Dios Esta Conmigo Quotes

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Pido lo imposible, lo más inmerecido, lo que me atreví a hacer una vez cuando él vivía: pido que sea su voz la que asome aquí, que sea su mano la que escriba estas líneas. Sé que es absurdo y es imposible, y por eso mismo creo que él escribe esto conmigo, porque nadie supo mejor hasta qué punto lo absurdo y lo imposible serán un día la realidad de los hombres, el futuro por cuya conquista dio su joven, su maravillosa vida.
Julio Cortázar
Mueve la cabeza de arriba abajo y frunce el ceño. - Ese es Matt Fuller. Es un sénior y nuestro Asesor promesa. -Me mira con los ojos entrecerrados y trata de leer mi mente. - ¿En serio? - Sonrío demasido grande, porque ahora él sabe totalmente que estaba mintiendo acerca de la parte linda. - ¿Cuándo? Estoy muy segura de que me acordaría de él. -Miro a Phillip con curiosidad. - No lo recuerdo exactamente, pero creo que me vio cuando llevé en mis hombros a través del campus.- Phillip niega con la cabeza hacia mí-. Realmente no sé por qué dejo que te salgas con la tuya, con las cosas que haces. - Porque soy irresistible, Phillip. - Sonrió y me encojo de hombros-. Tú no puedes ayudarte a ti mismo. Además, no fuiste por todo el campus, soló fueron unos cincuenta metros antes de que fingieras un ataque al corazón y te apoyarás en mi peso colapsando sobre mí en la hierba. -Oh, sí. Lo recuerdo. Creo que has ganado algo de peso. - Golpeo su hombro. Lo ignora y continúa -Ahora que lo pienso, creo que es cuando Matt te vió. Me da una gran sonrisa. Justo ahora lo recordaba. -Tu probablemente no te diste cuenta, porque estabas muy ocupada rodando en el césped conmigo. - Estoy bastante segura de que estaba tratando de quitarte de encima de mí. - Bueno, Matt no lo vio de esa manera puesto que me preguntó si tú eras mi novia. -Oh Dios. ¿Qué historia inventaste está vez, Phillip? Él sonríe. - Oh solo le dije que a pesar de que estas locamente enamorada de mí, no quiero estar atado, por lo que soló somos amigos. Por supuesto, lo que tendría que haber dicho es por favor solo llévatela, ella son muchos problemas de los que no valen la pena.
Jillian Dodd (That Boy (That Boy, #1))
mi opinión del hecho mismo empezó a modificarse, y con pensamientos mas fríos y serenos empecé a considerar qué era lo que iba a acometer; qué autoridad o misión tenía yo para pretender ser juez y verdugo de aquellos hombres, como criminales, a quienes el Cielo había creído oportuno a lo largo de tantas generaciones tolerar dejándoles impunes, de modo que siguiesen así y fuesen, como lo eran, verdugos de Sus juicios, los unos para los otros; hasta qué punto me habían perjudicado aquellos seres, y qué derecho tenía yo a mezclarme en luchas sangrientas y derramar sangre como ellos lo hacían entre sí. Muy a menudo debatí esta cuestión conmigo mismo en los siguientes términos: ¿Cómo sé yo el juicio de Dios en este caso particular?
Daniel Defoe
La respuesta de Jesús al Buen Ladrón va más allá de la petición. En lugar de un futuro indeterminado habla de un «hoy»: «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23,43) También estas palabras están llenas de misterio, pero nos enseñan ciertamente una cosa: Jesús sabía que entraba directamente en comunión con el Padre, que podía prometer el paraíso ya para «hoy». Sabía que reconduciría al hombre al paraíso del cual había sido privado: a esa comunión con Dios en la cual reside la verdadera salvación del hombre. Así, en la historia de la espiritualidad cristiana, el buen ladrón se ha convertido en la imagen de la esperanza, en la certeza consoladora de que la misericordia de Dios puede llegarnos también en el último instante; la certeza de que, incluso después de una vida equivocada, la plegaria que implora su bondad no es vana. «Tú que escuchaste al ladrón, también a mí me diste esperanza», reza, por ejemplo, el Dies irae.
Pope Benedict XVI (Jesus of Nazareth, Part Two: Holy Week: From the Entrance into Jerusalem to the Resurrection)
Lo había conocido años atrás cuando asistió a una de mis cruzadas, donde lloró arrepentido y oró pidiendo ser salvo. Aquella noche salió de la sala de oración con verdadero gozo en su corazón. Pero ahora se veía completamente desolado; nunca en mi vida había visto un rostro joven tan triste. Me dijo: —Señor Wilkerson, no sé hacia dónde encaminarme. No tengo gozo, y Dios parece estar muy lejos. Me siento tentado, y temo que voy a caer en el pecado y perder mi contacto con Dios. ¡No siento nada más que temor y temblor! Le puse la mano en el hombro y le dije: — Hijo, esta es tu hora de prueba. Dios te está probando para ver qué hay en tu corazón. ¿Estás dispuesto a arrepentirte, aceptar su perdón y seguir acercándote a la Luz? Dios no te ha abandonado. De repente empezaron a correrle lágrimas por las mejillas: — ¿Quiere decir que en realidad Dios no está enojado conmigo? — No — respondí. — Y este desasosiego y desesperanza que tengo, ¿será resultado de algún hábito terrible en mi vida? — me preguntó. Le dije que eso sólo él podía contestarlo. — Pues no, no lo creo — replicó él. Entonces, de pronto, comenzó a ver la luz: ¡después de todo no era culpa de Dios! Era su descuido de la oración y del hambre por la Palabra, durante su temporada de sufrimiento, lo que le había hecho temer y tropezar. En ese momento el Espíritu del Señor comenzó a dispensarle esperanza; levantó sus manos y alabó al Señor: “Ayúdame a salir de esto, Señor. ¡Restaura mi fe!” Cuando me despedí de él, le estaba dando gracias a Dios por hacerlo retornar a un compromiso sólido. El Espíritu Santo estaba comenzando a resplandecer de nuevo en él.
David Wilkerson (Tenemos hambre de Cristo: Experimentando su presciencia en tiempos difíciles)
Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 4516-4517 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 13:12:38 Hay muchas de estas virtudes, hoy humilladas, que un día estarán en lo alto. Esta vida tiene un día siguiente. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 4609-4609 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 13:25:39 El pobre no puede penetrar en el fondo de su cuarto, como en el fondo de su destino, sino encorvándose más y más. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 4630-4631 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 13:28:44 Un alma por un pedazo de pan: la miseria ofrece, la sociedad acepta. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 4845-4846 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 13:51:40 Volveréis a ser honrada siendo feliz. Además de que, y os lo digo desde ahora, si todo ha pasado como decís y yo lo creo, no habéis dejado de ser virtuosa y santa delante de Dios. ¡Pobre mujer! ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 4889-4893 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 13:57:14 —He sido pecadora; pero cuando tenga a mi hija conmigo, será señal de que Dios me ha perdonado. Mientras he sido mala, no he querido tener a Cosette a mi lado; porque no hubiera podido sufrir su triste mirada. Y, sin embargo, por ella era mala; por esto creo que me perdonará Dios. Recibiré la bendición de Dios cuando Cosette esté a mi lado. La miraré, y me consolará ver su inocencia. Es un ángel; nada sabe, hermanas mías. A su edad no se han perdido aún las alas. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 5058-5058 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 14:14:39 ¿Por qué he de ser bueno para castigar a otros, y no para castigarme a mí mismo? Sería un miserable ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 5061-5062 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 14:15:39 ¡Dios mío! ¡cuán fácil es ser bueno; pero cuán difícil es ser justo! ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 5095-5098 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 14:20:33 San Vicente de Paúl ha descrito perfectamente la hermana de la Caridad en estas admirables palabras, en que mezcla tanta libertad con tanta esclavitud: “Tendrán por monasterio la casa del enfermo; por celda un cuarto alquilado; por capilla la iglesia de su parroquia; por claustro las calles de la ciudad o las salas de los hospitales; por reclusión la obediencia; por celosías y rejas el temor de Dios; por velo la modestia”. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 5219-5220 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 15:41:59 Hay un espectáculo más grande que el del mar, y es el del cielo; hay un espectáculo más grande que el del cielo, y es el del interior del alma. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 5222-5224 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 15:42:51 La conciencia es el caos de las quimeras, de las ambiciones, de las tentativas, el horno de los delirios, el antro de las ideas vergonzosas, el pandemónium de los sofismas, el campo de batalla de las pasiones. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 5325-5326 | Añadido el jueves, 8 de enero de 2015 15:59:05 Querer prohibir a la imaginación que vuelva a una idea
Anonymous
—Levántate. Tengo tres cosas para ti. Es lo justo. Me puse en pie y Auri me tendió una cosa envuelta en un trozo de tela. Era una vela gruesa que olía a lavanda. —¿Qué hay dentro? —pregunté. —Sueños felices. Los he puesto ahí para ti. Di vueltas a la vela en mis manos, y una sospecha empezó a formarse en mi mente. —¿La has hecho tú misma? Auri asintió con la cabeza y sonrió feliz. —Sí. Soy tremendamente lista. Me guardé la vela con cuidado en uno de los bolsillos de la capa. —Gracias, Auri. —Ahora —dijo ella poniéndose seria— cierra los ojos y agáchate para que pueda darte tu segundo regalo. Cerré los ojos, desconcertado, y me doblé por la cintura preguntándome si también me habría hecho un sombrero. Noté las manos de Auri a ambos lados de mi cara, y entonces me dio un beso suave y delicado en la frente. Abrí los ojos, sorprendido. Pero Auri ya se había apartado varios pasos, y, nerviosa, se cogía las manos detrás de la espalda. No se me ocurrió nada que decir. Auri dio un paso adelante. —Eres especial para mí —dijo con seriedad y con gesto grave—. Quiero que sepas que siempre cuidaré de ti. —Estiró un brazo, vacilante, y me secó las mejillas—. No, nada de eso esta noche. »Este es tu tercer regalo. Si te van mal las cosas, puedes quedarte conmigo en la Subrealidad. Es un sitio agradable, y allí estarás a salvo. —Gracias, Auri —dije en cuanto pude—. Tú también eres especial para mí. —Claro —dijo ella con naturalidad—. Soy adorable como la luna.
Patrick Rothfuss (The Wise Man’s Fear (The Kingkiller Chronicle, #2))
¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Contienden también mis tristezas malas con mis gozos buenos, y no sé a quién se ha de inclinar el triunfo. ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico, y yo estoy enfermo; Tú eres misericordioso, y yo soy miserable. Toda mi esperanza estriba sólo en tu muy grande misericordia. ¡Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras!
Guillermo Serra (Sal de tu Cielo: Camino hacia la intimidad con Dios (Spanish Edition))
Una confianza derivada de la convicción de estar haciendo su voluntad e intentando cumplir lo que Él me pedía cada día. Al fin y al cabo, mientras Dios estuviera conmigo, nada malo podía sucederme. Tan sencillo me parecía entonces como cuando lo escribo ahora. Y esa extraordinaria sencillez no lo hace menos cierto, pues todas las grandes verdades nos parecen ingenuamente pueriles y simples cuando intentamos formularlas. La fe en la existencia de Dios y en su providencia, por ejemplo, es lo que subyace a la afirmación del catecismo de que «el hombre ha sido creado para alabar, reverenciar y servir a Dios nuestro Señor y para salvar su alma». Esta es la gran verdad que hay detrás de toda existencia humana.
Walter J. Ciszek (Caminando por valles oscuros: Memorias de un jesuita en el Gulag (Arcaduz nº 120) (Spanish Edition))
No soporto el mundo. Quiero hallarme a mí mismo. Por una vez la soledad me es imprescindible. No estoy loco. No desvarío. Cuando esta noche te enfrentes a las noticias de la tele, y veas más esqueléticos negritos de Sudán, pateras con marroquíes que naufragan en el Estrecho, indígenas del Amazonas empujados a su desaparición, cursos básicos de violencia juvenil, así como la incontenible, programada destrucción de la naturaleza, y luego, en el mismo canal o en el contiguo, la soberbia de los gobernantes, demo o autocráticos, casi da lo mismo, exhibiendo sin pudor su fiebre de poder; su indiferencia hacia el prójimo, singular o plural, y asimismo las grandes bóvedas de la Bolsa, con la histeria millonaria de los apostadores; cuando veas todo eso quizá entiendas por qué ya no soporto el mundo. La noción exacta de mi impotencia, de mi incapacidad frente a tanto desastre, de una humanidad que de a poco se suicida, me hace sentir que no tengo el mínimo derecho al bienestar, ni a mi profesión, ni a tu amor, casi diría que no tengo derecho a estar vivo. Pero no te preocupes, no voy a eliminarme. Lo que no quiero para la humanidad, tampoco lo quiero para mí. Pero tengo que irme, borrarme, estar a solas conmigo, tratar de comprender este relajo cósmico, esta catástrofe sin dios, este dolor sin sentido.
Mario Benedetti (Buzón de tiempo)
La alegría cristiana brota de esta certeza: Dios está cerca, está conmigo, está con nosotros, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, como amigo y esposo fiel. Y esta alegría permanece también en la prueba, incluso en el sufrimiento
Pope Benedict XVI
Nada, nada tenía importancia y sabía muy bien por qué. Él también sabía por qué. Desde lo más remoto de mi porvenir, durante toda esta vida absurda que había llevado, una ráfaga oscura subía hacia mí cruzando por los años que aún no habían llegado y esa ráfaga igualaba a su paso todo cuanto me proponían ahora en los años, no menos irreales, que vivía. ¿Qué más me daban la muerte de los demás, el amor de una madre, qué me importaban su Dios, las vidas que se escogen, los destinos que se eligen, puesto que un único destino debía elegirme a mí y, conmigo, a miles de millones de privilegiados que, como él, decían que eran hermanos míos? ¿Lo entendía? ¿Lo entendía de una vez? Todo el mundo era privilegiado. Solo había privilegiados. A los demás también los condenarían un día. A él también lo condenarían. ¿Qué más daba si, acusado de asesinato, lo ejecutaban un día por no haber llorado en el entierro de su madre?
Albert Camus (El extranjero)