El Santo Quotes

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Los buenos recuerdos que una persona deja en la vida de otra son el mejor regalo que pueden hacernos.
Care Santos (Bel: Amor más allá de la muerte)
Pienso que sólo debemos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dice tu carta? Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro! Los libros que nos hagan felices podríamos escribirlos nosotros mismos, si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a los bosques más remotos, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo”.
Franz Kafka
Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia
Care Santos (Esta noche no hay luna llena)
Aquello era un verdadero milagro: Dios había sacado del infierno a un adorador del diablo y había hecho que se bautizara en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Realmente era un milagro. Sólo Dios podía hacer algo así.
John Ramirez (FUERA DEL CALDERO DEL DIABLO (Spanish Edition))
El amor es, en muchas cosas, como la música: llega allí donde las palabras sobran
Care Santos (Esta noche no hay luna llena)
Me gustaría que pensaras en algo: Si hoy fuera tu último día en la tierra, ¿dónde pasarías la eternidad? No hay manera de escapar del tribunal del cielo. Si rechazas al Santo, quien derramó Su sangre al morir en la cruz y sobre el cual Dios derramó Su ira contra todo pecado, tendrás que rendir cuentas en el juicio final.
John Ramirez (FUERA DEL CALDERO DEL DIABLO (Spanish Edition))
Por el amor de Dios, la virgen y todos los santos habidos y por haber
Megan Maxwell (Sígueme la corriente (Adivina quién soy, #3))
Por el amor de Dios, de la virgen, de las estrellas y de todos los santos mundiales
Megan Maxwell (Sígueme la corriente (Adivina quién soy, #3))
-[...]-Geralt -dijo Stregobor-, cuando escuchábamos a Eltibaldo muchos de nosotros teníamos dudas. Pero decidimos escoger el mal menor. Ahora soy yo el que te pide una elección similar. -El mal es el mal, Stregobor- afirmó serio el brujo mientras se levantaba-. Menor, mayor, mediano, es igual, las proporciones son convenidas y las fronteras son borrosas. No soy un santo ermitaño, no siempre he obrado bien. Pero si tengo que elegir entre un mal y otro, prefiero no elegir en absoluto.[...]
Andrzej Sapkowski (The Last Wish (The Witcher, #0.5))
En su cerrada mollera no entraban ni podían entrar otras luces sobre el santo ejercicio de la caridad; no comprendía que una palabra cariñosa, un halago, un trato delicado y amante que hicieran olvidar al pequeño su pequeñez, al miserable su miseria, son heroísmos de más precio que el bodrio sobrante de una mala comida.
Benito Pérez Galdós (Marianela)
La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre Jerusalén; la que exterminó a albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas...
Fernando Vallejo (La puta de Babilonia)
Mimicque—zombies—can only be killed with an iron or obsidian blade, so don't think you can just act like the wrestler El Santo in the 1970s film El Santo Versus the Mummies of Guanajuato. If a walking undead is after you, run. Let the experts take care of the zombies.
David Bowles (Mexican Bestiary)
nos explican que el corazón es el órgano más importante del cuerpo, pero no nos enseñan a cuidarlo.
Marianela Dos Santos (Lo que nunca quise escribir)
A la gente que nos gusta leer, el mundo real nos da lo mismo.
Care Santos (Mentira (Mentira, #1))
El amor a primera vista es real. Es el santo grial de las historias de amor. Las miradas de la pareja conectan y en ese mismo instante compartes cada secreto y vulnerabilidad, cada esperanza y cada miedo, y todo eso pasa en meros segundos, pero son mágicos.
Anyta Sunday (Piscis pesca a Tauro (Signos de amor, #4))
¡Aparta, piedra fingida! Suelta, suéltame esa mano, que aún queda el último grano en el reloj de mi vida. Suéltala, que si es verdad que un punto de contrición da a un alma la salvación de toda una eternidad, yo, santo Dios, creo en ti; si es mi maldad inaudita, tu piedad es infinita… ¡Señor, ten piedad de mí!
José Zorrilla (Don Juan Tenorio)
Durante unos pocos segundos, creo que me olvidé de respirar. A veces la vida se detiene. Solo unos segundos, sin ningún movimiento. Es como si el mundo enmudeciera para subrayar lo que es importante de verdad. Después, todo vuelve a sonar con más fuerza.
Care Santos (Mentira (Mentira, #1))
Sin el Espíritu Santo, el sermón más elocuente no es más que pura palabrería, ruido
John F. MacArthur Jr. (Fuego extraño: El peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa (Spanish Edition))
My story is going to make you fucking hate me
M. Robinson (El Santo (Saint-Sinner, #1))
La Biblia es un libro sobrenatural que proporciona beneficios sobrenaturales. Se
John F. MacArthur Jr. (Fuego extraño: El peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa (Spanish Edition))
Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.
Friedrich Nietzsche (Así habló Zaratustra : Un libro para todos y para ninguno)
En sólo unos pocos años, cuando todo lo que perdurara de mí en esta tierra no fuera más que recuerdo y polvo, del monasterio no habría de quedar piedra sobre piedra.
Care Santos (El dueño de las sombras (Eblus, #1))
Silencio, silencio y más silencio. Me gusta el silencio. El silencio no hace daño. Las palabras, sí.
Care Santos (Mentira (Mentira, #1))
El cristiano cree en el Dios monoteísta, pero también en el Diablo dualista, en santos politeístas y en espíritus animistas.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
No soy un santo, ni un mártir, ni un terrorista, ni un loco, ni un asesino. Los nombres por los que creen conocerme están equivocados. Soy un padre
Juan Gómez-Jurado (El paciente)
que es injusto, sea injusto todavía: y el que es sucio, ensúciese todavía: y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea santificado todavía.
Anonymous (SANTA BIBLIA: Reina-Valera 1909)
Las plantas y las Flores murmuraban frente a él como si el ritmo al que bailaban tuviese la meca de la eternidad, cuando al fin y al cabo eran tan efímeras como la brisa que las agitaba.
José Rodrigues dos Santos
No solo hemos de ser cristianos de nombre y tener conocimiento, tenemos que tener también carácter cristiano. Tenemos que ser santos en la tierra, si es que tenemos la intención de ser santos en el cielo
J.C. Ryle
Este sendero llevaba a la oscuridad final —no podía ver ningún otro terror—, y cuando esta llegase ellos habrían vivido de todos modos con más plenitud que santos o hedonistas, y habrían apurado hasta el final la nobleza y la dulzura del mundo.
E.M. Forster (Maurice)
La explicación es sencilla, aunque revuelva el estómago: en este lugar está prohibido todo, no por ninguna razón oculta sino porque el campo se ha creado para ese propósito. Si queremos seguir viviendo tenemos que aprenderlo rápidamente: El Santo Rostro no se halla aquí expuesto ni esto es baño en el Serquio...
Primo Levi (Trilogía de Auschwitz)
¡Cielo santo! ¡Qué loco estaba al quererte! ¡Qué imbécil he sido! Ya no significas nada para mí. Nunca volveré a verte. Nunca pensaré en ti. Nunca mencionaré tu nombre. No te das cuenta de lo que representabas para mí. Pensarlo me resulta intolerable. ¡Quisiera no haberte visto nunca! Has destruido la poesía de mi vida.
Oscar Wilde (El retrato de Dorian Grey)
Pero ¿por qué hemos de empeñarnos en pensar que el universo fue hecho para nosotros? ¿Por qué resulta tan atractiva esa idea? ¿Por qué seguimos alimentándola? ¿Es tan precaria nuestra autoestima que no podemos conformarnos con nada inferior a un universo hecho a nuestra medida? Naturalmente, la cuestión apela a nuestra vanidad. "Lo que un hombre desea, también lo imagina como cierto", dijo Demóstenes. "La luz de la fe nos hace ver lo que creemos", admitió alegremente santo Tomás de Aquino.
Carl Sagan (Pale Blue Dot: A Vision of the Human Future in Space)
Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: «La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe que obra por el amor»[40]. Por ello explica que, en cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas las virtudes:
Pope Francis (Evangelii gaudium. Exhortación apostólica La alegría del Evangelio)
Benny Hinn hizo una serie de declaraciones proféticas célebres en diciembre de 1989, ninguna de las cuales se hizo realidad. Él con toda confianza le dijo a su congregación en el Centro Cristiano de Orlando que Dios le había revelado que Fidel Castro iba a morir en algún momento de la década de 1990, que la comunidad homosexual en Estados Unidos sería destruida por el fuego antes de 1995 y que un gran terremoto podría causar estragos en la costa este antes de el año 2000. Se equivocó en todos los aspectos,
John F. MacArthur Jr. (Fuego extraño: El peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa (Spanish Edition))
El ego niega la verdad. El Espíritu Santo niega el ego. Mía es la elección de la santidad.
Gary Renard (El Amor no ha olvidado a nadie (Spanish Edition))
Ya era gran cosa que el hombre hubiera sido hecho antes como Dios, pero que Dios se hiciera como el hombre, fue mucho más. —John Donne, Holy Sonnet 15 [Soneto Santo 15]
Philip Yancey (Desilusión con Dios (Spanish Edition))
Nuestra pasión ardería con más brillo que todas las estrellas del cielo. Que los santos me arrastraran al infierno.
Kerri Maniscalco (Hunting Prince Dracula (Stalking Jack the Ripper, #2))
Que Dios nos dé a todos los bebedores una muerte así de hermosa y fácil!»).
Joseph Roth (La leyenda del santo bebedor (El libro de bolsillo - Bibliotecas de autor - Biblioteca Roth) (Spanish Edition))
La santidad no es cosa de santos
Juan Esteban Constaín (El hombre que no fue Jueves)
Ser testigo de aquellos momentos enseñó a Jo más que el sermón más sabio, el himno más santo y la oración más fervorosa jamás pronunciada
Louisa May Alcott (Mujercitas)
A veces era difícil saber si se estaba leyendo la descripción de los éxtasis de algún santo medieval o las morbosas confesiones de un pecador moderno.
Oscar Wilde (El Retrato de Dorian Gray)
I killed. I tortured. I played fucking God while I was rotting in Hell.
M. Robinson (El Santo (Saint-Sinner, #1))
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, 50 Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
I’m far from the hero in this story. I’m closer to the villain. You will think of me as the villain. Except, I’m far worse. I’m the fucking monster. And, I’m perfectly alright with that.
M. Robinson (El Santo (Saint-Sinner, #1))
Me gustaría volar en una escoba y danzar con otras brujas paganas en el bosque a la luz de la luna, invocando las fuerzas de la tierra y ahuyentando demonios, quiero convertirme en una vieja sabia, aprender antiguos encantamientos y secretos de curandero. No es poco lo que pretendo. Las hechiceras, como los santos, son estrellas solitarias que brillan con luz propia, no dependen de nada ni de nadie, por eso carecen de miedo y pueden lanzarse ciegas al abismo con la certeza de que en vez de estrellarse saldrán volando. Pueden convertirse en pájaros para ver el mundo desde arriba o en gusanos para verlo por dentro, pueden habitar otras dimensiones y viajar a otras galaxias, son navegantes en un océano infinito de conciencia y conocimiento.
Isabel Allende (Paula)
Solo en la medida en que podemos ver la santidad de Dios, Su absoluta pureza y Su aborrecimiento moral para con el pecado, podemos comprender lo tremendo que es pecar contra un Dios santo.
Jerry Bridges (En Pos de la Santidad)
Me pregunto por qué escribes sobre ese tipo de figuras y no sobre otras, las que ganan, las que se quedan, las que todo el mundo conoce, los fuertes, los buenos, los héroes, los santos, los capaces.
Lídia Jorge (Misericordia)
Y luego a enfrentarse a la rata cruel! —Si no llega un día, fatuo, un fuego loco, igual que un disparo, cuando el día calla… —¡Oh Santos Espectros blancos de Belén, entre vuestro hechizo por su azul ventana!
Arthur Rimbaud
—Cielo santo, una bestia con una espada —siseó la criatura. Giró de nuevo la cabeza hasta colocarla del derecho y parpadeó dos veces—. Me pregunto si ha perdido el juicio. ¡Las espadas pasaron de moda hace siglos!
Tony DiTerlizzi (Lucinda's Secret (The Spiderwick Chronicles, #3))
...un animalucho con un bonete en la cabeza, que cortando el hilo a todos los filósofos dijo que el sabía el secreto, y se hallaba en la Suma de Santo Tomas; y mirando de pies a cabeza a los dos moradores celestes, les sustentó que sus personas, sus mundos y sus estrellas habían sido creados para el hombre. Al oír tal sandez, nuestros dos caminantes hubieron de caerse uno sobre el otro pareciéndose de una risa inextinguible.
Voltaire (Micromegas)
¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales
Pope Francis (Gaudete et exsultate. Exhortación apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo actual (Documentos MC) (Spanish Edition))
perseverancia y súplica por todos los santos; 19y orad por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a fin de dar a conocer sin temor el misterio del evangelio, 20por el cual soy embajador en cadenas; que al proclamarlo hable con denuedo, como debo hablar.
Anonymous (La Biblia de las Américas (LBLA))
vino puro, Los santos, para condenarse, necesitaban un cuerpo. Y como en los cerdos de Asia, los demonios, Traicioneros de una dicha que compraron muy caro, Famélicos desmedidos e insaciables, Desde el fondo de su sueño llorando su delirio, Los muertos me asaltaron y habitaron mi carne.
Marguerite Yourcenar (Las caridades de Alcipo y otros poemas)
Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear. Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
el monoteísmo, tal como se ha desarrollado en la historia, es un caleidoscopio de herencias monoteístas, dualistas, politeístas y animistas, mezcladas en un revoltillo bajo un único paraguas divino. El cristiano cree en el Dios monoteísta, pero también en el Diablo dualista, en santos politeístas y en espíritus animistas. Los estudiosos de la religión tienen un nombre para esta admisión simultánea de ideas distintas e incluso contradictorias y la combinación de rituales y prácticas tomadas de fuentes distintas. Se llama sincretismo. El sincretismo, en realidad, podría ser la gran y única religión del mundo.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
Vi nítidamente a las madres de familia del barrio viejo. Eran nerviosas, eran condescendientes. Callaban con los labios apretados y los hombros caídos o proferían insultos terribles a los hijos que las atormentaban. Se arrastraban flaquísimas, con ojos y mejillas hundidas, o traseros anchos, tobillos hinchados, pechos pesados, las bolsas de la compra, los niños pequeños aferrados a sus faldas pidiendo que los auparan. Santo Dios, tenían diez, como mucho veinte años más que yo. Sin embargo, parecían haber perdido los rasgos femeninos que tanto nos importaban a nosotras, las muchachas, y a los que sacábamos partido con la ropa, el maquillaje. Habían sido devoradas por el cuerpo de sus maridos, de sus padres, de sus hermanos, a quienes terminaban por parecerse cada vez más, a causa de las fatigas o la llegada de la vejez, de la enfermedad. ¿Cuándo empezaba esa transformación? ¿Con las tareas domésticas? ¿Con los embarazos? ¿Con las palizas?
Elena Ferrante (The Story of a New Name (Neapolitan Novels, #2))
No obstante, cuando se trata de la vida de pareja, hay que competir al revés: con pared o sin pared, tres pasos atrás. Y hay que hacerlo aun cuando no entiendas el motivo, aun cuando estés íntimamente convencida de tener razón. En ese momento, haz un acto de confianza en tu marido. Sal de la lógica del mundo, "yo quiero tener la razón", y entra en la de Dios, que te ha puesto al lado de tu marido, ese santo que te soporta a pesar de todo y que, dicho sea de paso, también es un buen tipo. Y si algo que él hace no te parece bien, con quien tienes que vértelas es con Dios: puedes comenzar poniéndote de rodillas, y la mayoría de las veces todo se resuelve.
Costanza Miriano (Cásate y sé sumisa. Experiencia radical para mujeres sin miedo)
—Tú sigue soltando sandeces y verás lo peor de mí. —Por todos los Santos, ¿me estás diciendo que aún no he visto lo peor de ti? Zoya se acomodó el cabello. —Si lo hubieras visto, estarías balbuceando plegarias debajo de las sábanas. —Curiosa forma de conseguir llevarme a la cama, pero ¿quién soy yo para cuestionar tus métodos?
Leigh Bardugo (Rule of Wolves (King of Scars, #2))
Así opinaba el "Libertador" sobre Quito: "...hombres tan malvados e ingratos. Yo creo que le he dicho a Vd., antes de ahora, que los quiteños son los peores colombianos. El hecho es que siempre lo he pensado, y que se necesita un rigor triple que el que se emplearía en otra parte. Los venezolanos son unos santos en comparación de esos malvados. Los quiteños y los peruanos son la misma cosa: viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo. Los blancos tienen el carácter de los indios, y los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio de moral que los guíe." Bolívar a Santander, Pativilca, 7 de enero de 1824
Francisco Núñez Proaño (Quito fue España)
La Iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Y esto no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a El -lo cual sería intolerable herejía-, sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a María[
Luis María Grignion de Montfort (Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen)
Lo cierto es que hoy vivimos atrapados en medio de una cultura de la simulación. Se trata de aparentar que todo está bien, que no pasa nada, que las cosas marchan correctamente. De alguna manera, la simulación es el triunfo del orgullo, que se empeña en eludir hábilmente al arrepentimiento. Este tipo de actitud cierra espacios a la influencia del Espíritu Santo en nuestra vida.
Pablo Partida Gómez (Atracción Prohibida (Spanish Edition))
San Buenaventura parece decir lo mismo en términos más explícitos. “La Santísima Virgen no solamente se mantiene en la plenitud de los santos; Ella mantiene y conserva a los santos en su plenitud, para que ésta no disminuya; impide que sus virtudes se debiliten, que sus méritos se esfumen, que sus gracias se pierdan, que los demonios les hagan daño, que el Señor los castigue cuando pecan”.
Luis María Grignion de Montfort (Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen)
Porque cristianismo auténtico es seguir a Cristo y sus enseñanzas. Seguir lo que la Palabra de Dios nos dice. Y cuando la leemos de verdad, descubrimos que Dios no busca personas que tengan ambiciones personales para correr detrás de ellas y satisfacerlas, como si Él fuera el gran Papá Noel de los cielos, cumpliendo deseos de todo el mundo y regalando a todos el último capricho. Todo lo contrario. Él busca personas que estén dispuestas a deponer sus sueños y renunciar a ellos, para abrazar los sueños de Dios y vivir para Él, cueste lo que cueste. Gente que se ponga en la brecha como en Ezequiel 22.30, como los santos del Antiguo y del Nuevo Testamento, como los héroes de la fe, aquellos que hicieron proezas y aquellos «otros» que murieron como mártires sin haber alcanzado aquello por lo cual vivieron, pero aún creyendo.
Marcos Vidal (Con permiso: Cómo vivir un cristianismo real de todos los días (Spanish Edition))
A la eternidad pertenecen la música de Mozart y las poesías de los grandes poetas; a él pertenecen también los santos, que hicieron milagros y sufrieron el martirio y dieron un gran ejemplo a los hombres. Pero también pertenece del mismo modo a la eternidad la imagen de cualquier acción noble, la fuerza de todo sentimiento puro, aun cuando nadie sepa nada de ello, ni lo vea, ni lo escriba, ni lo conserve para la posteridad.
Hermann Hesse (Steppenwolf)
Pero durante una hora, durante un día, Nikolai podría haber sido suyo. ¿Y si le pasaba algo en el campo de batalla? Le había dado demasiado miedo decirle que sí, demostrarle la verdad de su corazón, confesarle que desde la primera ve que lo había visto supo que él era el héroe de todos los cuentos de su tía, el chico con el alma de oro, lleno de luz y de esperanza. Por todos los Santos, Zoya quería estar cerca de esa luz. Quería sentir su calor mientras pudiera.
Leigh Bardugo (Rule of Wolves (King of Scars, #2))
El tema clave de Sobre la ira es la humanidad. Para contrarrestar los impulsos de la ira, definida como deseo de castigar una ofensa real o percibida, Séneca nos recuerda que si hay un rasgo común al género humano es la falibilidad, de la cual se deduce la necesidad de perdonar. Entre los monstruos como Calígula y los santos como Sócrates pulula el 99,9 % de la raza humana, compuesta por completo de pecadores, que sin embargo merecen ser perdonados sin excepción.
Seneca (El arte de mantener la calma: Un manual de sabiduría clásica sobre la gestión de la ira)
Los mismos tres problemas acuciaron a los pobladores de la China del siglo XX, a los de la India medieval y a los del antiguo Egipto. La hambruna, la peste y la guerra coparon siempre los primeros puestos de la lista. Generación tras generación, los seres humanos rezaron a todos los dioses, ángeles y santos, e inventaron innumerables utensilios, instituciones y sistemas sociales…, pero siguieron muriendo por millones a causa del hambre, las epidemias y la violencia.
Yuval Noah Harari (Obra completa: Pack con: Sapiens | Homo Deus | 21 lecciones para el siglo XXI (Spanish Edition))
Él guardó silencio, manoseando el papel entre los dedos, ella suspiró, irritada. - De acuedo. Es una lista. -alargó el brazo con la palma hacia arriba, esperando que él pusiera allí la nota. - ¿Qué clase de lista? -preguntó Gabriel con una mirada inquisitiva. - Una lista personal. -Respondió ella, tratando de imprimir en su voz un tono de femenino desdén, esperando que así se sintiera poco caballeroso y renunciara a aquella batalla en particular. - ¿Una lista de compras? ¿Una lista de libros impropios que te gustaría leer? ¿una lista de hombres...? -ella se puso colorada antes esa última preguta y él hizo una pausa al tiempo que agrandaba los ojos- Santo Dios, Callie, ¿es una lista de hombres? Callie golpeó el suelo con el pie, en un gesto repleto de irritación. - ¡Santo cielo, no! Da igual lo que contenga la lista, Ralston. Lo único que cuenta es que me pertenece. - Esa no es una buena respuesta, emperatriz -señaló él, y comenzó a abrir la nota.
Sarah MacLean (Nine Rules to Break When Romancing a Rake (Love By Numbers, #1))
15 de agosto de 1343 Misa solemne de campaña El ejercito entero, concentrado en la playa, rendia culto a la Virgen de la Mar. Pedro III habia cedido a las presiones del Santo Padre y pactado una tregua con Jaime de Mallorca. El rumor corrio entre el ejercito. Arnau no escuchaba al sacerdote; pocos lo hacian, la mayoria tenia el rostro contrito. La Virgen no consolaba a Arnau. Habia matado. Habia talado arboles. Habia arrasado vinas y campos de cultivo ante los asustados ojos de los campesinos y de sus hijos. Habia destruido villas enteras y con ellas los hogares de gentes de bien. El rey Jaime habia conseguido su tregua y el rey Pedro habia cedido.Arnau recordo las arengas de Santa Maria de la Mar: "Cataluna os necesita! El rey Pedro os necesita! Partid a la guerra!". Que guerra? Solo habian sido matanzas. Escaramuzas en las que los unicos que perdieron fueron las gentes humildes, los soldados leales… y los ninos, que pasarian hambre el proximo invierno por falta de grano. Que guerra? La que habian librado obispos y cardenales, correveidiles de reyes arteros? El sacerdote proseguia con su homilia pero Arnau no escuchaba sus palabras. Para que habia tenido que matar? De que servian sus muertos? La misa finalizo. Los soldados se disolvieron formando pequenos grupos. - Y el botin prometido? - Perpiñan es rica, muy rica -oyo Arnau. - Como pagara el rey a sus soldados si ya antes no podia hacerlo? Arnau deambulaba entre los grupos de soldados. Que le importaba a el el botin? Era la mirada de los niños lo que le importaba; la de aquel pequeño que, agarrado a la mano de su hermana, presencio como Arnau y un grupo de soldados arrasaban su huerto y esparcian el grano que debia sustentarles durante el invierno. Por que?, le preguntaron sus ojos inocentes. Que mal os hemos hecho nosotros? Probablemente los niños fueran los encargados del huerto, y permanecieron alli, con las lagrimas cayendo por sus mejillas, hasta que el gran ejercito catalan termino de destruir sus escasas posesiones. Cuando terminaron, Arnau ni siquiera fue capaz de volver la mirada hacia ellos.
Ildefonso Falcones (La catedral del mar (La catedral del mar, #1))
Lo que surge de la vida conjunta del Padre y el Hijo es una auténtica Persona; es, de hecho, la Tercera de las tres Personas que son Dios. Esta Tercera Persona se llama, en lenguaje técnico, el Espíritu Santo o el Espíritu de Dios. No os preocupéis ni os sorprendáis si lo encontráis bastante más vago y difuminado en vuestra mente que a los otros dos. Creo que hay una razón por la que esto debe ser así. En la vida cristiana no se suele estar mirándolo a El: Él está siempre actuando en vosotros. Si pensáis en el Padre como en alguien que está «ahí fuera», delante de vosotros, y en el Hijo como en alguien que está a vuestro lado, ayudándoos a orar, intentando convertiros en otro hijo, entonces tenéis que pensar en la Persona como en alguien que está dentro de vosotros, o detrás de vosotros. Son una gran fuente de energía y belleza que mana desde el centro mismo de la realidad. Si estáis cerca de esa fuente, su salpicadura os mojará; si no lo estáis, permaneceréis secos. Una vez que un hombre está unido a Dios, ¿cómo no iba a vivir para siempre?
C.S. Lewis (Mere Christianity)
En palabras de Benny Hinn: «Él [Jesús] que es justo por elección, dijo: “La única manera en que puedo detener el pecado es volviéndome pecado. No puedo pararlo solo por dejar que me toque; el pecado y yo debemos convertirnos en una sola cosa”. ¡Escuchen esto! Él, que es de la naturaleza de Dios, se hizo de la naturaleza de Satanás cuando se volvió pecado» (Benny Hinn, This Is Your Day, TBN, 1 diciembre 1990). De manera similar, Kenneth Copeland enseñó: «La justicia de Dios se hizo pecado. Él aceptó la naturaleza de pecado de Satanás en su propio espíritu. Y en el momento en que lo hizo, clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Usted no sabe lo que pasó en la cruz. ¿Por qué cree que Moisés, instruido por Dios, levantó la serpiente en ese palo en lugar de un cordero? Eso solía molestarme. Le pregunté: “¿Por qué querrías poner allí una serpiente, la señal de Satanás? ¿Por qué no pusiste un cordero en ese palo?” Y el Señor me dijo: “Debido a que era una señal de Satanás que estaba colgada en la cruz”. Y agregó: “Yo acepté, en mi propio espíritu, la muerte espiritual; y la luz se apagó”» (Kenneth Copeland, «What Happened from the Cross
John F. MacArthur Jr. (Fuego extraño: El peligro de ofender al Espíritu Santo con adoración falsa (Spanish Edition))
Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos, tan parcamente pobladas por una continuidad aprehensible de familias, tan lejanas de un mar o de un río, tan ostentosas en el reparto de su menguada pobreza, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan ingenuamente contentas de sí mismas al modo de las mozas quinceañeras, tan globalmente adquiridas para el prestigio de una dinastía, tan dotadas de tesoros -por otra parte- que puedan ser olvidados los no realizados a su tiempo, tan proyectadas sin pasión pero con concupiscencia hacia el futuro, tan desasidas de una auténtica nobleza, tan pobladas de un pueblo achulapado, tan heroicas en ocasiones sin que se sepa a ciencia cierta por qué sino de un modo elemental y físico como el del campesino joven que de un salto cruza el río, tan abigarradas de sí mismas aunque en verdad el licor de que están ahítas no tenga nada de embriagador, tan insospechadamente en otro tiempo prepotentes sobre capitales extranjeras dotadas de dos catedrales y de varias colegiatas y de varios palacios encantados -un palacio encantado al menos para cada siglo-, tan incapaces para hablar su idioma con la recta entonación llana que le dan los pueblos situados hacia el norte a doscientos kilómetros de ella, tan sorprendidas por la llegada de un oro que puede convertirse en piedra, pero que tal vez se convierta en carrozas y troncos de caballos con gualdrapas doradas sobre fondo negro, tan carentes de una auténtica judería, tan llenas de hombres serios cuando son importantes y simpáticos cuando no son importantes, tan vueltas de espaldas a toda naturaleza -por lo menos hasta que en otro sitio se inventaron el tren eléctrico y la telesilla-, tan agitadas por tribunales eclesiásticos con relajación al brazo secular, tan poco visitadas por individuos auténticos de la raza nórdica, tan abundante de torpes teólogos y faltas de excelentes místicos, tan llenas de tonadilleras y de autores de comedias de costumbres, de comedias de enredo, de comedias de capa y espada, de comedias de café, de comedias de punto de honor, de comedias de linda tapada, de comedias de bajo coturno, de comedias de salón francés, de comedias del café no de comedia dell'arte, tan abufaradas de autobuses de dos pisos que echan humo cuanto más negro mejor sobre aceras donde va la gente con gabardina los días de sol frío, que no tienen catedral.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
La tradición del islam místico comparte esta misma convicción. Me gustaría relatarle algo tomado de la leyenda dorada de los santos musulmanes. Un día, Suturá, una buena mujer, fue a visitar a Tierno Bokar, el sabio de Bandiagara: esta aldea de Mali está situada en la meseta del mismo nombre, rodeada de altos acantilados al pie de los cuales viven los dogon, pueblo famoso por su arte austero, su compleja cosmogonía y su hondo sentido de la trascendencia. «Tierno –le dijo Suturá–, estoy muy irritable. Me molesta hasta lo más insignificante. Querría recibir de ti una bendición o una oración que me haga dulce, amable y paciente». No había acabado de hablar cuando su hijo, un niño de tres años que estaba esperándola en el patio, agarró una tabla y le dio un golpe en la espalda. Ella miró al niño, sonrió y, atrayéndolo hacia ella, dijo dándole un cachete cariñoso: «¡Qué niño más malo! Mira cómo trata a su madre…». «Si tan irritable estás, ¿por qué no te enfadas con tu hijo?», le preguntó Tierno Bokar. «Si no es más que un niño –contestó Suturá–. No sabe lo que hace. Con un niño de esta edad no hay quien se enfade». «Vete a casa, querida Suturá –le dijo Tierno– y, cuando alguien te irrite, acuérdate de la tabla y piensa: “Tenga los años que tenga, esta persona está actuando como un niño de tres años”. Sé indulgente: puedes hacerlo, ya que acabas de serlo con tu hijo cuando te ha dado ese golpe. Obra así y no volverás a enfadarte. Vivirás feliz y te sentirás mejor. Las bendiciones que desciendan sobre ti serán mucho mayores que las que puedas recibir de mí: serán las bendiciones de Dios y del propio Profeta. Quien soporta y perdona una ofensa –continuó– se parece a una de esas grandes ceibas que ensucian los buitres al posarse en sus ramas. El aspecto repugnante del árbol solo dura una parte del año. Todos los inviernos Dios envía unos cuantos chaparrones que lo limpian de la copa a las raíces y lo revisten de un nuevo follaje. Procura prodigar el amor que sientes por tu hijo a todas las criaturas de Dios. Porque Dios quiere a sus criaturas como un padre a sus hijos. Entonces llegarás a lo más alto de la escala, allí donde, gracias al amor y la caridad, el alma solo ve y valora la ofensa para perdonarla mejor». Las palabras de Tierno supusieron tanto para Suturá que, a partir de ese día, consideró hijos suyos a todos los que la ofendían y no les respondió más que con dulzura, amor y una paciencia silenciosa y sonriente. Tanto cambió que, al final de su vida, la gente decía: «Paciente como Suturá». Nunca más hubo nada capaz de enfadarla. Cuando murió, se la consideraba prácticamente una santa.
Robert Sarah (La fuerza del silencio)
Extraño como un pato en el Manzanares, torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson, oscuro como un túnel sin tren expreso, negro como los ángeles de Machín, febril como la carta de amor de un preso…, Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Perdido como un quinto en día de permiso, como un santo sin paraíso, como el ojo del maniquí, huraño como un dandy con lamparones, como un barco sin polizones…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Más triste que un torero al otro lado del telón de acero. Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Vencido como un viejo que pierde al tute, lascivo como el beso del coronel, furtivo como el Lute cuando era el Lute, inquieto como un párroco en un burdel, errante como un taxi por el desierto, quemado como el cielo de Chernovil, solo como un poeta en el aeropuerto…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Inútil como un sello por triplicado, como el semen de los ahorcados, como el libro del porvenir, violento como un niño sin cumpleaños, como el perfume del desengaño…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Más triste que un torero al otro lado del telón de acero. Así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Amargo como el vino del exiliado, como el domingo del jubilado, como una boda por lo civil, macabro como el vientre de los misiles, como un pájaro en un desfile…, así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Más triste que un torero al otro lado del telón de acero. Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Joaquín Sabina
El afecto, ya lo dije, no se da importancia. La caridad —decía san Pablo— no es engreída. El afecto puede amar lo que no es atractivo: Dios y sus santos aman lo que no es amable. El afecto «no espera demasiado», hace la vista gorda ante los errores ajenos, se rehace fácilmente después de una pelea, como la caridad sufre pacientemente, y es bondadoso y perdona. El afecto nos descubre el bien que podríamos no haber visto o que, sin él, podríamos no haber apreciado. Lo mismo hace la santa humildad. Pero si nos detuviéramos sólo en estas semejanzas, podríamos llegar a creer que este afecto no es simplemente uno de los amores naturales sino el Amor en sí mismo, obrando en nuestros corazones humanos y cumpliendo su ley. ¿Tendrían razón entonces los novelistas ingleses de la época victoriana, al decir que es suficiente este tipo de amor? ¿Son «los afectos caseros», cuando están en su mejor momento y en su desarrollo más pleno, lo mismo que la vida cristiana? La respuesta a estas preguntas, lo sé con seguridad, es decididamente No. No digo solamente que esos novelistas escribieron a veces como si nunca hubieran conocido ese texto evangélico sobre el «odiar» a la esposa y a la madre y aun la propia vida —aunque, por supuesto, sea así—, sino que la enemistad entre los amores naturales y el amor de Dios es algo que un cristiano procura no olvidar. Dios es el gran Rival, que en cualquier momento me puede robar —al menos a mí me parece un robo— el corazón de mi esposa, de mi marido o de mi hija.
C.S. Lewis (The Four Loves)
   ¿Qué tenían en común todos esos individuos? «No se distinguían por ningún rango u oficio.» Desempeñaban las más variadas ocupaciones. No eran partidarios fanáticos del régimen. Era la gente que, cuando me sentía perdido y desesperado, hacía que volviera a recuperar la fe en la Unión Soviética. Creaban a su alrededor pequeñas islas de orden y dignidad en medio de un océano de caos y absurdidad. Fuera cual fuese el ámbito en el que trabajaban, su influencia se transmitía a su entorno. Y es el conjunto de esas islas humanas, diseminadas por todo el Imperio soviético, lo que mantiene la coherencia de su estructura e impide que se desintegre.    Esos hombres, sean o no comunistas, son «patriotas soviéticos» en el sentido con que esa palabra se usó al principio en la Revolución francesa. No son ni héroes ni santos, y todas sus virtudes cívicas van siempre en contra del régimen al que sirven. Están motivados por un grave sentido de responsabilidad en un país donde todo el mundo teme y elude la responsabilidad; tienen iniciativa y criterio independiente donde la obediencia ciega es la norma; son leales y entregados a sus semejantes en un mundo donde se espera lealtad solo hacia los superiores y entrega solo al Estado. Tienen honor personal y una dignidad de comportamiento inconsciente donde estas palabras son objeto de escarnio.    Aunque hay miles de ellos, constituyen una pequeña minoría, y son siempre las primeras víctimas de cada nueva purga. Aun así, no desaparecen. Los que conocí en Rusia tenían en su mayoría treinta y poco años, y pertenecían a la generación posrevolucionaria. Actualmente vuelvo a encontrar el mismo tipo de personas entre los emigrados rusos de la posguerra, que pertenecen a una generación posterior. Esos hombres rectos, entregados, enérgicos y audaces fueron y son la columna vertebral de un régimen que niega todos los valores que representan. Como comunista, daba su existencia por sentado, ya que creía que eran el producto de la educación revolucionaria, ese «nuevo tipo de hombre» cuyo advenimiento había predicho Marx. Hoy día me doy cuenta de que su existencia es prácticamente un milagro, de que han llegado a ser lo que son no a causa de, sino a pesar de su educación: un triunfo de la indestructible sustancia humana sobre el entorno deshumanizador.
Arthur Koestler
Tu primera responsabilidad es amar escuchando profundamente. ¿Qué quiere tu amigo? ¿Qué dice el Espíritu Santo? Escucha con empatía, tratando de comprender sin tratar de “arreglar” sus sentimientos. ¿Hay alguna pista de cómo podría estar trabajando el enemigo? Deja que el Señor te llene de su amor por tu amigo. Si escuchas con amor y aceptación, tu amigo puede compartir contigo cosas que nunca ha compartido con nadie. Parte de tu responsabilidad es asegurarte de que la persona tenga la capacidad para decidir aquello de lo que quiere ser liberada. Su liberación es entre Jesús y ella. Tú solo estás ayudando. Algunas personas quieren que otros decidan qué deben hacer. No cedas ante esta petición. Quédate con la persona, enséñale lo que sabes y deja que tome decisiones por sí misma. La instrucción y el ejemplo que damos pueden ayudarle a entrar en un proceso de transformación de por vida.
Neal Lozano (Unbound: A Practical Guide to Deliverance (from Evil Spirits))
¿Me ha dicho Él que Su plan es salvarme? Si es así, yo estoy seguro para siempre: “Mi nombre de las palmas de Sus manos No podrá borrar la eternidad, Grabado permanece en Su corazón, Con las marcas de la Gracia indeleble.” Yo no sé cómo se las arreglan algunas personas para ser felices cuando creen que un cristiano puede caer de la gracia. Debe ser una cosa muy loable en ellos poder sobrevivir cada día sin desesperar. Si yo no creyera en la doctrina de la perseverancia final de los santos, yo pienso que sería el más miserable de los hombres, pues no tendría ninguna base de consuelo. No podría decir, independientemente de la condición de mi corazón, que yo sería como una fuente de agua cuyo suministro no se iba a acabar. Más bien debería hacer la comparación con una fuente intermitente que se puede detener súbitamente, o un estanque acerca del cual yo no podría estar seguro que siempre estará lleno. Yo creo que los cristianos más felices y verdaderos son aquellos que no se atreven a dudar de Dios nunca, sino que aceptan Su palabra de la manera tan sencilla como es revelada y creen en ella y no hacen ninguna pregunta; simplemente tienen la certeza que si Dios lo ha dicho, debe ser así.
Charles Haddon Spurgeon (Una defensa del calvinismo)
La modestia nos impide decirlo en voz alta, pero a veces pensamos, de nosotros mismos, que somos maravillosos. Entretanto, no queremos conquistar el cosmos, solo pretendemos ensanchar las fronteras de la Tierra. Unos planetas habrán de ser desérticos, como el Sáhara; otros gélidos, al igual que el polo; o bien tropicales, como la selva brasileña. Somos humanitarios y nobles. No aspiramos a conquistar otras razas, tan solo deseamos transmitirles nuestros valores y, a cambio, recibir su herencia. Nos consideramos caballeros de Santo Contacto. Esa es otra falsedad. No buscamos nada, salvo personas. No necesitamos otros mundos. Necesitamos espejos. No sabemos qué hacer con otros mundos. Con uno, ya nos atragantamos. Aspiramos a dar con nuestra propia e idealizada imagen: habrá planetas y civilizaciones más perfectas que la nuestra; en otras, en cambio, esperamos encontrar el reflejo de nuestro primitivo pasado. Mientras, al otro lado subsiste algo que no aceptamos, de lo que nos defendemos, ¡pero si de la Tierra no hemos traído más que un destilado de virtudes, la heroica estatua del Hombre! Hemos llegado aquí tal como somos en realidad y cuando la otra parte, la parte que silenciamos, nos muestra esa verdad, ¡no somos capaces de aceptarlo!
Stanisław Lem (Solaris)
El Espíritu Santo es una persona. Igual que tú, Él puede sentir, percibir y responder. Él se duele. Él tiene la habilidad de amar y la habilidad de odiar. Él habla, y tiene Su propia voluntad. Pero exactamente, ¿quién es Él? El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios el Padre y el Espíritu de Dios el Hijo. Él es el poder de la Deidad—el poder de la Trinidad. ¿Cuál es Su obra? La obra del Espíritu es traer el mandamiento del Padre y la ejecución del Hijo. Para entender la obra del Espíritu Santo necesitamos entender la obra del Padre y del Hijo. Dios el Padre es el que da el mandamiento. Él es el que siempre ha dicho: «Sea hecho». Desde el principio, ha sido Dios, quién da las órdenes. Por otro lado, es Dios el Hijo quien ejecuta el mandamiento del Padre. Cuando Dios el Padre dijo: «Sea la luz», Dios el Hijo vino y lo hizo. Luego, Dios el Espíritu Santo trajo la luz. Permíteme ilustrarlo en esta forma. Si yo te pido: «Por favor, enciende la luz», tres fuerzas estarían envueltas. Primero, yo sería el que daría la orden. Segundo, tú serías el que iría al interruptor y lo enciendes. En otras palabras, tú eres el ejecutor de la orden. Pero finalmente, ¿quién trae la luz? No soy yo, ni tú. Es el poder—la electricidad—lo que produce la luz. El Espíritu Santo es el poder de Dios. Él es el poder del Padre y del Hijo. Él es quien ejecuta la obra del Hijo.
Benny Hinn (Buenos días, Espíritu Santo (Spanish Edition))