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Efigie del Fracasado:
Deseoso de encontrarlo todo sin importancia, lo logra fácilmente, pues toda la multitud de las evidencias está ampliamente de su lado. En la batalla de los argumentos vence siempre, del mismo modo que es siempre vencido en la acción: tiene «razón», lo rechaza todo y todo le rechaza. Ha comprendido prematuramente lo que no se debe comprender para vivir y como su talento era demasiado lúcido respecto a sus propias funciones, lo ha desperdiciado por miedo a que fluyese en la bobería de una obra. Lleva la imagen de lo que hubiera podido ser como un estigma o una aureola, enrojece y se congratula de la excelencia de su esterilidad, por siempre extraño a las seducciones ingenuas, único liberto entre los ilotas del Tiempo. Extrae su libertad de la inmensidad de sus incumplimientos; es un dios infinito y lastimoso a quien ninguna creación limita, a quien ninguna criatura adora, y a quien nadie disculpa. El desprecio que derramó sobre los otros le es devuelto por éstos. Sólo expía los actos que no ha efectuado, cuyo número excede sin embargo el cálculo de su orgullo dolorido. Pero finalmente, a guisa de consolación, y al término de una vida sin títulos, lleva su inutilidad como una corona.
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CIORAN E.M.