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Ya sé que mucha gente no se da cuenta
de que la vida en este lugar es un juego de sombras.
Sólo uno que esta muerto puede dejar
la careta en el reposa-caretas.
Obvimente el fuego hace que uno deba
ir desnudo para no pasar más calor.
Dejar el traje en el reposa-trajes.
Estoy sucio, sin duchar, en mi habitación.
Me siento como Pitágoras en el Hades.
Pero no creo que merezca esa distinción,
mas tampoco la de simple pajero.
Me tomo en serio al de Samos.
Ya no voy a ninguna fiesta.
Me dirían que buscara a mis amigos.
¿Pero no sería eso violar la regla
de que para recuperar la inmortalidad
uno crea sus itinerarios de salvación en
el interior y no recorriendo como ´Fernando Alonso
en la Indycar 200 vueltas?
¡¡PEro es siempre la misma vuelta!!
Y todo acaba mal, Fernando.
Que no me den esta vida que en realidad es sombra,
pues aunque tengo sed de ella,
ya he aprendido que no soy muy agradecido.
Y supongo que ser consciente de ello es ser un poco agradecido...a Dios,
porque está claro que a las criaturas que marcan
sus sombras a través de la hoguera NO.
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