Entre Tinieblas Quotes

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Hay cosas que sólo pueden verse entre tinieblas
Carlos Ruiz Zafón (The Shadow of the Wind (The Cemetery of Forgotten Books, #1))
—Hay cosas que sólo pueden verse entre tinieblas —insinuó mi padre blandiendo una sonrisa enigmática
Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento (El cementerio de los libros olvidados, #1))
Anda, niña- le dijo temblando de rabia-: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita para siempre. -Santiago Nasar- le dijo.
Gabriel García Márquez (Chronicle of a Death Foretold)
Si hay un... un después, espero que no esté oscuro. Y espero que se pueda recordar. Odio la idea de vagar eternamente entre tinieblas, sin saber quién era o qué hacía, o incluso sin saber que había sido otra cosa distinta en otro tiempo
Stephen King (The Long Walk)
Nunca la conoceré del todo”, pensó, como en una repentina y dolorosa revelación.
Estaba ahí, al alcance de su mano y de su boca. En cierto modo estaba sin defensa ¡pero qué lejana, qué inaccesible que estaba! Intuía que grandes abismos la separaban (no solamente el abismo del sueño sino otros) y que para llegar hasta el centro de ella habría que marchar durante jornadas temibles, al borde de vol canes en erupción, entre llamaradas y tinieblas. “Nunca”, pensó, “nunca”.
”Pero me necesita, me ha elegido”, pensó también. De alguna manera lo había buscado y elegido a él, para algo que no alcanzaba comprender. Y le había contado cosas que estaba seguro jamás había contado a nadie, y presentía que le contaría muchas otras, todavía más terribles y hermosas que las que ya le había confesado. Pero también intuía que había otras que nunca, pero nunca le sería dado conocer. Y esas sombras misteriosas e inquietantes ¿no serían las más verdaderas de su alma, las únicas de verdadera importancia?
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre.
Gabriel García Márquez (Crónica de una muerte anunciada)
Lo único que he tenido claro desde el principio es que este amor se sostiene en la soledad. Entre tinieblas desiertas que parecen brilla, yacemos los dos, mudos, sin lograr sustraernos al hechizo.
Banana Yoshimoto (Sueño profundo)
-Que no busquemos la guerra no quiere decir que no sepamos estar en ella.
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
Hiciera lo que hiciera, él siempre moría.
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
El destino es caprichoso, pero el futuro sí lo podemos cambiar, si tomamos las decisiones oportunas.
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
Todas sus costillas eran visibles y las articulaciones de sus miembros parecían nudos; y cada uno llevaba un collar de hierro, atados entre sí por una cadena que oscilaba en un tintinear rítmico.
Joseph Conrad (El corazón de las tinieblas)
Para que los pasos no me lloren, para que las palabras no me sangren: canto. Para tu rostro fronterizo del alma que me ha nacido entre las manos: canto. Para decir qe me has crecido clara en los huesos más amargos de la voz: canto. Para que nadie diga: ¡tierra mía!, con toda la decisión de la nostalgia: canto. Por lo que no debe morir, tu pueblo: canto. Me lanzo a caminar sobre mi voz para decirte: tú, interrogación de frutas y mariposas silvestres, no perderás el paso en los andamios de mi grito, porque hay un maya alfarero en tu corazón, que bajo el mar, adentro de la estrella, humeando en las raíces, palpitando mundo, enreda tu nombre en mis palabras. Canto tu nombre, alegre como un violín de surcos, porque viene al encuentro de mi dolor humano. Me busca del abrazo del mar hasta el abrazo del viento para ordenarme que no tolere el crepúsculo en mi boca. Me acompaña emocionado el sacrificio de ser hombre, para que nunca baje al lugar donde nació la traición del vil que ató tu corazón a la tiniebla, ¡negándote!
Otto René Castillo
Al conocer mejor que la mayoría, la clase de tiniebla que había entre bambalinas y lo poco que tenían que ver las decisiones importantes con el títere portavoz que elegía el pueblo, le costaba demasiado decantarse por la izquierda o la derecha.
Stephenie Meyer (The Chemist)
Cuando descubrí que existían otras dimensiones, unos mundos paralelos, me quedé maravillado. ¿Pero cómo tocar lo intocable? ¿Cómo hacer que lo que está por suceder no suceda? El mismo futuro es un misterio. Va enlazado al destino. ¿Cómo burlarlo? Como la muerte, no se puede.
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre.
Gabriel García Márquez
De tanto amor mi vida se tiñó de violeta y fui de rumbo en rumbo como las aves ciegas hasta llegar a tu ventana, amiga mía: tú sentiste un rumor de corazón quebrado y allí de las tinieblas me levanté a tu pecho, sin ser y sin saber fui a la torre de trigo, surgí para vivir entre tus manos, me levanté del mar a tu alegría.
Pablo Neruda (100 Love Sonnets)
El destino es tan caprichoso... ¿Nunca te has parado a pensarlo? [...]. Las personas que pone en nuestro camino, incluso lo que ocurre, todo, todo se lo debemos al destino. Él nos maneja, tirando de unos hilos invisibles, para que se cumplan los cometidos que hemos venido a hacer a este mundo, cual delirios de poco cuerdo...
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Sabía que hasta el recuerdo del piano falseaba el plano en que veía las cosas de la música, porque el campo que se le abre al pianista no es un mezquino teclado de siete notas, sino un teclado inconmensurable, desconocido casi por completo, donde aquí y allá, separadas por espesas tinieblas inexploradas, han sido descubiertas algunos millones de teclas de ternura, de coraje, de pasión, de serenidad que le componen, tan distintas entre sí como un mundo de otro mundo, por unos cuantos grandes artistas que nos han hecho el favor, despertando en nosotros la equivalencia del tema que ellos descubrieron, de mostrarnos la gran riqueza, la gran variedad oculta, sin que nos demos cuenta, en esa noche enorme, impenetrada y descorazonadora de nuestra alma, que consideramos como el vacío y la nada.
Marcel Proust (Swann’s Way (In Search of Lost Time, #1))
-Ya sabes que antes existían más portales, ¿no? Quiero decir, que aún existen muchos, muchísimos, pero antes no había quienes los "moderara". Espíritus, espectros, magos, elfos y demás seres vivíamos juntos. Había leyes, claro está, pero... ¿cómo le ordenas a un espectro que no haga daño a un vivo? ¿Con qué le amenazas? ¿La muerte? Es ridículo. No tienen nada que perder. La peor parte estaba cuando algún vivo venía a Dosnaowe... Así surgieron los Kyuri.
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
Fíjate en el tablero, el campo de batalla; la alternancia continua entre casillas blancas y negras representa la esencia dual del mundo. El ajedrez tuvo su origen en la India y simboliza la lucha entre el bien y el mal, la batalla mítica de los devas con los asuras, la lucha de las fuerzas de la luz contra las fuerzas de las tinieblas. Sin embargo, aunque a menudo las piezas oscuras son completamente negras, como en este juego, las claras raramente son totalmente blancas.
Marcos Chicot (La Hermandad (El asesinato de Pitágoras #2))
Son almas oscuras, muy poderosas. Terribles. Cuando se introducen en un cuerpo, lo carcomen. No pueden vivir en él, pues es demasiada la maldad que hay dentro de ellos. De manera que, irremediablemente, acaban pudriéndose sus pieles, contrayéndose sus gestos en una mueca de dolor y horror. A veces, si prestas atención, alguno de estos seres profieren gritos, lamentos desgarradores. Son las almas vivas, que están dentro de esos cuerpos, atrapadas, sin poder salir, sin poder hallar paz ni descanso.
K. Phylaso (Caminando entre tinieblas (Caminando entre tinieblas, #1))
Fugacidad de lo terreno Todo es de polvo, soledad y ausencia. Todo es de niebla, oscuridad y miedo. Todo es de aire, balanceo inútil, sobre la tierra. Manos vacía que acarician viento, ojos que miran sin saberse ciegos. pies que caminan sobre el mismo techo siempre de nuevo. Vemos sin ver y en la tiniebla estamos. Somos y somos lo que no sabemos. Hay en nosotros de la llama viva sólo un reflejo. Caen los días en otoño eterno. Pasan las cosas entre sueño y sueño. Llega la noche de la muerte. Y calla nuestro silencio.
Clara Janés (Movimientos insomnes / Antología poética 1964-2014)
Margarida suplicó que, por favor, la mataran deprisa. En vez de eso, la ataron detrás de un caballo y la arrastraron por un camino bordeado de garras que no se acababa nunca. Y entonces la oyó. Inconfundible como un trueno en el fondo de los oídos. La voz de Dios, Nuestro Señor, que le decía, «Huye de mí, maldita». El clamor horrible salía de entre las ancas de la montura, «Entra en el fuego del infierno, que lo han preparado el demonio y sus ministros. Adéntrate en las tinieblas con la serpiente que no descansa». Y, mientras subían montañas de estiércol y de fuego y bajaban a valles de brasas donde el viento bramaba y los árboles rechinaban cargados de urracas y cuervos, la voz incesante la fustigaba, «Yo te cincelé y tú te hiciste sierva de otro», tan ensordecedora que la mujer era incapaz de separar las palabras, «Aléjate de mí, endemoniada, que yo te di oídos y escuchaste a otro». Margarida, aterrorizada, miraba el culo del caballo y negaba con la cabeza, «Te di boca y confabulaste con otro», tropezaba, pero el estrépito continuaba, «Te di ojos y miraste las tinieblas».
Irene Solà
Pero la literatura, o el arte en general, no puede alcanzar esa zona interior. La literatura se dedica a dar vueltas en torno al agujero; con suerte y con talento, tal vez consiga lanzar una ojeada relampagueante a su interior. Ese rayo ilumina las tinieblas, pero de forma tan breve que sólo hay una intuición, no una visión. Y, además, cuanto más te acercas a lo esencial, menos puedes nombrarlo. El tuétano de los libros está en las esquinas de las palabras. Lo más importante de las buenas novelas se agolpa en las elipsis, en el aire que circula entre los personajes, en las frases pequeñas. Por eso creo que no puedo decir nada más sobre Pablo: su lugar está en el centro del silencio.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
El mundo fantástico son las tinieblas que hay en el interior de nuestra mente. Antes de que en el siglo XIX Freud y Jung arrojaran luz sobre todo esto con sus análisis del subconsciente, la correlación entre ambas tinieblas era, para la mayoría de las personas, un hecho tan obvio que no valía la pena pararse a reflexionar sobre él. Ni siquiera era una metáfora. Y si nos remitimos a épocas anteriores, ni siquiera era una correlación. Hasta que Edison inventó la luz eléctrica, la mayor parte del mundo vivía, literalmente, envuelto en unas tinieblas tan negras como la laca. Y no existía frontera alguna entre las tinieblas físicas del exterior y las tinieblas interiores del alma, ambas se entremezclaban. Más aún, se confundían en una. De esta manera. -Y Oshima aprieta la palma de una mano contra la otra-. En la época en que vivía Murasaki Shikibu, los espíritus vivos eran a la vez un fenómeno fantástico y una disposición del espíritu de lo más normal, algo que estaba allí. Pensar en estas dos clases de oscuridad como algo separado era algo que, probablemente, no pudiera hacer la gente de aquella época. Pero para nosotros, que estamos en el mundo actual, las cosas son distintas. Las tinieblas del mundo exterior han desaparecido, pero las tinieblas de nuestra alma continúan inalteradas. Una gran parte de lo que llamamos yo o consciencia permanece oculta en el reino de las tinieblas, como un iceberg. Esta disociación, en algunos casos, crea en nosotros confusión y grandes contradicciones
Haruki Murakami (Kafka on the Shore)
Además, mientras en casi todos los demás animales que ahora recuerdo los ojos están colocados de tal modo que funden imperceptiblemente su facultad visiva y transmiten una sola imagen al cerebro, la peculiar posición de los ojos en la ballena —separados por muchos pies cúbicos de sólida cabeza, que surge entre ambos como una montaña entre dos lagos— no puede sino separar por completo las impresiones que suministra cada órgano independiente. Por consiguiente, la ballena ve una imagen de un lado y otra distinta del otro, mientras que en el medio todo es para ella tiniebla y vacío. En efecto, puede decirse que el hombre mira el mundo desde una garita que tiene por ventana dos marcos unidos. Pero en la ballena, los dos marcos están montados separadamente y forman dos ventanas distintas que limitan mucho la visión. Esta peculiaridad de los ojos de la ballena es cosa que ha de tenerse presente durante la caza y que el lector deberá recordar para
Herman Melville (Moby Dick)
LAS TINIEBLAS Tuve un sueño, que sueño no fue en absoluto; el brillante sol habíase extinguido y las estrellas vagaban a oscuras en el espacio eterno, sin luz y sin sendero y la helada tierra oscilaba ciega y ennegrecida en el aire sin luna ... y todos los corazones se enfriaron en una egoísta plegaria por la luz; y vivieron junto a hogueras, y los tronos, los palacios de los reyes coronados, las cabañas, las moradas de todas las cosas que habitan bajo techo, fueron quemadas para iluminarse; las ciudades consumiéronse, y los hombres se juntaron alrededor de sus ardientes casas para volverse a examinar los rostros; felices eran aquellos que habitaban dentro del ojo de los volcanes y de su antorcha montañosa ... Las frentes de los hombres a la luz que desesperaba, tenía un aspecto sobrenatural, mientras intermitentes los rayos los embestían ... con maldiciones se arrojaban sobre el polvo, y rechinaban los dientes y aullaban; las silvestres aves temblaban y aterrorizadas aleteaban en el suelo, y batían sus inútiles alas; las bestias más salvajes hacíanse dóciles y medrosas; y las víboras se arrastraban y retorcíanse entre las multitudes, sibilantes, pero sin veneno; las mataban para alimentarse. Y la guerra que durante un instante desapareciese, volvía a hartarse: la comida se compraba con sangre y cada uno se saciaba hoscamente aparte, engullendo en la penumbra: no quedaba amor; toda la tierra no era sino un pensamiento y éste era muerte inmediata y sin gloria; ...
Lord Byron
Lejos, desde mi colina. A veces sólo era un llamado de arena en las ventanas, una hierba que de pronto temblaba en la pradera quieta, un cuerpo transparente que cruzaba los muros con blandura dejándome en los ojos un resplandor helado, o el ruido de una piedra recorriendo la indecible tiniebla de la medianoche; a veces, sólo el viento. Reconocía en ellos distantes mensajeros de un país abismado con el mundo bajo las altas sombras de mi frente. Yo los había amado, quizás, bajo otro cielo, pero la soledad,las ruinas y el silencio eran siempre los mismos. Más tarde, en la creciente noche, miraba desde arriba la cabeza inclinada de una mujer vestida de congoja que marchaba a través de todas sus edades como por un jardín antiguamente amado. Al final del sendero, antes de comenzar la durmiente planicie, un brillo memorable, apenas un color pálido y cruel, la despedía; y más allá no conocía nada. ¿Quién eras tú, perdida entre el follaje como las anteriores primaveras, como alguien que retorna desde el tiempo a repetir los llantos, los deseos, los ademanes lentos con que antaño entreabría sus días? Sólo tú, alma mía. Asomada a mi vida lo mismo que a una música remota, para siempre envolvente, escuchabas, suspendida quién sabe de qué muro de tierno desamparo, el rumor apagado de las hojas sobre la juventud adormecida, y elegías lo triste, lo callado, lo que nace debajo del olvido. ¿En qué rincón de ti, en qué desierto corredor resuenan los pasos clamorosos de una alegre estación, el murmullo del agua sobre alguna pradera que prolongaba el cielo, el canto esperanzado con que el amanecer corría a nuestro encuentro y también las palabras, sin duda tan ajenas al sitio señalado, en las que agonizaba lo imposible? Tú no respondes nada, porque toda respuesta de ti ha sido dada. Acaso hayas vivido solamente aquello que al arder no deja más que polvo de tristeza inmortal, lo que saluda en ti, a través del recuerdo, una eterna morada que al recibirnos se despide. Tú no preguntas nada, nunca, porque no hay nadie ya que te responda. Pero allá, sobre las colinas, tu hermana, la memoria, con una rama joven aún entre las manos, relata una vez más la leyenda inconclusa de un brumoso país.
Olga Orozco (Desde Lejos)
El odio es como el fuego: quema al que lo siente. También hace muy difícil distinguir la verdad entre las llamas.
Morgan Rhodes (El abrazo de las tinieblas (La caída de los reinos, #3))
Surge de entre las tinieblas y Fausto la ve, a lo lejos. Acompasa su respiración, puñaladas en los pulmones, y grita cuando está suficientemente cerca. ¿Me esperarás en Bormio, en el hotel?, pregunta el campeón. Lo haré, dice la Dama. Todos los que acompañan la carrera lo han oído con claridad. Nada será igual a partir de entonces. Se llama Giulia Occhini, pero en ese momento su nombre legal es Giulia Locatelli, tras haber contraído matrimonio con Enrico Locatteli, un médico loco por el ciclismo. Ella, muchacha napolitana de ojos oscuros, de miradas insinuantes y caminares sinuosos. Criada en un convento de monjas, arrancada de allí por la pasión, por, sí, el amor. Él, joven doctor de gran futuro, apasionado de las dos ruedas, rendido admirador de Fausto Coppi.
Marcos Pereda Herrera (Bucle (Spanish Edition))
las manos, cubierto de plumas, coronado por un aura y un tridente de luz roja, representación de un combatiente en la lucha final de la luz contra las tinieblas, aguardada por los esenios. En el segundo caso, dos jóvenes rebeldes del ’68 enarbolan una bandera roja en una ciudad moderna, pero avanzan por sobre uno de los manuscritos del mar Muerto que se extiende a sus pies, alegoría de la concatenación entre la sublevación cristiana del siglo I y la revolución soñada en el acmé del siglo XX.
Abelardo Castillo (El evangelio según Van Hutten)
Cuando unos ladrones con pasamontañas entraron al apartamento de enfrente, donde vivía doña Cecilia (a la que dejaron atada y amordazada en el baño: la descubrieron dos días después los hijos, que vinieron a visitarla), tus padres hicieron las maletas, pusieron su propiedad en venta y regresaron a su tierra. Allá te tocó enterrarlos, primero a él; luego a ella: la última vez que fuiste al cementerio te sentaste sobre un sepulcro muy blanco y te quedaste mirando por horas el Mediterráneo, pensando, curiosamente, no en tus padres o su vida; no en tus hijos o su vida -ni en la de tu mujer o la tuya-, sino simplemente en lo lejos que estaba Caracas; lo desperdigadas que van quedando las ciudades donde crecemos o creemos que somos únicos y existimos; la luz porosa que las recubre cuando las recordamos o soñamos que vamos a volver a ellas. Pero en realidad no hay manera de volver: las ciudades van borrándose a medida que las vivimos; se transforman en leyenda en cuanto sacamos de sus inmediaciones las dos o tres ausencias que llevamos en el equipaje. Una memoria entre dos crepúsculos, y enseguida la tiniebla en la bóveda del cielo: millones de estrellas en una espiral barrada, fulgor de leche en el firmamento oscuro.
Miguel Gomes
Lo que se ha llamado no es una accidente, sino nuestro modo de ser fisiológico. Para quien estudia el cuerpo humano, parece un milagro de cada instante la persistencia de la salud: ¿qué diremos de nuestro aparato cerebral, que cada veinticuatro horas penetra en el cono de sombra de su razón eclipsada? ¿No es prodigioso que cada mañana, con la buena y santa luz del sol, emerja también la inteligencia intacta de sus tinieblas y fantasmas nocturnos?
Paul Groussac (Entre sueños)
Lo que se ha llamado 'inestabilidad mental' no es una accidente, sino nuestro modo de ser fisiológico. Para quien estudia el cuerpo humano, parece un milagro de cada instante la persistencia de la salud: ¿qué diremos de nuestro aparato cerebral, que cada veinticuatro horas penetra en el cono de sombra de su razón eclipsada? ¿No es prodigioso que cada mañana, con la buena y santa luz del sol, emerja también la inteligencia intacta de sus tinieblas y fantasmas nocturnos?
Paul Groussac (Entre sueños)
—Amigo mío, la mente de los hombres habita en un mundo de espejismos y tinieblas. No te será difícil encontrar a alguien que te prometa el sol y te cobre una fortuna por ello. El sol prometido no saldrá, pero las palabras que te entreguen a cambio de tu dinero tal vez consigan deslumbrarte. Mis preguntas tan sólo son un farolillo que quizá logre indicarte en qué dirección avanzar entre las sombras, pero ni siquiera puedo decirte cuán largo es el camino, ni si llegarás a su término.
Marcos Chicot (El asesinato de Sócrates)
volvemos nuevamente a optar por la única alternativa que jamás se puede elegir, ya que sólo elegimos entre las ilusiones y la verdad, entre el dolor y el júbilo, entre el Cielo y el infierno. 2 Que la gratitud hacia nuestro Maestro invada nuestros corazones, pues somos libres de elegir nuestro júbilo en vez de dolor, nuestra santidad en vez de pecado, la paz de Dios en vez de conflicto y la luz del Cielo en lugar de las tinieblas del mundo.
Helen Schucman (Un curso de milagros)
Acuérdate, hijo, del Señor todos los días y no quieras pecar ni transgredir sus mandamientos; practica la justicia todos los días de tu vida y no andes por caminos de injusticia, 6 pues si te portas según verdad, tendrás éxito en todas tus cosas, 7 como todos los que practican la justicia. "Haz limosma con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla. No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. 8 Regula tu limosma según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, 9 porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. 10 Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas. 11 Don valioso es la limosma para cuantos la practican en presencia del Altísimo. 12 "Guárdate, hijo, de toda impureza y, sobre todo, toma mujer del linaje de tus padres; no tomes mujer extraña que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque somos descendientes de profetas. Recuerda, hijo, que desde siempre nuestros padres Noé, Abraham, Isaac y Jacob tomaron mujeres de entre sus hermanos y fueron bendecidos en sus hijos, de modo que su estirpe poseerá la tierra en herencia. 13 Así pues, hijo, ama a tus hermanos; no tengas con tus hermanos, ni con los hijos y las hijas de tu pueblo, corazón soberbio, en orden a tomar para ti mujer de entre ellos; pues la soberbia acarrea la ruina y prolija inquietud; y la ociosidad, bajeza y extrema penuria; porque la ociosidad es madre de la indigencia. 14 "No retengas el salario de los que trabajan para ti; dáselo al momento. Si sirves a Dios serás recompensado. Pon cuidado, hijo, en todas tus acciones y muéstrate educado en toda tu conducta. 15 No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. No bebas vino hasta emborracharte y no hagas de la embriaguez tu compañera de camino. 16 "Da de tu pan al hambriento y de tus vestidos al desnudo. Haz limosna de todo cuanto te sobra; y no tenga rencilla tu ojo cuando hagas limosna. 17 Esparce tu pan sobre la tumba de los justos, pero no lo des a los pecadores. 18 "Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable. 19 Bendice al Señor Dios en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que llegen a buen fin todas tus sendas y proyectos. Pues no todas las gentes tienen consejo; es el Señor quien da todos los bienes y, cuando quiere, eleva o abata hasta lo profundo del Hades. Así, pues, hijo, recuerda estos mandamientos y no permitas que se borren de tu corazón. 20 "También quiero decirte que dejé en depósito a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media, diez talentos de plata. 21 No debes preocuparte, hijo, porque seamos pobres. Muchos bienes posees si temes a Dios, huyes de todo pecado y haces lo que es bueno ante el Señor tu Dios.
Isaac Meany (Biblia Católica (Spanish Edition))
Hasta que Edison inventó la luz eléctrica, la mayor parte del mundo vivía, literalmente, envuelto en unas tinieblas tan negras como la laca. Y no existía frontera alguna entre las tinieblas físicas del exterior y las tinieblas interiores del alma, ambas se entremezclaban. Más aún, se confundían en una.
Anonymous
Todos empezamos entre tinieblas, pero cada paso que damos nos acerca a la luz”   Proverbio celta                                       Introducci
A.B. Blanco (El Manuscrito Oculto De Los Celtas: El Libro de la vida (Spanish Edition))
arrodillarme, yo apoyaba el pecho en el asiento de la silla, tomaba mi cabeza entre sus rodillas y, de pronto, crueles latigazos me cruzaban las nalgas. Cuando me soltaba, corría llorando a mi cuarto. Una vergüenza enorme me hundía el alma en las tinieblas. Porque las tinieblas existen aunque usted no lo crea.
Roberto Arlt (Los siete locos (Spanish Edition))
La verdadera escritura se encuentra en otro lugar, en las profundidades, en el núcleo del fuego de la tierra, en el corazón, en las tinieblas del hombre. Procede y se mantiene en equilibrio entre esos dos extremos. Por eso cansa, agota, daña la salud.
Susanna Tamaro (Ogni angelo è tremendo)
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Juan 8:12.
Seminario Bíblico Vida Nueva (Los ángeles caídos: La rebelión de los ángeles, origen de Lucifer, los Nephilim, Hades y el inframundo, entre otros temas (Spanish Edition))
Vivían atormentados. Carentes de todo salvo de obscuridad. Demasiado tarde, ¿era demasiado tarde para ver la luz?
Guillermo del Toro (La Cumbre Escarlata: El arte de las tinieblas)
La fe es un grave sufrimiento, es como amar a alguien que está afuera en las tinieblas y que no se presenta por mucho que se le llame. Sentado aquí, con vosotros, que irreales resultan todas esas cosas, pierden su importancia. Siempre recordaré este día, me acordaré de esta paz, de las fresas y del cuenco de leche, de vuestros rostros a esta última luz. Mantendré el recuerdo de todo lo que hemos hablado, lo llevaré entre mis manos amorosamente, como se lleva un cuenco lleno hasta el borde de leche recién ordeñada. Me bastará este recuerdo, como una revelación.
Ingmar Bergman (The Seventh Seal)
Moisés, pues, recibió la Alianza; mas ellos no se hicieron dignos. Ahora bien ¿cómo la recibimos nosotros? Aprendedlo: Moisés la recibió como siervo que era; mas a nosotros nos la dio el Señor en persona para hacernos, habiendo sufrido por nosotros, pueblo de su herencia. 5. Se manifestó, por una parte, para que aquellos llegasen al colmo de sus pecados, y nosotros, por otra, recibiéramos la Alianza por medio del Señor Jesús, que la hereda; de Jesús, digo, que fue aparejado para que, apareciendo Él en persona y redimido que hubiera de las tinieblas nuestros corazones, consumidos que estaban por la muerte y entregados al extravío de la iniquidad, estableciera una Alianza entre nosotros por su palabra.
Padres Apostólicos (Padres Apostólicos Siglo I-II (Spanish Edition))
...pensar supone siempre un riesgo, y que el mejor lugar para filosofar está precisamente en la frontera entre la luz y las tinieblas, en ese claroscuro donde todo es incierto, y al lado mismo del vacío, entre lo estable y lo precario, allí donde las palabras se juntan un momento en tropel, prefiguran un edificio de clarividencia y se precipitan luego en el olvido. "El abismo es el ágora de nuestro tiempo" solía decir mientras se columpiaba en el alféizar.
Luis Landero (El guitarrista)
Envejeciendo con nosotros, la época en desintegración entra en coma, entra en sombra, entra toda la gran tiniebla de quien rodase periclitando, pero por adentro le sacamos los nuevos estilos contra los viejos estilos arrastrándolos del infierno de los cabellos restableciendo lo inaudito de la juventud, el ser rebelde, insurgente, silvestre e iconoclasta.   La idolatrábamos, e idolatrándola, nos revolcábamos en la clandestinidad de la mujer ajena y retornábamos como sudando lo humano, chorreando lo humano, llorando lo humano, o despavoridos o acaso más humanos que lo más humano entre lo más humano, más bestias humanas, más error, más dolor, más terror, porque el hombre es precisamente aquello, lo que deviene sublimidad en la gran caída, flor de victorias-derrotas llamando, gritando, llorando por lo desaparecido, como grandes, tremendos mares-océanos degollándose en oleajes, criatura de aventura contra el destino, voz de los naufragios en los naufragios resplandeciendo, estrella de tinieblas, ahora no caemos porque no podemos y como no caemos, a la misma altura, morimos,
Pablo de Rokha
Los Tangos del otro González Tuñón —Enrique— ya glosan en libro lo que hasta ese momento retumbaba apenas en los cabarets, arriba del sainete, o se iba prestigiando (como otros búmerans argentinos) en la localidad de París. Y la serie inaugural de 1926 no se detenía: Jacobo Fijman con su Molino rojo parecía anticipar ya fuera su manicomio artodiano como su mística desolada. Así como en1634 la vertiente más nítida de Boedo, Roberto Mariani1635 resolvía la contradicción lumínica central de su grupo escribiendo entre Claridad y Tinieblas. Y Yunque, por fin, asumía “la niñez desamparada” balanceándose en Barcos de papel que parecían ir boyando obstinadamente de la nostalgia a la pedagogía.
David Viñas (Literatura Argentina y política: II. De Lugones a Walsh Edición crítico-genética (Proyectos Especiales nº 1) (Spanish Edition))
helado, erizado el cabello de mi frente, 95y de un viento fortísimo azotado que abortaron las nubes de repente,   olvido dónde estoy. Que existo dudo; la vista ciega en las tinieblas giro, la boca abierta, pero el labio mudo, 100y espectros vagos, que me cercan, miro. ... Y oigo, a una parte, el grito furibundo 110de la espantosa abominable guerra, y el rodar de su carro por el mundo con trueno tal que al universo aterra;   de las revoluciones, a otro lado, el alarido aterrador y horrendo, 115y el choque entre el futuro y el pasado, jamás reposo al orbe consintiendo.   Y escucho por doquier el espantable de las pasiones alarido agudo, que en el género humano miserable 120ceban, sin saciedad, el diente crudo.   Y hieren y atormentan mis oídos de verdugos y víctimas mezclados insultos y dolientes alaridos, de un siglo en otro siglo duplicados. 125Y oigo las espantosas carcajadas de los infiernos, y el sarcasmo horrible con que las negras huestes condenadas del mundo ven la situación terrible. Tantos sones diversos y espantosos, 130que cien tormentas hórridas formaban, de oscuridad abismos horrorosos hendiendo agudos, hasta mí llegaban.   Pero mis ojos nada descubrían: tinieblas espesísimas y densas, 135cual si cuerpo tuvieran, me oprimían, las regiones del aire hinchiendo inmensas.   Cuando, de pronto, aterradora llama el ancho cráter del volcán arroja, que hasta el cielo enlutado se encarama 140y alumbra al mundo con su lumbre roja   Mas ¿qué alumbra?… ¡Gran Dios! Alumbra solo un inmenso sepulcro que se extiende devorador del uno al otro polo, y en medio a[49] la creación de un pelo pende.   145Y en él turbas y turbas de gusanos que entre sí despedázanse rabiosos, de otros y de otros disputando insanos los restos miserables y asquerosos. La ardiente lava, 150que por las agrias cuestas se derrumba, lenta y desoladora se avanzaba a dar eterna paz a la gran tumba.   No pude más: herido del espanto, misericordia, en tanto desconcierto, 155pidiéndole al Señor tres veces santo[50], a tierra vine como cuerpo muerto.
Duque de Rivas
en sueño y en silencio lóbrego envuelta la tierra, 5los vivos muertos parecen, los muertos la tumba dejan. Era la hora en que acaso temerosas voces suenan informes, en que se escuchan 10tácitas pisadas huecas, y pavorosas fantasmas[149] entre las densas tinieblas vagan, y aúllan los perros ... la famosa Salamanca, insigne en armas y letras, patria de ilustres varones, 40noble archivo de las ciencias. Súbito rumor de espadas cruje, y un «¡ay!» se escuchó, un «ay» moribundo, un «ay» que penetra el corazón, 45que hasta los tuétanos hiela y da al que lo oyó temblor.
ESPRONCEDA
Cuando Jesús dijo: No creáis que haya venido a poner paz, sino división, su pensamiento fue este: "No creáis que mi doctrina se establezca pacíficamente; traerá luchas sangrientas, a las que mi nombre servirá de pretexto, porque los hombres no me habrán comprendido o no me habrán querido comprender; los hermanos separados por su creencia sacarán la espada uno contra otro, y la división reinará entre los miembros de una misma familia que no tendrá la misma fe. Yo he venido a poner el fuego en la tierra para limpiarla de los errores y de las preocupaciones, del mismo modo que se pone fuego en un campo para destruir las malas hierbas, y por mi parte quiero que arda para que la purificación sea más pronta, porque de este conflicto saldrá triunfante la verdad; a la guerra sucederá la paz, al encono de los partidos la fraternidad universal, a las tinieblas del fanatismo la luz de la fe razonada.
Allan Kardec (El Evangelio segun los Espiritus (Spanish Edition))
Una amistad verdadera es una luz entre las tinieblas.
Kate Morton (The Secret Keeper)
Es tan fácil preocuparnos, angustiarnos y desesperarnos. De esta manera dejamos que entre el temor, la angustia y todos esos demonios para atormentarnos cuando algo sale mal. En vez de eso deberíamos revisar nuestra actitud y preguntarnos: “¿qué querrá el Señor enseñarme con esto?” Te recuerdo que Dios es luz y no sólo eso, sino que tiene un plan eterno para cada uno de nosotros. El Señor siempre va a hacer que su luz brille en medio de tus tinieblas, el Señor siempre va a hacer que esa luz brille y se propague, porque cuando enciendes la luz las tinieblas desaparecen.
Editorial Imagen (Dios Contigo: Tu Padre quiere hablarte y tiene un mensaje para ti (Spanish Edition))
«No se asocien íntimamente con los que son incrédulos. ¿Cómo puede la justicia asociarse con la maldad? ¿Cómo puede la luz vivir con las tinieblas? ¿Qué armonía puede haber entre Cristo y el diablo? ¿Cómo puede un creyente asociarse con un incrédulo?».11
Andrés Panasiuk (Una esperanza y un futuro: Sé más próspero que tus padres (Spanish Edition))
Sólo hay ahora un gran silencio. Un silencio que es tan insoportable como el peor de los escándalos; un gran silencio y una tiniebla sin orden. Ando, trato de andar, y nada toco; sólo el vacío; el silencio y la gran oscuridad. Aprieto aún más los ojos y de entre lo negro veo sombras menos negras; algo se mueve; diferencias de oscuridades. Suelto los párpados; poco a poco lo negro se aclara; las sombras van separándose. Ya está aquí el contraste, la luz
Reinaldo Arenas (Otra vez el mar (Spanish Edition))
Cristo es también y sobre todo el Revelador, cuya decisión es la única que hace posible la opción humana por Dios en una hora como la muerte» (p. 328). La angustia de Jesús en Getsemaní es algo mucho más radical que la angustia que asalta a cada hombre ante la muerte: es el choque frontal entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte, el verdadero drama de la decisión que caracteriza a la historia humana. En este sentido podemos aplicarnos a nosotros mismos, como hace Pascal, de manera totalmente personal, el acontecimiento del Monte de los Olivos: también mi pecado estaba en aquel cáliz pavoroso. Pascal oye al Señor en agonía en el Monte de los Olivos que le dice: «Aquellas gotas de sangre, las he derramado por ti» (cf. Pensées, VII, 553)
Pope Benedict XVI (Jesus of Nazareth, Part Two: Holy Week: From the Entrance into Jerusalem to the Resurrection)
La palabra "caos" tiene una raíz indoeuropea que se asocia con "gas" y "bostezar". En griego designa un abismo oscuro que se produce al inicio de los tiempos, que en la cosmogonía y la filosofía griegas querrá decir "masa de materia sin forma". Existía antes de la creación del mundo, y del Caos emanaron Nyx, la noche, Erebo, las tinieblas, y Gea, la tierra. Es, entonces, un bostezo y un principio. Me gusta esta idea de que el impulso creativo germina entre la pereza y el desorden.
Clara Obligado (Todo lo que crece)
—Fueron las dos palabras que usted tradujo, Lee: «Tú podrás». Me agarraron por el cuello y me sacudieron. Y cuando se me pasó el mareo, se abrió ante mí una nueva senda resplandeciente por la que mi casi agotada vida camina hacia un final maravilloso. Y mi música posee una nueva y última melodía, semejante al canto de un ruiseñor en la noche. (...) «Tú podrás gobernar el pecado», Lee. Eso es. Ya no creo que todos los hombres sean aniquilados. Puedo nombrarle una docena de ellos que ya no existen, pero gracias a los cuales el mundo vive. Con el alma pasa lo mismo que con las batallas: sólo los vencedores son recordados. Es cierto que la mayor parte de los hombres son aniquilados, pero hay otros que, como columnas de fuego, guían a la humanidad aterrorizada a través de las tinieblas. «¡Tú podrás, tú podrás!». ¡Qué gloria! Es cierto que somos débiles, dolientes y pendencieros, pero si sólo fuéramos eso, hubiéramos desaparecido de la faz de la tierra hace milenios. Sólo quedarían algunas mandíbulas fosilizadas, algunos dientes rotos entre las capas de caliza… Ésas serían las únicas señales que el hombre habría dejado como recuerdo de su paso por este mundo. ¡Pero la facultad de escoger, Lee, y la facultad de vencer! Yo jamás lo había entendido ni aceptado hasta ahora. ¿Comprende ya por qué esta noche le he dicho a Adam lo que le he dicho? Ejercía la facultad de escoger. Tal vez me he equivocado, pero al decírselo le he obligado a vivir y a salir del caparazón. ¿Cuál era la palabra, Lee? —Timshel —contestó Lee.
John Steinbeck (East of Eden)
Ah, nosotros somos un horror de salas interiores en cavernas sin fin, una agonía de enterrados que se despiertan a la media noche, un fluir subterráneo, una pesadilla de agua negra por entre minas de carbón, de triste agua, surcada por la más tórpidas lampreas, nosotros somos un vaho de muerte, un lúgubre concierto de lejanísimos cárabos, de agoreras zumayas, de los más secretos autillos. Nosotros somos como horrendas ciudades que hubieran siempre vivido en black-out, siempre desgarradas por los aullidos súbitos de las sirenas fatídicas. Nosotros somos una masa fungácea y tentacular, que avanza en la tiniebla a horrendos tentones, monstruosas, tristes, enlutadas amebas.
Dámaso Alonso
Todo el mundo es capaz de experimentar el terror de que lo más conocido se convierta en amenaza. Pero las mujeres hemos convivido con ello históricamente. La esfera doméstica, el hogar, ha sido el lugar donde el terror se puede desencadenar de la noche a la mañana, donde además solo lo verán nuestros ojos, atrapados entre unas paredes que tradicionalmente al mundo le iba bien no derribar. Las casas han sido ataúdes para las mujeres, para algunas porque es ahí donde les han dado muerte, para otras porque en ellas mueren un poco cada día.
Mar García Puig (Esta cosa de tinieblas)
¿Qué buscas hombre de mirada variable? Algo que se ha perdido entre los siglos Algo que era nuestro y demasiado grande Tan esencia de todo que no supimos ver Y se nos fue en tinieblas vida abajo
Vicente Huidobro
Hay un latir de cosas que van a madurar tinieblas Y buscan su palabra precisa para vivir entre nosotros Buscan su olor distinto como lo busca cada flor De todo esto será nuestro futuro
Vicente Huidobro
Horrible explorador Explorador de ambiguas sombras Entre medidas sin medida y tinieblas suspensas Canto de lo que fue cayendo mundo a mundo
Vicente Huidobro
Joana lo vio cuando sacudía las ancas para escurrirse la meada. Entre los árboles. Primero los ojos. Porque centelleaban. Después la mancha que era el cuello grueso y la chepa y la espalda. Luego el toro. Porque era un toro. Imponente. Todo él negro como la cosa más negra. Los cuernos eran negros, la carne de dentro de los ojos era negra, negras las pestañas; negras las orejas; negros el morro lleno de mocos, la frente cubierta de remolinos, el cuello venoso, las patas, las pezuñas, el vientre, los lomos, la pija; negros. Tan oscuro que la noche parecía clara. Y se acercó. El pelo le brillaba como si fuera agua.
Irene Solà Saez (Te di ojos y miraste las tinieblas)
De entre todas las muchachas que había para elegir, de entre toda la caterva de mujeres del mundo, con sus ojos y su pelo y su manera de mirar, dijo, esta. Y la señaló.
Irene Solà Saez (Te di ojos y miraste las tinieblas)