Esposo Quotes

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La única cosa que tenía sentido eran los pensamientos que se repetían en mi cabeza: Estaba a punto de convertirme en el esposo de la segunda mujer a la que había amado.
Jamie McGuire (A Beautiful Wedding (Beautiful, #2.5))
Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración. Que algo más que la virtud le haga acreedora al respeto, a la admiración, al amor. Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas… Que pueda llegar a valerse por sí sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan.
Gabriela Mistral
Tú, tú, extraña, criatura celeste, a ti es a quien amo como a mí mismo. Tú, pobre y oscura, pequeña y sencilla, eres quien quiero que me acepte por esposo.
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
Chouka era muy divertida. Por desgracia, cuando dos años más tarde se casó, su esposo le prohibió verme. Para él, yo era una persona amoral
Marjane Satrapi (The Complete Persepolis)
—Amado esposo, no te permitiré morir nunca. —Suena bien, repítelo. —Te amo, esposo mío, te amo y ni la muerte va a arrancarte de mi lado. —Tenlo por seguro, porque te seguiré a través de la eternidad…
Lola P. Nieva (Los tres nombres del lobo (Lobo, #1))
—Mírame. Le gustó el ascenso agobiado de sus pestañas, lo encandiló el peculiar turquesa de sus ojos, y lo fascinó la adoración con que lo miró, lo hizo sentir poderoso, triunfador. Se inclinó para hablarle sobre los labios. — ¿Eres mía? Dímelo. ¿Sólo yo te importo, verdad? ¿Sólo a mí me amas? —Sí a todo. Sí, soy tuya y de nadie más. Sí, sólo tú me importas. Sí, sólo“te amo a ti, mi dulce y adorado esposo.
Florencia Bonelli (El cuarto Arcano II. El puerto de las tormentas)
Deita ao lado dela, segura sua mão ardente. Esposa. A paz da noite envolve os esposos. O amor é sempre doce e bom, mesmo quando a morte está próxima. Os corpos não se balançam mais no ritmo do amor. Mas nos corações dos dois meninos não há mais nenhum medo. Somente paz, a paz da noite da Bahia.
Jorge Amado
Tal vez el hecho de alegrarse de los problemas ajenos hacía que los suyos y los de su esposo fueran menos perturbadores.
Guillermo del Toro
¿No es una cosa terrible, esposo mío dijo Kokua-, que la salvación propia signifique la condenación eterna de otra persona? Creo que yo no podría tomarlo a broma
Robert Louis Stevenson (The Bottle Imp)
esas comparaciones de prometido, esposo, amante celestial y de matrimonio eterno, que se repiten en los sermones, le despertaban en lo hondo del corazón ternezas inesperadas
Gustave Flaubert (Madame Bovary (French Edition))
Bueno, alguna vez fui joven, pero nunca fui muy guapa... mala suerte para mí. No obstante, me conseguí un muy buen esposo, y vaya a saber usted si la mayor de las bellezas puede hacer más que eso.
Jane Austen (Sense and Sensibility)
Raul e Marcela - dizia-se - não eram dois esposos, eram dois amantes. Com efeito, para a sociedade, existe uma grande diferença entre «marido e mulher» e amante e amante. (...) O amor dos amantes é pelo contrário, livre; livre de todas as peias, de toda a hipocrisia. Não tem de guardar reservas: pode beijar as bocas, os seios, os corpos todos... É a liberdade na paixão, e como é liberdade, grangeou o ódio da «gente honesta»...
Mário de Sá-Carneiro (Loucura...)
Algunos doctos sostienen que debemos a los griegos el emblema de los cuernos, porque los griegos designan con la denominación de macho cabrío al esposo de la mujer que es lasciva como una cabra. En efecto, los griegos llaman a los bastardos hijos de cabra.
Voltaire (Diccionario Filosófico (Spanish Edition))
Y ahí es donde se les vio por última vez, parados, brazo con brazo, sobre la cubierta, a esta devota esposa abrazada valerosamente de su esposo, a este amoroso esposo estrechando protectoramente a su esposa, al hundirse el barco. Juntos por siempre … Barbara De Angelis, doctora en filosofía
Jack Canfield (Sopa de Pollo para el Alma de la Pareja: Relatos inspirecionales sobre el amor y las relaciones)
O amor é a concordância da necessidade com o sentimento, e a felicidade no casamento resulta de um entendimento perfeito das almas entre os esposos Disso decorre que, para ser feliz, um homem é obrigado a respeitar certas regras de honra e da delicadeza. Depois de se ter valido da lei social que consagra a necessidade, deve obedecer às leis secretas da natureza que fazem eclodir os sentimentos. Se coloca a sua felicidade em ser amado, é preciso que ame sinceramente: nada resiste a uma paixão verdadeira. Mas ser apaixonado é desejar sempre. Pode-se desejar sempre a própria mulher? Sim.b
Honoré de Balzac
los hombres habían dejado de existir, habían perdido todo rasgo de humanidad y eran solamente fardos inertes. Nadie habría dicho que un poco antes fueran padres, esposos, hijos y hermanos, personas con ilusiones y miedos. Era solo un ejército de espectros petrificados, con el rictus de la agonía aún pintado en el rostro. Blasco
Sebastián Roa (Venganza de sangre)
Seré el sueño de tu mirada, de tus labios, de tu ardiente fuego; seré objeto de tu sonrisa, de tu piel, de tus caricias; seré tu eternidad de amor y tu realidad de sentir. Andreah Danielle Riviere, eres el amor de mi vida. Este lobo ya no quiere seguirle aullando a la luna en soledad. ¿Me concederías el privilegio de tomarme como esposo?
Mariela Villegas Rivero ("Luna Llena")
El amor verdadero es tan real como las personas que lo descubrieron en sus caminos.
Martín Balarezo García
Voy a ser la esposa del Rey, el mismo que golpea a las mujeres y nadie puede hacer nada para cambiar eso. Todo porque él es un emperador y un emperador nunca debe ser contrariado. ¡Qué hermoso destino que voy a tener por delante! ¡En mi cabeza una corona de oro y un esposo abusador! Si esto se puede llamar un futuro iluminado, prefiero que el mío sea apagado.
Pet Torres (La Corona de Clavos (Esposa del Rey #1))
Blanca se llevaba bien con su esposo. Las únicas oportunidades en que discutían era cuando ella intentaba averiguar sobre las finanzas familiares. No podía explicarse que Jean se diera el lujo de comprar porcelana y pasear en ese vehículo atigrado, si no le alcanzaba el dinero para pagar la cuenta del chino del almacén ni los sueldos de los numerosos sirvientes.
Isabel Allende (La casa de los espíritus)
36 Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la encuentra en un alma, vuela y entra en esa alma en plenitud, y se le comunica tanto más abundantemente cuanto más sitio hace el alma a su Esposa. Una de las razones de que el Espíritu Santo no realice ahora maravillas portentosas en las almas es que no encuentra en ellas una unión suficientemente estrecha con su fiel e indisoluble Esposa.
Luis María Grignion de Montfort (Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen)
Aquí quiere vivir por sí misma, sin estorbos; no ser otra cosa sino la mujer joven, desmesuradamente adulada y adorada, que, en medio de mil superfluas ocupaciones, se olvida de todo, del reino, del esposo, de la corte, del tiempo, y a veces -y éstos son acaso sus minutos más dichosos- hasta de sí misma. Con Trianón, este espíritu desocupado ha encontrado por fin una ocupación, un juego, que se renueva constantemente.
Stefan Zweig (Maria Antonieta)
Éste, pues, por abreviar el cuento de mi desventura, te diré en breves palabras la que me ha causado. Viome, requebróme, escuchéle, enamoréme, a hurto de mi padre; porque no hay mujer, por retirada que esté y recatada que sea, a quien no le sobre tiempo para poner en ejecución y efecto sus atropellados deseos. Finalmente, él me prometió de ser mi esposo, y yo le di la palabra de ser suya, sin que en obras pasásemos adelante.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
¿Qué hace ese muchacho, un sábado a la tarde, subido a una escalera, arreglando el fluorescente de la cocina, yendo a la ferretería, consultando libros de electricidad? Cristina piensa que eso es ser un buen marido. Yo le explico que no, que esa clase de esposo (en apariencia funcional) lo que tiene es miedo a quedarse tirado en el sofá, descubriéndose. ¿Para qué quiere una mujer un marido incapaz de reencontrarse consigo mismo?
Hernán Casciari (Charlas con mi hemisferio derecho)
-Ya, ya, puede tratarme todo lo mal que quiera -exclamó con su habitual buen humor la señora Jennings-. Me ha sacado a Charlotte de encima, y no puede devolverla. Así es que ahora se desquita conmigo. Charlotte se rió con gran entusiasmo al pensar que su esposo no podía librarse de ella, y alegremente dijo que no le importaba cuán irascible fuera él hacia ella, igual debían vivir juntos. Nadie podía tener tan absoluto buen carácter o estar tan decidido a ser feliz como la señora Palmer.
Jane Austen (Sense and Sensibility)
Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higos del cuento. De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro. Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos, otro higo era ser una poetisa famosa. Otro higo era ser una brillante profesora. Otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora). Otro higo era Europa y África y América del Sur. Otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales. Otro higo era un campeonato olímpico y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar. Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.
Sylvia Plath (La campana de cristal)
Desechásteme, ¡oh ingrata!, por quien tiene más, no por quien vale más que yo; mas si la virtud fuera riqueza que se estimara, no envidiara yo dichas ajenas ni llorara desdichas propias. Lo que levantó tu hermosura han derribado tus obras; por ella entendí que eras ángel, y por ellas conozco que eres mujer. Quédate en paz, causadora de mi guerra, y haga el cielo que los engaños de tu esposo estén siempre encubiertos, porque tú no quedes arrepentida de lo que hiciste y yo no tome venganza de lo que no deseo.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
—Ahora, no sé mucho sobre ser un esposo —dijo mientras puso mis manos en mi regazo, y realmente no tenía idea de adónde iba con esto—. ¿Sabes lo que está grabado en nuestros anillos? Está en Atlántico antiguo —me dijo cuándo negué con la cabeza—. Ambos dicen lo mismo. Siempre y para siempre. Eso somos nosotros. —Sí —susurré, mi garganta se apretó—. Así es. —Obviamente, no tengo experiencia en todo el departamento del matrimonio, pero sea como sea, eres mi esposa. Eso significa que no fingiremos más, ¿correcto? Que, siempre y para siempre, somos reales el uno con el otro.
Jennifer L. Armentrout (The ​Crown of Gilded Bones (Blood and Ash, #3))
(...) Qual sera o destino de Helène? O meu, certamente. Que meios têm as mães de assegurar às suas filhas que o homem ao qual elas serão entregues será o esposo de seus corações? As pobres criaturas que se vendem por alguns trocados a um homem qualquer são humilhadas, mas a fome e a necessidade absolvem essas uniões efêmeras; enquanto a sociedade tolera e encoraja a união imediata, da mesma maneira horrível, de uma jovem menina ingênua e de um homem que ela mal conhecia há três meses; ela é vendida por toda sua vida. É verdade que o preço é alto! Se, não permitindo nenhum compensação a suas dores, ele será honrado; mas, não, o mundo calunia as mais virtuosas dentre nós! Este é nosso destino, visto sob duas faces: uma prostituição pública e a vergonha, e uma prostituição secreta e a tristeza. Quanto às pobres meninas sem dote, elas se tornam loucas, elas morrem; para elas, não há piedade! A beleza, as virtudes não são valores no bazar humano, e esse antro de egoísmo é chamado de Sociedade. Mas que as mulheres sejam deserdadas! Ao menos assim, uma lei da natureza será cumprida ao escolher as companhias, casando-as segundo a vontade de seus corações.
Honoré de Balzac (A Woman Of Thirty)
Llegué a ti siendo una niña pobre y estúpida me comprometí contigo muy joven porque no conocía tu naturaleza. Vi la cara del diablo es igual a la tuya, me enseñó su rostro es igual al tuyo. Todas esas noches, mi esposo y yo juntos, todas esas noches, esperando que rompieran esa puerta. Las caras de los hijos y las madres de los desaparecidos esperando para maldecirnos con sus antorchas con sus sombras Amé a quien amé ¿qué quieres que haga? arráncame la piel, arráncame la carne poco a poco si esa es mi penitencia ¡Basta ya! No voy a preguntar por qué Conozco tu naturaleza, tú conoces la mía.
Griselda Salazar
El fiscal Chacaltana puso el punto final con una mueca de duda en los labios. Volvió a leerlo, borró una tilde y agregó una coma con tinta negra. Ahora sí. Era un buen informe. Seguía todos los procedimientos reglamentarios, elegía sus verbos con precisión y no caía en la chúcara adjetivación habitual de los textos legales. Evitaba las palabras con ñ-porque su Olivetti del 75 había perdido la ñ-pero conocía suficientes palabras para no necesitarla. Podía escribir "cónyuge" en lugar de "señor esposo", o "amanecer" en lugar de "mañana". Se repitió satisfecho que, en su corazón de hombre de leyes, había un poeta pugnando por salir.
Santiago Roncagliolo (Abril rojo)
Cuentan que a principios del siglo pasado una dama inglesa que debía viajar a un pueblo indio mandó una carta al maestro de la escuela local para preguntarle si el lugar disponía de un WC. Las autoridades locales no conocían esa palabra y debatieron; tras muchas dudas, decidieron que la dama debía querer decir wayside chapel —una capilla cercana— y le encargaron al maestro que respondiera con toda la amabilidad del vasallo colonial: "Querida señora, tengo el placer de informarle que el WC se encuentra a nueve millas de la casa, en medio de un delicioso bosque de pinos. El WC puede recibir 229 personas sentadas y funciona los domingos y los jueves. Le sugeriría que acudiese temprano, sobre todo en verano, cuando la concurrencia es grande. Puede también quedarse de pie pero sería incómodo, sobre todo si va usted con frecuencia. Sepa usted que mi hija se casó allí, porque fue donde conoció a su futuro esposo (...). Le recomendaría que fuera un jueves, día en que podrá disfrutar del acompañamiento de un órgano. La acústica es excelente y los sonidos más delicados pueden ser apreciados en todos los rincones. Hace poco se instaló una campana, que suena cada vez que entra alguien. Un pequeño comercio ofrece almohadones, muy apreciados por el público. Será un placer acompañarla personalmente y ubicarla en lugar bien visible...
Martín Caparrós (El hambre)
– La gracia conyugal es una relación, tiene la forma propia de una unión de amor, que viene de Cristo y la Iglesia pasando por los cónyuges. Por eso la gracia nunca será dada solo al individuo: su misma estructura es interpersonal. Con una bella expresión la ha definido Duns Scoto como gratiosa conjunctio animorum[63]. – A partir de aquí, esta gracia puede describirse según los bienes del matrimonio (San Buenaventura) o según sus fines (santo Tomás), sin olvidar que su referente de medida es la unión de Cristo y la Iglesia. La gracia ayudará a los esposos a mantenerse fieles a su único cónyuge, a abrirse generosamente a la vida, a superar los escollos del camino.
José Granados (Una sola carne en un solo espíritu (Pelícano) (Spanish Edition))
estrés proceda de nuestras relaciones con la familia, amigos, compañeros de trabajo y extraños.  ¿Le animaron sus padres a nutrir su autoestima o le obligaban a aceptar expectativas que no deseaba y que usted sentía que debía alcanzar a fuerza?  ¿qué tipo de modelos fueron sus padres y su relación entre ellos mismos?  ¿siente usted que actúa de forma similar y con comportamientos destructivos con su esposo/a, amistades o compañeros de trabajo?  Es muy fácil apuntar con el dedo y culpar a los demás pero si queremos minimizar el estrés en nuestras vidas debemos entender que a veces provocamos estas situaciones estresantes por medio de interacciones no saludables.  Es como suelen decir, ¡hacen falta dos para bailar un tango!
Moisés-Moses Durazo (Cómo los imanes pueden salvar tu Vida: Una Guía Holística para una Vida Óptima (Secreto Médico nº 1) (Spanish Edition))
Porque cuando a uno le ponen los cuernos con toda franqueza, como sucede en las uniones libres, se puede decir que no existen, ya que pierden toda su significación, e incluso el nombre de cuernos. Es más, en este caso, la mujer da a su compañero una prueba de estimación, ya que le considera incapaz de oponerse a su felicidad y lo bastante culto para no intentar vengarse del nuevo esposo… ¡El diablo me lleve… ! Yo me digo a veces que si me casase, si me uniese a una mujer, legal o libremente, que eso poco importa, y pasara el tiempo sin que mi mujer tuviera un amante, se lo llevaría yo mismo y le diría: «Amiga mía, te amo de veras, pero lo que más me importa es merecer tu estimación.» ¿Qué le parece? ¿Tengo razón o no la tengo?
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
Será complejo, pero valdrá la pena, porque cuando todo parezca ponerse en contra tuya, cuando caigas y te sientas derrotado, sabrás que habrá alguien que te espera con los brazos abiertos, que te ama, que se siente mal por tu tristeza, que estará a tu lado siempre, sin importar los giros de tu fortuna. Y si es tarde y no has llegado a casa, tu esposa estará despierta, mirando el teléfono y asomándose por la ventana cada vez que oiga un auto. Y a mí, cuando los niños me falten al respeto, cuando el trabajo de la casa me agobie, cuando mis planes se deshagan y todo parezca venirse abajo, mi esposo me apoyará, me tomará de la mano y me dará fuerzas, como un amigo sincero en cuyo pecho podré llorar abiertamente, sin vergüenza y sin temor.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Juventud en éxtasis)
Al hombre verdadero se le conoce porque domina sus apetitos. Se caracteriza por su devoción hacia su familia y los intereses familiares y no se irrita fácilmente, honra el dinero, porque representa al trabajo que confiere honores a su poseedor; rechaza todas las cosas que puedan perjudicar a su país, a sus dioses, a su familia. Tiene paciencia infinita y mucha calma, siempre concluye los asuntos de modo satisfactorio y es bueno consigo mismo y con los suyos. Es buen esposo. cuidadoso en todas sus cosas con aguante para os sufrimientos e indiferente al dolor. Nunca se desilusiona porque jamás se deja llevar por falsas fantasías y sueños imposibles. Cumple con su deber, sobre todo cumple con su deber, con prudencia y tras larga reflexión.
Taylor Caldwell (A Pillar of Iron)
Las grandes palabras, le parecía a Connie, habían perdido valor para su generación: amor, alegría, felicidad, casa, madre, padre, esposo, todas aquellas palabras grandes y dinámicas se habían medio muerto y agonizaban de día en día. Casa era un sitio donde se vivía, amor era una cosa sobre la que no había que hacerse ilusiones, alegría era una palabra que se aplicaba a un buen charlestón, felicidad era una expresión de hipocresía utilizada para engañar a otros, un padre era un individuo que disfrutaba de su propia existencia, un marido era un hombre con el que se vivía y al que se mantenía de buen humor. En cuanto al sexo, la última de las grandes palabras, era una ensalada de expresión utilizada para una sensación que te daba ánimos un momento y luego te dejaba más hecha cisco que nunca. ¡Gastado! Era como si el paño de que uno está hecho fuera del más barato y se fuera deshilachando hasta desaparecer.
D.H. Lawrence (Lady Chatterley's Lover)
El marido debe amar a la esposa como Cristo amó a su Iglesia y —sigamos leyendo— «dio la vida por ella» (Efesios 5, 25). Así pues, esta autoridad está más plenamente personificada no en el marido que todos quisiéramos ser, sino en Aquel cuyo matrimonio más se parece a una crucifixión, cuya esposa recibe más y da menos, es menos digna que él, es —por su misma naturaleza— menos amable. Porque la Iglesia no tiene más belleza que la que el Esposo le da; Él no la encuentra amable, pero la hace tal. Hay que mirar el crisma de esta terrible coronación no en las alegrías del matrimonio de cualquier hombre, sino en sus penas, en la enfermedad y sufrimientos de una buena esposa, o en las faltas de una mala esposa, en la perseverante (y nunca ostentosa) solicitud o inextinguible capacidad de perdón de ese hombre, perdón, no aceptación. Así como Cristo ve en la imperfecta, orgullosa, fanática o tibia Iglesia terrena a la Esposa que un día estará «sin mancha ni arruga», y se esfuerza para que llegue a serlo, así el esposo, cuya autoridad es como la de Cristo (y no se le ha concedido ninguna de otra clase), jamás debe desesperar. Por tanto, en esos matrimonios desgraciados, la «autoridad» del marido, si es que puede mantenerla, es más semejante a la de Cristo.
C.S. Lewis (The Four Loves)
De todas las criaturas que tienen mente y alma no hay especie más mísera que la de las mujeres. Primero han de acopiar dinero con que compren un marido que en amo se torne de sus cuerpos, lo cual es ya la cosa más dolorosa que hay. Y en ello es capital el hecho de que sea buena o mala la compra, porque honroso el divorcio no es para las mujeres ni el rehuir al cónyuge. Llega una, pues, a nuevas leyes y usos y debe trocarse en adivina, pues nada de soltera aprendió sobre cómo con su esposo portarse. Si, tras tantos esfuerzos, se aviene el hombre y no protesta contra el yugo, vida envidiable es ésta; pero, si tal no ocurre, morirse vale más. El varón, si se aburre de estar con la familia, en la calle al hastío de su humor pone fin; nosotras nadie más a quien mirar tenemos. Y dicen que vivimos en casa una existencia segura mientras ellos con la lanza combaten, mas sin razón: tres veces formar con el escudo preferiría yo antes que parir una sola. Pero el mismo lenguaje no me cuadra que a ti: tienes esta ciudad, la casa de tus padres, los goces de la vida, trato con los amigos, y en cambio yo el ultraje padezco de mi esposo, que de mi tierra bárbara me raptó, abandonada, sin patria, madre, hermanos, parientes en los cuales pudiera echar el ancla frente a tal infortunio.
Euripides (Medea)
Sé a qué huele. Esta pequeña peca en su cuello cuando se recoge el cabello. Su labio superior es un poco más carnoso que el inferior. La curva de su muñeca, cuando sostiene un bolígrafo. Está mal, muy mal, pero conozco su forma. Me voy a dormir pensando en eso, y luego me despierto, voy a trabajar, y ella está allí, y es imposible. Le digo cosas que sé que ella aceptará, solo para escucharla tararear en respuesta. Es como agua caliente bajando por mi jodida espina dorsal. Está casada. Es brillante. Ella confía en mí, y yo solo pienso en llevarla a mi oficina, desnudarla, hacerle cosas indescriptibles. Y quiero decirle. Quiero decirle que es luminosa, es tan brillante en mi mente, que a veces no puedo concentrarme. A veces olvido por qué entré en la habitación. Estoy distraído. Quiero empujarla contra una pared, y quiero que ella me empuje a la vez. Quiero retroceder en el tiempo y golpear a su estúpido esposo el día que lo conocí y luego viajar al futuro y golpearlo de nuevo. Quiero comprarle flores, comida, libros. Quiero tomar su mano y quiero encerrarla en mi dormitorio. Ella es todo lo que siempre quise y quiero inyectarla en mis venas y también no volver a verla nunca más. No hay nada como ella y estos sentimientos son jodidamente intolerables. Estaban medio dormidos mientras ella no estaba, pero ahora está aquí y mi cuerpo piensa que es un jodido adolescente y no sé qué hacer. No sé qué hacer. No hay nada que pueda hacer, así que solo… no haré nada.
Ali Hazelwood (Love on the Brain)
—Por cierto, durante mi época de cheerleader conocí a muchos hombres bellos interesados en mí, pero a la gran mayoría le habían sustituido el cerebro por un maní, nada más atractivo que un hombre con más seguridad e inteligencia que músculos, aunque en muy pocos casos hay excepciones. Gracias a Dios lo comprendí a tiempo - dijo poniendo los ojos en blanco, recordando de lo que se había salvado y la sabia elección que había hecho—, terminé casada con el ratón de laboratorio de la universidad y puedo decir que han sido los mejores quince años de mi vida. —Eso es imposible Vivian —señaló con incredulidad, mientras observaba como ella le quitaba las mancuernillas y las colocaba sobre el escritorio—. Puede que hayas aprendido a convivir con tu esposo, pero decir que han sido los más felices… ¿acaso no hay discusiones? —Las hay, claro y algunas veces muy a menudo, ya sea porque no nos ponemos de acuerdo sobre quién va a llevar a los niños al colegio, o a quién le toca comprar el pan. Samuel se quejó al sentir el frío apoderársele de la mano, cuando Vivian se la metió en el hielo,pero inmediatamente se hizo el fuerte y ella siguió hablando. —Sin embargo, son más los buenos momentos, no todo en la vida es bueno o malo, sino una mezcla de ambos y es mejor tener con quien discutir, alguien que escuche nuestras quejas,nuestras victorias y derrotas, compartir con alguien los momentos felices y llorar con alguien nuestras penas —le decía con toda sinceridad mirándolo a los ojos—. Siempre, siempre es mejor compartir la carga, para que haya un equilibrio, tienen que haber dos partes. Sino todo el peso nos caería encima y terminaría aplastándonos.
Lily Perozo (Dulces mentiras, amargas verdades: Decisiones)
Una fuente de paz sin explotar Una fuente de paz sin explotar, pues la única esperanza real es recurrir a la sabiduría colectiva de las mujeres, aquellas que tienen experiencia directa del precio de una guerra: la vida de un niño, de un nieto, un hermano, un esposo; la pérdida de un miembro o de la cordura de alguien cercano y querido; la pérdida de la risa, la dominación del miedo; la pérdida de esperanza para el futuro.   Una fuente de paz sin explotar, aquellas que han vivido la violencia doméstica: que han visto en sus hijos los efectos de la intimidación, que han visto enmudecer a sus hijas, que han visto apagarse la luz en sus ojos; aquellas que saben que cuando cada niña y cada niño importen, cuando ninguno de ellos pase hambre, soporte abusos o quede excluido, el mundo será un lugar más amable para todos nosotros.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres con empatía que viven en un mundo aparte, que se sienten seguras, queridas, afortunadas y, no obstante, son capaces de imaginar lo que es verse impotente, golpeada, violada, forzada luego a dar a luz a esa criatura concebida en la violencia; mujeres que saben en lo hondo de sus corazones que lo que le sucede a cualquier mujer en cualquier parte podría sucederles a ellas.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres que ven a sus seres queridos sedientos de venganza, llenos de odio, constantemente en guardia, devorados por el miedo o temerosos de dormirse a causa de las pesadillas; maridos, hermanos, hijos, y ahora hijas que vuelven de la guerra y se parecen poco a lo que hubieran podido ser en un mundo de paz.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres reunidas en círculos, las mujeres conectadas, las mujeres unidas que traen la feminidad sagrada, el instinto maternal, el arquetipo de la hermana, el poder de la Madre al mundo.   JEAN SHINODA BOLEN
Jean Shinoda Bolen (Mensaje urgente a las mujeres)
—¡Arriba, princesita! El grito la sobresaltó, incorporándose de golpe, desorientada. Miró a su alrededor. La luz había vuelto, y Hewan estaba de pie en mitad de la estancia. Tenía una cadena más delgada en una mano, y una bolsa negra en la otra. Se había cambiado la falda de cuero de la noche anterior por otra de lana gruesa, tejida a cuadros verdes con líneas negras —¿No puedes ser más delicado a la hora de despertarme? —se quejó Rura con irritación. —¿La princesita se ha asustado? —Se llevó la mano al pecho, simulando estupor—. Lo lamento mucho, alteza imperialísima. ¿Vais a ordenar azotarme? Rura se levantó. Se sentía sucia y horrenda, con el pelo enredado y el quimono lleno de arrugas. Y olía a sudor. Hacía años que sus axilas no olían. —No me llames así —gruñó. —¿Princesita? ¿No te gusta? —Me importa un comino si me llamas princesita. No te dirijas a mí como Alteza Imperial. No tengo el derecho a usar el título. Rura intentó evitarlo, pero la amargura fue evidente en su voz. Hewan soltó una carcajada y puso los brazos en jarras. La cadena y la bolsa negra colgaban de sus manos. —Vaya, vaya, vaya… Así que no eres hija legítima —se burló—. Lástima. Pensaba utilizarte como moneda de cambio, pero ya veo que no me servirás ni para eso. Probablemente, cuando la noticia de tu captura llegue a oídos de tu padre, el gran príncipe heredero, se sentirá aliviado. ¿No es así? —¡Mi padre me quiere! —gritó furiosa—. ¿Me oyes, bestia inmunda? ¡Mi padre me quiere, y cuando venga a por mí, traerá con él todo el ejército imperial! ¡Destrozará estas montañas hasta encontrarme! Y tú y tu pueblo lo pagaréis con la exterminación. Se sintió como una niña malcriada gritando toda esa sarta de mentiras, pero en aquel momento no podía afrontar la verdad que había en las palabras de aquel extraño. La sonrisa de Hewan murió y su rostro se transformó en una máscara colérica. —Claro que te quiere, princesita —siseó. Tenía el cuello en tensión, y los tendones se marcaban, abultados bajo la piel—. Por eso permitió que tu esposo el gobernador te repudiara y te exiliara. Rura no contestó. ¿Qué iba a decir? ¿Confesar ante este extraño que se lo merecía por lo que había hecho? ¿Que tenía suerte de estar viva? Había conspirado para matar a Kayen. El hecho que fuese por orden de su padre, no la convertía en inocente. Además, estaba segura que su exilio tenía mucho más que ver con la paliza que le dio a la esclava, que con el intento de asesinato. —¿No dices nada? Rura se escondió de nuevo tras su máscara de princesa. Levantó la barbilla con orgullo y se negó a hablar. Hewan se acercó a ella, y Rura luchó con el impulso de huir de él. Le puso la bolsa delante de la cara. —Hueles que apestas —le dijo. Rura enrojeció de rabia y de vergüenza—. Te voy a llevar a los baños para que te puedas lavar, pero para eso tengo que taparte la cabeza. —No quiero ir. Puedo lavarme aquí si alguien me trae agua y jabón. —Nadie te ha pedido tu opinión, princesita. —Le pasó la bolsa por la cabeza y se la anudó en el cuello, por encima del collar metálico—. No te preocupes, no dejaré que te caigas… creo. Desenganchó la cadena que la mantenía sujeta a la pared, y aseguró la nueva cadena que llevaba en la mano, más delgada y corta. —¿Tienes que llevarme como si fuera un perro? —preguntó indignada— . No voy a echar a correr. —Por supuesto que no correrás —contestó Hewan, guasón—. Esta cadena no es para impedir que huyas; es para humillarte. —Eres un animal. —Puede ser, pero no soy yo el que lleva collar y cadena, princesita. Y que no se te ocurra intentar quitarte la bolsa de la cabeza: si lo haces, tendré que arrancarte esos bonitos ojos que tienes.
Alaine Scott (La princesa sometida (Cuentos eróticos de Kargul #3))
Com as próprias mãos ela deu fim à existência. Talvez fosse melhor poupar-vos dos detalhes mais dolorosos, pois os fatos lastimáveis não se desenrolaram em vossa presença. Contudo sabereis o que sofreu Jocasta, até onde eu puder forçar minha memória. Quando a infeliz transpôs a porta do seu quarto lançou-se como louca ao leito nupcial; com as duas mãos ela arrancava seus cabelos. Depois fechou as portas violentamente, chamando aos gritos Laio há tanto tempo morto, gritando pelo filho que trouxera ao mundo para matar o pai e que a destinaria a ser a mãe de filhos de seu próprio filho, se merecessem esse nome. Lamentava-se no leito mesmo onde ela havia dado à luz — dizia a infeliz — em dupla geração aquele esposo tido de seu próprio esposo e os outros filhos tidos de seu próprio filho! Como em seguida ela morreu, não sei contar. Aos gritos Édipo acorreu, mas também ele não pôde presenciar a morte da rainha. Os nossos olhos não se despregavam dele correndo como um louco em todos os sentidos, pedindo em altos brados que um de nós lhe desse logo um punhal, gritando-nos que lhe disséssemos onde se achava sua esposa (esposa não, mas a mulher de cujo seio maternal saíram ele próprio e todos os seus filhos). Em seu furor não sei que deus fê-lo encontrá-la (não foi nenhum de nós que estávamos por perto). Então, depois de dar um grito horripilante, como se alguém o conduzisse ele atirou-se de encontro à dupla porta: fez girar os gonzos, e se precipitou no interior da alcova. Pudemos ver, pendente de uma corda, a esposa; o laço retorcido ainda a estrangulava. Ao contemplar o quadro, entre urros horrorosos o desditoso rei desfez depressa o laço que a suspendia; a infeliz caiu por terra. Vimos, então, coisas terríveis. De repente o rei tirou das roupas dela uns broches de ouro que as adornavam, segurou-os firmemente e sem vacilação furou os próprios olhos, gritando que eles não seriam testemunhas nem de seus infortúnios nem de seus pecados: “nas sombras em que viverei de agora em diante”, dizia ele, “já não reconhecereis aqueles que não quero mais reconhecer!” Vociferando alucinado, ainda erguia as pálpebras e desferia novos golpes. O sangue que descia em jatos de seus olhos molhava toda a sua face, até a barba; não eram simples gotas, mas uma torrente, sanguinolenta chuva em jorros incessantes. São ele e ela os causadores desses males, e os infortúnios do marido e da mulher estão inseparavelmente entrelaçados. Ambos provaram antes a felicidade, herança antiga; hoje lhes restam só gemidos, vergonha, maldição e morte, ou, em resumo, todos os males, todos, sem faltar um só!
Sophocles (Oedipus Rex (The Theban Plays, #1))
No nos tuteábamos, por la rara costumbre colombiana de tutearse desde el primer saludo y pasar al usted sólo cuando se logra una mayor confianza —como entre esposos.
Gabriel García Márquez (Vivir para Contarla)
—[...] Tiene unas manos maravillosas; mi madre las habría llamado manos de mago. Mi padre sonrió. —Las ha heredado de su madre: delicadas pero fuertes. Perfectas para fregar cacharros, ¿verdad, mujer? Mi madre le dio un manotazo; luego le cogió una mano a su esposo y se la abrió para enseñársela a Ben. —Mi hijo tiene las mismas manos que su padre: elegantes y suaves. Perfectas para seducir a las hijas de los nobles. —Mi padre quiso protestar, pero ella no le hizo caso—. Con esos ojos y esas manos, no habrá ni una sola mujer a salvo en el mundo cuando mi hijo empiece a correr detrás de las faldas. —Cuando empiece a cortejar doncellas, querida —la corrigió mi padre.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Alguien que a toda hora se queja con amargura de tener que soportar su cruz (esposo, esposa, padre, madre, abuelo, abuela, tío, tía, hermano, hermana, hijo, hija, padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, suegro, suegra, yerno, nuera) es a la vez la cruz del otro, que amargamente se queja de tener que sobrellevar a toda hora la cruz (nuera, yerno, suegra, suegro, hijastra, hijastro, madrastra, padrastro, hija, hijo, hermana, hermano, tía, tío, abuela, abuelo, madre, padre, esposa, esposo) que le ha tocado cargar en esta vida, y así, de cada quien según su capacidad y a cada quien según sus necesidades. AUGUSTO MONTERROSO, "La vida en común
David Trueba (Abierto toda la noche)
Es verdad que en la vida matrimonial hay muchas dificultades, muchas; que el trabajo, que el dinero no es suficiente, que los niños tienen problemas. Muchas dificultades. Y muchas veces el marido y la mujer llegan a estar un poco nerviosos y riñen entre ellos. Pelean, es así, siempre se pelea en el matrimonio, algunas veces vuelan los platos. Pero no debemos ponernos tristes por esto, la condición humana es así. Y el secreto es que el amor es más fuerte que el momento en que se riñe, por ello aconsejo siempre a los esposos: no terminar la jornada en la que habéis peleado sin hacer las paces. ¡Siempre! Y para hacer las paces no es necesario llamar a las Naciones Unidas a que vengan a casa a hacer las paces. Es suficiente un pequeño gesto, una caricia, y adiós. Y ¡hasta mañana! Y mañana se comienza otra vez. Esta es la vida, llevarla adelante así, llevarla adelante con el valor de querer vivirla juntos. Y esto es grande, es hermoso.
Anonymous
—Ya está. —Mi madre me da la vuelta y deja caer de nuevo mi pelo por la espalda. Me mira pensativa y sé lo que va a decirme—. Cariño,¿puedo darte un consejo de madre? —No —respondo rápidamente con una sonrisa. Me devuelve la sonrisa y me sienta en el borde de la cama. —Cuando te casas, te conviertes en la piedra angular de tu esposo — me sonríe con afecto—. Deja que piense que manda, que crea que no puedes vivir sin él, pero no permitas nunca que te robe tu independencia o tu identidad, cariño. Los hombres necesitan que les masajeen el ego. —Se ríe—. Les gusta pensar que son ellos los que llevan los pantalones, y debes dejar que se lo crean. Niego con la cabeza. —Mamá, no es necesario... —Sí que lo es —insiste—. Los hombres son criaturas complicadas. Me río, burlona. No tiene ni idea de lo complicada que es mi criatura. —Lo sé. —Y aunque se hacen los valientes y se creen muy hombres, ¡no son nada sin nosotras! —Acerca mi cara colorada a la suya—. Ava, veo que Jesse te quiere, y admiro lo franco que es cuando se trata de lo que siente por ti, pero recuerda quién eres. No dejes que te cambie nunca, cariño. —No va a cambiarme, mamá. No estoy en absoluto cómoda con esta conversación, aunque ha dado en el clavo. Después de que Jesse se declarase, mis padres se quedaron dos días con nosotros, y ahora llevan en Londres desde el miércoles, así que han visto de sobra cómo es Jesse conmigo (salvo por las cuentas atrás y las distintas clases de polvos). Han visto cómo me colma de atenciones y de cariño, cómo no se separa de mí, y al menos yo no he ignorado sus comedidas observaciones. Jesse no se ha dado ni cuenta. Mejor dicho, se ha dado cuenta pero le da igual, y yo no voy a decirle nada. Me gusta el contacto constante tanto como a él. Mi madre me sonríe. —Quiere cuidar de ti y ha dejado claro que para él lo eres todo. A tu padre y a mí nos hace muy felices saber que has encontrado un hombre que te adora, un hombre que caminaría sobre ascuas por ti.
Jodi Ellen Malpas (Beneath This Man (This Man, #2))
No podía aparecer ahora ante ella con Lillian; no podía asumir el papel de esposo orgullosamente mostrado por su cónyuge. Hubiera preferido morir a cometer una acción así; pero estaba seguro de que acabaría cometiéndola.
Ayn Rand
la pasión crece cuando una pareja está en el supermercado y ella dice: «¿Necesitamos lejía?», y el esposo contesta: «No lo sé, pero voy a coger una botella, por si acaso», en lugar de encogerse de hombros.
John M. Gottman (Siete reglas de oro para vivir en pareja)
actitud que dice: “Yo no debería estar en esta situación, sino ser tratado mejor por Dios o por la demás gente”. Es la actitud de: “A miles les puede ocurrir, ¡pero no a mí!”. Hasta que nos humillemos y notemos cuan bendecidos somos con lo que tenemos, no cesaremos de quejamos por lo que nos falta. Por ejemplo, mi esposo no es el tipo de hombre que me compra flores los días especiales, pero en cambio es muy adaptable, y alguien con quien es fácil llevarse bien. Hubo muchos cumpleaños, aniversarios, y días de amor y amistad durante los cuales consideré como una falta suya que no hiciera algo más. Él siempre me decía: “Si quieres algo, vamos y compramos cualquier cosa que esté dentro de mis posibilidades”. Pero, claro, como soy mujer, quería que él recorriera a los centros comerciales buscando algo para luego darme la sorpresa. Refunfuñaba ante el Señor, me hervía la sangre, me enojaba, me sentía ofendida y herida, y me autocompadecía. Todo esto no me hacía ningún bien, ni cambiaba un ápice a mi marido. Dave es un hombre absolutamente
Joyce Meyer (¡Esta boca mía!: La solución de sus problemas está en su boca (Spanish Edition))
Gregorio Angulo y Ante, fue un ferviente realista criollo como otros miembros de su familia, natural de Popayán (1759) Presidencia de Quito, Virreynato de Nueva Granada, su gentilicio es quitense, muchas veces funcionario público, desde alcalde ordinario de Popayán, hasta procurador, pasando por jefe de la compañía de Dragones con grado de capitán; cuñado de Francisco José de Caldas “el sabio”, por ser esposo de su hermana Gertrudis Caldas; y quien en la célebre masacre quiteña del 2 de agosto de 1810, al enterarse de que varios separatistas habían asaltado el cuartel donde se hallaba alojado el regimiento “real de Lima”, se encaminó al contiguo cuartel de Santa Fe y ordenó que con el también famoso cañonazo se abriera la pared divisoria entre los dos cuarteles, para que bajo sus órdenes el Santa Fe pidiera irse encima de los presos y así iniciara la masacre perpetrada por una prácticamente totalidad de soldados americanos, criollos, pardos (estos tratados por muchos historiadores ecuatorianos con un desprecio racista único) y mestizos, demostrando así, una vez más, el carácter de Guerra Civil que mantuvo toda la conflagración para separar a los reinos hispánicos americanos de los peninsulares.
Francisco Núñez Proaño (Quito fue España)
El amor es no hacer otra cosa. El amor es olvidarse de esposos, padres, hijos, amigos, enemigos. El amor es eliminar todo cálculo, toda preocupación, toda balanza de pros y contras.
Carlos Fuentes (Diana: The Goddess Who Hunts Alone)
Dona Flor via o torso forte do esposo sob o pijama, as largas omoplatas, o cangote rijo, os músculos do braço. Mordendo os lábios, tratou de desviar o pensamento, pois sendo segunda-feira não era dia dessas coisas. Sistemático, o doutor mantinha nisso e em tudo a mais perfeita ordem.
Jorge Amado (Dona Flor and Her Two Husbands)
Tomada de surpresa ela deixou-se ir, e no beijo se rompeu a frágil e delgada casca da vergonha. A mão do esposo descera da anca para a perna, por sobre a camisola, e tocou sua borda de cambraia; e, mal dando tempo para que dona Flor de todo se abrisse e se soltasse do recato, lhe suspendeu rendas e babados. Sem gastar tempo em despi-la e em se despir, ou em carícias de deboche de cama de castelo, sempre pelo lençol coberto, se pôs sobre ela e logo a possuiu com vontade, força e encantamento. Foi tudo muito rápido e pudibundo, por assim dizer; muito diverso de quanto conhecera dona Flor, e por isso mesmo ela se perdeu e não o alcançou em tão mudo e quase austero possuir-se. Apenas se desamarrara no pasto do desejo e já ouvia o canto de vitória do marido no outro extremo da campina. Ficou dona Flor como perdida, opressa, uma vontade de chorar.
Jorge Amado (Dona Flor and Her Two Husbands)
Eram assim as noites de amor desses bons esposos, com seguro bis aos sábados, facultativo às quartas-feiras.
Jorge Amado (Dona Flor and Her Two Husbands)
Dona Flor não dormiu logo; em verdade contara com a noite em claro, até a madrugada, em acampamento de fogueiras, a correr quilômetros de leito na montaria de seu corpo. Junto a ela, dr. Teodoro ressonava, densa respiração, ronco potente. Aquele ronco completou sua fisionomia de homem; forte, nobre e belo homem, seu esposo.
Jorge Amado (Dona Flor and Her Two Husbands)
Ah! ela contava como certo que o esposo, desde que não teve coragem de separar-se de casa, havia, mais cedo ou mais tarde, de procurá-la de novo. Conhecia-lhe o temperamento, forte para desejar e fraco para resistir ao desejo.
Aluísio Azevedo (O Cortiço)
Desgraçadamente para nós, mulheres de sociedade, não podemos viver sem esposo, quando somos casadas; de forma que tenho de aturar o que me caiu em sorte, quer goste dele quer não goste! Juro-lhe, porém, que, se consinto que o Miranda se chegue às vezes para mim, é porque entendo que paga mais à pena ceder do que puxar discussão com uma besta daquela ordem!
Aluísio Azevedo (O Cortiço)
¡Con qué emoción se encontraron los dos esposos, para quienes el matrimonio no era sino la pasión permitida por Dios y por los hombres!
Théophile Gautier (Avatar: Or the Double Transformation)
Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. En todo caso, guardan silencio para no dañar su imagen. Pero no es sólo un gesto externo, sino que brota de una actitud interna. Tampoco es la ingenuidad de quien pretende no ver las dificultades y los puntos débiles del otro, sino la amplitud de miras de quien coloca esas debilidades y errores en su contexto.
Pope Francis (Amoris Laetitia: Apostolic Exhortation on the Family)
mejor mamá que usted puede ser. Posiblemente, yo nunca seré el mejor pastor del mundo. Quizá no seré el mejor esposo ni el mejor padre, pero he decidido ser lo mejor que yo puedo ser y no me sentiré mal conmigo. Si otra persona puede hacer lo que hago mejor que yo, que bueno, yo no estoy en una competencia ni me estoy comparando con nadie. A mi manera de pensar, ¡yo soy el mejor! Y sé que estoy haciendo lo mejor que puedo. Eso es lo que nos enseña la Escritura. Dice: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra…”.
Joel Osteen (Su mejor vida ahora: Siete pasos para vivir a su máximo potencial)
Les tengo buenas noticias: Usted no se tiene que mantener a la par de nadie. Usted puede correr su propia carrera y ser un individuo. Dios le ha dado la gracia para hacer lo que Él le ha llamado a hacer y no le ha dado la gracia para hacer lo que todos los demás están haciendo. Usted no tiene que ser la mejor mamá del mundo, sólo sea la mejor mamá que usted puede ser. Posiblemente, yo nunca seré el mejor pastor del mundo. Quizá no seré el mejor esposo ni el mejor padre, pero he decidido ser lo mejor que yo puedo ser y no me sentiré mal conmigo. Si otra persona puede hacer lo que hago mejor que yo, que bueno, yo no estoy en una competencia ni me estoy comparando con nadie. A mi manera de pensar, ¡yo soy el mejor! Y sé que estoy haciendo lo mejor que puedo. Eso es lo que nos enseña la Escritura. Dice: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra…”.1
Joel Osteen (Su mejor vida ahora: Siete pasos para vivir a su máximo potencial)
Algunos estudios han demostrado que los matrimonios en que el esposo se resiste a compartir el poder, tienen cuatro veces más probabilidades de destruirse o ser infelices que aquellos en los que el esposo comparte el poder.
John M. Gottman (Siete reglas de oro para vivir en pareja)
«Que los dioses quieran concederte lo que tu corazón anhela: un esposo, una morada y la concordia como compañía. Porque no hay nada en este mundo más sólido y precioso que el entendimiento de un hombre y una mujer que viven juntos en su casa.»
Emmanuel Carrère (El Reino)
De novo regressou à infância, era ainda ali que encontrava mais precisa a figura de Joaquim. Por exemplo, quando ela, menina de cinco anos, de cabelos cacheados e choro fácil, tivera aquele febrão alarmante. Joaquim não abandonara o quarto, sentado junto ao leito da pequena enferma, a tomar-lhe as mãos, a dar-lhe os remédios. Era um bom pai e um bom esposo. Com essa última lembrança, Vanda sentiu-se suficientemente comovida e — houvesse mais pessoas no velório — capaz de chorar um pouco, como é a obrigação de uma boa filha.
Jorge Amado (The Two Deaths of Quincas Wateryell)
Un último consejo: para escuchar al niño con empatía es importante desconectarnos de nuestro mundo de adultos, escapar de nuestros dogmas y prejuicios. Ponte en el lugar del niño, entra en su mente infantil e intenta pensar cómo se siente. Cómo te sentirías tú si estuvieras en su lugar. Pongamos un ejemplo. Intenta imaginar cómo te sentirías si la persona que más quieres en el mundo –tu esposo o tu esposa– tuviera un momento íntimo con alguien como tú, pero más joven y tierno, todas las noches. Seguramente así se sentirá el niño que descubre cómo su madre –la persona que más quiere en el mundo– pasa ahora más tiempo con su hermano recién nacido. ¿No crees que tú también lo odiarías un poquito?
Álvaro Bilbao (El cerebro del niño explicado a los padres)
Dale el fruto de tu Espíritu, que es el amor, la paz y la alegría. Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que él pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo(a), junto a su familia, junto a sus hermanos. Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida. Te damos gracias de todo corazón porque tú nos sanas, porque tú nos liberas, porque tú rompes las cadenas y nos das la libertad. Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu, y ese templo no se puede destruir porque es la casa de Dios. Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones. ¡Qué grande eres, Señor! Bendito y alabado seas, Señor».
José H. Prado (Jesús está vivo (Bolsillo))
Una de las consecuencias más notables de la clausura de las puertas fue, en efecto, la súbita separación en que quedaron algunos seres que no estaban preparados para ello. Madres e hijos, esposos, amantes que habían creído aceptar días antes una separación temporal, que se habían abrazado en la estación sin más que dos o tres recomendaciones, seguros de volverse a ver pocos días o semanas más tarde, sumidos en la estúpida confianza humana, apenas distraídos por la partida de sus preocupaciones habituales, se vieron de pronto separados, sin recursos, impedidos de reunirse o de comunicarse.
Albert Camus (The Plague)
Imagine um mundo em que tivéssemos todos os dias a real consciência de que cada minuto é um minuto a menos, de que cada instante é um investimento. Um mundo em que lembrássemos diariamente de que um dia fecharemos os olhos e eles não mais se abrirão. Um mundo em que aceitássemos a ideia de que o abraço que demos em nosso pai e nossa mãe possa ter sido o último. De que o beijo em nosso esposo ou esposa possa ser uma despedida.
Clóvis de Barros Filho (Em busca de nós mesmos (Portuguese Edition))
Finalmente, se ha debatido sobre si el hecho de que el anciano deba ser «esposo de una sola esposa» excluye a los divorciados o solteros, lo mismo que acerca de si Pablo se refiere a las esposas de los diáconos o las diaconisas (3.11). Aquí el apóstol no habla del matrimonio o el divorcio. El punto no es el estado civil del anciano, sino su pureza moral y sexual.
John F. MacArthur Jr. (El manual bíblico MacArthur: Un estudio introductorio a la Palabra de Dios, libro por libro)
Los compañeros se ayudan. Gustan de pasar tiempo juntos. Les agrada ver a la persona que los hace sentir menos solos en este mundo. El primer deber del esposo para con la esposa y viceversa es ser compañeros mutuamente.
Miguel Ángel Núñez (A amar se aprende (Spanish Edition))
Oprimida del dolor más cruel que podía sufrir un corazón sensible, ni anhelaba por consuelo alguno, porque me parecía injusto el tenerlo; pero las letras de usted, que manifiestan la aflicción con que ha recibido la infausta noticia de la muerte de mi amado esposo, han podido causar en mí un lenitivo no esperado [...] Usted perdió un amigo leal que conocía sus méritos, y yo un compañero cuya triste memoria amargará los días de mi vida.
Alfonso Rumazo González (Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho (Spanish Edition))
Al principio de nuestro matrimonio, mi esposo me dijo que yo era una de las personas más valientes que conocía. Cuando le pregunté por qué, me dijo que porque era una cobarde total, pero a pesar de todo seguía adelante y hacía las cosas.
Pema Chödrön (Cuando todo se derrumba: Palabras sabias para momentos difíciles (Budismo))
La santidad verdadera no consiste meramente en creer y sentir, sino en hacer y sobrellevar. Nuestra boca, nuestro humor, nuestras pasiones e inclinaciones naturales, nuestra conducta como progenitores e hijos, patrones y siervos, esposos y esposas, gobernantes y gobernados; cómo nos vestimos, cómo empleamos nuestro tiempo, cómo nos comportamos en los negocios, nuestro comportamiento en la enfermedad y en buena salud, en riquezas y en pobreza, todos estos, son temas tratados cabalmente por escritores inspirados.
J.C. Ryle (Santidad (Spanish Edition))
No hay necesidad de esconderse ni de fingir. En mayor o menor grado, eres un fracaso como esposo o esposa. Pero la sangre de Jesús cubre y perdona ese fracaso.
Tim Chester (El matrimonio centrado en el evangelio (Spanish Edition))
El esposo no debería actuar en forma independiente de su esposa, y la esposa no debería actuar en forma independiente de su esposo. Esposo y esposa deberían actuar juntos, y pueden hacerlo.2
Emerson Eggerichs (Amor y respeto)
Al escucharlos ahora, de pronto comprendo que son ellos quienes cuentan la historia de los niños perdidos. La han venido contando desde el principio, una y otra vez, en el asiento trasero del coche, durante las últimas tres semanas. Pero yo no los había escuchado con la antelación suficiente. Y tampoco los había grabado lo suficiente. Tal vez las voces de mis hijos son como aquellos cantos de aves que grabó Steven Feld con ayuda de mi esposo, y que funcionan como ecos de personas fallecidas. Sus voces, la única forma de oír otras voces inaudibles: voces de niños que ya no pueden oírse porque esos niños ya no están. Ahora me doy cuenta, quizá demasiado tarde, de que los juegos y las representaciones de mis hijos en el asiento de atrás tal vez sean la única manera de contar realmente la historia de los niños perdidos, una historia sobre los niños que desaparecieron en su viaje hacia el norte. Tal vez sus voces sean la única forma de registrar las huellas sonoras, los ecos que los niños perdidos han dejado a su paso.
Valeria Luiselli (Lost Children Archive)
[La mujer lectora es peligrosa] (...) La arraigada hostilidad contra las mujeres no resulta fácil de superar. La advertencia de Dios a Eva en Génesis 3,16 se ha utilizado una y otra vez para predicar las virtudes femeninas de docilidad y dulzura: "tu deseo se acomodará al de tu esposo, que gobernará sobre ti" (...)
Alberto Manguel
Yo sé muy bien que nada puede unirme a Bolívar bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Me cree usted menos o más honrada por ser él mi amante y no mi esposo? ¡Ah! Yo no vivo de las preocupaciones sociales, inventadas para atormentarse mutuamente".
Alfonso Rumazo González (Simón Bolívar (Spanish Edition))
¡No, no, no más, hombre, por Dios! ¿Por qué hacerme usted escribir faltando a mi resolución? Vamos, ¿qué adelanta usted sino hacerme pasar por el dolor de decir a usted mil veces no? Señor, usted es excelente, es inimitable; jamás diré otra cosa sino lo que es usted. Pero, mi amigo, dejar a usted por el general Bolívar es algo; dejar a otro marido sin las cualidades de usted sería nada. ¿Y usted cree que yo, después de ser la predilecta de este general por siete años y con la seguridad de poseer su corazón, prefiera ser la mujer del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, o de la Santísima Trinidad? Si algo siento, es que no haya sido usted mejor para haberlo dejado. Yo sé muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Me cree usted más honrada por ser él mi amante y no mi esposo? ¡Ah! Yo no vivo de las preocupaciones sociales, inventadas para atormentarse mutuamente. Déjeme usted, mi querido inglés. Hagamos otra cosa: en el cielo nos volveremos a casar, pero no en la tierra. ¿Cree usted malo este convenio? Entonces diría yo a usted que era muy descontento. En la patria celestial pasaremos una vida angelical y toda espiritual (pues, como hombre, usted es pesado); allá todo será a la inglesa, porque la vida monótona está reservada a su nación (en amores digo; pues en lo demás, ¿quiénes más hábiles para el comercio y la marina?). El amor les acomoda sin placeres; la conversación, sin gracia, y el caminar, despacio; el saludar, con reverencia; el levantarse y sentarse, con cuidado; la chanza, sin risa; éstas son formalidades divinas; pero yo, miserable mortal que me río de mí misma, de usted y de otras seriedades inglesas, etc., ¡qué mal me iría en el cielo! Tan malo como si fuera a vivir en Inglaterra o Constantinopla, pues los ingleses me deben el concepto de tiranos con las mujeres, aunque no lo fuese usted conmigo, pero sí más celoso que un portugués. Eso no lo quiero yo. ¿No tengo buen gusto? Basta de chanzas. Formalmente y sin reírme, con toda la seriedad, verdad y pureza de una inglesa digo "que no me juntaré más con usted". Usted anglicano y yo atea, es el más fuerte impedimento religioso; el que estoy amando a otro es mayor y más fuerte. ¿No ve usted con qué formalidad pienso? Su invariable amiga, Manuela.
Alfonso Rumazo González (Simón Bolívar (Spanish Edition))
Las habilidades especializadas más importantes son ventas y mercadeo. La habilidad de vender —es decir, de comunicarse con otro ser humano, ya sea un cliente, empleado, jefe, esposo o hijo— es la base del éxito personal.
Robert T. Kiyosaki (Padre rico. Padre pobre (Nueva edición actualizada). Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, ¡que los pobres y la clase media no!)
Y, aun así, los obreros son muy pocos. ¿Por qué? Porque tratamos la increíble autoridad de Jesucristo como si fuera la autoridad de un maestro de deportes en un colegio o de un guarda de seguridad en un centro comercial. Porque tratamos este evangelio transformador como si ofreciera solo algunas sugerencias para una vida más saludable y exitosa, y no como lo único que puede salvar vidas. Porque tomamos la simple instrucción de enseñar a otros lo que Jesús dice y, en lugar de ello, hacemos de nuestra misión cristiana el ser buenos vecinos, buenos empleados y, Dios mediante, buenos esposos y padres algún día.
Marshall Segal (Soltero por ahora: La búsqueda del gozo en la soltería y el noviazgo (Spanish Edition))
Celebre lo que sí se puede ver, aun si no está directamente relacionado al área específica en la cual deseaba cambiar. Se debe reconocer la gracia y celebrarla dondequiera que brote y en cualquier forma. A veces la gracia está obrando en áreas inesperadas. El esposo que batalla con la lujuria encuentra gracia para renunciar a su glotonería y de repente encuentra el poder para decirle no a la pornografía. La esposa que tanto se critica a sí misma sale de su comodidad y comparte el evangelio con su vecina y encuentra que su deleite en Dios se dispara por las nubes. No nos corresponde dictar cómo debe suceder el cambio, sino dar gracias por dónde sea que haya evidencias de la gracia.
Dave Harvey (Cuando Pecadores Dicen, “Acepto”: Descubriendo el Poder del Evagelio Para el Matrimonio (Spanish Edition))
Nadie, absolutamente nadie debe saber lo que ocurre entre los esposos si se quieren de verdad. Éstos, en sus disputas, sean de la índole que fueren, no deben recurrir al juicio de nadie, ni siquiera de la propia madre, ni contar a nadie lo ocurrido. Ellos mismos han de ser sus propios jueces. El amor es un misterio divino que debe permanecer oculto a los ojos ajenos, pase lo que pase. Esto
Fyodor Dostoevsky (Memorias del subsuelo)
Por que sera que las palabras son para los amantes y los silencios para los esposos?
Marcela Serrano (Para que no me olvides)
«Verbo, esposo mío, muéstrame el lugar donde estás escondido».
Juan de la Cruz (El cántico espiritual)
Pero si todo va bien en la familia, si Dios la ha bendecido, si el esposo es bueno y se preocupa por la mujer en vez de abandonarla..., ¡qué bien se está con la familia! Incluso si en la casa entra el infortunio. Por lo demás, ¿acaso no entra el infortunio en cualquier parte? Si algún día te casas, quizá lo sepas por experiencia. Por el contrario, en los primeros tiempos de la vida conyugal con el ser amado, ¡cuánta felicidad! ¡Una felicidad constante! Incluso las querellas terminan bien entre esposos en esta primera etapa. Hay mujeres que cuanto más quieren a su marido, más disputas con él provocan. Puedo asegurarlo, porque conocí a una de esta clase. «¡Te quiero tanto, que te hago sufrir, a fin de que te des cuenta!» ¿Sabías esto? Puede suceder que se atormente a una persona por exceso de cariño. Las mujeres obran así con sus maridos. Se dicen: «Te amo y te acaricio tanto, que tengo derecho a atormentarte un poco». Y todos los que viven alrededor del matrimonio comparten su alegría. En el hogar, todo es honesto, apacible y alegre. Hay mujeres celosas. Si él sale (yo conocía a una que procedía así), ella no lo puede soportar. Se levanta a medianoche de la cama y va a ver si está en talo cual sitio, con esta o aquella mujer. Esto no está bien, y ella lo sabe. Sufre, se juzga y se condena. ¡Pero ha de obrar así porque lo ama! Y, después de la riña, la delicia de reconciliarse. Pedirle perdón o, por el contrario, perdonarle. ¡Qué hermoso es esto para los dos! ¡Como si acabasen de conocerse, como si acabasen de casarse y su amor estuviera en su principio!... Nadie, absolutamente nadie debe saber lo que ocurre entre los esposos si se quieren de verdad. Éstos, en sus disputas, sean de la índole que fueren, no deben recurrir al juicio de nadie, ni siquiera de la propia madre, ni contar a nadie lo ocurrido. Ellos mismos han de ser sus propios jueces. El amor es un misterio divino que debe permanecer oculto a los ojos ajenos, pase lo que pase. Esto es lo mejor, lo más conveniente. Así se consolida la estimación entre los esposos, y sobre la estimación se edifican muchas cosas. Si marido y mujer se quieren, si se han casado por amor, no es preciso que este amor muera.
Fyodor Dostoevsky (Obras - Colección de Fiódor Dostoyevski: Biblioteca de Grandes Escritores (Spanish Edition))
Es por eso que cuando la gente me dice que está en busca de la felicidad les pregunto qué le están dando al mundo. Es como la esposa que apareció una vez en mi programa preguntándose por qué la relación con su esposo se terminó. Seguía diciendo: “Solía hacerme tan feliz. Y ahora ya no lo hace”. No se daba cuenta de que ella misma era la causa de su mal. La felicidad nunca es algo que puedas obtener de otra persona. Es un sentimiento que tiene proporción directa con el amor que eres capaz de dar. Si piensas que algo hace falta en tu vida o que no estás recibiendo lo que mereces, recuerda que no existe el camino de ladrillos amarillos. Tu guías tu vida; no ella a ti.
Oprah Winfrey (Lo que he aprendido en la vida (Spanish Edition))
Me contó la historia de cómo ella y su esposo Juan se habían ido apartando poco a poco de Dios. Ambos habían crecido en hogares cristianos. Se conocieron en la escuela bíblica. Él se licenció en teología. Ella, en educación cristiana. Al graduarse, ambos se aseguraron un puesto en una iglesia del medio-oeste. Sus corazones estaban llenos de amor hacia Dios y de esperanza y posibilidad para el futuro. Sin embargo, unos años después, estaban desilusionados por la presión diaria, la rutina de la vida y la política de la iglesia. Decidieron hacer una pausa; dimitieron, encontraron empleos seculares y se mudaron a la costa oriental. Una vez allí, no parecían encontrar una iglesia que les gustara. Acabaron no asistiendo a ninguna. Leer la Biblia y otras disciplinas espirituales quedaron también por el camino. Aunque se consideraban cristianos, rara vez conversaban sobre su fe y tampoco hacían nada por crecer espiritualmente. No había amigos cristianos cerca de ellos. Su círculo de amistades estaba formado por inconversos, conocidos del trabajo y de la comunidad. Un viernes por la noche, un nuevo matrimonio del barrio invitó a Juan y Julia a tomar algo y jugar a las cartas. Ella se sintió algo incómoda con la idea, pero lo razonó y decidió que no era nada malo. Las dos parejas congeniaron y se convirtieron en buenos amigos. Sus juegos de naipes de los viernes por la noche llegaron a ser lo más destacado de la semana. Julia no acertaba a recordar con exactitud cuándo fue, pero en un momento dado sus corazones viraron hacia el póquer que acabó convirtiéndose en strip póquer. Y, entonces, cuando ya se habían acostumbrado a despojarse de toda su ropa, el listón se puso más alto. Apostaban favores y atrevimientos sexuales. Para cuando Julia vino a mí para que orara por ella, los juegos de póquer de los viernes por la noche habían alcanzado tal intensidad que eran verdaderas orgías, y una conducta sexual cada vez más depravada. Ella se había convertido en una adicta al sexo, una esclava de la pornografía y de la perversión sexual. Oré por ella, pero al día de hoy desconozco si llegó a liberarse de aquello.
Mary A. Kassian (Chicas sabias en un mundo salvaje (Spanish Edition))
Dios existió a la 1:50 a.m., en fin, para darle las gracias por ella, para sospechar que nunca un esposo quiso tanto a su esposa, para susurrar que es mejor que la gente no lo sepa, pues nadie dormiría tranquilo si lo supiera, pero la verdad es que el mundo depende de que ella siga bien.
Ricardo Silva Romero (Historia oficial del amor (Spanish Edition))
Es fácil trabajar en las cosas equivocadas. Un esposo podría pasar todo un fin de semana haciendo tareas: rastrillar hojas, preparar el césped para el invierno, enrollar las mangueras y guardarlas, preparar los autos para el invierno, sacar del ático las decoraciones para las fiestas, cortar troncos para la chimenea... y no añadir ni una gota al tanque de amor de su esposa. Por otro lado, ese mismo esposo podría traer a casa comida china, limpiar la cocina después, y luego llevar a los niños a la cama por su cuenta cuando su esposa esté agotada después de un largo día, y llenarle su tanque de amor a desbordar.
Gary Chapman (Los 5 lenguajes del amor)
Con la declaración de Dámaso, la imagen de esposa amorosa de ojos de muñeca con pestañas gigantes que ladeaba la cabeza una y otra vez negando que supiera del involucramiento de su esposo en el narcotráfico y de su fuga, pasó a ser la de Judy, la triste marioneta esposa de Punch, que forma parte del tradicional teatro inglés de títeres de cachiporra. El argumento principal es el de una comedia negra en la que Punch es violento y abusivo, y siempre está dando garrotazos igual a bestias salvajes que a la autoridad, pero principalmente a su esposa Judy, quien es su comparsa.
Anabel Hernández (Emma y las otras señoras del narco (Spanish Edition))
En el rostro del Esposo cada uno de nosotros descubre el parecido de los rostros de aquellos seres con los que el amor nos ha unido de este lado de la vida y de la existencia. Todos están en Él.
Pope John Paul II (The Jeweler's Shop)
Las manos de Lucio caían quietas sobre sus piernas; sus brazos también, blandamente. La camisa de manta parecía moverse con la respiración acompasada. Escuchaba, pero pensando en otras cosas. La muerte no era cualquier cosa, finalmente. Había que ponerse de acuerdo en esto. Ella no espera a que uno acabe de hacer. Hay que adelantarse a ella, no morir así nada más. No olvidarlo. No debía dejarse morir. Se incorporó. Fue como si lo sacudiera una súbita prisa por seguir, por no dejar pasar el tiempo. Como si hubiera perdido muchas horas, muchos meses, en darse cuenta de esa prisa. Era una vieja advertencia que sentía hacía muchos años en Cayaco, desde el río inmenso de Cayaco, cuando salía con su abuela Una prisa de hacer algo que no entendía bien, que lo despertaba en las noches de calor, en las calurosas e inmensas noches de lluvia en el verano, cuando se levantaba a mirar por la puerta el suelo mojado, inundado de charcos brillantísimos, recibiendo en la cara el vaho caliente de la tierra. Una prisa que conoció desde niño, que siempre le había servido para dominar sus pensamientos, para no dejarse arrastrar por ellos, obsesionarse. Esa prisa lo ayudaba. Debía quedarse quieto para mirarla ir y venir dentro de él, para mirar todo lo que esa prisa tocaba, llamaba, escondía. Algo siempre llegaba con ella, que él debía mirar. Era como una llamada de atención para que él pudiera alcanzar todo lo que la prisa encubría. Era una luz roja. Una señal par que él se quedase de lado, como si una inmensa bestia fuera a embestirlo y él la eludiera. No obsesionarse con la prisa, no dejarse arrastrar por ella, eso había aprendido desde que caminaba con su abuela, desde que hablaba con Serafín, el esposo de su madre, desde que en Ayotzinapa comenzó a entender lo que ahora sabía.
Carlos Montemayor (Guerra en el Paraíso)
Cuando una esposa se queja, critica o llora, ella está enviando el mensaje codificado: «¡Deseo tu amor!». Y cuando el esposo habla con dureza o no habla en absoluto, él está enviando su mensaje codificado: «¡Deseo tu respeto!».
Emerson Eggerichs (Amor y respeto)
«Un esposo debe obedecer el mandamiento de amar aun si su esposa no obedece el mandamiento de respetar; y una esposa debe obedecer el mandamiento de respetar aun si su esposo no obedece el mandamiento de amar».
Emerson Eggerichs (Amor y respeto)
Gioconda aborda temas femeninos como la menarquía, menstruación y menopausia. Hace alusión al desorden hormonal en una prosa poética. Aborda además, el cansancio de un matrimonio de 26 años, un esposo exitoso y una mujer que busca su propia identidad. Ambos cometen infidelidad.
Gioconda Belli (El intenso calor de la luna)