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El mar de olas de zinc y espumas
de cal, nos sitia
con su inmensa desolación.
Todo está igual —al norte,
al este, al oeste, cielo y agua—,
gris y duro,
seco y blanco.
¡Nunca un bostezo
mayor ha abierto de este modo el mundo!
Las horas son de igual medida
que todo el mar y todo el cielo
gris y blanco, seco y duro;
cada una es un mar, y gris y seco,
y un cielo, y duro y blanco.
¡No es posible salir de este castillo
abatido del ánimo!
Hacia cualquiera parte —al oeste,
al sur, al este, al norte—,
un mar de zinc y yeso,
un cielo, igual que el mar,
de yeso y zinc,
—ingastables tesoros de tristeza—,
sin naciente ni ocaso…
”
”