El Profesor Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to El Profesor. Here they are! All 100 of them:

Lo que sucedió en las mazmorras entre tu y el profesor Quirrell es completamente secreto, así que, naturalmente, todo el colegio lo sabe.
J.K. Rowling (Harry Potter and the Sorcerer's Stone (Harry Potter, #1))
Vi mi vida extendiendo sus ramas frente a mí como la higuera verde del cuento. De la punta de cada rama, como si de un grueso higo morado se tratara, pendía un maravilloso futuro, señalado y rutilante. Un higo era un marido y un hogar feliz e hijos y otro higo era un famoso poeta, y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesionales poco usuales, y otro higo era una campeona de equipo olímpico de atletismo, y más allá y por encima de aquellos higos había muchos más higos que no podía identificar claramente. Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.
Sylvia Plath (The Bell Jar)
-Cuando veníamos en los coches hacia aquí, he visto un par de carteles que anunciaban un evento nocturno cera de ese Dumbledor. -Drumnadrochit -la corrigió Bryn-. Dumbledor es el profesor de Harry Potter. -Sí, lo que tú digas. Lo que vi en el cartel es algo relacionado con una especie de autocine.. Róta y Bryn
Lena Valenti (El libro de Miya (Saga Vanir, #5))
Recuerda lo que valga la pena recordar. Ignora el resto
John Katzenbach (El profesor)
El profesor golpea otro escritorio, y la chica con cabello rojo a mi izquierda salta y deja caer todos sus papeles. Me inclino para ayudarla a recogerlos, y estoy sorprendida al descubrir una página entera de garabatos de un tatuaje de calavera familiar. Miro hacia arriba en sorpresa, y su cara se enciende como su cabello rojo. Miro hacia Josh y luego levanto mis cejas hacia ella. Sus ojos se amplían en horror, pero sacudo mi cabeza y sonrío. No le diré. ¿Cuál es su nombre? Isla. Isla Martin. Vive en mi piso, pero es tan silenciosa que a menudo me olvido de ella. Tendrá que ser más ruidosa si le gusta Josh. Ambos son tímidos. Es una lástima, porque se verían lindos juntos. Probablemente pelearía menos que con Rashmi, también. ¿Por qué es que las personas adecuadas no terminan juntas? ¿Por qué las personas tienen miedo de abandonar una relación, incluso cuando saben que es una mala relación?
Stephanie Perkins (Anna and the French Kiss (Anna and the French Kiss, #1))
Recuerda lo que valga la pena recordar. Ignora el resto.
John Katzenbach (El profesor)
A veces, cuando algún profesor termina la explicación y pregunta si ha quedado alguna duda, Sylvia tiene ganas de levantar la mano y decir sí, ¿podría volver a empezar desde el principio?, pero desde el principio del principio, desde que nacemos, porque aún no he comprendido nada en estos casi dieciséis años de vida.
David Trueba (Saper perdere)
La educación, al igual que la sociedad, se va degradando año a año. Hemos llegado al punto en que se nos exigen responsabilidades a los profesores si el alumno suspende.
Eloy Moreno (Tierra)
No se puede escribir una novela o componer una canción, no se puede acordar una adquisición o ampliar una oferta sin una completa dedicación a la tarea que se tiene entre manos.
John Katzenbach (El profesor)
Me gustaba que él era un profesor titular en el Departamento de Sonrisas Ligeramente Torcidas con una cita doble en el Departamento de tener una Voz que Hacia que Mi Piel Se Sintiera Más Como Piel.
John Green (The Fault in Our Stars)
Me gustaba Augustus Water. Realmente, realmente, realmente me gustaba. Me gustó la forma en que su historia terminó con otra persona. Me gustaba su voz. Me gustó que tomara tiros libres existencialmente tensos. Me gustaba que él era un profesor titular en el Departamento de Sonrisas Ligeramente Torcidas con una cita doble en el Departamento de tener una Voz que Hacia que Mi Piel Se Sintiera Más Como Piel. Y me gustaba que tuviera dos nombres. Siempre me ha gustado la gente con dos nombres, porque tomas la decisión de cómo llamarles: Gus o Augustus? Yo, era siempre Hazle, univalente Hazle.
John Green (The Fault in Our Stars)
El profesor señala con el dedo a un alumno y le dice: «¡Refúteme a Buñuel!» Y es cuestión de dos minutos.
Luis Buñuel (My Last Sigh)
El experimento del profesor Kugelmass Entretanto, quiero un trabajo o tomar clases, porque mirar la tele todo el santo día es morirse.
Woody Allen (Without Feathers)
El experimento del profesor Kugelmass -¿Y qué quiere que yo le haga? El mundo de la magia es así. Todo matices. -Matices, un cuerno.
Woody Allen (Without Feathers)
no hemos sido nosotros los que hemos andado investigando sobre cosas que deben permanecer... —El profesor titubeó a media frase—. Ininvestigadas
Terry Pratchett (Imágenes en Acción (Mundodisco 10) (Spanish Edition))
El profesor de matemáticas frunció el ceño y tomó un aspecto severo, pues no aprobaba que los niños soñaran.
Oscar Wilde (Cuentos completos de Oscar Wilde)
Eso es trampa. Contra nosotros mismos. A la larga la vamos a pagar. Si un estudiante de Medicina hace un resumen de un libro sobre traqueotomías que sacó de internet y el profesor lo pasa, no quiero ser yo el que tenga un accidente y le toqué ese médico, que no sabe lo que debería saber. Hoy internet está produciendo sabios instantáneos. O ignorantes que parecen saber.
Benito Taibo (Cómplices)
El domingo 24 de mayo de 1863, mi tío, el profesor Lidenbrock, regresó precipitadamente a su casa, situada en el número 19 de la König-strasse, una de las calles más antiguas del barrio viejo de Hamburgo.
Jules Verne (Journey to the Centre of the Earth)
-Pero, cómo pudo Lu Wenli irse con el profesor Liu? -pregunté-. ¡Es inconcebible! -Acaso era concebible meterle la pelota en la boca de un requetazo? -replicó He Zhiwu. Indudablemente, eso formaba parte de las cosas inconcebibles, lo que demuestra que los asuntos de este mundo sufren infinitos cambios y evoluciones, que la suerte reúne a las parejas predestinadas a través de las más extrañas e imprevisibles coincidencias. No hay nada imposible.
Mo Yan (Change)
No hereden el odio. Después de cuanto acaba de pasar (las infinitas matanzas, los campos de exterminio, la bomba atómica, los millones y millones de muertos), el mundo de mañana, el mundo en el que ustedes serán hombres, debe ser un sitio de paz, un lugar sin crímenes y sin infamias. En las filas de atrás sonaba una risita. Mondragón nos observaba tristísimo, se preguntaba qué iba a ser de nosotros con los años, cuántos males y cuántas catástrofes aún estarían por delante.
José Emilio Pacheco (Las batallas en el desierto)
La vida y la personalidad egoístas, burocráticas, apocadas, del profesor decorativo y afortunado, influyen inevitablemente en la ambición, el horizonte y el programa del estudiante de tipo medio. Profesores estériles tienen que producir discípulos estériles.
José Carlos Mariátegui
Posiblemente, cuando el profesor insistía con demasiado énfasis sobre la inferioridad de las mujeres, no era la inferioridad de éstas lo que le preocupaba, sino su propia superioridad. Era esto lo que protegía un tanto acaloradamente y con demasiada insistencia, porque para él era una joya del precio más incalculable.
Virginia Woolf (Un cuarto propio)
Ni el más fugaz visitante de este planeta que cogiera el periódico, pensé, podría dejar de ver, aun con este testimonio desperdigado, que Inglaterra se hallaba bajo un patriarcado. Nadie en sus cinco sentidos podría dejar de detectar la dominación del profesor. Suyos eran el poder, el dinero y la influencia. Era el propietario del periódico y su director, y su subdirector. Era el ministro de Asuntos Exteriores y el juez. [...] Él decidiría si el cabello pegado al hacha era humano; él absolvería o condenaría al asesino, él le colgaría o le dejaría en libertad. Exceptuando la niebla, parecía controlarlo todo. Y, sin embargo, estaba furioso.
Virginia Woolf (A Room of One's Own: and Other Essays)
-El charlatán es siempre el que va de descubierta. Del astrólogo salió el astrónomo, del alquimista el químico, y del mesmerismo, la psicología experimental. El charlatán de ayer será el profesor de mañana. Andando el tiempo, hasta una materia tan sutil y resbaladiza como la de los sueños será sistematizada y puesta en orden.
Arthur Conan Doyle (Cuentos De Terror / Tales of Terror (Spanish Edition))
Dari Profesor Charlotte ia bisa belajar tentang kekuatan fokus. "Sejak masih remaja, ketika teman-temanku lebih suka belajar menyanyi dan menari, aku tidak. Aku tidak ikut-ikutan mereka. Aku sudah punya cita-cita yang jelas. Kukatakan pada diriku, aku harus jadi profesor di The University of Edinburgh. Aku mulai belajar bahasa asing dengan serius. Salah satu teman sekolahku ketika itu berasal dari Irak. Dia gadis yang cantik dan baik. Ayahnya pengajar di Baghdad University sedang menyelesaikan Ph.D. bidang Kimia di The University of Edinburgh. Aku belajar bahasa Arab darinya. Aku belajar cerita seribu satu malam dengan bahasa Arab darinya. Sejak itu saya tertarik dengan dunia Arab. Dan aku fokus mendalaminya. Kini keinginan saya menjadi kenyataan. Kau lihat Fahri, aku sudah jadi Profesor di The University of Edinburgh.
Habiburrahman El-Shirazy (Ayat-Ayat Cinta 2)
No tiene usted por qué compararse con los demás, y si la Naturaleza le ha creado para murciélago, no debe usted aspirar a ser avestruz. A veces se tiene usted por demasiado raro y se reprocha seguir caminos distintos a los que sigue la mayoría. Deje usted eso. Contemple el fuego, contemple las nubes, y en cuanto surjan los presagios y comiencen a sonar en su alma las voces, abandónese a ellas sin preguntarse antes si le conviene o le parece bien al señor profesor, a papá o a un buen dios cualquiera.
Hermann Hesse (Demian)
Su piel blanca, que no me digan que el blanco es la falta de color, porque es el color más hermoso y es el color de la pureza, y por supuesto que el blanco no es la falta de color: los profesores de física han descubierto a todo el mundo que en un copo de nieve, alineados en un blanco inmaculado están ocultos sin embargo el violeta de los lirios, o sea la tristeza, la melancolía, pero también está presente el azul que significa la calma de contemplar reflejado en un charco de la calle el cielo que nos espera, porque el azul está al lado del verde que es la límpida esperanza, y después viene el amarillo de las margaritas del campo, que florecen sin que nadie las plante y se presentan sin buscarlas, como buenas noticias cuando menos se las espera, y el color de las naranjas que ya están maduras por el verano se llama muy apropiadamente anaranjado, el azahar dio un fruto que el verano madura a causa del calor, qué goce saber que germinó la semilla, creció la planta que es la adolescencia y se va a entrar en la juventud del fruto que da el goce anaranjado, el fruto jugoso y refrescante de las tardes calurosas. El rojo también está oculto en el blanco, también está en ella, en Carla, que es tan blanca.
Manuel Puig (Betrayed by Rita Hayworth)
Ignoro a qué sabe su culo, pero no será hoy el día en que empiece a lamérselo para averiguarlo.
Juan Luis Ortiz Hidalgo (Las mil vidas del profesor Bonham)
If you answer fire with fire, only the fire will be the winner. Si al fuego se le contesta con fuego, sólo el fuego vencerá. #quote
Juan Luis Ortiz Hidalgo (Las mil vidas del profesor Bonham)
Sus alumnos tenían la facultad de vaciarlo de criterio. De hacerle perder el entusiasmo por absolutamente todo. Y de convertir su mundo en un abismo.
Margarita García Robayo (Tiempo muerto)
Su profesor de ética de la escuela, no obstante, fue John Lovejoy Elliott, quien siempre fue muy crítico ante la participación de Estados Unidos en la guerra.
Kai Bird (Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer)
Nunca hay que anticiparse al resultado, porque entonces no verán el verdadero significado de lo que ocurre y no podrán percibir la emoción de lo inesperado. Antes había
John Katzenbach (El profesor (Spanish Edition))
Para un profesor, lo lógico es que el escondrijo elegido sea una Universidad
Isaac Asimov (Preludio a la Fundación (Fundación, #1))
Ha sido un patronus bastante bueno —susurró una voz al oído de Harry. Éste se volvió y vio al profesor Lupin, que estaba encantado y sorprendido.
J.K. Rowling (Harry Potter y el prisionero de Azkaban (La colección de Harry Potter nº 3) (Spanish Edition))
No mantenía largas discusiones sobre el sentido de la vida mientras comía sándwiches de ensalada de huevo.
Mitch Albom (Martes con mi viejo profesor)
el universo es demasiado armonioso, magnífico y abrumador para pensar que sólo es una casualidad.»
Mitch Albom (Martes con mi viejo profesor)
Expresar gratitud es cortés y agradable, promulgar la gratitud es generoso y noble, pero vivir la gratitud es tocar el Cielo.” JOHANNES A. GAERTNER (1912–1996) PROFESOR, TEÓLOGO, POETA A
Rhonda Byrne (La magia (Crecimiento personal) (Spanish Edition))
La Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales. O quizás no, y es sólo que el amor de la carne no aflora a esa versión oficial de la historia que termina siendo la propia Historia, con una mayúscula severa, rigurosa, perfectamente equilibrada entre los ángulos rectos de todas sus esquinas, que apenas condesciende a contemplar los amores del espíritu, más elevados, sí, pero también mucho más pálidos, y por eso menos decisivos. Las barras de carmín no afloran a las páginas de los libros. Los profesores no las tienen en cuenta mientras combinan factores económicos, ideológicos, sociales, para delimitar marcos interdisciplinares y exactos, que carecen de casillas en las que clasificar un estremecimiento, una premonición, el grito silencioso de dos miradas que se cruzan, la piel erizada y la casualidad inconcebible de un encuentro que parece casual, a pesar de haber sido milimétricamente planeado en una o muchas noches en blanco. En los libros de Historia no caben unos ojos abiertos en la oscuridad, un cielo delimitado por las cuatro esquinas del techo de un dormitorio, ni el deseo cocinándose poco a poco, desbordando los márgenes de una fantasía agradable, una travesura intrascendente, una divertida inconveniencia, hasta llegar a hervir en la espesura metálica del plomo derretido, un líquido pesado que seca la boca, y arrasa la garganta, y comprime el estómago, y expande por fin las llamas de su imperio para encender una hoguera hasta en la última célula de un pobre cuerpo humano, mortal, desprevenido. Los amores del espíritu son más elevados, pero no aguantan ese tirón. Nada, nadie lo aguanta.
Almudena Grandes (Inés y la alegría (Episodios de una guerra interminable, #1))
En la voz de los profesores hay un dejo de suficiencia. En la de los estudiantes, de cinismo y desprecio. Tienen 20, 21, 22 años y juegan a un juego que no entienden. Tampoco los docentes. Sólo les queda la grandilocuencia. Las mayúsculas. El tácito acuerdo de no denunciar la falacia del trámite. Porque esto es un trámite que apunta a cosas como joder con tu mujer, traer al mundo a un par de animalitos asustados y escupir tu nombre en algún directorio.
Imanol Caneyada
Dijo que siempre debía ser intolerante con la ignorancia, pero comprensiva con la incultura, y que ciertas personas, que no podían ir a la escuela, eran más instruidas e incluso más inteligentes que los profesores de universidad.
Maya Angelou (Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado (Spanish Edition))
El experimento del profesor Kugelmass -Señor Kugelmass, lo peor que puede usted hacer es ignorar la realidad. Limítese a declarar aquí sus pensamientos, y los dos juntos lo analizaremos. Ya lleva usted en tratamiento un tiempo suficiente como para saber que nadie se cura de la noche a la mañana. Después de todo, yo soy analista, no mago. -Entonces lo que necesito quizás es un mago -exclamó Kugelmass, levantándose. Y con eso dio por terminada su terapia.
Woody Allen (Without Feathers)
el hecho de que incluso esta autoridad prepolítica que regía las relaciones entre adultos y niños, profesores y alumnos, ya no sea firme significa que todas las metáforas y modelos antiguamente aceptados de las relaciones autoritarias han perdido su carácter admisible.
Hannah Arendt (La pluralidad del mundo)
Y hay una mujer detrás del mostrador; preferiría leer su historia verdadera antes que la centésima quincuagésima vida de Napoleón o el septuagésimo estudio de Keats y su uso de la inversión miltoniana que en este momento están redactando el viejo profesor Z y sus homólogos.
Virginia Woolf (Una habitación propia : Nueva traducción al español (Spanish Edition))
Parece alarmantemente fuera de lugar en una escuela llena de profesores cansados, de mediana edad y de rostros delineados con amargura y decepción. Sin duda alguna, (…), ellos entraron a la profesión llenos de esperanza y vigor, determinados a hacer la diferencia, prestar atención a Gandhi y ser el cambio que quieren ver en el mundo. Ahora, después de décadas de políticas, la burocracia de la escuela y control de masas, la mayoría se ha rendido y están esperando el retiro temprano, (…). Pero la nueva profesora no ha tenido el beneficio del tiempo.
Tabitha Suzuma (Forbidden)
Y hay una muchacha detrás del mostrador; me gustaría más leer su historia verdadera que la centésima quincuagésima vida de Napoleón o el septuagésimo estudio sobre Keats y su uso de la inversión miltoniana que el viejo Profesor Z y sus colegas están escribiendo en este momento
Virginia Woolf (Una habitación propia (Spanish Edition))
- Es evidente que la razón de que hayas perdido el juicio de esa manera es habernos visto bailar juntos a lady Calpurnia y a mí. - ¿No estás exagerando un poco? - No lo creo, Gabriel. Has aterrorizado al pianista, has despedido al profesor de baile y has conseguido que nuestra hermana saliera huyendo a su habitación, sin mencionar esa insinuación de que no me estaba comportando como un caballero. - ¿Pretendes hacerme creer que no coqueteabas con ella de una manera impropia? -el tono de Ralston tenía un toque de testarudez. - ¿Coqueteando? Si. ¿De manera impropia? No.
Sarah MacLean (Nine Rules to Break When Romancing a Rake (Love By Numbers, #1))
Y por cierto, es difícil encontrar personas más celosas que los profesores... Año tras año los estudiantes pasan como el agua del río, y al irse dejan a los profesores detrás, en el lecho de la corriente, como una pesada piedra. La esperanza es algo de lo que el profesor puede hablar a los otros pero en lo que él mismo no sueña. Los maestros piensan que ellos no valen nada y caen en una soledad masoquista o, convertidos en santos suspicaces, se dedican a denunciar la libre acción de los demás. A fuerza de añorar un acto libre y despreocupado, odian a todos los que los realizan.
Kōbō Abe (The Woman in the Dunes)
Me gustaba Augustus Waters. Me gustaba mucho, mucho, mucho. Me gustaba que hubiera terminado su historia nombrando a otra persona. Me gustaba su voz. Me gustaba que hubiera lanzado tiros libres angustiados. Me gustaba que fuera profesor titular en el Departamento de Sonrisas Ligeramente Torcidas y que compaginara ese puesto con el de profesor del Departamento de Voces Que Hacen Que Mi Piel Se Sienta Piel. Y me gustaba que tuviera dos nombres. Siempre me han gustado las personas con dos nombres, porque tienes que decidir cómo las llamas. ¿Augustus o Gus? Yo siempre había sido Hazel y solo Hazel.
John Green (The Fault in Our Stars)
—Porque la odiaba a muerte. Por eso no falté un solo día. No quería que la escuela me venciese. Con que me hubiera derrotado una vez, hubiese sido el fin. Tenía miedo de que, si me vencía una vez, empezaría a deslizarme pendiente abajo. He ido a la escuela a rastras, con tinta y nueve grados de temperatura, y al preguntarme el profesor: «Kobayashi, ¿te encuentras mal?», mentía diciendo que estaba bien. Así me dieron el premio de puntualidad y asistencia, junto con un diccionario de francés. Por eso en la universidad elegí estudiar alemán. Porque no quería deberle nada a este colegio- No es broma.
Haruki Murakami (Norwegian Wood)
Los finales, no importa cuán cantados estén, nunca portan la calidad de lo terminal, cuando menos no para quien los va remontando. La última hora de intimidad con el otro siempre parece otra en la línea: un episodio repetible y sin consecuencias. Nunca nadie piensa que esa fue la última vez que se bebió esa saliva ni que lo que sigue es extrañar hasta la muerte el olor de la piel que se arremolina tras el lóbulo de una oreja. No registramos la última ocasión en que nuestros hijos nos dieron la mano para cruzar una calle. Cuando cambiamos de ciudad, de país, siempre pensamos que vamos a volver, que los demás se van a quedar fijos, como encantados, y que a la próxima los vamos a abrazar y van a seguir oliendo a la misma loción, tabaco y café quemado. Pero los amigos cambian, progresan y se compran lociones caras, dejan de fumar, dejan el café, huelen a té verde cuando volvemos. O se vuelven locos, los meten a hospitales psiquiátricos y tienen muertes horribles de las que nos enteramos por correo electrónico. Hay una última conversación lúcida viendo un partido de futbol con el abuelo y un último plato preparado por la mano maestra de la abuela, una última llamada telefónica con el profesor que nos hizo lo que somos y que una madrugada se resbala en la bañera y se muere.
Álvaro Enrigue (Ahora me rindo y eso es todo)
Todo el siglo pasado es una historia de miedo. Cuando regresé a Valparaíso, después de mis viajes por lejanas tierras, la primera impresión que me inundó fue de miedo inefable, profundo. Cada calle, cada rincón me trajo recuerdos de miedo, mezclado a veces con travesuras y primeros amores. Miedo a caer en los patines; miedo a pasar por el medio de la plaza; miedo a que me vieran con un sombrero feo; miedo a pasar en compañía de un desconocido; miedo a los exámenes; miedo a llegar tarde; miedo a que me viera el profesor; miedo a llevar libros. Miedo, miedo, miedo. Miedo orgánico, miedo social, de adentro. Todo el siglo pasado estuvo lleno de miedo.
Joaquín Edwards Bello (Valparaíso)
Ahora una palabra para los profesores de filosofía. Siempre he admirado la sagacidad, el refinado y certero tino con que reconocieron a mi filosofía, desde el preciso instante de su aparición, como algo enteramente heterogéneo e incluso peligroso para su propio afán o, para decirlo popularmente, como algo que no encaja entre sus baratijas.
Arthur Schopenhauer (El mundo como voluntad y representación: Libro primero, segundo, tercero y cuarto)
La moneda permanece estable en cuanto los especuladores van a un campo de trabajo. Tuve igualmente que hacerle comprender a Schacht que los beneficios excessivos deben retirarse del ciclo económico. Todas estas cosas sos simples y naturales. Lo fundamental es no permitir que los judíos metan en ellas su nariz. La base de la política comercial judía reside en hacer que los negocios lleguen a ser incomprensibles para un cérebro normal. Al que no comprende nada se la calífica de ignorante! En el fondo, la única razón de la existencia de tales argucias es que lo enredan todo. Sólo los profesores no han comprendido que el valor del dinero depende de las mercancías que el dinero tiene detrás.
Adolf Hitler
En comparación con lo que deberíamos ser -decía el famoso profesor William James, de la Universidad de Harvard-, sólo estamos despiertos a medias. Sólo empleamos una pequeña parte de nuestros recursos físicos y mentales. En términos generales, el individuo vive así muy dentro de sus límites Posee cualidades de diversas especies que habitualmente no usa.
Dale Carnegie (Cómo ganar amigos e influir sobre las personas: Versión completa)
Es tonto desear la belleza. Las personas sensatas nunca la desean para sí ni le dan importancia en los demás. Si la mente está bien cultivada y el corazón bien dispuesto, a nadie le importa el exterior. Eso decían los profesores de nuestra infancia, y eso decimos nosotros a los niños de hoy. Todo muy juicioso y correcto, sin duda, pero ¿la experiencia apoya tales afirmaciones?
Anne Brontë (Agnes Grey)
Deambulo por los pasillos del instituto y miro a la gente. Miro a los profesores y me pregunto por qué están aquí. Si les gustará su trabajo. O nosotros. Y me pregunto cómo eran de listos cuando tenían quince años. No con maldad, sino por curiosidad. Es como mirar a los estudiantes y preguntarse a quién le habrán roto el corazón ese día, y cómo puede arreglárselas además con tres exámenes y una redacción. O preguntarse quién fue el que le rompió el corazón. Y preguntarse por qué. Sobre todo porque sé que si fuera a otro instituto, aquel a quien han roto el corazón lo tendría roto por otra persona, así que, ¿por qué nos lo tomamos todo de manera tan personal? Y si yo fuera a otro instituto, nunca habría conocido a Sam ni a Patrick ni a Mary Elizabeth ni a nadie aparte de mi familia.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
—Camarada profesor —respondió Fatum—, palabra de honor que me está volviendo loco. Le digo que es imprescindible reanudar en el país la cría de gallinas, En el extranjero están escribiendo toda clase de abominaciones sobre nosotros. Así es. —Pues que las escriban... —Bueno, ya sabe —respondió Fatum en tono enigmático y sacudió la cabeza. —Me gustaría saber a quién se la ha ocurrido la idea de criar gallinas en los huevos... —A mí. —Vaya... En fin... Y ¿por qué, si puede saberse? ¿Cómo ha averiguado las propiedades del rayo? —Estuve en su conferencia, profesor. —¡Todavía no he hecho nada con huevos, sólo me dispongo a hacerlo! —Ya verá como todo saldrá bien —dijo Fatum con repentina convicción y cordialidad—, su rayo es tan notable que podría criar incluso elefantes, no solo pollitos".
Mikhail Bulgakov (The Fatal Eggs)
-No me acuerdo, ¿Cómo cabe recordar lo que uno ha sido en el pasado? Quizá fuera una ostra, o un pájaro, o quizá profesor de matemáticas... De todos modos nuestra anterior vida en Rusia parece algo que hubiera ocurrido antes del principio de los tiempos, algo metafísico, o como quiera usted llamarlo. No, metafísico no es la palabra adecuada... Sí, ahora sé de qué se trata. Es como una metempsicosis.
Vladimir Nabokov (Mary)
Amantes asesinados por una perdiz —Fue muy sencillo. Se amaban por encima de todos los museos. Mano derecha, con mano izquierda. Mano izquierda, con mano derecha. Pie derecho con pie derecho. Pie izquierdo con nube. Cabello con planta de pie. Planta de pie con mejilla izquierda. ¡Oh mejilla izquierda! ¡Oh, noroeste de barquitos y hormigas de mercurio! Dame el pañuelo, Genoveva; voy a llorar. Voy a llorar hasta que de mis ojos salga una muchedumbre de siemprevivas. Se acostaban. No había otro espectáculo más tierno. ¿Me ha oído usted? ¡Se acostaban! Muslo izquierdo con antebrazo izquierdo. Ojos cerrados con uñas abiertas. Cintura con nuca y con playa. Y las cuatro orejitas eran cuatro ángeles en la choza de la nieve. Se querían. Se amaban. A pesar de la ley de la gravedad. La diferencia que existe entre una espina de rosa y una Start es sencillísima. Cuando descubrieron esto, se fueron al campo. Se amaban. ¡Dios mío! Se amaban ante los ojos de los químicos. Espalda con tierra, tierra con anís. Luna con hombro dormido y las cinturas se entrecruzaban una y otra con un rumor de vidrios. Yo ví temblar sus mejillas cuando los profesores de la Universidad le traían miel y vinagre en una esponja diminuta. Muchas veces tenían que apartar a los perros que gemían por las yedras blanquísimas del lecho. Pero ellos se amaban.
Federico García Lorca (Poeta en Nueva York)
La historia la cuenta el mismo protagonista, y el desafío a que se tuvo que enfrentar Dickens al concebir este narrador en primera persona tiene una doble vertiente. Por un lado, debió asegurarse de que Pip sonara convincente cuando confiesa sus errores para que no pensemos que los admite simplemente para ganar nuestra simpatía; por otro, tuvo que probar la redención de Pip, y demostrar que esta no solo se traduce en palabras, sino también en hechos.
Charles Dickens (Grandes esperanzas (Los mejores clásicos): con introducción de un profesor de la Universidad de Cambridge (Spanish Edition))
¡Ridículo y conmovedor recuerdo, el del primer salón en el cual, a los dieciocho años, hice mi entrada solo y sin ayuda de nadie! La mirada de una mujer bastaba para intimidarme. Cuanto mayor era mi deseo de agradar, más torpe resultaba. Todo lo interpretaba mal; tan pronto me confiaba sin motivo, como veía en cualquiera un enemigo, porque me había mirado con gravedad. Pero en medio de los horribles tormentos de mi timidez, ¡qué bello era entonces un hermoso día!
Stendhal (Rojo y negro (Los mejores clásicos): con introducción de un profesor emérito de La Sorbona (Spanish Edition))
En este mundo hay gente que a pesar de estar dotados de un talento excepcional son incapaces de realizar el esfuerzo necesario para sistematizarlo, y su talento se acaba malogrando. He visto a varias personas a quienes les sucedío esto. Al principio, uno piensa son genios. Uno se siente abrumado, piensa que no les llegas a la suela del zapato. Pero eso es todo. No son capaces de ir un paso más allá. ¿Por qué? Porque no se esfuerzan. Porque jamás les han inculcado el sentido de la disciplina. Porque los han estropeado. Desde niños, han tenido tanto talento que han conseguido hacer las cosas sin esforzarse, y la gente los ha ido alabando por ello, diciendoles lo extraordinarios que son. Y acaban concibiendo el tesón como una estupidez. Ningún profesor los ha enseñado a disciplinarse y en consecuencia pierden un elemento necesario en la formación del ser humano... Están acostumbrados a recibir elogios desde pequeños y no los aprecian. Basta con una alabanza justa en el momento preciso y en no presionarlos.
Haruki Murakami (Norwegian Wood)
Debes llegar a ser un obseso con lo que tú quieres. Profesores, padres, o tu esposa podrán decirte otra cosa, pero no me importa: si quieres dar grandes pasos en tu vida y ganar mucha pasta, debes de convertirte en un obseso. Llegar a estar tan obsesionado que apagarás la televisión, pero cogerás un libro. Tan obsesionado para apagar la radio, pero escuchar cintas de auto-desarrollo. Transformarás tu mente en una máquina para atraer el éxito, y harás lo que sea necesario para conseguir tus metas deseadas.
Alex Morton (Dormitorio a Millonario: Cómo soñar grande, creer grande y lograr grandes (Espanol nº 1) (Spanish Edition))
Heidegger priveşte cu răceală condiţia umană şi afirmă că această existenţă este umilită. Singura realitate este «grija», care se regăseşte pe toată scara fiinţelor. Pentru omul pierdut în lume şi printre divertismentele ei, această grijă este o frică scurtă si trecătoare. Dar, de îndată ce frica aceasta capătă conştiinţă de sine, ea devine spaimă, climat perpetuu al omului lucid, «în care existenţa se regăseşte». Acest profesor de filosofie scrie fără să tremure şi în limbajul cel mai abstract cu putinţă: «Caracterul finit si limitat al existenţei umane este mai primordial decît omul însuşi». Se ocupă de Kant, dar numai pentru a stabili caracterul mărginit al «raţiunii pure». Analizele sale îl duc la concluzia că «lumea nu-i mai poate oferi nimic omului înspăimîntat». «Grija» îi pare a depăşi prin adevărul ei categoriile raţionamentului, încît nu se gîndeşte decît la ea şi nu vorbeşte decît despre ea. Îi enumeră înfăţişările: plictiseala, cînd omul banal încearcă să o niveleze în el însuşi şi să o înăbuşe; groaza, cînd spiritul contemplă moartea. Nici el nu desparte conştiinţa de absurd. Conştiinţa morţii este chemarea grijii şi «existenţa îşi adresează atunci sieşi un apel prin intermediul conştiinţei». Ea este însăşi vocea spaimei, implorînd existenţa «să se întoarcă ea însăşi din anonimatul în care s-a pierdut». Heidegger ne spune că nu trebuie să dormim şi că, dimpotrivă, trebuie să veghem pînă la capăt. El stă în mijlocul acestei lumi absurde, arătîndu-ne caracterul ei pieritor şi căutîndu-şi drumul printre ruine.
Albert Camus (The Myth of Sisyphus)
În general, se presupune că îmbogățirea reprezintă țelul suprem tipic al evreului. Nimic mai fals. Îmbogățirea înseamnă pentru el numai o treaptă intermediară, un mijloc spre adevăratul scop. Ceea ce vrea cu adevărat evreul, idealul său imanent, este desăvârșirea intelectuală, promovarea într-o categorie culturală superioară. Chiar la evreimea ortodoxă răsăriteană, la care atât slăbiciunile, cât și calitățile întregii rase se manifestă mai pregnant, își găsește o expresie plastică această supremație a voinței de spiritualitate asupra factorului material nud: cel cucernic, învățatul în ale Bibliei valorează de o mie de ori mai mult în ochii comunității decât bogatul. Chiar și cel mai înstărit își va mărita fiica mai degrabă cu un învățat sărac lipit pămâtului decât cu un negustor. Această întâietate dată celor spirituale se manifestă la fel de intens în toate straturile; chiar și cel mai sărac neguțător ambulant, care-și târăște marfa prin ploi și zloată, va încerca cu prețul celor mai grele sacrificii să-și dea cel puțin un fecior la învățătură, și pentru întreaga familie este un titlu de onoare să aibă printre membrii ei pe cineva care a devenit un intelectual de vază, un profesor, un savant, un muzician, ca și când aceasta ar înnobila-o prin performanța lui. Instinctiv, ceva din firea evreului caută să se debaraseze de ceea ce este moralmente dubios, respingător și meschin, inerent oricărui negoț, oricărei simple afaceri și să se ridice în sfera mai pură, imaterială a valorilor spirituale, ca și când ar vrea - ca să vorbim ca Wagner - să scape, el și tot neamul lui, de blestemul banilor.
Stefan Zweig (The World of Yesterday)
Rar vei întalni un om mai invidios decît un profesor. Şiruri de studenţi se perindă ani de-a rîndul, asemenea apelor unui rîu. Ei curg înainte, iar profesorul rămîne în urmă, ca o stîncă adîncă înfiptă în albia curentului. Deşi poate depăna altora povestea speranţelor lui, el nu le mai visează. Se crede neînsemnat şi ori lunecă într-un masochism solitar, ori, în lipsa lui, devine bănuitor şi mistic, denunţînd mereu excentricităţile altora, îi este atît de dor de libertate, de activitate, încît nu poate decît să-i urască pe cei din jur.
Kōbō Abe (The Woman in the Dunes)
Un año y medio antes de mi encuentro súbito con la mortalidad, antes del diagnóstico, había pronunciado un discurso de grado que parecía premonitorio. Parecía, digo: la vida es sobre todo una sucesión de coincidencias. Con el tiempo, dije entonces, los éxitos y los fracasos se relativizan. En cincuenta años los más felices serán los más amados y los más dignos de amor. La fama y la fortuna cuentan por un rato, pero al final importan menos. Mucho menos. Sin amor, sin amar y sin ser amado, tal vez no vale la pena nuestro tránsito efímero por este planetica. […] También son importantes los momentos felices. Todos tenemos un inventario personal de diminutas dichas. Yo hice mi lista en otro capítulo, pero la felicidad está sobrevalorada. “Lo bueno de la vida es complicarla”, decía el profesor de filosofía que ya he mencionado varias veces. Tal vez la esencia de todo no sea la felicidad, sino tener, al final de la vida –como Paul Kalanithi, como Fernando Vallejo–, una buena historia que contar. Tal vez nuestra única defensa ante la muerte y la insignificancia consista en eso, en tener un diálogo con el mundo y contar el cuento de nuestra brega cuestra arriba. Contar el cuento. Eso es todo.
Alejandro Gaviria (Hoy es siempre todavía (Spanish Edition))
Sloane se inclinó hacia delante, acercando su cara; Stoner veía las líneas de su largo y delgado rostro suavizadas, y oía la voz seca y burlona volverse amable y desprotegida. «¿Pero no lo sabe, señor Stoner?», preguntó Sloane. «¿Aún no se comprende a sí mismo? Usted va a ser profesor». De repente Sloane parecía muy distante y los muros del despacho se alejaron. Stoner se sentía suspendido en el aire y oyó su voz preguntar: «¿Está seguro?». «Estoy seguro», dijo Sloane suavemente. «¿Cómo lo sabe? ¿Cómo puede estar seguro?» «Es amor, señor Stoner», dijo Sloane jovial. «Usted está enamorado. Así de sencillo».
John Williams (Stoner)
En 2004, el profesor Frank Levy del MIT y el profesor Richard Murnane de Harvard publicaron un exhaustivo trabajo sobre el mercado laboral en el que se listaban aquellas profesiones que con mayor probabilidad experimentarían automatización. Se ponía el ejemplo de los conductores de camiones como un puesto de trabajo que posiblemente no podría automatizarse en un futuro próximo. Es difícil imaginar, escribieron, que los algoritmos puedan conducir camiones con seguridad en una carretera con mucho tráfico. Solo diez años después, Google y Tesla no solo lo imaginan, sino que lo están haciendo.[15] De hecho, a medida que pasa el tiempo, resulta cada vez más fácil sustituir a los humanos con algoritmos informáticos, no solo porque los algoritmos son cada vez más inteligentes, sino también porque los humanos se profesionalizan. Los antiguos cazadores-recolectores dominaban una amplia variedad de habilidades para sobrevivir, razón por la que sería inmensamente difícil diseñar un cazador-recolector robótico. Dicho robot tendría que saber hacer puntas de lanza a partir de pedernales, encontrar setas comestibles en un bosque, seguir la pista de un mamut, coordinar un ataque con una docena de cazadores más y después utilizar hierbas medicinales para curar las posibles heridas.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Me gustaría que algo fuera verdadero. No todo, eso es imposible, pero sí al menos una o dos cosas. Vaya, que el doctor Johnson refutó la teoría de la irrealidad de la materia arreándole una patada a una piedra, pero yo no puedo ir por ahí pateando a mis compañeros de piso, o a los profesores. Además, ¿y si mi pie tampoco es real?. Me parecía que a lo mejor tu lo serías. Bueno, si nos acostábamos. Pero ahora mismo eres totalmente irreal, sólo puedo pensar en todas esas capas de ropa que llevas, abrigos y suéters y esas cosas. A veces me pregunto si habrá más capas debajo, a lo mejor eres toda de lana. Y sería bonito, bueno, digo que sería bonito que no lo fueras.
Margaret Atwood
Una orden ha convertido a esas silenciosas sombras en enemigos nuestros; otra orden podría transformarles en nuestros amigos. En una mesa cualquiera, una gente que ninguno de nosotros conoce firma un escrito y, como consecuencia, durante años nuestra suprema obligación consiste en hacer lo que normalmente el mundo entero abomina y castiga con la máxima pena. ¿Quién sería capaz de hacer todavía distinciones viendo a esos hombres silenciosos, con sus caras de niño y sus barbas de apóstol? Cada sargento es para los reclutas y cada profesor para los alumnos un enemigo peor que esos hombres para nosotros. Y, no obstante, si estuvieran libres, volveríamos a disparar contra ellos y ellos contra nosotros.
Erich Maria Remarque (All Quiet on the Western Front)
A lo largo de muchas meditaciones fué ordenando sus ideas: él no quería equivocarse... Él quería acertar; sólo así tendría garantías su afán de saber... Poco a poco fué apartando tentaciones... No quería ser profesor mercantil, como su padre... La contabilidad por partida doble era muy bella, sí, pero... tal disciplina resultaba muy limitada... Tampoco sería ingeniero naval... Debía ser muy hermoso planear un buque, pero... existía el peligro de distraerse mirando el mar y apeteciendo tomar un baño... No sería arquitecto... El cálculo de resistencias ofrecía muchos atractivos, pero... a su lado florecían los riesgos: a lo mejor le daba por dedicarse a proyectar edificios que habían de dedicarse a campos de fútbol...
Rafael Azcona (El repelente niño Vicente)
Por ejemplo, un número creciente de niños en edad escolar toma estimulantes tales como el Ritalin. En 2011, 3,5 millones de niños norteamericanos se medicaban para el TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad). En el Reino Unido, la cantidad pasó de 92.000 en 1997 a 786.000 en 2012.[38] El objetivo inicial había sido tratar los trastornos de atención, pero en la actualidad niños completamente sanos toman esta medicación para mejorar el rendimiento y estar a la altura de las crecientes expectativas de profesores y padres.[39] Son muchos los que se quejan ante esta situación y aducen que el problema reside más en el sistema educativo que en los niños. Si los alumnos adolecen de trastornos de atención y estrés y sacan malas notas, quizá debiéramos achacarlo a métodos de enseñanza anticuados,
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Mi padre me dijo que leyera mucho ante todo. Sobretodo que viera en la lectura no una oblicación sino un goce. Creo que la frase lectura obligatoria es un contrasentido. La lectura no debe ser obligatoria. Podemos hablar de placer obligatorio. ¿Y por qué? El placer no es algo obligatorio; es algo que buscamos. ¿Felicidad obligatoria? La felicidad la buscamos también. Pues bien, yo he sido profesor de literatura inglesa durante veinte años en la facultad de Filosofía y Letras en la universidad de Buenos Aires y siempre les aconsejé a mis estudiantes: Si un libro les aburre, déjenlo. No lo lean por que es famoso. No lean un libro porque es moderno. No lean un libro porque es antiguo. Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo aunque ese libro sea "El Paraíso Perdido" o "El Quijote". Si un libro es tedioso seguro ese libro no fue escrito para ustedes. La lectura debe ser una forma de felicidad...
Jorge Luis Borges
A lo largo de la historia, el mercado laboral se dividió en tres sectores principales: agricultura, industria y servicios. Hasta cerca de 1800, la inmensa mayoría de la gente trabajaba en la agricultura, y solo una pequeña minoría lo hacía en la industria y los servicios. Durante la revolución industrial, la gente de los países desarrollados abandonó campos y rebaños. La mayoría empezaron a trabajar en la industria, pero un número creciente consiguió también trabajo en el sector de los servicios. En décadas recientes, los países desarrollados han experimentado otra revolución al ir desapareciendo los empleos industriales y expandiéndose el sector de los servicios. En 2010, solo el 2 por ciento de los estadounidenses trabajaban en la agricultura; el 20 por ciento trabajaban en la industria, y el 78 por ciento, como profesores, médicos, diseñadores de páginas web, etcétera. Cuando los algoritmos sin mente sean capaces de enseñar, diagnosticar y diseñar mejor que los humanos, ¿qué haremos?
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Aveam un prieten de studenţie, a cărui familie locuia la Schaffhausen. Vrând să-l vizitez odată de la Basel - era în 1896, după moartea tatălui meu -, mama mi-a spus : <> Asta am şi făcut, iar când am intrat în casă, am văzut pe scări o fată, de vreo paisprezece ani, cu codiţe. Am ştiut pe loc : Iat-o pe soţia mea! Am fost puternic zguduit; căci, deşi n-o văzusem decât un moment scurt, ştiusem imediat cu o certitudine absolută că urma să-mi devină soţie. Îmi mai amintesc şi astăzi exact că îndată după aceea i-am spus asta prietenului meu. Bineînţeles, n-a făcut decât să râdă de mine. I-am replicat : <> Când, şase ani mai târziu, am cerut-o în căsătorie pe Emma Rauschenbach, am fost şi eu mai întâi refuzat, la fel ca bunicul meu la vremea lui. Dar, spre deosebire de el, eu n-aveam nici cârciumă familiară în care să mă refugiez, nici chelneriţă atrăgătoare, nici nu eram profesor titular cu o sarcină clar conturată şi promiţătoare în faţa mea, ci un simplu medic secundar cu un viitor nebulos. De ce să fiu scutit de dezamăgiri în le meilleur des mondes possibles? - după cum a adăugat nr. 2. După câteva săptămâni, foaia s-a întors însă, şi <>-ul s-a transformat într-un <>, iar astfel personalitatea mea nr.1 s-a afirmat. A devenit, în ceea ce mă priveşte, un <> spus vieţii, iar nr. 2 a dispărut pentru unsprezece ani din mintea mea.
C.G. Jung
—Más importante que la «Verdad con V mayúscula» es, según Kierkegaard, encontrar la «verdad para mí». De esa manera colocó al individuo contra el «sistema». Kierkegaard opinaba que Hegel se había olvidado de que él mismo era un ser humano. Así describe al típico profesor hegeliano: «Mientras el meditabundo y respetado señor profesor explica la totalidad de la existencia, se olvida, en su distracción, de cómo se llama, de lo que es un ser humano, simplemente un ser humano, no unos ficticios 3/8 de párrafo». —¿Y qué es un ser humano según Kierkegaard? —Es una pregunta que no se puede contestar generalizando. Para Kierkegaard no tiene ningún interés hacer una descripción general de la naturaleza o del ser humano. Es la existencia de cada uno la que es esencial. Y el hombre no percibe su propia existencia detrás de un escritorio. Cuando el ser humano actúa, y especialmente cuando toma importantes decisiones, es cuando se relaciona con su propia existencia. Se cuenta una anécdota sobre Buda que puede ilustrar lo que quería decir Kierkegaard. —¿Sobre Buda? —Sí, porque también la filosofía de Buda tomó como punto de partida la existencia del hombre: érase una vez un monje que pensaba que Buda daba respuestas muy poco claras a preguntas importantes sobre lo que es el mundo y lo que es el hombre. Buda contestó con un ejemplo de un hombre herido por una flecha venenosa. El herido no preguntaría por curiosidad intelectual de qué estaba hecha la flecha, qué veneno tenía o desde qué ángulo había sido disparada. —Más bien desearía que alguien le sacara la flecha y le curase la herida. —¿Verdad que sí? Eso es lo que era existencialmente importante para él. Tanto Buda como Kierkegaard tenían una fuerte sensación de existir sólo durante un breve instante. Y como ya hemos señalado: entonces no se sienta uno detrás de un escritorio para meditar sobre la naturaleza del espíritu universal.
Jostein Gaarder (El mundo de Sofía)
Ce se întîmplă cu tine, băiete? mă întrebă. Vorbea destul de aspru pentru felul lui de a fi. Cîte materii ai urmat în trimestrul ăsta? ― Cinci, domnule profesor. ― Cinci? Şi la cîte ai căzut? ― La patru. Îmi amorţise fundul stînd pe pat. În viaţa mea nu stătusem pe un pat atît de tare. ― La engleză am trecut, i-am spus, fiindcă poveştile cu Beowulf şi cu Lord Randal, fiul meu le-am învăţat încă de pe vremea cînd eram la Whooton. Şi, de fapt, la engleză nu trebuia să fac mai nimic, decît să scriu din cînd în cînd cîte o compunere. Bătrînul nici nu mă asculta. N-asculta niciodată cînd îi vorbeai. ― Eu unul te-am trîntit la istorie fiindcă n-ai ştiut absolut nimic. ― Ştiu, domnule profesor, vă înţeleg. Ce era să faceţi? ― Absolut nimic, repetă el. Tare mă înfurie cînd oamenii repetă de două ori un lucru pe care tu l-ai recunoscut de prima dată. Şi pe urmă a mai spus-o şi a treia oară. ― Dar absolut nimic. Ai deschis cartea măcar o dată, în trimestrul ăsta? Eu mă îndoiesc. Spune drept! ― Păi, ştiţi, am răsfoit-o... de vreo două ori, am spus. Nu voiam să-l jignesc. Îi plăcea istoria la nebunie! ― A, ai răsfoit-o! spuse el foarte ironic. Uite, hm, teza ta e acolo sus pe raft, deasupra teancului de caiete. Ad-o, te rog, încoace. Era o figură urîtă din partea lui. Dar n-am avut încotro, m-am dus şi i-am adus-o. Pe urmă, m-am aşezat din nou pe patul lui de ciment. Mamă, nici nu ştiţi ce rău începuse să-mi pară că venisem să-mi iau rămas bun. Ţinea lucrarea mea de parc-ar fi fost o bucată de rahat sau mai ştiu eu ce. ― Am studiat cu voi egiptenii de la 4 noiembrie la 2 de¬cembrie, îmi zise. Singur ai ales să scrii despre ei la lucrarea facultativă de control. Vrei să auzi ce-ai scris? ― Nu, domnule profesor, nu face, i-am răspuns. Cu toate astea, începu să citească. Nu poţi opri niciodată un profesor să facă un anumit lucru, dacă s-a hotărît să-l facă. Oricum, face tot ce vrea el! Egiptenii sînt o rasă veche de caucazieni care locuiesc într-una din regiunile din nordul Africii. Africa, după cum ştim cu toţii, e cel mai mare continent în emisfera răsăriteană. Şi eu eram obligat să stau şi s-ascult toate tîmpeniile astea! Zău că era urît din partea lui. Pe noi, astăzi, egiptenii ne interesează din mai multe motive. Ştiinţa modernă n-a descoperit nici pînă azi ce substanţe misterioase întrebuinţau cînd îmbălsămau morţii, pentru ca feţele lor să nu putrezească secole la rînd. Această enigmă interesantă continuă să constituie o sfidare pentru ştiinţa modernă a secolului XX. Se opri şi puse jos lucrarea. Începusem să-l urăsc! ― Eseul tău, ca să-i zicem aşa, se opreşte aici, spuse cît se poate de ironic. N-ai crede că un tip atît de bătrîn poate fi atît de ironic şi aşa mai departe. Apoi adăugă: Şi în josul paginii mi-ai scris şi mie cîteva cuvinte. ― Ştiu, ştiu, i-am răspuns precipitat, ca să-l opresc înainte de a-ncepe să citească. Dar parcă mai putea cineva să-l oprească?! Ardea ca un fitil de dinamită. Dragă domnule Spencer (citi el cu glas tare), asta e tot ce ştiu eu despre egipteni. Nu reuşesc să mă intereseze, cu toate că dumneavoastră predaţi foarte frumos. Să ştiţi totuşi că nu mă supăr dacă mă trîntiţi ― că în afară de engleză tot am picat la toate materiile. Cu stimă, al dumnea¬voastră, Holden Caulfield. În sfîrşit, a pus jos lucrarea mea nenorocită şi mi-a arun¬cat o privire de parcă m-ar fi bătut măr la ping-pong sau mai ştiu eu ce. Cît oi trăi nu cred c-am să-l iert c-a citit cu glas tare toate rahaturile alea. Dacă le-ar fi scris el, eu unul nu i le-aş fi citit niciodată. Zău că nu. Şi, de fapt, nu-i scrisesem notiţa aia nenorocită decît ca să nu-i pară prea rău că mă trînteşte. ― Mă condamni că te-am trîntit, băiete? m-a întrebat el. ― Nu, domnule profesor, zău că nu! i-am răspuns eu. Numai de-ar fi încetat naibii să-mi mai zică "băiete"!
J.D. Salinger (The Catcher in the Rye)
A decir verdad, Jackson nunca había compartido totalmente el culto fálico de sus pares. Cuando tenía más o menos ocho años, una niña lo sorprendió mientras él meaba entre los arbustos, y chilló casi con el mismo espíritu de horror reflexivo con que lo acababa de hacer Carol. Es de suponer que aquella niña nunca había visto un pene, y que no le causó buena impresión. «Puaj, qué basto eres. ¿Qué es esa cosa? ¡Es repugnante!», gritó al salir corriendo. Y después aquella otra vez, en el gimnasio del colegio donde cursó los primeros años de secundaria. Jackson apenas había entrado en la pubertad; todavía mojado tras pasar por la ducha, sintió frío. No obstante, un chico mucho más corpulento que él se burló: Parece que estés envolviendo una zanahoria baby y un par de habichuelas. A partir de ese día los chicos lo apodaron «el Vegetariano», mote tan inocente a oídos de los profesores que protegía a sus compañeros de un posible castigo por acoso escolar. En realidad, la palabra «pene» siempre había sonado algo tonta y banal, y a poca cosa. Desde que tenía memoria, su quinto apéndice le había parecido algo sutilmente ajeno a él, algo aparte y capaz de traicionarlo. Y fue la sensación de que eso que le sobresalía no era del todo parte de su cuerpo lo que pudo permitirle experimentar con ella. El experimento había fallado. Es posible que Jackson nunca hubiera comprendido muy bien por qué a las mujeres un pene podía resultarles atractivo, con su piel como apergaminada y demasiado fina, los testículos colgantes y esas matas de vello, el sombrerete en la punta, como si fuese un hongo… Podía decirse que, en cierto modo, no era una forma que la carne humana debiera asumir. Cuando estaba en posición de descanso parecía asustado y deprimido; en estado de alerta, impertinente, aunque inseguro, moviéndose de un lado para el otro e intentando llamar la atención como un fanfarrón que quisiera hacer una demostración de sus habilidades.
Lionel Shriver (So Much for That)
La universidad de los siglos XVI-XVIII proporcionó los cuadros de mando al aparato estatal de la corona y a los altos funcionarios que gobernaban las colonias, además de los propagandistas del statu quo por excelencia de entonces, el clero. Con el viraje liberal su función se amplió, formando a "la clase política", a los altos funcionarios del Estado, cuyo número creció vertiginosamente, a los escritores, periodistas y publicistas, a los sabios e ingenieros, a los pedagogos y, cómo no, a los filósofos. Todos ellos irán constituyendo el mayor aparato imaginable para la manipulación de la verdad y el moldeamiento de las mentes, hasta hoy. Su función fue crear y difundir teorías, o sistemas de ideas complejos herederos y continuadores de la teología que son óptimos para lograr el asentimiento irracional hacia el sistema de poder vigente, con algo de verdad o sin nada de ella. Hoy, además y principalmente, ha de "educar" a la juventud, valiéndose de teorías y asfixiando sus necesidades espirituales, en primer lugar la necesidad de verdad, que palpita en el fondo del espíritu de todo ser humano, la producción de hábitos, de ciertas costumbres ligadas a creencias inducidas básicas que moldean la conducta del sujeto sin que éste se aperciba de ello ni haya autorizado tal alteración. El sistema educativo y el régimen de trabajo asalariado son los dos modos de producción de hábitos más importantes en la hora presente. Las infaustas rutinas que inculca dicho amaestramiento planeado, a través del simple estar en el medio universitario y someterse a sus regulaciones, son muchas. Acostumbra a la suspensión del entendimiento, que es obligado a permanecer años absorbiendo, silenciosa y reverentemente, lo que expone el docente pero no reflexionando por sí mismo, mucho menos cuestionando o contradiciendo. Induce a la competitividad y al medro, por medio del sistema de exámenes. Fomenta el hábito psíquico del utilitarismo y el egotismo, al tener el estudio, mecánico y repetitivo, como meta el alcanzar unas credenciales o títulos para realizar brillantes carreras profesionales. Instaura la costumbre de la jerarquización y su correlativo, el servilismo, que son presentados como las formas naturales de existencia de toda comunidad humana. Estimula la pasividad de la voluntad, pues el educando es tratado como un objeto que no decide nada de importancia, que es traído y llevado sin contar con su albedrío. Arraiga el hábito del fideísmo y las actitudes reverentes hacia las autoridades académicas e intelectuales ilegítimas, que son expresiones particulares de un personaje arquetípico de la revolución liberal, el “sacerdote-maestro” del que trata T. Veblen. Instaura el menosprecio por la sensibilidad, el alejamiento de la experiencia y de la vida, así como de todo tipo de acción transformadora y de compromiso desinteresado, dando pábulo a la holgazanería, el nihilismo, la indisciplina, la desgana y el parasitismo. Surgen mentes de repetición, todas iguales, laminadas por la verborrea profesoral y la balumba de las teorías y los dogmatismos, sin confianza en sus propias capacidades (salvo para reproducir lo absorbido por mentalización). De ese medio emergen sujetos cada día más limitados y mezquinos, incapaces de pensar y obrar con grandeza y con verdad. De ahí la intelectualmente nulificada, sin inquietudes trascendentales ni empuje transformador, carente de creatividad, hiperindividualista y no-ética juventud actual, devastada por el aparato académico y por ello mismo resignada y dócil, sin otro interés que imitar a sus padres en el conformismo, el consumo y la ausencia de fines específicamente humanos. Todo lo expuesto otorga la razón a J. F. Revel cuando alega que la universidad “sustituye la cultura por la impostura”.
Félix Rodrigo Mora (La democracia y el triunfo del Estado: Esbozo de una revolución democrática, axiológica y civilizadora)
Henos aquí de nuevo en la iglesia y en el Estado. Es verdad que en esa organización nueva, establecida, como todas las organizaciones políticas antiguas, por la gracia de Dios, pero apoyada esta vez, al menos en la forma, a guisa de concesión necesaria al espíritu moderno, y como en los preámbulos de los decretos imperiales de Napoleón III, sobre la voluntad (ficticia) del pueblo; la iglesia no se llamará ya iglesia, se llamará escuela. Pero sobre los bancos de esa escuela no se sentarán solamente los niños: estará el menor eterno, el escolar reconocido incapaz para siempre de sufrir sus exámenes, de elevarse a la ciencia de sus maestros y de pasarse sin su disciplina: el pueblo. El Estado no se llamará ya monarquía, se llamará república, pero no dejará de ser Estado, es decir, una tutela oficial y relarmente establecida por una minoría de hombres competentes, de hombres de genio o de talento, virtuosos, para vigilar y para dirigir la conducta de ese gran incorregible y niño terrible: el Pueblo. Los profesores de la escuela y los funcionarios del Estado se harán republicanos; pero no serán por eso menos tutores, pastores, y el pueblo permanecerá siendo lo que ha sido eternamente hasta aquí: un rebaño. Cuidado entonces con los esquiladores; porque allí donde hay un rebaño, habrá necesariamente también esquiladores y aprovechadores del rebaño. El pueblo, en ese sistema, será el escolar y el pupilo eterno. A pesar de su soberanía completamente ficticia, continuará sirviendo de instrumento a pensamientos, a voluntades y por consiguiente también a intereses que no serán los suyos. Entre esta situación y la que llamamos de libertad, de verdadera libertad, hay un abismo. Habrá, bajo formas nuevas, la antigua opresión y la antigua esclavitud, y allí donde existe la esclavitud, están la miseria, el embrutecimiento, la verdadera materialización de la sociedad, tanto de las clases privilegiadas, como de las masas.
Mikhail Bakunin (God and the State)
Tenía el rostro enmarcado por dos mechones de pelo blanco y lacio que se le rizaban debajo de una barbilla larga y apuntada, de forma que parecía la versión femenina de ese mago que siempre se lo hace pasar tan mal a Harry Potter en las películas. El profesor Snail o algo así.
Anonymous
No solo el profesor descubre los caminos, los alumnos también. Es un caminar de la mano".
Marianne Peronard Thierry
Estos sentimientos no se alejan mucho de los de Vaclav Smil, profesor emérito de la Universidad de Manitoba. Bill Gates considera a Smil un autor importante por sus trabajos sobre energía, medio ambiente e industria. Una de sus últimas obras es Made in the USA, un
Ashlee Vance (Elon Musk: El empresario que anticipa el futuro (BIOGRAFÍA Y MEMORIAS) (Spanish Edition))
Fue también decisivo para mis progresos en el colegio el que nunca considerase estudiar y leer como una carga. Muy al contrario, encerrado, como había estado hasta entonces, en la Biblia galesa y las homilías, me parecía ahora como si al pasar cada página se abriera otra puerta. Leía todo lo que ofrecía la biblioteca del colegio, formada de un modo totalmente arbitrario, y lo que conseguía prestado de mis profesores, libros de geografía y de historia, relatos de viajes, novelas y biografías, y me quedaba hasta la noche ante libros de consulta y atlas. Poco a poco surgió así en mi cabeza una especie de paisaje ideal, en el que el desierto arábigo, el imperio azteca, el continente antártico, los Alpes nevados, el Paso del Noroeste, la corriente del Congo y la península de Crimea formaban un solo panorama, poblado de todas las figuras correspondientes. Como en cualquier momento que quisiera, en la clase de latín lo mismo que durante el servicio religioso o en los ilimitados fines de semana, podía imaginarme en ese mundo, nunca caí en las depresiones que padecían tantos en Stower Grange.
W.G. Sebald (Austerlitz)
Había profesores que amaban la vida e intentaban transmitir ese amor a sus alumnos. Es lo único que debe hacer un profesor: enseñar a sus alumnos a amar la vida y a entenderla, a entender la vida desde la inteligencia, desde una festiva inteligencia; debe enseñarles el significado de las palabras, pero no la historia de las palabras vacías, sino lo que significan; para que aprendan a usar las palabras como si fuesen balas, las balas de un pistolero legendario. Balas enamoradas.
Manuel Vilas (Ordesa)
siguiera recibiendo el sueldo que le correspondía como profesor universitario cuando cumplió la edad de la jubilación
Mario Vargas Llosa (La llamada de la tribu)
los jóvenes estudiarán en sus casas —con sus visores de realidad virtual o sus robots— y harán sus tareas en la escuela, con la ayuda de su profesor y en colaboración con sus compañeros.
Andrés Oppenheimer (¡Sálvese quien pueda!: El futuro del trabajo en la era de la automatización)
Quizá pudiera establecerse un escalafón de grupos de profesionales odiados. El primero, Ballesteros estaba seguro, lo ocuparían los políticos. En segundo lugar, banqueros y abogados, aunque no sabría exactamente el orden. En tercer lugar, posiblemente estarían los funcionarios de cualquier Administración pública. Al cuarto y quinto puesto podrían optar los periodistas y taxistas. Luego estaban aquellos sectores que no gozaban de la estima de la opinión pública pero realizaban labores imprescindibles: médicos, policías y profesores.
Francisco Marín (El caso Demichellis (Spanish Edition))
La educación es, y será cada vez más, el secreto de la supervivencia laboral y de la prosperidad individual. La sociedad se dividirá en tres grandes grupos: una élite que será capaz de adecuarse constantemente al avance de la tecnología y ganará cada vez más dinero, un segundo grupo de gente que prestará servicios personalizados para la élite —los entrenadores físicos, profesores de zumba, guías de meditación, profesores de piano y chefs a domicilio— y un tercer grupo de quienes básicamente se quedarán sin empleo y que quizá reciban un ingreso básico universal para las víctimas del desempleo tecnológico.
Andrés Oppenheimer (¡Sálvese quien pueda!: El futuro del trabajo en la era de la automatización)
Había buscado un consejo moral, alguien que conciliara mi vocación como esposa y madre con la llamada que me llegaba de otro lugar. Y el profesor había dejado esa cuestión a un lado. Al parecer me había dicho: “Primero descubre qué eres capaz y luego decide quién eres”.
Tara Westover (Educated)
El miedo siempre es algo escondido justo debajo de la piel...
John Katzenbach (El profesor)
He aquí el círculo vicioso de la pobreza. El punto de partida impide que los pobres estén habilitados para competir. En estas sociedades donde parece predominar la lógica del mérito, ser pobre equivale a pertenecer a una casta. Para estar en condiciones de competir hay que haber estudiado en colegios con recursos y profesores motivados, hay que haber vivido en familias con capacidad de incentivar el estudio. Nada de eso es posible para los chilenos sumidos en la categoría estadística de la pobreza. En su caso, la imposibilidad de movilidad no proviene de caracteres adscritos, tales como la presunta herencia biológica que afecta a los “intocables” hindúes. Pero lo más probable es que una familia pobre produzca hijos pobres, nietos pobres y así sucesivamente.
Tomás Moulian (El consumo me consume)
Abolir la barrera entre el lector y el personaje: he ahí la fuerza de una novela.
John Katzenbach (El profesor (Spanish Edition))
Empezamos a actuar para intentar complacer a mamá y a papá, a los profesores y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión.
Miguel Ruiz (Los Cuatro Acuerdos: Un libro de la sabiduría tolteca)
—No soy el rey de los topos —me decía—, no es necesario que me incluya en su mapa, por cierto tan detallado, tan bien hecho. Si hay alguien que debería estar fuera de su mapa soy yo, que soy un crítico de los de antes, alguien que está en contra de la jerga feroz y cabalística que se ha esparcido por los ambientes universitarios de Estados Unidos, donde los profesores y críticos hablan de lo literario con tal indiferencia por el elemento estético, moral o político de la literatura propiamente dicha, que puede afirmarse que esta ha desaparecido bajo los escombros de la teoría.
Enrique Vila-Matas (Montano's Malady)
Cambia las mentes a través de los datos Cuando se trata de presentaciones, Hans Rosling es el activista social, académico y versión sueca de Steve Jobs. Rosling es profesor de Salud Internacional en el Karolinska Institutet y director de la Gapminder Foundation. La Gapminder Foundation produce el Trendalyzer, una aplicación informática y una página web que transforman las estadísticas en espectaculares gráficos interactivos. El Trendalyzer ilustra el poder de usar datos para cambiar la mentalidad de las personas. (Hazte un favor y mira sus presentaciones TED –simplemente, busca «Hans Rosling» en internet.)
Guy Kawasaki (El arte de cautivar: Cómo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)
En el instituto le resultaba difícil concentrarse en lo que decía el profesor; le parecía que sólo hablaba de cosas sin importancia. ¿Por qué no hablaba de lo que es el ser humano, o de lo que es el mundo y de cuál fue su origen? Tuvo una sensación que jamás había tenido antes: en el instituto y en todas partes la gente se interesaba sólo por cosas más o menos fortuitas. Pero también había algunas cuestiones grandes y difíciles cuyo estudio era mucho más importante que las asignaturas corrientes del colegio. ¿Conocía alguien las respuestas a preguntas de ese tipo? A Sofía, al menos, le parecía más importante pensar en ellas que estudiarse de memoria los verbos irregulares.
Jostein Gaarder (El mundo de Sofía)
ero lamento que casi todas las novelas que alguna vez se han escrito sean demasiado obedientes a la regla de la unidad de la acción. Quiero decir con eso que su base es una única cadena de actos y acontecimientos unidos por una relación causal. Esas novelas se parecen a una calle estrecha por la que alguien hace correr a latigazos a los personajes. La tensión dramática es la, verdadera maldición de la novela, porque lo convierte todo, incluidas las páginas más hermosas, incluidas las escenas y las observaciones más sorprendentes, en meros escalones que conducen al desenlace final, en el que está concentrado el sentido de todo lo que antecedía. La novela se consume en el fuego de su propia tensión como un fardo de paja. —Al oírte —dijo con cautela el profesor Avenarius—, me temo que tu novela sea aburrida.
Milan Kundera (Immortality)
El profesor se detuvo junto a unos alumnos mayores, que estaban reparando el tejado de una casa. —Construir un poema puede ser como construir esta casa. Hay una puerta de entrada y una de salida. Con la rima interna levantaréis sus pilares. Cada palabra es una piedra bien cortada que se va alineando junto a otra, sin fisuras, sin permitir que entre el frío o el viento a través. El poema debe ser sólido. Después les llevó al taller de carpintería y cestería, donde se estaba construyendo una carreta. —El poema también debe estar bien ensamblado, como este carro. Las partes deben ser adecuadas entra sí, ni muy largas ni muy cortas. Su madera no debe ser frágil y quebradiza, sino robusta, resistente al tiempo. Así debe ser también el poema. Debéis ser carpinteros de la canción. La aliteración es, para el verso, como el eje entre estas ruedas: lo estructura, os ayuda a recorrerlo. Y no olvidemos las ligaduras. —Tomó las cuerdas que el artesano utilizaba para hacer nudos—. Aquí aprenderéis la rima de sauce, que os ayudará a mantenerlo todo en su lugar. Por último les llevó a un taller de tejido de lanas, donde otros alumnos y alumnas hilaban, teñían y manejaban el telar. —Fijaos en cómo el huso gira y el hilador va dando forma a la hebra entre sus dedos. No debe ser demasiado gruesa ni tan fina como para romperse. Y al trenzarla no deben dejarse huecos, pero tampoco nudos. El tejido no es ni demasiado prieto ni demasiado suelto. Así debe ser también vuestro poema. Flexible, pero resistente. Cada línea se añade naturalmente a la anterior, paralelas como urdimbres, verso tras verso. Perfecto. Pidió entonces a los alumnos que se distribuyeran en los talleres, según se identificaran con un tipo de poesía u otra.
Ana B. Nieto (Los hijos del caballo)