“
Él mira una de las fotos por largo tiempo. Entonces me mira.
—Te guardaré aquí. —Se golpea la sien—. A donde no puedas perderte.
”
”
Gayle Forman (Just One Day (Just One Day, #1))
“
La vida no es una foto, en que uno ordena las cosas para que se vean bien y luego fija la imagen para la posteridad; es un proceso sucio, desordenado, rápido, lleno de imprevistos. Lo único seguro es que todo cambia.
”
”
Isabel Allende (La suma de los días)
“
En un mundo donde el horror se vende como arte, donde el arte nace ya con la pretensión de ser fotografiado, donde convivir con las imágenes del sufrimiento no tiene relación con la conciencia ni con la compasión, las fotos de guerra no sirven para nada.
”
”
Arturo Pérez-Reverte (El pintor de batallas)
“
Si alguna vez vamos a parar al infierno, uno de los tormentos más refinados consistirá en encerrar en una habitación al ser humano desnudo con las fotos enmarcadas de su tiempo... tal vez ese infierno no resulte incluso soportable, porque las peores fotos sólo se sueñan, no se hacen y, si se hacen, no se revelan.
”
”
Günter Grass (The Tin Drum)
“
Cuando eres niño, si te sacan los dos ojos tu primera preocupación es cómo se lo vas a decir a tus padres, no cómo vas a llegar a ellos. Y la primera preocupación de tus padres, al enterarse, es cómo vas a salir en las fotos.
”
”
Manuel Jabois (Malaherba)
“
Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos
”
”
Julio Cortázar (Rayuela)
“
—La vida es como barro. La vamos esculpiendo día a día,
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”
Mayte Esteban (La chica de las fotos)
“
Obinze se lo imaginó visitando los lugares que debía visitar, diligente y resuelto, pensando no en lo que veía, sino en las fotos que tomaría y en las personas que después verían esas fotos.
”
”
Chimamanda Ngozi Adichie (Americanah)
“
¿Qué es una vida de verdad? ¿Cuando vas a la escuela? ¿Cuando tienes trabajo?¿Cuando vas al trabajo y dejas a tus hijos en la escuela? ¿Cuando tienes las suficientes fotos para llenar un álbum? Cuando puede contarla, supongo.
”
”
Xavier Velasco (Diablo Guardián)
“
Las fotografías no son reales. Carecen de contexto, tan solo dan la impresión de estar mostrando una instantánea de la vida, pero la vida no es una sucesión de instantáneas, sino que es fluida. Así que las fotos son fantasías.
”
”
Victoria Schwab (The Invisible Life of Addie LaRue)
“
Día Tres sin ti:
no llamas
y todo, las canciones mi cama
la pena mi pecho tu nombre mi nombre con el tuyo
tus fotos mis trozos nuestros restos
comunica.
”
”
Elvira Sastre (Baluarte)
“
—Y hay más. Tan pronto no van a cortar tu planta de naranja-lima. Cuando la corten estarás lejos y no sentirás nada.
Sollozando me abracé a sus rodillas.
—Ya no me interesa, papá. No me interesa…
Y mirando su rostro, que también se encontraba lleno de lágrimas, murmuré como un muerto:
—Ya la cortaron, papá, hace más de una semana que cortaron mi planta de naranja-lima.
Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayéndome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.
En aquel tiempo… En el tiempo de nuestro tiempo no sabía que muchos años antes un Príncipe Idiota, arrodillado frente a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas:
“¿POR QUÉ LES CUENTAN LAS COSAS A LAS CRIATURITAS?”
Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas demasiado pronto.
¡Adiós!
”
”
José Mauro de Vasconcelos (Mi planta de naranja-lima)
“
Supongo que los álbumes, o las colecciones de fotos que guardamos en nuestro ordenador, tienden a compensar el trabajo injusto de nuestra memoria, pues ella suele quedarse más bien con lo doloroso, con traumas y frustraciones, con lo que no hemos conseguido, con la situación en la que no reaccionamos como habríamos deseado
”
”
José Ovejero (La invención del amor)
“
la gente se cree lo que nosotros queremos que crean, al fin y al cabo vivimos de eso, de crear ilusiones y venderlas, de fabricar mentiras…
”
”
Mayte Esteban (La chica de las fotos)
“
La vida es eso, empezar constantemente, solo que algunas veces no apetece.
”
”
Mayte Esteban (La chica de las fotos)
“
La casa, según las fotos, era baja y de fachada blanco sucio. No anunciaba lo que pasaba adentro.
”
”
Mariana Enriquez (Los peligros de fumar en la cama)
“
Las fotos no devuelven un reflejo invertido, sino una imagen que es la que los demás tienen de ti.
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”
Michel Schneider (Marilyn, dernières séances)
“
Se conocieron en un chat. Conversaciones, risas, complicidad, la protección que te brinda la pantalla y que da pie a decir ciertas cosas que no nos atreveríamos a soltar cara a cara, el resto del día pensando en encontrarse otra vez por el chat, la complicidad reciente, algunas fotos y finalmente una cita.
Ya en la cita, los nervios de antes, el saludo extraño, la sonrisa algo forzada, el tic de él que ella observa con disgusto, los incómodos silencios que él salva con su ingenio, el físico de ella que no es como las fotos anunciaban, la conversación tirante que se va aflojando poco a poco, algunos temas comunes que los van haciendo sentir cómodos, el que supera todo el resto, ella cada vez más guapa, él cada vez más tierno, la tarde que termina en noche, el vino que también ayuda, la noche cada vez más larga y el deseo que toma el volante y un beso y muchos más y ¿en tu casa o en la mía? y la noche que sigue girando hacia ellos y el sudor y la cama desarmada y la misma pregunta en la cabeza de ambos, ¿me estoy enamorando?, y la misma respuesta en la cabeza de los dos dando título a este poema.
”
”
Marwán Abu-Tahoun Recio (Todos mis futuros son contigo)
“
Cuando la gente pregunta cómo nuestros fotográfos hacen las fotos más estupendas del mundo, ellos podrían encogerse de hombros y decir "f/8 y estar allí". Pero estar allí significa mucho.
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”
Leah Bendavid-Val (National Geographic The Photographs)
“
Recuerdo contemplar ese retrato y darme cuenta de que las fotografías no son reales. Carecen de contexto, tan solo dan la impresión de estar mostrando una instantánea de la vida, pero la vida no es una sucesión de instantáneas, sino que es fluida. Así que las fotos son fantasías. Eso es lo que me encantaba de ellas. Todo el mundo cree que la fotografía refleja la verdad, pero no es más que una mentira muy convincent
”
”
Victoria Schwab
“
La foto del amante escondida en la billetera de una mujer casada, el cartel fotográfico de una estrella de rock fijado sobre la cama de una adolescente, el retrato de propaganda del político prendido a la solapa del votante, las instantáneas de los hijos del taxista en la visera: todos los usos talismánicos de las fotografías expresan una actitud sentimental e implícitamente mágica; son tentativas de alcanzar o apropiarse de otra realidad.
”
”
Susan Sontag (On Photography)
“
—Claro que a lo mejor por eso nos hacemos fotos —continuó Harry—. Para obtener pruebas falsas con las que poder fundamentar la afirmación falsa de que éramos felices. Porque pensar que nunca hemos sido felices se nos hace insoportable. Los adultos obligan a los niños a sonreír cuando les hacen fotos, los incluyen en la mentira; por eso sonreímos, fingimos felicidad. Pero Oleg nunca fue capaz de sonreír si no lo sentía, no era capaz de mentir, no tenía ese don.
”
”
Jo Nesbø (Fantasma)
“
¿A dónde iremos a dar más allá de esta foto y del recuerdo? ¿Cuánto artificio hará falta para agujerear las capas de tiempo que sedimentarán este instante?
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”
Nona Fernández (Voyager)
“
Imagino uno de mis fragmentos en la casa donde crecí. En aquellas amigas que tuve y ya no veo. Otro en las amantes que se fueron, otro en las que he imaginado. También hay fragmentos de mí en los libros que leo, en los conciertos que escucho o los viajes que hago. Fragmentos en cada espejo donde me he mirado y no me he visto. En los álbumes de mi padre. En el chip que perdí de mi antiguo DNI. En las fotos que hago.
”
”
Laura C. Vela (Seismil)
“
Y todavía lo remueve a uno por dentro y le empaña los ojos ver en las fotos y los viejos documentales de la liberación de París, cuando pasan los carros blindados aliados por las calles, aplaudidos y besados por franceses y francesas, a un montón de fulanos bajitos, morenos y sonrientes, despechugados de uniforme y siempre con un pitillo a medio fumar en la boca, y leer con asombro los nombres que esos tipos indestructibles pintaron sobre el acero para bautizar sus tanques: Guernica, Guadalajara, Brunete, Don Quijote o España Cañí.
”
”
Arturo Pérez-Reverte (Una historia de España (Spanish Edition))
“
¿Cuál es tu mercado objetivo ideal? Sé lo más específico posible al describir todos los atributos que pueden ser relevantes. ¿Cuál es su género, edad y localización? ¿Tienes una imagen de ellos? Si es así corta o imprime una foto de cómo son y responde a las siguientes preguntas:
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”
Allan Dib (El Plan de Marketing de 1-Página: Consigue Nuevos Clientes, Gana Más Dinero, Y Destaca Entre La Multitud)
“
Mis recuerdos son demasiado claros, demasiado agudos; las cosas debieran gastarse en los bordes y lo irresoluto debería suavizarse. De ese modo, hay escenas tan cerca de mi corazón como fotos en un marco; sin embargo, son retratos monstruosos que ningún artista ni ninguna cámara jamás lograrán.
”
”
Anne Rice (Interview with the Vampire (The Vampire Chronicles, #1))
“
No le fue fácil meter en la maleta el día en que hicieron su primera comunión las tres juntas. La vela, el libro y la foto afuera de la iglesia cupieron muy bien, pero no así el sabor de los tamales y del atole que Nacha les había preparado y que habían comido después en compañía de sus amigos y familiares.
”
”
Laura Esquivel
“
Casi no queda nada; sí, el amor vergonzoso entrando en los buzones para llorar, o andando solo por las esquinas (pero lo ven igual) guardando sus objetos dulces, sus fotos y leontinas y pañuelitos guardándolos en la región de la vergüenza, la zona de bolsillo donde una pequeña noche murmura entre pelusas y monedas.
”
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Julio Cortázar (Final Exam)
“
Pero a nadie se le había pasado por la cabeza que Willem pudiera morir antes. No habían hecho planes para afrontarlo porque nunca habían contemplado ese imprevisto. De haber sabido que cabía esa posibilidad, de haber sido menos absurda, de haber guardado pruebas. Habría grabado la voz de Willem hablando con él y habría guardado las grabaciones. Habría hecho más fotos. Habría intentado destilar la misma química corporal de Willem.
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”
Hanya Yanagihara (A Little Life)
“
—¿Acaso piensas que no son más que unos papelitos con una emulsión química en una de sus caras? Si es así, te equivocas. Son mucho más que eso. Atesoran parte de la vida de las personas. Reflejan la futilidad de un instante; la luz, el viento y el aire de un paisaje; la sonrisa y el azoramiento de la persona fotografiada, y el gozo y amor de quien toma la foto por aquello que fotografía. Por eso precisamente hacemos fotografías y por eso deben conservarse.
”
”
Yōko Ogawa (The Memory Police)
“
—¿Se puede saber por qué cojones tardáis tanto? —interrumpió una voz.
Thomas no se sorprendió al verlo entrar, pero lo que le sentó como una patada en los huevos fue ver a Olivia empezar a babear.
—¡Ay, Dios mío! ¡No me lo puedo creer! ¡Ay, que me da algo!
—Tranquila mujer —murmuró Nicole a su lado.
—¡No sabes la ilusión que me hace conocerte!
—Me parece muy bien —dijo Max sorprendido ante su efusividad.
Olivia, ni corta ni perezosa, le plantó un par de besos. Y después, para sufrimiento del abogado, se acercó, no para situarse junto a él, no, para pedirle con todo el descaro del mundo su móvil ultramoderno y sacarse fotos.
—Es una oportunidad única —se justificó sonriente, mientras Nicole hacía las fotos—. Si no es mucho molestar, ¿me puedes firmar un autógrafo?
—Joder, ver para creer —masculló Thomas, cada vez más molesto.
—Por supuesto —accedió Max, que parecía más que acostumbrado a esas cosas.
—Aquí. —Apartó el cuello de su camiseta, dejando libre una considerable porción de piel sobre su pecho izquierdo—. Una firmita aquí, ya verás cuando lo cuente. —Y para mayor enfado de Thomas agarró un rotulador indeleble y se lo dio.
”
”
Noe Casado (Treinta noches con Olivia)
“
Una foto no es mucha cosa, la verdad. Sólo puede capturar un momento entre millones de momentos de la vida de una persona, o de la vida de una casa. Pero estas fotos que tengo delante, las que pretendo describirte..., Tienen cierto valor, creo, aunque sólo sea porque me ayudan a recordar. Son la prueba de que las cosas de las que me acuerdo (o algunas de esas cosas, por lo menos) sucedieron de verdad y no son vagos recuerdos, ni fantasías, ni imaginaciones. ¿Pero qué pasa con los recuerdos de los que no hay fotos, ni prueba, ni confirmación posible?
JONATHAN COE en “La lluvia antes de caer”.
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”
Jonathan Coe
“
Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros. No se trata de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de no perder ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera trenzas al aire de un chiquilla que vuelve con un pan o una botella de leche.
”
”
Julio Cortázar (Las armas secretas)
“
—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora.
Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro.
—Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
”
”
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
“
No le fue fácil meter en la maleta el dia en que hicieron su primera cumunión las tres juntas.La vela, el libro y la foto afuera de la iglesia cupieron muy bien, pero no así el sabor de los tamales y del atole que nacha les había preparado y que habían comido después en compañia de sus amigos y familiares. Cupieron los huesitos de chabacano de colores, pero no así las risas cuando jugaban con ellos en el patio de la escuela, ni la maestra Jovita, ni el columpio, ni el olor de su recámara, ni el del chocolate recién batido. Lo bueno es que tampoco cupieron las palizas, los regaños de Mamá Elena, pues Tita cerró muy fuerte la maleta antes de que se fueran a colar.
”
”
Laura Esquivel (Like Water for Chocolate)
“
El rostro que ponemos especial empeño en recordar al principio es muy nítido y omnipresente, pero a medida que pasa el tiempo —y seguramente por ese ahínco, que lo desgasta y lo desvirtúa y deforma— empieza a difuminársenos, y acaba por resultar casi imposible que los ojos de la mente lo convoquen y se lo representen con fidelidad. De pronto nos sorprendemos mirando una fotografía para conseguirlo, y aun así: la foto quieta va suplantando a la cara real, con sus gestos y su movimiento, las facciones se congelan y ya sólo existen las de la instantánea, que de tanto mirarla sustituye a la persona y la borra o la destierra o expulsa, por eso cuesta tanto recordar de veras a los muertos que se nos alejan.
”
”
Javier Marías (Berta Isla)
“
Pues éste es el valle de la muerte, aunque las vacas medren en él.
En el jardín de esa mujer, las mentiras estaban desplegando sus sedas húmedas,
Y los ojos del asesino moviéndose como babosas, de soslayo,
Incapaces de encararse con los dedos, esos malditos egotistas.
Los dedos estaban estampando una mujer en una pared,
Un cuerpo en una pipa, y el humo elevándose.
Este olor es el de los años que arden, aquí en la cocina,
Éstos son los engaños, clavados como fotos familiares,
Y esto es un hombre, mira su sonrisa,
¿El arma homicida? No, nadie ha muerto.
En la casa, no hay ningún cuerpo del delito.
Hay un olor a brillo, hay alfombras de felpa.
Hay la luz del sol, empuñando sus aceros,
Matón aburrido en un cuarto rojo
Donde la radio habla sola como un pariente anciano.
”
”
Sylvia Plath
“
–Todos soñamos con volver. Es difícil de explicar. Yo no volvería ni loco. Pero sueño con volver –hice una pausa–. Ustedes también. –¿Nosotros? –Los que nunca estuvieron. ¿Para qué nos buscan, si no? Nos buscan y nos tienen miedo. Suponen que sabemos algo, que no les queremos decir, y que ustedes no quieren saber; nos envidian porque conocemos el camino y temen que se los revelemos. Dejamos un espacio preciso cuando nos fuimos, pero allá cambiamos de forma, y al volver ya no encajábamos, por más vueltas que nos dieran, en el rompecabezas; volvimos diez mil iluminados, locos, profetas malditos, y ahí andamos, sueltos por las cuatro puntas del país, hablando un idioma que nadie entiende, haciendo como que trabajamos, jugamos al fútbol, cogemos, pero nunca del todo, en algún lugar sabiendo siempre que algo nuestro valioso e indefinible quedó enterrado allá. En sueños, al menos, todos volvemos a buscarlo. ¿Entendés? No es el criminal el que vuelve al lugar del crimen. Es la víctima, bajo la tiránica esperanza de cambiar ese resultado injusto que la dañó. Andá a preguntarle a los ingleses. ¿Cuántos te crees que quieren volver? Somos nosotros, los perdedores, los triturados, los que gritamos “volveremos volveremos” cada vez que hay alguien que quiera escuchar. ¿Qué puede interesarle la revancha al ganador? El infierno nos marcó de tal manera que creemos que volviendo lo haremos paraíso, y a la noche nos despertamos llamando papá a los demonios que nos clavaban arpones riendo. ¿Sabés por qué todavía, diez años después, seguimos disfrazándonos de esta manera, reuniéndonos para organizar expediciones imposibles, reconstruyendo hasta el segundo cada uno de aquellos días que lo mejor sería olvidar? Estamos infectados, entendés, las llevamos en la sangre y nos morimos de a poco, como los chagásicos. ¿No las viste, que son iguales a pólipos? Cada año que pasa, se extienden un poco más, como esas manchas en la pared. Trauma de guerra, trauma de guerra, no es tan fácil. Estamos enamorados hasta la médula, y las odiamos. Fetichistas, adoramos una foto, una silueta, una bota vieja. No es verdad que hubo sobrevivientes. En el corazón de cada uno hay dos pedazos arrancados, y cada mordisco tiene la forma exacta de Las Islas. Tratamos de llenarlos con las cosas de acá, pero es como taparlos con estopa. ¿Sabés cuántos de nosotros nos suicidamos por ese amor?
”
”
Carlos Gamerro (Las islas)
“
Miré a Claudia Romero Viscasillas intentando saber si era subnormal. A veces me pasa que no los distingo y eso termina creando muchísimos problemas. El curso anterior llegaron dos hermanos nuevos a nuestra clase, y la profesora nos dijo que uno era un poco especial porque tenía “Síndrome de Down”. Yo al acabar la clase le pregunté a una profesora qué era el síndrome de Down. Me enseñó unas fotos, porque la profe Marina nos trataba como a monos enseñándonos imágenes todo el rato, y a mí me parecía más el que no era, Raúl, que el que sí, Antonio. Así que me pasé el curso explicándole a Raúl cómo se abrían y cerraban las persianas y cómo se jugaba a polis y cacos. Él me escuchaba con mucha atención y me hacía siempre caso, y luego me pasaba la mano por el pelo como también hacía con su hermano. Raúl Fernández Calige y Antonio Fernández Calige. Solo estuvieron un año con nosotros, porque su padre era militar y lo destinaron a otra parte, pero en ese curso Raúl y yo fuimos inseparables de la manera en que sólo pueden serlo dos personas que creen que el listo es él.
”
”
Manuel Jabois (Malaherba)
“
Entre las cosas más importantes que se van preparando dentro de uno se cuentan los encuentros aplazados. Puede tratarse tanto de lugares como de personas, tanto de cuadros como de libros. Hay ciudades que ansío tanto ver, que es como si estuviese predestinado a pasar en ellas una vida entera, desde el comienzo. Con cien ardides evito ir a esas ciudades, y cada nueva ocasión de visitarlas que dejo pasar acrecienta tanto su importancia en mí, que cabría pensar que estoy en el mundo únicamente en razón de ellas, y que si dichas ciudades, que me siguen aguardando, no existiesen, hace ya mucho tiempo que habría yo perecido. Hay personas sobre las cuales oigo hablar con gusto, y es tanto lo que oigo, y tal la avidez con que lo oigo, que podría pensarse que sé yo más sobre ellas que ellas mismas, pero evito ver alguna foto o cualquier representación visual suya, como si hubiera una prohibición especial y justificada de conocer su rostro.
También hay personas con las que durante años me he venido encontrando en un mismo camino, personas sobre las cuales reflexiono, parecidas a enigmas que me hubieran encargado de resolver a mí, y no les dirijo, sin embargo, una sola palabra, paso mudo a su lado como mudas ellas pasan junto a mí, y nos miramos con una mirada que es una pregunta y mantenemos bien cerrados los labios; me imagino nuestra primera conversación, y me emociono al pensar cuántas cosas inesperadas llegaría a conocer. Y hay, finalmente, personas a las que desde hace años vengo amando sin que ellas puedan llegar a barruntarlo; yo me voy haciendo cada vez más viejo, y sin duda tiene que parecer una ilusión absurda el que alguna vez vaya a decirles que las amo, aunque siempre vivo pensando en ese instante magnífico. Sería incapaz de existir sin estos prolijos preparativos de lo futuro; y cuando me examino a mí mismo con detalle, veo que no son para mí menos importantes que las sorpresas súbitas que llegan como si no llegasen de ningún sitio y subyugan en el acto.
No me gustaría mencionar los libros para los que todavía me estoy preparando; entre ellos se cuentan algunas de las obras más famosas de la literatura universal, obras de cuya importancia no me permitirá dudar, pues sobre ellas están de acuerdo todos aquellos autores del pasado cuyas opiniones han sido determinantes para mí. Es evidente que, tras haber estado aguardando veinte años, una colisión con esas obras se convierte en algo de enorme importancia; tal vez sólo así resulte posible acceder a esos renacimientos espirituales que nos preserven de las consecuencias de la rutina y la decadencia.
”
”
Elias Canetti (Masa y poder (Spanish Edition))
“
El dolor, cuando se instala en nuestro cuerpo, no quiere irse. Sobretodo si fue forjado en una relación.
Cada foto, cada rincón de la casa, el barrio o la ciudad está impregnada por aquella persona que ya no está a nuestro lado. Y como si fuera a propósito, el recuerdo nos trae a la memoria los momentos más felices, las situaciones más divertidas, la complicidad, las sonrisas compartidas, el dolor soportado juntos.
¿Y ahora qué necesito esa mano? ¿Cómo soporto el dolor?
Esa unión que antes alimentaba mi amor, se ha desgarrado, se rompió y ya no hay vínculo que lo reemplace.
Como un muñón, ahora debo aprender a vivir sin esa parte de mi, que se ha ido.
Una herida infectada es mejor cortarla, limpiarla aunque duela, coserla y esperar a que cicatrice. No hay manera de hacerlo más fácil. No hay trampa posible que le hagamos a nuestro corazón. Pero sanará.
Pero sabemos que el dolor a cuenta gotas sería muchísimo peor a la larga, drenaría nuestra vida, nos haría infelices para siempre. Y es mortal.
Y cuando reconocemos que hay otras conexiones que salen de nosotros, que tenemos espacio para abrir un nuevo canal, cuando vemos que hay otros que necesitan también sanar sus heridas, entonces aceptamos recorrer un nuevo camino.
Solo debemos tener un solo cuidado: el desierto que cruzamos en el dolor nos permite saber quiénes somos, qué queremos, qué hicimos mal, que nos dejamos hacer y no debimos, qué tanto nos rebajamos o que tan inflexibles somos. No es necesario sufrir, pero es imprescindible aprender. En el camino nos habremos recuperado y estaremos caminando hacia otro horizonte.
”
”
Leo Batic (Heredera de dragones (El último reino, #2))
“
Carta a James Sandoe, 14 de octubre de 1949.
Ahora estoy leyendo “So little time”, de Marquand. Recuerdo, o creo recordar, que fue bastante maltratada cuando apareció, pero a mí me parece llena de ingenio agudo y vivacidad, y en general mucho más satisfactoria que “Point of no return”, que me resultó aburrida en su impacto total, aunque no aburrida mientras se la lee. También empecé “A sea change”, de Nigel Demis, que parece bien. Pero siempre me gustan los libros equivocados. Y las películas equivocadas. Y la gente equivocada. Y tengo la mala costumbre de empezar un libro y leer sólo lo necesario para asegurarme de que quiero leerlo, y ponerlo a un lado mientras rompo el hielo con otros dos. De ese modo, cuando me siento aburrido y deprimido, cosa que pasa con demasiada frecuencia, sé que tengo algo para leer tarde en la noche, que es cuando más leo, y no ese horrendo sentimiento desolador de no tener a nadie con quien hablar o a quien escuchar.
¿Por qué diablos esos idiotas de editores no dejan de poner fotos de escritores en sus sobrecubiertas? Compré un libro perfectamente bueno... estaba dispuesto a que me gustara, había leído sobre él, y entonces le echo una mirada a la foto del tipo y es obviamente un completo imbécil, una basura realmente abrumadora (fotogénicamente hablando) y no puedo leer el maldito libro. El hombre probablemente no tiene nada malo, pero para mí esa foto, esa tan espontánea foto con la corbata chillona desajustada, el tipo sentado en el borde de su escritorio con los pies en la silla (siempre se sienta así, piensa mejor). He pasado por esta comedia de la foto, sé lo que hace con uno.
”
”
Raymond Chandler (Selected Letters)
“
Pasamos a una nueva porfía de la Biblia para las mujeres: sus atuendos. Me he topado de todo, revisando a cada denominación cristiana. Las hay que obligan a las mujeres a maquillarse, a usar joyas y a ponerse faldas o vestidos por debajo de la rodilla para mostrarse decentes en su congregación. O al revés: las que consideran que el maquillaje y la joyería son indecentes de cara al público. La discusión alcanza el punto de que ciertas ramas cristianas tachan de pecado a la depilación o a bañarse con bikini en verano por ir llamando la atención con lascivia. Este caos es tan confuso, que a menudo no puedo evitar soltar unas cuantas carcajadas. [...].
No hay nada de malo en pintarse con maquillaje o en disponer de joyas. Tampoco en su carencia. Quien quiera depilarse el vello corporal por estética, adelante. Nuestra responsabilidad en cualquiera de las alternativas, es que no nos devore el narcisismo por el aspecto físico. Es innegable la necesidad de conservar una apariencia adecuada, sin ser excesivamente recargada o descuidada (la higiene es uno de sus factores, porque influye en la salud). Pero cuando echamos más peso sobre el cuerpo y menos en el alma, surgen las termitas que corroen la estructura de nuestra fe, como los ligeros prejuicios (Mateo 7:1-5, 23:27-28, Marcos 7:1-9). [...].
La apariencia externa es el fruto de lo que abunda en el corazón, no a la inversa. Si el corazón y la mente están bien educados por un cristianismo transparente, la nitidez de la apariencia se cosechará como muestra (Mateo 15:10-20). Una mujer cristiana poniéndose un bikini para ir a la playa, no es lo que provoca que los hombres enciendan su fogosidad al mirarla. Una mujer cristiana no es una satánica poseída solo por vestirse con chupas de cuero, como Olivia Newton-John en 'Grease' (y ella fue una de las mayores devotas católicas de Hollywood). Los pecados, como el machismo de quienes afirman los ejemplos anteriores, nacen de la perversión personal de un individuo. Habrán muchos más condenados por Dios entre los que pregonan la superficialidad de que colocarte una estampita como foto de perfil en las redes sociales, te exime de ser un pecador a escondidas en otras áreas. Si el rey David pudo contener su lujuria ante la enfermera bien parecida que lo cuidó en su vejez, los demás hombres también pueden asumir el control sobre sus deseos (1ª Samuel 16:7, Salmos 51:17, 2ª Timoteo 2:14-16).
”
”
Irene Maciá (Y mujer la creó (Spanish Edition))
“
Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos,
un golpe de viento en el tejado, el estudio número 3 de
Scriabin, un grito allá abajo en la calle, esa foto del
Newsweek, el cuento del gato con botas,
el riesgo está en eso, en que se puede partir de cualquier
cosa pero después hay que llegar, no se sabe bien a qué
pero llegar,
llegar no se sabe bien a qué, y el riesgo está en que en
una hora final descubras que caminaste volaste corriste
reptaste quisiste esperaste luchaste y entonces, entre
tus manos tendidas en el esfuerzo último, un premio literario
o una mujer biliosa o un hombre lleno de departamentos y
de caspa
en vez del pez, en vez del pájaro, en vez de una respuesta
con fragancia de helechos mojados, pelo crespo de un
niño, hocico de cachorro o simplemente un sentimiento
de reunión, de amigos en torno al fuego, de un tango que
sin énfasis resume la suma de los actos, la pobre hermosa
saga de ser hombre.
No hay discurso del método, hermano, todos los mapas
mienten salvo el del corazón, pero dónde está el norte en
este corazón vuelto a los rumbos de la vida, dónde el oeste,
dónde el sur. Dónde está el sur en este corazón golpeado por
la muerte, debatiéndose entre perros de uniforme y
horarios de oficina, entre amores de interregno y duelos
despedidos por tarjeta,
dónde está la autopista que lleve a un Katmandú sin
cáñamo, a un Shangri-La sin pactos de renuncia, dónde
está el sur libre de hienas, el viento de la costa sin
cenizas de uranio,
de nada te valdrá mirar en torno, no hay dónde ahí
afuera, apenas esos dóndes que te inventan con plexiglás
y Guía Azul. El dónde es un pez secreto, el dónde es eso
que en plena noche te sume en la maraña turbia de las
pesadillas donde (donde del dónde) acaso un amigo muerto
o una mujer perdida al otro lado de canales y de nieblas
te inducen lentamente a la peor de las abominaciones, a la
traición o a la renuncia, y cuando brotas de ese pantano
viscoso con un grito que te tira de este lado, el dónde
estaba ahí, había estado ahí en su contrapartida absoluta
para mostrarte el camino, para orientar esa mano que
ahora solamente buscará un vaso de agua y un calmante,
porque el dónde está aquí y el sur es esto, el mapa con
las rutas en ese temblor de náusea que te sube hasta la
garganta, mapa del corazón tan pocas veces escuchado,
punto de partida que es llegada.
Y en la vigilia está también el sur del corazón, agobiado
de teléfonos y primeras planas, encharcado en lo cotidiano.
Quisieras irte, quisieras correr, sabes que se puede
partir de cualquier cosa, de una caja de fósforos, de un
golpe de viento en el tejado, del estudio número 3 de
Scriabin, para llegar no sabes bien a qué pero llegar.
”
”
Julio Cortázar
“
— Estaba enseñándole a tu amigo todos los premios de patinaje y las fotos que tienes en tu dormitorio.
— ¿Te importaría dejarnos solos?
— Claro que no, mi niña. Todo tuyo. Me cae bien y tiene un buen trasero.
— ¡Nana!
— ¿Qué? Estoy vieja pero no ciega. Y un buen mozo es un buen mozo. Si tuviera cuarenta años menos, dejaría que me tirara los tejos.
”
”
Virginia S. McKenzie (Tan solo un segundo)
“
En lugar de avanzar, nos echamos tierra encima. Cuando sufrimos por una pena, una decepción, algo que nos impide vivir, tenemos que empezar por mudarnos de casa, quemar las fotos, evitar hablar de ello. Los recuerdos inhibidos se desvanecen; puede llevar su tiempo, pero acaban por desaparecer. La red se desactiva.
”
”
Michel Houellebecq (La posibilidad de una isla)
“
El tiempo transcurre a hurtadillas, disimulando no le vemos andar. Pero de pronto volvemos la cabeza y encontramos imágenes que se han desplazado a nuestras espaldas, fotos fijas, sin referencia de fecha, como las figuras de los niños del escondite inglés, a los que nunca se pillaba en movimiento
”
”
Carmen Martín Gaite (El cuarto de atrás)
“
Después de veinte años como abogado defensor sólo quedó una caja de cartón, menudencias, una pluma verde que ya no escribe bien, una pitillera que me regaló un cliente, un par de fotos y unas cartas. Pensé que una nueva vida sería más liviana, pero nunca fue más liviana. Lo mismo da que seamos farmacéuticos, carpinteros o escritores. Las reglas siempre son un poco diferentes, pero la extrañeza permanece, y la soledad y también todo lo demás.
”
”
Ferdinand von Schirach (Strafe)
“
Otra cosa que daba ganas de llorar a dúo era ver las fotos. Pendejos, sonreídos como si fueran eternos, como si no iban a quedar en nada, en polvo. Ni siquiera en recuerdo.
”
”
Huilo Ruales (Maldeojo)
“
No midas las proporciones de mi cuerpo. No te fijes en mi forma de hablar. Si descubres todo y me comparas, siempre pierdo. Siempre soy la foto en negativo. Por eso siempre me mantengo alejada de los grupos de personas. Siento que si me comparan yo soy la peor, una deforme criatura monstruosa. Siempre es pelos más o pelos menos. Calculo la musculatura y la grasa corporal. Nunca aprendí lo que el resto aprendió. Si ahora mismo me muriera, ni los gusanos se atreverían a comerme.
Mido mi cuerpo, centímetros de más y centímetros de menos. Nunca es como los demás. Mido los colores de mi cuerpo, mi piel, mi cabello, mis lunares. Sé de memoria todas las líneas que dibujan mi cuerpo, sé donde hay borrones donde tuvo que haber trazo y no hubo nada. Cuento y veo la forma de mis dientes, la forma, el color y la textura de mis labios, la forma de mi cara y la dificultad de mis ojos. Entre comparar y comparar descubro mi rara resistencia corporal y mi tolerancia al dolor irregular.
No quiero que te fijes en mí y en mi extravagancia, porque sé que no vale nada, no es nada especial, no vale la pena ni el esfuerzo. No quiero que compares mi movimientos y gestos con los de los demás, ya sé que nunca serán los mismos. No me pidas que toque tu cuerpo, no puedo, no sé, y si lo hago, al comparar descubrirás que lo hago todo mal. No lo puedo hacer como los demás, como a ti te gusta, lo haría de un modo equivocado y diferente, como todo lo que hago.
No me dirijas la palabra, no sé cómo contestar a un saludo. Nunca sé qué contestar a las preguntas. No puedo ordenar mi propia historia para contarla, hasta se me confunde y olvido que en algún momento tuve que nacer. Siempre que me comparan, soy la peor opción, ese errar que da vergüenza. Siempre recuerdo que moriré sola y espero hacerlo bien. Estar junto a mí es pérdida segura sin posibilidad de recobrar ninguna cosa. Conmigo no es nada seguro y todo es riesgo.
No puedo hacer grandes cosas. No puedo con mis manos derribar árboles ni construir edificios. No puedo hacer grandes cosas. No puedo resolver ecuaciones complicadas ni tengo un pensamiento innovador que ilumine el camino al resto. No soy un ejemplo a seguir. Nadie se atreve a mirarme, a hablarme, a tocarme, a nombrarme. Los entiendo totalmente. Comparo las ventajas que todos tienen sobre mí por tener un sexo definido.
Todo ese error, todo ese desvío, toda esa fatalidad, toda esa toxicidad, soy yo. Valiente de existir y pedir tu cariño sin esperar nada, sin ofrecer nada. No tengo miedo. Sé que mi presencia es la falta, el abismo tremendo. Mi existencia es deconstrucción, potencia corrosiva; la multiplicación cero soy yo. Valiente al mirar tu cara y pedir que te quedes un momento más junto a mí, sabiendo que si me comparas pierdo siempre.
Pienso en esas ventajas insuperables, como la genética, el dinero, la salud, el acceso al conocimiento, la política y la justicia. Ventajas tan grandes como la suerte que no tengo y nunca tendré. No puedo hacer grandes cosas. No puedo con mis piernas correr muy rápido ni muy lejos y con mis ojos no tengo buena puntería. No puedo hacer grandes cosas. No puedo salvar al mundo de una bomba atómica ni mucho menos de la contaminación.
Todo ese error, todo ese desvío, toda esa fatalidad, toda esa toxicidad soy yo. Valiente de existir y pedir tu cariño sin esperar nada, sin ofrecer nada. No tengo miedo. Sé que mi presencia es la falta, el abismo tremendo. Mi existencia es deconstrucción, potencia corrosiva; la multiplicación cero soy yo. Valiente al mirar tu cara y pedir que te quedes un momento más junto a mí, sabiendo que si me comparas pierdo siempre. Sé que te arrepentirás, pero tengo que intentarlo, entiéndeme, lo sé: perderé.
”
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Mara Rita (Me Arde)
“
Las revistas parecían no desear más que una foto que pudieran publicar con el titular «¡Britney se ha puesto ENORME! ¡Mirad, no lleva maquillaje!». Como si eso fuera una especie de pecado, como si engordar fuera algo malo que les hubiera hecho a ellos personalmente, como una traición. ¿En qué momento prometí seguir teniendo diecisiete años el resto de mi vida?
”
”
Britney Spears (La mujer que soy)
“
Allí, alineados en el patio, separados por curso y género (porque se fomenta la fornicación adolescente, dicen los educadores). A esa hora de la mañana, tener que escuchar los interminables discursos de la directora, que con los ojos blancos, cacarea su oración por la santa patria, por el puro Chile que te educa para ser chileno (qué novedad), por las buenas costumbres, que por lo general son para los estudiantes chupamedias, que escuchan en primera fila con cara de santurrones el discurso de la señora. Mientras atrás, a puro pellizcón, los inspectores mantienen a raya a los desordenados, a los pailones de la última fila, los que no se cansan de joder con sus bromas y chistes picantes. Los que de tiran pesos e inundan el ordenado aire de la mañana escolar con ese olor rebelde. Tal vez son los únicos que escuchan el discurso de la directora, los únicos que le ponen atención para imitarla, para remedarle su curso y mentirosa acogida. Y la escuchan porque la odian, porque saben que ella no los pasa, detesta su música, su ropa y sus peinados y su desfachatez de pararse en el mundo así. Y llega cada año con nuevos reglamentos e ideas y talleres lateros para que sus niños ocupen mejor el tiempo.
Los estudiantes de la última fila saben que la directora nunca los pierde de vista. Y por cualquiera anotación pasarán por su oficina cabizbajos, escuchando el mismo sermoneo, la misma citación de apoderados, el mismo: «Hasta cuándo González. Hasta cuándo, Loyola. Hasta cuándo, Santibáñez. ¿Nunca se va a aburrir de hacer tanto desorden?». Y la verdad, los alumnos de la última fila seguirán con sus manotazos y pifias mientras la sagrada educación nacional no los represente. Mientras les alarguen las torturan de las clases hasta las cuatro de la tarde, ellos seguirán riéndose del tiempo extra que gasta el estado para domarlos. Si nadie les pregunto, si nadie les dijo a ellos, que son los únicos afectados. Y por eso los chicos andan a patadas con los bancos, escupiendo con rabia a espaldas del inspector que los manda a cortarse el pelo. Ese largo pelo que durante las vacaciones se lo lavaron y cuidaron como seda.
Esa hermosa cascada de cabello que los péndex se sueltan femeninos cuando van a la disco. Tal vez lo único ganado de todas las revoluciones y luchas juveniles. Esa larga bandera de pelo que los chicos desatan clandestinamente y la educación se las arrebata de un zarpazo. ¿Entonces cómo esperan que ellos tengan otras actitud frente a esta agresión oficial que les quita lo que más quieren? Cómo pretender que en la última fila no vuelve una mosca, si todos los ojos del primer día de clases están puestos en ellos, entretenidos en reírse de las amorosas palabras de la directora, tirándose fotos cuando ella presenta al alcalde
”
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Pedro Lemebel (Zanjón de la Aguada)
“
Allí, alineados en el patio, separados por curso y género (porque se fomenta la fornicación adolescente, dicen los educadores). A esa hora de la mañana, tener que escuchar los interminables discursos de la directora, que con los ojos blancos, cacarea su oración por la santa patria, por el puro Chile que te educa para ser chileno (qué novedad), por las buenas costumbres, que por lo general son para los estudiantes chupamedias, que escuchan en primera fila con cara de santurrones el discurso de la señora. Mientras atrás, a puro pellizcón, los inspectores mantienen a raya a los desordenados, a los pailones de la última fila, los que no se cansan de joder con sus bromas y chistes picantes. Los que de tiran peos e inundan el ordenado aire de la mañana escolar con ese olor rebelde. Tal vez son los únicos que escuchan el discurso de la directora, los únicos que le ponen atención para imitarla, para remedarle su curso y mentirosa acogida. Y la escuchan porque la odian, porque saben que ella no los pasa, detesta su música, su ropa y sus peinados y su desfachatez de pararse en el mundo así. Y llega cada año con nuevos reglamentos e ideas y talleres lateros para que sus niños ocupen mejor el tiempo.
Los estudiantes de la última fila saben que la directora nunca los pierde de vista. Y por cualquiera anotación pasarán por su oficina cabizbajos, escuchando el mismo sermoneo, la misma citación de apoderados, el mismo: «Hasta cuándo González. Hasta cuándo, Loyola. Hasta cuándo, Santibáñez. ¿Nunca se va a aburrir de hacer tanto desorden?». Y la verdad, los alumnos de la última fila seguirán con sus manotazos y pifias mientras la sagrada educación nacional no los represente. Mientras les alarguen las torturan de las clases hasta las cuatro de la tarde, ellos seguirán riéndose del tiempo extra que gasta el estado para domarlos. Si nadie les pregunto, si nadie les dijo a ellos, que son los únicos afectados. Y por eso los chicos andan a patadas con los bancos, escupiendo con rabia a espaldas del inspector que los manda a cortarse el pelo. Ese largo pelo que durante las vacaciones se lo lavaron y cuidaron como seda.
Esa hermosa cascada de cabello que los péndex se sueltan femeninos cuando van a la disco. Tal vez lo único ganado de todas las revoluciones y luchas juveniles. Esa larga bandera de pelo que los chicos desatan clandestinamente y la educación se las arrebata de un zarpazo. ¿Entonces cómo esperan que ellos tengan otras actitud frente a esta agresión oficial que les quita lo que más quieren? Cómo pretender que en la última fila no vuelve una mosca, si todos los ojos del primer día de clases están puestos en ellos, entretenidos en reírse de las amorosas palabras de la directora, tirándose fotos cuando ella presenta al alcalde
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Pedro Lemebel (Zanjón de la Aguada)
“
Échale un vistazo a Instagram. ¿No tienes? Bueno, tampoco te vayas a abrir una cuenta para comprobar esto. Pero… seguro que sabes a lo que me refiero. Vidas perfectas. Vidas de lujo. Fotos en las que casi se puede acariciar esa nebulosa fantástica de las vidas de ensueño. Purpurina, brillantina, cada cabello en su sitio. Sí, en las redes sociales, muchas veces, se vende una perfección irreal que nos empuja a buscar algo que en realidad no existe. Ahora las niñas quieren ser la versión 3.0 de la princesa del cuento, con su bolso de marca, sujetando un café que vete a saber por qué es de color rosa, al borde de una piscina infinita en Tahití. No suena mal, que conste. Yo también quiero…, pero la diferencia es saber que detrás de esa foto no hay una vida perfecta. Solo… una vida.
”
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Elísabet Benavent (Un cuento perfecto)
“
Ahora las niñas quieren ser la versión 3.0 de la princesa del cuento, con su bolso de marca, sujetando un café que vete a saber por qué es de color rosa, al borde de una piscina infinita en Tahití. No suena mal, que conste. Yo también quiero…, pero la diferencia es saber que detrás de esa foto no hay una vida perfecta. Solo… una vida.
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Elísabet Benavent (Un cuento perfecto)
“
Échale un vistazo a Instagram. ¿No tienes? Bueno, tampoco te vayas a abrir una cuenta para comprobar esto. Pero… seguro que sabes a lo que me refiero. Vidas perfectas. Vidas de lujo. Fotos en las que casi se puede acariciar esa nebulosa fantástica de las vidas de ensueño. Purpurina, brillantina, cada cabello en su sitio. Sí, en las redes sociales, muchas veces, se vende una perfección irreal que nos empuja a buscar algo que en realidad no existe.
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Elísabet Benavent (Un cuento perfecto)
“
Las redes sociales se roban mi sensibilidad y me convierten en una especie de ser envuelto en una capa justa indiferencia, sometido a la esclavitud perpetua del "me gusta" en las fotos de gente que ni siquiera existe. Un algoritmo controla mi patrón de comportamiento.
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Yasser Medina
“
capacidad de sentir la vida, en el amplio sentido de la palabra, no es una enfermedad frente a la cual hay que crear inmunidad: es salud física y mental. Puedes dejarte llevar sin límites cuando haces el amor (aullar si se te ocurre), volar con tu música preferida hasta las cinco de la mañana (sin molestar al vecino), llorar frente a La Piedad de Miguel Ángel, gritar en una película de terror, darle una patada al automóvil porque te dejó en media vía por quinta vez, abrazar efusivamente a un amigo, decirle setenta veces “te quiero” a la mujer o al hombre que amas, aplaudir a rabiar tu concierto preferido o sentir nostalgia frente a la foto de un familiar que se ha ido para siempre. Puedes sentir lo que se te dé la gana, si no violas los derechos de las otras personas, si no te hace daño y si eso te hace feliz, aunque a unos cuantos constipados emocionales no les agrade y te censuren por ello. Paso
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Walter Riso (Guía práctica para mejorar la autoestima: 24 pasos para enamorarte de ti y mejorar tu autoestima. Por Walter Riso. (Guías prácticas de Walter Riso))
“
Abrir los cajones es como abrir rendijas en el cerebro del otro: qué era lo que más quería, a quién había visto (según las citas de su agenda o los apuntes de un cuaderno), qué había comido o comprado (recibos de almacenes, extractos de tarjetas de crédito, facturas), qué fotos o recuerdos atesoraba, qué documentos tenía expuestos y cuáles en secreto.
”
”
Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos)
“
Todos los esfuerzos de sus compañeros, de su director, incluso del dueño de la marca Bianchi parecen mostrarse inútiles ante el halo de pesimismo que envuelve a Fausto. En la salida, y a la desesperada, su viejo gregario Ettore Milano va donde Hugo Koblet con una aficionada. Quiere sacarse una foto, Hugo, dice, es amiga mía, quítate las gafas de sol, por favor. Los reflejos, ya sabes. Hugo tuerce el gesto, no quiere que vean sus ojos, pero la chica sonríe tanto… Al final cede y Milano vuelve donde Coppi para confirmar sus sospechas. Tiene los ojos rojos, Fausto, las pupilas dilatadas… va cargado de anfetaminas hasta arriba, mira, mira cómo bebe. Este no aguanta toda la etapa. Fausto mira fijamente a Milano, toma él mismo un sorbo de agua, y habla. ¿Cómo crees que voy yo, Ettore? Ambos sonríen. Milano zanja: pero tú eres Fausto Coppi. Algo surge de nuevo, con fuerza. Lo intentará, claro que lo intentará.
”
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Marcos Pereda Herrera (Arriva Italia: Gloria y miseria de una nación que soñó ciclismo (Spanish Edition))
“
Para los muertos
Me diseque el tiempo cura
pero no devuelve nadie la tierra.
Las fotos se deshacen en cenizas,
los recuerdos mueren con
nosotros.
Cada uno su camino andará
y a los muertos a veces recordará.
A cada uno su última hora llegará
y en las tinieblas del tiempo se
perderá.
El olvido reinará.
Todos somos unos ciegos
en el laberinto de la vida.
”
”
elena bisserova (Tiempo cerrado)
“
Eres joven pero a este paso, la tecnología de la información va a pasarte por arriba, y nadie extrañará tu joven cadáver pisoteado si no le sacan una foto para las redes sociales.
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Byron Rizzo (Polypticon, Part I: The Joint Political-Informatic Effort Project)
“
Tarangu salta. Quedan 220 kilómetros hasta la meta. Pero qué puto chiflado, qué delicia. Lo curioso es que Merckx no acaba de fiarse. A ver si este aún me la acaba liando. Y arranca también. Falta un mundo hasta la meta del día de los homenajes, el de las fotos bebiendo champán y fumando pur(it)os. Y miren ustedes qué risas. El líder y el quinto de la general escapados durante cincuenta kilómetros. Primero solos. Luego en quinteto. Al final el grupo los coge, porque aquello era una locura y no iba a ningún lado. O sí. Vuelve a atacar Fuente, se vuelve a ir. Cuando quedan ciento cincuenta a meta. Kilómetros, no metros, que eso lo hace ese ciclista en quien todos ustedes están pensando. En fin. Molteni, equipo de Merckx, empieza a tirar para coger a Tarangu, y caza un ratito más tarde. Hasta Milán… tranquilidad, al fin. Victoria de Marino Basso por delante de Roger de Vlaeminck. «Si Merckx no se pone a perseguirme llego a meta con diez minutos de ventaja y gano el Giro». Sí, José Manuel, sí.
”
”
Marcos Pereda Herrera (Arriva Italia: Gloria y miseria de una nación que soñó ciclismo (Spanish Edition))
“
Por nuestro hilo notaba que estaba mal, pero él nunca me quería decir por qué de primeras, como si no quisiese darle presencia cuando estábamos a solas, o solo para no revivir aquellas cosas que rozaban, tocaban y retorcían lo grotesco. Al final siempre me lo decía. Me daba mucha pena. En esos momentos quería estar con él más que nunca. No para besarle ni para demostrar que me tenía colada por completo, sino para darle un hombre donde apoyarse, para darle un abrazo para comprarle un paquete de pipas y sentarme con él en su banco a comer tijuana y a escuchar Crystal Castles. Le hablaría de mi gata Virutas para que se alegrara, le enseñaría fotos suyas y nos reiríamos juntos. Le comentaría mi amor por Winnie The Pooh y su amigo Puerquito, que es así como se llama en mi cabeza. Cómo un día me pasé el día con mi familia en el Max Center, el epicentro comercial de Barakaldo, y me compraron un libro de Puerquito que me hizo feliz. Le escucharía todos los minutos y las horas que necesitase soltarlo todo, nuestros clásicos let it out. Le haría reír con mis cosas de Pringada y con sus cosas de fan. Le tumbará en un césped escucharíamos The Cure mirando al cielo. Le pasaría un rotulador para que entre entretuviese pintándome barbaridades en los brazos. Le recordaría la escena de Phiphi vs. Sharon de RuPaul's Drag Race y el fracaso que fue Serena ChaCha. Le permitiría ser pedante sobre lo mala que le parece American Beauty, mi peli favorita. Le preguntaría sobre los orígenes de PXXR GVNG, el realismo sucio de Bukowski, su descubrimiento de The Drums y el outfit que tenía pensado llevar a nuestra próxima pinchada en Razzmatazz. Le haría elegir entre Vetements y Maison Margiela. Le sacaría todas sus nuevas ideas estéticas de haute cuture, como juntar dos camisas en una y parecer la promesa de la próxima MET Gala. Le haría saber que dentro de mí hay alguien que le acepta, le admira y le quiere tal y como es, sin cambiar ni una pizca, sin miedo a que parezca un maricón o a que pierda las formas con gente que en realidad importa una mierda. Le enseñaría que hay un mundo ahí fuera con más freaks como nosotros y que él era una estrella de las cegadoras que había ahí arriba. Que vivir en un mundo pequeño no le condenaba a una vida pequeña. la aseguraría que lo arreglarían mientras me haría un nudo de la garganta, dejaría mis bloqueos y le abrazaría hasta que se le fuese toda la tristeza por los pies. Y si se nos hacía de noche le dejaría mi chaqueta para que no se congelase de frío.
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Esty Quesada (FREAK)
“
Era un niño sin intereses, de hecho no había nada en Emilio que resaltara y era porque así lo quería en su vida. Sumergido en su mundo. No daba problemas, con buenas calificaciones, sin ser excelentes, sin recibir ni esperar el aplauso de las maestras y menos de sus padres. Desde muy pequeño concluyó que no sería inteligente y tampoco sería de los peores promedios de la escuela. Emilio era un alma oculta, un niño al que le encanta el anonimato, permanecer en una especie de sueño aletargado, nada de fotos, nada de asistir a asambleas en la escuela, nada de pararse al frente a que le aplaudieran a la fuerza si ganaba un premio o reconocimiento en la escuela, nada de caminar por los pasillos para ir a ver a la directora porque podrían verlo por las ventanas. Lo que a él le encantaba de verdad era la invisibilidad, ese rasgo, su único rasgo distintivo, el no tener nada que lo hiciera distintivo
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José Madero Vizcaíno (Los abominables dibujos de Emilio Fors (Infantil y Juvenil) (Spanish Edition))
“
Leo: Mándame todas las noches una foto de lo que más te haya gustado del día. Cómprame algo absurdo y feo que no quiera quitar nunca de la mesa de mi despacho. Hazte con una edición mexicana de Como agua para chocolate en una librería tradicional. Bebe tequila pero no llores cuando escuches a los mariachis y prueba el picante hasta que los labios se te hinchen como con un millón de besos. Disfruta del viaje tanto como puedas y… compártelo conmigo.
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Elísabet Benavent (Pack bilogía Canciones y recuerdos)
“
¿Qué clase de ancestro quiere ser? O, ¿cómo le gustaría que la/lo recordaran cuando las nuevas generaciones vean las fotos de su álbum? ¿Será usted la madre ausente? ¿El padre colérico que no tuvo tiempo para su familia? ¿El abuelo monosilábico que se sentaba con la botella de whisky cada domingo en la tarde? Piénselo,
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Carlos Jaramillo (El milagro antiestrés (Spanish Edition))
“
—¿Está seguro? —Sí —dijo Mike, sosteniendo su mirada—. Estoy seguro. Tuvo la breve impresión de que el director iba a tirar la toalla. Ostermeyer (bajito, un poco grueso, con chaqué negro y la corbata perfectamente anudada) suspiró y enderezó de nuevo los hombros. —Muy bien, señor Enslin. Sígame. En el vestíbulo, el director del hotel había tenido una actitud indecisa, abatida, casi de derrota. Dentro de su despacho con paredes de roble y fotos del hotel (el Dolphin se había inaugurado en octubre de 1910; una cosa era que los libros de Mike no fueran objeto de reseñas en las revistas y periódicos de la gran urbe, y otra que no investigara), Ostermeyer daba la impresión de haber recuperado su aplomo. En el suelo había una alfombra persa, y en el escritorio una lámpara con pantalla verde en forma de rombo, al lado de un humectador. Figuraban junto a este último los últimos tres libros de Mike Enslin. De bolsillo, por supuesto. No había salido ninguno en tapa dura. A pesar de ello se ganaba bien la vida. Mi anfitrión, pensó Mike, también ha hecho algunas averiguaciones. Mike se sentó en una de las sillas que había delante de la mesa. Pensaba que el director lo haría detrás, para dar sensación de autoridad, pero Ostermeyer lo sorprendió sentándose en la silla contigua, en lo que debía de considerar el lado de los empleados. Después cruzó las piernas y se dobló un poco sobre su discreta barriguita para tocar el humectador. —¿Un puro, señor Enslin? No son cubanos, pero están bastante bien. —No, gracias, no fumo. La mirada de Ostermeyer se posó en el cigarrillo que tenía Mike detrás de la oreja derecha, a la manera de un periodista veterano y cínico de Nueva York que se reservara el siguiente pitillo justo debajo del sombrero de fieltro, con tarjeta de prensa
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”
Stephen King (Mientras escribo (Spanish Edition))
“
Las fotos de graduación, el baile de principio de curso, las solicitudes de ingreso a la universidad, el baile de fin de curso, la graduación… Mientras todos a los que conocía estaban emocionados por aquellos momentos significativos del instituto, a mí el estrés me daba dolor de cabeza porque no me sentía como había planeado sentirme acerca de todo aquello.
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Lynn Painter (Mejor que en las películas (Better than the Movies, #1))
“
Me contó que la verdad se le había revelado una noche en un restaurante de Nueva York.
-Había fotos en blanco y negro en las paredes. Todo lo demás era en color. Yo era en color, el hombre que tenía enfrente, las sillas, el suelo. Las fotos eran la sola excepción, el único refugio. El arte es un refugio de la realidad.
”
”
Charles Simmons (Salt Water)
“
«¡Estoy jodido!», pensé cuando ella cogió mi móvil.
Llevaba meses con largas llamadas, con mensajes de texto y, sobre todo, con esas fotos. Así que me quedé callado, observando, rezando para que no se diera cuenta, pero entonces la cara empezó a cambiarle. Iba deslizando con su dedo la pantalla hasta que se detuvo, y ahí supe que era el final.
Era la última foto que nos hicimos juntos, abrazados y con una sonrisa que podía iluminar una habitación entera. Ella continuó en silencio, viendo con detalle el resto de las fotografías, hasta que lo dejó finalmente sobre la mesa.
—¿Por qué él? No lo entiendo —preguntó con su voz entrecortada.
Sin embargo, cómo podría hacerle entender que llevaba eso dentro de mí sin ver la luz desde siempre, sepultado bajo tantas lágrimas… Así que simplemente hablé:
—Lo quiero.
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Candela Córdoba (Mis sueños de papel)
“
Pero entonces Alex se dio cuenta de algo. El hombre de las fotos no era John.
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”
Blake Pierce (La chica sola (Ella Dark #1))
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—¿Te comieron la lengua muñeco? —insistió sintiendo que la sangre comenzaba a hervirle, que sus pezones se tensaban apuntando a él y que con sólo imaginarlo en todas las facetas su vagina comenzaba a mojar su ropa interior.
—No, nadie me ha comido la lengua, es sólo que no hablo con cualquiera… quiero decir, no hablo con gente que no conozco.
—Oh… Eso se puede arreglar, me llamo Tiffany y soy fotógrafa profesional. —Le extendió la mano la cual Rick no sujetó.
—¿Así que usted fue la que metió en problemas a mi cliente? —Arremetió sin piedad, Tiffany abrió los ojos como platos y se mostró nerviosa a la vez que bajaba la mano.
—¿Es usted abogado?
—¿Y si así fuera? Estoy en mi derecho también, es mi persona la que está en sus fotos, creo que puedo actuar, ¿Le interesa su trabajo?
Tiffany tragó en seco y dio un paso atrás, a la vez que escondía su cámara.
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”
Itxamany Bustillo (Minerva: Arte, Pasión y Seducción (Arte, Pasión y Seducción (APS)) (Spanish Edition))
“
Por más que pienso no logro entender cuál es la fascinación en observar cuadros de personas redondamente obesas y coloridas y curiosas. Creo que tanto color en sus obras es sinónimo de falta de creatividad. No veo más que payasos cuando observo esos cuadros y, francamente, no sé cuál sea su objetivo ni mensaje ni razón de ser. Inclusive lo veo como una burla, como si se estuviera mofando de la parte de El Arte que siempre termina siendo comercial y popular. Odio cuando pasa eso. Odio cuando un pendejo se pone a escupir en hojas blancas y de repente dice que sólo porque es una jalada que a otra persona no se le había ocurrido antes hacer, sólo por eso, ya es una obra de arte que vale un Marisse. Y se me hace patética esa parte, la parte en que el imbécil que hizo eso se vuelve la revelación del año y todos empiezan a hablar de él y termina siendo hasta el host en los Óscares aún cuando su rama no tenga nada que ver con el cine. El mundo está lleno de pendejos. El mundo está lleno de gente patética y por más que pienso, no entiendo por qué la gente no deja de hacer más gente y ya. Por qué no paran esta producción en masa de gente-pendeja más pendeja and so on. En serio: hay muchas cosas que la gente hace que simplemente no entiendo. Por ejemplo, un güey que estaba en la esquina pidiendo limosna, que no tenía piernas y que igual y ni nombre, él ¿por qué no mejor se avienta a la calle para que un pinche taxi lo atropelle y ya deje de sufrir y se largue a la chingada de este mundo que no hace más que burlarse en su cara de lo triste e infeliz que es su vida? No me digas que él tiene algo por qué vivir. Bueno, el homeless ese no me importa. Me importa lo que decía, de cómo se puede contaminar la esencia del arte y su razón de existir por imbéciles como esos. O también por los pinches posers que los apoyan. Porque si no fuera por esos, los otros no existirían. Pero ahí toda la gente: a aplaudir esculturas que no entienden y lienzos que no transmiten sentimiento alguno. O esos que son fanáticos de lo experimental: un obeso de cincuenta y dos años que, como no tenía nada que hacer, empezó a tomarse fotos desnudo y le gustaron tanto que las reveló y un enfermo sexual las vio y se excitó y se las compró y las subastó y ya por eso se convirtió en un artista. Y todos lo aplauden, hasta yo, pero por los huevos de atreverse a mostrar su antiestético y marginal cuerpo al mundo, como si no tuviéramos suficiente con las imágenes desgradables que tenemos qu e ver en el día a día. Por eso me cae tan bien Andy y por eso admiro su trabajo: porque me entiende. Es el único que ha logrado burlarse de la cultura y de esa adicción de la gente por admirar estupideces. Es el único que lo hace abierta y descaradamente, sin necesidad de aparentar. Se burla de una manera tan bizarra, tan baja, tan directa, que lo convierte en elegante. Y es que es una necesidad interna de la gente —de toda la gente— por admirar a algo, a alguien, que raya en lo rídiculo. La gente puede ser fan hasta de un poste. ¿A qué se deberá eso de tener esa urgencia por alabar a alguien, sea quien sea? De comprar revistas con chismes de gente que no conocen y de vidas que nunca se cruzarán. De perseguir perfectos desconocidos y comprar su ropa interior en subastas por cantidades estúpidas de dinero. No puedo evitar sentir pena ajena. La mayor parte del tiempo me da mucha pena el mundo en el que vivimos. Ya está viejo, le hace falta una remodelación —de tapiz, de muebles, de personajes—. Por eso digo que es mejor vivir afuera de él. Pero bueno, la gente nunca va a cambiar. Eso es lo que pienso, si tanto te importaba saber lo que pienso.
”
”
Gisela Leal (El club de los abandonados)
“
Tuve que ahorrar un poco para mi siguiente obsesión. Los discos de mi padre se me habían quedado cortos, así que finalmente dejé de desayunar durante unas semanas y reuní lo suficiente para una nueva adquisición.
Un disco.
Era Temptin' Temptations, de los Temptations. En la portada aparecían cinco jóvenes negros vestidos de blanco inmaculado, con chaquetas cortas de un botón y zapatos negros.
Recuerdo la primera vez que lo puse en el tocadiscos. Primero un crujido. Y luego, BAM. Una música elegante, evocadora, romántica. Chirriando, algo lejana, tomando la habitación. La canción era «Since I lost my baby».
Mirándolo, comprendí. Esa foto pintaba un mundo superior en el que los hombres eran dandis y toda la música era gloriosa, sus trajes nítidos, blancos, sus caras de ébano, sus zapatos relucientes. Donde cada minuto de vida era así: refinado y pleno, hermoso. Sin manchas. Un mundo irreal en el que nadie envejecía y había códigos de honor, y todo era puro y bello. Un mundo que no se parecía en nada a mi pueblo, a mi instituto, a los jugadores de fútbol que me perseguían para mantearme.
Mi tía abuela me ha contado muchas veces cómo entraba en mi cuarto y me encontraba dormido al lado del tocadiscos, durmiendo plácidamente en el suelo. Aquellos discos eran mi medicina y mi vaso de leche caliente, mi primer compadre, mi escondite y mi refugio, mis armas.
Con el tiempo llegaron las Marvelettes y los Impressions, los Temptations y Betty Harris, Bobby Womack y Al Green, Sam Dees y los Miracles. También Gloria Jones, Kim Weston, Barbara Acklin, Esther Williams, Curtis Mayfield, los 4 Tops, las Supremes, Chuck Jackson, Z.Z. Hill, Tommy Hunt, Billy Stewart, Sly & The Family Stone, Nina Simone, Billy Butler, Gene Chandler, Shirley Ellis y J.J. Jackson.
Nunca volví a escuchar otra cosa
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Kiko Amat
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Y las fans callaron y lloraron encerradas en donde se mezclaban los osos de peluche, los diarios íntimos con tapas rosa, las mochilas siempre sobrecargadas y las fotos del Espina más hermoso que nunca, ahora que la muerte le brillaba en los ojos.
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Mariana Enriquez (Los peligros de fumar en la cama)
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Sin embargo, me resultaba descabellado comprobar cómo viajar se había transformado en una actividad de consumo exacerbado, desesperado por tener la foto, visitar el lugar y comer lo mismo que otras miles de personas, con el fin de poder hablar de ello más tarde, olvidándose de disfrutar, por un pequeño instante, de los placeres de la existencia y las maravillas del ser humano. La estupidez en su estado puro.
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Pablo Poveda (Medianoche en Lisboa)
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Estas impresoras 3D también se están utilizando para la fabricación instantánea de objetos que uno necesita al instante. Si uno pierde un botón, o se le rompe la perilla del horno, o una pieza del automóvil, o la dentadura de la abuela, o quiere producir la parte de una máquina cuya producción ha sido discontinuada, puede producir estos objetos de inmediato con su impresora 3D casera. Basta tomarle una foto con el celular al objeto que quiera replicar, enviarlo por e-mail a la computadora, especificar en la pantalla las medidas y el material deseados, apretar la tecla “imprimir” y obtener el objeto deseado.
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Andrés Oppenheimer (Crear o morir: (Create or Die) (Spanish Edition))
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Él aseguraba que no necesitaba mirar las fotos, que solo deseaba disfrutarlas durante el instante y a simple vista, sin intermediarios de ningún tipo. Los ojos capturan, decía, y ya está. Mantenía que la belleza de una composición efímera era aún más intensa. [...] El cuadro ya sólo existe en nuestra mente.
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Sílvia Soler Guasch
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No me importa si te pareces o no a las fotos que publicas, para mí lo importante es que te parezcas lo más posible a las palabras que escribes.
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Ignacio Novo
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Cuando cruzamos el paso de Malakand vi a una niña pequeña vendiendo naranjas. Con un lápiz estaba haciendo rayas en un trozo de papel para llevar la cuenta de las naranjas que había vendido, pues no sabía leer ni escribir. Le hice
una foto y prometí que haría todo lo que estuviera en mi mano para que las niñas como ella pudieran recibir una educación. Ésa era la guerra que iba a librar.
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Malala Yousafzai (I Am Malala: The Story of the Girl Who Stood Up for Education and Was Shot by the Taliban)
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Pode ser que role de novo
Coisas inacabadas nas relações humanas atraem as pessoas na direção uma da outra
Entre os milhares de fotos feitas no dia 8 de março, durante as passeatas do Dia da Mulher, uma atraiu minha atenção por um motivo particular. Nela aparecia, com um seio de fora e um cartaz de protesto, uma mulher por quem eu estive apaixonado. Ela saiu da minha vida depois de dois encontros, com uma breve mensagem de WhatsApp na qual pedia que eu não mais lhe escrevesse. Estranhei, mas fiz como ela pedia – e tratei de pôr de lado o sentimento que começava. Depois de um tempo, deixei de pensar no assunto. Até que veio o 9 de março.
Naquele dia, vendo as imagens dela, olhando aquela mistura de beleza e radicalismo, senti um aperto no coração. E se aquela criatura de pele morena fosse, de alguma forma, o próximo amor da minha vida? E se o destino, com seu jeito estranho de fazer as coisas, a estivesse colocando de novo na minha frente, como havia feito um ano atrás, durante uma festa da qual eu já me preparava para sair?
Antes de prosseguir com a narrativa, um aviso: eu não acredito em destino. Não acho, de forma alguma, que as coisas estão fadadas a acontecer e que uma força nos carrega, inexoravelmente, para os braços de alguém ou para algum desfecho predeterminado. Nada disso. Sou um cara racional que acredita na sorte, no azar, nos acidentes e nas coincidências. Se eu não decidisse ir embora da tal festa, não cruzaria com a moça no meio da pista, me espiando com olhos de jabuticaba. Se eu não estivesse olhando as fotos das passeatas do dia 8, não veria de novo aquele sorriso familiar. As coisas acontecem para quem está vivo, e isso é tudo o que podemos dizer ou prever. Tenho certeza de que Vênus retrógrado não me atinge.
Tendo esclarecido isso, devo confessar que sofro de convicções estranhas. Uma delas é que encontrarei certas pessoas novamente. Quando garoto, eu via uma menina bonita passando na rua e pensava: “Não preciso me esforçar para falar com ela. Se for para acontecer, a gente vai se ver de novo”. No bairro da Penha, nos anos 1970, numa São Paulo com apenas 6 milhões de habitantes, era fácil reencontrar estranhos. Vira e mexe eu esbarrava nas garotas que atraíam a minha atenção. Agora, ficou mais difícil, mas ainda acontece – numa foto de internet, por exemplo, um dia depois de uma marcha que reuniu milhares de mulheres.
O que eu queria dizer, na verdade, é que às vezes as coisas ficam inacabadas nas relações humanas, e que essas pendências emocionais, por tênues que sejam, atraem as pessoas na direção uma da outra.
Se você tem um encontro afetivo com alguém e ele termina de forma abrupta, é possível que a outra pessoa sinta o mesmo hiato. Não é magia e nem destino, é sensibilidade humana. A gente não vive bem com a sensação do que poderia ter sido. Nosso coração requer narrativas completas. Se a história continua aberta para os dois, pode ser que um dia role de novo. Se apenas um lado sente isso e outro não sente nada, então é só mais um desencontro.
Existem encontros passageiros. Há desencontros notáveis, igualmente efêmeros. Certos eventos são como estrelas cadentes: a gente pisca e ele se esvai, brilhando apenas na memória. Por isso, quando as histórias não fecham, a gente trata de encerrá-las dentro de nós. Pode ser que um dia role, mas não é bom contar com isso. Quando as coisas não devem ser, não são – e isso, acreditem, nada tem a ver com os astros.
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Ivan Martins
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Ser buen fotógrafo no significa saber captar magia donde no la hay. Puedes tener recursos, buen ojo, sensibilidad, pero donde no existe magia no puedes crearla.
Eso sí, una vez que la encontramos necesitamos que nos dejen hacer nuestro arte, que nos dejen ser totalmente libres para que solo nuestros ojos, a través de la cámara, muestren esa realidad que hemos encontrado. Yo creo que solo de ese modo se puede explicar la diferencia entre un fotógrafo y alguien que hace fotos. Y yo, sin duda, quiero ser lo primero.
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Rebeca Rus (Todas las bodas necesitan un plan B)
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Cuando quieres ser un buen fotógrafo, la fotografía no es un hobby, sino un medio de vida. Las cámaras y los viajes combinan perfectamente, pero no hace falta ir a París para hacer buenas fotografías. Admira a los buenos fotógrafos, pero nunca trates de copiarlos, porque te saldrá mal. Sé original y cuenta tus historias, las que hagan que tu público quiera saber más. Averigua cuál es el momento decisivo y captúralo. Los buenos retratos siempre son difíciles; muchos mejoran cuando el retratado sonríe con los ojos y no con la boca. Conclusión: hazle sonreír. No temas fotografiar la lluvia. Cuanto más equipo lleves menos disfrutarás de fotografíar. No fotografíes nunca con el estómago vacío, distrae muchísimo, a mí sobre todo. Si nos fijamos en la composición, no hay mucha diferencia entre la fotografía y la pintura.Si la foto es mala no Photoshop la arregla. Siempre es mejor subexponer que sobrexponer. La cámara no es un juguete, es tu instrumento para contarle al mundo lo que piensas. 35 mm es la distancia focal todoterreno. No necesitas trípode. No temas elevar el ISO. No temas conocerte a ti mismo a través de las fotografías que haces. No te guardes las fotos para ti mismo. Y lo más importante: nunca dejes de hacer fotos.
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Rebeca Rus (Todas las bodas necesitan un plan B)
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La foto había sido retocada con un programa de ordenador. La piel de Rachel era la de una modelo; habían retocado el color para que resplandeciera como una manzana. Era un error. Había que humanizar a la víctima, no deshumanizarla. Es la imperfección la que nos hace humanos. En las arrugas y en las líneas de expresión llevamos escrita la historia de nuestra vida.
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James Carol (Broken Dolls (Jefferson Winter, #1))
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Stephen Hawking advierte que la inteligencia artificial puede traer "el fin de la raza humana" Los robots "podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos" para desbancar a los humanos, afirmó el físico británico. Foto: EFE LONDRES.- El físico británico Stephen Hawking alertó hoy de que los esfuerzos por crear una inteligencia artificial avanzada pueden poner en peligro la supervivencia de los seres humanos. Para el científico, de 72 años, los avances en ese campo podrían significar "el fin de la raza humana" si los sistemas artificiales llegaran a superar en inteligencia a las personas. Los robots "podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos" para desbancar a los humanos, dijo el físico en una entrevista con la cadena BBC. Hawking ofreció hoy una rueda de prensa en Londres para presentar un nuevo software que le permitirá comunicarse con mayor velocidad que hasta ahora. El autor de libros como "Una breve historia del tiempo" padece desde hace más de 50 años una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que ha reducido casi por completo su movilidad. Gracias a un nuevo sistema desarrollado por la compañía Intel, Hawking podrá comunicarse con mayor fluidez y multiplicar por diez su productividad, según él mismo explicó. En ese contexto, el científico subrayó que los sistemas inteligentes que se han desarrollado hasta ahora han resultado útiles para la humanidad, si bien advirtió sobre la posibilidad de que en el futuro puedan suponer un peligro. "Los humanos, que están limitados por la evolución biológica, no podrían competir y quedarían suprimidos" por los robots, analizó Hawking. El físico habló además de los peligros que a sus ojos puede acarrear internet y resaltó que las compañías de telecomunicaciones deben "hacer más" para "contrarrestar las amenazas" que pueden propagarse a través de la red. "La dificultad está en cómo hacerlo sin sacrificar la libertad y la privacidad", reflexionó Hawking, que, a pesar de su delicada salud, aspira a continuar "dando charlas y escribiendo artículos y libros". EFE Martes, 2 de Diciembre de 2014, 14:38
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Anonymous
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Veo cosas, siempre lo he hecho. Las palabras y fotos conectándose juntas en mi mente de extrañas maneras y noto los detalles donde sea q esté
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Ally Condie (Crossed (Matched, #2))
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Entonces, mira, a veces una muchacha parte en bicicleta,
la ves de espaldas alejándose por un camino (¿la Gran Vía,
King´s Road, la Avenue de Wagran, un sendero
entre álamos, un paso entre colinas?), hermosa y joven la
ves de espaldas yéndose, más pequeña ya, resbalando en la
tercera dimensión y yéndose,
y te preguntas si llegará, si salió para llegar, si salió
porque quería llegar, y tienes miedo como siempre has
tenido miedo por ti mismo, la ves irse tan frágil y
blanca en una bicicleta de humo, te gustaría estar con ella,
alcanzarla en algún recodo y apoyar una mano en el
/manubrio
y decir que también tú has salido, que también tú quieres
llegar al sur,
y sentirte por fin acompañado porque la estás acompañando,
larga será la etapa pero allí en lo alto el aire es limpio
y no hay papeles y latas en el suelo, hacia el fondo del
valle se dibujará por la mañana el ojo celeste de un lago.
Sí, también eso lo sueñas despierto en tu oficina o en
la cárcel, mientras te aplauden en un escenario o una
cátedra, bruscamente ves el rumbo posible, ves la chica
yéndose en su bicicleta o el marinero con su bolsa al
hombro, entonces es cierto, entonces hay gente que se
va, que parte para llegar, y es como un azote de palomas
que te pasa por la cara, por qué no tú, hay tantas
bicicletas, tantas bolsas de viaje, las puertas de la
ciudad están abiertas todavía,
y escondes la cabeza en la almohada, acaso lloras.
Porque, son cosas que se saben, la ruta del sur lleva
a la muerte,
allá, como la vio un poeta, vestida de almirante espera
o vestida de sátrapa o de bruja, la muerte coronel o
general espera
sin apuro, gentil, porque nadie se apura en los aeródromos,
no hay cadalsos ni piras, nadie redobla los tambores
para anunciar la pena, nadie venda los ojos de los reos
ni hay sacerdotes que le den a besar el crucifijo a la
mujer atada a la estaca, eso no es ni siquiera Ruán y no
es Sing-Sing, no es la Santé,
allá la muerte espera disfrazada de nadie, allá nadie
es culpable de la muerte, y la violencia
es una vacua acusación de subversivos contra la disciplina
y la tranquilidad del reino,
allá es tierra de paz, de conferencias internacionales,
copas de fútbol, ni siquiera los niños revelarán que
el rey marcha desnudo en los desfiles, los diarios
hablarán de la muerte cuando la sepan lejos, cuando se
pueda hablar de quienes mueren a diez mil kilómetros,
entonces sí hablarán, los télex y las fotos hablarán sin
mordaza, mostrarán cómo el mundo es una morgue
/maloliente
mientras el trigo y el ganado, mientras la paz del sur,
mientras la civilización cristiana.
Cosas que acaso sabe la muchacha perdiéndose a lo lejos,
ya inasible silueta en el crepúsculo, y quisieras estar
y preguntarle, estar con ella, estar seguro de que sabe,
pero cómo alcanzarla cuando el horizonte es una sola
línea roja ante la noche, cuando en cada encrucijada
hay múltiples opciones engañosas y ni siquiera una
esfinge para hacerte las preguntas rituales.
¿Habrá llegado al sur?
¿La alcanzarás un día?
Nosotros, ¿llegaremos?
(Se puede partir de cualquier cosa, una caja de fósforos, una lista de desaparecidos, un viento en el tejado - )
¿Llegaremos un día?
Ella partió en su bicicleta, la viste a la distancia,
no volvió la cabeza, no se apartó del rumbo. Acaso entró
en el sur, lo vio sucio y golpeado en cuarteles y calles
pero sur, esperanza de sur,
sur esperanza. ¿Estará sola ahora, estará hablando
con gente como ella, mirarán a lo lejos por si otras
bicicletas apuntaran filosas?
( - un grito allá abajo en la calle, esa foto del Newsweek - )
¿Llegaremos un día?
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Julio Cortázar
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Hay algo depredador en la acción de hacer una foto. Fotografiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca pueden conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente. Así como la cámara es una sublimación del arma, fotografiar a alguien es cometer un asesinato sublimado, un asesinato blando, digno de una época triste, atemorizada.
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Susan Sontag (On Photography)
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Me pregunto por qué no es más sencillo. Debería consistir en eso. Yo actúo, interpreto un papel para el público y ellos, en la sala, se emocionan, ríen, lloran, o lo que sea que la película transmita. El espectador, cuando acaba la proyección se va y continúa con su vida.
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Mayte Esteban (La chica de las fotos)
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lo que te ha pasado, eso que ahora te parece tan terrible, no es más que el principio de algo mejor.
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Mayte Esteban (La chica de las fotos)
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Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano es de golpe cualquiera de nosotros.
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Julio Cortázar (Rayuela)
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Nieva sobre Edimburgo el 16 de abril de 1874. Un frío gélido azota la ciudad. Los viejos especulan que podría tratarse del día más frío de la historia. Diríase que el sol ha desaparecido para siempre. El viento es cortante; los copos de nieve son más ligeros que el aire.
¡Blanco! ¡Blanco! ¡Blanco!
Explosión sorda. No se ve más que eso. Las casas parecen locomotoras de vapor, sus chimeneas desprenden un humo grisáceo que hace crepitar el cielo de acero. Las pequeñas callejuelas de Edimburgo se metamorfosean. Las fuentes se transforman en jarrones helados que sujetan ramilletes de hielo. El viejo río se ha disfrazado de lago de azúcar glaseado y se extiende hasta el mar. Las olas resuenan como cristales rotos. La escarcha cae cubriendo de lentejuelas a los gatos. Los árboles parecen grandes hadas que visten camisón blanco, estiran sus ramas, bostezan a la luna y observan cómo derrapan los coches de caballos sobre los adoquines. El frío es tan intenso que los pájaros se congelan en pleno vuelo antes de caer estrellados contra el suelo. El sonido que emiten al fallecer es dulce, a pesar de que se trata del ruido de la muerte. Es el día más frío de la historia. Y hoy es el día de mi nacimiento. […]
Fuera nieva con auténtica ferocidad. La hiedra plateada trepa hasta esconderse bajo los tejados. Las rosas translúcidas se inclinan hacia las ventanas, sonrojando las avenidas, los gatos se transforman en gárgolas, con las garras afiladas. En el río, los peces se detienen con una mueca de sorpresa. Todo el mundo está encantado por la mano de un soplador de vidrio que congela la ciudad, expirando un frío que mordisquea las orejas. En escasos segundos, los pocos valientes que salen al exterior se encuentran paralizados, como si un dios cualquiera acabara de tomarles una foto. Los transeúntes, llevados por el impulso de su trote, se deslizan por el hielo a modo de baile. Son figuras hermosas, cada una en su estilo, ángeles retorcidos con bufandas suspendidas en el aire, bailarinas de caja de música en sus compases finales, perdiendo velocidad al ritmo de su ultimísimo suspiro.
Por todas partes, paseantes congelados o en proceso de estarlo se quedan atrapados. Solo los relojes siguen haciendo batir el corazón de la ciudad como si nada ocurriera.
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Mathias Malzieu
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Se droga con recuerdos, con fotos de William de pequeño. Nunca mira las otras fotos, porque ésas le duelen con un dolor inhumano, interminable, inaguantable.
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Carmen Amoraga (La vida era eso)
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Conocer a tu cliente (KYC) Las regulaciones relacionadas con “conozca a su cliente”, más conocido como “KYC”, por sus siglas en inglés, son una recopilación de buenas prácticas para poder garantizar que la persona que quiere ser cliente del banco es quien dice ser. Es decir, es la forma que tiene la empresa y el sistema en su conjunto de mitigar el riesgo de fraude lo más posible. Como toda regulación, varía de país a país, pero existen estándares internacionales para poder determinar si el banco está haciendo lo necesario para conocer a su cliente. Además, las empresas de servicios financieros suelen tener interés en implementar este tipo de prácticas más allá de la regulación, puesto que reduce la pérdida por mora, fraude y el costo reputacional que esto implica. Una entidad que tiene malas prácticas en su política de pedido de información a los clientes, corre el riesgo de ser el instrumento financiero de estafadores, terroristas, contrabandistas y otro tipo de criminales. Si esto se conoce, la seriedad y confianza en el banco queda dilapidada. Existen personas expertas en vulnerar los sistemas digitales para robar y suplantar identidades. Usan esas cuentas para cometer todo tipo de maniobras ilegales, como por ejemplo: obtener créditos a nombre de otras personas, crear una cuenta recaudadora sin revelar la identidad del verdadero delincuente, o para realizar maniobras de lavado de dinero. Por este motivo, las áreas de legales, seguridad y compliance, suelen ser muy insistentes con los procesos de KYC, especialmente durante el proceso de alta de usuario o de contratación de productos. Es importante mencionar que este es uno de los puntos que más ha demorado la penetración de la digitalización en la industria financiera. Es que los reguladores han considerado durante mucho tiempo que no se puede conocer al cliente en el canal electrónico con la misma eficacia que en la presencialidad, es decir, en la sucursal. Por eso, los primeros intentos de digitalización de los servicios financieros involucraban un alta y contratación en locaciones físicas, y los servicios virtuales se relacionaban fundamentalmente con el uso y gestión de los productos previamente contratados. Se requirieron años de discusión, negociación y avance en los sistemas y prácticas de autenticación para que los reguladores adopten cierta permeabilidad a adaptar las normas de KYC al mundo digital, y todavía hay un largo camino por recorrer. Las medidas de KYC más comunes, además de las obvias que incluyen el pedido de información básica y fotos de documentos y rostro, son, por ejemplo: Prueba de vida: pedir un video en el que el cliente diga una frase o haga un gesto o una foto haciendo una acción particular, como tocarse la nariz. Es para evitar que la imagen de la cara del usuario sea la foto de otra foto obtenida, por ejemplo, de redes sociales. Fotos del documento desde otro ángulo o torcido. Se realiza por el mismo motivo que el punto anterior. No permitir subir fotos de la galería, sino que deba obtenerlo desde la cámara que abre la propia aplicación móvil. Por el mismo motivo. Pedido de documentación adicional que compruebe el domicilio legal o de envío. Se hace para corroborar que sea una dirección real. Todo esto suele hacer el proceso de contratación de productos o alta de usuarios un poco engorroso, pero absolutamente necesario. Es el desafío de los equipos de producto y de experiencia de usuario hacer esto lo menos doloroso posible para los usuarios. Sin duda, uno de los retos más desafiantes para la banca del siglo XXI. La
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Alejandro Tomás Scasserra (Challenging: Cómo hacer producto en un banco digital y construir las finanzas del mañana. (Spanish Edition))
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Me gustaba el proyector y me gustaba que girara, especialmente mientras nos mostraba las imágenes, pues me hacía pensar (sentir, quizás) que nos multiplicábamos en cuerpo y tiempo: mi padre y yo corriendo en las paredes, posando en las paredes, sonreíamos en las paredes mientras caminábamos por la sala con otra edad, viéndonos movernos en otra edad, con otro cuerpo. Convivíamos todos en la sala -los hombres que fue mi padre, los hijos que fui, Papi, yo- y podía ser doloroso verlo a él, radiante en la pared, bailando en la pared, y en la sala, sin embargo, con la cabeza gacha. Cuando peleábamos, mi padre besaba una foto de mi infancia; sin mirarme, decía: “Lo quiero a él, no a ti", y era doloroso, también, ponerme celoso de mí mismo.
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Giuseppe Caputo (Un mundo huérfano)
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Llora por lo que ha perdido, mientras observa esa foto que rememora una tarde de victoria. Y llora, tal vez, por todas las veces que le ha tocado perder. Uno nunca llora por una sola cosa, cada vez que llora.
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Eduardo Sacheri (El fútbol, de la mano)
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¿De qué nostalgia estoy hablando entonces? ¿De la que ataca a toda alma sensible ante el espectáculo de las eternas? Dificilmente. Este río llega todo sucio y se choca con paredes de cemento y con museos y oficinas llenas de burócratas y muelles donde la gente, encima de todo, se pone a pescar. No hay nostalgia. Me enoja haber creído que podría haberla, me enojo con la foto que tomé y con la patética disposición que tengo hacia todo lo que es manido y remanido, manoseado por siglos y siglos de tradición.
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Daniela Alcívar Bellolio (Siberia)
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El mundo te quiere chingar. Ya ves, ya no nos quieren ni dejar salir con toda esa mierda que están diciendo sobre el semanario. Primero, que las portadas. Luego que las chicas que salen en pelota. Dizque los niños leen eso y que no sé que. Ah, pero si fuera un periódico como esos que andan diciendo que son independientes, pero que ni de lejos critican al gobierno o que andan hablando bien de los ricos y de los gringos... a esos no les dicen nada, "todo está bien, pasen adelante, adalides de la prensa escrita", que el Señor me perdone pero son purísima mierda. ¿Qué hay de malo con lo que publicamos? Decimos la verdad. Si balearon a fulanito, si violaron a menganita o quemaron a perencejo, esa es la verdad, ¿o no? Somos democráticos, si el muerto es un empresario o un intelectual o el mismo Presidente, aquí sale tal y como lo hallamos. Esos otros cuando se trata de alguien importante le ponen la mejor foto de cuando estaba vivo, con biografía y todo, si es un pelado trabajador o un marero o una puta, lo ponen todo descalabrado. ¿Crees que eso es justo? No, no lo es. El problema sigue siendo el lugar de donde venís, si sos indio o blanquito, así es, estos que se dicen progresistas no son otra cosa que unos finqueros ladrones que se sienten filántropos de la cultura, y hablan de sentido común y todas esas mierdas, pero en el fondo lo único que quieren es mano de obra barata, y por eso ponen a la gente más burra y más alejada de la realidad. "Trivializamos la muerte", dicen ellos que lo trivializan todo: la miseria, el desempleo, la violencia... que no me vengan con..
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Javier Payeras (Dias Amarillos)