Juventud Quotes

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En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en el que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida.
Ernesto Sabato (El túnel)
Juventud divino tesoro Ya te vas para no volver Quando quiero llorar no lloro Y a veces lloro sin querer
Rubén Darío
Oh juventud nunca dejes de pensar...
Albert Einstein
El amor es maravilloso y absurdo e, incomprensiblemente, visita a cualquier clase de almas. Pero la gente absurda y maravillosa no abunda; y las que lo son, es por poco tiempo, en la primera juventud. Después comienzan a aceptar y se pierden.
Juan Carlos Onetti (El pozo)
Para eso se es joven, para probar cosas, para experimentar. Para eso y para desafiarlo todo.
Jordi Sierra i Fabra (Campos de fresas)
que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda donde en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad.
Ernesto Sabato (El túnel)
En mi juventud me enseñaron que en el corazón de cada historia se esconde una semilla de realidad" -Bastet
Michael Scott (The Sorceress (The Secrets of the Immortal Nicholas Flamel, #3))
Parece-me que pode ser esta uma das diferenças entre a juventude e a idade: quando somos jovens, inventamos futuros diferentes para nós; quando somos velhos, inventamos passados diferentes para os outros.
Julian Barnes (The Sense of an Ending)
Ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe.
José Saramago (The Cave)
La juventud muere cuando muere su voluntad de seducción.
Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa)
Quiza el amor no envejece antes de tiempo, y nos vuelve jovenes cuando pasa la juventud.
Paulo Coelho (A Orillas Del Rio Piedra Me Sente y Lloré)
Las personas adultas se avergüenzan de su infancia como de su inocencia, y luego también de su juventud, porque lo más fácil y lo más cómodo y lo de mejor gusto es olvidar a tiempo lo que ya no se tiene.
Xavier Velasco (Diablo guardián)
Parte de la arrogancia de la juventud (bueno, digo "juventud" por decir algo)radica en la suposición de que tus padres dejarán todo lo que estén haciendo y te recibirán con los brazos abiertos en cuanto tú decidas aparecer.
Helen Fielding (Bridget Jones’s Diary (Bridget Jones, #1))
... la juventud no es una época de la vida sino un estado de ánimo... uno tiene la salud que se merece.
Isabel Allende (Portrait in Sepia)
Con el paso del tiempo, he comprendido que no somos conscientes del atractivo de la juventud, tan solo nos damos cuenta muchos años más tarde cuando, al mirar fotografías antiguas, descubres la belleza que encierra ese rostro que, entonces, veías tan imperfecto delante del espejo.
Alice Kellen (El chico que dibujaba constelaciones)
Casi todo el mundo se avergüenza de su juventud, no es muy cierto que se añore como se dice, más bien se relega o rehúye y con facilidad o esfuerzo se confina el origen a la esfera de los malos sueños, o de las novelas, o de lo que no ha existido. La juventud se oculta, la juventud es secreta para quienes ya no nos conocen jóvenes.
Javier Marías (A Heart So White)
Porque entonces era lo suficientemente atontada para no darme cuenta que aquél era uno de los infinitos hombres que nacen sólo para sementales y junto a una mujer no entienden otra actitud que ésta. Su cerebro y su corazón no llegan a más.
Carmen Laforet (Nada)
Hay veces en que le envidio su juventud, pero trato de no pensar mucho en eso. Un anciano no debe tener celos de aquellos que vienen a ocupar su puesto, y recordar el tiempo en que era joven, sano y viril es un acto de masoquismo que no sirve de nada.
John Boyne (The House of Special Purpose)
Un joven es siempre una incógnita. Matarlo es matar la posibilidad del misterio, todo lo que hubiera podido ser, su extraordinaria riqueza, su complejidad. •José Soriano Muñoz, maestro de la Escuela Wilfrido Massieu
Elena Poniatowska (La noche de Tlatelolco)
‎La verdad es un cuchillo afilado, la verdad es una llaga incurable, la verdad es un ácido corrosivo. Por esto durante los días de su juventud y de su fuerza, el hombre huye de la verdad hacia las casas de placer y se ciega con el trabajo y con una actividad febril, con viajes y diversiones, con el poder y las destrucciones. Pero viene un día en que la verdad lo atraviesa como un venablo y ya no siente más el júbilo de pensar o trabajar con sus manos, sino que se encuentra solo, en medio de sus semejantes, y los dioses no aportan ningún alivio a su soledad.
Mika Waltari (Sinuhe egyptiläinen)
Como todos los hombres de la Biblioteca, he viajado en mi juventud; he peregrinado en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos; ahora que mis ojos casi no pueden descifrar lo que escribo, me preparo a morir a unas pocas leguas del hexágono en que nací. Muerto, no faltarán manos piadosas que me tiren por la baranda; mi sepultura será el aire insondable; mi cuerpo se hundirá largamente y se corromperá y disolverá en el viento engendrado por la caída, que es infinita.
Jorge Luis Borges (The Library of Babel)
abandonó la idea de ser su dueño absoluto, como pretendió en la juventud, y sólo entonces pudo abrazarla en términos de igualdad.
Isabel Allende (Paula)
La juventud es una novia caprichosa. No sabemos entenderla ni valorarla hasta que se va con otro para no volver jamás…,
Carlos Ruiz Zafón (Marina)
De que serve a juventude se esta for corrompida por um aborrecimento senil.
Erasmus
Allí estaba vigilando el legado de mi juventud, las dos mascotas de mi vida, el hambre y el miedo.
André Aciman (Call Me by Your Name)
El error de los hombres superiores es gastar los años de su juventud en hacerse dignos de la estimación de los demás.
Honoré de Balzac (La Piel de Zapa (Spanish Edition))
Si la juventud supiera, si la vejez pudiera.
Delphine Bertholon (Nunca olvides que te quiero)
el único que sufrió una muerte violenta fue Nicolai Ceausescu. No debería pasarse por alto que su muerte fue en gran medida precipitada por la juventud de Rumanía, gran parte de la cual, de no ser por la prohibición del aborto, nunca habría llegado a nacer.
Steven D. Levitt (Freakonomics)
¿Puede recordar usted algún gran error que haya cometido en su juventud, duquesa? -preguntó mirándola- Me temo que de una gran cantidad de ellos -exclamó ella. Entonces cométalos otra vez -dijo él gravemente-. Volver a la juventud es solamente repetir sus locuras.
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
No estoy enamorado de ti. Ni siquiera despiertas en mí una de esas nostalgias aberrantes que los hombres de mi edad sienten con la proximidad de una vida joven: eres un ser inferior, Iris Mateluna, un trozo de existencia primaria que rodea a un útero reproductor tan central a tu persona que todo el resto de tu ser es cáscara superflua.
José Donoso (The Obscene Bird of Night)
Allí, en aquel momento y en aquel lugar, con la irreverente juventud precipitándose por nuestras venas, sentíamos que nada podía con nosotros, que éramos los mejores. Ahora que lo analizo con la mirada de verdadero adulto, creo que sí, que en cierto modo era verdad. Nos sentíamos invencibles porque amábamos la vida. Sin pensarla como los ancianos, sin ignorarla como los niños. La juventud estaba en nosotros. ¿Qué más podíamos pedir?
María Oruña (Donde fuimos invencibles)
A los veinte años yo calculaba, medía, pesaba y planificaba. Casi cuarenta después, era capaz de apretarme la nariz y tirarme a la pileta sin haber averiguado antes si había agua o no. Pero con los ojos abiertos. Me gustaba más a mí misma ahora que a los veinte años. Una de dos, o la experiencia me había dado lo que la sabiduría popular atribuye a la juventud, o la sabiduría popular es una mierda. Me incliné por la segunda posibilidad.
Angélica Gorodischer
Se suponía que el verano tenía todo que ver con la libertad y la juventud, y nada de escuela, y posibilidades y aventura y exploración. El verano era un libro de esperanza. Por eso amaba y odiaba los veranos. Porque me daba ganas de creer.
Benjamin Alire Sáenz (Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe (Aristotle and Dante, #1))
Nos instruyen y preparan en la juventud para una profesión, para cumplir los deberes ciudadanos, para el servicio militar, nos enseñaban las reglas del aseo, a comportarnos bien y hasta a comprender lo bello (esto último no tanto). Pero la instrucción, la educación, la experiencia, no nos preparan en absoluto para la gran prueba de nuestra vida: para el arresto por nada y para el sumario sobre nada.
Aleksandr Solzhenitsyn (The Gulag Archipelago 1918–1956 (Abridged))
Físicamente, vivimos más tiempo que en el pasado, pero la percepción del tiempo es mucho más rápida. Los meses corren, los años vuelan. Algunos están en la cumbre de su juventud psíquica, pero se miran y descubren que tienen setenta u ochenta años.
Augusto Cury (O vendedor de sonhos: o chamado)
La deseaba tanto que su cercanía se convertía en un suplicio. Ella ignoraba el anhelo que le causaban su belleza, su frescura y juventud, su espíritu libre y desenfrenado; era inconsciente del hechizo que lanzaba sobre él cuando le sonreía, cuando lo miraba con picardía, cuando se enfadaba, cuando defendía sus creencias, cuando ayudaba a los demás.
Florencia Bonelli
Más vale ser un hombre viejo que un muchacho que se cree hombre.
Jean M. Auel (The Clan of the Cave Bear (Earth's Children, #1))
La pureza de alma y la ausencia de emociones pecaminosas prolongan considerablemente los días de la juventud.
Stendhal (Rojo y Negro)
Yo creo que se puede establecer una división entre la juventud y la madurez. La juventud acaba cuando termina el egoísmo; la madurez se inicia cuando se vive para los demás.
Hermann Hesse (Gertrude)
La juventud y su agudo agijón de amor
J.K. Rowling
De mis disparates de juventud lo que más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos.
Pierre Benoit
Para ti el momento en que tu juventud acaba es aquel en que comienzas a caminar indefectiblemente hacia tu muerte
Patricio Sturlese (El umbral del bosque)
La juventud ama la impostura como los perritos aman los palos de madera, los huesos que les tiran... ¡y corren detrás de ellos!, se precipitan, ladran, pierden el tiempo...
Louis-Ferdinand Céline
Para recuperar la juventud, basta con repetir las mismas locuras.
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
Matarse es siempre una negación brutal. Pero matarse en plena juventud, en la hora del amor y la primavera es un insulto a la naturaleza.
Alejandro Casona (Prohibido suicidarse en primavera)
Salzman examinó su mano y vio centenares de figuras lejanamente parecidas a los arcanos del Tarot: la Riqueza, el Poder, la Fama, el Amor, la Inteligencia, la Fuerza, el Honor, la Juventud, la Razón, la Salud, la Imaginación, el Arte, la Clarividencia, el Valor, la Fe, la Suerte, la Belleza, la Virilidad, la Inspiración... Sin hacer ningún gesto, dio vuelta las cartas sobre la mesa. —Buen juego —dijo el Tallador—, pero no alcanza. Y jugó el naipe de la Muerte.
Alejandro Dolina (Cartas marcadas)
En gran parte del mundo vivimos en una cultura enfocada hacia la juventud, la belleza y el éxito. Para cualquier mujer resulta muy difícil navegar en esas aguas; para la mayoría es un naufragio seguro.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
La juventud persiste hasta mucho después de que uno ha dejado de ser joven. El amor por la vida permanece indefinidamente, con menos probabilidad de ser amado, menos habilidad de amar, y con el aguijón de la pasión tan acuciante como siempre. El solterón envejecido no es tan distinto de un viejo halcón.
Glenway Wescott (The Pilgrim Hawk)
Procura vivir. Deja los recuerdos para los viejos —decía él. Quizá el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve más jó- venes cuando pasa la juventud. Pero ¿cómo no recordar aquellos momentos?
Paulo Coelho (By the River Piedra I Sat Down and Wept)
Ainda sinto um certo afeto pela estrada (embora ela, hoje, não seja tão agradável quanto o era na ocasião), formado pelas impressões de uma juventude cheia de esperanças e que não conhecia ainda as desilusões
Charles Dickens (Great Expectations)
Nos pasamos la adolescencia y la primera juventud deseando no parecernos a nuestros padres y cuando crecemos, o igual es que crecemos por eso, nos damos cuenta de que casi todo lo que tenemos de bueno no es nuestro, sino suyo. (p. 193)
Ana Iris Simón (Feria)
Cuando somos jóvenes somos una jungla de complicaciones. Nos simplificamos a medida que envejecemos.
Graham Greene (The Quiet American)
Hemos pasado muy buenos momentos, mientras erais jovenes, pero está en la propia naturaleza del Tiempo, el tener que marcharse un día.
T.H. White (The Sword in the Stone (The Once and Future King, #1))
Não temos juventude, ficamos logo adultos, e continuamos então adultos por um tempo demasiadamente longo, vêm daí um certo cansaço e uma certa desesperança que atravessa com um vinco largo a essência no conjunto tão tenaz e cheia de esperança do nosso povo
Franz Kafka (Um artista da fome / A construção)
Hundirás tu cabeza, tus ojos abiertos, en el pelo plateado de Consuelo, la mujer que volverá a abrazarte cuando la luna pase, tea tapada por las nubes, los oculte a ambos, se lleve en el aire, por algún tiempo, la memoria de la juventud, la memoria encarnada.
Carlos Fuentes (Aura)
Pero la hora magnífica pertenece a las rosas de mayo. Entonces, hasta mas allá de donde alcanza la vista, desde las vertientes de las colinas hasta las hondonadas de las llanuras, entre diques de viñas y de olivares, afluyen de todas partes como un río de pétalos del que emergen las casas y los árboles, un río del color que damos a la juventud, a la salud y a la alegría. Diríase que el aroma a la vez cálido y fresco, pero sobretodo espacioso que entreabre el cielo, emana directamente los manantiales de la beatitud.
Maurice Maeterlinck (La inteligencia de las flores)
Um verdadeiro homem de fé deve acreditar que está aqui para um propósito e que é um objeto de real interesse para um Ser Supremo; deve também fingir ter pelo menos uma noção do que aquele Ser Supremo deseja. Eu próprio fui chamado de arrogante na juventude, e espero ganhar o título novamente; mas pretender conhecer os segredos do universo e seu criador - isso está além de minha presunção.
Christopher Hitchens (Letters to a Young Contrarian)
Sin embargo recuerdo: una vez en mi juventud fui feliz compartiendo el único cigarrillo en un cuarto de pensión fui feliz haciendo el amor a la intemperie entre los juncos fui feliz sin hotel ni casa ni teléfono ni lencería de encaje. Tenía solo dieciocho años.
Cristina Peri Rossi (Estrategias del deseo)
De todas as pessoas que conheci, Federico vem em primeiro lugar. Não falo nem de seu teatro nem de sua poesia, falo dele. A obra-prima era ele. Parece inclusive difícil imaginar alguém comparável. Quer ao piano imitando Chopin, quer improvisando uma pantomima, um esquete teatral, era irresistível. Podia ler qualquer coisa, a beleza sempre jorrava de seus lábios. Ele tinha a paixão, a alegria, a juventude. Era uma labareda. Quando o conheci, na Residência dos Estudantes, eu era um atleta provinciano bem tacanho. Pela força da nossa amizade, ele me transformou, me fez conhecer outro mundo. Devo a ele mais do que consigo dizer. Seus restos mortais nunca foram encontrados. Lendas circularam sobre sua morte, e Dalí – de um jeito bem ignóbil – chegou a falar em crime homossexual, o que é totalmente absurdo. Na realidade, Federico morreu porque era poeta. Nessa época, do outro lado, ouvia-se gritar: “Morte à inteligência!
Luis Buñuel (Mi último suspiro (Spanish Edition))
Era um dos efeitos colaterais da juventude: sair da inocência e ingenuidade da infância e cair na alienação umbigocêntrica daquela fase em que acreditamos que já somos adultos. Mas é somente isso, achismo e autoengano. Ainda há um longo caminho pela frente e muito a aprender. Muito mesmo.
Camilo Gomes Jr. (Em memória)
El problema de ser joven y encontrarse en un lugar especial es que uno da por hecho que será inevitable encontrarse en un enclave igual de exótico y desconocido en algún otro momento de su vida. Pero esto raras veces se cumple.
Hanya Yanagihara (The People in the Trees)
Nuestra juventud de ahora ama el lujo. Tiene malos modales, desprecia la autoridad; le falta el respeto a sus mayores y le encanta charlar en lugar de trabajar; ya no se levanta cuando un adulto entra en la sala; contradice a sus padres, charla ante las visitas, engulle la comida y tiraniza a sus maestros
Socrates
La vida de un hombre se divide básicamente en tres períodos. En el primero, uno ni siguiera piensa que envejecerá, ni que el tiempo pasa ni que, desde el primer día, cuando nacemos, caminamos hacia un único fin. Pasada la primera juventud, empieza el segundo período, en el que uno se da cuenta de la fragilidad de la propia vida y lo que en un principio es una simple inquietud va creciendo en el interior como un mar de dudas e incertidumbres que te acompañan durante el resto de tus días. Por último, al final de la vida se abre el tercer período, el de la aceptación de la realidad y, consecuentemente, la resignación y la espera. A lo largo de mi existencia he conocido a muchas personas que se quedaron ancladas en alguno de esos estadios y nunca lograron superarlos. Es algo terrible.
Carlos Ruiz Zafón (El príncipe de la niebla (Niebla, #1))
Pretendem os poetas que tornamos a encontrar por um momento o que fomos outrora, quando entramos em certa casa, em certo jardim em que vivemos na juventude. São peregrinações muito arriscadas, essas, ao fim das quais se colhem tantas decepções como êxitos. Os lugares fixos, coevos de anos diferentes, é em nós mesmos que é melhor encontrá-los.
Marcel Proust (The Guermantes Way)
Su piel blanca, que no me digan que el blanco es la falta de color, porque es el color más hermoso y es el color de la pureza, y por supuesto que el blanco no es la falta de color: los profesores de física han descubierto a todo el mundo que en un copo de nieve, alineados en un blanco inmaculado están ocultos sin embargo el violeta de los lirios, o sea la tristeza, la melancolía, pero también está presente el azul que significa la calma de contemplar reflejado en un charco de la calle el cielo que nos espera, porque el azul está al lado del verde que es la límpida esperanza, y después viene el amarillo de las margaritas del campo, que florecen sin que nadie las plante y se presentan sin buscarlas, como buenas noticias cuando menos se las espera, y el color de las naranjas que ya están maduras por el verano se llama muy apropiadamente anaranjado, el azahar dio un fruto que el verano madura a causa del calor, qué goce saber que germinó la semilla, creció la planta que es la adolescencia y se va a entrar en la juventud del fruto que da el goce anaranjado, el fruto jugoso y refrescante de las tardes calurosas. El rojo también está oculto en el blanco, también está en ella, en Carla, que es tan blanca.
Manuel Puig (Betrayed by Rita Hayworth)
Cuando el círculo de la sangre se completa la eternidad fragua la piedra filosofal. Vestida de juventud surge una nueva fuerza que al elegido otorga un poder inmortal Mas cuando ascienda la duodécima estrella, reanudará el destino su curso fatal. Perderá su lozanía el roble con ella, sometido al yugo del tiempo terrenal. Hasta que el lucero palidezca y muera, no tendrá el águila su nido eternal. Y solo por amor se extingue una estrella, si ha elegido libremente su final. De los Escritos secretos del conde de Saint Germain
Kerstin Gier (Smaragdgrün (Edelstein-Trilogie, #3))
Entro Kriztina y aquel salon oscuro se inundo de luz. No solamente irradiaba juventud, no. Irradiaba pasion y orgullo, la conciencia soberana de unos sentimientos incondicionales. No he conocido a ninguna otra persona que fuera capaz de responder asi, de una manera tan plena, a todo lo que el mundo y la vida le daban: a la musica, a un paseo matutino por el bosque, al color y al perfume de una flor, a la palabra justa y sabia de otra persona. Nadie sabia tocar como ella una tela exquisita o un animal, de esa manera suya que lo abarcaba todo. No he conocido a nadie que fuera capaz de alegrarse como ella de las cosas sencillas de la vida: personas y animales, estrellas y libros, todo le interesaba, y su interes no se basaba en la altivez, en la pretension de convertirse en experta, sino que se aproximaba a todo lo que la vida le daba con la alegria incondicional de una criatura que ha nacido al mundo para disfrutarlo todo. Como si estuviera en conexion intima con cada criatura, con cada fenomenos del universo... comprendes lo que quiero decir? Claro, seguramente lo comprendes. Era directa, espontanea y ecuanime, y tambien habia en ella humildad, como si sintiera constantemente que la vida es un regalo lleno de gracia.
Sándor Márai
Dicen que nadie experimenta en cabeza ajena, pero es mentira. La gente de mayor inteligencia, sí... Es un rasgo de sabiduría escuchar, leer y aprender de cuanto piensan otros.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Juventud en éxtasis)
La objetivación de la mujer es tan predominante que no la percibimos y en la juventud nos esclaviza. El feminismo no nos ha salvado de esa esclavitud. Solo nos libramos con la edad, cuando nos convertimos en seres invisibles y ya no somos objeto de deseo, o cuando alguna tragedia nos sacude hasta los huesos y nos confronta con lo fundamental de la existencia.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
A los jóvenes nos han subestimado bastante. Es tiempo de medir fuerzas y marchar juntos con cabeza en alto contra la injusticia, corrupción y desigualdad social que arropa a nuestra nación.
Rafael Olivero
En la juventud éramos íntegros y el terror y el dolor del mundo nos penetraron por completo. No había una clara separación entre la alegría y la pena: se fundían en una sola cosa, al igual que nuestras horas de lucidez se funden con el sueño y el dormir. Nos levantamos por la mañana siendo unos seres, y por la noche, completamente ahogados, bajamos a un mar empuñando las estrellas y la fiebre del día.
Henry Miller (Black Spring)
Essere giovane e non essere rivoluzionario è una contraddizione perfino biologica.” - I vecchi giovani e i giovani vecchi - discorso tenuto nel dicembre del 1972 “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica.” - a una gran cantidad de estudiantes de la Universidad de Guadalajara en México.
Salvador Allende
Perdemos a maior parte de nossa juventude por conta das inabilidades. Saltava aos olhos que ela ia me abandonar, minha bem-amada, de vez e em breve. Eu ainda não havia aprendido que existem duas humanidades muito diferentes, a dos ricos e a dos pobres. Precisei, como tantos outros, de vinte anos e da guerra para aprender a me manter na minha categoria, para perguntar o preço das coisas e dos seres antes de tocá-los, e em especial antes de desejá-los.
Louis-Ferdinand Céline (Journey to the End of the Night)
El intelecto, lejos de ser un valor cultural inofensivo, me había sido otorgado únicamente como un arma, un medio de supervivencia. Así, las disciplinas físicas que más adelante serían tan necesarias para mi supervivencia se podían comparar en cierto sentido al modo en que una persona para quien el cuerpo ha sido el único medio de vida se embarca en un frenético intento de adquirir una educación intelectual cuando su juventud está en el lecho de muerte.
Yukio Mishima (Sun & Steel)
Querido Robert, A menudo, cuando no puedo dormir, me pregunto si tú tampoco puedes. ¿Tienes dolor o te sientes solo? Tú me sacaste del período más oscuro de mi juventud, compartiendo conmigo el misterio sagrado de lo que es ser artista. Aprendí a ver a través de ti y jamás he compuesto un verso ni he dibujado una curva que no provenga del conocimiento que obtuve en nuestro precioso tiempo juntos. Tu trabajo, que emana de una fuente generosa, se remonta a la canción desnuda de tu juventud. En ese entonces hablabas de tomar la mano de Dios. Recuerda, a pesar de todo, que siempre has tomado esa mano, agárrala con fuerza, Robert, y no la sueltes. La otra tarde, cuando te quedaste dormido sobre mi hombro, yo también me quedé dormida. Pero antes de hacerlo pensé -mientras miraba todas tus cosas y creaciones, y repasaba tus años de trabajo- que de todas tus obras, tú continúas siendo la más bella. La obra más bella de todas. Patti
Patti Smith (Just Kids)
Eres es la explosión de rosas en un cuarto oscuro. O el sabor inesperado y dulce en el té que tomamos en Starbucks You are the moon that gives midnight its meaning. And the explanation of water for all living things. You are my compass, A sapphire, A bookmark, A rare coin, Un trompo, Un canica, De mi juventud. Eres miel y canela chocolate y jamoncillo. You are rare spices lost from a boat That was once sailed by Cortez. Eres un rosa, prensado en un libro un anillo de perla de herencia y un frasco de perfume rojo que se encuentran cerca de las orillas del Nilo. You are an old soul from an ancient place, A thousand years and centuries and milleniums ago. And you have traveld all this way… Just so that I could love you… And, I do.
José N. Harris (MI VIDA: A Story of Faith, Hope and Love)
Queridos jóvenes, buenas tardes. Quiero primero darles las gracias por el testimonio de fe que ustedes están dando al mundo. Siempre oí decir que a los cariocas no les gusta el frío y la lluvia. Pero ustedes están mostrando que la fe de ustedes es más fuerte que el frío y la lluvia. ¡Enhorabuena! Ustedes son verdaderamente grandes héroes. Veo en ustedes la belleza del rostro joven de Cristo, y mi corazón se llena de alegría. Recuerdo la primera Jornada Mundial de la Juventud a nivel internacional. Se celebró en 1987 en Argentina, en mi ciudad de Buenos Aires. Guardo vivas en la memoria estas palabras de Juan Pablo II a los jóvenes: “¡Tengo tanta esperanza en vosotros! Espero sobre todo que renovéis vuestra fidelidad a Jesucristo y a su cruz redentora” (Discurso a los Jóvenes, 11 de abril 1987:
Pope Francis (El Papa Francisco en Brasil)
Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer. –No lo siento yo así, lord Henry. –No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
¡Cómo me lamenté de haber perdido tres años vagando cuando salí de la preparatoria! Un joven nunca valora el tiempo que malgasta al dejar el estudio por amigos y fiestas, pero la vida es como un enorme restaurante de autoservicio en el que tenemos absoluta libertad para tomar lo que nos plazca y comerlo: todo, se va anotando en nuestra cuenta y tarde o temprano, tendremos que pagarlo... a un precio muy alto.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Juventud en éxtasis)
Fedro habla como un joven, pero joven cuyas pasiones se han purificado con el estudio de la filosofía; Pausanias, como hombre maduro, a quien la edad y la filosofía han enseñado lo que no sabe la juventud; Erixímaco se explica como médico; Aristófanes tiene la elocuencia del poeta cómico, ocultando bajo una forma festiva pensamientos profundos; Agatón se expresa como poeta. En fin, después de todos los demás y cuando la teoría se ha elevado por grados, Sócrates la completa y la expresa en un lenguaje maravilloso, propio de un sabio, de un inspirado.
Plato (Obras Completas de Platón (Spanish Edition))
El que hoy es un impetuoso joven se quedaría horrorizado si contemplara el retrato de lo que será en su vejez. Llevaos con vosotros todos los impulsos humanos cuando salgáis de los fáciles años de la juventud para entrar en la severa virilidad que todo lo endurece, lleváoslo, no los abandonéis en el camino. ¡Después no os será posible recuperarlos! ¡La vejez que os aguarda, horrible y temible, jamás devuelve nada! Más compasiva que la vejez es la sepultura, en ella se escribirá: «Aquí han enterrado a un hombre», pero nada se puede leer en los insensibles y fríos rasgos de la inhumana vejez.
Nikolai Gogol (Dead Souls)
Podía decirse que lo adoraba. Nadie sabía lo mucho que lo quería, salvo, tal vez, Ellen, su madre, que todo lo veía. Lo quería porque la había devuelto a la vida. Hasta entonces había sido como una larva, y Jack la había sacado de su capullo mostrándole que era una mariposa. Habría pasado toda su vida ajena a los gozos y sufrimientos del amor, si él no hubiera compartido con ella sus historias y no la hubiera besado con tanta suavidad, despertando luego, lenta y cariñosamente, el amor que yacía dormido en su corazón. Había sido tan impaciente y tolerante pese a su juventud… Sólo por eso lo amaría siempre.
Ken Follett (Los pilares de la Tierra)
Fíjate lo que había hecho: me había engañado, me había llevado por donde quería ella, desde el comienzo de nuestra amistad. Durante toda la vida había contado su propia historia de rescate, usando mi cuerpo vivo y mi existencia. O tal vez no. Tal vez esas dos muñecas que habían recorrido más de medio siglo para llegar hasta Turín significaban únicamente que ella estaba bien y me quería, que había ido más allá de sus límites y por fin tenía la intención de viajar por el mundo, ahora menos pequeño que el suyo, viviendo en la vejez, según una nueva verdad, la vida que en la juventud le habían prohibido y se había prohibido.
Elena Ferrante (The Story of the Lost Child)
Siempre he creído que hay lugares que son imanes y te atraen si pasas por las inmediaciones. Y eso de forma imperceptible, sin que te lo malicies siquiera. Basta con una calle en cuesta, con una acera al sol, o con una acera a la sombra. O con un chaparrón. Y te llevan a ese lugar, al punto preciso en el que debías encallar.
Patrick Modiano (En el café de la juventud perdida)
Hasta los veinte o treinta años, uno cree que el tiempo es un río infinito, una sustancia extraña que se alimenta de sí misma y nunca se consume. Pero llega un momento en el que el hombre descubre la traición de los años. [...] Llega siempre un momento en el que, de repente, la juventud se acaba y el tiempo se deshiela como un montón de nieve atravesado por un rayo. A partir de ese instante ya nada vuelve a ser igual que antes. A partir de ese instante, los días y los años empiezan a acortarse y el tiempo se convierte en un vapor efímero [...] que envuelve poco a poco el corazón, adormeciéndolo. Y, así, cuando queremos darnos cuenta, es tarde ya para intentar siquiera rebelarse
Julio Llamazares (The Yellow Rain)
Cuando dos personas se casan jóvenes, Jeffers, todo nace de la raíz compartida de su juventud y es imposible decir qué parte es de uno y cuál de la otra persona. Por eso, cuando esas dos personas intentan separarse, el corte afecta desde la raíz hasta la punta de las ramas, y el proceso se convierte en una carnicería que parece dejar a la persona reducida a la mitad de lo que era antes. Pero cuando uno se casa más tarde, la relación es más parecida al encuentro de dos cosas distintas ya formadas, a una especie de choque de la una con la otra, parecido a dos masas de tierra que chocan y se fusionan la una con la otra a o largo del tiempo geológico, dejando la dramática costura de las cordilleras como prueba de su fusión.
Rachel Cusk (Second Place)
Cuando uno es joven y vive ajeno a la realidad, cuando las estaciones pasan sin grandes cambios ni alteraciones, como si fueran nubes en día sin viento, cuando la felicidad consiste en dejarse arrastrar por los sentidos, uno percibe sólo el presente, y el futuro y el pasado pasan a un segundo plano, cuando no desaparecen por completo. Es como en medio del mar, donde sólo existe éste.
Julio Llamazares (Las lágrimas de San Lorenzo)
No desdeñes la muerte; antes bien, acógela gustosamente, en la convicción de que ésta también es una de las cosas que la naturaleza quiere. Porque cual es la juventud, la vejez, el crecimiento, la plenitud de la vida, el salir los dientes, la barba, las canas, la fecundación, la preñez, el alumbramiento y las demás actividades naturales que llevan las estaciones de la vida, tal es también tu propia disolución. Por consiguiente, es propio de un hombre dotado de razón comportarse ante la muerte no con hostilidad, ni con vehemencia, ni con orgullo, sino aguardarla como una más de las actividades naturales. Y, al igual que tú aguardas el momento en que salga del vientre de tu mujer el recién nacido, así también aguarda la hora en que tu alma se desprenderá de esa envoltura.
Marcus Aurelius (Meditations)
Pensando en ti he imaginado lo extraordinario que debe ser dar todo a cambio de nada, desear lo mejor para la persona amada, disfrutar con su alegría y llorar con sus tristezas, permanecer a su lado en la adversidad para darle una frase de consuelo, de ánimo, de apoyo; entregar el alma y el corazón sin condiciones, sin pedir nada a cambio, por el simple gusto de darse, por la simple alegría de amar...
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Juventud en éxtasis)
Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes y distraídos unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir: "No hemos venido a Bérgamo a hacer campamento" o "¿A qué apesta el ácido sulfhídrico?", para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras. Una de aquellas frases o palabras nos haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas. Esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asiriobabilonios: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo. Esas frases son la base de nuestra unidad familiar, que subsistirá mientras permanezcamos en el mundo recreándose y resucitando en los puntos más diversos de la tierra.
Natalia Ginzburg, Léxico familiar
Se esfuerza en sonreírme, pero percibo que su rostro lleva el peso de las terribles impresiones que en él ha grabado la reflexión, constantemente inclinada sobre las esfinges que desconciertan, con sesgada mirada, las grandes angustias de la inteligencia de los mortales. Viendo la inutilidad de sus manejos, aparta los ojos, tasca su freno terrestre con la baba de la rabia, y mira el horizonte que huye cuando nos acercamos. A mi vez, me esfuerzo por recordarle su dorada juventud, que sólo pide entrar, como una reina, en los palacios de los placeres, pero advierte que mis palabras brotan con dificultad de mi demacrada boca y que los años de mi propia primavera pasaron, tristes y glaciales, como un sueño implacable que pasea, por las mesas de los banquetes y los lechos de raso, donde dormita la pálida sacerdotisa del amor, pagada con la reverberación del oro, las amargas voluptuosidades del desencanto, las pestilentes arrugas de la vejez, los terrores de la soledad y las antorchas del dolor. Viendo la inutilidad de mis manejos, no me asombra no poder hacerle feliz; el Todopoderoso se me aparece revestido con sus instrumentos de tortura, en toda la resplandeciente aureola de su horror.
Comte de Lautréamont (Les Chants de Maldoror)
A força da nossa vontade tem que ver com a vontade da nossa força. Porque a verdade é o que é pela sua justeza, mais o músculo anterior de quem a enuncia. Por isso é tão incompreensível a tolerância na juventude como a intolerância na velhice. Assim, a intolerância é um sinal de juventude de se ser um homem firme como na velhice é um sinal de se ser taralhouco. Assim a democracia não é o triunfo da juventude, a não ser como um terreno é o triunfo do que lá se cultiva. Porque a democracia não é uma “ideologia”, mas o caldo em que todas elas se podem desenvolver. Assim o que melhor a defende é que as ideologias perderam a semente do serem. Mas o que desse modo melhor a define a democracia na sua estabilidade e defesa contra o que a ameace, não é o convívio das várias ideologias, mas a indiferença em face de todas elas. Como na entropia, o regime que nos espera no limite do esperar, está para lá da democracia porque é a ausência de qualquer um. O homem não vai suicidar-se porque a vida sem razão não é razão para que o suicídio valha a pena. Honestamente, o homem vai continuar a morrer de “morte natural”. Mas talvez por inanição. Ou simplesmente de tédio, enquanto não achar um motivo que não o seja. E o tédio não se trata na psiquiatria, mas num sono em que se apodreça de bolor.
Vergílio Ferreira (Pensar)
en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad. Y a veces sucedía que cuando yo pasaba frente a una de mis ventanas ella estaba esperándome muda y ansiosa (¿por qué esperándome?, ¿y por qué muda y ansiosa?); pero a veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se olvidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que era peor, no la veía en absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes. Y entonces sentía que mi destino era infinitamente más solitario que lo que había imaginado.
Ernesto Sabato (El túnel)
Jean-Marc ergueu-se para ir buscar a garrafa de conhaque e dois copos. E, depois, de uma golada: - No fim da minha visita ao hospital, ele começou a contar recordações. Recordou-me aquilo que eu teria dito quando tinha dezasseis anos. Nesse momento compreendi o único sentido da amizade tal como hoje é praticada. A amizade é indispensável ao homem para o bom funcionamento da sua memória. Lembrar-se do passado, trazê-lo sempre consigo, é talvez a condição necessária para conservar, como se costuma dizer, a integridade do eu. Pare o eu não encolha, para que mantenha o seu volume, é preciso regar as recordações como as flores de uma vaso, e essa rega exige um contacto regular com testemunhas do passado, isto é, com amigos. Eles são o nosso espelho, a nossa memória; não se exige anda deles, apenas que de vez em quando puxem o lustro a esse espelho para que nos possamos mirar nele. Mas estou –me nas tintas para o que fazia no liceu! O que sempre desejei desde a primeira juventude, talvez desde a infância, foi algo completamente diferente: a amizade como um valor acima de todos os outros. Gostava de dizer: entre a verdade e o amigo, escolho sempre o amigo. Dizia-o por provocação, mas pensava-o a sério. Hoje sei que essa máxima era arcaica. Podia ser válida para Aquiles, o amigo de Pátroclo, para os mosqueteiros de Alexandre Dumas, até ao Sancho, que apesar dos desacordos era um verdadeiro amigo do seu amo. Mas já não o é para nós. Vou tão no meu pessimismo que hoje posso preferir a verdade à amizade.
Milan Kundera (Identity)
estamos para aqui todos fascistas, com pensamentos de um fascismo indelével a achar que antigamente é que era bom, este é o fascismo remanescente que vem das saudades, sabe, acharmos que salazar é que arranjaria isto, que ele é que punha esta juventude toda na ordem, é natural, porque temos medo destes novos tempos, não são os nossos tempos, e precisamos de nos defendermos, quando dizemos que antigamente é que era bom estamos só a ter saudades, queremos na verdade dizer que antigamente éramos novos, reconhecíamos o mundo como nosso e não tínhamos dores de costas nem reumatismo. é uma saudade de nós próprios, e não exactamente do regime e menos ainda de salazar. eu escutava o meu colega silva e não sabia o que pensar, num momento dizia que éramos comunistas, no outro já éramos fascistas, e eu perguntava, isso faz de nós bons homens, ele regozijava, claro que somos bons homens, ó senhor silva, não somos por natureza inquinados de política nenhuma, temos de tudo um pouco mas, sobretudo, temos saudades, porque somos velhos e quando novos a robustez e a esperança curavam-nos de muita coisa, o fascismo dos bons homens, como diz, perguntou o senhor pereira, o fascismo dos bons homens, é o que para aí abunda, já quase não faz mal a ninguém e não é para prejudicar, mas é um sentimento que fica escondido, à boca fechada, porque sabemos que talvez não devesse existir, mas existe porque o passado, neste sentido, é mais forte do que nós. quem fomos há-de sempre estar contido em quem somos, por mais que mudemos ou aprendamos coisas novas.
Valter Hugo Mãe (A máquina de fazer espanhóis)
Dudé mucho antes de convencerme a mí misma de que debía seguir con aquel cometido. Reflexioné, sopesé opciones y valoré alternativas. Sabía que la decisión estaba en mi mano: sólo yo tenía la capacidad de elegir entre seguir adelante con aquella vida turbia o dejarlo todo de lado y volver a la normalidad (…) Dejarlo todo y volver a la normalidad: sí, aquélla sin duda era la mejor opción. El problema era que ya no sabía dónde encontrarla. ¿Estaba la normalidad en la calle de la Redondilla de mi juventud, entre las muchachas con las que crecí y que aún se peleaban por salir a flote tras perder la guerra? ¿Se la llevó Ignacio Montes el día en que se fue de mi plaza con una máquina de escribir a rastras y el corazón partido en dos, o quizás me la robó Ramiro Arribas cuando me dejó sola, embarazada y en la ruina entre las paredes del Continental? ¿Se encontraría la normalidad en Tetuán de los primeros meses, entre los huéspedes tristes de la pensión de Candelaria, o se disipó en los sórdidos trapicheos con los que ambas logramos salir adelante? ¿Me la dejé en la casa de Sidi Mandri, colgada de los hilos del taller que con tanto esfuerzo levanté? ¿Se la apropió tal vez Félix Aranda alguna noche de lluvia o se la llevó Rosalinda Fox cuando se marchó del almacén del Dean’s Bar para perderse como una sombra sigilosa por las calles de Tánger? ¿Estaría la normalidad junto a mi madre, en le trabajo callado de las tardes africanas? ¿Acabó con ella un ministro depuesto y arrestado, o la arrastró quizás consigo un periodista a quien no me atreví a querer por pura cobardía? ¿Dónde estaba, cuándo la perdí, qué fue de ella? La busqué por todas partes: en los bolsillos, por los armarios y en los cajones; entre los pliegues y las costuras. Aquella noche me dormí sin hallarla. Al día siguiente desperté con una lucidez distinta y apenas entreabrí los ojos, la percibí: cercana, conmigo, pegada a la piel. La normalidad no estaba en los días que quedaron atrás: tan sólo se encontraba en aquello que la suerte nos ponía delante cada mañana. En Marruecos, en España o Portugal, al mando de un taller de costura o al servicio de la inteligencia británica: en el lugar hacia el que yo quisiera dirigir el rumbo o clavar los puntales de mi vida, allí estaría ella, mi normalidad. Entre las sombras, bajo las palmeras de una plaza con olor a hierbabuena, en el fulgor de los salones iluminados por lámparas de araña o en las aguas revueltas de la guerra. La normalidad no era más que lo que mi propia voluntad, mi compromiso y mi palabra aceptaran que fuera y, por eso, siempre estaría conmigo. Buscarla en otro sitio o quererla recuperar del ayer no tenía el menor sentido.
María Dueñas (The Time in Between)
Las cualidades de la juventud y las cualidades de la vejez son las mismas cualidades, pero el efecto que producen es muy distinto. Mire, la realidad es que las cualidades de la juventud no se le toman a mal a la juventud, pero las cualidades de la vejez se le toman a mal a la vejez. Un joven puede mentir sin que se rompa por ello la crisma, pero un aciano que miente se rompe la crisma. A un joven no lo condenan para la eternidad, pero a un viejo se le condena para la eternidad. Un joven que bizquea puede hacer un efecto divertido; una persona vieja bizca produce un efecto repelente. En el caso de un joven, se dice que aún hay esperanza de que un día no bizquee. En el caso de las personas viejas que bizquean no existe ninguna esperanza de que un día no bizqueen. No. No hay posibilidad. Un joven con un pie torcido suscita nuestra compasión, no nuestro asco; un viejo con un pie torcido, sin embargo, solo suscita nuestro asco. Un joven que tiene las orejas de soplillo nos hace reír, un viejo con orejas de soplillo nos sume en el desconcierto y pensamos: qué feo es este hombre que, durante toda su vida, ha tenido esas feas orejas de soplillo. Un joven en una silla de ruedas produce en nosotros emoción. Un viejo en una silla de ruedas nos precipita en la desesperanza. Un joven sin dientes puede parecernos más o menos interesante. Un viejo sin dientes, sin embargo, nos da náuseas, nos hace vomitar. La juventud le lleva siempre ventaja a la vejez, y puede hacer y dejar de hacer lo que quiera. Su estupidez no nos repele, su desvergüenza nos resulta soportable. La vejez, sin embargo, no puede permitirse la estupidez sin que le den en la cabeza y la desvergüenza de la vejez es al fin y al cabo, como sabemos, lo más abominable que existe. De un joven se dice: ¡sí, ya se le pasará! De un viejo, sin embargo, se dice: ¡ese no cambia! Realmente, sin embargo, las cualidades de la juventud y las cualidades de la vejez son las mismas cualidades.
Thomas Bernhard (Frost)
Conclusión A lo largo de estas páginas, hemos visto cómo se desarrollan los procesos perversos en algunos contextos, pero es evidente que nuestra lista no es exhaustiva y que estos fenómenos van más allá del mundo de la pareja, de la familia o de la empresa. Los volvemos a encontrar en todos los grupos en donde los individuos pueden establecer rivalidades, especialmente en las escuelas y en las universidades. La imaginación humana no tiene límites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de sí mismo; sirve para enmascarar las propias debilidades y para colocarse en una posición de superioridad. La cuestión del poder atañe a toda la sociedad. En todas las épocas ha habido seres carentes de escrúpulos, calculadores y manipuladores, y para los que el fin justifica los medios. Sin embargo, la multiplicación actual de los actos de perversidad en las familias y en las empresas es un indicador del individualismo que domina en nuestra sociedad. En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía. Con el pretexto de la tolerancia, las sociedades occidentales renuncian poco a poco a sus propias prohibiciones. Pero, al aceptar demasiado, como lo hacen las víctimas de los perversos narcisistas, permiten que se desarrollen en su seno los funcionamientos perversos. Numerosos dirigentes o políticos, que ocupan no obstante una posición de modelo para la juventud, no muestran ninguna preocupación moral a la hora de liquidar a un rival o de mantenerse en el poder. Algunos de ellos abusan de sus prerrogativas y utilizan presiones psicológicas, y razones y secretos de Estado, para proteger su vida privada. Otros se enriquecen gracias a una delincuencia astuta hecha de abusos de bienes sociales, de estafas o de fraudes fiscales. La corrupción se ha convertido en una moneda corriente. Ahora bien, basta con que un grupo, una empresa o un gobierno cuenten con uno o con varios individuos perversos para que todo el sistema se vuelva perverso. Si esta perversión no se denuncia, se extiende subterráneamente mediante la intimidación, el miedo y la manipulación. Efectivamente, para atar psicológicamente a un individuo, basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Sin ir más lejos, ésta es la base del funcionamiento de la mafia o de los regímenes totalitarios. Tanto en las familias como en las empresas y los Estados, los perversos narcisistas se las arreglan para atribuir a los demás los desastres que provocan, se presentan luego como salvadores y se hacen así con el poder. En lo sucesivo, para mantenerse en él, les basta con no tener escrúpulos. La historia nos ha mostrado hombres que se niegan a reconocer sus propios errores, que no asumen sus responsabilidades, y que falsean las cosas y manipulan la realidad a fin de borrar las huellas de sus fechorías. Más allá del aspecto individual del acoso moral, se nos plantean dilemas más generales. ¿Cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Si los individuos no pueden detener por sí mismos estos procesos destructivos, la sociedad deberá intervenir y establecer una legislación. Recientemente, se ha presentado un proyecto de ley que proponía instituir un delito de novatada para reprimir cualquier acto degradante y humillante en el ámbito escolar y socioeducativo. Si no queremos que nuestras relaciones humanas acaben completamente reglamentadas por leyes, es esencial prevenir a los niños.
Marie-France Hirigoyen (El acoso moral: El maltrato psicológico en la vida cotidiana)
Lesbos Madre de los juegos latinos y los deleites griegos, Lesbos, donde los besos, lánguidos o gozosos, cálidos como soles, frescos como las sandías, son el adorno de noches y días gloriosos; madre de los juegos latinos y los deleites griegos. Lesbos, donde los besos son como cascadas que se arrojan sin miedo en las simas sin fondo, y fluyen, entrecortados de sollozos y risas, tormentosos y secretos, hormigueantes y profundos; ¡Lesbos, donde los besos son como las cascadas! Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí, donde nunca un suspiro dejó de hallar un eco, las estrellas te admiran tanto como a Pafos, ¡y Venus con razón puede envidiar a Safo! Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí, Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas, que hacen que en sus espejos, ¡infecundo deleite! las niñas de ojos hundidos, enamoradas de sus cuerpos, acaricien los frutos ya maduros de su nubilidad; Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas, deja al viejo Platón fruncir su ceño austero; obtienes tu perdón del exceso de besos, reina del dulce imperio, tierra noble y amable, y de refinamientos siempre sin agotar, deja al viejo Platón fruncir su ceño austero. Obtienes tu perdón del eterno martirio, infligido sin tregua a los corazones ambiciosos, que atrae lejos de nosotros la radiante sonrisa, ¡vagamente entrevista al borde de otros cielos! ¡Obtienes tu perdón del eterno martirio! ¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?, y a condenar tu frente pálida por penosas labores, si sus balanzas de oro no han pesado el diluvio, de lágrimas que en el mar vertieron tus arroyos? ¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos? ¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto? Vírgenes de corazón sublime, honra del Archipiélago, vuestra religión es augusta como cualquiera, ¡y el amor se reirá del Infierno y del Cielo! ¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto? Pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos, para cantar el secreto de sus floridas vírgenes, y desde la infancia que inicié en el negro misterio, de las risas sin freno mezcladas con los llantos sombríos; pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos y desde entonces velo en la cumbre del Léucato, igual que un centinela de mirada segura y penetrante, que vigila noche y día, brick, tartana o fragata, cuyas formas a lo lejos se agitan en el azul; y desde entonces velo en la cumbre del Léucato, para saber si el mar es indulgente y bueno, y si entre los sollozos que en la roca resuenan, un día llevará a Lesbos, que perdona, el cadáver adorado de Safo, que partió, ¡para saber si el mar es indulgente y bueno! De Safo la viril, la amante y la poetisa, ¡por su palidez triste más hermosa que Venus! —Al ojo azul venció el negro que mancilla el tenebroso círculo trazado por las penas ¡de Safo la viril, la amante y la poetisa! Presentándose al mundo más hermosa que Venus y vertiendo el tesoro de su serenidad y el brillo de su rubia juventud, sobre el viejo Océano prendado de su hija; ¡presentándose al mundo más hermosa que Venus! —De Safo, que murió el día de su blasfemia, cuando, insultando el rito y el culto establecido, convirtió su hermoso cuerpo en pasto supremo de un bruto cuyo el orgullo castigó la impiedad de aquella que murió el día de su blasfemia, y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones, y, pese a los honores que le tributa el mundo, cada noche le embriaga la voz de la tormenta, ¡que elevan hacia el cielo sus orillas desiertas! ¡y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones!
Charles Baudelaire (Les Fleurs du Mal)
Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio. Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas. Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión. Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.
Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver)