Herbert Ley Quotes

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Si puedes pensarlo, puedes hacerlo, si puedes visualizarlo, puedes convertirte en ello
Herbert Harris (Las doce leyes universales del exito (Spanish Edition))
People think the FDA is protecting them—it isn’t. What the FDA is doing and what people think it’s doing are as different as night and day. —Dr. Herbert Ley, Commissioner of the FDA, 1968–69
José Alberto Mendez Villanueva (Death By Regulation: How We Were Robbed of a Golden Age of Health and How We Can Reclaim It)
Merced a la creciente influencia de los liberales, se derogaron las leyes que prohibían las asociaciones entre artesanos, así como las que entorpecían su libertad de viajar. Hubo otra medida, de inspiración liberal, por la que se permitió a los disidentes profesar sus creencias sin sufrIr determinadas penas civiles; e igualmente otra disposición, dictada por los conservadores debido a la presión liberal, que capacitó a los católicos para profesar su religión sin menoscabo de su libertad. El área de la libertad se extendió por Actas que prohibían la trata de negros y su mantenimiento en esclavitud. Se abolió el monopolio de la compañía de las Indias Orientales y se abrió para todos el comercio con Oriente.
Herbert Spencer (El Individuo frente al Estado)
La fuerza que uno puede aplicar sin autodestruirse tiene un límite, hasta para los más poderosos. Juzgar cuál es ese límite constituye el verdadero arte del gobierno. El mal uso del poder es un pecado mortal. La ley no puede ser un instrumento para la venganza, un rehén ni una defensa contra los mártires que ella misma ha creado. No se puede amenazar a un individuo sin atenerse a las consecuencias. —«Muad’Dib sobre la ley», El comentario de Stilgar ·
Frank Herbert (Mesías de Dune)
Existe un límite a la fuerza que hasta los más poderosos pueden aplicar sin destruirse a sí mismos. Calcular dicho límite es el auténtico arte de gobernar. El mal uso del poder es un pecado fatal. La ley no puede ser un instrumento de venganza, nunca un rehén y tampoco un refugio contra los mártires que ha creado. Uno no puede amenazar a un individuo y librarse de las consecuencias. Muad’Dib sobre la ley, Comentarios de Stilgar
Frank Herbert (El mesías de Dune (Dune, # 2))
De nuevo la imaginería tenía la capacidad para malinterpretarlo todo. Como dijo un crítico llamado John Seeger, «los perros podían ser amables, las vacas podrían necesitar un toro de vez en cuando para seguir siendo productivas, y las estrellas podrían quemarse y apagarse». Seeger advertía de los peligros de permitir que los modelos de gestión empresarial «sustituyan el análisis y el sentido común». Solo porque una teoría tenga elegancia y sencillez «no está garantizado que sea cuerdo utilizarla».[16] Tuvieron que transcurrir años, hasta 1980, antes de que se produjera un verdadero avance en la estrategia empresarial en el seno de las escuelas de economía y empresariales. Michael Porter, que contaba con la habitual formación en ingeniería y un curioso entusiasmo por los deportes competitivos, entró en el programa de MBA de Harvard, donde aprendió la «filosofía holística y multidimensional de la política empresarial». De un modo un tanto extraño, luego se dedicó a estudiar el doctorado en economía empresarial. Uno de los cursos que recibió versaba sobre organización industrial. Esta era la parte de la economía más proclive a la estrategia empresarial porque en ella se estudiaban las situaciones de competitividad imperfecta. En un estado de competitividad perfecta, que era el postulado en el que la teoría económica se había desarrollado desde siempre, las elecciones disponibles para los consumidores y vendedores creaban un potencial equilibrio en torno a un precio concreto. Por definición, la competitividad perfecta no permitía que hubiera espacio para que una empresa particular tuviera una estrategia especial y exitosa. La competitividad más imperfecta sería un monopolio absoluto donde un único proveedor podía fijar el precio, y también dejaría poco espacio para cualquier estrategia. Los oligopolios tenían algunas opciones, porque no estaban completamente constreñidos por el mercado sino afectados por los movimientos de sus competidores. El oligopolista tenía que ser estratega, porque debía anticiparse a esos movimientos. No había ninguna ley que pudiera gobernar esa situación, y por eso Herbert A. Simon decía que el oligopolio era «el escándalo permanente e imposible de erradicar de la teoría económica».[17] Para los economistas, la cuestión que se planteaba era por qué ciertos mercados se desviaban de los modelos estandarizados de la perfecta competitividad. Los beneficios deberían ser más que suficientes para animar la empresa, pero ciertas industrias eran extraordinariamente rentables. Esto se debía a una falta de presión competitiva, que era el resultado de las «barreras de entrada»: las dificultades a las que se hace frente cuando se intenta establecer una nueva posición en un mercado.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))