Las Mentiras Quotes

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Las mentiras machacadas día y noche se vuelven verdades.
Mario Vargas Llosa
El amor resiste, y se queda y desafía toda la mierda y las mentiras.
Tarryn Fisher (Mud Vein)
Nadie escucha la verdad cuando las mentiras son más interesantes.
Kate Quinn (Mistress of Rome (The Empress of Rome, #1))
Lo cierto es irse. Quedarse es ya la mentira, la construcción, las paredes que parcelan el espacio sin anularlo.
Julio Cortázar (Diary of Andres Fava)
Quizá me haya acostumbrado tanto a las mentiras, que la verdad me suena indecentemente falsa. Pero bueno.
Irvine Welsh (Trainspotting (Mark Renton, #2))
—La verdad es para la mente —dice—. Las mentiras son para el corazón. Así que vamos a seguir mintiendo.
Tarryn Fisher (Mud Vein)
(...) Las mentiras matan más que las espadas.
Belén Martínez Sánchez (El vals de la bruja)
Las mentiras funcionales tienen un pase; las demás mentiras, no.
Alice Kellen (El día que dejó de nevar en Alaska)
Es nuestra mentira, y hemos de vivirla
Laura Gallego (Las hijas de Tara)
Las mentiras te rodean, saber que existe un archipiélago de personas que siempre te dirán la verdad vale mucho...
Albert Espinosa (Brújulas que buscan sonrisas perdidas)
Porque no todas las verdades son para todos los oídos, ni todas las mentiras pueden ser reconocidas como tales por cualquier alma piadosa,
Umberto Eco (El nombre de la rosa)
se acabaron los miedos, se acabaron los sucedáneos, se acabaron las mentiras, y se acabó el estar siempre aplazando la vida y conformándome.
Laura Norton (No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (No culpes al karma, #1))
la más burda de las mentiras, dicha una y otra vez sin que nadie la refute, termina por convertirse en una verdad.
Leonardo Padura (El hombre que amaba a los perros)
Nunca habría sido capaz de decírselo, pero Owen me inspiraba. Las mentiras piadosas que yo decía a diario, las cosas que me guardaba, cada vez que no era sincera del todo... ahora me daba cuenta de eso. También era consciente de lo bien que me sentía al ser capaz de decirle a alguien lo que pensaba de veras. Aunque solo fuera sobre música.
Sarah Dessen (Just Listen)
Manipular las mentiras es una cosa; dejar que ellas te manipulen a ti, otra muy distinta.
Justine Larbalestier (Liar)
Las mentiras tienen un curioso poder: el que las inventa las obedece.
Amélie Nothomb (Le Fait du prince)
Mi amigo Óscar es uno de estos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiende todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo entiende todo a derechas hace las cosas a izquierdas,y eso, viniendo de una zurda,lo dice todo. Me mira y se cree que no lo veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que,si no lo hace,se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la puerta del paraíso,pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que,por no perderle,no se lo digo. Finjo que no le veo y que sí,que me voy a evaporar... Mi amigo Óscar es uno de estos príncipes que harían bien manteniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que lo habitan. No sabe que es el príncipe azul quien tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de su sueño eterno,pero eso es porque Óscar ignora que todos los cuentos son mentiras,aunque no todas las mentiras son cuentos.Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño. Es el mejor amigo que nunca he tenido y, si algún día me tropiezo con Merlín,le daré las gracias por haberlo cruzado en mi camino.
Carlos Ruiz Zafón
No hay historias alegres. No existen los finales felices. Es mentira. Son espejismos. Esas historias a las que te refieres están incompletas. No te cuentan la última parte. No te cuentan que siempre, al final, todos mueren.
José Antonio Cotrina (La cosecha de Samhein (El ciclo de la Luna Roja, #1))
¿Recuerdas lo de las verdades a las que se les añade poesía como el caramelo al algodón de azúcar? Pues pasa lo mismo con las mentiras. A veces son más digeribles.
Elísabet Benavent (Un cuento perfecto)
Aprende que las amenazas no son sólo palabras y que las heridas no son sólo golpes, Azahara. Quizás entonces te des cuentas de todas las mentiras que te estás repitiendo cada maldito día.
Beatriz Esteban (Presas)
amor es lo más parecido a las mentiras. Justifica u opaca a la razón, por derecho o torcido que parezca, no requiere de justificaciones, se reproduce a la menor provocación y exige todo el crédito del mundo. Además de que nadie o casi nadie puede vivir tranquilo en su total ausencia.
Xavier Velasco (Diablo Guardián)
Supongo que de eso se valen las personas altamente manipuladoras. Así te hacen dudar de ti mismo. Con mentiras, atacando las debilidades, haciéndote sentir insignificante para después halagarte y volver a mantenerte dentro de su pegajosa tela de araña.
Alice Kellen (El día que dejó de nevar en Alaska)
Para mentiras las de la realidad promete todo pero nada te da, yo nunca de mentí más que por verte reir. Menos piadosas que las del corazón son las mentiras de la diosa razón, yo solo te conté media verdad al revés (que no es igual que media mentira). Mejor que yo miente la necesidad; sabe de sobra como hacerte llorar; mi crimen fue vestir de azul al príncipe gris.
Joaquín Sabina
...nunca me retracté de esta y de otras mentiras porque ella se mostraba encantada con mis invenciones, y a mí me ocurría otro tanto con las suyas, y es que aquel acuerdo tácito nos interesaba mucho a los dos porque nos permitía huir de nosotros mismos y nos proporcionaba esa serenidad que se desprende de una unión entre dos seres de ficción, una serenidad ficticia que hasta entonces no habíamos nunca conocido, y es que nada, pensaba yo, tranquiliza tanto como una máscara.
Enrique Vila-Matas (Una casa para siempre)
Pero las leyendas, como los niños, también crecen y patalean y cambian, hasta que empiezan a contar mentiras que todo el mundo toma como ciertas.
Beatriz Esteban
no meter la pata debido a las prisas, no seguir siempre las mismas rutinas y, cuando hubiera que mentir, contar mentiras lo más sencillas que se pudiera
Haruki Murakami (Hombres sin mujeres)
¿Qué son las mentiras, sino intentos por ocultar algún tipo de debilidad?
Suzanne Collins (The Ballad of Songbirds and Snakes (The Hunger Games, #0))
Tu mente se creerá las mentiras piadosas, pero conoce también las verdades que duelen y que hacen que esas mentiras sean necesarias. Y tu mente te castigará por creer ambas cosas.
Patrick Ness (A Monster Calls)
Las mentiras seguían a las medias verdades como la oscuridad sigue al crepúsculo—.
Stephen King (Wizard and Glass (The Dark Tower, #4))
Amad el arte. De todas las mentiras es la menos mentirosa.
Gustave Flaubert
Pero tú, más que nadie, tendrías que darte cuenta de lo delgada que es la línea que separa la verdad de una mentira convincente. La línea que separa la historia de un relato entretenido. Sabes cuál de las dos cosas ganaría con el tiempo.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Todo lo que puedo hacer es esperar, dejar pasar los días. El tiempo no lo cura todo, esa es una mentira que se repiten los que están desesperados por olvidar, pero sí consigue poner en espera los sentimientos y las emociones. Apartas los recuerdos y los recluyes en una zona de tu mente a la que, con suerte, solo accedes en esas noches en las que te cuesta conciliar el sueño. Al final, logras vivir y seguir adelante aunque sepas que hay una parte de ti que malvive como puede. Haces balance y llegas a la conclusión de que eres más o menos feliz, y procuras no mirar atrás.
Victoria Vilchez (No me quieres, no te quiero (Quiéreme, #1))
El problema es que cuando vuelves a la vida normal, todas las rutinas, las marcas del día a día parecen mentiras sin sentido. Todo es sospechoso, una trampa para adormecernos, para volver a arroparnos en la plácida inexorabilidad del tiempo.
Lucia Berlin (A Manual for Cleaning Women: Selected Stories)
Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza. Además, ¿sabemos acaso lo que es la verdad? Si yo lo digo que aquel trozo de ventana azul, digo una verdad. Pero es una verdad parcial, y por lo tanto una especie de mentira. Porque el trozo de ventana no está solo, está en una casa, en una cuidad, en un paisaje. Está rodeado del gris de ese muro de cemento, del azul claro del cielo, de aquellas nubes alargadas, de infinitas cosas más. Y si no digo todo absolutamente todo, estoy mintiendo. Pero decir todo es imposible, aun en este caso de la ventana, de un siempre trozo de la realidad física. La realidad es infinita y además infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz, ya estoy mintiendo. Ahora imagínese lo que es la realidad de los seres humano con sus complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes. Porque cambia a cada instante que pasa, y lo que éramos hace un momento no lo somos más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos acaso siempre los mismos sentimientos? Se puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y hasta detestarlo. Y si cuando lo desestimamos cometemos el error de decírselo, eso es una verdad, pero una verdad momentánea, que no será más verdad dentro de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se la decimos creerá que ésa es la verdad, la verdad para siempre y desde siempre. Y se hundirá en la desesperación.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
Las mejores mentiras son las sencillas
Patrick Rothfuss (The Wise Man’s Fear (The Kingkiller Chronicle, #2))
En ocasiones, cuando se embriagaba, Sikrosio decía cosas extrañas. Señalaba al Norte, y murmuraba: «De la Selva, llega el misterio». Indicaba después hacia el Este: «De la Estepa, la destrucción, el fuego, la muerte...». Luego, volvíase hacia el Sur: «Del otro lado de las Lisias, el sueño, lo imposible..., y la mentira». Por fin, con voz donde latía una misteriosa tristeza, señalaba a Occidente: «Y de más allá de las tundras, el olvido».
Ana María Matute (Olvidado rey Gudú)
(...)Las tres restantes daban cuenta, sin ambages ni mentiras piadosas, del hecho, del dato simple y llano de que alguien infinitamente amado se ha ido para siempre, no volverá a mirarnos ni a sonreírnos
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
Este rayo tiene la virtud de hacer que aquel que lo ha visto no pueda jamás equivocarse en las cosas del cora­zón; su aparición destruye las ilusiones y las mentiras; y el que ha tenido la dicha de verlo sólo una vez, ya puede ver claro en su corazón, y en el de los demás.
Jules Verne (El rayo verde)
En las noches de invierno, mientras hervía la sopa en la chimenea, añoraba el calor de su trastienda, el zumbido del sol en los almendros polvorientos, el pito del tren en el sopor de la siesta, lo mismo que añoraba en Macondo la sopa del invierno de la chimenea, los pregones del vendedor de café y las alondras fugaces de la primavera. Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos, perdió su maravilloso sentido de la irrealidad, hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaron cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón humano, que se cagaran de Horacio y que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.
Gabriel García Márquez
Para morir se debe preparar la casa, recibir al niño que supimos ser. Saber pedirle perdón por tanta traición cometida, por tanta mentira, por tanta sistemática decepción, por el rumbo perdido, por tanta belleza pasada por alto.
Camila Sosa Villada (Las malas)
—El combarradh es el símbolo que hace que nunca vayas desnudo. El amor de tu pareja, el respeto y la fidelidad de tu mitad harán que te sientas siempre protegido. En ella encontrarás un alma que siempre te acompañará, un cuerpo que te proveerá de lo que necesites, y un amor que nunca perecerá, aunque encuentres dificultades en el camino. No se trata de un amor perfecto, no lo es. Pero es especial. ¿Crees que en la actualidad es obsoleto? Propónselo a los humanos y serían capaces de darte lo que les pidieras a cambio de una entrega incondicional de ese tipo. Y lo firmarían a ciegas porque es algo que no encuentran. En su mundo nada es para siempre: las personas vienen y van, no permanecen, no se mantienen al lado de uno hasta que la muerte los separe. Juran unos votos ante su dios y al cabo de unos años, los rompen con mentiras, malos comportamientos, falta de respeto por sus familias y muchas cosas más… Algunos ni siquiera juran esos votos por miedo a romperlos y se excusan diciendo que no creen en ellos. Nada tiene valor aquí. Cuando algo se complica, en vez de luchar por ello, abandonan. Y no entienden que comportándose así dejan de darle valor a las cosas, incluso a sí mismos. Ya se han olvidado de cumplir sus promesas. Kenshin la escuchaba con tanta atención que bebía de ella. Sus palabras estaban llenas de coherencia y también de una pasión digna de envidiar. —El Comharradah te enseña a amar no porque esa persona sea perfecta. El nudo perenne te marca el camino a seguir para creer en la perfección de esa persona imperfecta que hay exclusivamente para ti —resumió él.
Lena Valenti (El libro de Miya (Saga Vanir, #5))
La respuesta es que no importa lo que pienses —dijo el monstruo—, porque la mente entrará en contradicción consigo misma cien veces al día. Tu mente se creerá las mentiras piadosas pero conoce también las verdades que duelen y que hacen que esas mentiras sean necesarias. Y tu mente te castigará por creer ambas cosas. —Pero ¿cómo luchas contra eso? —preguntó Conor con voz ronca—. ¿Cómo luchas contra tus contradicciones internas? —Diciendo la verdad —respondió el monstruo—
Patrick Ness
Hubiera sido mejor echarle la culpa a la poesía, pero habría sido mentira, porque ahí están esos poemas que acaba de leer, poemas que demuestran que la poesía sí sirve para algo, que las palabras duelen, vibran, curan, consuelan, repercuten, permanecen.
Alejandro Zambra (Poeta chileno)
Nunca nos diremos mentiras y seremos capaces de soportar todas las verdades.
María Fernanda Heredia (Hay palabras que los peces no entienden)
¡Soy la vida, la Manzana-Rosa del Ave del Paraíso; soy la mentira de todas las cosas reales, la realidad de todas las ficciones!
Miguel Ángel Asturias (El Señor Presidente)
No vale la pena vivir una mentira, aunque nadie sepa que es una mentira. Debo darle al mundo una oportunidad. Debo recordar.
Laia Soler (Nosotros después de las doce)
Las parejas todavía se permiten rituales de cortejo, los humanos continúan matando a otros humanos y los políticos siguen besando a los niños y contando mentiras.
J.D. Robb (Naked in Death (In Death, #1))
(...) às verdades há que repeti-las muitas vezes para que não venham, pobres delas, a cair no esquecimento.
José Saramago (Seeing)
No siempre recordamos las cosas que no hablan bien de nosotros. Las justificamos, las cubrimos con vistosas mentiras o con el espeso polvo del olvido.
Neil Gaiman (American Gods)
Creo que es bueno para las estrellas hacer entrevistas para hacernos pensar que son como nosotros, pero si te digo la verdad, tengo la sensación de que todo es una gran mentira.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
Una emoción siempre tiene que ganar a la otra; mantenerse en la fina línea que las separa no es vida. A veces la paz es simplemente tirar la toalla. Duele, pero se olvida.
Elísabet Benavent (Toda la verdad de mis mentiras)
Una de las lecciones más tristes de la historia es ésta: si se está sometido a un engaño demasiado tiempo, se tiende a rechazar cualquier prueba de que es un engaño.
Carl Sagan (The Demon-Haunted World: Science as a Candle in the Dark)
Las mentiras no son lo que hace daño a la gente, en serio. Es la disposición de los demás a creerlas.
Sherrilyn Kenyon (Upon the Midnight Clear (Dark-Hunter, #12; Dream-Hunter, #2))
Sé que no sé lo que no sé; envidio a aquellos que sabrán más que yo, pero también sé que tendrán que medir, pesar, deducir y desconfiar de sus deducciones exactamente igual que yo, y ver en lo falso parte de lo verdadero, y tener en cuenta en lo verdadero la eterna mixtión de lo falso. Jamás me agarré a una idea por temor al desamparo en que caería sin ella. Nunca aliñé un hecho verdadero con la salsa de la mentira, para hacerme su digestión más fácil. He soñado mis sueños; no pretendo que sean más que sueños. Me guardé muy bien de hacer de la verdad un ídolo, prefiriendo dejarle su nombre más humilde de exactitud. Mis triunfos y mis riesgos no son los que se cree; existen glorias distintas de la gloria y hogueras distintas de la hoguera. He llegado casi a desconfiar de las palabras. Moriré un poco menos necio de lo que nací.
Marguerite Yourcenar (L'Œuvre au noir)
Una mentira es algo bueno y valioso. Un objeto precioso e imponderable que conviene tener en reserva. Pero nunca utilices esta joya hasta que hayas agotado todas las verdades. La verdad es patrimonio común, algo que siempre está a mano, pero las mentiras hay que inventarlas y jamás puedes estar seguro de su eficacia hasta que las hayas usado... y entonces es demasiado tarde
John Steinbeck (The Acts of King Arthur and His Noble Knights)
La vida entera parece de mentira, cuando se es joven. Lo que les pasa a otros, las desdichas, las calamidades, los crímenes, todo ello nos resulta ajeno, como si no existiera. Incluso lo que nos pasa a nosotros nos parece ajeno una vez que ya ha pasado. Hay quien es así toda la vida, eternamente joven, una desgracia.
Javier Marías (A Heart So White)
La voluntad, el deseo de vivir, es tan fuerte en el animal como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender, corresponde menos desear. Esto es lógico, y además se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en los individuos que aparecen al final de una evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre, cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano, vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una alucinación. Don Quijote, a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida. Don Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que los otros. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de las ficción para afirmarse. La ciencia entonces, el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que se necesita para la vida
Pío Baroja (El árbol de la ciencia)
Estoy convencido, Lucas, de que todo ser humano ha nacido para escribir un libro, solo para eso. Un libro genial o un libro mediocre, da igual, pero el que no escriba nada es un ser malogrado, que ha pasado por la tierra sin dejar ninguna huella.
Ágota Kristóf (Claus y Lucas (El libro de las mentiras - Trilogía de los gemelos, #1-3))
Mi manera de definir el amor entre dos amigos, el amor entre dos hermanos, el amor entre padres e hijos, el amor en una pareja, el amor: Quiero que me oigas sin juzgarme. Quiero que opines sin aconsejarme. Quiero que confíes en mí sin exigirme. Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí. Quiero que me cuides sin anularme. Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí. Quiero que me abraces sin asfixiarme. Quiero que me animes sin empujarme. Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí. Quiero que me protejas sin mentiras. Quiero que te acerques sin invadirme. Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten. Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas. Quiero que sepas que hoy contás conmigo... Sin condiciones.
Jorge Bucay (Cartas para Claudia)
Naturalmente, era mentira que no dolería nada. Pero como los adultos siempre decían lo mismo cuando algo iba a doler, podía considerar esa afirmación como una predicción exacta del futuro. Algunas veces las mentiras eran más de fiar que las verdades.
Orson Scott Card (Ender’s Game (Ender's Saga, #1))
Los actos que al principio provocaban pudor, acaban por parecen naturales; el ojo percibe los tonos violentos como simples matices, el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades, el corazón aprende a no agitarse por torpes acciones.
José Ingenieros (El Hombre Mediocre (Annotado) (Spanish Edition))
James tenía muy claro que debía acostumbrarse a ciertas actividades habituales de las que Kelsey disfrutaba, pero esperaba a cambio que ella también intentara valorar su modo de vida. Así pues, el siguiente deseo de James consistía en acudir al centro comercial y hacerle sombra a la película Pretty Woman con Kelsey de protagonista principal. —James, de verdad, no necesito comprarme ropa. —Te aseguro que lo que acabas de decir es una mentira como una catedral. —La miró de arriba abajo descaradamente—. ¡Algún día tendrás que venir a Londres y visitar mi hogar! —¿Y…? —Pues que no podrás ir vestida como una liberal cualquiera. —Suspiró—. No te estoy pidiendo que cambies tu forma de vestir, te pido que amplíes tu armario y no te cierres ante nuevos horizontes —matizó, haciendo un gran esfuerzo por contenerse y no gritarle de golpe que sencillamente cuando fuese a Londres debería seguir un protocolo y tirar todos los trapos que solía llevar.
Silvia Hervás
¿Por qué, cuando las personas dejan a sus parejas porque están teniendo un lío con otra persona, creen mejor hacer ver que no hay nadie más involucrado? ... Es lo mismo que esas personas que inventan una mentira como excusa en lugar de decir la verdad, aunque la verdad sea mejor que la mentira.
Helen Fielding (Bridget Jones’s Diary (Bridget Jones, #1))
—Claro que a lo mejor por eso nos hacemos fotos —continuó Harry—. Para obtener pruebas falsas con las que poder fundamentar la afirmación falsa de que éramos felices. Porque pensar que nunca hemos sido felices se nos hace insoportable. Los adultos obligan a los niños a sonreír cuando les hacen fotos, los incluyen en la mentira; por eso sonreímos, fingimos felicidad. Pero Oleg nunca fue capaz de sonreír si no lo sentía, no era capaz de mentir, no tenía ese don.
Jo Nesbø (Fantasma (Harry Hole #9))
La mayor parte de las formas de degradación personal y maldad pública se desencadenan y sustentan con la mentira. Los actos de adulterio y demás deslealtades personales, el fraude económico, la corrupción gubernamental... hasta el asesinato y el genocidio suelen requerir un defecto moral adicional: la disposición para mentir.
Sam Harris (Mentir)
Cada vez que intentaba pensar en ello, su pensamiento quedaba obturado. No podía seguir adelante. Y ello la obligaba a mentir cuando la preguntaban cosas que no entendía. Y más tarde, a creer, o a creer que creía, que sus mentiras eran verdad. Y a pedir que cesaran todas las investigaciones, porque prefería "no saber" a saber lo que temía.
Torcuato Luca de Tena (Los renglones torcidos de Dios)
-¿Y no le parece que también es importante lo que usted sienta?-me dijo-.¿No cree que siempre es mejor la más amarga de las verdades que la más dulce mentira?-me preguntó. -Sí, tiene usted razón -admití-, pero si la abandona ella terminará con su vida... -¿Entonces usted piensa que lo correcto es sacrificar la suya a cambio de la de ella?-me preguntó
Claudia Celis (Donde Habitan Los Angeles)
Antes una aclaración: no hay en este mundo infame comedia que dure tanto ni se enturbie ni se aguante si no hay —cual debe ser— humoradas transgresoras y un sinnúmero de equívocos que vayan de lo ridículo a la sofisticación. En aras de que se cumpla la comedia tal cual es, es mejor apresurar las acciones como sea y ponerle como sea un falso final feliz.
Daniel Sada (Porque parece mentira la verdad nunca se sabe)
Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.
William Shakespeare
Ya ves, Klara -dije-, tú crees que todas las mentiras son iguales y parece como si tuvieras razón. Pero no la tienes. Yo puedo inventar cualquier cosa, reírme de la gente, idear historias y gamberradas, pero no tengo la sensación de ser un mentiroso ni me remuerde la conciencia; cuando digo esas mentiras, si quieres llamarlas así, soy yo mismo, tal como soy; al decir una de esas mentiras no estoy fingiendo, sino que en realidad digo la verdad. Pero hay cosas sobre las cuales no puedo mentir. Hay cosas que he conseguido comprender, cuyo sentido he descifrado, cosas a las que quiero y que tomo en serio. Y entonces no se puede bromear. Si mintiese sobre ellas, me avergonzaría de mí mismo y eso no puedo hacerlo, no me lo pidas porque no lo haré.
Milan Kundera
Hoy día, para abrir una empresa en Irlanda hacen falta sólo tres procedimientos legales que se realizan en un promedio de doce días, según las tablas del Banco Mundial.4 Comparada con México, donde se requieren siete trámites legales y cincuenta y un días, o la Argentina, donde hacen falta quince trámites burocráticos y sesenta y ocho días, Irlanda es un paraíso para las inversiones extranjeras.
Andrés Oppenheimer (Cuentos chinos: El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina)
Pensar que la literatura entre nosotros llega al pueblo es una mentira: el pueblo no sabe leer, y si sabe aún no puede ir más allá de los comics y las fotonovelas; además, el libro es caro, casi un objeto de lujo. En definitiva, la literatura mexicana se desenvuelve dentro de un círculo vicioso burgués: la escribimos los burgueses, la leemos los burgueses y la criticamos los burgueses. Todo queda en familia.
Emmanuel Carballo
Yo solía amar el océano. Todo en ella. Sus arrecifes de coral, sus blancas crestas, sus rugientes olas, las rocas que besan, sus leyendas de piratas y las colas de sirena, Tesoros perdidos y tesoros guardados... Y TODO De sus peces En el mar. Sí, solía amar el océano, Todo sobre ella. La forma en que me cantaba al dormir mientras yo estaba en mi cama Luego me despierta con fuerza Que yo pronto llegué a temer. Sus fábulas, sus mentiras, sus engañosos ojos, Me iría de su sequía Si me importara lo suficiente. Yo solía amar el océano. Todo en ella. Sus arrecifes de coral, sus blancas crestas, sus rugientes olas, las rocas que besan, sus leyendas de piratas y las colas de sirena, tesoros perdidos y tesoros guardados... Y TODO De sus peces En el mar. Bueno, si alguna vez has intentado navegar tu velero a través de sus tempestuosos mares, te darás cuenta de que sus blancas crestas son tus enemigos. Si alguna vez has tratado de nadar hacia la orilla cuando con tu pierna acalambrada y acabas de consumir una gran cena de hamburguesas en In-n-Out27 que te está ahogando, y sus rugientes olas están golpeando el aire fuera de ti, llenando tus pulmones con agua como del mayal sus brazos, tratando de conseguir la atención de alguien, pero tus amigos ¿sólo saludan con la mano de nuevo a ti? Y si alguna vez has crecido con sueños en tu cabeza acerca de la vida, y cómo uno de estos días serías pirata de tu propia nave y tendrías tu propio equipo y que todas las sirenas Te amarían sólo ¿a ti? Bueno, te darás cuenta... Como yo eventualmente me di cuenta... ¿Que todas las cosas buenas de ella? ¿Todo lo bello? No es real. Es falso. Así que sigue con tu océano, Yo me quedo con el Lago.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
...El gram maestro supremo sonrió para los adentros de su capucha. Este asunto místico era una maravilla. Lez cuentas una mentira, y cuano ya no la necesitas les cuentas otra, y les dices que están progresando en el camino de la sabiduría. Entoces, en vez de reirte, te siguen todavía mas, con la esperanza de encontrar la verdad al final de todas las mentiras. Y así, `poco a poco, aceptan lo inaceptable. Soreprendente...
Terry Pratchett
—Me dijeron que las verdades eternas… —¿Cómo cuáles —Dios se rió—. ¡Si hubiera alguna verdad eterna Yo lo sabría ¡He creado todo un cosmos basado en el cambio y un ser minúsculo viene aquí para hablarme de verdades eternas —No quería ofenderte. Es sólo que… Bueno sí no hay verdades eternas ¿cómo podemos saber dónde está la verdad —No me has ofendido. Nunca creo cosas capaces de ofenderme. En cuanto a la verdad la verdad es lo que está escrito. Todas las cosas de la creación llevan mis intenciones escritas en sí mismas. Las rocas las estrellas los seres minúsculos… Para cada cosa sólo hay un camino natural el camino que Yo he concebido para ella. El problema es que los seres minúsculos escriben libros que contradicen a las rocas y luego dicen que Yo escribí los libros y que las rocas son mentiras. —Se rió. El universo tembló—. Inventan reglas de conducta que ni los ángeles pueden obedecer y dicen que Yo las he ideado. El orgullo de la autoría… —Dejó escapar una risita—. Dicen: «Oh estas palabras son eternas así que deben de haber sido escritas por Dios».
Sheri S. Tepper (Grass (Arbai, #1))
Ningún hombre sabe lo malo que es hasta que ha intentado con todas sus fuerzas ser bueno. Circula la absurda idea de que los buenos no saben lo que es la tentación. Esta es una mentira evidente. Los malos, en un sentido, saben muy poco de la maldad. Han vivido una vida protegida porque han cedido siempre a ella. Jamás averiguamos la fuerza del impulso del mal dentro de nosotros hasta que intentamos luchar contra él, y Cristo, porque fue el único hombre que jamás cedió ante la tentación, es también el único hombre que sabe absolutamente lo que la tentación significa… el único realista total. Muy bien, pues. Lo más importante que aprendemos de un intento serio de practicar las virtudes cristianas es que fracasamos. Si teníamos la idea de que Dios nos había puesto una especie de examen, y de que podíamos obtener buenas notas mereciéndolas, esa idea tiene que ser abandonada.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
Y Monelle agregó: Te hablaré de los momentos. [...] Piensa en el momento. Todo pensamiento que dura es una contradicción. Ama el momento. Todo amor que dura es odio. Sé sincero con el momento. Toda sinceridad que dura es una mentira. Sé justo con el momento. Toda justicia que dura es injusticia. Actúa en función del momento. Toda acción que dura es un reino difunto. Siente la felicidad del momento. Toda felicidad que dura es desgracia. Ten respecto por los momentos y no establezcas relaciones entre las cosas. [...]
Marcel Schwob (El libro de Monelle)
Y si a esto se me respondiese que los que componen tales libros los escriben como cosas de mentira y que, así, no están obligados a mirar en sutilezas ni verdades, yo les respondería que la mentira es tanto mejor cuanto más parece verdadera, y tanto más agrada cuanto más tiene de verosímil y posible. Se han de acoplar las fábulas mentirosas al entendimiento de los que las lean, escribiéndose de suerte que haciendo creíbles los imposibles, allanando las grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y entretengan, de modo que andan a un mismo paso la admiración y la alegría juntas. y todas estas cosas no las podrá hacer el que huya de la verosimilitud y de la imitación, en que consiste la perfección de lo que se escribe. No he visto ningún libro de caballerías que haga una fábula de cuerpo entero con todos sus miembros, de manera que lo del medio se corresponda con el principio, y el fin con el principio y lo del medio, sino que los componen con tantos miembros, que más parece que llevan intención de formar una quimera o un monstruo que de hacer una figura proporcionada
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha)
Algunos críticos afirman también que un verdadero detector de mentiras, como un verdadero telépata, podría hacer que las relaciones sociales ordinarias resultasen muy incómodas, puesto que cierta cantidad de mentira es un «lubricante social» que engrasa las ruedas de la sociedad en movimiento.
Michio Kaku (Física de lo imposible: ¿Podremos ser invisibles, viajar en el tiempo y teletransportarnos?)
Lo rememoro siempre que contemplo los payasos que pintó Rouault: esos pobres bufones que, al terminar su parte, en la soledad del carromato se quitan las lentejuelas y regresan a la opacidad de lo cotidiano, donde los ancianos sabemos que la vida es imperfecta, que las historias infantiles con Buenos y Malvados, Justicia e Injusticia, Verdad y Mentira, son finalmente nada más que eso: inocentes sueños. La dura realidad es una desoladora confusión de herniosos ideales y torpes realizaciones, pero siempre habrá algunos empecinados, héroes, santos y artistas, que en sus vidas y en sus obras alcanzan pedazos del Absoluto, que nos ayudan a soportar las repugnantes relatividades.
Ernesto Sabato (Antes del fin)
¡Si la condenación es eterna! Un hombre que desea mutilarse está bien condenado ¿no es así? Yo me creo en el infierno, por lo tanto estoy en él. Es el cumplimiento del catecismo. Soy esclavo de mi bautismo. Padres míos, habéis hecho mi desgracia y la vuestra. ¡Pobre inocente! —El infierno no puede atacar a los paganos. —¡Aún es la vida! Las delicias de la condenación resultarán después profundas. Un crimen, y pronto, que yo caiga en la nada, en virtud de la ley humana. ¡Calla, pero calla!… Es la vergüenza, el reproche, aquí: Satán proclamando que el fuego es innoble y que mi cólera es horriblemente estúpida. —¡Basta!… Errores que me soplan al oído, magias, perfumes falsos, músicas pueriles.
Arthur Rimbaud (A Season in Hell)
Mientras yo intentaba arreglarme un poco lo observé, era muy guapo, demasiado atractivo, indescriptible a primera vista. Tan perfecto que parecía mentira, era imposible, ¿Me habría golpeado la cabeza y estaba alucinando? No había visto a un hombre así ni siquiera en las revistas... Tragué en seco, mi piel se estremeció y mi corazón comenzó a latir más rápido.
Itxamany Bustillo (El Príncipe de Bórdovar 1)
Podía haber negado tantas cosas: que deseaba tocarle las rodillas y las muñecas cuando lucían al sol con aquel viscoso lustre que he visto en tan poca gente; que me encantaba cómo sus pantalones de tenis, cortos y blancos, parecían poseer, de forma permanente, el color del barro y que mientras transcurrían las semanas se convirtió en el color de su piel; que su pelo, cada día más y más rubio, atrapaba al sol antes incluso de que saliese del todo; que su camisa azul ondulada se volvía más ondulada cuando se le ponía en días borrascosos en el patio junto a la piscina, con la promesa de impregnarse de un aroma a piel y sudor que me la ponía dura con tan solo pensarlo. Podía haber negado todo esto. Y haberme creído mis mentiras.
André Aciman (Call Me By Your Name (Call Me By Your Name, #1))
Pero después, cuando estoy en sus brazos, como ahora mismo, es como si estuviera atrapado en un torno. Tengo ganas de levantarme y salir a dar una vuelta. «Qué impaciente eres, Mark», me dice ella. «¿Por qué no te relajas nunca?» «Es que me apetece dar un paseíto.» «Pero si fuera hace un frío que pela.» «Aun así. Igual compro algo para hacer un revuelto luego.» «Pues vete tú», dice ella, medio soñando; afloja el abrazo, da media vuelta y procura volver a conciliar el sueño. Y yo me visto y salgo por la puerta. ¿Cómo le explicas a alguien a quien quieres que, a pesar de todo, necesitas más? ¿Cómo? Se supone que el amor contiene todas las respuestas, y que nos lo da todo. All you need is love. Pero eso es una puta mentira: yo necesito algo, pero no es amor.
Irvine Welsh (Skagboys)
—Es usted un adulador, señor —le hizo saber con una amplia sonrisa y colocó la hielera sobre el escritorio—, con razón las mujeres caen rendidas a sus pies. —Yo pensé que sólo me bastaba el físico Vivian. —El físico atrae señor, pero son las acciones las que hacen que una mujer no pierda el interés,porque de nada serviría la belleza si es un completo imbécil —La secretaria se paró detrás de él—.
Lily Perozo (Dulces mentiras, amargas verdades: Decisiones)
Sin quitarme los ojos de encima, acercó aún más su pupitre. - ¿Sabes una cosa? - ¿Qué? - Que he entrado en tu blog. Ay, Dios. ¿Cómo lo había encontrado? Un momento; la pregunta que debía hacerme era la siguiente: ¿por qué lo había encontrado? Mi blog no podía buscarse a través de Google...Estaba flipando en colores. - Ya estás acosándome otra vez, ¿no? ¿Tengo que llamar a la poli para que te ponga una orden de alejamiento? - Ni en sueños, gatita - Sonrió - Ah, espera, que ya salgo en ellos, ¿verdad? Puse los ojos en blanco. - Más bien apareces en mis pesadillas, Daemon. (pág.154) - ¿Me estás preguntando si me atraen las humanas? - dijo. El pelo le caía hacia delante en ondas. Unas gotitas de agua le recorrían los mechones y acababan salpicándome la mejilla - ¿O si eres tú la que me atrae? Con las manos apoyadas en la roca, fue acercándose a mí lentamente. Muy pronto nos separaban sólo unos milímetros...Sentía su respiración como si fuera la mía, y cuando movió las caderas abrí los ojos y ahogué un grito. Vaya que si funcionaba la cosa...Me despejó la duda de un plumazo. (pág. 240) - Sí que es importante el helado - dije. - Es mi vida entera.- Dee tiró el monedero a Daemon, pero erró el objetivo - ¡Y tú me lo has quitado! (pág. 258 NUNCA TE METAS ENTRE DEE Y SU COMIDA, Y MENOS SI SE TRATA DE HELADO) - ¿Lo estás pasando bien con...Ash? - ¿Y tú con tu amiguito el pulpo? Me mordí el larbio. - Qué simpático eres, como siempre. ... - Estás...muy guapa, por cierto. Demasiado guapa para estar con ese idiota. Me sonrojé y bajé la vista. - ¿Te has tomado algo? - Pues no, la verdad. ¿Por qué me lo preguntas, si puede saberse? - Porque nunca me dices nada agradable. - Touché. (pág. 303) - Recuérdame...que no te haga enfadar nunca más ¡La leche! ¿Eres agente secreto en tus ratos libres? ... Me recorrió la espalda con sus brazos y hundió una mano en los rizos que se me habían soltado del moño. - No me has hecho caso - susurró contra mi hombro. - Nunca te hago caso. (pág. 327) Daemon murmuró algo en un idioma desconocido. Era una lengua dulce y bonita. Mágica. De otro planeta. Podría haberlo despertado, pero no lo hice sin saber demasiado bien por qué. La emoción que sentía por el contacto con su piel era más fuerte que todo lo demás. Daemon tenía una mano en el borde de mi camiseta, y los dedos encima del pedazo de piel que había entre el borde de la camiseta y la cinturilla de los pantalones de pijama. La mano empezaba a abrirse paso por debajo de la camiseta, a través de mi estómago, en la parte en que este empieza a descender. El pulso se me desbocó. Me rozó las costillas con la punta de los dedos. Su cuerpo se movió y sentí su rodilla contra mí. (pág. 338) O.O o_O OMG - Gatita - Ni aunque fueras el último ser con aspecto humano sobre la faz de la Tierra ¿Ahora lo entiendes? ¿Capiche? ... - Ademñas, no me atraes nada - Mentira podrida - Pero vamos, nada de nada. Eres... De repente Daemon estaba delante de mí, a apenas un centímetro de mi rostro. - ¿Qué soy? - Ignorante -¿Y qué más? - Prepotente, controlador...-...- Y un...cretino. - Venga ya, gatita, seguro que puedes hacerlo mejor - ... - Todavía no me creo que no te sientas atraída por mí. (pág. 360) - Seguro que hasta sueñas conmigo - Bajó la vista hacia mis labios y sentí que se despegaban - Seguro que escribes mi nombre en tus libretas, una y otra vez, rodeado por un corazoncito. Me reí. - En tus sueños, Daemon. Eres la última persona a la que... Daemon me besó (pág.361) Una sonrisa pícara se le asomó a los labios. - ¿Te das cuenta de que me encantan los retos? Me reí entre dientes y me volví hacia la puerta mientras le dedicaba un gesto grosero con el dedo corazón. - Y a mí, Daemon; y a mí. (pág. 414)
Jennifer L. Armentrout (Obsidian (Lux, #1))
Pasé una tonta cantidad de tiempo el año pasado leyendo libros y mirando películas, y en todos ellos, cuando mueres y te resucitan, los poderes sobrenaturales son parte del trato. ¡Perdona que no ganaras el gran premio de la paz eterna, pero no te vas con las manos vacías! Puedes volver roto y confundido, pero al menos tienes algún premio cósmico de consuelo, como la habilidad de leer mentes o hablar con los muertos u oler mentiras. Algo así de genial. Yo ni siquiera puedo manipular los elementos. Claro que si fuera a tomar enserio los libros, también tendría que creer que todos los chicos adolescentes llaman a las chicas nena, porque al parecer eso expresa completo amor. Él era un imbécil hace un minuto, pero te arroja un nena y estás acabada. Completa perdida del autocontrol y la dignidad activada. Oooh, me dijo nena. Mis bragas están mojadas y lo amooooooo.
Katja Millay (The Sea of Tranquility)
Pero esto no es más que un pequeño ejemplo. Las personas se engañan unas a otras del modo más natural y, sorprendentemente, sin resultar lastimadas. Parecen no darse ni cuenta de la superchería. Creo que su vida está llena de ejemplos nítidos, puros y claros de desconfianza. No obstante, a nadie parece preocuparle este intercambio de falsedades. Yo mismo engaño a los demás desde la mañana a la noche con mis bufonerías. No tengo el menor interés en eso que los libros de texto llaman moral. Me cuesta entender que el ser humano viva o quiera vivir con pureza, claridad y felicidad en medio de toda esta mentira mutua. Nunca me han explicado la razón de esta habilidad. Si lo hicieran, quizás me librarían del terror que siento por ellos o de mis representaciones desesperadas. O quizá también de mi enfrentamiento con ellos y del infierno que experimentaba todas las noches.
Osamu Dazai
Porque si una lleva una falda o un escote de un tiempo a esta parte lo lleva para sí misma o en nombre del em­­poderamiento, una de dos, y que no me mire nadie porque machete al machote y madre mía qué fuerte e inde­­pen­­diente con mi falda, que era a lo que me reducían antes, a ser dos piernas y poca tela y me quejaba y con razón y ahora como por arte de magia resulta que eso es signo de empoderamiento, pero no puede mirarlo nadie. Nos he­­mos encerrado tanto en nosotros mismos, nos hemos individuado tanto y hemos hecho tantos esfuerzos por acabar con lo de las dinámicas de poder —y, nos guste o no, la belleza siempre ha implicado y siempre implicará poder— que hemos terminado creyendo que no pro­­vocamos ningún efecto, ninguna reacción en el otro y que lo contrario sería inaceptable, aunque las mujeres nos lo hemos creído a medias, como todas las mentiras que nos contamos a nosotras mismas. Por eso rara vez nos ponemos escote y los labios rojos para estar solas en casa, de la misma forma que el pavo real no desplegaría su cola si no hubiera una pava a la vista, porque gilipollas no es y por lo del ahorro energético, y negar que un escote bonito es enseñado de cuando en cuando para ser visto, solo cuando quiere ser visto, cuando quiere ser mirado, además de ridículo niega parte de nuestro poder como mujeres, un poder que no se reduce a lo bello y a lo sexual pero del que lo bello y lo sexual forman parte y no pasa nada y por eso toda mujer ama a un fascista: porque todo el que mira nuestros escotes lo es, a no ser que sea un trapero en un videoclip, entonces es un trapero al uso, entonces se le permite. Y porque mal que bien y según el nuevo canon, nuestros abuelos lo fueron y nuestros padres lo son. No solo porque se les fueran los ojos con las mujeres bonitas que cruzaban los pasos de cebra cuando pensaban, inocentes, que no nos dábamos cuenta.
Ana Iris Simón (Feria)
Já não ouvia o som do motor da mota de Hugo a rugir, lá em baixo, nem as suas mãos fortes a enfiar a chave na fechadura, e muito menos ouvia quaisquer pancadas na porta de madeira ou os seus gritos furiosos. Não havia passado nesse instante, nem medo, nem tormento. Santiago levava-a a esquecer tudo isso, o príncipe do seu palácio e do seu mundo cor-de-rosa. Só uma coisa não podia ser esquecida, mas já a esquecera, entretanto. As cartas de Hugo continuavam escondidas por baixo do assento do sofá e fora ela própria a escondê-las. Porque é que o fizera? Para quem? Para si mesma ou para o marido? Pouco importava. Só o gesto já era uma mentira e uma traição e não sabia o que faria quando voltasse a recordar-se delas outra vez e daquilo que a esperava. E muito menos sabia o que faria quando voltasse a esquecer as cartas e Hugo, porque quando o fizesse, jamais se recordaria de retirar as missivas debaixo do assento do sofá e o marido iria descobrir todas as suas mentiras, antes que ela lhas pudesse revelar
Carina Rosa (A Sombra de um Passado)
No podemos escoger más que entre verdades irrespirables y supercherías saludables. Sólo las verdades que nos impiden vivir merecen el nombre de verdades, pues, superiores a las exigencias de los vivos, no condescienden a ser cómplices nuestros. Son verdades "inhumanas", verdades de vértigo que rechazamos porque nadie puede prescindir de apoyos disfrazados de slogans o de dioses. Lo triste es observar que son los iconoclastas, o aquellos que pretenden serlo, quienes en todas las épocas recurren con más frecuencia a la ficción y a la mentira. Muy enfermo debía de estar el mundo antiguo para necesitar un antídoto tan burdo como el que le administró el cristianismo. En la misma situación se encuentra el mundo moderno, a juzgar por los remedios de los que espera milagros. Epicuro, el menos fanático de los sabios, fue entonces y es todavía hoy el gran perdedor. Con asombro y hasta con espanto, oímos hablar a los hombres de liberar al Hombre. ¿Cómo podrían los esclavos liberar al Esclavo? ¿Y cómo creer que la historia -procesión de desatinos- podrá durar aún mucho tiempo? La hora de cierre sonará pronto en los jardines de todo el mundo.
Emil M. Cioran
Hacer pedazos el velo, comprender la vida... ¿Qué significa esto? Nosotros, seres humanos, preferiríamos habitar en un mundo ordenado, limpio y transparente donde el bien y el mal, la belleza y la fealdad, la verdad y la mentira estén nítidamente separados entre sí y donde jamás se entremezclen, para poder estar seguros de cómo son las cosas, hacia donde ir y cómo proceder. Soñamos, con un mundo donde las valoraciones puedan hacerse y las decisiones puedan tomarse sin la ardua tarea de intentar comprender. De este sueño nuestro nacen las ideologías, esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver. Es a esta inclinación incapacitadora nuestra a la que Étienne de La Boétie denominó . Y fue el camino de salida que nos aleja de esa servidumbre el que Cervantes abrió para que pudiésemos seguirlo, presentando el mundo en toda su desnuda, incómoda, pero liberadora realidad: la realidad de una multitud de significados y una irremediable escacez de verdades absolutas. Es en dicho mundo, en un mundo donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre, en el que estamos destinados a intentar, una y otra vez y siempre de forma inconclusa, comprendernos a nosotros mismos y comprender a los demás, destinados a comunicar y de ese modo, a vivir el uno con y para el otro.
Zygmunt Bauman (This Is Not a Diary)
Why is it called tierra and not tierro? Why is it round, like two breasts sewn together, like the two halves of an orange—a naranja—or the belly of a pregnant woman, and has never had any phallic tendencies, even while it was first forming? Why do we say naturaleza, in the feminine, and not naturalezo? Why did the old poets prefer to write la mar and not el mar, the way most people do today? Why is it la noche, night, la madrugada, dawn, la soledad, solitude, la ternura, tenderness, la felicidad, happiness, la luz, light, la luna, the moon, las constelaciones, the constellations, la voz, a person’s voice, las caricias, caresses, las flores, flowers, la melancolía, melancholy? Why would it seem that the really poetic words are in the feminine? But that’s nonsense. Mentira, lie, is feminine, and that’s not so poetic. And there are lots of poetic words that are masculine: el cielo, the sky, el alba, another word for dawn, el misterio, mystery, el desea, desire, el parto, childbirth, el bien, good as opposed to evil. And speaking of evil, that’s masculine in gender, el mal, and so is power, el poder. Although we shouldn’t forget el querer, loving, a word that belongs to the strategy of desire. And also has a little bit of goodness in it. Bondad, goodness, is a very pretty word, and very feminine—it’s conjugated in the feminine. On the other hand, muerte, death, which is feminine, no matter how she gets herself up to look attractive and profound, could she ever seduce anyone?
Zoé Valdés (Dear First Love)
Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza. Además, ¿sabemos acaso lo que es la verdad? Si yo lo digo que aquel trozo de ventana azul, digo una verdad. Pero es una verdad parcial, y por lo tanto una especie de mentira. Porque el trozo de ventana no está solo, está en una casa, en una cuidad, en un paisaje. Está rodeado del gris de ese muro de cemento, del azul claro del cielo, de aquellas nubes alargadas, de infinitas cosas más. Y si no digo todo absolutamente todo, estoy mintiendo. Pero decir todo es imposible, aun en este caso de la ventana, de un siempre trozo de la realidad física. La realidad es infinita y además infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz, ya estoy mintiendo. Ahora imagínese lo que es la realidad de los seres humanos con sus complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes. Porque cambia a cada instante que pasa, y lo que éramos hace un momento no lo somos más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos acaso siempre los mismos sentimientos? Se puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y hasta detestarlo. Y si cuando lo desestimamos cometemos el error de decírselo, eso es una verdad, pero una verdad momentánea, que no será más verdad dentro de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se la decimos creerá que ésa es la verdad, la verdad para siempre y desde siempre. Y se hundirá en la desesperación.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
que en esa remota Orbajosa, donde, entre paréntesis, tienes fincas que puedes examinar ahora, se pasa la vida con la tranquilidad y dulzura de los idilios. ¡Qué patriarcales costumbres! ¡Qué nobleza en aquella sencillez! ¡Qué rústica paz virgiliana! Si en vez de ser matemático fueras latinista, repetirías al entrar allí el ergo tua rura manebunt. ¡Qué admirable lugar para dedicarse a la contemplación de nuestra propia alma y prepararse a las buenas obras! Allí todo es bondad, honradez; allí no se conocen la mentira y la farsa como en nuestras grandes ciudades; allí renacen las santas inclinaciones que el bullicio de la moderna vida ahoga; allí despierta la dormida fe, y se siente vivo impulso indefinible dentro del pecho, al modo de pueril impaciencia que en el fondo de nuestra alma grita: «quiero vivir».
Benito Pérez Galdós (Doña Perfecta)
Cuando Hewan regresó a buscarla, Bahana se había ido y ella ya se había vestido con el lindo modelito que le había dejado. El saco le llegaba hasta las rodillas. Tenía dos agujeros por los que había metido los brazos, y estaba cortado por la mitad, como un chaleco. Se lo había atado a la cintura con una cuerda para evitar que se abriera. La miró desde la entrada de los baños, repasándola descaradamente de arriba a abajo, con una sonrisa irónica serpenteando en sus labios. —¿Te gusta tu ropa nueva? —le preguntó, burlándose. Rura alzó la cabeza, mirándolo directamente a los ojos, y un destello de ira cruzó sus hermosos ojos. —Seguiré siendo una princesa sin importar la ropa que me obligues a vestir —dijo con orgullo. —Lo que quieres decir —replicó—, es que seguirás siendo una mujer malcriada y caprichosa, y que nada de lo que haga cambiará eso. Rura casi se echó a reír. La idea que Hewan tenía de ella estaba tan equivocada… Toda su actitud no era más que una fachada con la que se obligó a vestirse para conseguir la aceptación de su padre, el maldito príncipe Nikui; pero estaba tan arraigada que ahora era incapaz de deshacerse de ella. Una máscara tras la que esconderse, y una armadura con la que protegerse. No era así de niña. Recordaba reír a menudo, excepto cuando su padre estaba cerca; disfrutaba de las cosas pequeñas de la vida, y no necesitaba mucho para sentirse feliz: un vestido desechado, un plato de sopa caliente, una manta con que abrigarse, y una muñeca rota a la que abrazarse. Pero su padre lo cambió todo, obligándola a ser cruel, a odiar en lugar de amar, a despreciarse a sí misma pensando que no era suficientemente buena, hasta que lo único que quedó fue la amargura y el resentimiento. —Jamás me ha importado lo que los demás pensaran de mí. —Mentira, a pesar de todo el esfuerzo que había puesto en hacer que se convirtiera en verdad—. ¿De veras crees que me interesa lo que tú pienses? Hewan se acercó a ella, remoloneando, caminando a su alrededor. —Tsk. Es una pena que un envoltorio tan hermoso no guarde nada dentro. —Mejor estar vacía que tener a un monstruo escondido tras unos ojos bonitos.
Alaine Scott (La princesa sometida (Cuentos eróticos de Kargul #3))
Conclusión A lo largo de estas páginas, hemos visto cómo se desarrollan los procesos perversos en algunos contextos, pero es evidente que nuestra lista no es exhaustiva y que estos fenómenos van más allá del mundo de la pareja, de la familia o de la empresa. Los volvemos a encontrar en todos los grupos en donde los individuos pueden establecer rivalidades, especialmente en las escuelas y en las universidades. La imaginación humana no tiene límites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de sí mismo; sirve para enmascarar las propias debilidades y para colocarse en una posición de superioridad. La cuestión del poder atañe a toda la sociedad. En todas las épocas ha habido seres carentes de escrúpulos, calculadores y manipuladores, y para los que el fin justifica los medios. Sin embargo, la multiplicación actual de los actos de perversidad en las familias y en las empresas es un indicador del individualismo que domina en nuestra sociedad. En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía. Con el pretexto de la tolerancia, las sociedades occidentales renuncian poco a poco a sus propias prohibiciones. Pero, al aceptar demasiado, como lo hacen las víctimas de los perversos narcisistas, permiten que se desarrollen en su seno los funcionamientos perversos. Numerosos dirigentes o políticos, que ocupan no obstante una posición de modelo para la juventud, no muestran ninguna preocupación moral a la hora de liquidar a un rival o de mantenerse en el poder. Algunos de ellos abusan de sus prerrogativas y utilizan presiones psicológicas, y razones y secretos de Estado, para proteger su vida privada. Otros se enriquecen gracias a una delincuencia astuta hecha de abusos de bienes sociales, de estafas o de fraudes fiscales. La corrupción se ha convertido en una moneda corriente. Ahora bien, basta con que un grupo, una empresa o un gobierno cuenten con uno o con varios individuos perversos para que todo el sistema se vuelva perverso. Si esta perversión no se denuncia, se extiende subterráneamente mediante la intimidación, el miedo y la manipulación. Efectivamente, para atar psicológicamente a un individuo, basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Sin ir más lejos, ésta es la base del funcionamiento de la mafia o de los regímenes totalitarios. Tanto en las familias como en las empresas y los Estados, los perversos narcisistas se las arreglan para atribuir a los demás los desastres que provocan, se presentan luego como salvadores y se hacen así con el poder. En lo sucesivo, para mantenerse en él, les basta con no tener escrúpulos. La historia nos ha mostrado hombres que se niegan a reconocer sus propios errores, que no asumen sus responsabilidades, y que falsean las cosas y manipulan la realidad a fin de borrar las huellas de sus fechorías. Más allá del aspecto individual del acoso moral, se nos plantean dilemas más generales. ¿Cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Si los individuos no pueden detener por sí mismos estos procesos destructivos, la sociedad deberá intervenir y establecer una legislación. Recientemente, se ha presentado un proyecto de ley que proponía instituir un delito de novatada para reprimir cualquier acto degradante y humillante en el ámbito escolar y socioeducativo. Si no queremos que nuestras relaciones humanas acaben completamente reglamentadas por leyes, es esencial prevenir a los niños.
Marie-France Hirigoyen (El acoso moral: El maltrato psicológico en la vida cotidiana)
Dejando a un lado la cuestión de la genialidad de los representantes del pueblo, considérese simplemente el carácter complejo de los problemas pendientes de solución, aparte de los ramos diferentes de actividad en que deben adoptarse decisiones, y se comprenderá entonces la incapacidad de un sistema de gobierno que pone la facultad de la decisión final en manos de una asamblea, entre cuyos componentes sólo muy pocos poseen los conocimientos y la experiencia requeridos en los asuntos a tratar. Pues así como las más importantes medidas en materia económica resultan sometidas a un foro cuyos miembros, en sus nueve décimas partes, carecen de la preparación necesaria. Lo mismo ocurre con otros problemas, dejando siempre la decisión en manos de una mayoría compuesta de ignorantes e incapaces, pues la organización de esa institución permanece inalterada, al paso que los problemas que en ella son tratados se extienden a todos los ámbitos de la vida pública. Es completamente imposible que los mismos hombres que tratan de asuntos de transportes se ocupen, por ejemplo, de una cuestión de alta política exterior. Sería preciso que todos fuesen genios universales, los que tan sólo de siglo en siglo aparecen. Infelizmente, se trata no de verdaderas "cabezas" pero sí de diletantes, tan vulgares que incluso están convencidos de su valor. De ahí proviene también la ligereza con que frecuentemente estos señores deliberan y resuelven cuestiones que serían motivo de honda reflexión aun para los más esclarecidos talentos. Allí se adoptan medidas de enorme trascendencia para el futuro de un Estado como si no se tratase de los destinos de toda una nacionalidad, sino solamente de una partida de naipes, que es lo que resultaría más propio de tales políticos. Sería naturalmente injusto creer que todo diputado de un parlamento semejante se halle dotado de tan escasa noción de responsabilidad. No. De ningún modo. Pero, el caso es que tal sistema, forzando al individuo a ocuparse de cuestiones que no conoce, lo corrompe paulatinamente. Nadie tiene allí el valor de decir: "Señores, creo que no entendemos nada de este asunto; yo al menos no tengo ni idea". Esta actitud tampoco modificaría nada porque, aparte de que una prueba tal de sinceridad quedaría totalmente incomprendida, no por un tonto honrado se resignarían los demás a sacrificar su juego. Quien, además, conoce a los hombres, comprende que en una sociedad tan ilustre nadie quiere ser el más tonto y, en ciertos círculos, honestidad es siempre sinónimo de estupidez. Así es como el representante aún sincero es obligado forzosamente al camino de la mentira y de la falsedad. Justamente la convicción de que la reacción individual poco o nada modificaría, mata cualquier impulso sincero que por ventura surja en uno u otro. A fin de cuentas, se convencerá de que, personalmente, lejos está de ser el primero entre los otros y que con su colaboración tal vez impida males mayores.
Adolf Hitler (Mi Lucha)
—¡Arriba, princesita! El grito la sobresaltó, incorporándose de golpe, desorientada. Miró a su alrededor. La luz había vuelto, y Hewan estaba de pie en mitad de la estancia. Tenía una cadena más delgada en una mano, y una bolsa negra en la otra. Se había cambiado la falda de cuero de la noche anterior por otra de lana gruesa, tejida a cuadros verdes con líneas negras —¿No puedes ser más delicado a la hora de despertarme? —se quejó Rura con irritación. —¿La princesita se ha asustado? —Se llevó la mano al pecho, simulando estupor—. Lo lamento mucho, alteza imperialísima. ¿Vais a ordenar azotarme? Rura se levantó. Se sentía sucia y horrenda, con el pelo enredado y el quimono lleno de arrugas. Y olía a sudor. Hacía años que sus axilas no olían. —No me llames así —gruñó. —¿Princesita? ¿No te gusta? —Me importa un comino si me llamas princesita. No te dirijas a mí como Alteza Imperial. No tengo el derecho a usar el título. Rura intentó evitarlo, pero la amargura fue evidente en su voz. Hewan soltó una carcajada y puso los brazos en jarras. La cadena y la bolsa negra colgaban de sus manos. —Vaya, vaya, vaya… Así que no eres hija legítima —se burló—. Lástima. Pensaba utilizarte como moneda de cambio, pero ya veo que no me servirás ni para eso. Probablemente, cuando la noticia de tu captura llegue a oídos de tu padre, el gran príncipe heredero, se sentirá aliviado. ¿No es así? —¡Mi padre me quiere! —gritó furiosa—. ¿Me oyes, bestia inmunda? ¡Mi padre me quiere, y cuando venga a por mí, traerá con él todo el ejército imperial! ¡Destrozará estas montañas hasta encontrarme! Y tú y tu pueblo lo pagaréis con la exterminación. Se sintió como una niña malcriada gritando toda esa sarta de mentiras, pero en aquel momento no podía afrontar la verdad que había en las palabras de aquel extraño. La sonrisa de Hewan murió y su rostro se transformó en una máscara colérica. —Claro que te quiere, princesita —siseó. Tenía el cuello en tensión, y los tendones se marcaban, abultados bajo la piel—. Por eso permitió que tu esposo el gobernador te repudiara y te exiliara. Rura no contestó. ¿Qué iba a decir? ¿Confesar ante este extraño que se lo merecía por lo que había hecho? ¿Que tenía suerte de estar viva? Había conspirado para matar a Kayen. El hecho que fuese por orden de su padre, no la convertía en inocente. Además, estaba segura que su exilio tenía mucho más que ver con la paliza que le dio a la esclava, que con el intento de asesinato. —¿No dices nada? Rura se escondió de nuevo tras su máscara de princesa. Levantó la barbilla con orgullo y se negó a hablar. Hewan se acercó a ella, y Rura luchó con el impulso de huir de él. Le puso la bolsa delante de la cara. —Hueles que apestas —le dijo. Rura enrojeció de rabia y de vergüenza—. Te voy a llevar a los baños para que te puedas lavar, pero para eso tengo que taparte la cabeza. —No quiero ir. Puedo lavarme aquí si alguien me trae agua y jabón. —Nadie te ha pedido tu opinión, princesita. —Le pasó la bolsa por la cabeza y se la anudó en el cuello, por encima del collar metálico—. No te preocupes, no dejaré que te caigas… creo. Desenganchó la cadena que la mantenía sujeta a la pared, y aseguró la nueva cadena que llevaba en la mano, más delgada y corta. —¿Tienes que llevarme como si fuera un perro? —preguntó indignada— . No voy a echar a correr. —Por supuesto que no correrás —contestó Hewan, guasón—. Esta cadena no es para impedir que huyas; es para humillarte. —Eres un animal. —Puede ser, pero no soy yo el que lleva collar y cadena, princesita. Y que no se te ocurra intentar quitarte la bolsa de la cabeza: si lo haces, tendré que arrancarte esos bonitos ojos que tienes.
Alaine Scott (La princesa sometida (Cuentos eróticos de Kargul #3))
Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio. Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas. Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión. Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.
Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver)