar: los besos fríos son de impasible corazón de roca, yo te enseñé a besar con besos míos inventados por mí, para tu boca. Este maravilloso poema de Gabriela Mistral, nos describe de una manera muy simple y sentida, una de las grandes expresiones de amor o quizas las principal. Me he tomado el trabajo de narrarlo, asumiendo el riesgo de no ser capaz de transmitir la verdadera intensidad o altura que tienen las palabras de esta destacada artista de las letras. Lucila de María Godoy Alcayaga, conocida como Gabriela Mistral. Nacida en Vicuña, Chile el 7 de abril de 1889 y fallecida Nueva York, el 10 de enero de 1957, Poetisa, diplomática, y pedagoga. Gabriela Mistral, una de las principales figuras de la literatura chilena y latinoamericana, fue la primera persona de América Latina en ganar el Premio Nobel de Literatura,2 que recibió en 1945.
Gabriela Mistral
Addie ha tenido trescientos años para practicar el arte de su padre, para reducirse a sí misma a un puñado de verdades esenciales, para aprender cuáles son las cosas sin las que no puede vivir. Y esto es lo que ha decidido: es capaz de prescindir de la comida (su cuerpo no se marchitará). Es capaz de renunciar al calor (el frío no la matará). Pero vivir una vida sin arte, sin maravillas, sin cosas bellas… eso la volvería loca. Se ha vuelto loca. Lo que necesita son historias. Las historias son una forma de preservarse a sí misma. De ser recordada. Y también de olvidar. Las historias se presentan de muchas formas: en carbón, y en canciones, en pinturas, poemas y películas. Y en libros. Ha descubierto que los libros son una forma de vivir mil vidas, o de hallar la fuerza en una muy larga. A dos call
V.E. Schwab (The Invisible Life of Addie LaRue)
Dentro del inmenso océano de la poesía distinguía varias corrientes: maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas, ninfos y filenos. Las dos corrientes mayores, sin embargo, eran la de los maricones y la de los maricas. Walt Whitman, por ejemplo, era un poeta maricón. Pablo Neruda, un poeta marica. William Blake era maricón, sin asomo de duda, y Octavio Paz marica. Borges era fileno, es decir de improviso podía ser maricón y de improviso simplemente asexual. Rubén Darío era una loca, de hecho la reina y el paradigma de las locas. —En nuestra lengua, claro está —aclaró—; en el mundo ancho y ajeno el paradigma sigue siendo Verlaine el Generoso. Una loca, según San Epifanio, estaba más cerca del manicomio florido y de las alucinaciones en carne viva mientras que los maricones y los maricas vagaban sincopadamente de la Ética a la Estética y viceversa.
Roberto Bolaño (The Savage Detectives)
De repente, la puerta que está detrás de él se abre de golpe y tres agentes de la paz entran en tromba en la habitación. Dos sujetan los brazos de Cinna a su espalda y lo esposan, mientras que el tercero lo golpea en la sien con tanta fuerza que cae de rodillas. Y no dejan de golpearlo con guantes tachonados de metal, abriéndole heridas en la cara y el cuerpo. Empiezo a gritar como loca, a golpear el inflexible cristal intentando llegar hasta él. Los agentes de la paz no me hacen ningún caso y se llevan a rastras el cuerpo inmóvil de Cinna. Solo quedan las manchas de sangre en el suelo.
Suzanne Collins (En llamas (Juegos del hambre, #2))
Mi querida prima de ojos azules: Hoy amanecí loca, y como todas las personas fastidiosas y tontas, he decidido obsequiarte con mi locura y mis disparates; yo sé que será una lata horrible, pero ya no se puede remediar nada porque ya empecé la carta y te la pienso mandar. Ante todo, siento ganas de hablar contigo sobre versos y poemas, pero no aquí, en la ciudad llena de bullicio, entre las calles plenas de algarabía, sino allá, en Los Teques, en el pueblo dulce y bueno con su iglesia blanca y tibia, con su plaza festiva. ¿Cómo estás? ¿Cómo tienes el pelo? ¿Muy rubio? ¿El pelo de oro y diamantes como el de las princesas encantadas y las ninfas del día? Di que lo tienes rubio porque el sol te regaló uno de sus más claros destellos y los crisantemos decidieron perfumártelo y engalanártelo con el mejor de sus perfumes. ¿Te fijas? ¡No puedo hablar sin salir a buscar frases tontas y barbaridades! Reciban besos y abrasos de la poetisa: Ida y Vuelta
Gabriela Kizer (Ida Gramcko)
Son mañosas las palabras, y rebeldes, y huidizas. No les gusta ser domesticadas. Domar una palabra (convertirla en un tópico) es acabar con ella.
Rosa Montero (La loca de la casa)
Y Brando nunca se había reído tanto en toda su vida, al grado de verter lágrimas histéricas y de tener que sujetarse de las paredes y de sus amigos para no caer al piso, con el cerebro arrebolado por la mota y la cerveza y el vientre adolorido de tanto carcajearse del espectáculo que ofrecían las locas, la legión de maricas, vestidas y travoltas venidas de todos los rincones de la república nomás a desatarse al famoso carnaval de Villagarbosa, a jotear libremente en las calles del pueblo embutidas en apretadas mallas de ballerina, disfrazadas de hadas con alas de mariposa, de sensuales enfermeras de la Cruz Roja, de porristas y gimnastas musculosas, policías manfloras y gatúbelas ventrudas con botas de tacón de aguja; locas bien locas vestidas de novia persiguiendo a los muchachos por los callejones; locas bufonescas con nalgas y tetas gargantuescas tratando de besar a los rancheros en la boca; locas empolvadas como geishas, con antenas de alienígenas y garrotes cavernícolas, locas capuchinas y escocesas; locas disfrazadas de batos bien machines, tan hombres como cualquiera, hasta que se alzaban los lentes oscuros y les notabas la depilada de ceja, los párpados espolvoreados con brillantina de colores, la mirada braguetera; locas que pagaban las cervezas si bailabas con ellas; locas que se peleaban a puñetazo limpio por tus favores, que se arrancaban las pelucas y las tiaras y rodaban por el suelo entre alaridos, dejando sangre y lentejuelas regadas mientras la turba reía. Total
Fernanda Melchor (Temporada de huracanes)
Entonces la Niña de los Peines se levantó como una loca, tronchada igual que una llorona medieval, y se bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar, sin voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero... con duende. Había logrado matar todo el andamiaje de la canción, para dejar paso a un duende furioso y avasallador, amigo de los vientos cargados de arena, que hacía que los oyentes se rasgaran el traje, casi con el mismo ritmo con que se los rompen los negros antillanos del rito lucumí apelotonados ante la imagen de santa Bárbara. La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre, digna, por su dolor y su sinceridad, de abrirse como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.
Federico García Lorca
un nuevo estudio ha demostrado que el estrés rutinario bloquea el córtex prefrontal, la parte del cerebro responsable de la toma de decisiones, de la corrección de errores y de la evaluación de situaciones. Esa es la razón de que la gente se vuelva loca en los atascos de tráfico. Se trata de un estrés rutinario, pero la rabia, la frustración y la impotencia que sienten algunos conductores indica que su corteza prefrontal ha dejado de regular los impulsos primarios que debe controlar. Volvemos a lo mismo una y otra vez: usa tu cerebro, no dejes que tu cerebro te use a ti. La rabia en la carretera es un ejemplo de lo que ocurre cuando tu cerebro te utiliza, pero también lo son los recuerdos nocivos, las heridas de viejos traumas, los malos hábitos que no puedes dejar y, lo más trágico de todo, las adicciones descontroladas. Este es un tema muy importante al que debemos prestar atención.
Deepak Chopra (Supercerebro (Psicología) (Spanish Edition))
Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)
Alejandra Pizarnik (Diarios: edición definitiva)
—Lo siento —dije. Alex abrió la boca para hablar y yo negué con la cabeza para detenerlo—. Alex, sólo escúchame. Necesito que entiendas. Cuando pensé que mi madre estaba muerta… su funeral… y los días posteriores, sólo conseguí lograrlo gracias a ti, porque estuviste justo a mi lado cuidándome. Y cuando mi padre me llevó a Londres, lo único que conseguía sacarme de la cama en la mañana, y a través de cada día en esa maldita escuela, era el pensamiento de que un día llegaría a verte de nuevo. Sólo saber que estabas por ahí, era suficiente. Así que, incluso antes de esto, incluso antes de que realmente comenzaras a rescatarme de los hombres malos con armas grandes, te necesitaba. He sido impulsiva y loca y aprovechado oportunidades toda mi vida porque siempre he sabido que estarías allí cuando las cosas fueran mal. Lo que pasa. Mucho.¿Recuerdas el lago? ¿El incidente del trineo? ¿El árbol en el patio trasero? Y ni siquiera hemos llegado a casi ser capturada por La Unidad en un Seven Eleven o recibir un disparo en Joshua Tree. Y en cada uno de esos momentos me has rescatado. Cada vez has estado allí. Eres como mi red de seguridad.
Sarah Alderson (Losing Lila (Lila, #2))
Em seu precioso ensaio Letra ferida, Nuria Amat propõe aos escritores uma pergunta cruel que consiste em decidir entre duas mutilações, duas catástrofes: se, por alguma circunstância que não vem ao caso, você tivesse que escolher entre nunca mais escrever ou nunca mais ler, o que escolheria? Nestes últimos anos, formulei esta inquietante questão, na base da brincadeira, a quase todos os autores com quem me encontrei pelo mundo afora e descobri duas coisas interessantes. A primeira é que a esmagadora maioria deles, pelo menos noventa por cento e possivelmente ainda mais, escolhe (escolhemos: eu também) continuar lendo. E a segunda é que esta brincadeira aparentemente inocente é um bom revelador da alma humana, porque tenho a sensação de que muitos dos escritores que dizem preferir a escrita são pessoas que cultivam mais o seu próprio personagem do que a verdade.
Rosa Montero (La loca de la casa)
Vivo entre dos mundos. La mitad del tiempo me gusta hacer las labores domésticas, me importa mucho mi aspecto, me interesan mucho los hombres y coqueteo maravillosamente (quiero decir que realmente les admiro, aunque me moriría antes de tomar la iniciativa; eso es cosa de hombres), nunca defiendo mi opinión en las conversaciones, y me gusta cocinar. Me gusta hacer cosas por los demás, sobre todo por los hombres. Duermo bien, me despierto a la hora en punto y no sueño. Solamente tengo un defecto: Soy frígida. En mi otra encarnación vivo tal cúmulo de conflictos que te parecería imposible que sobreviva, pero sí sobrevivo; me despierto enfurecida, me acuesto paralizada por el desánimo, me enfrento con lo nue sé perfectamente que es condescendencia y desprecio abstracto, me peleo, grito, me enojo con personas que ni siquiera conozco, vivo como si fuera la única mujer del mundo que está intentando conseguirlo todo, trabajo como una loca, lleno todo mi apartamento de notas, artículos, manuscritos y libros, me cabreo, no me importa, me pongo estridentemente pendenciera, a veces río y lloro en el espacio de cinco minutos de pura frustración. Tardo dos horas en dormirme y una en despertarme. Sueño ante mi mesa de despacho. Sueño en todos sitios. Voy muy mal vestida. Pero ¡oh, cómo gozo la comida! Y ¡oh, cómo jodo!
Joanna Russ (The Female Man)
Algo. En estos días, tienes que ser "algo" con alguien si no quieres ser "nada" con alguien. Por lo mismo, nuestra "relación", si es que puede llamársele "relación" a lo que teníamos, bueh, podía decirse que era clandestina. Poco nos importaba, sin embargo, lo que dijeran los demás. Porque nos teníamos. Nos teníamos y no nos íbamos a dejar ir (...) El consenso entre las diferentes voces que opinaban en mi cabeza había sido atribuir su conducta a las hormonas, pero yo le concedía todas las razones a la voluntad. Veloe era quien era porque así quería ser. Lo que comenzó como una inocente comida de vengan-a-conocer-a-mi-nuevo-novio, se transformó en un "cándido afecto" que, con el paso de los meses, se convirtió en un "frondoso encanto", el cual terminaría en una "loca infatuación". Un año después de subirme a aquel elevador, Veloe y yo nos amábamos hasta las lágrimas. Dicen que a las mujeres no hay que entenderlas sino amarlas, y en verdad que su amable y atento servidor no podría estar en desacuerdo con esa sagrada afirmación; pero yo no sólo amaba a Veloe, sino que la leía. Aprendí a leer a Veloe como a nadie; podía leerla con la tibia luz de la lámpara de la mesa de noche o con el sol quemante de las playas de Oaxaca, tirado en un camastro, cavando surcos en la arena con los pies. Podía leerla en el tren subterráneo, rodeado de parroquianos, o en la paz de la santa capilla, tirado en la alfombra, de pie o sentado, de cabeza o sobre las puntas de los dedos, exhausto o recién levantado, en ayunas, después de una pesada comida, lejos, en braille o con letra script. Entendí que es cosa complicada aprender a leer a una mujer, y que es tarea que puede extenderse por años. Por vidas enteras. Algunas mujeres son libros pequeños, de bolsillo, fácilmente manejables. Otras son pesados, de pasta dura, con el gramaje grueso y poco amable con los dedos. Algunas tienen prólogo y otras epílogo, y unas cuantas ambos. Algunas carecen de forros o están deshojadas. Nadie puede leer a todas las mujeres del mundo así como nadie puede leer todos los libros del mundo. Y del mismo modo que, dicen los románticos, ciertos libros nos escogen, algunas mujeres nos eligen, en silencio, y esperan a que las leamos... -Pixie (3) de Ruy Xoconostle W. (fragmento)
Ruy Xoconostle W. (Pixie 3)
- Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? - Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato. - No me importa mucho el sitio... -dijo Alicia. - Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato. - ... siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia como explicación. - ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el Gato-, si caminas lo suficiente! A Alicia le pareció que esto no tenía vuelta de hoja, y decidió hacer otra pregunta: - ¿Qué clase de gente vive por aquí? - En esta dirección -dijo el Gato, haciendo un gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero. Y en esta dirección -e hizo un gesto con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos. - Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca -protestó Alicia. -Oh, eso no lo puedes evitar -repuso el Gato-. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca. - ¿Cómo sabes que yo estoy loca? -preguntó Alicia. - Tienes que estarlo afirmó el Gato-, o no habrías venido aquí. Alicia pensó que esto no demostraba nada. Sin embargo, continuó con sus preguntas: - ¿Y cómo sabes que tú estás loco? - Para empezar -repuso el Gato-, los perros no están locos. ¿De acuerdo? - Supongo que sí -concedió Alicia. - Muy bien. Pues en tal caso -siguió su razonamiento el Gato-, ya sabes que los perros gruñen cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos. Pues bien, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco. - A eso yo le llamo ronronear, no gruñir -dijo Alicia. - Llámalo como quieras -dijo el Gato-. ¿Vas a jugar hoy al croquet con la Reina?
Lewis Carroll (Alicia en el Pais de las Maravillas)
¿Cuándo cambié a tus ojos? Adam me miró con otro «tú estás loca». —No pienso contártelo. —¿Por qué no? —Porque es una de esas cosas de tíos que no entenderías y que probablemente te cabreará. Genial. Ahora estaba definitivamente intrigada. —No me enfadaré. Solo dímelo por favor —le supliqué con dulzura. —Vale. —Me miró con cautela—. Fue la mañana siguiente a tu decimoctavo cumpleaños. Mis ojos se agrandaron al recordarlo. «¿En serio?» —Sí, la mañana en la que tú… oh, casualmente, me dijiste que habías perdido la virginidad. ¿Fue ese el momento en que se dio cuenta de que sentía algo por mí? Dios… Joss tenía razón, los hombres era trogloditas. (...) Adam había estado celoso. No fue lo que me pareció en aquel momento. —Supe que estabas enojado conmigo, pero creí que era otro de esos episodios de «hermano mayor sobreprotector». —¡No! —Adam movió la cabeza sombríamente, se echó hacia atrás y se apoyó en las palmas de las manos—. Fue uno de esos episodios «estoy buscando a la hermana pequeña de mi mejor amigo, que me acaba de decir que se ha acostado con un tío por primera vez y lo único que veo son sus labios hinchados y su pelo revuelto recién salido de la cama y me he puesto jodidamente cachondo». —Sus ojos se detuvieron en mi boca conforme recordaba—. Mi cuerpo reaccionó a lo que habías dicho antes de que pudiera hacerlo mi cabeza. De repente me encontré preguntándome cómo sería ser acariciado por tus labios, a qué sabrías, cómo me sentiría al tener tus largas piernas alrededor de mi espalda mientras empujaba dentro de ti... —Me sacudí, notando cómo se me calentaba la piel ante el conocimiento de que Adam había estado teniendo pensamientos lascivos sobre mí durante mucho tiempo sin que yo tuviera ni idea—. Así que me cabreé. Conmigo por desearte así. Y también contigo… por dejarle probarte… Nuestras miradas se encontraron y mi respiración se tornó pesada. Supe que si no decía nada terminaríamos haciendo el amor en la segunda habitación antes de que pudiéramos acabar nuestro paseo por el sendero de la memoria.
Samantha Young (Until Fountain Bridge (On Dublin Street, #1.5))
Liguei para Carmen García Mallo, uma das minhas melhores amigas, com o ânimo sombrio e furibundo: — Hoje eu queria escrever, tinha o dia todo para escrever, e desperdicei o tempo respondendo e-mails. — Por quê? — Sei lá. Às vezes a gente evita começar o trabalho. É uma coisa esquisita. — Por preguiça? — Não, não. — Por quê? — Por medo. Não soube explicar, mas ontem, na desproteção extrema da noite, na claridade alucinada da noite, enquanto me revirava na cama, entendi exatamente o que queria dizer. Por medo de tudo o que você deixa sem escrever uma vez que parte para a ação. Por medo de concretizar a ideia, de aprisioná-la, deteriorá-la, mutilá-la. Enquanto permanecem no rutilante limbo do imaginário, enquanto são somente ideias e projetos, seus livros são absolutamente maravilhosos, os melhores livros que já foram escritos. E só depois, quando você os vai cravando na realidade palavra por palavra, como Nabokov cravava suas pobres borboletas na cortiça, é que se transformam em coisas inevitavelmente mortas, em insetos crucificados, por mais que sejam recobertos por um triste pó de ouro.
Rosa Montero (La loca de la casa)