Cuaresma Quotes

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Quien no la hace en carnaval la hace durante la cuaresma.
Anonymous
Él, que es el Dios inmenso que los cielos no pueden contener, quiso encerrarse en el vientre de María. Él, perfecto Dios, a quien no le faltaba nada, quiso necesitar de todo:
Fulgencio Espa (Cuaresma 2014, vívela con Él: 26)
Esperanza: porque las cosas pueden ser de otra manera. Determinación: porque es necesario almas decididas. Criterio: porque resulta muy necesario saber por dónde ir.
Fulgencio Espa (Cuaresma 2015, vívela con Él (Spanish Edition))
es fiel, y da la gracia necesaria para cada etapa del camino.
Fulgencio Espa (Cuaresma 2015, vívela con Él (Spanish Edition))
Cualquier cosa que hagas tendrá sentido solo si la ves en función de la vida eterna.
Fulgencio Espa (Cuaresma 2015, vívela con Él (Spanish Edition))
conocéis perfectamente la opinión del mundo, sabéis de sobra cuál es el parecer de la gente, tenéis constancia de la escasa fe de muchos de vuestros amigos y familiares… pero yo quiero conocer el estado de tu alma y el candor de tu respuesta… ¿Quién dices tú que soy yo? ¿Quién soy yo para ti?
Fulgencio Espa (Cuaresma 2015, vívela con Él (Spanish Edition))
Encontramos a Dios en nosotros mismos, y nos encontramos a nosotros mismos en Dios.
Richard Rohr (Encuentros maravillosos: Sagrada Escritura Para Cuaresma)
He notado que cuando dejo la comunión diaria, la vida se me hace más inquietante. Dejo de ver las cosas con claridad, me expongo a mayores peligros, para mi alma.
Claudio de Castro (Cuaresma: Cuarenta Días para Vivir la Experiencia de DIOS (RECUPERANDO TU PAZ INTERIOR nº 1) (Spanish Edition))
Mentira, se dijo. La nostalgia no podía seguir siendo igual que antes.
Leonardo Padura (Vientos de Cuaresma)
Era Miércoles de Ceniza y con la puntualidad de lo eterno un viento árido y sofocante, como enviado directamente desde el desierto para rememorar el sacrificio del Mesías, penetró en el barrio y revolvió las suciedades y las angustias. La arena de las canteras y los odios más antiguos se mezclaron con los rencores, los miedos y los desperdicios de los latones desbordados, las últimas hojas secas del invierno volaron fundidas con los olores muertos de la tenería y los pájaros primaverales desaparecieron, como si hubieran presentido un terremoto. La tarde se marchitó con la nube de polvo y el acto de respirar se hizo un ejercicio consciente y doloroso.
Leonardo Padura (Vientos de Cuaresma)
El Conde miró la botella y lamentó su agonía. Necesitaba oír de boca del Flaco las cosas que él mismo pensaba, y aquella noche, mientras fuera el viento de Cuaresma alborotaba suciedades y muy dentro de él aleteaba una esperanza en forma de mujer, estar en el cuarto de su más entrañable amigo, hablando de lo humano y lo divino, resultaba limpio y alentador. ¿Y qué va a pasar si se me muere el Flaco?, pensó, cortando la cadena que conducía a la paz espiritual. Optó por el suicidio alcohólico: le sirvió más ron a su amigo, vertió otro trago en su vaso y entonces notó que habían olvidado hablar de pelota y oír música. Mejor la música, decidió.
Leonardo Padura (Vientos de Cuaresma)
¿Cuáles son los actos verdaderamente perniciosos a los que se ve tentado un hombre corriente? Las triquiñuelas en los negocios, siempre que no estén prohibidas por la ley, la dureza en el trato a los empleados, la crueldad con la esposa y los hijos, la malevolencia para con los competidores, la ferocidad en los conflictos políticos... estos son los pecados verdaderamente dañinos más comunes entre los ciudadanos respetables y respetados. Por medio de estos pecados, el hombre siembra miseria en su entorno inmediato y pone su parte en la destrucción de la civilización. Sin embargo, no son estas las cosas que, cuando está enfermo, le hacen considerarse un paria que ha perdido todo derecho a la gracia divina. No son estas las cosas que le provocan pesadillas en las que ve visiones de su madre dirigiéndole miradas de reproche. ¿Por qué la moralidad subconsciente está tan divorciada de la razón? Porque la ética en que creían los que le guiaron en su infancia era una tontería; porque no estaba basada en ningún estudio de los deberes del individuo para con la comunidad; porque estaba compuesta por viejos residuos de tabúes irracionales; y porque contenía en sí misma elementos morbosos derivados de la enfermedad espiritual que aquejó al moribundo imperio romano. Nuestra moral oficial ha sido formulada por sacerdotes y por mujeres mentalmente esclavizados. Ya va siendo hora de que los hombres que van a participar normalmente en la vida normal del mundo aprendan a rebelarse contra esta idiotez enfermiza [7]. Ahora bien, ¿cómo es posible distinguir en la conciencia moral entre exigencias sensatas y «viejos residuos de tabúes irracionales»?, ¿cómo separar las prohibiciones razonables de las restricciones superfluas?, ¿cómo cribar todas las supercherías? En la conciencia moral viene siempre todo mezclado sin orden ni concierto: se trata de una gelatina normativa en la que puede ir cristalizado al mismo nivel no mentir y no tocarse las partes pudendas; amar a dios y amar al prójimo; no comer carne los viernes de cuaresma y pagar tus impuestos; «no matarás» y «no consentirás pensamientos ni deseos impuros»; tener sexo solo dentro del matrimonio y tener solo sexo consentido; no practicar sexo con menores de edad y no hacerlo con nadie de tu mismo sexo.
Luis Alegre Saz (Elogio de la homosexualidad)
Estos días de Cuaresma tienen una claridad de diamante. La juventud del año se acerca sin turbulencias ni tumefacciones. Cada día es un poco más abierto y más claro. Bajo las nubes blancas de la tarde, el paisaje se extiende, se tiende al sol como si reposase de un largo desvarío. Es un paisaje intenso, sin cáscara ni faramalla, de tierra viva y pura. Es un paisaje de una expresión áspera y primitiva. En los primeros términos, la tierra se presenta en una coloración simple. El viento de Cuaresma, un poco húmedo, pálidamente morado, oscurece el verde de los menudos sembrados, que ahora no están nunca quietos; esponja el nácar de un campo de centeno; pone un poco de humo en la vinaza de un barbecho y suaviza el amarillo violento de un campo de nabos. En los márgenes salen los espárragos, y los berros se abren en las acequias. Las lejanías son finas y agudas; las montañas del horizonte, esfumadas y diluidas, parecen montañas de melancolía. En este tiempo, el infinito abruma.
Josep Pla (Historias del Ampurdan)
¿Cuántos años hace que no nos vemos? Un francés me saca de aquí para llevarme a Lambayeque. Mañana salgo, embarcado como Noé en una balsa. Escríbame a Lambayeque, y si puede mándeme un socorro, porque estoy como las putas en cuaresma, con capital y sin réditos. Preguntando por usted, unos me dicen que está en Lima, y otros en Chile. El dador de ésta es el señor Landarou, persona de mi confianza. ¡Adiós, amigo! Deseo a usted como para mí salud para que no sienta que vive distracción para que no piense en lo que es y muerte repentina para que no tenga el dolor de despedirse de lo que ama y de sí mismo para siempre.
Alfonso Rumazo González (Simón Rodríguez, Maestro de América (Spanish Edition))
Podemos suponer con buenas razones que Mateo haya oído resonar en el nombre de Nazaret la palabra profética del «retoño» (nezer) y haya visto en la denominación de Jesús como Nazoreo una referencia al cumplimiento de la promesa, según la cual Dios daría un nuevo brote del tronco muerto de Isaías 11:1, sobre el cual se posaría el Espíritu de Dios. Si a esto añadimos que, en la inscripción de la cruz, Jesús es denominado Nazoreo (ho Nazōraĩos) (cf. Jn 19,19), el título adquiere su pleno significado: lo que inicialmente debía indicar solamente su proveniencia, alude sin embargo al mismo tiempo a su naturaleza: él es el «retoño», el que está totalmente consagrado a Dios, desde el seno materno hasta la muerte.
Pope Benedict XVI
[San Pablo] experimenta la íntima relación entre cruz y resurrección: estamos expuestos a la muerte «para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo» (2 Co 4, 11). Cristo sigue sufriendo en sus enviados, su lugar sigue siendo la cruz. Sin embargo, Él es de manera definitiva el Resucitado. Y si el enviado de Jesús en este mundo está aún inmerso en la pasión de Jesús, ahí se puede percibir también la gloria de la resurrección, que da una alegría, una «beatitud» mayor que toda la dicha que se haya podido experimentar antes en el mundo.
Pope Benedict XVI (Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration)
Jesús recibió el bautismo mientras oraba (cf. Lc 3, 21). A partir de la cruz y la resurrección se hizo claro para los cristianos lo que había ocurrido: Jesús había cargado con la culpa de toda la humanidad; entró con ella en el Jordán. Inicia su vida pública tomando el puesto de los pecadores. La inicia con la anticipación de la cruz. Es, por así decirlo, el verdadero Jonás que dijo a los marineros: «Tomadme y lanzadme al mar» (cf. Jon 1, 12). El significado pleno del bautismo de Jesús, que comporta cumplir «toda justicia», se manifiesta sólo en la cruz: el bautismo es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad, y la voz del cielo —«Éste es mi Hijo amado» (Mc 3, 17)— es una referencia anticipada a la resurrección. Así se entiende también por qué en las palabras de Jesús el término bautismo designa su muerte (cf. Mc 10, 38; Lc 12, 50)
Pope Benedict XVI
Los romanos antiguos incorporaban de buena gana a su panteón los dioses de los pueblos conquistados. Como eran politeístas, cuantos más dioses, mejor. Tal magnanimidad era impensable entre los intransigentes cristianos, que adoraban a un solo dios, excluyente, celoso y casi siempre malhumorado al que le molestaba que la gente se entregara al placer y a la buena vida. Triste como un sermón de cuaresma.
Juan Eslava Galán (Historia del mundo contada para escépticos)
Es leal, pero tiene la lengua más larga que la cuaresma.
Neva Altaj (Cicatrices marcadas (Perfecta imperfección, #1))
Y a cagar el mundo, salvaje.
Leonardo Padura (Vientos de Cuaresma)