Con La Frente En Alto Quotes

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Posar el tigre tiene algo de total encuentro, de alineación frente a un absoluto; el equilibrio depende de tan poco y lo pagamos a un precio tan alto, que los breves instantes que siguen al posado y que deciden de su perfección nos arrebatan como de nosotros mismos, arrasan con la tigredad y la humanidad en un solo movimiento inmóvil que es vértigo, pausa y arribo.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas)
Los españoles también abusan de las expresiones fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia, dice Manchado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles, incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a los detrimentos y mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños que juegan con lodo. […] El "hijo de la chingada" es el engendro de la violación, del rapto o la burla. SI se compara esta expresión con la española, "hijo de puta", se advierte inmediatamente la diferencia. Para el español la deshonra consiste en ser hijo de una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta; para el mexicano, es ser fruto de una violación.
Octavio Paz (The Labyrinth of Solitude and Other Writings)
Independiente de la ley, hay una manga de infelices que se merecen que les hayan metido cuatro disparos en la cien, otros tantos en los genitales y estén bien muertos. En muchos casos, quien debería estar en la cárcel es el occiso y no el asesino. Decenas de mujeres que han matado al desgraciado de su marido que las ha golpeado toda la vida, y tipos que han disparado en la calle al que intentó violar a su hija o robarle su almacén, deberían caminar hoy libres por la calle y con la frente en alto. En cambio, hoy pagan penas de largos años por hacer lo que la justicia debió haber hecho por ellos mucho antes.
Jaime Atria Rosselot (Jubilé (Spanish Edition))
Hubo una explosión roja frente a mí; de pronto no conseguía respirar con suficiente rapidez, no podía pensar por encima del rugido que me atroanaba la cabeza. En un instante estaba mirando fijamente, en el siguiente, tenía un zapato en la mano. Se lo tiré con todas mis fuerzas. Todas mis fuerzas eran fuerzas considerables, fuerzas de inmortal. Apenas vi la sandalia de seda cuando voló atravesando el aire, rápida como una estrella fugaz, tan rápida que ni un alto lord hubiera podido detectarla... Lo golpeó directamente en la cabeza. Rhys se volvió, tenía una mano en la parte posterior de la cabeza, los ojos muy abiertos. Yo ya tenía el otro zapato en la mano. Los labios de Rhys se despegaron de sus dientes. —A ver si te atreves. —Genio... Debia de tener un día para dejar traslucir así su genio. –Capítulo 5, pág. 56
Sarah J. Maas (A Court of Mist and Fury (A Court of Thorns and Roses, #2))
Cuando el que viaja por el norte de la región central de Massachusetts se equivoca de dirección al llegar al cruce de la carretera de Aylesbury nada más pasar Dean’s Corners, verá que se adentra en una extraña y apenas poblada comarca. El terreno se hace más escarpado y las paredes de piedra cubiertas de maleza van encajonando cada vez más el sinuoso camino de tierra. Los árboles de los bosques son allí de unas dimensiones excesivamente grandes, y la maleza, las zarzas y la hierba alcanzan una frondosidad rara vez vista en las regiones habitadas. Por el contrario, los campos cultivados son muy escasos y áridos, mientras que las pocas casas diseminadas a lo largo del camino presentan un sorprendente aspecto uniforme de decrepitud, suciedad y ruina. Sin saber exactamente por qué, uno no se atreve a preguntar nada a las arrugadas y solitarias figuras que, de cuando en cuando, se ve escrutar desde puertas medio derruidas o desde pendientes y rocosos prados. Esas gentes son tan silenciosas y hurañas que uno tiene la impresión de verse frente a un recóndito enigma del que más vale no intentar averiguar nada. Y ese sentimiento de extraño desasosiego se recrudece cuando, desde un alto del camino, se divisan las montañas que se alzan por encima de los tupidos bosques que cubren la comarca. Las cumbres tienen una forma demasiado ovalada y simétrica como para pensar en una naturaleza apacible y normal, y a veces pueden verse recortados con singular nitidez contra el cielo unos extraños círculos formados por altas columnas de piedra que coronan la mayoría de las cimas montañosas.
H.P. Lovecraft (The Dunwich Horror and Others)
Tratemos todos de reavivar la antigua enseñanza acerca del pecado en los jardines de infantes, escuelas, colegios y universidades. No olvidemos que “la ley es buena, si uno la usa legítimamente” y que “por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (1 Tim. 1:8; Ro. 3:20; 7:7). Pongamos la ley al frente y enfaticémosla de modo que los hombres le presten atención. Hablemos de los Diez Mandamientos e insistamos en ellos demostrando lo largo, ancho, profundo y alto de sus requerimientos. Éste fue el método de nuestro Señor en el Sermón del Monte. No hay nada mejor que podemos hacer que seguir su plan. ¡Podemos depender de él; los hombres nunca acudirán a Jesús, ni se quedarán con Jesús, ni vivirán para Jesús, a menos que realmente sepan por qué deben acudir a él y cuál es la necesidad que tienen! Aquellos
J.C. Ryle (Santidad (Spanish Edition))
Fue Alejandro Bustillo quien inauguró el estilo internacional en 1929, cuando construyó la casa para Victoria Ocampo, de simples formas cúbicas, paredes blancas y cuidadosas proporciones; le siguieron el Edificio Kavanagh (1936), de los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María de la Torre, que, ubicado frente a Retiro, fue el edificio más alto de Sudamérica en su momento y el primero edificado en hormigón armado y con aire acondicionado central; y el Ministerio de Obras Públicas (1936), ubicado en la avenida 9 de Julio y proyectado por Alberto Belgrano Blanco.
Sylvia Saitta (La cultura. Argentina (1930-1960) (Spanish Edition))
El sexo femenino es una aristocracia en la humanidad: la mayor parte de las mujeres no saben ganar dinero. Mientras nosotros, los plebeyos, perseguimos el pan diario con el sudor de nuestra frente, ellas nos esperan, como el alto de la "jornada, como el reposo del séptimo día, y sentimos pagados nuestros afanes con sólo mirar su alegría.
Juan Zorrilla de San Martín (Tabaré : novísima edición corregida por el autor (Spanish Edition))
Perdóname esta visión, pero sobre todo que la confiese- es una manera de que podáis verme; de estar en igualdad-tal como estamos- es decir, desarmados. Pero, de nuevo, en este momento, me pregunto ¿qué fruto espero cosechar, qué busco eludir, qué intento ocultar con esta confesión?-¿y esta nueva careta de cristal irrompible por encima del frágil vidrio de mi cara- una careta grande y hueca, que adopta mis rasgos, mi expresión, colgada en lo alto, frente al palacio, en el frontón de la entrada, la única insignia mía, no de la dinastía? A veces creo que todo ocurrió para que yo lo recuerde algún día o, quizá, para que descubra su vanidad inmortal.
Yiannis Ritsos
Y ahora, en la sombra rodeada de murallas donde no puede una rosa de seda caer sin ruido en un montón de pétalos porque las ratas corren como envenenadas entre los papeles que el viento levanta en el patio y sólo hay silencio, tu casa, las madrugadas frente a los cristales, el olor suave de tu abrazo, la bandera a media asta en una mañana de julio, el Zócalo cubierto de antorchas y banderas, el auditorio de Física donde se reunía el Consejo, el de medicina después, los delegados siempre en los mismos asientos, la mañana de las pláticas, el cuarto de baño, el agua tibia, los ruidos de la calle a las ocho cuando empieza el otoño, los árboles rojizos, el agua de las fuentes, el tapiz, las campanadas, el arco en la bahía, el color de tu pelo, la talla de marfil que conserva la curvatura del colmillo, el rumor de miles y miles de pasos de gente que avanza en silencio, las calles de donde se ha ido la luz, la policía, el ejército, el temor, los reglamentos, y sólo queda el destello breve de la libertad que no conocíamos hasta que vivimos esos días, los regresos irreales por avenidas sin luz, por calles donde no existe el poder, ni la violencia, ni los pistoleros para mantener las cabezas inclinadas, tu imagen lejana, las sombras que cambian sobre un mantel blanco, los progresos constantes en tus conocimientos, la fotografía de la muchacha con su bandera en alto, la gran bandera roja que se turnaban María Elena y Selma, la sensación de estarlo cambiando todo, de colaborar con alemanes, franceses, italianos, checos, argentinos, brasileños, uruguayos, yugoslavos, chilenos, holandeses, japoneses, norteamericanos, polacos, para cambiarlo todo, el octavo piso de la Torre, la alfombra, el olor a madera, el sillón donde dormía, el ruido del mimeógrafo, los números rojos en el elevador, las pláticas con los maestros, la asamblea de las cinco, la autocrítica cuando voté sin conocerlo el manifiesto que Ayax presentó a las cuatro de la mañana, los proyectos sobre una Universidad diferente, las discusiones sobre la posibilidad de realizarla en el seno del Estado actual, las campanadas que siempre me regresaban a ti, al interior del auto esa noche, el color que nunca antes vi igual, el olor a sal, tus manos en mis hombros, la calle recorrida a todas horas, son ya esa cicatriz.
Luis González de Alba (Los días y los años)
En la cabeza de la procesión, los esclavos más fuertes llevaban las plataformas con las estatuas; ocho esclavos por cada dios. Todas esculpidas en mármol de Paros con el pelo y los ojos de oro puro. Afrodita, vestida con recato, y Hera, diosa de las esposas y las madres; Artemis, el afeminado Dionisio, Ares, Apolo, Hefesto y los demás, y Zeus al frente, dos palmos más alto que los otros dioses. Y a su lado, una estatua de Filipo. Se
Christian Cameron (El Dios de la guerra)
Al frente tenían la montaña. Era un ascenso largo y lento por una carretera en tirabuzón, hecha de curvas tajadas sobre la barranca. Tras mucho maniobrar se avanzaba unos cuantos metros hacia arriba. Al final, con la cabeza embotada por el cambio de presión, se llegaba a un alto helado, perpetuamente cubierto de niebla. La única construcción para celebrarlo era un montallantas con un surtidor de combustible.
Esteban Duperly (Dos aguas)
A NARCISO ALONSO CORTÉS, POETA DE CASTILLA Tus versos me han llegado a este rincón manchego, regio presente en arcas de rica taracea, que guardan, entre ramos de castellano espliego, narciso de Citeres y lirios de Judea. En tu árbol viejo anida un canto adolescente, del ruiseñor de antaño la dulce melodía. Poeta, que declaras arrugas en tu frente, tu musa es la más noble: se llama Todavía. Al corazón del hombre con red sutil envuelve el tiempo, como niebla de río una arboleda. ¡No mires; todo pasa; olvida: nada vuelve! Y el corazón del hombre se angustia… ¡Nada queda! El tiempo rompe el hierro y gasta los marfiles. Con limas y barrenas, buriles y tenazas, el tiempo lanza obreros a trabajar febriles, enanos con punzones y cíclopes con mazas. El tiempo lame y roe y pule y mancha y muerde; socava el alto muro, la piedra agujerea; apaga la mejilla y abrasa la hoja verde; sobre las frentes cava los surcos de la idea. Pero el poeta afronta el tiempo inexorable, como David al fiero gigante filisteo; de su armadura busca la pieza vulnerable, y quiere obrar la hazaña a que no osó Teseo. Vencer al tiempo quiere. ¡Al tiempo! ¿Hay un seguro donde afincar la lucha? ¿Quién lanzará el venablo que cace esta alimaña? ¿Se sabe de un conjuro que ahuyente ese enemigo, como la cruz al diablo? El alma. El alma vence —¡la pobre cenicienta, que en este siglo vano, cruel, empedernido, por esos mundos vaga escuálida y hambrienta!— al ángel de la muerte y al agua del olvido. Su fortaleza opone al tiempo, como el puente al ímpetu del río sus pétreos tajamares; bajo ella el tiempo lleva bramando su torrente, sus aguas cenagosas huyendo hacia los mares. Poeta, el alma sólo es ancha en la ribera, dardo cruel y doble escudo adamantino; y en el diciembre helado, rosal de primavera; y sol del caminante y sombra del camino. Poeta, que declaras arrugas en tu frente, tu noble verso sea más joven cada día; que en tu árbol viejo suene el canto adolescente, del ruiseñor eterno la dulce melodía.
Antonio Machado (Campos de Castilla)
No puedo amar a mis enemigos ni tratar bien a los que me maltratan. No puedo ser paciente ante la provocación. No puedo honrar cuando soy deshonrado. No puedo dejarle la venganza al Señor. No puedo gozarme cuando sirvo sacrificialmente ni hablar con amabilidad frente al enojo de otro. No soy amable, compasivo ni perdonador por naturaleza. El estándar es muy alto y el llamado muy grande como para poder cumplirlo. Pero por eso vino Jesús. ¡En Él realmente encontramos todo lo que necesitamos!
Paul David Tripp (Guerra de Palabras: Tratando el corazón de tus problemas con la comunicación (Spanish Edition))
En esto no hay que equivocarse: sin ideas de derecha no hay ni política ni economía de derecha. Así de sencillo. Si se abandona la cultura al predominio de las ideas socialistas nadie puede quejarse después de que el país es cada vez menos libre, que la economía se estanca, que los sindicatos paralizan empresas, que los impuestos son muy altos y suma y sigue. Y aunque parezca difícil de creer, el avance de las ideas socialistas en Chile se debe en parte importante a que no se ha dado como corresponde la batalla por la cultura. No se ha ofrecido una alternativa real y menos un proyecto político con contenido. Y es que al sector encargado de este trabajo no le interesa este tema, peor aún: suele despreciar todo lo que huela a cultura y ese tipo de cosas “inútiles”.
Axel Kaiser (La Fatal Ignorancia: La anorexia cultural de la derecha frente al avance ideológico progresita (Courcelle-Seneuil) (Spanish Edition))
El encierro claustrofóbico de la Biblioteca Nacional se quebró, años después, con el descubrimiento de la calle Corrientes, que abrió nuevos caminos en mis avatares de lector. Las puertas de sus librerías de viejo, abiertas hasta altas horas de la noche, me atraían con el mismo magnetismo que para otros adolescentes tenía un burdel. La calle Corrientes, entre Talcahuano y Callao, que conocí hacia fines de los años cuarenta, se había convertido en una zona donde circulaba la bohemia artística y literaria. Recalaron en ella las librerías de viejo, que formaban su stock con los remates de bibliotecas privadas vendidas cuando sus dueños cambiaban las grandes mansiones por departamentos. Conocí a los pioneros de estas librerías, al socialista César Moro y a Rafael Palumbo. La librería de este último —cuyo pintoresquismo aprovechó Roberto Arlt en El juguete rabioso— era una cueva oscura y polvorienta, atestada hasta el techo de libros rotos, donde su dueño, ya viejo, envuelto con un chal por sobre una camiseta, vigilaba el local desde el fondo, tomando mate, algunas veces con los pies en una palangana o acompañado por su hija, Rosita Contreras, vedette de teatro de revistas y actriz de cine. También conocí a otros pioneros, más bizarros aún: con el cierre de los prostíbulos en 1936, algunos rufianes y regentas cambiaron insólitamente su anterior profesión por la de libreros de viejo; recuerdo haber visto sorprendido a una mujer madura con aire inocultable de madama retirada frente a la caja registradora. La búsqueda de libros viejos me ocupaba tardes enteras; revolver las mesas o subir a tambaleantes escaleras para alcanzar los estantes altos deparaba la emoción del buscador de tesoros, del cazador furtivo en el bosque: encontrar una presa escondida entre la maleza cuyo valor consistía en ser escasa o difícil de atrapar; descubrir el libro agotado mezclado, en la mesa de ofertas, con fracasadas ediciones de autor, libros de un momento pronto olvidados, saldos de editoriales.
Juan José Sebreli (El tiempo de una vida)
O sea, entendámonos: es el Parlamento el que solicitará el armisticio; no los militares, no Ludendorff y sus mariachis del Alto Estado Mayor. Arrogantes en la victoria, feroces en la guerra, cobardes en la derrota (características que parecen acompañar a la raza superior), dejan que el Parlamento burgués y obrero cargue con la responsabilidad de la rendición. Los militares salvan la cara acatando disciplinadamente la decisión de los políticos. De este modo podrán justificarse ante la historia. Que conste que cuando depusimos las armas estábamos ganando la guerra, puesto que ocupábamos suelo extranjero en todos los frentes.
Juan Eslava Galán (La primera guerra mundial contada para escépticos)
¡Poto! Dicen que no sé escribir. No sé de ortografía. No todas las palabras tienen letras mudas. Pensaba que la ortografía se escribía con h, pero no, estaba completamente equivocada. La letra h es muda y tonta. Se me tupen los acentos y las comas, pero sobre todo confundo el significado de las palabras. Mi mamá me dice que soy tonto. Generalmente confundo el significado de todas las cosas. No sabía que no saber escribir era tan malo. Cuando mi mamá me pilla jugando con las cosas me pega y me dice que es malo, que hay cosas que son pecado. Es pecado jugar con la comida y quedar como una muñequita japonesa con los labios rojos de tanto comerse las guindas. Es pecado darle besos a la Chuminga. Parece que en el mundo de los grandes todo es pecado. Es pecado no querer jugar con mi hermanos y encaramarme a los árboles con mis amigas; ser tan divertidas como la ésta, que se subió a lo más alto de la higuera y con la cara sucia dijo: “no-venir-ningún-yanqui”. Como si pudiéramos entrar y salir de las películas, meternos en la tele y ocupar el lugar de los actores sin correr el riesgo de chocar de frente con algún viejo enojón que me tire el pelo, o a pelarme las rodillas al pasar por los bordes de la tele, o de que me dé la corriente y morirnos de la risa porque ahí nadie nos puede hablar de pecado. Jugar a ponerse seria para decir cosas divertidas es lo más chistoso que hay. Pero es pecado entender las cosas mal. Al revés. Jugar a estar en otro lugar y no quedarse pegada a la tierra, eso es pecado. No jugar a la pelota con mis hermanos para ir a comer moras, es más pecado todavía. Todavía, dicen que se escribe con v corta porque hay letras mudas, largas y cortas. Es más pecado que llenarse la guata de tanto comer y jugar a refregar las moras por la cara, hasta quedar cholitas y reírnos hasta hacernos pipí. Hacerse pipí y tirarse peos es pecado. Pero cuando como repollo no me puedo aguantar los peos. Aprender a leer y a escribir sirve para saber del pecado… -Claudia Rodríguez
Juan Pablo Sutherland
Era alto, enjuto y aparentaba tener unos 30 años. Los rasgos de su rostro moreno eran expresivos: la frente alta y pálida rodeada de mechones negros de pelo, los ojos negros y brillantes, la nariz aguileña y poblada barba que bordeaba sus mejillas hundidas y amarillentas revelaban a un extranjero. Vestía frac negro, con las costuras ya blanquecinas, pantalón de verano (aunque ya estaba muy entrado el otoño); debajo de la corbata negra y gastada, en la pechera amarillenta, brillaba un diamante falso; el sombrero raído claramente había conocido el sol y la lluvia.. En un bosque lo habrían tomado por un bandido, en sociedad, por un conspirador político, y en el vestíbulo de una casa, por un charlatán, vendedor de elixires y arsénico.
Pushkin Aleksander Sergeevich
RESFRIADOS Y COMPLICACIONES CON EL CORONAVIRUS Después de un pico de glucosa, tu sistema inmunológico está temporalmente defectuoso.10Si tus niveles de glucosa son crónicamente altos, ya puedes despedirte de las respuestas inmunológicas de lujo ante los invasores. Estarás más expuesto a posibles infecciones,11y resulta que esto es especialmente aplicable en el caso del coronavirus. Una buena salud metabólica (otra manera de describir el buen funcionamiento de nuestras mitocondrias) es uno de los factores principales que predicen si sobreviviríamos o no a una infección de coronavirus;12se ha demostrado que las personas con altos niveles de glucosa se infectan con más facilidad, son más propensas a sufrir complicaciones,13y tienen el doble de posibilidades de morir del virus que quienes presentan niveles glucémicos normales (41 % frente a 16 %).14
Jessie Inchauspé (La revolución de la glucosa: Equilibra tus niveles de glucosa y cambiarás tu salud y tu vida)
7Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»
Anonymous (NVI Santa Biblia (Spanish Edition))
La postura rusa con respecto al protocolo desde siempre fue variable; su intención fue obtener los mayore beneficios económicos posibles de su decisión. Los cambios de decisión en el año 2004 de Rusia se ven claramente. El 24 de mayo de 2004 Rusia anuncia que ratificará el Protocolo de Kioto; el 3 de junio el mismo año anuncia que no ratificaría el Protocolo, el 16 de junio retoma su decisión inicial de ratificarlo, y finalmente, el 24 de septiembre de 2004 Rusia toma la decisión de aprobar el Protocolo de Kioto. Una de las principales razones por las cuales Rusia había tenido una posición cambiante frente a la ratificación de Protocolo está fundada en la negativa de EE.UU. a ratificarlo. La situación era la siguiente: en caso de que Rusia ratificara el Protocolo de Kioto tendría un compromiso de estabilización de emisiones de 17.4%, que era su nivel de emisiones para 1940, pero como consecuencia de la crisis económica posterior, sus emisiones estabsan en un nivel muy inferior, de tan solo 7%. Entonces, podría cumplir el tratado y aumentar sus emisiones en una buena cantidad, o vender a otros países con compromisos, su cupo de disponibilidad de emisión de CO2, de manera que todos los otros países que ratificaran el protocolo se convertirían en sus potenciales clientes, incluido EE.UU. que por sus altos niveles de emisiones en caso de ratificar el tratado. (148-149)
Hernán Villa Orrego