Guy Tal Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Guy Tal. Here they are! All 16 of them:

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At least I’ve got football . It’s been my life since I was seven, but sometimes Henry says I need to spend less time focusing and start “living life like I’m going to hell tomorrow.” But I feel like a normal teenager. Wel , as normal as I can be. I mean, obviously I think Justin Timberlake is a mega-hunk, but I’m also over six feet tal and can launch a footbal fifty yards. Other ways I’m not normal? A girl who hangs with an entire football team must hook up all the time, right? Nope. I’ve never had a boyfriend. Hell , I’ve never even kissed a guy. The closest I’ve ever come to a kiss happened just this past summer, but it was a joke. At a party, one of those cheerleaders suggested we all play a game of seven minutes in heaven, you know, the game where you go into a closet and kiss? Somehow Henry and I got sent into the closet together, and of course we didn’t kiss, but we ended up in a mad thumb-wrestling match. Which turned into a shoving match. Which turned into everyone thinking we’d hooked up in the closet. Yeah, right. He’s like my brother.
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Miranda Kenneally (Catching Jordan (Hundred Oaks, #1))
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I could fall in love with you, if I let myself. It was Paris, and it was summertime, and it was the wrong place and the wrong time. He wasn’t ready for this yet, wasn’t ready for his heart to catapult out of his chest and chase this man, crave him. He wasn’t ready to fall in love. But there was this guy named Justin, and it seemed Wes didn’t have a choice in the matter, because he was already on the way.
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Tal Bauer (The Jock (The Team, #1))
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It was Paris, and it was summertime, and it was the wrong place and the wrong time. He wasn’t ready for this yet, wasn’t ready for his heart to catapult out of his chest and chase this man, crave him. He wasn’t ready to fall in love. But there was this guy named Justin, and it seemed Wes didn’t have a choice in the matter, because he was already on the way.
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Tal Bauer (The Jock (The Team, #1))
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¿Tal vez una ráfaga fría al rozarme la piel me ha alterado los nervios y ensombrecido el alma?
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Guy de Maupassant (El Horla (1887) [Cuento])
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He sagged. “I wasn’t the man she thought she married.” I leaned into his shoulder. “So what would have happened if you guys had stayed married? She’d be miserable. You’d feel like you were dying inside. Trust me, I lived that life—
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Tal Bauer (You & Me)
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La sociología, sobre todo en los Estados Unidos, ha comenzado a poner en cuestión las condiciones de existencia que implica el actual desarrollo; pero, por muchos datos empíricos que en este sentido haya podido aportar, ignora absolutamente la verdad de su objeto, pues no encuentra en él la crítica que le es inmanente. De modo que la tendencia de esta sociología, sinceramente reformista, no se apoya más que en la mora, la sensatez y las miserables apelaciones a la mesura. Tal forma de crítica, al desconocer lo negativo que está en el corazón de su mundo, no hace más que insistir en la descripción de una especie de excrecencia negativa que parece inundar desagradablemente la superficie, como una proliferación irracional de parásitos. Esta buena voluntad indignada, que incluso en condición de tal sólo llega a atacar las consecuencias externas del sistema, se cree crítica porque olvida el carácter esencialmente apologético de sus presupuestos y de su método.
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Guy Debord (The Society of the Spectacle)
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Como en toda ciencia social e histórica, es preciso siempre tener en cuenta, para comprender las categorías "estructuralistas", que las categorías expresan condiciones y formas de existencia. Y así como no ha de medirse el valor de un hombre por el concepto que él tiene de sí mismo, tampoco puede valorarse —ni admirarse— esta sociedad concreta considerando absolutamente verídico el lenguaje que utiliza para hablar de sí misma. "Las épocas de transformación no pueden evaluarse conforme a la conciencia de sí que tienen tales épocas; al contrario, hay que explicar la conciencia a partir de las contradicciones de la vida material". La estructura es hija del poder establecido. El estructuralismo es el pensamiento garantizado por el Estado que piensa las actuales condiciones de la "comunicación" como si fueran un absoluto. Su forma de estudiar el código de los mensajes en cuanto tal no es sino el producto y el reconocimiento de una sociedad en la cual la comunicación existe bajo la forma de una cascada de señales jerarquizadas. De modo que no es que el estructuralismo sirva para demostrar la validez transhistórica de la sociedad del espectáculo; es, al contrario, la sociedad del espectáculo la que se impone masivamente como una realidad que sirve para confirmar el gélido sueño del estructuralismo.
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Guy Debord (The Society of the Spectacle)
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I’m not gay, but if the right guy comes along…
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Tal Bauer (The Quarterback (The Team, #2))
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To create is not to simply capture or record; it is to invent and to infuse—knowingly, deliberately, and expertly—something of the artist’s own mind into the work so that the result is elevated not by its literal appearance alone, but by the significance inscribed, stamped, and sealed into it by its creator—a significance that would never exist without the artist’s subjective imagination and skill. This requires hard work and expert knowledge of one’s chosen medium, not only in the operation of tools or in producing objects of aesthetic appeal, but also in understanding the minds of viewers.
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Guy Tal (More Than a Rock, 2nd Edition: Essays on Art, Creativity, Photography, Nature, and Life)
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He took selfies kissing guys, grinding with them against the dirty club walls and in the bathroom stalls, got an outrageous picture of an older man licking his bare chest as he threw his head back in ecstasy. And he sent them all to his parents.
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Tal Bauer (The Jock (The Team, #1))
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Any guy who pisses on my equipment? That will be the last piss he ever takes.
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Tal Bauer (The Rest of the Story)
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They were trying to be discreet. Keep their love hidden. But it was hard. Wes wanted Justin to be a part of his life, in every way possible. Wanted to spend the night with him, like the other guys had girls stay over in their rooms. Wanted to wake up in Justin’s arms, wake Justin up with Wes’s mouth around his cock. He wanted to hold Justin’s hand as they walked to class. He wanted to carry Justin’s backpack and his books. Take him out on real dates, not just to drive-throughs and parking lots where they could sneak a make-out session.
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Tal Bauer (The Jock (The Team, #1))
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¿Estás diciendo «mentiras nobles»? El camino se vuelve resbaladizo cuando el panorama general o el bien de todos parecen justificar los medios. Sin embargo, la «mentira noble» no existe. Hay verdades y hay mentiras..., y no hay medias tintas. ¿Estás cautivando a personas ingenuas? Cautivar a los ingenuos, a personas que no tienen la capacidad de distinguir la verdad o lo que más les conviene, es inmoral. Engañar a los muy crédulos es fácil y ocurre cada día, pero no hay que confundirlo con el éxito. Además, cautivar a los ingenuos no mejora tus habilidades..., aunque te dará una falsa sensación de competencia y tal vez te convierta en un ser corrupto.
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Guy Kawasaki (El arte de cautivar: CĂłmo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)
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Influenciar la bota Adrian C. North, David J. Hargreaves y Jennifer McKendrick, de la Universidad de Leicester, diseñaron un estudio para investigar el poder de «influir en la elección de una bota de vino». En el estudio, llevado a cabo en un mercado de los East Midlands del Reino Unido, se exponía vino francés y vino alemán mientras sonaba música francesa o alemana cerca del expositor.[16] Mientras sonaba música francesa se vendieron cuarenta botellas de vino francés y ocho de vino alemán. En cambio, cuando sonaba música alemana, se vendieron veintidós botellas de vino alemán y doce de francés. Luego, en un cuestionario se preguntaba a los compradores si habían sido conscientes de alguna influencia externa mientras compraban. Cuando se los interrogó con una pregunta abierta, sólo uno mencionó la música como influencia. Cuando se preguntaba concretamente si la música los había influenciado, sólo seis de los 44 compradores reconocieron que sí. Los investigadores interpretaron estos resultados como que la música puede «condicionar conocimientos relacionados y la selección de ciertas causas si coinciden con este conocimiento». De modo que ¡tal vez la música adecuada (u otros factores ambientales) pueda ayudarte a cautivar a la gente! Y si eres propietario de una tienda, es probable que quieras evitar que suenen Shop Around («Compra por ahí») y Walk On By («Pasa de largo») donde los clientes puedan oírlas.
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Guy Kawasaki (El arte de cautivar: CĂłmo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)
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Limita las opciones Sheena S. Iyengar, de la Universidad de Columbia, y Mark R. Lepper, de la Universidad de Stanford, demostraron que la gente tiene más tendencia a comprar cuando hay menos opciones.[19] Estos dos investigadores hicieron un estudio en un supermercado de gama alta llamado Draeger’s, en Menlo Park, California. (Si lanzaras pelotas de béisbol con los ojos cerrados a ese supermercado, seguro que derribarías a algún inversor de capital riesgo y a unos cuantos directivos de banca, y el mundo sería un lugar mejor.) Durante dos domingos consecutivos, montaron dos mesas en las que se exponían seis o veinticuatro variedades distintas de mermelada. Cuando había sólo seis, el 40 % de los clientes se detuvieron ante la mesa. Cuando había veinticuatro, se detuvo un 60 %. Eso indica que una mayor selección puede atraer el interés inicial. Sin embargo, al comprobarlo por la entrega de los cupones asociados a la compra, había comprado mermelada el 30 % de los clientes de la mesa con seis sabores, y sólo un 3 % de los que pasaron ante la mesa con veinticuatro sabores. Pasando de un estudio al mundo real, una popular cadena de supermercados española, Mercadona, ofrece sólo dos opciones de muchos de sus productos: su propia marca blanca (Hacendado) y la marca independiente más popular. Esta práctica apoya los resultados del estudio de Draeger’s. La abundancia de opciones también puede provocar insatisfacción porque puede que la gente vuelva atrás y se pregunte si no habría sido mejor optar por cualquiera de las otras posibilidades. Con más opciones disponibles, también hay más opciones a las que renunciar. Si debemos analizarlo, tal vez más opciones llevan a la parálisis, de modo que limitar las opciones puede ayudarte a cautivar a la gente.
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Guy Kawasaki (El arte de cautivar: CĂłmo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)
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Presenta primero la opción grande, luego la pequeña Mi hija de ocho años me cautiva constantemente. Una de sus tácticas favoritas es pedirme que la lleve a una juguetería del barrio llamada Cheeky Monkey. El propietario de la tienda tiene productos para los padres «helicóptero» (llamados así porque dan vueltas alrededor de sus críos) que no reparan en gastos para sus pequeños tesoros. Por tanto, salir de Cheeky Monkey sin haber gastado como mínimo 20 dólares (un par de peluches pequeños) es algo así como «Misión Imposible». Cuando me niego a ir a Cheeky Monkey, mi hija vuelve a la carga con un: «Pues entonces, ¿podemos ir a la tienda de chuches a comprar caramelos?». Y yo rara vez le niego nada. (Sinceramente, no preveo decirle «No» hasta que se case... y, tal vez, ni siquiera entonces. Y, por supuesto, nunca le negaré nada si me da nietos.) En retrospectiva, no debería haber usado nunca el libro de Robert Cialdini como fuente de cuentos para acostarla, porque ahora domina como nadie lo que ella llama «el principio del contraste». Significa que después de una petición grande, como ir a comprar un juguete a Cheeky Monkey Toys, su petición de caramelos, por contraste, parece insignificante, por lo que no puedo negarme a ella. Pero, como dicen en publicidad: «¡Espere, hay más!». Si ahora puedes conseguir que la gente te conceda pequeños favores, es más posible que accedan a hacerte favores más grandes en el futuro. En 1966, J. L. Freedman y S. C. Fraser hicieron un experimento en el que pedían permiso a los participantes para entrar en sus casas a catalogar los productos caseros que usaban. Sólo accedió el 28 % de ellos. Cuando les pidieron a los participantes que respondieran a unas cuantas preguntas de una encuesta y luego volvían a llamarlos al cabo de tres días, para pedirles poder entrar en sus casas, el 53 % accedió. Poniendo «un pie en la puerta» mediante la pequeña petición de responder a la encuesta, los investigadores duplicaron su tasa de éxito.[20] Alguien debería hacer un estudio que combine ambas técnicas: una opción grande, luego una pequeña para poner el pie en la puerta y después una grande una vez dentro de la casa. Es decir, primero los investigadores les pedían a los participantes un favor grande, como entrar en sus casas. Segundo, cuando la mayoría se negaba, les pedían un pequeño favor: «¿Y si sólo le pido que conteste a unas cuantas preguntas de una encuesta?». Finalmente, al cabo de tres días y teniendo ya el pie en la puerta, les volvían a pedir a los que habían respondido a la encuesta si podían entrar en sus casas. Sólo espero que mi hija no aprenda nunca el matiz de poner el pie en la puerta.
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Guy Kawasaki (El arte de cautivar: CĂłmo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)