“
Yo nunca fui prefecta -comentó alegremente Tonks- El jefe de mi casa decía que me faltaban ciertas cualidades indispensables.
-¿Cómo cuáles? -preguntó Ginny.
-Como la capacidad de portarme bien.
”
”
J.K. Rowling (Harry Potter and the Order of the Phoenix (Harry Potter, #5))
“
Research shows that you don’t actually need to know more to be seen as a leader. Merely by speaking first and speaking often—very extroverted behavior—people come to be seen as El Jefe.
”
”
Eric Barker (Barking Up the Wrong Tree: The Surprising Science Behind Why Everything You Know About Success Is (Mostly) Wrong)
“
—Te amo, Viernes.
—Y yo a ti, jefe — contesté.
”
”
Benito Taibo (Persona normal)
“
Y entonces pensé que la felicidad no "llega". No llega cuando te casas o cuando ya no dependes de tus jefes o cuando tienes el trabajo chingón o te vas a estudiar fuera. Es algo que está todo el tiempo, desde siempre, mezclado con las cosas pinches. Es un sentimiento de a ratitos, a veces dura más y a veces menos, pero va y viene. Y uno decide si lo agarra cuando está, o no.
”
”
Anaí López (Quiéreme si te atreves)
“
en cuanto cierto número de seres vivos se reúne, trátese de un rebaño o de una multitud humana, los elementos individuales se colocan instintivamente bajo la autoridad de un jefe.
”
”
Sigmund Freud (Psicología de las masas y análisis del yo (Spanish Edition))
“
Un gobierno no debe movilizar un ejército por ira y los jefes militares no deben provocar la guerra por cólera.
”
”
Sun Tzu (The Art of War)
“
Nosotros siempre hemos tenido necesidad de un jefe, todavía hoy necesitamos un jefe.
”
”
Antonio Tabucchi (Sostiene Pereira)
“
Yo no tengo tribulaciones, dispongo de dinero como un rentista, no tengo jefe, ni mujer, ni hijos; existo, eso es todo. Y esta tribulación es tan vaga, tan metafísica, que me da vergüenza.
”
”
Jean-Paul Sartre (Nausea)
“
fallar en conocer la situación de los adversarios por economizar en aprobar gastos para investigar y estudiar a la oposición es extremadamente inhumano y no es típico de un buen jefe militar, de un consejero de gobierno, ni de un gobernante victorioso.
”
”
Sun Tzu (The Art of War)
“
El universo no se inclina ante sus deseos, sino que hace lo que hace; su jefe, sus compañeros, los accionistas de la empresa, los clientes y una serie de factores adicionales forman parte del universo, así que ¿por qué iba a esperar que cumplieran con su deseo?
”
”
Massimo Pigliucci (How to Be a Stoic: Using Ancient Philosophy to Live a Modern Life)
“
Bandeira, sin embargo, siempre es nominalmente el jefe. Da órdenes que no se ejecutan
”
”
Jorge Luis Borges (Cuentos completos)
John Irving (Avenue of Mysteries)
“
El jefe lleva puesta una corbata gris, y eso significa que hoy es martes.
”
”
Chuck Palahniuk (Fight Club)
“
We’ll be back, with more ashes for you!” el jefe had shouted. “You
”
”
John Irving (Avenue of Mysteries)
“
El Jefe y La Patrona.
The fucked-up story of how we came to be.
Of how we became one.
Of how we fell in love.
”
”
S. Williams (Venom & Glory (Venom, #3))
“
—Ya sé lo que está pensando, jefe: el primer sospechoso es el cónyuge, pero no nos sirve, porque David Rosen tiene una buena coartada.
—¿Cuál?
—Se murió de un paro cardíaco en 1988.
”
”
Isabel Allende (Ripper)
“
MEFISTÓFELES No, serás tú el que la gane. En esta ocasión serás tú el general en jefe. FAUSTO Esto sería un auténtico timbre de gloria para mí: dar órdenes sobre algo de lo que no entiendo.
”
”
Johann Wolfgang von Goethe (Fausto (Spanish Edition))
“
En contraste con las masas, los intelectuales tienen afición a la racionalidad e interés por los hechos. Su hábito mental crítico los hace resistentes a la clase de propaganda que funciona también sobre la mayoría. Entre las masas "el instinto es supremo y del instinto surge la fe... Mientras la sana gente común estrecha instintivamente sus filas para formar la comunidad de un pueblo ( bajo un Jefe, sobra decirlo ), los intelectuales van de un lado a otro, como gallinas en un gallinero. Con ellos no se puede hacer historia; no pueden ser utilizados como elementos componentes de una comunidad.
”
”
Aldous Huxley (Nueva visita a un mundo feliz (Spanish Edition))
“
La cachetada sobrevino a gran velocidad. El fuerte ardor en la cara de Balsabio se transformó en furia incontenible, la cual a su vez se transformó pocos instantes después en furia contenible, convirtiéndose finalmente esta en furia contenida. José Balsabio pensó que cualquier acción bélica de su parte daría lugar a una reacción diez veces más potente. También pensó en la posibilidad de que un gesto suyo de ternura tuviera también una respuesta diez veces más tierna del jefe del servicio de vigilancia. Pero no quiso hacer la prueba, le pareció ridículo sonreírle a alguien que le acababa de pegar.
”
”
Leo Masliah
“
- ¿Ha visto usted los periódicos? Los conformistas nos la están preparando buena, ¿no?
- ¿Eh...? Sí..., sí, señor -murmuró Claude.
- Esos cerdos... Ha llegado el momento de espabilarse... Como usted sabe, están todos armados.
- Oh... -dijo Claude.
- Claramente se vio durante el Liberacionamiento. Llevaban armas para llenar camiones. Y, naturalmente, las personas decentes, como usted o como yo, no tenemos armas.
- Muy cierto.
- Usted, ¿no tiene?
- No, señor Saknussem.
- ¿Podría usted agenciarme un revólver? -preguntó Saknussem a quemarropa.
- Es que... -dijo Claude-. Quizás el cuñado de la señora que me alquila la habitación... No sé...
- Perfecto -dijo su jefe-. Cuento con usted, ¿eh? Que tampoco resulte demasiado caro; y con cartuchos, eh. Esos cerdos conformistas... No queda más remedio que ser precavido, ¿eh?
- Indudablemente -dijo Claude.
- Gracias, Léon. Cuento con usted. ¿Cuándo podría traérmelo?
- Tengo que preguntar.
- Por supuesto. Tómese el tiempo que necesite. Si quiere salir un poco antes...
- Oh, no. No merece la pena.
- Perfectamente. Y, por otra parte, cuidado con los borrones, ¿eh? Preocúpese de su trabajo. Qué diablos, no se le paga para no hacer nada.
- Tendré cuidado señor Saknussem -prometió Claude.
- Y llegue a su hora -concluyó el jefe-. Ayer llegó usted con seis minutos de retraso.
- Sin embargo, hoy estaba aquí nueve minutos antes... -dijo Claude.
- Sí -dijo Saknussem-, pero habitualmente llega usted con cuarto de hora de adelanto.
”
”
Boris Vian (Autumn in Peking)
“
Un estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales estados totalitarios a los ministerios de propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela.
”
”
Aldous Huxley (Brave New World)
“
Todo reportero debe atenerse al principio básico de ser testigo directo de los hechos. Si bien las ruedas de prensa y las declaraciones oficiales son útiles en la labor periodística, nada sustituye a los acontecimientos reales".
”
”
Kate Adie
“
Toda la diferencia consiste en que, en una familia, el amor paternal recompensa al padre de los cuidados que prodiga a sus hijos, en tanto que en el Estado el placer de mandar suple el amor que el jefe no siente por sus gobernados.
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”
Jean-Jacques Rousseau (The Social Contract)
“
la admiración por el Padre, símbolo de lo cerrado y agresivo, capaz de chingar y abrir, se transparenta en una expresión que empleamos cuando queremos imponer a otro nuestra superioridad: "Yo soy tu padre" […] No es el fundador de un pueblo; no es el patriarca que ejerce la patria protestad; no es rey, juez, jefe de clan. Es el poder, aislado en su misma potencia, sin relación ni compromiso con el mundo exterior. Es la incomunicación pura, la soledad que se devora a sí misma y devora lo que toca. No pertenece a nuestro mundo; no es de nuestra ciudad; no vive en nuestro barrio. Viene de lejos, está lejos siempre. Es el extraño. Es imposible no advertir la semejanza que guarda la figura del "macho" con la del conquistador español. Ése es el modelo –más mítico que real– que rige las representaciones que el pueblo mexicano se ha hecho de los poderosos: caciques, señores feudales, hacendados, políticos, generales, capitanes de industria. Todos ellos son "machos, "chingones".
”
”
Octavio Paz (The Labyrinth of Solitude and Other Writings)
“
Es, pues, la familia, si así se quiere, el primer modelo de las sociedades políticas: el jefe es la imagen del padre, y el pueblo es la imagen de los hijos; y habiendo nacido todos iguales y libres, sólo enajenan su libertad por su utilidad misma.
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”
Jean-Jacques Rousseau (The Social Contract)
“
Esos fieles enemigos encarnizados del budismo, son sectarios fervientes de la religión brahmánica que se encama en tres personas: Vishma, la divinidad solar; Shiva, la personificación divina de las fuerzas naturales; y Brahma, el jefe supremo de los sacerdotes y legisladores.
”
”
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
“
Solo resta mencionar una predicción que mi Bombero jefe, Beatty, hizo en 1953, en medio de mi libro. Se refería a la posibilidad de quemar libros sin cerillas ni fuego. Porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe.
”
”
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
“
Menos se explicaba cómo, después de haber tenido a esa especie de monarca, los venezolanos no contábamos aún con un mecanismo institucionalizado para designar a los presidentes. No concebía que la sociedad venezolana entrara en crisis y se pusiera al borde de una guerra civil cada vez que había que escoger al jefe del Estado
”
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Francisco Suniaga (El Pasajero de Truman)
“
Hablamos de ganar y perder una guerra con la misma naturalidad con que se habla de ganar y perder un partido. En un anuncio televisivo del ejército norteamericano aparece un carro de combate que destruye a otro en unas maniobras, después de lo cual el jefe del vehículo victorioso dice: «Cuando ganamos, no gana una sola persona, sino todo el equipo.» La relación entre deporte y combate resulta por demás clara. Los fans (abreviatura de «fanáticos») llegan a cometer toda clase de desmanes, incluso a matar, cuando se sienten vejados por la derrota de su equipo, se les impide celebrar la victoria o consideran que el arbitro ha cometido una injusticia.
”
”
Carl Sagan (Billions & Billions: Thoughts on Life and Death at the Brink of the Millennium)
“
El señor González, mi «jefe», aunque sea bastante cretino, resulta, sin embargo, bastante agradable. Parece que siempre está atemorizado, demasiado, desde luego, para criticar la tarea de cualquier trabajador. En realidad, es capaz de aceptar casi cualquier cosa, y es, por tanto, atractivamente democrático, a su modo subnormal.
”
”
John Kennedy Toole (La conjura de los necios)
“
Todo es símbolo y atraso, y nosotros, los que somos dioses, sólo tenemos un grado más alto en una Orden, cuyos Superiores Incógnitos no sabemos quiénes son. Dios es el segundo en la Orden manifiesta, y no me dice quién es el Jefe de la Orden, el único que conoce (se conoce) los Jefes Secretos. Cuántas veces Dios me ha dicho: 'Hermano mío, no sé quién soy'.
”
”
Fernando Pessoa (La hora del Diablo)
“
aquel que ocupa el primer puesto, rara vez desempeña el papel principal.
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Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther. Novella)
“
Lo que guardo en la memoria de esos años son los autores que descubrí, los libros queridos que leí con esa voracidad con que uno se envicia de literatura a los dieciocho años!
”
”
Mario Vargas Llosa (Los jefes / Los cachorros)
“
En la izquierda todos tienen la palabra "desliz" en la boca. Él no tiene deslices. Cuando da un paso a un lado, es porque tiene la intención de meter el dedo en la llaga. Lo mismo en la derecha, con sus mamonadas de "yo soy políticamente incorrecto", Una panda de burros. Lo único que buscan es la aprobación del más fuerte. El mantra nacional, tanto de un lado como de otro, es "sobre todo no quiero líos". Él los busca. Desde siempre. (...)
Cuando los jefes de izquierdas te contratan, te hacen firmar los mismo contratos, currar en las mismas condiciones, pero encima te piden que los admires y se ofenden si les hablas de horas extras. Cuando hay un buen puesto que cubrir, hace como los demás: colocan a su hijo, a su amante o a su sobrino. Te contratan por el salario mínimo y te exprimen como a un limón, pero por la mañana deberías estar contento porque te llamen por tu nombre de pila. A él le importa una mierda que lo saluden correctamente, él va por la nómina. Si la cifra de la parte de abajo de la tuya es diez veces superior a la mía, puedes guardarte tu amabilidad.
”
”
Virginie Despentes (Vernon Subutex 2 (Vernon Subutex, #2))
“
Si meditamos y somos llenos de piedad verdadera daremos la degollación como una de las grandes obras de misericordia. Misericordia de la sangre ciega que quiere siguiendo la ley de su Naturaleza desembocar en el mar. No hubo siquiera una voz. El Jefe de los hebreos atravesó la plaza para calmar a la multitud.
A las seis de la tarde ya no quedaban más que seis niños por degollar.
”
”
Federico García Lorca
“
Unos días después de su muerte un ujier del departamento se presentó en su casa para ordenarle que se reincorporara inmediatamente a su puesto de trabajo , pues así lo exigía el jefe. Pero no pudo cumplir su misión y a la vuelta declaró que Akaki Akákievich no aparecería más por allí. «¿Por qué?», le preguntaron. «Porque ha muerto —respondió—. Hace cuatro días que lo enterraron.»
”
”
Nikolai Gogol (El Capote y Otros Cuentos)
“
Que la divinidad que está en ti sea guía de un ser varonil, respetable, social, romano, de un jefe que se coloca en su puesto como alguien que, liberado, esperara el toque de retreta para escapar de la vida, sin necesidad de un juramento ni de ningún hombre como testigo[213]. Por dentro, radiante[214] sin necesidad de servidumbre o tranquilidad exteriores. Hay que ser recto, no corregido.
”
”
Marcus Aurelius (Meditaciones)
“
Chicana intifada
Rocks are our weapons of choice,
indeed the only ones that we have stockpiled.
We never worry about running out of them.
After all, our unpaved streets are filled with rocks.
We have wiped the dirt off them so that they may sail
with a smooth hardness when we fling them into the air.
We shall name each one of our rocks for the family members
we have lost each year of the hundreds of years we’ve lived in
these parts—as indios, as mestizos, as “Hi-panics.”
For starters, we plan to break a few windows
of the jefe’s casota nueva.
I myself will be delighted to land one in each pane:
center, left, right, top, bottom—the exact location
doesn’t much matter.
Why should his fancy house remain intact
while we cannot count on running water?
No one will suspect
that an abuela is la capitana of the Chicana intifada,
with her disguise of hat and gloves,
of shiny earrings and sheer “nude” pantyhose;
with her polite yes, ma’aming.
“We’ll launch the first volleys at 6 p.m.,”
she whispers to us. Smiling wryly, she adds,
“Inside the house at a reception to which
I’ve been properly invited you’ll see me
lower my right gloved hand to the marble table.”
Copyright (C) Teresa Palomo Acosta, 2007. All rights reserved.
”
”
Teresa Palomo Acosta
“
36 Mas Jesús, oyendo lo que decían, dijo al jefe de la sinagoga: No temas; ten fe solamente. 37 Y no permitió que le siguiese ninguno, fuera de Pedro, y Santiago, y Juan el hermano de Santiago. 38 Llegados que fueron a casa del jefe de la sinagoga, ve la confusión, y los grandes lloros y alaridos de aquella gente. 39 Y entrando, les dice: ¿De qué se afligen tánto, y lloran? La muchacha no está muerta, sino dormida.
”
”
Félix Torres Amat (La Sagrada Biblia (Spanish Edition))
“
Según el gilipollas del jefe, de lo que se trataba era precisamente de malgastar el dinero. Una empresa que mantiene en su local una temperatura tropical en pleno enero, y ártica en agosto, alentaba a los clientes a creer que el negocio iba viento en popa. Era un signo de prosperidad, igual que estar gordo solía ser símbolo de abundancia. Antes uno se podía permitir sobrealimentarse; ahora se podía permitir sobrecalefaccionarse.
”
”
Lionel Shriver (So Much for That)
“
-Querida, necesitas una buena plancha.Yo tengo una de segunda mano que te puedo prestar.
-Gracias pero no será necesario. -Para planchas estaba yo...
-¿Seguro? Mira que si el jefe te ve con esas pintas...
-Disculpa, Clara. Tengo prisa. -Lo que me faltaba, que aquella arpía manipuladora me mareara con sus comentarios. Le iba a planchar a ella la cara.
-Claro, claro, ve. No vayas a llegar tarde. ¡Uy, qué tonta soy! Si ya lo haces.
”
”
Lorena Pacheco Fiérrez (La pata de cupido)
“
La innovación se produce por fases. En el caso del transistor, primero fue la invención, liderada por Shockley, Bardeen y Brattain; después la producción, encabezada por ingenieros como Teal, y por último, e igualmente importante, fueron los emprendedores quienes encontraron la forma de crear nuevos mercados. Pat Haggerty, el intrépido jefe de Teal, constituía un llamativo caso práctico de este tercer paso en el proceso de la innovación.
”
”
Walter Isaacson (Los innovadores: Los genios que inventaron el futuro (Spanish Edition))
“
Se concluye de esto que todo el que no quiera vencer no tiene más que servirse de esas tropas, muchísimo más peligrosas que las mercenarias, porque están perfectamente unidas y obedecen ciegamente a sus jefes, con lo cual la ruina es inmediata; mientras que las mercenarias, para someter al príncipe, una vez que han triunfado, necesitan esperar tiempo y ocasión, pues no constituyen un cuerpo unido y, por añadidura, están a sueldo del príncipe. En
”
”
Niccolò Machiavelli (El Principe)
“
- Creo que hay que cambiar la mano de las recetas para el exito o el triunfo...Habria que escribir un libro util, al alcance de todos, de instrucciones para la derrota. Eso...porqueyo nole puedo enseniar a nadie a ganar al ajedrez ni a nada. Tendria que ser una especie de recetario del perdedor vocacional.Porque hoy,a quien le vas a enseniar a ganar?
Y ya no hablaba de ajedrez, de truco,de gallo o de como pasarde cadete a jefe de seccion sin escalas. Hablaba de todo y algo mas:
- Hay que enseniar a perder, viejo: con altura, con elegancia, con conviccion.Hay que escribir un Dale Carnegieal reves:"Como perder serguro" o "Derrotese usted mismo en los momentos libres", algo asi... Y seria un exito, porque le hablaria a la gente de lo que conoce. Eso necesitamos: un manual de perdedores.
Y se tomo un mate frio, olvidado sobre la mesa, como si con eso subrayara algo de lo dicho,una verdad berreta, pero suya.
”
”
Juan Sasturain
“
Apenas llegado a Sharax, el fatigado emperador había ido a sentarse a la orilla del mar, frente a las densas aguas del Golfo Pérsico. En aquel momento no dudaba todavía de la victoria, pero por primera vez lo abrumaba la inmensidad del mundo, la conciencia de su edad y de los límites que nos encierran. Gruesas lágrimas rodaron por las arrugadas mejillas del hombre a quien se creía incapaz de llorar. El jefe que había llevado las águilas romanas a riberas hasta entonces inexploradas, comprendió que no se embarcaría jamás en aquel mar tan soñado; la India, la Bactriana, todo ese Oriente tenebroso del que se había embriagado a distancia, se reducirían para él a unos nombres y a unos ensueños. A la mañana siguiente, las malas noticias lo forzaron a retroceder. Cada vez que el destino me ha dicho no, he recordado aquellas lágrimas derramadas una noche en lejanas playas por un anciano que quizá miraba por primera vez su vida cara a cara.
”
”
Marguerite Yourcenar (Memoirs of Hadrian)
“
Yo prefiero sentir algo real en lugar de fingir que algo no es lo que es"
"El secreto está en recordar que el cambio puede ser tan fácil como tú lo decidas. El secreto está en recordar que tú eres el jefe"
"La cita decia: De cuantos problemas nos podríamos deshacer si, en lugar de decidir tener algo, decidiéramos ser alguien"
"Quiero decirle que no tiene caso ocultarse, quierp decirle que cuando construyes un muro a tu alrededor, lo único que consigues es alcanzar el vacío
”
”
A.S. King (Please Ignore Vera Dietz)
“
ETA debe actuar sin interrupción. No le queda otro remedio. Hace tiempo que ha caído en el automatismo de la actividad ciega. Si no hace daño, no es, no existe, no cumple ninguna función. Este modo mafioso de funcionamiento está por encima de la voluntad de sus integrantes. Ni siquiera sus jefes pueden sustraerse a él. Sí, bien, toman decisiones, pero eso es solo aparente. En ningún caso pueden no tomarlas porque la máquina del terror, una vez que ha cogido velocidad, no se puede detener
”
”
Fernando Aramburu (Patria)
“
—¿Me estás diciendo que podrías comprar el bar de Charles si quisieras?
¿Así que es eso lo que la sorprende tanto? Una sonrisa se extiende por mi rostro sin previo aviso.
—Claro que sí. También podría contratarte. Y entonces no podrías amenazarme ni insultarme porque yo sería tu jefe y te estarías jugando tu trabajo.
—¿Te pone la idea de liarte con una de tus empleadas? ¿Es eso?
Capto su tonteo enseguida y, como no podría ser de otra forma, se lo devuelvo.
—Me pone la idea de liarme contigo.
”
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Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
“
Enfermera jefe del cuartel número 2:
Sin novedades en Rappahannock. Tropas en excelente estado. Cuerpo de Guardia a las órdenes del coronel Teddy siempre en su puesto. Comandante en jefe general Laurence pasa revista diaria. El capitán Mullet mantiene el orden en el campamento y el mayor León hace por la noche el servicio de guardia. Al llegar las buenas noticias de Washington se hizo una salva de veinticuatro cañonazos y hubo revista en el cuartel general. Comandante en jefe envía sus mejores deseos y saludos, a los que se une de corazón el
Coronel Teddy.
”
”
Louisa May Alcott (Little Women (Little Women, #1))
“
¿Queréis creer en el capitalismo? ¿Queréis creer, pongamos, en el paradigma de la igualdad entre los
ciudadanos? ¿Son iguales ante la ley dos fulanos que no pueden pagarse el mismo bufete de abogados? ¿Son iguales ante el mercado laboral dos trabajadores que provienen de sistemas educativos diametralmente opuestos? ¿Son iguales ante el doctor los enfermos independientemente del Centro de Salud del que provengan? ¿Si todos tenemos las mismas oportunidades, cómo es que los hijos de los ricos siguen siendo ricos? ¿Cómo es que todos los ciudadanos sueñan con llegar lejos en esta vida si luego lo cierto es que la fama y el poder son inalcanzables para la práctica totalidad de las personas de este mundo? ¿Cabe entonces hablar del sueño americano? ¿ Tiene algún sentido hablar de igualdad de oportunidades cuando el dinero domina nuestras vidas y el dinero se hereda? ¿Puedes soñar con salir de la miseria mientras los bancos te cobran intereses por tus deudas y les pagan réditos a tus jefes por sus depósitos? ¿Estás tú remunerando a tu banco y alimentando a un empresario? ¿ Y cómo has hecho para meterte en semejante estafa?
”
”
Emilio Bueso (Cenital)
“
—¿Señorita Alcázar? —insistió—. ¿Sigue allí?
—Sí —contesté frunciendo el ceño y apretando los labios.
—Veo que no es muy hospitalaria. ¿No piensa abrir la puerta?
—No es correcto señor, usted es mi jefe y le agradezco su interés por mi salud pero le aseguro que estoy mejor, feliz noche, nos veremos mañana.
—¿Cómo? ¿No piensa dejarme aquí afuera verdad? ¿Es una broma?
—Ninguna broma señor, es solamente que vivo sola y no es apropiado que lo reciba.
—¿Apropiado? ¿Pues en qué siglo vive?
Di un leve portazo con mi propia frente apretando los ojos y los labios, se me olvidaba donde estaba.
”
”
Itxamany Bustillo (Quiero que seas mío)
“
Hoy imagina que tienes un jefe invisible cuya función es registrar tus pensamientos y sentimientos sobre tu trabajo. Imagina que tu jefe te va a seguir a dondequiera que vayas hoy, con un bolígrafo en la mano y una libreta de notas. Cada vez que veas algo en tu trabajo por lo que puedas estar agradecido, tu jefe lo anotará. Tu misión es descubrir tantas cosas como te sea posible para estar agradecido, a fin de que al final del día tu jefe tenga una larga lista de toda tu gratitud. Cuanto más larga sea la lista, más magia podrá generar tu jefe invisible para tu dinero, éxito laboral, oportunidades, satisfacción y realización personal. Piensa
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”
Rhonda Byrne (La magia (Crecimiento personal) (Spanish Edition))
“
La seña más visible del estilo de Delacroix es la concisión y una especie de intensidad nada ostentosa, resultado habitual de concentrar las fuerzas del espíritu en un punto. «The hero is he who is immovably centred», dice el moralista de ultramar Emerson, que, pese a pasar por el jefe de la fastidiosa escuela bostoniana, tiene algo de Séneca, apropiado para incitar a la meditación. «Héroe es quien está imperturbablemente centrado». La máxima que el jefe del trascendentalismo norteamericano aplica a la conducta de la vida y al ámbito de los negocios igualmente puede aplicarse al ámbito de la poesía y del arte. Bien podríamos decir: «El héroe literario, es decir el auténtico escritor, es quien está imperturbablemente centrado».
”
”
Charles Baudelaire (El pintor de la vida moderna (Serie Great Ideas 28))
“
«La ira, dice Aristóteles, es necesaria; de nada se triunfa sin ella, si no llena al alma, si no calienta al corazón; debe, pues, servirnos, no como jefe, sino como soldado». Esto es falso. Porque si escucha a la razón y se deja conducir a donde la llevan, ya no es ira, cuyo carácter propio es la rebelión. Si resiste, si arrastrada por sus caprichos y presunción no se detiene cuando se la manda, es para el alma un instrumento tan inútil como el soldado que no obedece a la señal de retirada. Si pues soporta que se le imponga freno, necesario es darla otro nombre, porque deja de ser ira, que solamente comprendo como violenta e indomable; si no lo soporta, es perniciosa y no puede contarse entre los
auxiliares. Luego o no es ira o es inútil
”
”
Seneca (On Anger)
“
El psicólogo Gary Klein cuenta la historia de un equipo de bomberos que penetraron en una casa en la que la cocina estaba en llamas.7 Poco después de aplicar la manguera a la cocina, el jefe de bomberos dio un grito. «Salgamos de aquí», exclamó sin saber por qué. El suelo se hundió casi inmediatamente después de que los bomberos escaparan. Solo después de ocurrir aquello, el jefe de bomberos se dio cuenta de que el fuego había sido extrañamente silencioso y que sus orejas habían estado extrañamente calientes. Estas impresiones juntas despertaron lo que llamó un «sexto sentido del peligro». No tenía ni idea de lo que andaba mal, pero sabía que algo andaba mal. Resultó que el foco del incendio no estaba en la cocina, sino en el sótano, debajo de donde sus hombres habían estado.
”
”
Daniel Kahneman (Pensar rápido, pensar despacio)
“
He said, One of the Fathers has told us that joy always depends on pain. Pain is part of joy. We are hungry and then think how we enjoy our food at last. We are thirsty...He stopped suddenly, with his eyes glancing away into the shadows, expecting the cruel laugh that did not come. He said, We deny ourselves so that we can enjoy. You have heard of rich men in the north who eat salted foods, so that they can be thirsty—for what they call the cocktail. Before the marriage, too, there is the long betrothal... Again he stopped. He felt his own unworthiness like a weight at the back of the tongue. There was a smell of hot wax from where a candle drooped in the nocturnal heat; people shifted on the hard floor in the shadows. The smell of unwashed human beings warred with the wax. He cried out stubbornly in a voice of authority, That is why I tell you that heaven is here: this is a part of heaven just as pain is a part of pleasure. He said, Pray that you will suffer more and more and more. Never get tired of suffering. The police watching you, the soldiers gathering taxes, the beating you always get from the jefe because you are too poor to pay, smallpox and fever, hunger...that is all part of heaven—the preparation. Perhaps without them, who can tell, you wouldn't enjoy heaven so much. Heaven would not be complete. And heaven. What is heaven? Literary phrases form what seemed now to be another life altogether—the strict quiet life of the seminary—became confused on his tongue: the names of precious stones: Jerusalem the Golden. But these people had never seen gold.
”
”
Graham Greene (The Power and the Glory)
“
El soberbio hace su gran concesión y dice “Yo soy yo y mis circunstancias”, pero Edmundo vigilaba sus circunstancias, yo soy mi padre, mi rencor, mi universidad, mi máster imaginario, mis mentiras; soy mi madre, la venganza, la frente pronunciada, el mentón abrupto: soy Raimundo, Julio, Gregorio, mi contrato, mi jefe de personal; soy bailar y no creer y Cristina y soy criado por otros, siempre criado por otros. En cuanto a ser yo, qué predicado aceptaría puede el preso decir: yo soy quien se levanta a las siete y media de la mañana o ése es el reglamento de la prisión; en cuanto a ser, el yo exigía libertad, mas no la inútil libertad de escoger entre un jersey azul y un jersey amarillo sino la libertad de que sus circunstancias no le impusieran el participio de criado, el predicado de señor.
”
”
Belén Gopegui (Lo real)
“
Hoy esos hombres y mujeres van a Tailandia, a Filipinas, a Botswana, a Bolivia y a cualquier parte donde esperan encontrar gentes que necesitan con desesperación un trabajo. Van a esos países con la intención deliberada de explotar a los desdichados, a seres que tienen hijos desnutridos o famélicos, que viven en barrios de chabolas y que han perdido toda esperanza de una vida mejor; que incluso han dejado de soñar en un futuro. Esos hombres y mujeres salen de sus fastuosos despachos de Manhattan, de San Francisco o de Chicago, se desplazan entre los continentes y los océanos en lujosos jets, se alojan en hoteles de primera categoría y se agasajan en los mejores restaurantes que esos países puedan ofrecer. Luego salen a buscar gente desesperada.
Son los negreros de nuestra época. Pero ya no tienen necesidad de aventurarse en las selvas de África en busca de ejemplares robustos para venderlos al mejor postor en las subastas de Charleston, Cartagena o La Habana. Simplemente reclutan a esos desesperados y construyen una fábrica que confeccione las cazadoras, los pantalones vaqueros, las zapatillas deportivas, las piezas de automoción, los componentes para ordenadores y los demás miles de artículos que aquéllos saben colocar en los mercados de su elección. O tal vez prefieren no ser los dueños de esas fábricas, sino que se limitan a contratar con los negociantes locales, que harán el trabajo sucio por ellos.
Esos hombres y mujeres se consideran gente honrada. Regresan a sus países con fotografías de lugares pintorescos y de antiguas ruinas, para enseñárselas a sus hijos. Asisten a seminarios en donde se dan mutuas palmadas en las espaldas e intercambian consejos sobre cómo burlar las arbitrariedades aduaneras de aquellos exóticos países. Sus jefes contratan abogados que les aseguran la perfecta legalidad de lo que ellos y ellas están haciendo. Y tienen a su disposición un cuadro de psicoterapeutas y otros expertos en recursos humanos, para que les ayuden a persuadirse de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas.
El esclavista a la antigua usanza se decía a sí mismo que su comercio trataba con una especie no del todo humana, a cuyos individuos ofrecía la oportunidad de convertirse al cristianismo. Al mismo tiempo, entendía que los esclavos eran indispensables para la supervivencia de su propia sociedad, de cuya economía constituían el fundamento. El esclavista moderno se convence a sí mismo (o a sí misma) de que es mejor para los desesperados ganar un dólar al día que no ganar absolutamente nada. Y además se les ofrece la oportunidad de integrarse en la más amplia comunidad global. Él o ella también comprenden que esos desesperados son esenciales para la supervivencia de sus compañías, y que son los fundamentos del nivel de vida que sus explotadores disfrutan. Nunca se detienen a reflexionar sobre las consecuencias más amplias de lo que ellos y ellas, su nivel de vida y el sistema económico en que todo eso se asienta están haciéndole al planeta, ni sobre cómo, finalmente, todo eso repercutirá en el porvenir de sus propios hijos.
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John Perkins (Confesiones de un gángster económico (Spanish Edition))
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La ambición de los poderosos aprovechó estas circunstancias para perpetuar sus cargos en sus familias; el pueblo, habituado ya a la dependencia, al reposo y a las comodidades de la vida, y lejos así mismo de estar en situación de poder romper sus cadenas, consintió en el aumento de su servidumbre como medio de asegurar su tranquilidad; y así es como los jefes, que llegaron a ser hereditarios, se acostumbraron a mirar su magistratura como un caudal de familia, a considerarse ellos mismos propietarios del Estado, del cual no eran, ciertamente, más que funcionarios; a llamar esclavos a sus conciudadanos; a contarlos, como a rebaños, entre el número de las cosas de su propiedad, y a llamarse a sí mismos iguales a los dioses y reyes de los reyes.
Si seguimos el progreso de la desigualdad en estas diferentes evoluciones, hallaremos que su primera causa fue la constitución de la ley y del derecho de propiedad; la institución de la magistratura, la segunda; y la tercera y última, el cambio de poder legítimo en poder arbitrario.
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Jean-Jacques Rousseau (Discours sur l'origine et les fondements de l'inégalité parmi les hommes (French Edition))
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Observamos ya en ellos ciertos rasgos propios de esa raza a la vez sagaz e intratable: la incapacidad para unirse, salvo en los momentos de entusiasmo, regalo de las malvadas hadas celtas, la negativa a doblegarse ante ninguna autoridad, que explica en parte toda la historia de Flandes, a menudo atacado por su lesivo apego al dinero y a las comodidades, que obliga a aceptar todos los status quo; la afición a las bellas palabras y a las bromas de mal gusto; la avidez sensual, un fuerte apego a la vida heredado de generación en generación y que constituye su único patrimonio inalienable. Marco Antonio, instalado aquí a la cabeza de las legiones, bajo la insoportable lluvia de invierno, mientras el gran jefe regresaba de Italia para ocuparse de la política, debió aprovecharse lo mismo que otros de las hermosas muchachas metidas en carnes cuyo ardor de Bacantes constataban los oficiales ingleses de 1914, con una sorpresa mezclada con cierta zozobra. En aquel país de kermesses carnales, la violación —decía uno de ellos— no era una necesidad.
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Marguerite Yourcenar
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En el corazón de la Ciudad de Nueva York, el majestuoso Hotel Nueva York se convierte en el telón de fondo de un escalofriante crimen que sacude la ciudad hasta sus cimientos. Cuando un prominente magnate de los negocios es encontrado asesinado en su lujosa Suite, el jefe de detectives del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York, Michael J. Montgomery, recurre a dos de sus mejores detectives, Andrew Melconian y Aaron McCallister, para desentrañar el misterio.
Mientras Melconian y McCallister se sumergen en el opulento mundo de la clientela de élite del hotel, pronto descubren una red de engaños, traiciones y motivos ocultos. Las conexiones de la víctima con figuras de alto perfil aumentan las apuestas, y los detectives deben navegar por un laberinto de mentiras y pistas falsas para descubrir la verdad. A medida que aumenta la presión, los detectives se encuentran en una carrera contra el tiempo, enfrentando giros inesperados y cuestionando sus propios instintos.
La investigación los lleva desde los glamurosos penthouses hasta los bajos fondos de la ciudad, revelando una compleja red de relaciones y secretos. Con cada descubrimiento, los detectives se acercan más al escurridizo asesino, que siempre parece estar un paso por delante. El tiempo se acaba y los detectives deben resolver el caso antes de que se pierdan más vidas y la élite de la ciudad cambie para siempre.
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Amador Vargas - Novelista (HOTEL NUEVA YORK (Las aventuras de Melconian y McCallister en la ciudad que nunca duerme) (Spanish Edition))
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Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus...
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Viktor E. Frankl (El hombre en busca de sentido)
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También el hombre que haya llegado a los 30 años tendrá aún mucho que aprender en el curso de su vida, pero esto únicamente a manera de una complementación dentro del marco determinado por la concepción ideológica adoptada en principio. Los nuevos conocimientos que adquiera no significarán una innovación de lo ya aprendido, sino más bien un proceso de acrecentamiento de su saber, de tal modo que sus adeptos jamás tendrán la decepcionante impresión de haber sido mal orientados; por el contrario, el visible desarrollo de la personalidad del Jefe provocará complacencia en la convicción de que el perfeccionamiento de éste refluye en favor de la propia doctrina. Ante sus ojos, esto constituye una prueba de la certeza del criterio hasta aquel momento sostenido. Un Jefe que se vea obligado a abandonar la plataforma de su ideología general por haberse dado cuenta que ésta era falsa, obrará honradamente sólo cuando, reconociendo lo erróneo de su criterio, se halle dispuesto a asumir todas las consecuencias. En tal caso deberá por lo menos renunciar a toda actuación política ulterior, pues, habiendo errado ya una vez en puntos de vista fundamentales, está expuesto por una segunda vez al mismo peligro. De todos modos ha perdido ya el derecho de recurrir, y menos aun de exigir la confianza de sus conciudadanos. El grado de corrupción de la plebe, que por ahora se siente habilitada para "hacer" política, evidencia cuán rara vez se sabe responder en los tiempos actuales a una prueba tal de decoro personal.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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No se estudia, por consiguiente, la Historia para no recordar sus enseñanzas, cuando llega la hora de aplicarlas prácticamente, o para pensar que las cosas ahora son diferentes y que, por tanto, sus verdades no son aplicables. Se aprende de ella justamente la enseñanza útil para el presente. Quien no consiga eso, no debe tener la pretensión de ser un Jefe político; será en realidad un ser superficial, aunque muy convencido, y toda su buena voluntad no le disculpará su incapacidad práctica. El arte de todos los grandes conductores de pueblos, en todas las épocas, consiste, en primer lugar, en no dispersar la atención de un pueblo y sí en concentrarla contra un único adversario. Cuanto más concentrada esté la voluntad combativa de un pueblo, tanto mayor será la atracción magnética de un Movimiento y más formidable el ímpetu del golpe. Forma parte de la genialidad de un gran conductor hacer que parezcan pertenecer a una sola categoría incluso adversarios diferentes, por cuanto el reconocimiento de varios enemigos fácilmente conduce a la duda sobre el derecho de su propia causa. Después que la masa vacilante se ve en lucha contra muchos enemigos, surge inmediatamente la objetividad y la pregunta de sí realmente todos están equivocados o sólo el propio pueblo o el propio Movimiento es el que tiene la razón. Con esto aparece el primer colapso de la propia fuerza. de ahí que sea necesario que una mayoría de adversarios sea siempre considerada en bloque, de manera que la masa de los propios adeptos estime que la lucha se dirige contra un enemigo único. Esto fortalece la fe en la propia causa y aumenta la indignación contra el enemigo.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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Pocos monos, mucho dinero Una vez llegó al pueblo un señor bien vestido, se instaló en el único hotel que había y puso un aviso en la única página del periódico local. Estaba dispuesto a comprar cada mono que le trajeran por 10 pesos. Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron corriendo a cazarlos. El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron al precio estipulado. Pero, cuando ya quedaban muy pocos monos en el bosque y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron interés. Entonces el hombre ofreció 15 pesos por cada uno y los campesinos corrieron otra vez al bosque. Cada vez quedaban menos monos y el hombre elevó la oferta a 20 pesos. Los campesinos volvieron al bosque, cazaron los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno. Llegando a este punto, el hombre ofreció 50 pesos por cada uno. Pero, como tenía negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo a su ayudante quien se dirigió a los campesinos diciéndoles: “Fíjense en esta jaula llena de cientos de monos que mi jefe compró para su colección. Ahora que no está, yo se los vendo a ustedes a 30 pesos cada uno, y cuando mi jefe regrese de la ciudad, ustedes se los venden a 50 pesos cada uno”. Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los cientos de monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del jefe. Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida (21). Justo así se forman las burbujas en el mercado de la Bolsa de Valores con consecuencias nefastas para naciones enteras.
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Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
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Véase la preocupación de uno de esos salteadores políticos en obtener a ruegos el asentimiento de la mayoría para, en cualquier momento, poder alienar la responsabilidad. Pues ésta una de las principales razones por las que esa especie de actividad política es despreciable y odiosa a todo hombre de sentimientos decentes y, por tanto, también de valor, al tiempo que atrae a todos los caracteres miserables - aquellos que no quieren asumir la responsabilidad de sus acciones, sino que antes procuran huir, no pasando de cobardes villanos. Las consecuencias se dejarán sentir tan pronto como tales mediocres formen el gobierno de una Nación. Faltará entereza para obrar y se preferirá aceptar las más vergonzosas humillaciones antes de erguirse para adoptar una actitud resuelta, pues nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa siempre la estupidez, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cabezas no surge nunca una decisión heroica. Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre el Jefe, mayor será el número de aquellos que, dotados de ínfima capacidad, se crean igualmente llamados a poner al servicio de la Nación sus "imponderables fuerzas". Con impaciencia esperan que les llegue el turno; forman una larga fila y cuentan, con doloridos lamentos, el número de los que esperan delante de ellos y casi calculan la hora sobre cuándo, posiblemente, alcanzarán su deseo. De ahí que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que celebren todo escándalo que reduzca la fila de los que por delante esperan. En el caso de que uno de ellos no quiera dejar la posición alcanzada, casi se considera eso como una quiebra de una combinación sagrada de solidaridad común. Entonces es cuando ellos se vuelven intrigantes y no descansan hasta que el desvergonzado, al final vencido, pone su lugar nuevamente a disposición de todos. Por eso mismo, no alcanzará él tan pronto esa posición. Cuando una de estas criaturas es forzada a desistir de su puesto, procurará inmediatamente entrometerse de nuevo en la hilera de los que están a la expectativa, a no ser que lo impidan, entonces, los gritos y las injurias de los demás. La consecuencia de todo esto es la espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y oficinas públicas de un organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser hasta catastrófico, porque no sólo el estúpido y el incapaz son lesionados por esos métodos de proceder, sino incluso los verdaderos jefes, si algún día el Destino los sitúa en esas posiciones de mando. Después que se verifica la aparición de un hombre excepcional, inmediatamente se forma un frente cerrado de defensa, sobre todo si una cabeza tal, no saliendo de las propias filas, osara penetrar en esa sublime sociedad. Lo que ellos quieren fundamentalmente es permanecer entre sí, y es considerado enemigo común todo aquél que pueda sobresalir en medio de tales nulidades. En este sentido, el instinto es tanto más agudo cuanto es inoperante en otros aspectos. El resultado será siempre un creciente empobrecimiento espiritual de las clases dirigentes. Cualquiera, desde el momento que no pertenece a ese clan de `jefes", puede juzgar cuáles serán las consecuencias para la Nación y para el Estado.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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Cuanto más tacaño fuera, hoy en día, en espíritu y saber, un tal mercader de cueros, cuanto más clara su propia intuición le hiciera ver su triste figura, tanto más alabará un sistema que no le exige la fuerza y el genio de un gigante, sino que se contenta con la astucia de un alcaide y llega incluso a ver con mejores ojos esa especie de sabiduría que la de Pericles. Además de eso, un paleto así no precisa atormentarse con la responsabilidad de su acción. Él está fundamentalmente exento de esa preocupación, porque, cualquiera que fuere el resultado de sus locuras como estadista, sabe muy bien que, desde hace mucho tiempo, su fin está escrito: un día tendrá que ceder el lugar a otro espíritu tan pequeño como el suyo propio. Una de las características de tal decadencia es el hecho de aumentar la cantidad de "grandes estadistas" en la proporción en la que se contrae la escala del valor individual. El valor personal tendrá que volverse menor a medida que crece su dependencia de las mayorías parlamentarias, pues tanto los grandes espíritus rehusarán ser esbirros de ignorantes y parlanchines, como inversamente los representantes de la mayoría, esto es, de la estupidez, odiarán a las cabezas que destaquen. Siempre consuela a una asamblea de papanatas, consejeros municipales, saber que tienen a su cabeza un jefe cuya sabiduría corresponde al nivel de los presentes. Cada cual tendrá el placer de hacer brillar, de cuando en cuando, una chispa de su ingenio, y, sobre todo, si Pedro puede hoy ser jefe, ¿por qué no lo puede ser Pablo mañana? Pero, últimamente, esa invención democrática hizo surgir una actitud que hoy se ha transformado en una verdadera vergüenza, como es la cobardía de gran parte de nuestros llamados "líderes". ¡Qué felicidad poder esconderse, en todas las verdaderas decisiones de alguna importancia, detrás de las llamadas mayorías!
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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Tengo la evidencia de que en general el hombre, excepción hecha de casos singulares de talento, no debe actuar en política antes de los 30 años, porque hasta esa edad se está formando en su mentalidad una plataforma desde la cual podrá después analizar los diversos problemas políticos y definir su posición frente a ellos. Sólo entonces, después de haber adquirido una concepción ideológica fundamental y con esto logrado afianzar su propio modo de pensar acerca de los diferentes problemas de la vida diaria, debe o puede el hombre, conformado por lo menos así espiritualmente, participar en la dirección política de la colectividad en que vive. De otro modo corre el peligro de tener que cambiar un día de opinión en cuestiones fundamentales o de quedar - en contra de su propia convicción - estratificado en un criterio ya relegado por la razón y el entendimiento. El primer caso resulta muy penoso para él, personalmente, pues si él mismo vacila, no puede ya esperar le pertenezca en igual medida que antes la fe de sus adeptos, para quienes la claudicación del caudillo significa desconcierto y no pocas veces les provoca el sentimiento de una cierta vergüenza frente a sus adversarios políticos. En el segundo caso ocurre aquello que hoy se observa con mucha frecuencia: en la misma escala en que el Jefe perdió la convicción sobre lo que sostenía, su dialéctica se hace hueca y superficial, en tanto que se deprava en la elección de sus métodos. Mientras él personalmente no piensa ya arriesgarse en serio en defensa de sus revelaciones políticas (no se inmola la vida por una causa que uno mismo no profesa), las exigencias que les impone a sus correligionarios se hacen, sin embargo, cada vez mayores y más desvergonzadas, hasta el punto de acabar por sacrificar el último resto del carácter que inviste el Jefe y descender así a la condición del "político", es decir, a aquella categoría de hombres cuya única convicción es su falta de convicción, aparejada a una arrogante insolencia y a un arte refinadísimo en el mentir.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus... Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad.
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Viktor E. Frankl (El hombre en busca de sentido)
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Una vez fui testigo del estrecho nexo entre la pérdida de la fe en el futuro y este peligroso darse por vencido. F., el jefe de mi barracón, compositor y libretista famoso, me confió un día: «Me gustaría contarle algo, doctor. He tenido un extraño sueño. Una voz me invitaba a desear cualquier cosa, bastaba con preguntar lo que quería conocer y mis preguntas serían satisfechas de inmediato. ¿Sabe qué pregunté? Cuándo terminaría la guerra para mí. Ya sabe lo que quiero decir, doctor, ¡para mí! Conocer cuándo seríamos liberados los de este campo y cuándo terminarían nuestros sufrimientos». «¿Y cuándo tuvo usted ese sueño?», le pregunté. «En febrero de 1945», contestó. Por entonces estábamos a principios de marzo. «¿Qué respondió la voz en su sueño?» En voz baja, casi furtivamente, me susurró: «El treinta de marzo.» Cuando F. me contó aquel sueño todavía se encontraba rebosante de esperanza y convencido de la certeza y veracidad del oráculo de la voz. Sin embargo, a medida que se acercaba el día prometido, las noticias que recibíamos sobre la guerra menguaban las esperanzas de ser liberados en la fecha indicada. El veintinueve de marzo, de repente, F. cayó enfermo con una fiebre muy alta. El treinta de marzo, el día en que según su profecía terminaría la guerra y el sufrimiento para él, empezó a delirar y perdió la conciencia. El treinta y uno de marzo falleció. Según todas las apariencias murió de tifus... Los que conocen la estrecha relación entre el estado de ánimo de una persona su valor y su esperanza, o su falta de ambos y el estado de su sistema inmunológico comprenderán cómo la pérdida repentina de la esperanza y el valor pueden desencadenar un desenlace mortal. La causa última de la muerte de mi amigo fue la honda decepción que le produjo no ser liberado en el día señalado. De pronto se debilitó la resistencia de su organismo y sus defensas disminuyeron, dejándole a merced de la infección tifoidea latente. Su esperanza en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron, y su cuerpo sucumbió víctima de la enfermedad. Después de todo, la voz de sus sueños se hizo realidad. La observación de este caso, y sus consecuencias psicológicas, concuerda con un hecho que el médico del campo me hizo notar: la tasa de mortandad semanal durante las Navidades de 1944 y el Año Nuevo de 1945 superó en mucho las estadísticas habituales del campo. En su opinión, la explicación de este aumento de mortalidad no había que buscarla en el empeoramiento de las condiciones de trabajo, ni en una disminución de la ración alimenticia, ni en un cambio climatológico, ni en el brote de nuevas epidemias. A su entender, se trataba sencillamente de la ingenua esperanza que abrigaron la mayoría de los presos de ser liberados por las fiestas navideñas. Según se acercaba esa fecha, y al no recibir ninguna noticia alentadora, los prisioneros perdieron su valor y les venció el desaliento. Muchos de ellos murieron al debilitarse su capacidad de resistencia. Ya advertimos
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Viktor E. Frankl (El hombre en busca de sentido)
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¿Son iguales ante la ley dos fulanos que no pueden pagarse el mismo bufete de abogados? ¿Son iguales ante el mercado laboral dos trabajadores que provienen de sistemas educativos diametralmente opuestos? ¿Son iguales ante el doctor los enfermos independientemente del Centro de Salud del que provengan? ¿Si todos tenemos las mismas oportunidades, cómo es que los hijos de los ricos siguen siendo ricos? ¿Cómo es que todos los ciudadanos sueñan con llegar lejos en esta vida si luego lo cierto es que la fama y el poder son inalcanzables para la práctica totalidad de las personas de este mundo? ¿Cabe entonces hablar del sueño americano? ¿Tiene algún sentido hablar de igualdad de oportunidades cuando el dinero domina nuestras vidas y el dinero se hereda? ¿Puedes soñar con salir de la miseria mientras los bancos te cobran intereses por tus deudas y les pagan réditos a tus jefes por sus depósitos? ¿Estás tú remunerando a tu banco y alimentando a un empresario? ¿Y cómo has hecho para meterte en semejante estafa?
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Emilio Bueso (Cenital)
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Un ejército que mantiene su formación usual bajo el fuego más intenso, que nunca vacila ante temores imaginarios y resiste con todas sus fuerzas a los bien fundados, que, orgulloso de sus victorias, no pierde nunca el sentido de la obediencia, el respeto y la confianza en sus jefes, aun en medio del descalabro de la derrota; un ejército con sus potencias físicas templadas en la práctica de las privaciones y el esfuerzo, como los músculos de un atleta; un ejército que considera todas sus tareas como medios para conseguir la victoria, no como una maldición que se posa sobre sus hombros, y que siempre recuerda sus deberes y virtudes mediante el código conciso de una sola idea, o sea, el honor de sus armas, un ejército como este se halla imbuido del verdadero espíritu militar.
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Anonymous
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Yves G. Bonnard, archivero jefe, alias el Poderoso Oz, alias el Gran Inquisidor, alias el Anticristo.
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Jennifer Donnelly (Revolution)
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Alfredo Zárate Albarrán fue tirado a muerte el 5 de marzo de 1942 por el entonces jefe de tránsito de Toluca, presidente de la legislatura local e hijo del ex presidente Pascual Ortiz Rubio, el diputado Fernando Ortiz Rubio. Este hecho funesto marcó definitivamente la historia moderna y política de la entidad.
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Andrew Paxman (Los gobernadores: Caciques del pasado y del presente (Spanish Edition))
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Carlos Hank González sobresale como un hombre que en el gobierno de Del Mazo descubrió su vocación política. De 1944 a 1955, Hank fue apoyado por los gobernadores oriundos de Atlacomulco; se desempeñó como director de la primaria y secundaria de Atlacomulco; jefe del departamento de escuelas secundarias y profesionales del Estado de México; jefe de las juntas de mejoramiento moral, cívico y material del estado; tesorero del gobierno estatal y finalmente presidente municipal de Toluca.35 Pero cargos mayores lo esperaban.
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Andrew Paxman (Los gobernadores: Caciques del pasado y del presente (Spanish Edition))
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Carlos Hank González es, sin duda, el político-empresario más identificable del éxito del proyecto atlacomulquense. De presidente municipal de Toluca pasó a ser diputado federal, director de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) y luego gobernador del Estado de México para el periodo de 1969 a 1975. Acto seguido fue nombrado jefe del Departamento del Distrito Federal por José López Portillo (1976-1982). En 1988 regresó a la política a nivel federal en la administración de Carlos Salinas de Gortari, al ser nombrado primero secretario de Turismo y 13 meses después secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos. En las décadas siguientes a los gobiernos de Fabela y Del Mazo, el Estado de México afirmó su posición como la entidad más importante del país política y económicamente, después de la Ciudad de México. Se convirtió en una entidad que no necesitó el apoyo indiscriminado del gobierno federal para poder crecer. El estado desarrolló una solidez económica y política suficiente para ser considerado modelo.
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Andrew Paxman (Los gobernadores: Caciques del pasado y del presente (Spanish Edition))
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¡Ay mi México, mi México malherido, mi México que se conforma con tan poco! ¿Es posible que creamos aún en la eficacia del gobierno cuando, a la hora de la hora, quien hizo todo fue la gente? Ayer todavía, en la calle se mostraba agradecida porque los autobuses de la Ruta 100 fueran gratuitos, el teléfono gratuito, aunque tuviera que romper las tomas de agua en la calle porque no llegan las pipas. Pide tan poco, se contenta con muy poco. La población, en estos días, se hace cargo de sí misma. De todos modos los de abajo están acostumbrados a que ni se les tire un lazo. La absoluta inoperancia del gobierno no es cosa nueva. Son tan distintos del aparato en el poder, tan espectadores inermes de las decisiones gubernamentales, tan hechos a un lado que uno piensa que no hablan el mismo lenguaje. [...] Al pueblo, aunque hablen tanto de él, nunca le han concedido más papel que el de extras; los jefes siempre han estado ahí para obstaculizar, para paralizar, para cerrar el paso, para cultivar la antesala. Si no, ¿por qué no están aquí los protagonistas de la tragedia? ¿Por qué en vez de oír a la costurera, a un damnificado, a un socorrista, tenemos que oír al político de siempre, al burócrata, al funcionario de coche y chofer?
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Elena Poniatowska
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«Si compramos dos páginas de publicidad en Le Monde, tus jefes te dirán qué debes escribir…». Al ver mi indignación, se disculpó añadiendo: «Bueno, así funcionan las cosas aquí». Después, pasó un ángel.
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Sandrine Morel (En el huracán catalán: Una mirada privilegiada al laberinto del procés)
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La distinción entre estrategia y táctica era un asunto de especial relevancia porque era también un medio de distinguir entre los diferentes niveles de mando y de contacto con el enemigo. Así pues, la estrategia era el negociado del comandante en jefe, dedicado a «proyectar y dirigir los movimientos militares más importantes y las operaciones generales de una campaña», mientras que la táctica era «el arte de manejar las fuerzas durante la batalla o ante la inminente presencia del enemigo».[8] La palabra no tardó en extenderse y ampliar su espacio léxico, desde el campo militar a otras áreas diversas, como el comercio, la política o la teología.
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Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
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El poder de los jefes reside en la tristeza de los disciplinados.
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Emmanuelle Arsan (Emmanuelle 1. La lección del hombre (La Sonrisa Vertical) (Spanish Edition))
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En la mayoría de los estudios de televisión de Estados Unidos ya no hay camarógrafos, ni iluminadores, ni sonidistas ni jefes de piso.
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Andrés Oppenheimer (¡Sálvese quien pueda!: El futuro del trabajo en la era de la automatización)
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Fidel fue su único jefe político, su guía, patrón, gurú, tlatoani. Y él lo resolvía con un principio: lo que en política se compra con dinero, sale barato. Así que ésa es la forma que Javier Duarte aprendió de hacer política. Y luego está la impunidad: nadie le puso el alto, ni aquí ni en el gobierno federal. Todos se volvieron cómplices. Todos sabían que algo sucio estaba pasando y siguieron en el gabinete. Él tenía a la Iglesia católica, a legisladores halagándolo. Llegó un momento en el que él decía: “Después de Dios, yo”.
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Andrew Paxman (Los gobernadores: Caciques del pasado y del presente (Spanish Edition))
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Cuando se podía establecer una conexión inmediata entre el jefe del Estado y el sargento más novato de la línea del frente, las decisiones meditadas de toda la cadena de mando podían evaporarse por unas cuantas frases imprudentes y torpes.
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Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
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Se trataba de un ejército privado, como casi todas las huestes españolas de la época, formado por voluntarios que aportaban navíos, armas, caballos y otros recursos. Su mayor o menor participación les daba derecho, eventualmente, a un botín o un privilegio más o menos amplio. Pero en este caso no estaban actuando legalmente conforme a su propia ley, pues se habían lanzado a la empresa sin el consentimiento de su jefe, el gobernador de Cuba.
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Daniel Cosío Villegas (Historia general de México. Version 2000 (Spanish Edition))
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Antes de los portátiles y de las BlackBerry y del resto de las herramientas que confundían la información con el conocimiento.
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Louise Penny (Enterrad a los muertos (Inspector jefe Armand Gamache, #6))
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Y las bibliotecas: silenciosas, tranquilas. Un refugio para el caos de la vida adolescente.
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Louise Penny (Enterrad a los muertos (Inspector jefe Armand Gamache, #6))
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En 2003, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, regaló a la Basílica de Guadalupe cinco predios —en total 30 000 metros cuadrados— para la construcción de la Plaza Mariana,
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Bernardo Barranco (Norberto Rivera: El pastor del poder (Spanish Edition))
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Ya no sentiréis frío, pues uno calentará al otro. Ya no existe la soledad para vosotros. Ya no existe la soledad. Nunca más habrá soledad.
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Louise Penny (Enterrad a los muertos (Inspector jefe Armand Gamache, #6))
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Aunque muchos hemos criticado las sucesivas intervenciones militares de los Estados Unidos en la región, no se ha tomado en cuenta el hecho irrebatible de que, en algunas ocasiones, pocas pero significativas, fueron los gobiernos latinoamericanos los que promovieron una acción unilateral norteamericana, para evitarse las molestias, costo y trabajo de una acción diplomática y militar conjunta. Considero penoso que cuando se produjo la invasión a Santo Domingo, el presidente Leoni de Venezuela fue el único jefe de Estado latinoamericano que protestó.
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Diego Cordovez (El mundo que he vivido: memorias de diplomacia, de episodios y de gente.)
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Según su experiencia, había pocas cosas más parecidas entre sí que dos revoluciones. Y, sin embargo, él sólo había experimentado las que se llamaban "revolución" a sí mismas a voz en grito. Lo que distinguía a una revolución legítima -la científica, por ejemplo- era que, en vez de ufanarse de su condición revolucionaria, se limitaba a ocurrir. Sólo las débiles y recelosas, las ilegítimas, tenían que ufanarse. El lema de su infancia, bajo un régimen tan débil y receloso que había llegado a construir un muro para encerrar a la misma gente a la que supuestamente había liberado, era que la República contaba con la bendición de situarse a la vanguardia de la historia. Si tu jefe era un capullo y hasta tu marido te espiaba, no era culpa del régimen, porque el régimen estaba al servicio de la Revolución y la Revolución era al mismo tiempo históricamente inevitable y terriblemente frágil, acorralada por sus enemigos. Esa contradicción ridícula era una característica invariable de las revoluciones ufanas. No había delito, ni consecuencia imprevista tan grave que no pudiera justificarse en un sistema que "debía existir", pero "podía fracasar con facilidad.
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Jonathan Franzen
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—¿Qué me estás proponiendo? —Un retrato del mundo industrial en el Tercer Mundo —dijo Fate—, un aide-mémoire de la situación actual de México, una panorámica de la frontera, un relato policial de primera magnitud, joder. —¿Un aide-mémoire? —dijo el jefe de sección—. ¿Eso es francés, negro? ¿Desde cuándo sabes tú francés? —No sé francés —dijo Fate—, pero sé lo que es un jodido aide-mémoire. —Yo también sé lo que es un puto aide-mémoire —dijo el jefe de sección—, y también sé lo que significa merci y au revoir y faire l’amour. Lo mismo que coucher avec moi, ¿recuerdas esa canción?, voulez-vous coucher avec moi, ce soir? Y creo que tú, negro, quieres coucher avec moi, pero sin decir antes voulez-vous, que en este caso es primordial. ¿Lo has entendido? Tienes que decir voulez-vous y si no lo dices te jodes.
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Roberto Bolaño (2666)
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PARECER: Te hablo como un sabio, pero no soy un sabio. Repito cosas que dijeron los sabios y otras que dije yo, y repetir y repetir hace parecer sabio. Para ser sabio todos tienen que creer que el que repite es sabio y las mismas cosas que diga un sabio, repetidas por otro como tú y yo no las cree nadie, o las cree hasta que un jefe o sabio diga lo contrario y se burle, que es casi lo mismo. Para ser sabio hay que acertar y contar con los jefes y que nunca se burlen. En cambio para ser filósofo no hay que acertar: hay que desconcertar y provocar las burlas de los jefes y parecer equivocado.
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Rodolfo Enrique Fogwill (Runa)
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En el colegio, como en la Universidad, deberían premiarse no los resultados, sino la actitud o los procedimientos. Deberían no enseñarnos tanto conocimientos como el interés por aprender y la manera de hacerlo.
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Sergio Fernández (Vivir sin jefe (Empresa) (Spanish Edition))
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Cada vez que un jefe hijo de una hiena me la juega con la paga, lo que hago es asumir toda la responsabilidad de haber sido timado y redimirlo en el acto. Y no es que me haya convertido de pronto en un buen samaritano. Mi venganza pasa por hacerlos incapaces de interferir sobre mi destino. Sea lo que sea lo que hagan, mi ánimo no depende de ellos de ninguna manera. Da exactamente igual si me pagan de más o de menos. Mía será, de ambas formas, la alegría de seguir vivo, y si acaso esta se apaga, mía la urgencia de recuperarla.
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Martín Zeke Ochoa (Pídele papeles a Santa Simpa)
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El aumento de las desigualdades corroe la confianza; tiene un impacto económico similar al de un disolvente universal. Crea un mundo económico en el que hasta los ganadores son precavidos. Y los perdedores… En toda transacción, en todo contacto con un jefe, una empresa o un burócrata, ven la mano de alguien que quiere aprovecharse de ellos.
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Joseph E. Stiglitz (La gran brecha: Qué hacer con las sociedades desiguales)
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Más no es mejor, y dejar algo a medias suele ser 10 veces mejor que terminarlo. Acostúmbrate a no terminar lo que sea aburrido o improductivo si un jefe no te lo pide.
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Timothy Ferriss (La semana laboral de 4 horas)
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La actitud correcta. La verificación de proceso frecuente se interpreta con frecuencia como una forma de controlar a la gente a fin de mantenerla trabajando al máximo nivel (figura 6.16). Irónicamente, esto crea una situación artificial que oscurece la auténtica realidad e inhibe nuestra capacidad de mejora. Por ejemplo, si la gente se pone tensa y altera su comportamiento cuando se acerca el jefe, entonces este perderá la perspectiva del verdadero estado de las cosas. Para mejorar en el estilo Toyota, tendremos que adoptar el enfoque correcto: estamos chequeando problemas porque queremos encontrar los problemas.
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Mike Rother (TOYOTA KATA: El método que ayudó a miles de empresas a optimizar la gestión de sus negocios (Spanish Edition))
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Me inspiré a este respecto en el jefe de ingeniería de Toyota. En esta organización, un jefe de ingeniería es responsable de una línea de productos completa, como la de Corolla o Camry. Para ejercer esta función, quienes la asumen deben echar mano del talento de grupos especializados en ingeniería de carrocería, o chasís, o sistema eléctrico y demás. El
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Jeff Sutherland (Scrum: El arte de hacer el doble de trabajo en la mitad de tiempo)
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RESUMEN Haz una lista. Revísala dos veces. Elabora una lista de todo lo que quizá deba hacerse en un proyecto y luego disponla en orden de prioridad. Coloca los puntos con mayor valor y menor riesgo al inicio de los Pendientes y luego los siguientes y los siguientes. Responsable del producto. Esta persona traduce la visión en Pendientes. Debe conocer la propuesta de negocios, el mercado y el cliente. Un líder no es un jefe. Un responsable del producto establece lo que se debe hacer y por qué. Cómo se realizará y quién está a cargo de ello lo decide el equipo.
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Jeff Sutherland (Scrum: El arte de hacer el doble de trabajo en la mitad de tiempo)
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Cuando tenga que tratar un paciente en el área de emergencia o en el área de encamamiento piense que podría ser usted, o un su familiar el que estuviese en ese lugar, le aseguro que le dará una diferente perspectiva de la práctica médica. Trate a los demás como a usted le gustaría ser tratado, eso incluye todo el personal con el que va a tratar desde el personal operativo hasta sus Jefes de Departamento, eso hará su rotación más fácil y placentera. Por ultimo recuerde la única razón por la cual usted está aquí es para Estudiar, estudiar y estudiar Cirugía. Buena suerte.
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Sergio Ralon (Manual de CirugÍa (Spanish Edition))