Cuotas Quotes

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Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota de ritmo que nos ayuda a vivir.
Julio Cortázar (Bestiario)
... me daba la sensación de que alguien tan destrozado como yo debía recibir ayuda de la Iglesia. A continuación dije para mis adentros que, como no pensaba en la Iglesia cuando era feliz, difícilmente podía esperar algo cuando no lo era. No se puede cobrar el seguro sin abonar las cuotas.
Dodie Smith (I Capture the Castle)
Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos ayuda a vivir. No era tan terrible vomitar conejitos una vez que se había entrado en el ciclo invariable, en el método.
Julio Cortázar (Bestiario)
el extraño poder curativo de las palabras, de compartir el dolor y comprobar que otros también tienen su cuota; las vidas se parecen y los sentimientos son idénticos.
Isabel Allende (Más allá del invierno)
(...) el extraño poder curativo de las palabras, de compartir el dolor y comprobar que otros también tienen su cuota; las vidas se parecen y los sentimientos son idénticos.
Isabel Allende
Siempre y cuando uno no olvide que lo que antes era invisible -la cuota de intimidad de cada uno, la vida interior de todos- ahora es expuesto en la escena pública, uno comprenderá que quienes procuran la invisibilidad están condenados al rechazo, a la exclusión, condenados a ser sospechosos de algún crimen. La desnudez física, social y psíquica está a la orden del día.
Zygmunt Bauman (Consuming Life)
Nueve años de marginación y ataques habían conseguido convertirlo en un paria, un nuevo judío errante condenado al escarnio y a la espera de una muerte infame que le llegaría cuando la humillación hubiese agotado su utilidad y su cuota de sadismo.
Leonardo Padura (El hombre que amaba a los perros)
No me aflige que mi cuota de mundo tenga poco de terrenal en ella: ni que años de amor, en un segundo de rencor, se esfumen sin dejar huella. No lamento que los desvalidos sean, querida, más dichosos que yo, pero sí que sufras por mi destino, siendo pasajero como soy.
Edgar Allan Poe (El Cuervo y todos los poemas [ilustrado] (Spanish Edition))
En la mina siempre te cambian los turnos. Siempre caras nuevas. Compañeros que no conoces. Potenciales rivales en tu cuota de producción. Jornadas completas. Jornadas partidas. Mañana no trabajas; pasado, sí; ¿el siguiente?, ya veremos. Trabajar, comer, dormir. Ponerse enfermo, curarse o morir.
Carlos Pérez Casas (El Señor es mi Pastor)
Nada de dinero, de malditos billetes, de cuota por cabeza, de lucha por el oro. Pago en bondad. Me comprendes, ¿no? Uno cura a su paciente, y él le envía algo que ha hecho, ha producido. Carbón, si quieres, un saco de patatas de su huerto, huevos…, si tiene gallinas. Entonces alcanzaríamos el ideal ético.
A.J. Cronin (La ciudadela (ROMAN) (Spanish Edition))
En la Unión Soviética, igual que en los países del Este y en Corea del Norte, los censores exigían que el arte, la literatura y el cine estuvieran llenos de alegría, que los héroes fueran felices, que la trama hablara de lograr las cuotas de producción y que el final feliz pasara por un glorioso futuro revolucionario.
Barbara Ehrenreich (Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo (Noema nº 89) (Spanish Edition))
Quizá en el fondo se quieran bastante, aunque eso del amor entre hermanos lleve consigo la cuota de mutua exasperación que otorga la costumbre.
Mario Benedetti (La tregua)
El amor es un estado de paz. Es un estado de serenidad. Donde nos sentimos seguros de que el otro es nuestra pareja. Hay tranquilidad y alegría. Y las cuotas de pasión, romance, enamoramiento vienen en nuestro auxilio cuando son convocadas por nosotros.
Tomas angulo (El amor es mucho más que decir te amo (Spanish Edition))
En el derecho civil, la situación de la mujer es desventajosa: la cuota hereditaria es la mitad de la que corresponde al varón, y este tiene el derecho de repudiar a la mujer sin ninguna necesidad de dar explicaciones y a matarla en el caso de infidelidad. En todos los regímenes fundamentalistas, el individuo y la vida privada desaparecen en la uniformidad total; los varones deben usar barba y vestir túnica, las mujeres no pueden dejarse ver sin el velo tradicional y en casos extremos deben cubrirse solo conservando descubierto los ojos y estos a veces también escondidos con una suerte de tul. No pueden trabajar ni estudiar y ni siquiera salir a la calle sin la compañía de un pariente varón. La atención médica es inferior a la de los varones. Los varones son educados en las madrazas para la guerra y formar así futuros mártires, y se les inculca el desprecio por los judíos, los infieles y las mujeres. Los terribles párrafos del Corán han sido usados a lo largo de la historia para justificar las guerras de los islámicos contra judíos y cristianos. Los momentos de paz y tolerancia entre las tres religiones monoteístas y de común origen abrahámico —tal el caso de Al-Ándalus— han sido la excepción. Algunos islámicos moderados alegan que el término yihad no significa “guerra santa” sino “esfuerzo moral para acercarse a Dios”, un concepto tan ambiguo que puede interpretarse, como se ha hecho con mayor frecuencia, para justificar la lucha contra judíos y cristianos. Las guerras santas entre grupos religiosos han sido con frecuencia una aplicación de la doctrina del propio enemigo: las Cruzadas fueron la versión cristiana de la yihad y viceversa.
Juan José Sebreli (Dios en el laberinto: Crítica de las religiones)
Lo nuevo no es confiable salvo que llegue de fuera antes de que la cuota de importación esté colmada. Mientras tanto, seguimos considerando loco a quien adentro busca el giro copernicano y respaldamos al que solamente crea copias. Cambiar de fondo nos parece un exotismo o de plano una quimera.
Agustín Basave (Mexicanidad y esquizofrenia: Los dos rostros del mejicano (Ensayo) (Spanish Edition))
La cuota que pagaban era alta: la canija certeza de que más temprano que tarde se los iban a tronar. Una certeza que termina por botarle a uno la canica. Los narcos no negaban su condición de malandros y ojetes. En cambio, Galicia era un carroñero repugnante. Le pagaban por cuidar a la raza, no por joderla y vaya que la jodía. Comía de los muertos, el muy cabrón. Un Draculín (más culín que Dra), megagandul y gacho. Plaguitas como él debían ser exterminadas y por eso JC decidió darle pase gratis al panteón.
Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
Como ya hemos repetido varias veces en este libro: en la estrategia de comprar, arrendar y mantener, el negocio se hace cuando se compra. Si se estudian los números y el mercado de renta de la propiedad antes de comprarla y se financia a más de quince años con cuota fija, no tendrás ningún problema aunque el mercado suba o baje.
Carlos Devis (Un Inmueble Al Año No Hace Daño (Spanish Edition))
¿la vida siempre acaba mal? Según una tradición gitana, si acudes a un festejo social, a una boda, a un bautizo, no debes desear felicidades, como es habitual, sino «malos principios». Porque, con sabiduría milenaria forjada por unas condiciones de vida difíciles, conocen que la desgracia es inevitable en la existencia; y entonces prefieren desear que la cuota de dolor venga primero, para que así el final sea venturoso.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
En el caso de los abortos, y pese a presentarlos como una forma aceptable de evitar un mal terrible, el bebé concebido, han resultado ser una forma terrible de evitar una consecuencia, el bebé, en absoluto tan dramática como cualquiera de las imágenes de abortos que podemos ver. Aunque se ha presentado como algo inocuo y corriente, como un derecho de la mujer, algo no cuadra cuando los casos de síndrome post aborto se multiplican en mujeres, conscientes de la gravedad de lo que han llevado a cabo, a las que no se ha dado otra opción. Cabe preguntarse hasta qué punto la cuota a pagar por una liberación sexual al margen de la biología, liberación en muchos casos impuesta socialmente y a través de instituciones “defensoras de los derechos de la mujer” y publicitada por los medios, está siendo un precio excesivo para la propia mujer a la que se dice beneficiar. Muchas mujeres empezamos a preguntarnos si vale la pena pagar la alta tasa de nuestra propia salud por una libertad tan circunscrita a un ámbito: el sexo. Y comenzamos a preguntarnos: “si a nosotras no nos beneficia y se continúa por la misma senda, ¿a quién beneficia?
Alicia V. Rubio (Cuando nos prohibieron ser mujeres ...y os persiguieron por ser hombres: Para entender cómo nos afecta la ideología de género (Spanish Edition))
Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos ayuda a vivir.
Julio Cortázar (Bestiario (Spanish Edition))
Charles Schwab tenía un capataz de altos hornos cuyo personal no producía su cuota de trabajo. —¿Cómo es —preguntó Schwab— que un hombre de su capacidad no consigue que esta planta rinda lo que debe? —No sé —respondió el hombre—. He pedido a los obreros que trabajen más; les he dado el ejemplo; los he regañado; los he amenazado con el despido. Pero nada se consigue. No producen, y nada más. Estaba cayendo el día, poco antes de que entrara a trabajar el turno de la noche. —Déme un trozo de tiza —dijo Schwab. Y luego, volviéndose a un obrero cercano—: ¿Cuántas veces descargó el horno el turno de hoy? Sin decir palabra, Schwab trazó un gran número seis en el piso y se alejó. Cuando entró el turno de la noche, los obreros vieron el seis y preguntaron qué significaba aquello. —Hoy estuvo el jefe —fue la respuesta— y después de preguntarnos cuántas veces descargamos el horno, escribió en el piso ese seis, el número que le dijimos. A la mañana siguiente volvió Schwab al taller. El turno de la noche había borrado el seis y escrito un siete. Cuando los obreros diurnos fueron a trabajar, vieron esa cifra. ¿De modo que los de la noche creían ser mejores, eh? Bien: ya les iban a enseñar a trabajar. Se pusieron a la tarea con entusiasmo y cuando se marcharon aquella noche dejaron en el piso un enorme número diez. A poco, este taller, que se había quedado atrás en producción, rendía más que cualquier otro de la fábrica. ¿Cuál es el principio? Dejemos que Charles Schwab nos lo diga. “La forma de conseguir que se hagan las cosas —dice Schwab— es estimular la competencia. No hablo del estímulo sórdido, monetario, sino del deseo de superarse.” ¡El deseo de superarse! ¡El desafío! ¡Arrojar el guante! Un medio infalible de apelar a los hombres de carácter.
Dale Carnegie (Cómo ganar amigos e influir sobre las personas)
Una parte importante de nuestro empresariado ha tenido comportamientos corporativos y proteccionistas y tiene su cuota de responsabilidad en nuestro estancamiento colectivo.
Mauricio Macri (Primer tiempo)
Desde el primer día, supe que en esa ambulancia se habían llevado la cuota mínima de calor humano que había necesitado para sostenerme en pie durante mi primera infancia
Mario Mendoza (La melancolía de los feos)
Mi madre me ha llamado para decirme que lo más importante es mi felicidad. Ahora que al fin se ha rendido y tengo permiso para ser feliz, me pregunto: ¿dónde está la felicidad? ¿Habrá acaso una ventanilla macabra en donde nos la dispensan en cuotas racionales para que no se gaste o la desperdiciemos?
Yuliana Ortiz Ruano (Litorales)
que el poder exige muchas renuncias. Es un pacto con el diablo, como dice Max Weber. En general me inclino por la escuela de Maquiavelo y la realpolitik: un político demasiado idealista, sin la cuota precisa
Mirko Macari (Señor director (Spanish Edition))
Para lograrlo necesitaba rebasar los límites, empujar a mis bailarines no al extremo del trabajo físico, sino a los bordes de sus abismos emocionales. Incitar, forzar. Héctor sabía que con el arte no se transige. Que es necesario ser un hijo de puta para alcanzar las cuotas más altas. Que el arte no es un concurso de simpatía, sino de resultados. No retroceder, no retractarse, no ceder. Aunque, ¿no tendría razón Orson Welles? ¿No debe estar la vida por encima del arte, el bibliotecario antes que los inéditos de Shakespeare?
Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
Ellos solos cubren, en una labor casi heroica la cuota de sandeces de toda la población. Les someten cualquier cuestión, y todas las abordan con esa mezcla fascinante de ignorancia, demagogia e irresponsabilidad que los convierte en una encarnación perfecta de la estupidez colectiva. (Sobre los tertulianos).
Lorenzo Silva (La estrategia del agua (Bevilacqua y Chamorro, #6))
Mi soledad, o mejor, mi falta de compromisos —aunque monstruosa si se analiza fríamente— es lo único que me da el suficiente dominio sobre mí mismo, como para pensar en escribir. Junto a Bettina soy “humanamente” completo, pero debo entonces forjar un mundo para dos. Un mundo hermoso, no lo niego, pero imposible mientras, por ejemplo, no tenga un centavo. ÉSTA ES LA ÚNICA VERDAD. ¿Y qué sentido tiene el amor si todo depende de esto? ¿Qué sentido tiene la vida? El dinero, la necesidad de mierda de conseguir dinero no tiene nada que ver con el amor. Ni con nada. Lo emputece todo, lo banaliza todo, lo enferma todo. Dios mío, vamos a ver si éste no es el único argumento que justifica la necesidad de hacer una revolución en el mundo, no por amor a la gente, sino para que la gente pueda amar. Qué pasa con Romeo y Julieta si él debe trabajar en el frigorífico o en una oficina y pagar las cuotas de los muebles, o comprar ropa, o sencillamente comer.
Abelardo Castillo (Diarios (1954-1991) (Spanish Edition))
El letrado ha de sentirse siempre colocado en un grado de superioridad sobre su defendido, como el confesor, como el tutor, como el gerente. Por eso ha de huir cuidadosamente de los siguientes peligros: a) Del pacto de cuota litis que las leyes antiguas prohibían y la opinión, por regla general, reprueba. No es que esa forma de remuneración sea sustancialmente absurda o inmoral. Acaso sea teóricamente la más atinada. Lo que la hace condenable es que arranca al abogado su independencia, haciéndole partícipe en el éxito y en la desventura. Procedemos con serenidad sabiendo que lo que se nos premia es nuestro trabajo, cualquiera que sea su resultado; pero perdemos la ecuanimidad y se nos nubla el juicio, y no distinguimos lo lícito de lo ilícito, si incidimos en la alternativa de ver perdido nuestro esfuerzo o lograr una ganancia inmoderada. La retribución del trabajo es sedante. La codicia es hervor, inquietud, ceguera. El abogado que a cada hora se diga «si gano este pleito, de los cinco millones me llevaré dos», se adapta a la psicología de los jugadores.
Ángel Ossorio y Gallardo (El alma de la toga (Spanish Edition))
Materia, cuán minúscula es mi parte. Tiempo, cuán breve es mi cuota. Destino, cuán corta es mi tirada. Yo, lo único que puede dominarse.
Pierce Brown (Dark Age (Red Rising Saga, #5))
Con Guillermo hicimos un plan para refinanciar las deudas de manera que las cuotas mensuales no arrasaran con su forma de vida. También hicimos un plan de ajuste de gastos. A Guillermo le costó trabajo adaptarse a su nuevo nivel de vida,
Danilo Raymond (Lo que debes saber del dinero y nunca te enseñaron (Spanish Edition))
Lo peor que puede sucederle a una utopía es materializarse, pues lo que en el diseño parecía deseable, se revela insufrible cuando paga la cuota de existir: ningún proyecto pasa a la realidad tal cual; se mezcla, se combina con los imponderables del momento e invariablemente le ocurre lo mismo que a todo lo que aparece en este mundo: se destartala, se pudre, se echa a perder.
Óscar de la Borbolla (El arte de dudar)
Hoy, Estados Unidos sigue siendo el mayor contribuyente individual de la ONU, como lo ha sido desde los inicios de esta. Más de un quinto (22 por ciento) del presupuesto bienal normal de 2.540 millones de dólares ha sido cubierto por Estados Unidos, algo menos del 25 por ciento de la cuota anterior a 1999. Además,
Niall Ferguson (Coloso)
Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participación en los hechos.
Jorge Bucay (El camino de la autodependencia (Spanish Edition))
Tu trabajo como profesional del marketing consiste en encontrar un punto en el mapa que presente ventajas y que la gente (alguna gente) quiera encontrar. No una propuesta de venta egoísta y única, pensada para maximizar tu cuota de mercado, sino un faro que emita luz generosa, una baliza lanzada al cielo para que la gente que te ande buscando pueda localizarte con facilidad.
Seth Godin (Esto es marketing: No uses el marketing para solucionar los problemas de tu empresa: úsalo para solucionar los problemas de tus clientes (Alienta) (Spanish Edition))
A ella le gustaba de alma la noche, pero no tenía nada de perversa. A lo sumo tenía esa necesaria cuota de perversión que hace más llevadera la vida, pero no más. Era feliz como era: jamás quiso tener un hijo, jamás se arrepintió de nada que hubiera hecho. El que no está a la altura de su deseo, decía la Coca, ése es uno a quien el mundo puede llamar un cobarde.
Ricardo Piglia (Respiración artificial)
la mayoría de quienes reclaman medios públicos de calidad para reeducar a las masas en el fondo simplemente quieren que sean esas masas las que les subvencionen lo que ellos entienden por programación de calidad; es decir, desean no soportar en solitario el coste del medio de comunicación (en términos de tiempo de publicidad o de cuota de suscripción) que solo a ellos les gusta.
Juan Ramón Rallo (Una revolución liberal para España: Anatomía de un país libre y próspero: ¿cómo sería y qué beneficios obtendríamos? (Deusto) (Spanish Edition))
Una vida a toda velocidad, sin perdurabilidad ni lentitud, marcada por vivencias fugaces, repentinas y pasajeras, por más alta que sea la «cuota de vivencias», seguirá siendo una vida corta.
Byung-Chul Han (El aroma del tiempo: Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse)
Si tomase en cuenta a todos los personajes, cuando me preguntasen «cómo estoy», debería responder: «Normal, con una tendencia al bien, con una cuota de mal, con un poco de tranquilidad que se transforma en euforia y a veces en depresión, para volver a estar contenta». Pero finalmente siempre me inclino por el clásico «bien, ¿y tú?»
Ileana Elordi (Oro)
El país más rico del mundo no es el más feliz - Univision Dinero La historia de Qatar Gracias a su gas y su petróleo, Qatar se ha convertido en el país más rico del mundo, pero esa riqueza quizá no haya alcanzado para alegrar a loa cataríes. “Nos hemos vuelto urbanos. Nuestra vida social y económica ha cambiado, las familias se han separado y la cultura del consumo ha ganado terreno”, dice Kaltham Al Ghanim, profesor de sociología de la Universidad de Qatar. La web BBC Mundo afirma que la que fuera una nación extremadamente pobre hace un siglo, Qatar se ha vuelto el país más rico del mundo, con un ingreso per cápita de nada menos 100,000 dólares. Doha, la capital de Qatar, es un sitio en construcción. El país dispone de 200,000 millones de dólares para gastar en estadios e infraestructura de cara al Mundial de Fútbol de 2022. Lo que fuera una costa totalmente plana, hoy en día se encuentra en plena obra o a mitad del proceso de demolición. Según los medios locales, el 40 por ciento de los matrimonios llegan al divorcio. Más de dos terceras partes de la población –niños y adultos—son obesas. Educación y medicina gratuitas, trabajo garantizado, subvenciones para la compra de viviendas, ninguna cuota por el agua o la electricidad son algunas de las ventajas de los cataríes, aunque, resalta el medio, la abundancia les trajo problemas.
Anonymous
David Landes sintetizó esta perspectiva postulando que el gobierno ideal para el crecimiento y desarrollo   1. aseguraría los derechos de la propiedad privada del mejor modo posible para alentar el ahorro y la inversión; 2. aseguraría los derechos de libertad individual […] tanto contra los abusos de la tiranía como […] del crimen y la corrupción; 3. haría cumplir el derecho contractual […]; 4. proporcionaría un gobierno estable […] gobernado por reglas de dominio público […]; 5. proporcionaría un gobierno receptivo […]; 6. proporcionaría un gobierno honrado […] no hipotecado al favor y a la posición; 7. proporcionaría un gobierno moderado, eficiente, poco voraz […] que rebajara los impuestos [y] redujera la cuota del gobierno en el excedente social […].30
Niall Ferguson (Coloso)
La simbiosis es perfecta: los políticos de izquierda garantizan a través del Estado trabajos e ingresos a intelectuales de izquierda y, por contrapartida, estos se convierten en verdaderos activistas políticos, difundiendo por todos los medios –colegios, universidades, arte, teleseries, prensa, etc– las ideas igualitaristas que los primeros venden como eslóganes políticos para llegar al poder. A ello se agrega una cuota relevante de envidia del mundo intelectual de izquierda, que considera inconcebible que un “primitivo” comerciante de frutas gane varias veces más que un “iluminado” cientista social. Esa envidia incrementa los anhelos de igualdad a todo nivel y, en consecuencia, las ansias de captura del Estado.
Axel Kaiser (La Fatal Ignorancia: La anorexia cultural de la derecha frente al avance ideológico progresita (Courcelle-Seneuil) (Spanish Edition))
El dominio sobre la economía local y sus rentas es efectivo también. A semejanza de lo que hace con los alcaldes, Servando Gómez, La Tuta, puede convocar a una asamblea de productores de aguacate, limón o ganado, para fijarles las cuotas que van a pagar por sus huertos y ranchos. Más tarde, La Familia tendrá el control directo de los huertos
Héctor Aguilar Camín (Nocturno de la democracia mexicana: Ensayos de la transición (Spanish Edition))
Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales, y ocupamos el templo con el dios mercado. Él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida, y hasta nos financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido solo para consumir y consumir. Y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza y hasta la auto exclusión.
Pepe Mujica
Cada uno ES de un solo sitio en la tierra y allí debe pagar su cuota. Yo soy de aquí.
Mario Benedetti (La tregua)
Cada uno ES de un solo sitio en la tierra y allí debe pagar su cuota. Yo soy de aquí. Aquí pago mi cuota. Ese que pasa (el de sobretodo largo, la oreja salida, la ronquera rabiosa), ése es mi semejante. Todavía ignora que yo existo, pero un día me verá de frente, de perfil o de espaldas, y tendrá la sensación de que entre nosotros hay algo secreto, un recóndito lazo que nos une, que nos da fuerzas para entendernos. O quizá no llegue nunca ese día, quizá él no se fije nunca en esta plaza, en este aire que nos hace prójimos, que nos empareja, que nos comunica. Pero no importa; de todos modos, es mi semejante.
Mario Benedetti (La tregua)
El Usurpador El Usurpador es la figura típica, recurrente, de las revoluciones. No hay revolución que no haya tenido el suyo. Se puede decir incluso que los usurpadores son el karma de las revoluciones. Diversos autores han trazado un ciclo más o menos reiterativo de las revoluciones. Va de la ilusión a la realidad, del ensueño a la ruina, de la fiesta a la demanda de orden, aún a costa de la crueldad. Sobre todo con una cuota de crueldad. Todas las grandes revoluciones ocurrieron después de un colapso económico, una sequía, una guerra, durante regímenes políticos más o menos anticuados y torpes. La crisis provoca estallidos sociales espontáneos, antes que los revolucionarios profesionales se tomen el poder político. Los privilegiados mantienen el poder económico, y tratan de influir en el proceso. Se produce un impasse que termina resolviéndose por la fuerza. La imagen que queda para la posteridad es la toma o asalto a un palacio, símbolo del Antiguo Régimen de las monarquías absolutas, previo a la Revolución Francesa. La dinámica de la fuerza se acelera en esta etapa y sucede porque las economías revolucionarias, tarde o temprano, colapsan. No puede ser de otro modo, o no serían revoluciones. Cuando los cambios comienzan a aplicarse se gatilla un proceso en cadena: los privilegiados contraatacan y declaran la guerra por medios militares o financieros; los profesionales emigran y dejan al país sin suficientes cuadros técnicos; los intelectuales revolucionarios, que saben poco o nada de gestión y finanzas, tienen que hacerse cargo como pueden de todo aquello; los campesinos, que suelen desconfiar de las revoluciones, dejan de cultivar la tierra y las ciudades se comienzan a quedar sin alimentos. Para cerrar el puño sobre la revolución, los países hegemónicos aíslan al país revolucionario y lo dejan sin divisas, sin energía, sin insumos y sin repuestos. La producción languidece. Algunos revolucionarios que entienden de macroeconomía intentan poner orden, controlar las divisas y canalizar el poco crédito que sigue existiendo, pero como no entra dinero desde afuera tienen que imprimirlo adentro, lo que termina en un proceso inflacionario que tumba la confianza en la moneda y paraliza el ahorro y la inversión. Generalmente en esta parte de la revolución la crueldad comienza a generalizarse. Los obreros y los artesanos, que eran los principales sostenes de la revolución, empiezan a desencantarse. Los intelectuales críticos también se desencantan. Los saboteadores hacen su agosto y el grupo revolucionario original, temiendo lo peor, cae en la desesperación y se vuelve represivo, se divide en facciones que se achacan la responsabilidad del desastre unas a otras. Se multiplican las acusaciones de traición y los tribunales revolucionarios, en un comienzo reservados para el enemigo, ahora juzgan a los propios revolucionarios. Este es el escenario en que irrumpe el Usurpador, que siempre viene desde dentro de las filas del poder, generalmente desde un segundo plano. El Usurpador es, en cierta forma, el hijo no deseado de la revolución, su Leviatán. Napoleón fue el Usurpador de la Revolución Francesa. Stalin fue el Usurpador de la Revolución Rusa. Todos ellos cortaron de raíz el desorden discursivo, la cacofonía de las facciones revolucionarias; con su mano de hierro pusieron orden en la economía y, a cambio de su protección paternalista, exigieron de la nación grotescas formas de culto a la personalidad. Todos los Usurpadores han sido militares, o han estado a cargo de la policía cuando comenzó la revolución. En el País que Olvidamos, la función del Usurpador fue un tanto distinta. Se puede argumentar que completamente distinta, y la cumplió un Director Supremo, quien además era el jefe militar del Presidente Socialista.
Carlos Tromben (Crónica secreta de la economía chilena (Spanish Edition))
Apertura del correo nuevo: Hola, XXX: Soy Elena, hemos estado hablando por teléfono y quería enviarte por escrito los beneficios que tendrás al activar tu suscripción con XXX, para que puedas revisarlos con tranquilidad. Como ya te he comentado, con esta cuota te asignamos un asesor especializado para resolver tus dudas y controlar los resultados. El objetivo es mejorarlos mes a mes y que veas con cifras que nuestra plataforma funciona. Despedida del correo nuevo: Te llamo en un par de días para resolver cualquier duda. ¡Gracias por tu tiempo! Que tengas un día estupendo, Elena.
Rosa Morel (Neurocopywriting: La ciencia detrás de los textos persuasivos)
El Departamento de Estado cooperó también en el boicot a las exportaciones de petróleo mexicano. Fue inútil que el presidente Cárdenas hiciera ver a Estados Unidos que tal política le llevaría a buscar mercado en los países fascistas. Washington no sólo prohibió a sus dependencias gubernamentales consumir petróleo mexicano, sino que dio preferencia a las importaciones de Venezuela y de las colonias holandesas. En noviembre de 1939 se fijó una cuota al petróleo que podía ingresar a los Estados Unidos pagando sólo la mitad del impuesto normal.
Daniel Cosío Villegas (Historia general de México. Version 2000 (Spanish Edition))
Una matriz o modelo se formulaba con el crecimiento en el mercado en un eje y la cuota de mercado en el otro. Las compañías podían así localizar sus distintas actividades en la matriz. Lo mejor era tener una cuota alta en un mercado en crecimiento (las «estrellas») y lo peor era tener una cuota de mercado baja en un mercado estático o en declive (los «perros»). Las otras dos categorías eran «las vacas gordas» (o productos muy rentables, llamados en inglés cash cows) y los «interrogantes» (question marks). Las imágenes eran potentes y la lógica parecía abrumadora. Las vacas había que cuidarlas y a las estrellas, avivarlas, mientras que los «perros» eran los candidatos a verse privados de cualquier inversión. Una vez que esto quedaba claro, solo había que pensar el asunto de los interrogantes.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
El método de Porter podía ser criticado por ser deductivo. Tenía muchísimos ejemplos de tácticas utilizadas por empresas que buscaban una diferenciación del producto o que intentaban levantar barreras, pero solo eran ilustraciones de proposiciones derivadas de su teoría. Algunas de sus cláusulas principales sobre las estrategias generales y la idea de que era mejor concentrarse en la posición del mercado frente a la eficiencia operativa no parecían ajustarse a la realidad. Como con todos los teóricos estructuralistas, la tendencia era asumir que la «estructura» (o sistema en el que se desarrollaba el juego) tenía «una importante influencia a la hora de determinar las reglas competitivas del juego, así como las estrategias potencialmente disponibles para la empresa».[19] En la práctica, el mercado era menos rígido y seguro que lo que suponía la teoría, y más susceptible de ser transformado por estrategias verdaderamente imaginativas. Un rasgo sorprendente del enfoque de Porter radicaba en sus implicaciones políticas. No era un asunto al que se refiriera explícitamente, pero, como apuntó Mitzberg: «Si los beneficios realmente residen en el poder que se tenga sobre el mercado, entonces habrá claramente distintos modos económicos de generarlos».[20] Lo más cerca que estuvo Porter de establecer una relación entre la posición competitiva y la asistencia gubernamental fue cuando apuntó que los gobiernos «pueden limitar o incluso impedir de antemano la entrada de empresas nuevas (extranjeras o no) en sectores industriales con controles tales como requisitos de licencias y limitaciones de acceso a las materias primas». El territorio clave donde se desarrollaba esta batalla era el de la legislación antimonopolio. Porter conocía muy bien el tema, y apuntó que las compañías sometidas a las restricciones antimonopolio podían en algunos casos no sentirse capaces de responder a los intentos de los competidores por hacerse con una pequeña cuota del mercado, o por el contrario algunas grandes empresas podían entablar batallas judiciales en el terreno privado para acosar a los pequeños competidores.[21] Porter estudió este tema en su segundo libro Competitive Advantage (Ventaja competitiva), donde apuntaba que esos pleitos podían ejercer presión financiera sobre los competidores. También explicaba en este libro que las «barreras de entrada» a un mercado podían levantarse o relajarse más de lo que pudiera ocurrir en circunstancias normales, empleando métodos tales como la firma de acuerdos exclusivos con otros mercados para marginar a la competencia, forzar a los suministradores e incluso trabajar en coalición con otras firmas establecidas.[22] Además, apuntó que había una serie de actividades que estaban prohibidas por la legislación antimonopolio, pero que se ganaron en los tribunales. Porter insistía en que apoyaba la legislación antimonopolio,[23] pero también ocurría que había un cierto grado de incertidumbre en algunas partes de la legislación, sobre todo en cuanto al rigor con el que debería emplearse en determinados casos, a menudo dependiendo de las circunstancias económicas. Esta incertidumbre era un problema fundamental para el estratega, porque lo que podía parecer una acción aceptable en un momento dado se convertía en inaceptable al momento siguiente.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
Un alma salvada tiene muchas aflicciones. Tiene un cuerpo como el de los demás seres humanos, débiles y frágiles. Tiene un corazón como los demás hombres y, muchas veces, su corazón es más sensible. Tiene sufrimientos y pérdidas como los demás y, con frecuencia, experimenta más pruebas que ellos. Tiene su cuota de duelos, muertes, decepciones y cruces. El alma salvada también tiene la oposición del mundo, un lugar en la vida que debe llenar en integridad, tiene familiares no convertidos con los que tiene que tratar con paciencia, persecuciones que soportar y una muerte que enfrentar. ¿Y quién es suficiente para estas cosas? ¿Qué es lo que capacita al creyente para encarar todo esto? Nada más que “la consolación que hay en Cristo” (Fil. 2: 1). En
J.C. Ryle (Cristo es el todo (Spanish Edition))
Es por lo tanto lógico que si usted se gradúa en comunicaciones, como Hugo Chávez, continúe ascendiendo para encargarse de un batallón de comunicaciones; si su área es blindados, asciende y se prepara para comandar un batallón de blindados, y así ocurre lo mismo en infantería o artillería. Por eso el caso de Hugo Chávez es quizás emblemático para entender que eran los generales y sus cálculos los que estaban tras la colocación de los comandantes en determinados batallones y se trataba de las cuotas de las distintas logias de generales implicados en el golpe.
Thays Peñalver (La Conspiración de los 12 golpes: Cuarta Edición Ampliada (LA CONSPIRACION DE LOS 12 GOLPES nº 1) (Spanish Edition))