Honda Dio Quotes

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...encontré una tacita de porcelana que se había caído de un poste. Recordé que cuando eramos chicos las rompíamos con la honda y eso me dio un poco de tristeza. Sin saber por qué me la guardé en el bolsillo y la fui acariciando con los dedos mientras pensaba en los tiempos del colegio, cuando creía que tenía una vida por delante.
Osvaldo Soriano (Una sombra ya pronto serás)
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema [...]
César Vallejo (LOS HERALDOS NEGROS (Spanish Edition))
Claro que el Génesis fue escrito por un hombre, no por un caballo. No hay seguridad alguna de que Dios haya confiado efectivamente al hombre el dominio de otros seres. Más bien parece que el hombre inventó a Dios para convertir en sagrado el dominio sobre la vaca y el caballo, que había usurpado. Sí, el derecho a matar a un ciervo o una vaca es lo único en lo que la humanidad coincide fraternalmente, incluso en medio de las guerras más sangrientas. Ese derecho nos parece evidente porque somos nosotros los que nos encontramos encima de la jerarquía (…) Es posible que el hombre uncido a un carro por un marciano, eventualmente asado a la parrilla por un ser de la Vía Láctea, recuerde entonces la chuleta de ternera que estaba acostumbrado a trocear en su plato y le pida disculpas (¡tarde!) a la vaca. (…)La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquellos que están a su merced: los animales. Y aquí fue donde se produjo la debacle fundamental del hombre, tan fundamental que de ella se derivan todas las demás.
Milan Kundera (The Unbearable Lightness of Being)
La mujer está concluida. El cuerpo muerto muestra la sonrisa de la realización, en los rollos de la túnica fluye la ilusión de una necesidad griega. Los pies desnudos parecen decir: hasta aquí hemos llegado, se acabó. Cada niño muerto se enroscaba, serpiente blanca, ante una jarrita de leche, que ahora está vacía. Ella los ha plegado de nuevo a su cuerpo como pétalos de una rosa cerrada cuando el jardín se tensa y las hondas gargantas dulces de las flores nocturnas sangran aromas. La luna, que mira desde su capucha de hueso, no tiene por qué entristecerse. Está acostumbrada a estas cosas. Sus moretones crujen y se arrastran.
Al Álvarez (Dios salvaje: Estudio sobre el suicidio)
I’ve got to get Brittany alone if I’m gonna have any chance of saving face and saving my Honda. Does her freakout session mean she really doesn’t hate me? I’ve never seen that girl do anything not scripted or 100 percent intentional. She’s a robot. Or so I thought. She’s always looked and acted like a princess on camera every time I’ve seen her. Who knew it’d be my bloody arm that would crack her. I look over at Brittany. She’s focused on my arm and Miss Koto’s ministrations. I wish we were back in the library. I could swear back there she was thinking about getting it on with me. I’m sporting la tengo dura right here in front of Miss Koto just thinking about it. Gracias a Dios the nurse walks over to the medicine cabinet. Where’s a large chem book when you need one?
Simone Elkeles (Perfect Chemistry (Perfect Chemistry, #1))
I’ve got to get Brittany alone if I’m gonna have any chance of saving face and saving my Honda. Does her freakout session mean she really doesn’t hate me? I’ve never seen that girl do anything not scripted or 100 percent intentional. She’s a robot. Or so I thought. She’s always looked and acted like a princess on camera every time I’ve seen her. Who knew it’d be my bloody arm that would crack her. I look over at Brittany. She’s focused on my arm and Miss Koto’s ministrations. I wish we were back in the library. I could swear back there she was thinking about getting it on with me. I’m sporting la tengo dura right here in front of Miss Koto just thinking about it. Gracias a Dios the nurse walks over to the medicine cabinet. Where’s a large chem book when you need one? “Let’s hang Thursday after school. You know, to work on the outline,” I tell Brittany for two reasons. First, I need to stop thinking about getting naked with her in front of Miss Koto. Second, I want Brittany to myself. “I’m busy Thursday,” she says. Probably with Burro Face. Obviously she’d rather be with that pendejo than me. “Friday then,” I say, testing her although I probably shouldn’t. Testing a girl like Brittany could put a serious damper on my ego. Although I caught her at a time when she’s vulnerable and still shaking from seeing my blood. I admit I’m a manipulative asshole. She bites her bottom lip that she thinks is glossed with the wrong color. “I can’t Friday, either.” My hard-on is officially deflated. “What about Saturday morning?” she says. “We can meet at the Fairfield Library.” “You sure you can pencil me into your busy schedule?” “Shut up. I’ll meet you there at ten.” “It’s a date,” I say while Miss Koto, obviously eavesdropping, finishes wrapping my arm with dorky gauze. Brittany gathers her books. “It’s not a date, Alex,” she says over her shoulder. I grab my book and hurry into the hallway after her. She’s walking alone. The loudspeaker music isn’t playing so class is still on. “It might not be a date, but you still owe me a kiss. I always collect debts.” My chem partner’s eyes go from dull to shining mad and full of fire. Mmm, dangerous. I wink at her. “And don’t sweat about what lip gloss to wear on Saturday. You’ll just have to reapply it after we make out.
Simone Elkeles (Perfect Chemistry (Perfect Chemistry, #1))
Dios nos ha creado para que cualquiera de nuestros deseos apunte, en último término, a nuestro anhelo esencial de una honda intimidad con Él. Por desgracia, en lugar de perseguir el encuentro con lo sagrado que permanece oculto tras nuestros deseos terrenales, el adicto se instala en el placer del momento. Y, curiosamente, cuanto más instalados estamos en él, más inestables nos sentimos. El resultado es una relación aún más obsesiva con el ídolo. Acudimos una y otra vez al pozo cegado con la esperanza de que esta vez saciaremos nuestra sed. En palabras del escritor y analista cultural Mark Shea, «nunca se tiene bastante de lo que en realidad no se quiere» (2001).
Gregory K. Popcak (Dioses rotos (Mundo y Cristianismo) (Spanish Edition))