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[34] (AG.) —En cambio, ¿por qué engendra odio la verdad105 y tu ser humano106 se ha hecho enemigo de ellos al predicar la Verdad107 —siendo que se ama la vida feliz, que no es otra cosa que el goce de la verdad— sino porque se ama la verdad de tal forma que cualesquiera que aman otra cosa quieren que sea verdad eso que aman y, porque no quieren ser engañados, no quieren que se les convenza de que están en el error? En consecuencia, odian la verdad a causa de aquello que aman en lugar de la verdad: la aman cuando reluce, la odian cuando les contradice. Resulta que porque no quieren ser engañados y quieren engañar, la aman cuando es ella la que se desenmascara y la odian cuando son ellos los desenmascarados por ella. Por ello les pagará de modo que a quienes no quieren ser puestos por ella en evidencia los ponga también en evidencia, sin ellos quererlo y sin que ella misma les resulte evidente. Así. Así. Incluso así, el espíritu humano, incluso así de ciego y debilitado, feo e indecente, quiere pasar oculto, pero no quiere que se le oculte nada. Frente a esto se le da en pago el que no quede oculto a la Verdad y que, a su vez, se oculte de él la Verdad. No obstante, incluso así, mientras es desdichado, prefiere disfrutar de cosas verdaderas antes que de cosas falsas. Será por tanto feliz si goza de la única verdad sin ninguna molestia que le aparte de ella, por la que todo es verdadero.
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