Lo Pan Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Lo Pan. Here they are! All 100 of them:

-¿Qué leías? Guardó silencio durante unos segundos y al final admitió: -Peter Pan y Wendy. Héctor fingió sorprenderse, pero la risa lo traicionó. -Tú y tus lecturas raras... -Oye, que es un clásico. -Infantil. -Sí, bueno. Con algo tendré que alimentar a mi niña interior, ¿no? No voy a dejar que se muera de inanición como hiciste tú con el tuyo -le dijo medio en serio medio en broma. Su amigo le dirigió una mirada inquisitiva y Abril dijo-: Admítelo. Lo mataste. Al Héctor-niño, digo. Y ahora eres demasiado maduro.
Laia Soler (Los días que nos separan)
Yo quiero alguien del cual pueda aprender. Alguien con defectos, una persona no perfecta pero perfectible. Lo difícil es encontrar a esa persona adecuada y ser adecuado para esa persona.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
- Y usted qué es, Óscar? de derechas o de izquierdas? - Óscar es ácrata, papá - cortó Marina El pedazo de pan se me atragantó. No sabía lo que significaba aquella palabra, pero sonaba a anarquista en bicicleta.
Carlos Ruiz Zafón (Marina)
Lo que más odio": La crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los hermanos mayores, la aritmética, que haya quienes no tienen para comer mientras otros se quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados; que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el pan a la basura.
José Emilio Pacheco (Las batallas en el desierto)
Panem et circenses quiere decir «pan y circo». El que lo escribió se refería a que, a cambio de tener la barriga llena y entretenimiento, su gente había renunciado a sus responsabilidades políticas y, por tanto, a su poder.
Suzanne Collins (Sinsajo (Los Juegos del Hambre #3))
Ahora que no te escribo cuando me voy. Ahora que estoy más vivo de lo que estoy. Ahora que nada es urgente, que todo es presente, que hay pan para hoy. Ahora que no te pido lo que me das. Ahora que no me mido con los demás. Ahora que, todos los cuentos, parecen el cuento de nunca empezar.
Joaquín Sabina
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, a cambio de sus besos y su prisa; con ella descubrí que hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno.
Joaquín Sabina
Es mucho más importante con quién comes que lo que comes. Ése es un derecho fundamental; el de decidir con quién compartes el pan y la sal.
Benito Taibo (Persona normal)
No quiero decirte algo que ya hayan dicho en el cine o en la tele o en la radio o lo hayan escrito en el periódico o en una revista o lo haya leído en una novela o en un cuento. Quiero para ti algo único, inimitable.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
Te has dado cuenta que en los mejores momentos de tu vida no necesariamente hubo una cámara captando ese instante, hubiera sido genial pero más allá de eso, lo más importante fue lo que sentiste en el conjunto de esos instantes.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
En esta vida siempre van a existir personas que nos van a criticar negativamente, van a buscar nuestros defectos hasta hacernos sentir mal. Lo que debemos hacer es ponernos una coraza mental para poder resistir todos esos ataques, censuras y luego poder seguir adelante.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
Vivir pendiente de lo que digan otros no sirve de nada, nunca puedes complacer a todos.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
Tienes que aprender a ser tú misma. A tomar tus propias decisiones. A no tener miedo al qué dirán. A que te importe una mierda lo que dicen tus amigas.
Cristina Campos (Pan de limón con semillas de amapola)
—¿Una última vez? ¿Para la audiencia? —me dice, no en tono enfadado, sino hueco, lo que es mucho peor. El chico del pan empieza a alejarse de mí. Lo cojo de la mano con fuerza, preparándome para las cámaras y temiendo el momento en que no me quede más remedio que dejarlo marchar.
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
La casa se llenó de amor. Aureliano lo expresó en versos que no tenían principio ni fin. Los escribía en los ásperos pergaminos que le regalaba Melquíades, en las paredes del baño, en la piel de sus brazos, y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre
Gabriel García Márquez (One Hundred Years of Solitude)
Las piezas todavía no han encajado del todo, pero siento que se forma un plan, que no ha aceptado su muerte. Ya está luchando por seguir vivo, lo que significa, además, que el bueno de Peeta Mellark, el chico que me dio el pan, está luchando por matarme.
Suzanne Collins (The Hunger Games (The Hunger Games, #1))
William Rackham es lo que podríamos llamar un cristiano ateo supersticioso; es decir, cree en un Dios que si bien puede que ya no sea responsable de que salga el sol, de salvar a la reina o de proveer del pan de cada día, sigue siendo el principal sospechoso cuando algo va mal.
Michel Faber (The Crimson Petal and the White)
-Ya sé que querías ser amable -dijo, ablandándose-, así que me puedes dar un beso. Se había olvidado momentáneamente de que él no sabía lo que eran los besos. -Ya me parecía que querrías que te lo devolviera -dijo él con cierta amargura e hizo ademán de devolverle el dedal. -Ay, vaya -dijo la amable Wendy-, no quiero decir un beso, me refiero a un dedal. -¿Qué es eso? -Es como esto. Le dio un beso. -¡Qué curioso! -dijo Peter con curiosidad-. ¿Te puedo dar un dedal yo ahora? -Si lo deseas -dijo Wendy, esta vez sin inclinar la cabeza. Peter le dio un dedal y casi inmediatamente ella soltó un chillido.
J.M. Barrie (Peter Pan)
-En el pan es de día -murmura Johnny, tapándose la cara-. Y yo me atrevo a tocarlo, a cortarlo en dos, a metérmelo en la boca. No pasa nada, ya se: eso es lo terrible. Te das cuenta de que es terrible que no pase nada? Cortas el pan, le clavas el cuchillo, y todo sigue como antes. Yo no comprendo, Bruno.
Julio Cortázar (Las armas secretas)
No hay nadie en el mundo que atienda mejor que la pobretería en España el arte de no hacer nada y de vivir de nada; el clima del país contribuye con la mitad , el temperamento de las gentes aporta la otra mitad. Dad, en efecto, a un español la sombra en verano, el sol en invierno, un trozo de pan, ajos, aceite, garbanzos, una vieja capa y una guitarra, aunque no sea propia, los sones de la guitarra, ¡y que ruede el mundo como quiera! Hablarle de estreches! Para él no hay desgracia; la soportan sus hombros sin encogerse, lo mismo que cuando cuelga de ellos la raída capa. El español es siempre un hidalgo, aun en hambre y en harapos.
Washington Irving (Tales of the Alhambra)
—¿Qué me has traído? —me preguntó, emocionada. Sonreí. —¿Y tú? ¿Qué me has traído? —bromeé. Auri sonrió y alargó la mano. Vi brillar algo en su palma a la luz de la luna. —Una llave —contestó con orgullo, y me la puso en la mano. La cogí y noté su agradable peso. —Es muy bonita —dije—. ¿Qué abre? —La luna —respondió ella, muy seria. —Ah, podría serme muy útil —dije examinándola. —Eso mismo pensé yo. Así, si hay una puerta en la luna, podrás abrirla. —Se sentó en el tejado con las piernas cruzadas y me miró con una amplia sonrisa en los labios—. Aunque yo no fomentaría esa clase de comportamiento insensato. [...] —Te he traído un poco de pan. [...]. Y una botella de agua. —Eso también es muy bonito —dijo ella con gentileza. [...]—. ¿Qué hay en el agua? [...]. —Flores —respondí—. Y el trozo de luna que no está en el cielo esta noche. Lo he metido también. [...] —Yo ya mencioné la luna —dijo con un deje de reproche. —Entonces, solo flores. Y el brillo del cuerpo de una libélula. Yo quería un trozo de luna, pero solo conseguí el brillo azul de una libélula. Auri inclinó la botella y dio un sorbo de agua. —Es maravillosa.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Lo que más odio": La crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los hermanos mayores, la aritmética, que haya quienes no tienen que comer mientras otros se quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados; que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el pan a la basura.
José Emilio Pacheco (Las batallas en el desierto)
-Si supierais lo maravilloso que es el amor de una madre -les dijo Wendy en tono de triunfo-, no tendríais miedo.
J.M. Barrie (Peter Pan)
¿Me preguntas por qué compro pan y libros? Compro pan para vivir y libros para tener algo por lo que vivir. La lectura es como la sal, no alimenta pero da sabor al pan.
Alejandro Mos Riera
Quizá nos hemos imaginado tanto lo que íbamos a ser que es imposible que nos satisfaga lo que estamos siendo.
Nando López (Hasta nunca, Peter Pan (ESPASA NARRATIVA) (Spanish Edition))
Pan, circo y algo que venerar, es todo lo que necesitan.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
A lo mejor si dejo de querer ser otra persona todo el tiempo, la persona que soy empieza a sufrir menos.
Nando López (Hasta nunca, Peter Pan (ESPASA NARRATIVA) (Spanish Edition))
Tú no sabías lo que era un beso, le preguntaste a mi lengua y hallaste la respuesta.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
será reconfortante saber entonces / cuando tú y yo tengamos que buscarnos / por encima y a través / de tantas cosas / lo mucho que nos quisimos en invierno
Paula Melchor (Amor y pan)
Ya no hay adultos, lo único que queda son niños de todas las edades. Escribir un libro sobre mi infancia es, pues, hablar de mí en presente. Peter Pan es amnésico.
Frédéric Beigbeder (Una novela francesa)
Cerrar los ojos. Cómo quisiera cerrar los ojos y empezar de nuevo y abrirlos después con la tardía lucidez que traen los años pero con la vitalidad que ya no tengo. Dios da pan al que no tiene dientes, pero antes, mucho antes, le dio hambruna al que los tenía. Linda trampa la de Dios. Después de todo, los refranes populares son algo así como un curriculum divino. Se armó la de Dios es Cristo: virulencia y furia. Dios los cría y ellos se juntan: conspiración y acoso. Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César: repartija y prorrateo. Como Dios manda: prepotencia e imperio. Dios paso de largo: indiferencia y menosprecio. A Dios rogando y con el mazo dando: parapoliciales, paramilitares, escuadrones de la muerte, etc. Cuando Dios quiera: poder omnímodo. Dios nos libre y nos guarde: neocolonialismo. Dios castiga sin palo ni piedra: tortura subliminal. Vaya con Dios: malas compañías.
Mario Benedetti (Primavera con una esquina rota)
Cuando empezaba a trabajar, ya estaba cansada, pero eso era una ventaja y no un inconveniente. La rutina de la casa, los niños, las reuniones de padres de alumnos, los disfraces de Navidad, de carnaval, de fin de curso, las citas con los tutores, el calendario de vacunaciones y todo lo demás, la agotaba de tal manera que los días laborables no se lo parecían tanto.
Almudena Grandes (Los besos en el pan)
No conocía la melodía, que era «hogar, dulce hogar», pero sabía que estaba diciendo: «Vuelve, Wendy, Wendy, Wendy» y exclamó entusiasmado: -Señora, jamás volverá a ver a Wendy, porque la ventana está cerrada. Volvió a atisbar para ver por qué se había interrumpido la música y entonces vio que la señora Darling había apoyado la cabeza en la caja del piano y que tenía dos lágrimas en los ojos. «Quiere que abra la ventana», pensó Peter, «pero no lo haré, no señor.» Volvió a asomarse y las lágrimas seguían allí, u otras dos que habían ocupado su lugar. -Quiere muchísimo a Wendy-se dijo. Entonces se enfadó con ella por no darse cuenta de por qué no podía tener a Wendy. La razón era tan sencilla: -Yo también la quiero. No podemos tenerla los dos, señora.
J.M. Barrie (Peter Pan)
Si tú me domésticas, mi vida estará llena de sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito (Spanish Edition))
La gente tiene miedo de mostrarse, de exponer lo que piensa y peor si se trata de ideas sobre sentimientos. En ocasiones creo que es porque piensan subconscientemente que quedarán más vulnerables.
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
El pan está fuera de mí, pero lo toco con los dedos, lo siento, siento que eso es el mundo, pero si yo puedo tocarlo y sentirlo, entonces, no se puede decir realmente que sea otra cosa, o ¿tú crees que se puede decir?
Julio Cortázar (Las armas secretas)
En mi interior aún hay un agujero con forma de madre. Siempre lo habrá. Pero tal vez no tenga por qué ser un hoyo profundo y oscuro donde tropezar y caerme. Tal vez pueda ser una vasija. Algo que albergue recuerdos y colores (…)
Emily X.R. Pan (The Astonishing Color of After)
Algunos de nosotros se estancaron en la conquista estúpida de lo cotidiano, viles y ruines buscando el pan de cada día, y queriendo obtenerlo sin el trabajo sentido, sin la consciencia de esfuerzo, sin la nobleza de la conquista.
Fernando Pessoa (Libro del desasosiego)
«La finestra dalla quale sono volato via sarà certamente aperta. La mamma la lascerà sempre aperta, nella speranza che io ritorni».
 «Come fai a saperlo?» gli chiesero, stupite; e Peter non seppe spiegare come lo sapeva.
 «Lo so, e basta» rispose.

J.M. Barrie (Peter Pan)
Recuerda lo que dice el proverbio: "la ganancia es hermana de la pérdida". A menudo sucede que hoy eres rico y mañana estás mendigando un pedazo de pan. En cambio, la vida del campesino es más segura: modesta, pero larga; nunca seremos ricos, pero siempre tendremos qué comer.
Leo Tolstoi (How Much Land Does a Man Need?)
Obviamente —contesta Alex. Lanza una mirada a Pan de Maíz y se encoge sobre sí mismo—. Dios, estos bichos, cuando te miran, dan la impresión de leerte el pensamiento. Pan de Maíz conoce todos mis pecados, Henry. Pan de Maíz sabe todo lo que he hecho y ha venido aquí para hacerme pagar por ello.
Casey McQuiston (Rojo, blanco y sangre azul)
¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 Que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras; y no te escondas de tu hermano.
Russell M. Stendal (Las Sagradas Escrituras (Biblia Del Jubileo 2000))
Una mañana mi madre me dio un pedazo de pan que parecía recién hecho o quizá lo imagino recién hecho y un puñado de aceitunas negras, muy sabrosas, de esas aceitunas arrugadas que se llaman de Aragón. Recuerdo aquellos sabores, la alegría de mi libertad en la calle. La mirada protectora de mi madre. Si pudiera volver a aquella mañana.
Manuel Vázquez Montalbán
Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha)
Tiene gracia que, cuando no puedes dormir, el cerebro se ponga patas arriba, se convierta en algo desesperado y hambriento. Lo único que quiero ahora mismo es caer de cabeza en la más negra de las negruras. Lo único que quiero es que todo se apague para poder descansar al fin. Que los colores se detengan. Mandar lejos los pensamientos.
Emily X.R. Pan (The Astonishing Color of After)
Sé por experiencia propia que en un hogar sencillo, en el que se trabaja para ganar el pan, se puede ser muy feliz, y que sufrir pequeñas privaciones ayuda a valorar más lo que se tiene. No me importa que Meg lleve una vida sencilla porque, si no me equivoco, dispondrá de la mejor riqueza: el corazón de un hombre bueno. Y esa es la mejor de las fortunas.
Louisa May Alcott (Mujercitas)
La sabiduría no es solo un conocimiento intelectual de Dios. Es un profundo anhelo por Dios. Más que un deseo de conocer el mundo como Dios lo conoce, la sabiduría es el deseo de conocer el mundo con Dios. Es una búsqueda incesante de la presencia de Dios. Es un hambre y una sed desesperadas de Dios, el pan de vida y el agua viva. La sabiduría es adoración.
Brett McCracken (La Pirámide de la Sabiduría: Cómo alimentar tu alma en un mundo posverdad (Spanish Edition))
A shooting star. Make a wish, lo—ahem. Wendy,” Peter whispered. Wendy laid her head on Peter’s chest and breathed deeply. “I have everything I could ever wish for.
Lucy Gould (The Rescue)
—Habrá advertido que no tenemos electricidad, Óscar. Lo cierto es que no creemos demasiado en los adelantos de la ciencia moderna. Al fin y al cabo, ¿qué clase de ciencia es esa, capaz de poner un hombre en la Luna pero incapaz de poner un pedazo de pan en la mesa de cada ser humano? —A lo mejor el problema no está en la ciencia, sino en quiénes deciden cómo emplearla —sugerí.
Carlos Ruiz Zafón (Marina)
En los antiguos tiempos (decía el libro de texto) antes de la gloriosa Revolución, no era Londres la hermosa ciudad que hoy conocemos. Era un lugar tenebroso, sucio y miserable donde casi nadie tenía nada que comer y donde centenares y millares de desgraciados no tenían zapatos que ponerse ni siquiera un techo bajo el cual dormir. Niños de la misma edad que vosotros debían trabajar doce horas al día a las órdenes de crueles amos que los castigaban con látigos si trabajaban con demasiada lentitud y solamente los alimentaban con pan duro y agua. Pero entre toda esta horrible miseria, había unas cuantas casas grandes y hermosas donde vivían los ricos, cada uno de los cuales tenía por lo menos treinta criados a su disposición. Estos ricos se llamaban capitalistas.
George Orwell (1984)
El senador Trueba, que por principio detestaba esas cosas, comprendió lo que habían querido decir sus amigos del Club, cuando aseguraban que el marxismo no tenía ni la menor oportunidad en América Latina, porque no contemplaba el lado mágico de las cosas. «Pan, circo y algo que venerar, es todo lo que necesitan», concluyó el senador, lamentando en su fuero interno que faltara el pan.
Isabel Allende (La casa de los espíritus)
El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontáneo. Al final del día prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas. Así, además de ese bien grande y amenazador, existe también la bondad cotidiana de los hombres. Es la bondad de una viejecita que lleva un mendrugo de pan a un prisionero, la bondad del soldado que da de beber de su cantimplora al enemigo herido, la bondad de los jóvenes que se apiadan de los ancianos, la bondad del campesino que oculta en el pajar a un viejo judío. Es la bondad del guardia de una prisión que, poniendo en peligro su propia libertad, entrega las cartas de prisioneros y reclusos, con cuyas ideas no congenia, a sus madres y mujeres. Es la bondad particular de un individuo hacia, otro, es una bondad sin testigos, pequeña, sin ideología. Podríamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los nombres al margen del bien religioso y social. Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un ratón O a una rama quebrada que el transeúnte, parándose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rápido. En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universa I, en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido. Vida y Destino (Galaxia Gutenberg)
Vasily Grossman
¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?, ¿cuando somos de veras lo que somos?, bien mirado no somos, nunca somos a solas sino vértigo y vacío, muecas en el espejo, horror y vómito, nunca la vida es nuestra, es de los otros, la vida no es de nadie, ¿todos somos la vida? pan de sol para los otros, ¿los otros todos que nosotros somos?, soy otro cuando soy, los actos míos son más míos si son también de todos, para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos nosotros, la vida es otra, siempre allá, más lejos, fuera de ti, de mí, siempre horizonte, vida que nos desvive y enajena, que nos inventa un rostro y lo desgasta, hambre de ser, oh muerte, pan de todos.
Octavio Paz (Piedra de Sol)
Ser uno con todo, ésa es la vida de la divinidad, ése es el cielo del hombre. Ser uno con todo lo viviente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza, ésta es la cima de los pensamientos y alegrías, ésta es la sagrada cumbre de la montaña, el lugar del reposo eterno donde el mediodía pierde su calor sofocante y el trueno su voz, y el hirviente mar se asemeja a los trigales ondulantes.
Friedrich Hölderlin (Hyperion oder Der Eremit in Griechenland)
No fue el dolor, sino lo in­jus­to del asun­to, lo que aton­tó a Peter. Lo dejó im­po­ten­te. Sólo podía mirar, ho­rro­ri­za­do. Todos los niños reac­cio­nan así la pri­me­ra vez que los tra­tan con in­jus­ti­cia. A lo único que pien­san que tie­nen de­re­cho cuan­do se le acer­can a uno de buena fe es a un trato justo. Des­pués de que uno haya sido in­jus­to con ellos se­gui­rán que­rién­do­lo, pero nunca vol­ve­rán a ser los mis­mos.
J.M. Barrie (Peter Pan)
La sociedad está en constante conspiración contra la virilidad de cada uno de sus miembros. La sociedad es una compañía de acciones conjuntas, en los que los miembros llegan a acuerdos que aseguren el pan a los accionistas, pero sacrificando la libertad individual de tal accionista. En tales casos, la sociedad exige conformidad. La autoconfianza es todo lo contrario. El conformismo no ama a emprendedores y creadores, sino a nombres y costumbres.
Ralph Waldo Emerson (La autoconfianza (Spanish Edition))
Influenciar a una persona es prestarle nuestra propia alma. No piensa ya sus pensamientos naturales, ni arde con sus propias pasiones. Sus virtudes dejan de ser suyas. Sus pecados, si es que hay pecados, son de segunda mano. Se convierte en el eco de una música ajena, en el actor de un papel que no había sido escrito para él. El fin de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad. Advertir nuestra propia naturaleza cabalmente, para eso hemos venido. Hoy los hombres se asustan de sí mismos. Han olvidado el más alto de sus deberes, el deber que uno se debe a sí mismo. Sí, son caritativos; dan pan al hambriento y vestido al mendigo. Pero sus propias almas mueren de hambre y van desnudas. El valor abandonó a nuestra raza. Quizás nunca lo tuvimos. El temor a la sociedad, es la base de la moral; y el temor de Dios, es el secreto de la religión: tales son las dos fuerzas que nos gobiernan. Y, sin embargo…
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
–Amiguito –le dijo el orador– ¿crees que el Papa es el anticristo? –Nunca lo había oído –respondió Cándido–; pero séalo o no, yo no tengo pan que comer. –Ni lo mereces –replicó el otro–; anda, bribón, anda, miserable, y que no te vuelva a ver en mi vida. Se asomó en esto a la ventana la mujer del ministro, y viendo a uno que dudaba de que el Papa fuera el anticristo, le tiró a la cabeza un vaso lleno de… ¡Oh, cielos, a qué excesos se entregan las damas por celo religioso!
Voltaire
Siempre hay un rey sobre un caballo en las viejas ciudades; lo custodian las fuentes y los niños y un insólito pájaro. Cuando los veo, pienso que la muerte mira de las estatuas armada hasta los dientes, con sus ojos de bronce clausurado. Si pregunto por ellos, me describen galopes y batallas. Nunca al caballo libre en las praderas ni al señor en su casa. Todos cuentan la historia por las guerras en las viejas ciudades y por más que pregunto nadie sabe describir la morada donde amasaba pan el panadero y su mujer hilaba. La historia que nos cuentan es la historia de una que otra batalla, pero jamás nos dicen que, entretanto, el labrador sembraba y que, segando el trigo de la vida, los jóvenes se amaban mirándose a los ojos, como miro la paz en tu mirada, mientras paseamos por la antigua plaza con un rey a caballo donde juegan los niños y las fuentes son catedrales de agua. La paz, amor, es ese pájaro insólito que, a veces, se posa en las estatuas.
Armando Tejada Gómez
La separación de cuerpos y sombras es un asunto literario de relativo éxito cuyo punto culminante es la figura de Peter Pan. Pero si es raro que un hombre busque su sombra, mucho más exótico es encontrar una sombra en su cuerpo. Cerca de los baños del bar La Academia, hay una solitaria oscuridad sentada que anda rastreando a alguien. No tiene el menor dato sobre lo que busca ni sobre lo que es. Los mozos suelen confundirse al señalarla y los poetas billaristas que cunden en ese lugar afirman que todos somos esa oscuridad.
Alejandro Dolina (Bar del Infierno (Spanish Edition))
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema [...]
César Vallejo (LOS HERALDOS NEGROS (Spanish Edition))
De verle alguien, le acusaría de padecer algo parecido al síndrome de Peter Pan. No era un síndrome: Manuel vivía como el del cuento. Era como si a un húngaro le endilgaran el complejo de húngaro. A Manuel le vendrían echando en cara la tal desviación los que sospecharan de sí mismos que estaban envejeciendo injustamente, como por complot contra sus personas. Le saldrían con la imputación los que van corriendo siempre a tiempo vencido, arrastrando relojes ciclópeos. Los que están cumpliendo años mal. O peor: los que quieren crecer y no lo consiguen.
Santiago Lorenzo (Los asquerosos)
- Secondo te le stelle sanno di pan di zucchero o di sale? - Non lo so, non le ho mai assaggiate. - Io sì, sono rimasta molte notti sul balcone della casa dei bambini chiusi. Le stelle in estate perdono briciole che arrivano in bocca. - E come sono? - Salate, a gusto di mandorla amara. - Le preferivo dolci. - Ma no, guasterebbero la terra per quante ne arrivano. Certe notti c'è tempesta di stelle sbriciolate. La terra è seminata da loro, riceve senza poter restituire. Allora dal basso si alzano le preghiere a sdebitarsi di alberi e di bestie che ringraziano.
Erri De Luca (Il giorno prima della felicità)
8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
El otoño. Nuestra barca en lo alto de las brumas inmóviles vira hacia el puerto de la miseria, la ciudad enorme de cielo manchado de fuego y lodo. ¡Ah! ¡los harapos podridos, el pan empapado en lluvia, la embriagues, los mil amores que me han crucificado! ¿No acabará nunca esta vampira, soberana de millones de almas y de cuerpos muertos y que serán juzgados! Vuelvo a verme, la piel devorada por el fango y la peste, lleno de gusanos los cabellos y las axilas y con gusanos aún mayores en el corazón, tendido entre desconocidos sin edad, sin sentimiento… Hubiera podido morir allí… ¡Horrible evocación! Execro la miseria.
Arthur Rimbaud (A Season in Hell)
-Tanto te gusta leer? -me preguntó mientras nos dirigíamos lentamente en la oscuridad hacia la piazzetta. La miré como si me hubiese preguntado si me gustaba la música, o el pan con sal y mantequilla, o la fruta fresca en verano. -No me malinterpretes -continuó-, a mí también me gusta leer. Pero no se lo digo a nadie. Por fin alguien que dice la verdad, pensé. Le pregunté por qué no se lo decía a nadie. -No lo sé... -esto parecía más una manera de solicitar tiempo para pensar o una forma de evadirse antes de contestar-. La gente que lee se oculta. Ocultan quiénes son. La gente que se esconde no siempre aprueba su propia forma de ser.
André Aciman (Call Me By Your Name (Call Me By Your Name, #1))
¿Qué es lo más importante en la vida? Si preguntamos a una persona que se encuentra en el límite del hambre, la respuesta será comida. Si dirigimos la misma pregunta a alguien que tiene frío, la respuesta será calor. Y si preguntamos a una persona que se siente sola, la respuesta seguramente será estar con otras personas. Pero con todas esas necesidades cubiertas, ¿hay todavía algo que todo el mundo necesite? Los filósofos opinan que sí. Opinan que el ser humano no vive sólo de pan. Es evidente que todo el mundo necesita comer. Todo el mundo necesita también amor y cuidados. Pero aún hay algo más que todo el mundo necesita. Necesitamos encontrar una respuesta a quién somos y por qué vivimos.
Jostein Gaarder (El mundo de Sofía)
todos estamos recibiendo caridad. Hay algo en cada uno de nosotros que, de modo natural, no puede ser amado; no es culpa de nadie que eso no sea amado, porque sólo lo que es amable puede ser amado naturalmente; pretender lo contrario sería lo mismo que pedirle a la gente que le guste el sabor a pan rancio o el ruido de un taladro mecánico. Podemos ser perdonados, compadecidos y amados a pesar de todo, con caridad; pero no de otra manera. Todos los que tienen buenos padres, esposas, maridos o hijos pueden estar seguros de que a veces—y quizá siempre, respecto a algún rasgo o hábito en concreto—están recibiendo caridad, que no son amados porque son amables, sino porque el Amor en sí mismo está en quienes los aman.
C.S. Lewis (Los Cuatro Amores (Spanish Edition))
¿Cree que puedo quedarme si no significo nada para usted? ¿Cree que soy un autómata?, ¿una máquina sin sentimientos? ¿Cree que puedo soportar que me quiten el pedazo de pan de la boca y la gota de agua vital del vaso? ¿Cree que porque soy pobre, fea, anodina y pequeña, carezco de alma y corazón? ¡Se equivoca! Tengo la misma alma que usted, y el mismo corazón. Y, si Dios me hubiera dotado de algo de belleza y una gran fortuna, le habría puesto tan difícil dejarme como lo es para mí dejarlo a usted. No le hablo con la voz de la costumbre o de las convenciones, ni siquiera con voz humana; ¡es mi espíritu el que se dirige al suyo, como si ambos hubiéramos muerto y estuviéramos a los pies de Dios, iguales, como lo somos!
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
¿Cree que puedo quedarme sino significo nada para usted? ¿Cree qué soy un autómata?, ¿una máquina sin sentimientos? ¿Cree que puedo soportar que me quiten el pedazo de pan de la boca y la gota de agua vital del vaso? ¿Cree que porque soy pobre, fea, anodina y pequeña, carezco de alma y corazón? ¡Se equivoca! Tengo la misma alma que usted, y el mismo corazón. Y, si Dios me hubiera dotado de algo de belleza y una gran fortuna, le habría puesto tan difícil dejarme como lo es para mí dejarlo a usted. No le hablo con la voz de la costumbre o de las convenciones, ni siquiera con voz humana; ¡ es mi espíritu el que se dirige al suyo, como si ambos hubiéramos muerto y estuviéramos a los pies de Dios, iguales, como lo somos!
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? 8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. 9 Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; 10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
La vita, quando fu davvero nostra? Quando siamo davvero ciò che siamo? A ben guardare noi da soli siamo nient’altro che vertigine e voragine, ghigni dentro lo specchio, orrore e vomito, la vita mai è nostra, è degli altri, la vita è di nessuno, tutti siamo la vita – pane di sole per gli altri, quegli altri tutti che noi stessi siamo – Sono altro quando sono, ogni mio atto è ancor più mio quando appartiene a tutti, per poter essere devo essere altro, uscir da me, cercarmi in mezzo agli altri, gli altri che sono solo se io esisto, gli altri da cui ricevo piena vita, non sono, non c’è io, ma sempre noi, la vita è altra, sempre in là, più avanti, fuori da te, da me, sempre orizzonte, la vita che ci estrania dalla vita, che ci disegna un volto e lo consuma, fame d’essere, oh morte, pan di tutti…
Octavio Paz
el gran macho cabrío. ¡Salve, demonio mudo! Eres el más intenso animal. Místico eterno del infierno carnal… ¡Cuántos encantos tiene tu barba, tu frente ancha, rudo Don Juan! ¡Qué gran acento el de tu mirada mefistofélica y pasional! Vas por los campos con tu manada, hecho un eunuco ¡siendo un sultán! Tu sed de sexo nunca se apaga; ¡bien aprendiste del padre Pan! La cabra lenta te va siguiendo, enamorada con humildad; mas tus pasiones son insaciables; Grecia vieja te comprenderá. ¡Oh ser de hondas leyendas santas de ascetas flacos y Satanás, con piedras negras y cruces toscas, con fieras mansas y cuevas hondas, donde te vieron entre la sombra soplar la llama de lo sexual! ¡Machos cornudos de bravas barbas! ... ¡Machos cabríos! Sois metamorfosis de viejos sátiros perdidos ya. Vais derramando lujuria virgen como no tuvo otro animal. ¡Iluminados del Mediodía!
Federico García Lorca
— La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder político o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido. El más famoso de los cínicos fue Diógenes, que era discípulo de Antístenes. Se dice de él que habitaba en un tonel y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan. (¡Así no resultaba fácil quitarle la felicidad!) Una vez en que estaba sentado tomando el sol delante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, el cual se colocó delante del sabio y le dijo que si deseaba alguna cosa, él se la daba. Diógenes contestó: «Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol». De esa manera mostró Diógenes que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.
Jostein Gaarder (El mundo de Sofía)
No hay nada como el suspense y la ansiedad para parapetar el alma de un humano contra el Enemigo. Él quiere que los hombres se preocupen de lo que hacen; nuestro trabajo consiste en tenerles pensando qué les pasará. Tu paciente debería aceptar con paciencia la tribulación que le ha caído en suerte: el suspense y la ansiedad actuales. Es sobre esto por lo que debe decir: “Hágase tu voluntad”, y para la tarea cotidiana de soportar esto se le dará el pan cotidiano. Es asunto tuyo procurar que el paciente nunca piense en el temor presente como en su cruz, sino sólo en las cosas de las que tiene miedo. Déjale considerarlas sus cruces: déjale olvidar que, puesto que son incompatibles, no pueden sucederle todas ellas. Piensa en tu hombre como en una serie de círculos concéntricos, de los que el más interior es su voluntad, después su intelecto, y finalmente su imaginación. Debes estar empujando constantemente todas las virtudes hacia fuera, hasta que estén finalmente situadas en el círculo de imaginación, y todas las cualidades deseables hacia dentro, hacia el círculo de la voluntad.
C.S. Lewis (The Screwtape Letters)
Lo hice nuevamente. Uno de cada diez años puedo soportarlo… una especie de milagro ambulante, mi piel brilla como una pantalla nazi, mi pie derecho un pisapapeles, mi rostro sin forma, delgado lienzo judío. Retira la compresa, ¡ah, enemigo mío! ¿te doy miedo?… ¿La nariz, la fosa de los ojos, toda la dentadura? El aliento agrio un día se desvanecerá. Pronto, pronto la carne que alimentó la grave sepultura me será familiar y yo seré una mujer sonriente, sólo tengo treinta. Y como el gato tengo nueve vidas que morir. Ésta es la Número Tres. Qué basura para la aniquilación de cada década. Qué millón de filamentos. La multitud como maní prensado se atropella para ver desenvuelven mis manos y pies… el gran strip tease señoras y señores éstas son mis manos mis rodillas. Puede que esté piel y huesos, sin embargo, soy la misma e idéntica mujer. La primera vez que ocurrió, tenía diez. Fue un accidente. La segunda vez quise que fuera definitivo y no regresar jamás. Me mecí doblada sobre mí misma como una concha. Tuvieron que llamar y llamar y quitarme uno a uno los gusanos como perlas viscosas. Morir es un arte, como cualquier otro, yo lo hago de maravillas. Hago que se sienta como un infierno. Hago que se sienta real. Creo que podrían llamarlo un don. Es tan fácil que puedes hacerlo en una celda. Es tan fácil que puedes hacerlo y quedarte ahí, quietita. Es el teatral regreso a pleno día al mismo lugar, a la misma cara, al mismo grito brutal y divertido “¡Milagro!” que me deja fuera de combate. Hay un precio a pagar para mirar las escaras, hay un precio a pagar para auscultar mi corazón… late de veras. Y hay un precio a pagar, un precio mayor por una palabra o un contacto o un poquito de sangre o una muestra de mi cabello o de mi ropa. Bueno, bueno, Herr Doctor. Bueno, Herr Enemigo. Soy vuestra opus, soy vuestra valiosa niña de oro puro que se funde en un chillido. Giro y ardo. No crean que no estimo su enorme preocupación. Cenizas, cenizas… Ustedes atizan y remueven. Carne, hueso, no hay nada allí… Un pan de jabón, un anillo de bodas, un empaste de oro. Herr dios, Herr Lucifer tengan cuidado tengan cuidado. Sobre las cenizas me elevo con mi cabello rojo y devoro hombres como aire.
Sylvia Plath (Ariel)
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tienen medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros muchos libros los que necesita, ¿y dónde están esos libros? ¡Libros!, ¡libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: Amor, amor, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. — Dime qué lees y te diré quién eres
Federico García Lorca
- Se vuoi, ti do un bacio. - Peter le rispose: - Grazie - e non avendo idea di ciò che fosse un bacio, le tese una mano attendendo che vi deponesse qualche cosa. Per Maimie, questo fu un terribile colpo, ma sentì che non poteva spiegargli meglio la cosa, senza maggiormente addolorarlo, perciò con squisita delicatezza gli infilò in un ditino un ditale d'argento che, frugando, si era trovata in tasta, e gli disse: - Ecco, caro! - proprio come se gli avesse dato un bacio. E Peter non seppe mai la differenza tra un bacio e un ditale. […] - Se desideri darmi un bacio, lo puoi fare - disse Maimie. Peter allora prese, con molta riluttanza, a sfilarsi il ditale dal dito; pensava che Maimie lo rivolesse e per questo stava diventando rapidamente triste e malinconico. - Non volevo dire un bacio - si corresse Maimie - ma un ditale. - Cos'è un ditale? - chiese Peter preoccupato. - Questo è un ditale - rispose Maimie e lo baciò- Così Peter le diede tanti, tanti ditali con dolcezza e serietà. E lo fece proprio bene, se considerate che era la prima volta che lo faceva. Si dice davvero a ragione che non si sa mai ciò di cui si è capaci finché non ci si è provati a farlo.
J.M. Barrie (Le avventure di Peter Pan)
- Se vuoi, ti do un bacio. - Peter le rispose: - Grazie - e non avendo idea di ciò che fosse un bacio, le tese una mano attendendo che vi deponesse qualche cosa. Per Maimie, questo fu un terribile colpo, ma sentì che non poteva spiegargli meglio la cosa, senza maggiormente addolorarlo, perciò con squisita delicatezza gli infilò in un ditino un ditale d'argento che, frugando, si era trovata in tasca, e gli disse: - Ecco, caro! - proprio come se gli avesse dato un bacio. E Peter non seppe mai la differenza tra un bacio e un ditale. […] - Se desideri darmi un bacio, lo puoi fare - disse Maimie. Peter allora prese, con molta riluttanza, a sfilarsi il ditale dal dito; pensava che Maimie lo rivolesse e per questo stava diventando rapidamente triste e malinconico. - Non volevo dire un bacio - si corresse Maimie - ma un ditale. - Cos'è un ditale? - chiese Peter preoccupato. - Questo è un ditale - rispose Maimie e lo baciò. Così Peter le diede tanti, tanti ditali con dolcezza e serietà. E lo fece proprio bene, se considerate che era la prima volta che lo faceva. Si dice davvero a ragione che non si sa mai ciò di cui si è capaci finché non ci si è provati a farlo.
J.M. Barrie (J. M. Barrie - Peter Pan (Illustrated): With New 2020 Illustrations - Fairies, Pirates, Mermaids, Native Americans)
La razón dice, Me lo ganare con mi elocuencia. El amor dice: Me lo ganare con mi silencio. El alma dice: ¿Cómo voy a ganarlo Cuando ya todo lo que tengo es la suyo? Él no quiere, a el no le preocupa, No busca un estado sublime de euforia - Entonces, ¿cómo puedo ganarmelo, Con vino dulce o u oro? Él no está atado a los sentidos - Entonces, ¿cómo puedo ganarmelo, Con toda la riqueza de China? Él es un ángel, A pesar de que aparece en la forma de un hombre. Incluso los ángeles no pueden volar en su presencia - Entonces, ¿cómo puedo ganarlo Asumiendo una forma celestial? Él vuela en las alas de Dios, Su alimento es luz pura - Entonces, ¿cómo puedo ganarlo Con una barra de pan al horno? No es ni un comerciante, ni un vendedor- Entonces, ¿cómo puedo ganarlo, Con un plan de gran beneficio? Él no es ciego, ni es fácilmente engañado - Entonces, ¿cómo puedo ganarlo Por tumbarme en la cama y fingirme gravemente enfermo? Voy a volver loco, jalar mi cabello, Moler mi cara en la tierra - ¿Cómo va a ganarlo? Puedo cubrir la tierra con rosas, Puedo llenar el océano de lágrimas, Puedo hacer retumbar los cielos con alabanzas - con nada de esto lo ganaré. Sólo hay una manera de ganar, a este Amado mío - ¡Conviértete en suyo!
Rumi (Jalal ad-Din Muhammad ar-Rumi)
Quien sea el sustento de los suyos con su trabajo no tiene ya derecho a sacrificarse. Eso es desertar de la familia. ¡Y los que tienen hijas y los que tienen hermanas! ¿Lo habéis pensado? Dejáis que os maten, ya estáis muertos, muy bien. ¿Y mañana? Unas muchachas sin pan, ¡qué cosa tan terrible! El hombre pide limosna, la mujer se vende. (...) Pensad en vuestras hermanas, los que las tengáis. La miseria, la prostitución, los guardias, Saint-Lazare, a eso es a lo que van a ir a parar esas jóvenes delicadas y hermosas, esos frágiles prodigios de pudor, de encanto y de hermosura, más lozanos que las lilas del mes de mayo. ¡Ah, que habéis querido que os matasen! ¡Ah, que ya no estáis ahí! Muy bien; por querer sacar al pueblo de las manos de la monarquía, entregáis a vuestras hijas a la policía. Amigos, cuidado, tened compasión. Hay poca costumbre de acordarse de las mujeres, de las desdichadas mujeres. Nos fiamos de que a las mujeres no las educaron como a los hombres, les impedimos leer, les impedimos pensar, les impedimos meterse en política. Pero ¿vais a poder impedirles que vayan a la morgue esta noche para identificar vuestros cuerpos? Vamos, que quienes tengan familia se porten como buenas personas y nos den un apretón de manos y se vayan y nos dejen rematar solos este asunto. Ya sé que se necesita mucho valor para irse, es difícil; pero más que difícil es meritorio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Pocas plagas socavan tanto una sociedad como la hiperinflación, y el premio político para el que pudiese acabar con ella era enorme. Los diputados de la asamblea se habían asignado salarios a salvo de la inflación, vinculándolos al precio de 30.000 kilogramos de trigo. El Directorio abolió la Ley de Máximos, que mantenía los precios bajos en artículos como el pan, la harina, la leche o la carne, por lo que las malas cosechas de 1798 provocaron que una libra de pan alcanzase los 3 soles, por primera vez en dos años, y esto provocó acaparamiento, revueltas y una ansiedad general. Pero puede que lo peor de todo fuese que el pueblo no veía posibilidad de mejora, ya que las revisiones de la constitución debían ser ratificadas tres veces por ambas cámaras, en intervalos de tres años, y después por una asamblea especial para dar por cerrado un proceso que llevaba 9 años[19]. Esta situación no era susceptible de producirse en una legislatura tan fluctuante e inestable como la de finales de 1799, que incluía a realistas camuflados, Feuillants constitucionalistas –moderados–, antiguos girondinos, neojacobinos «patrióticos» y valiosos, pero escasos, partidarios del Directorio. En contraste, las constituciones que había impuesto Napoleón recientemente en las repúblicas Cisalpina, Veneciana, Ligur, Lemánica, Helvética y Romana, junto con sus reformas administrativas en Malta y Egipto, le mostraban como un republicano celoso y eficiente, que confiaba en el fuerte control ejecutivo y central, soluciones ambas que podrían dar buen resultado en la Francia metropolitana.
Andrew Roberts (Napoleón: una vida)
—Por cierto, durante mi época de cheerleader conocí a muchos hombres bellos interesados en mí, pero a la gran mayoría le habían sustituido el cerebro por un maní, nada más atractivo que un hombre con más seguridad e inteligencia que músculos, aunque en muy pocos casos hay excepciones. Gracias a Dios lo comprendí a tiempo - dijo poniendo los ojos en blanco, recordando de lo que se había salvado y la sabia elección que había hecho—, terminé casada con el ratón de laboratorio de la universidad y puedo decir que han sido los mejores quince años de mi vida. —Eso es imposible Vivian —señaló con incredulidad, mientras observaba como ella le quitaba las mancuernillas y las colocaba sobre el escritorio—. Puede que hayas aprendido a convivir con tu esposo, pero decir que han sido los más felices… ¿acaso no hay discusiones? —Las hay, claro y algunas veces muy a menudo, ya sea porque no nos ponemos de acuerdo sobre quién va a llevar a los niños al colegio, o a quién le toca comprar el pan. Samuel se quejó al sentir el frío apoderársele de la mano, cuando Vivian se la metió en el hielo,pero inmediatamente se hizo el fuerte y ella siguió hablando. —Sin embargo, son más los buenos momentos, no todo en la vida es bueno o malo, sino una mezcla de ambos y es mejor tener con quien discutir, alguien que escuche nuestras quejas,nuestras victorias y derrotas, compartir con alguien los momentos felices y llorar con alguien nuestras penas —le decía con toda sinceridad mirándolo a los ojos—. Siempre, siempre es mejor compartir la carga, para que haya un equilibrio, tienen que haber dos partes. Sino todo el peso nos caería encima y terminaría aplastándonos.
Lily Perozo (Dulces mentiras, amargas verdades: Decisiones)
Alguien dijo, o escribió, que en aquellos tiempos famosos y terribles los españoles peleabamos todos, desde nobles hasta labriegos. Y era cierto. Unos lo hicimos por hambre de gloria y dinero, y otros por hambre de verdad: por sacudirnos de encima la miseria y llevar un trozo de pan a la boca. En los campos de batalla de medio mundo, desde las Indias a las Filipinas, el Mediterráneo, el Norte de África y Europa entera, contra toda clase de naciones bárbaras o civilizadas, peleamos hidalgos y campesinos, bachilleres y pastores, caballeros y pícaros, amos y criados, soldados y poetas. Pelearon Cervantes, Garcilaso, Lope de Vega Calderón, Ercilla. Peleamos sin descanso en los Andes y en los Alpes, en las llanuras de Italia, en la altiplanicie mexicana, en la selva del Darién, a orillas del Elba, el Amazonas, el Danubio, el Escalda, el Orinoco, en las costas de Inglaterra, en Irlanda, Lepanto, las Terceras, Argel, Orán, Bahía, Otumba, Pavía, la Goleta, el canal de Constantinopla, el Egeo, Francia, Italia, Flandes, Alemania. En todas las tierras y climas próximos o lejanos, bajo nieve, sol, lluvia o viento, huestes de españoles pequeños y recios, barbudos, fanfarrones, valerosos y crueles, hechos a la miseria, el sufrir y las fatigas, con todo por ganar y sin otra cosa que perder salvo la gorja, unos musitando una oración, otros con los labios mudos y los dientes apretados, y otros renegando a cada paso de Cristo, de los oficiales, de los trabajos y de la misma vida en todas las lenguas de España, amotinados a trechos y con las pagas atrasadas o sin ellas, seguimos a nuestros capitanes bajo las rotas banderas, haciendo temblar al mundo entero
Arturo Pérez-Reverte
»En verdad, querida, me molestáis sin tasa y compasión; diríase, al oíros suspirar, que padecéis más que las espigadoras sexagenarias y las viejas pordioseras que van recogiendo mendrugos de pan a las puertas de las tabernas. »Si vuestros suspiros expresaran siquiera remordimiento, algún honor os harían; pero no traducen sino la saciedad del bienestar y el agobio del descanso. Y, además, no cesáis de verteros en palabras inútiles: ¡Quiéreme! ¡Lo necesito «tanto»! ¡Consuélame por aquí, acaríciame por «allá»! Mirad: voy a intentar curaros; quizá por dos sueldos encontremos el modo, en mitad de una fiesta y sin alejarnos mucho. »Contemplemos bien, os lo ruego, esta sólida jaula de hierro tras de la cual se agita, aullando como un condenado, sacudiendo los barrotes como un orangután exasperado por el destierro, imitando a la perfección ya los brincos circulares del tigre, ya los estúpidos balanceos del oso blanco, ese monstruo hirsuto cuya forma imita asaz vagamente la vuestra. »Ese monstruo es un animal de aquéllos a quienes se suelen llamar “¡ángel mío!”, es decir, una mujer. El monstruo aquél, el que grita a voz en cuello, con un garrote en la mano, es su marido. Ha encadenado a su mujer legítima como a un animal, y la va enseñando por las barriadas, los días de feria, con licencia de los magistrados; no faltaba más. ¡Fijaos bien! Veis con qué veracidad —¡acaso no simulada!— destroza conejos vivos y volátiles chillones, que su cornac le arroja. “Vaya —dice éste—, no hay que comérselo todo en un día”; y tras las prudentes palabras le arranca cruelmente la presa, dejando un instante prendida la madeja de los desperdicios a los dientes de la bestia feroz, quiero decir de la mujer.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
Luego se preguntó: Si era el único que no había tenido razón en aquella fatídica historia. Si no era, para empezar, un hecho grave que a él, un obrero, le hubiera faltado trabajo; si a él, que era trabajador, le hubiera faltado el pan. Si, a continuación, ya cometida y confesada la culpa, no había sido el castigo feroz y desmedido. Si no había por parte de la ley abuso mayor en la pena que el abuso del culpable al cometer la culpa. Si no pesaba de más uno de los platillos de la balanza, ese en que está la expiación. Si la demasía en la culpa no borraba el delito y no desembocaba en el resultado de darle la vuelta a la situación, de sustituir la culpa del delincuente por la culpa de la represión, de convertir al culpable en víctima y al deudor en acreedor, de colocar definitivamente el derecho de parte de ese mismo que lo había violado. Si esa pena, que complicaron ampliaciones sucesivas debidas a los intentos de evasión, no se convertía a la postre en algo así como un atentado del más fuerte sobre el más débil, un crimen de la sociedad contra el individuo, un crimen que volvía a empezar a diario, un crimen que llevaba durando diecinueve años. Se preguntó si la sociedad humana podía tener derecho a imponer a sus miembros, de idéntica forma, en un caso su imprevisión irrazonable y en otro su previsión despiadada y a atrapar para siempre a un pobre hombre entre una carencia y un exceso, carencia de trabajo y exceso de castigo. Si no era desorbitado que la sociedad diera precisamente ese trato a sus miembros peor provistos en ese reparto de los bienes que lleva a cabo el azar y, por consiguiente, a los más dignos de miramientos. Tras hacerse esas preguntas y contestarlas, juzgó a la sociedad y la condenó. La condenó a su odio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Luego se preguntó: Si era el único que no había tenido razón en aquella fatídica historia. Si no era, para empezar, un hecho grave que a él, un obrero, le hubiera faltado trabajo; si a él, que era trabajador, le hubiera faltado el pan. Si, a continuación, ya cometida y confesada la culpa, no había sido el castigo feroz y desmedido. Si no había por parte de la ley abuso mayor en la pena que el abuso del culpable al cometer la culpa. Si no pesaba de más uno de los platillos de la balanza, ese en que está la expiación. Si la demasía en la culpa no borraba el delito y no desembocaba en el resultado de darle la vuelta a la situación, de sustituir la culpa del delincuente por la culpa de la represión, de convertir al culpable en víctima y al deudor en acreedor, de colocar definitivamente el derecho de parte de ese mismo que lo había violado. Si esa pena, que complicaron ampliaciones sucesivas debidas a los intentos de evasión, no se convertía a la postre en algo así como un atentado del más fuerte sobre el más débil, un crimen de la sociedad contra el individuo, un crimen que volvía a empezar a diario, un crimen que llevaba durando diecinueve años. Se preguntó si la sociedad humana podía tener derecho a imponer a sus miembros, de idéntica forma, en un caso su imprevisión irrazonable y en otro su previsión despiadada y a atrapar para siempre a un pobre hombre entre una carencia y un exceso, carencia de trabajo y exceso de castigo. Si no era desorbitado que la sociedad diera precisamente ese trato a sus miembros peor provistos en ese reparto de los bienes que lleva a cabo el azar y, por consiguiente, a los más dignos de miramientos. Tras hacerse esas preguntas y contestarlas, juzgó a la sociedad y la condenó. La condenó a su odio.
Victor Hugo (Los Miserables)
Leonardo era un maestro de los gestos, pero también sabía hacerlos enigmáticos, de modo que el espectador participara en la obra. ¿Baja la mano como diciendo: «Lo sabía»? ¿Señala con el pulgar a Judas? Ahora detengámonos en Mateo. Con las palmas de las manos vueltas hacia arriba, ¿apunta a Jesús o a Judas? El espectador no tiene por qué avergonzarse por su confusión; a su manera, Mateo y Tadeo también lo están sobre lo que acaba de ocurrir, intentan aclararse y acuden a Simón el Zelote en busca de respuesta. Jesús tiende la mano derecha hacia un vaso de vidrio lleno una tercera parte de vino tinto. En un detalle deslumbrante, se le ve el meñique a través del vaso, más allá del cual hay un plato y un pedazo de pan. La mano izquierda de Jesús, con la palma hacia arriba, se alarga hacia otro pedazo de pan, al que contempla bajando la mirada. La perspectiva y la composición de la pintura, en especial vista desde la puerta que los monjes usaban para acceder al refectorio, guían la mirada del espectador en la misma dirección que los ojos de Jesús, descendiendo por su brazo izquierdo hasta el pedazo de pan. Ese gesto y esa mirada crean el segundo momento destacado en el relato pictórico: el de la institución de la eucaristía. En el Evangelio según san Mateo, esta ocurre en el momento posterior al anuncio de la traición: «Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: “Tomad, comed, este es mi cuerpo”. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: “Bebed de ella todos, porque esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados”». Este pasaje del relato parte de Jesús para abarcar tanto la reacción a su revelación de que Judas lo traicionaría como la institución del santísimo sacramento.[11]
Walter Isaacson (Leonardo da Vinci: La biografía (Spanish Edition))
Bajo el concepto de lectura, concibo cosas muy diferentes de lo que piensa la gran mayoría de los llamados intelectuales. Conozco individuos que leen muchísimo, libro tras libro y letra por letra, y sin embargo no pueden ser tildados de "lectores". Poseen una multitud de "conocimientos", pero su cerebro no consigue ejecutar una distribución y un registro del material adquirido. Les falta el arte de separar, en el libro, lo que es de valor y lo que es inútil, conservar para siempre en la memoria lo que en verdad interesa, pudiendo saltarse y desechar lo que no les comporta ventaja alguna, para no retener lo inútil y sin objeto. La lectura no debe entenderse como un fin en sí misma, sino como medio para alcanzar un objetivo. En primer lugar, la lectura debe auxiliar la formación del espíritu, despertar las inclinaciones intelectuales y las vocaciones de cada cual. Enseguida, debe proveer el instrumento, el material de que cada uno tiene necesidad en su profesión, tanto para simple seguridad del pan como para la satisfacción de los más elevados designios. En segundo lugar, debe proporcionar una idea de conjunto del mundo. En ambos casos, es necesario que el contenido de cualquier lectura no sea aprendido de memoria de un conjunto de libros, sino que sea como pequeños mosaicos en un cuadro más amplio, cada uno en su lugar, en la posición que les corresponde, ayudando de esta forma a esquematizarlo en el cerebro del lector. De otra forma, resulta un bric-á-brac de materias memorizadas, enteramente inútiles, que transforman a su poseedor en un presuntuoso, seriamente convencido de ser un hombre instruido, de entender algo de la vida, de poseer cultura, cuando la verdad es que con cada aumento de esa clase de conocimientos, más se aparta del mundo, hasta que termina en un sanatorio o como político en un parlamento.
Adolf Hitler (Mi Lucha)
Grito hacia Roma Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino, ni quien cultive hierbas en la boca del muerto, ni quien abra los linos del reposo, ni quien llore por las heridas de los elefantes. No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir. No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. No hay más que un gentío de lamentos que se abren las ropas en espera de la bala. El hombre que desprecia la paloma debía hablar, debía gritar desnudo entre las columnas, y ponerse una inyección para adquirir la lepra y llorar un llanto tan terrible que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante. Pero el hombre vestido de blanco ignora el misterio de la espiga, ignora el gemido de la parturienta, ignora que Cristo puede dar agua todavía, ignora que la moneda quema el beso de prodigio y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán. Los maestros enseñan a los niños una luz maravillosa que viene del monte; pero lo que llega es una reunión de cloacas donde gritan las oscuras ninfas del cólera. Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas; pero debajo de las estatuas no hay amor, no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo. El amor está en las carnes desgarradas por la sed en la choza diminuta que lucha con la inundación; el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre, en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas. Pero el viejo de las manos traslucidas dirá: amor, amor, amor, aclamado por millones de moribundos; dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura; dirá paz, dirá paz, entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita; dirá: amor, amor, amor, hasta que se le pongan de plata los labios, dirá: amor, amor, amor… Porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos.
Federico García Lorca
llegar a Niza, Napoleón encontró un ejército incapaz de desplazarse a ningún sitio. La temperatura era heladora y carecían de abrigos. No habían tomado carne durante tres meses, y el suministro de pan era irregular. La artillería era acarreada por mulas, ya que los caballos habían muerto de desnutrición, y batallones enteros caminaban descalzos o con zuecos, vestidos con uniformes improvisados, muchas veces arrebatados a los caídos. Solo se podía identificar como soldados a algunos de los hombres porque llevaban cartucheras, y en muchos casos portaban mosquetes que carecían de bayoneta. Hacía meses que no recibían la paga, avivando los rumores de motín[6]. La fiebre estaba descontrolada y había acabado con, al menos, 600 miembros de la 21ª Semibrigada en 20 días[*]. Una escritora inglesa residente en Florencia, Mariana Starke, describió con acierto el «estado lamentable» del ejército francés previo a la llegada de Napoleón: «a falta de lo más necesario, con una fiebre pestilente, consecuencia natural de la hambruna… abatidos y debilitados por la enfermedad, y carentes de monturas, de cañones y de casi cualquier ímpetu bélico»[7]. La réplica de Napoleón al «estado lamentable» de su ejército fue destituir a Meynier y comisionar a su intendente, Chauvet, para que reorganizase por completo a las tropas, recurriendo si era preciso, como comunicó al Directorio el 28 de marzo, a «amenazar a los proveedores, que han robado mucho, y que disfrutan de crédito»[8]. Ordenó también al Ciudadano Faipoult, delegado de Francia en Génova, que solicitase un préstamo de 3 millones de francos «sin hacer ruido» a los financieros judíos de la ciudad, y convocó a la caballería que pastaba en el valle del Ródano, en descanso invernal. A los dos días de llegar a Niza, Napoleón había desmantelado el 3º Batallón de la 209ª Semibrigada por amotinamiento, había despedido del ejército a sus oficiales y suboficiales, y había diseminado al resto de mandos en grupos de cinco entre los demás batallones. Creía que era esencial tratar a todos bajo las mismas normas, teniendo en cuenta, tal y como escribió, que, «si se concediese un solo privilegio a alguien, fuese quien fuese, nadie obedecería la orden de marchar»[9]. El 8 de abril informó al Directorio de que se había visto obligado a castigar a sus hombres por entonar himnos antirrevolucionarios, y que había tenido que enviar a la corte militar a dos oficiales por gritar «Vive le roi!»[10]. Los comandantes de división de Napoleón se sintieron muy pronto impresionados por su capacidad para el trabajo duro.
Andrew Roberts (Napoleón: una vida)
The Monk in the Kitchen I ORDER is a lovely thing; On disarray it lays its wing, Teaching simplicity to sing. It has a meek and lowly grace, Quiet as a nun's face. Lo—I will have thee in this place! Tranquil well of deep delight, All things that shine through thee appear As stones through water, sweetly clear. Thou clarity, That with angelic charity Revealest beauty where thou art, Spread thyself like a clean pool. Then all the things that in thee are, Shall seem more spiritual and fair, Reflection from serener air— Sunken shapes of many a star In the high heavens set afar. II Ye stolid, homely, visible things, Above you all brood glorious wings Of your deep entities, set high, Like slow moons in a hidden sky. But you, their likenesses, are spent Upon another element. Truly ye are but seemings— The shadowy cast-oft gleamings Of bright solidities. Ye seem Soft as water, vague as dream; Image, cast in a shifting stream. III What are ye? I know not. Brazen pan and iron pot, Yellow brick and gray flag-stone That my feet have trod upon— Ye seem to me Vessels of bright mystery. For ye do bear a shape, and so Though ye were made by man, I know An inner Spirit also made, And ye his breathings have obeyed. IV Shape, the strong and awful Spirit, Laid his ancient hand on you. He waste chaos doth inherit; He can alter and subdue. Verily, he doth lift up Matter, like a sacred cup. Into deep substance he reached, and lo Where ye were not, ye were; and so Out of useless nothing, ye Groaned and laughed and came to be. And I use you, as I can, Wonderful uses, made for man, Iron pot and brazen pan. V What are ye? I know not; Nor what I really do When I move and govern you. There is no small work unto God. He required of us greatness; Of his least creature A high angelic nature, Stature superb and bright completeness. He sets to us no humble duty. Each act that he would have us do Is haloed round with strangest beauty; Terrific deeds and cosmic tasks Of his plainest child he asks. When I polish the brazen pan I hear a creature laugh afar In the gardens of a star, And from his burning presence run Flaming wheels of many a sun. Whoever makes a thing more bright, He is an angel of all light. When I cleanse this earthen floor My spirit leaps to see Bright garments trailing over it, A cleanness made by me. Purger of all men's thoughts and ways, With labor do I sound Thy praise, My work is done for Thee. Whoever makes a thing more bright, He is an angel of all light. Therefore let me spread abroad The beautiful cleanness of my God. VI One time in the cool of dawn Angels came and worked with me. The air was soft with many a wing. They laughed amid my solitude And cast bright looks on everything. Sweetly of me did they ask That they might do my common task And all were beautiful—but one With garments whiter than the sun Had such a face Of deep, remembered grace; That when I saw I cried—"Thou art The great Blood-Brother of my heart. Where have I seen thee?"—And he said, "When we are dancing round God's throne, How often thou art there. Beauties from thy hands have flown Like white doves wheeling in mid air. Nay—thy soul remembers not? Work on, and cleanse thy iron pot.
Anna Hempstead Branch
La mujer insensata es alborotadora; es simple e ignorante. Se sienta en una silla a la puerta de su casa, en los lugares altos de la ciudad, para llamar a los que pasan por el camino, que van por sus caminos derechos. Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dijo: Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en oculto es sabroso. Y no saben que allí están los muertos; que sus convidados están en lo profundo del Seol (Proverbios 9:13-18).
Anonymous (En el altar de la idolatría sexual (Spanish Edition))
Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!" Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso. ¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. "¿Qué quieres ahora?" te dije bruscamente. Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera. Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros. Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza. Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito". Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado, demasiado. ==========
Anonymous
Acuérdate, hijo, del Señor todos los días y no quieras pecar ni transgredir sus mandamientos; practica la justicia todos los días de tu vida y no andes por caminos de injusticia, 6 pues si te portas según verdad, tendrás éxito en todas tus cosas, 7 como todos los que practican la justicia. "Haz limosma con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla. No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. 8 Regula tu limosma según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, 9 porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. 10 Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas. 11 Don valioso es la limosma para cuantos la practican en presencia del Altísimo. 12 "Guárdate, hijo, de toda impureza y, sobre todo, toma mujer del linaje de tus padres; no tomes mujer extraña que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque somos descendientes de profetas. Recuerda, hijo, que desde siempre nuestros padres Noé, Abraham, Isaac y Jacob tomaron mujeres de entre sus hermanos y fueron bendecidos en sus hijos, de modo que su estirpe poseerá la tierra en herencia. 13 Así pues, hijo, ama a tus hermanos; no tengas con tus hermanos, ni con los hijos y las hijas de tu pueblo, corazón soberbio, en orden a tomar para ti mujer de entre ellos; pues la soberbia acarrea la ruina y prolija inquietud; y la ociosidad, bajeza y extrema penuria; porque la ociosidad es madre de la indigencia. 14 "No retengas el salario de los que trabajan para ti; dáselo al momento. Si sirves a Dios serás recompensado. Pon cuidado, hijo, en todas tus acciones y muéstrate educado en toda tu conducta. 15 No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. No bebas vino hasta emborracharte y no hagas de la embriaguez tu compañera de camino. 16 "Da de tu pan al hambriento y de tus vestidos al desnudo. Haz limosna de todo cuanto te sobra; y no tenga rencilla tu ojo cuando hagas limosna. 17 Esparce tu pan sobre la tumba de los justos, pero no lo des a los pecadores. 18 "Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable. 19 Bendice al Señor Dios en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que llegen a buen fin todas tus sendas y proyectos. Pues no todas las gentes tienen consejo; es el Señor quien da todos los bienes y, cuando quiere, eleva o abata hasta lo profundo del Hades. Así, pues, hijo, recuerda estos mandamientos y no permitas que se borren de tu corazón. 20 "También quiero decirte que dejé en depósito a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media, diez talentos de plata. 21 No debes preocuparte, hijo, porque seamos pobres. Muchos bienes posees si temes a Dios, huyes de todo pecado y haces lo que es bueno ante el Señor tu Dios.
Isaac Meany (Biblia Católica (Spanish Edition))
W Sta­nach nie­za­leż­nie od po­li­tycz­ne­go roz­da­nia rzą­dzi więc kilka po­tęż­nych or­ga­ni­za­cji lob­by­stycz­nych. Naj­waż­niej­sza z nich to Wall Stre­et, a więc banki i in­sty­tu­cje fi­nan­so­we. Drugą jest sek­tor mi­li­tar­ny oraz bez­pie­czeń­stwa. Wy­jąt­ko­wo groź­ny dla resz­ty świa­ta, co po­ka­za­ły wy­pad­ki sprzed de­ka­dy. Trze­ci blok to po­tęż­ne lobby izra­el­skie. Potem jesz­cze lobby gór­ni­czo-naf­to­we. Szcze­gól­nie wpły­wo­we od cza­sów Geo­r­ge’a W. Busha, który po­sta­wił wieu naf­cia­rzy na czele po­wią­za­nych z rzą­dem ogra­ni­za­cji zaj­mu­ją­cych się śro­do­wi­skiem. Na tym przy­kła­dzie do­brze widać, jak dzia­ła ta „neo­li­be­ral­na de­re­gu­la­cja”. To zna­czy naf­cia­rze w imie­niu rządu re­gu­lu­ją swój wła­sny sek­tor. I niech pan zgad­nie, w któ­rym kie­run­ku to re­gu­lu­ją! Oczy­wi­ście robią to w taki spo­sób, żeby więk­sza część kosz­tów ich dzia­łal­no­ści zo­sta­ła prze­rzu­co­na na in­nych. W tym przy­pad­ku na śro­do­wi­sko. W ten spo­sób ich pro­duk­ty mogą być śmiesz­nie tanie. A sek­tor ban­ko­wy? Do­kład­nie ta sama hi­sto­ria. Po­zwo­lo­no ban­kom w imię wol­no­ści ro­snąć do roz­mia­rów, gdy stały się zbyt duże, by upaść. I teraz rząd musi je ra­to­wać za każ­dym razem, gdy wpad­ną w kło­po­ty. I to nie tylko po­przez ba­ilo­uty. O wiele czę­ściej od­by­wa się to w spo­sób dużo bar­dziej za­ka­mu­flo­wa­ny. Przez dłuż­szy czas Fed mu­siał wpusz­czać w go­spo­dar­kę cięż­kie mi­liar­dy do­dat­ko­wych do­la­rów. W efek­cie na Wall Stre­et pa­nu­je nie­spo­ty­ka­na hossa. A re­al­na go­spo­dar­ka jak tkwi­ła, tak tkwi w kło­po­tach. Na rynek we­wnętrz­ny to się w ogóle nie prze­kła­da. To nie jest żadna de­re­gu­la­cja. To jest sa­mo­re­gu­la­cja.
Anonymous
Cuando el gobierno de Francia decidió, en mayo del 98, reducir la semana laboral de 39 a 35 horas, dando así una elemental lección de cordura, la medida desató clamores de protesta entre empresarios, políticos y tecnócratas. En Suiza, que no tiene problemas de desempleo, me tocó asistir, hace algún tiempo, a un acontecimiento que me dejó turulato. Un plebiscito propuso trabajar menos horas sin disminuir los salarios, y los suizos votaron en contra. Recuerdo que no lo entendí, confieso que sigo sin entenderlo todavía. El trabajo es una obligación universal desde que Dios condenó a Adán a ganarse el pan con el sudor de su frente, pero no hay por qué tomarse tan a pecho la voluntad divina. Sospecho que este fervor laboral tiene mucho que ver con el terror al desempleo, aunque en el caso de Suiza el desempleo sea una amenaza borrosa y lejana, y con el pánico al tiempo libre. Ser es ser útil, para ser hay que ser vendible. El tiempo que no se traduce en dinero, tiempo libre, tiempo de vida vivida por el placer de vivir y no por el deber de producir, genera miedo. Al fin y al cabo, eso nada tiene de nuevo. El miedo ha sido siempre, junto con la codicia, uno de los dos motores más activos del sistema que otrora se llamaba capitalismo.
Eduardo Galeano (Upside Down: A Primer for the Looking-Glass World)
Por eso nunca olvides que si tu necesidad es trabajo, pan, Cristo es el pan de vida que descendió del cielo y da a todos (Juan 6.35); si tu necesidad es dirección, Cristo es el camino, la verdad y la vida (Juan 14.6).
Hector Hermosillo (El aprendiz: 1 y 2 de Timoteo. Hoy (De lo celestial a lo terrenal) (Spanish Edition))
Zwróciłem się więc wprost do niego i z pasją czyniłem mu jakieś wyrzuty niepojęte, wsiadłem na niego ostro, wdałem się w jakąś potężną polemikę poza granicami sensu, gdzieś w absurdzie, to zaś grążyło się w nim, jak w poduszce, powoli obie głowy nasze ogarnął sen i pierwszy zasnął Berlevi, ja zaraz potem, prawie jak po wódce w knajpie, gdy się gada żeby gadać w słodki odurzeniu, było nie było, jeszcze kieliszeczek, co tam, która godzina, jeszcze go raz!... Jeszcze jednego! Bo, uważa pan, tylko dopodskóna kwietyzacja aglomeracji ujętej antropoidalnie nalej przepij wypij co już trzecia chodźmy zaraz surrealizm socjologii ta butelka szpulka no to jeszcze go za-s-y-mi-lo-wać tee ciee sznaps sznaps sznaps.
Witold Gombrowicz (Dziennik 1961-1966)