Francisco De Quevedo Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Francisco De Quevedo. Here they are! All 56 of them:

He who spends time regretting the past loses the present and risks the future.
Francisco de Quevedo
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres.
Francisco de Quevedo (Historia de la vida del Buscón)
I will be dust, but dust in love
Francisco de Quevedo
Withdrawn into the peace of this desert, along with some books, few but wise, I live in conversation with the deceased, and listen to the dead with my eyes
Francisco de Quevedo
Dear Reader, may God protect you from bad books, police and nagging, moon-faced, fair-haired women.
Francisco de Quevedo (Two Spanish Picaresque Novels: Lazarillo De Tormes and The Swindler)
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo
¿De qué sirve presumir, rosal, de buen parecer, si aun no acabas de nacer cuando empiezas a morir?
Francisco de Quevedo (Antología poética)
...soy un fue y un será y un es cansado...
Francisco de Quevedo (Antología Poética)
Todo lo cotidiano es mucho y feo.
Francisco de Quevedo
Reading is listening to the dead with our eyes. (page 325, Reading in the Brain, Stanislas Dehaene, 2009)
Francisco de Quevedo
No hay gusto más descansado que después de haber cagado.
Francisco de Quevedo (Gracias y desgracias del Ojo del culo Dirigido a Doña Juana mucha montón de carne mujer gorda por arrobas)
Llama que a la inmortal vida trasciende, ni teme con el cuerpo sepultura, ni el tiemnpo la marchita ni la ofende.
Francisco de Quevedo (Antología poética)
¡Algún puto, cornudo, bujarrón y judío -dijo en altas voces- ordenó tal cosa!
Francisco de Quevedo (Historia de la vida del Buscón)
Y eres así a la espada parecida, que matas más desnuda que vestida.
Francisco de Quevedo
...callamos los volcanes florecidos!
Francisco de Quevedo (Poesia Original Completa)
...relámpagos de risa carmesíes...
Francisco de Quevedo (Antología Poética)
...mi corazón es reino del espanto.
Francisco de Quevedo (Antología poética)
Trajeron caldo en unas escudillas de madera, tan claro, que en comer una dellas peligrara Narciso más que en la fuente.
Francisco de Quevedo (Historia de la vida del Buscón)
Uno a uno, todos somos mortales; juntos, somos eternos". Francisco de Quevedo
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.
Francisco de Quevedo
Mas, vulgo, pues sé quién eres, a la larga o a la corta diga yo lo que me importa y di tú lo que quisieres.
Francisco de Quevedo (Los sueños)
Siento haber de dejar deshabitado cuerpo que amante espíritu ha ceñido; desierto un corazón siempre encendido, donde todo el Amor reinó hospedado.
Francisco de Quevedo (Antología poética)
...sombra que sucesivo anhela el viento...
Francisco de Quevedo (Antología Poética)
Yo ansí, náufrago amante y peregrino, que en borrasca de amor por Lisis muero, sigo insano furor de alto destino.
Francisco de Quevedo (Antología poética)
A ese tiempo infame lo llaman siglo de Oro. Mas lo cierto es que, quienes lo vivimos y sufrimos, de oro vimos poco; y de plata, la justa. Sacrificio estéril, gloriosas derrotas, corrupción, picaresca, miseria y poca vergüenza, de eso sí que tuvimos a espuertas. Lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de Diego Velázquez, oye unos versos de Lope o de Calderón, lee un soneto de don Francisco de Quevedo, y se dice que bueno, que tal vez mereció la pena.
Arturo Pérez-Reverte (El capitán Alatriste (Las aventuras del capitán Alatriste, #1))
Amor constante más allá de la muerte Cerrar podrá mis ojos la postrera Sombra, que me llevaré el blanco día; Y podrá desatar esta alma mía Hora, a su afán ansioso linsojera; Mas no de esotra parte en la ribera 5 Dejará la memoria en donde ardía; Nadar sabe mi llama la agua fría, Y perder el respeto a ley severa: Alma a quien todo un Dios prisión ha sido, Venas que humor a tanto fuego han dado, 10 Medulas que han gloriosamente ardido, Su cuerpo dejarán, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrán sentido. Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo (Poemas)
Retirado en la paz de estos desiertos con pocos, pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos, y escucho con mis ojos a los muertos. Si no siempre entendidos, siempre abiertos, o enmiendan, o fecundan mis asuntos; y en músicos callados contrapuntos al sueño de la vida andan despiertos. Las grandes almas que la muerte ausenta, de injurias de los años vengadora, libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta. En fuga irrevocable huye la hora; pero aquella el mejor cálculo cuenta, que en la lección y estudios nos mejora.
Francisco de Quevedo
No me aflige morir; no he rehusado acabar de vivir, ni he pretendido alargar esta muerte, que ha nacido a un tiempo con la vida y el cuidado. Siento haber de dejar deshabitado cuerpo que amante espíritu ha ceñido; desierto un corazón siempre encendido, donde todo el amor reinó hospedado.
Francisco De Quevedo-Villagas
Y porque no lo tengan por maricón, ahaje ese cuello y agobie de espaldas; la capa caída, que siempre nosotros andamos de capa caída; ese hocico, de tornillo: gestos a un lado y a otro; y haga vucé de las g, h y de las h, g. Diga conmigo: gerida, mogino, jumo, pahería, mohar, habalí y harro de vino.
Francisco de Quevedo (Historia de la vida del Buscón)
Al idioma Alemán Mi destino es la lengua castellana, El bronce de Francisco de Quevedo, Pero en la lenta noche caminada, Me exaltan otras músicas más íntimas. Alguna me fue dada por la sangre- Oh voz de Shakespeare y de la Escritura, Otras por el azar, que es dadivoso, Pero a ti, dulce lengua de Alemania, Te he elegido y buscado, solitario. A través de vigilias y gramáticas, De la jungla de las declinaciones, Del diccionario, que no acierta nunca Con el matiz preciso, fui acercándome. Mis noches están llenas de Virgilio, Dije una vez; también pude haber dicho de Hölderlin y de Angelus Silesius. Heine me dio sus altos ruiseñores; Goethe, la suerte de un amor tardío, A la vez indulgente y mercenario; Keller, la rosa que una mano deja En la mano de un muerto que la amaba Y que nunca sabrá si es blanca o roja. Tú, lengua de Alemania, eres tu obra Capital: el amor entrelazado de las voces compuestas, las vocales Abiertas, los sonidos que permiten El estudioso hexámetro del griego Y tu rumor de selvas y de noches. Te tuve alguna vez. Hoy, en la linde De los años cansados, te diviso Lejana como el álgebra y la luna.
Jorge Luis Borges
Hacía ya mucho que no pasaba por aquí don Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos y he pensado que merecía una nueva entrada, así que he hecho por buscarla y, tratándose de Quevedo, la verdad es que no hay que escarbar mucho para toparse con ella. Por supuesto, bien podría ser una leyenda, pero sin duda es una gran historia hecha al pelo de Quevedo. Al parece iba el escritor caminando en compañía de otro cuando vieron que se acercaba de frente a ellos un hombre montando en un asno que se mostraba algo perjudicado por el alcohol. Venía de una romería y el hombre había bebido, lo que le llevaba a bailar de un lado al otro del animal rozando a cada momento la caída. ¿Qué os parece este mamarracho? preguntó Quevedo a su acompañante. Que viene como conviene a los que vienen de la romería; le contestaron y entonces el escritor lució su categoría sacándose una coplilla del ingenio al momento: Ese pollino que viene montado en otro pollino no viene como conviene que viene como con vino. Quédense con la copla porque lamentablemente en más de una ocasión podrán recordar a Quevedo y decirle a alguien eso de que no viene como conviene sino que viene como con vino.
Francisco de Quevedo
The final shadow that will close my eyes will in its darkness take me from white day and instantly untie the soul from lies and flattery of death, and find its way, and yet my soul won’t leave its memory of love there on the shore where it has burned: my flame can swim cold water and has learned to lose respect for laws’ severity. My soul, whom a God made his prison of, my veins, which a liquid humor fed to fire, my marrows, which have gloriously flamed, will leave their body, never their desire; they will be ash but ash in feeling framed; they will be dust but will be dust in love.
Francisco de Quevedo
«Las palabras son como las monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.» Francisco de Quevedo
Bernardo Stamateas (Gente tóxica)
Decir puede este río, si hay quien diga en favor de un desdichado, el tierno llanto mío; decirlo puede el prado, Aminta rigurosa, más por mí mal que por tu bien hermosa. Oyendo [aqu]estos cerros tu injusto agravio a mis querellas justas, dulcísimos destierros, pues de mis penas gustas, acabaráme olvido, y antes muerto estaré que arrepentido. Dulce imposible adoro: ¡ay del que sin ventura quiere tanto! Pierdo el tiempo si lloro, las palabras si canto, y la vida si quiero: piérdome en todo, y por perderme muero. ¡Qué de veces previne quejas para decirte, y al instante que a ver tu rostro vine, (propio temor de amante), un mover de tus labios me trujo olvido a infinidad de agravios! ¡Qué de veces tus ojos, de tanta voluntad dueños injustos, me trujeron enojos y me robaron gustos, trayendo con sus rayos al alma julios y a la orilla mayos! Flacas van mis manadas, que sienten el dolor que tú no sientes; buscando van cansadas: buscan agua en las fuentes, sin ver que están secretas agua en mis ojos, yerba en tus saetas. Viéronme estas arenas en otro tiempo, cuando Dios quería, libre de las cadenas que tienen en prisión el alma mía. ¡Oh libertad sagrada!, quien te perdió no tema perder nada.
Francisco de Quevedo (Obras Completas de Francisco de Quevedo (Spanish Edition))
De una madre nacimos los que esta común aura respirarnos; todos muriendo en lágrimas vivimos, desde que en el nacer todos lloramos. Sólo nos diferencia la paz de la consciencia, la verdad, la justicia, a quien el cielo hermosa, si severa, con alas blancas envió ligera porque serena gobernase el suelo. Ella asegura el tránsito a la vida. Feliz el que la cándida pureza no turba en la riqueza, y aquel que nunca olvida ser polvo, en el halago del tesoro, y el que sin vanidad desprecia el oro.
Francisco de Quevedo (Obras Completas de Francisco de Quevedo (Spanish Edition))
Cuando la derrota viene, acéptelo como una señal, de que sus planes no son sólidos, reconstruya esos planes y embárquese otra vez hacia su meta codiciada. Si se rinde antes que su meta haya sido alcanzada, usted es un perdedor”.
Francisco García de Quevedo (Como Poner Tu Negocio en Orden: Libro para empresarios y dueños de negocio hispanos. (Spanish Edition))
Y desnuda, rotísima doncella, tan linda estás, estás tan rica y bella, que matas más de celos y de amores que vestida a colores: y eres así a la espada parecida: que matas más desnuda que vestida.
Francisco de Quevedo (Obras Completas de Francisco de Quevedo (Spanish Edition))
Halló el son obediencia en los mármoles y oído en los muertos, y así al punto comenzó a moverse toda la tierra y a dar licencia a los güesos, que andaban ya unos en busca de otros. FRANCISCO DE QUEVEDO, El sueño del juicio final
Raquel Castro (Festín de muertos: Antología de relatos mexicanos de zombis)
El botón de Lichtenberg no es un ejemplo insólito de elevar lo menospreciado a alturas filosóficas. Es un tributo a la normalidad de todo lo que nos preocupa desde siempre. Desde la Antigüedad, el feliz culto a la trivialidad tiene varios tomos de obras incompletas: Luciano de Samósata elogiando la inmortalidad del alma de las moscas, Sinesio de Cirene defendiendo la sabiduría lampiña de los calvos, Leonardo da Vinci preguntando por qué es tan larga la lengua de un pájaro carpintero, Francisco de Quevedo ponderando las gracias y desgracias del ojo del culo, sor Juana Inés de la Cruz señalando el engaño colorido de los retratos, Xavier de Maistre detallando un viaje de cuarenta y dos días alrededor de su cuarto, J. W. Goethe describiendo la morfología de las nubes, Montaigne confesando un terror crónico a sus cálculos renales, Charles Lamb admirando la melancolía de los sastres, Schopenhauer examinando la visión nocturna de fantasmas, Darwin dedicándole su último libro a las lombrices, Machado de Assis proponiendo reglas para comportarse en los tranvías, Nietzsche interrogándose sobre el valor de un fósforo por su eventual poder de destrucción, R. L. Stevenson meditando sobre los efectos meteorológicos de un paraguas, Proust babeando por los lujosos salones de princesas y condesas de París, Chesterton predicando la humildad del plomo, Rosa Luxemburgo llamando por teléfono a sus amigos para que escucharan con ella a un ruiseñor, Roberto Arlt calculando con cuántas mujeres estuvo un difunto que escribió setenta y dos mil cartas de amor, Lu Sin debatiendo sobre los senos fajados versus los senos naturales, Theodor Adorno acusando lo insoportables que son los signos de exclamación, Salvador Novo argumentado su rencor contra la letra h, Vladimir Nabokov alabando las alas de las mariposas, Hannah Arendt discutiendo sobre la banalidad del mal, Clarice Lispector dictando reglas de seducción para mujeres, Roland Barthes explicando la mitología del bistec y las papas fritas, Virginia Woolf contándonos la muerte de una polilla, Sylvia Plath revelando el placer de escarbarse la nariz, Italo Calvino estudiando la fenomenología del llanto en las novelas, Cioran blasfemando contra el tedio de los domingos por la tarde, García Márquez especulando sobre la inutilidad de los días jueves, Wisława Szymborska y su preocupación por la inexistencia de una historia de los botones.
Julio Villanueva Chang (Un aficionado a las tormentas y otros textos al vuelo)
Yesterday a dream; tomorrow dust. Nothing, just before, just after, smoke.
Francisco de Quevedo
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
Francisco de Quevedo
Quien no ama con sus cinco sentidos a una mujer hermosa, no estima a la naturaleza su mayor cuidado y su mayor obra
Francisco de Quevedo
Mejor me sabe en un platón la sopa y el vino con la mosca y la zurrapa que al rico que se engulle todo el mapa muchos años de vino en ancha copa
Francisco de Quevedo
La guerra es de por vida en los hombres, porque es guerra la vida, y vivir y militar es una misma cosa
Francisco de Quevedo
Sale de la guerra, la paz; de la paz, la abundancia; de la abundancia, el ocio; del ocio, el vicio; del vicio, la guerra
Francisco de Quevedo
Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir
Francisco de Quevedo
Retirado en la paz de estos desiertos, Con pocos, pero doctos libros juntos, Vivo en conversación con los difuntos, Y escucho con mis ojos a los muertos. Si no siempre entendidos, siempre abiertos, O enmiendan, o fecundan mis asuntos; Y en músicos callados contrapuntos Al sueño de la vida hablan despierto ___ Retired to these deserts and at peace, and with but few, though learnèd, books beside, I live conversing now with the deceased, and listen with my eyes to those who died. Open, whether or not I miss their points, they mend or fecundate my everything, their music’s muted counterpoints when joined with this life’s dream bespeak awakening.
Francisco de Quevedo
Español: Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos, pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos, y escucho con mis ojos a los muertos. Si no siempre entendidos, siempre abiertos, o enmiendan, o fecundan mis asuntos; y en músicos callados contrapuntos al sueño de la vida hablan despiertos. ---- English 1: Withdrawn to this solitary place, With a few but learned books, I live conversing with the dead, listening to them with my eyes. Open always, if not always understood, they amend, they enrich my affairs: in rhythms of contrapuntal silence, awakened, they speak to the dream of life. English 2: Retired to these deserts and at peace, and with but few, though learnèd, books beside, I live conversing now with the deceased, and listen with my eyes to those who died. Open, whether or not I miss their points, they mend or fecundate my everything, their music’s muted counterpoints when joined with this life’s dream bespeak awakening.
Francisco de Quevedo
Para conservar la salud y cobrarla si se pierde, conviene alargar en todo y en todas maneras el uso del beber vino, por ser, con moderación, el mejor vehículo del alimento y la más eficaz medicina
Francisco de Quevedo
Las malas conductas generan malas consecuencias: ... nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres,
Quevedo Francisco De (Historia de La Vida del Buscon)
He sido malo por muchos caminos y habiendo dejado de ser malo, no soy bueno, porque he dejado el mal de cansado y no de arrepentido.
Francisco de Quevedo (Carta de las calidades del casamiento)
«Entre dos peñas feroces, un fraile daba voces».
Francisco de Quevedo (Gracias y desgracias del Ojo del culo Dirigido a Doña Juana mucha montón de carne mujer gorda por arrobas)
Pero, cuando comienzan las desgracias en uno, parece que nunca se han de acabar, que andan encadenadas y unas traian a otras.
Francisco de Quevedo (Historia de la vida del Buscón)
¿Quién los jueces con pasión, sin ser ungüento hace humanos, pues untándoles las manos les ablanda el corazón?
Francisco de Quevedo
Bless me' quoth I (crossing myself) 'what spectacle have we here?' 'This' (said the good Father who was to do the Feat) 'is a man that's possest with an Evil Spirit.' 'That's a damn'd lye' (with respect of the Company, cryed the Devil that tormented him) 'for this is not a man possest with a Devil, but a Devil possest with a man. ... You are to understand that we Devils never enter into the body of a Catchpole, but by force, and inspight of our hearts; and therefore to speak properly, you are to say, this is a Devil Catchpol'd, and not a Catchpole bedevil'd.
Roger l'Estrange (The visions of dom Francisco de Quevedo Villegas, knight of the Order of St. James made English by R.L. (1667))
Ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad.
Francisco de Quevedo