Coger Quotes

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A veces solo hay dos opciones: subir o bajar, avanzar o retroceder, coger o dejar, cerrar o abrir… Los tonos grises están bien, pero no sirven para todo. En ciertas ocasiones hay que ir a por todas, tomar decisiones arriesgadas. Como en el amor.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Una mujer puede hacer infinitas cosas pero, si no tienen un amor, socialmente será reconocida como vacía, como sujeto incompleto.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
- Pero, ¿me perdonarás? - No necesito perdonarte. -alargué mi mano para coger la suya-. Tú no puedes ofenderme.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
Pensar de forma más continua el amor y la amistad, ese modelo de unión libre que tenemos a mano que no depende de reglas claras ni de verse todos los días ni de un “proyecto en común” sino de la libertad.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
El feminismo no consiste en cuestionar el deseo de las otras, sino el propio, aunque sea doloroso, sobre todo cuando la sensación es que eso que anhelamos no nos está haciendo bien.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
El mundo ya es lo suficientemente cruel como para aferrarse a una mano que no te quiere coger.
Elísabet Benavent (El arte de engañar al karma)
Tu cuerpo necesita algo frío. En eso consiste todo. Tu cuerpo necesita el frío e intenta crearlo, porque no lo encuentra en ninguna parte. Tu cabeza no puede ser, porque es de donde sale el calor, así que se centra en otros órganos. En el estómago. En el hígado. En los pulmones. Y, poco a poco, te das cuenta de que tu cuerpo arde por fuera, pero que estás helado por dentro. Tu cabeza está siempre alerta y se prepara para todas las posibilidades, pero cuando cierras los ojos siempre hay fondos blancos con líneas negras que se mueven en todas direcciones y, cuando coges aire, nunca es suficiente porque hay demasiadas cosas que podrían salir mal, y abres la boca y aún te cabe más aire que no eres capaz de coger, y no sabes qué hacer para conseguirlo, para conseguir eso o para conseguir nada, porque nunca eres el mejor. Nunca eres suficiente. Nunca sabes cómo moverte o qué decir o qué hacer y te da la sensación de que todos lo saben y así es como se siente la ansiedad.
Clara Cortés (Cosas que escribiste sobre el fuego)
Nunca se me dio bien poner los pies en la tierra. Puede que un ratito al día, pero nada más que para coger impulso.
Patricia Benito (Primero de poeta (Spanish Edition))
Tengo mujer y tres hijos. El mayor de ellos no tiene todavía seis años. Podéis coger a los cuatro y cortarles el cuerpo delante de mí y yo lo contemplaré sin rechistar. Pero no me llevéis a la habitación 101
George Orwell (1984)
Hay libros que tenemos a nuestro lado veinte años sin leerlos, libros de los que no nos alejamos, que llevamos de una ciudad a otra, de un país a otro, cuidadosamente empaquetados, aunque haya muy poco sitio, y que tal vez hojeamos en el momento de sacarlos de la maleta; sin embargo, nos guardamos muy bien de leer aunque sólo sea una frase completa. Luego, al cabo de veinte años, llega un momento en el que, de repente, como si estuviéramos bajo la presión de un imperativo superior, no podemos hacer otra cosa que coger un libro de estos y leerlo de un tirón, de cabo a rabo: este libro actúa como una revelación. En aquel momento sabemos por qué le hemos hecho tanto caso. Tenía que ocupar sitio; tenía que ser una carga, y ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su vuelo; ahora ilumina los veinte años transcurridos en los que ha vivido mudo a nuestro lado. No hubiera podido decir tantas cosas si no hubiera estado mudo durante este tiempo, y qué imbécil se atrevería a afirmar que en el libro hubo siempre lo mismo.
Elias Canetti
Lo que quiero decir es que el dolor se vuelve crónico. Engullido por la vida diaria, uno deja de saber cuáles son las heridas. Pero están ahí. Así son las heridas: no se pueden coger y mostrar; las únicas que se pueden mostrar son heridas menores.
Haruki Murakami
ser amada por un hombre o, al menos, parecerlo es todavía la medida del estatus social de una mujer.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Tenía miedo de coger yo mismo la pala que cavaría mi tumba.
Estefania Álvarez (El Ocaso de Daphne)
El pelo y las manos siempre le olían un poco a tierra, como a hierbas. Solía coger ramitas de romero, se las aplastaba en las manos y luego se las pasaba por el pelo
Taylor Jenkins Reid
(...) pasar del ¿por qué estas cosas me pasan siempre a mi? a ¿por qué estas cosas nos están pasando a tantas?
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger)
el patriarcado nos recomienda que nos consagremos a un varón para evitar la violencia de todos los demás. La monogamia heterosexual nos ofrece protección:
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
A mí me disparan y me dicen: "No pasa nada". Trató de estar con un ánimo despreocupado y alegre por Gabriel. Necesito ignorar a Nesbitt, pero cuando voy a coger más pan, veo mi mano y todas las cicatrices que tiene y el tatuaje negro y quiero gritarle a Nesbitt que me dolió, que cada cicatriz que tengo dolió, y que mi cuerpo está cubierto de cicatrices que sanaron rápidamente pero que todas me dolieron, y no puedo decir de ninguna de ellas que "no pasó nada".
Sally Green (Half Wild (The Half Bad Trilogy, #2))
Vacunarse de testosterona puede ser una técnica de resistencia para los cuerpos que hemos sido asignados como bio-mujeres. Adquirir una cierta inmunidad política de género: como coger un pedo de masculinidad, estar borracha de masculinidad. Saber que es posible devenir la especie dominante.
Paul B. Preciado (Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era)
El amor es siempre nuevo. No importa que amemos una, dos, diez veces en la vida: siempre estamos ante una situación que no conocemos. El amor puede llevarnos al infierno o al paraíso, pero siempre nos lleva a algún sitio. Es necesario aceptarlo, pues es el alimento de nuestra existencia. Si nos nega-mos, moriremos de hambre viendo las ramas del árbol de la vida cargadas, sin coraje para estirar la mano y coger los frutos. Es necesario buscar el amor donde esté, aunque eso signifique horas, días, semanas de decepción y tristeza. Porque en el momento en que salimos en busca del amor, el amor también sale a nuestro encuentro. Y nos salva.
Paulo Coelho (By the River Piedra I Sat Down and Wept)
No olvidé a Hanna, desde luego, pero en algún momento su recuerdo dejó de acompañarme a todas partes. Quedó atrás, como queda atrás una ciudad cuando el tren sigue su marcha. Está allí, en algún lugar de nuestra espalda, y si hace falta puede uno coger otro tren e ir a asegurarse de que la ciudad todavía sigue allí. Pero ¿para qué hacer tal cosa?
Bernhard Schlink (The Reader)
Aquellos que no se entusiasman con nada se enfrían y comienzan a morirse. Hay que empezar a desear de verdad. Coger la vida con las dos manos para que no se escape, si es que comprendéis lo que quiero decir. Si no, todo está perdido.
Amos Oz
En cierto sentido, ese lugar entre el adentro y el afuera de la sociedad representa una posición de privilegio epistémico: quienes quedan por fuera de la norma pueden ver, experimentar y nombrar cosas que quienes están en el centro no ven.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
si no pensáramos que todas las personas son únicas, especiales e irrepetibles, enamorarse de alguien en particular no tendría sentido.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Lo que quiero decir es que el dolor se vuelve crónico. Engullido por la vida diaria, uno deja de saber cuáles son las heridas. Pero están ahí. Así son las heridas: no se pueden coger y mostrar; las únicas que se pueden mostrar son las heridas menores.
Haruki Murakami (Dance Dance Dance)
Sólo Dios sabe cuánto me cuesta mirar y remirar tantos encantos, sin atreverme a extender mis manos hacia ella. Apoderarse de lo que se ofrece a nuestra vista y nos embelesa, ¿no es un instinto propio de la humanidad? ¿No se esfuerza el niño por coger cuanto le gusta? Y yo..?
Johann Wolfgang von Goethe (The Sorrows of Young Werther)
Este escrutinio permanente en el que vivimos hoy es una fuente inagotable de ansiedad: en la carrera del bienestar, todos creemos que vamos perdiendo. (...) Estoy cansada pero además de estarlo siento culpa por estar cansada. El relato de la salud y el bienestar como caminos hacia una mejoría infinita viene a paliar la ansiedad que nos produce la ausencia de un orden moral compartido entre todos, la incertidumbre y el vacío que nos dejó la caída de los grandes relatos
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger)
Ser linda en el siglo XXI no es una fatalidad del destino: es un mérito que debe ser premiado, si está presente, y castigado, si no lo está.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Enamorarse es coger cita con el sufrimiento
Matthew López (The Inheritance)
A veces no es tan importante seguir una senda como deshacer nuestra senda, coger otra diferente y darte cuenta de que hay otra forma de ir a un lugar.
Albert Espinosa (The Yellow World)
Una mujer solo retrocede para coger carrerilla
Zsa Zsa Gabor
ni el significado que daban en aquel país al verbo «coger»,
J.C. Plaza (OVNI: Rendención)
Poco a poco, cultura mediante, el amor se fue cimentando conceptualmente como la forma específicamente femenina de la rebeldía.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
el “problema” no se soluciona con un “cambio de cabeza”: lo que hay que cambiar es el mundo.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Gilda hizo muchas más cosas (más) valientes además de enamorarse que no están en ninguna de esas canciones hermosas que seguimos bailando.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
La timidez es un lazo que envuelve nuestras alas con fuerza. Sólo volarás lejos si lo deshaces. No renuncies a las cosas sólo porque podrías arrepentirte de algo. A veces basta con alargar la mano para coger lo que tienes delante. Cualquier persona podría dar un paso más largo que el tuyo y entonces ya no podrías volver atrás. Despliega tus alas, pajarillo, y vuela.
Elisa S. Amore (Touched (Touched, #1))
—Pero ¿me perdonarás? —No necesito perdonarte. —Alargué la mano para coger la suya—. Tú no puedes ofenderme. —Hablé con cierta precipitación, pero con toda la convicción de mi corazón.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
He de recordarme que la gente normal también tiene esta necesidad: la de coger un momento y estirarlo hasta que dure para siempre; el deseo de permanecer así mucho más tiempo de lo que va a durar realmente.
David Levithan (Every Day (Every Day, #1))
Vamos al gimnasio, leemos etiquetas, compramos cremas, investigamos sobre tratamientos que no podemos pagar pero que parecen el secreto del cuerpo que en teoría hay que tener. Invertimos tiempo, esfuerzo y dinero, todas cosas que no nos sobran, en cosas que nos cansan. Pero la culpa nunca se calma: siempre estás haciendo un poco menos de lo que deberías, siempre te sobran algunos kilos, granos, poros, arrugas o estrías que atacar.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Aprendemos, así como aprendimos que trabajar era obligatorio para la mayoría de nosotras, que este otro trabajito también es obligatorio; que si bien ya no hay que casarse virgen ni mantenerse pura —podés salir con los chicos que quieras—, no se debe perder de vista el objetivo final y la cuenta regresiva. Y esto no es solo agotador y alienante, como la mayoría de los trabajos; es, además, una forma muy aburrida de coger y querer. *
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
¿Tenía un hijo? —preguntó Alec. —Hablaba de un modo figurado —respondió Hodge, alargando la mano para coger su pañuelo. Lo usó para secarse la frente antes de devolverlo al bolsillo. La mano, advirtió Clary, le temblaba ligeramente.
Cassandra Clare (Ciudad de hueso (Cazadores de sombras, #1))
Porque a veces es mucho más fácil coger a un completo desconocido, mirarlo a la cara y contarle qué te atormenta. Es como meter secretos dentro de una pompa de jabón. Se ira y se levará tus palabras lejos, donde no puedan hacerte daño.
Cherry Chic (Todas mis respuestas (Dunas #1))
Es el imperativo del goce del que habla el filósofo Slavoj Žižek, la idea de que ser feliz hoy tiene que ver más con la obligación que con el deseo. ¿Es posible salir de esto? ¿Se puede querer otra cosa que ser cada vez más y más feliz?
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Y claro, también podemos hacer lo contrario: coger al más idiota del planeta y convertirlo en un héroe, en político o incluso en presidente. Podemos jugar a ser dioses y yo lo he sido. ¡He sido Dios! —gritó, y al instante comenzó a toser.
Eloy Moreno (Tierra (Spanish Edition))
Es una manera de decir que para sacar el máximo partido a la escritura hay que fabricarse una caja de herramientas, y luego muscularse hasta poder llevarla. Quizá entonces, en lugar de dejar una faena a medias, se pueda coger la herramienta indicada y poner manos a la obra de manera inmediata.
Stephen King (Mientras escribo (Spanish Edition))
Pero la mujer que se descontrola es, para el sentido común, una reventada. Y la reventada, a diferencia del reventado, no es un objeto de deseo: es un objeto de lástima. En el imaginario popular, la rebelde que sí vale, la glamorosa, la sensual, es otra: la que va agarrada de la cintura del pibe de la moto.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Cuando estaba cerca sólo quería estrecharla en sus brazos. Abrazarla, besarla y todo eso. ¿Cómo iba a poder ser frío? Se las arreglaba para traerse a casa chicas del bar. Soltar algunas frases. Llevárselas a la cama. Coger. Presumir delante de los chicos. Pero lo serio era más complicado. El juego en serio era complicado.
Jens Lapidus (Trilogía Negra de Estocolom: Dinero fácil, Mafia Blanca, Una vida de Lujo)
La mujer que conoce otros cuerpos conoce el mundo. Circula, experimenta, sabe lo que tiene y lo que puede tener. Aprende el deseo, la búsqueda, a preguntarse por las condiciones de su propia vida, a cuestionarlas, a no tomarlas como algo dado e inquebrantable. La libertad sexual de las mujeres atenta contra la capacidad de los hombres de subyugarlas. El reconocimiento de la mujer como sujeto deseante es una amenaza para el sistema que se sostiene en su subordinación, su trabajo impago y su conducta predecible y ordenada. Eso que tanto tiempo se llamó virtud no es solamente un concepto moral y religioso: también es un concepto político y económico.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
La verdadera Oscuridad es más densa y más silenciosa; llena el espacio que hay entre la chaqueta y el corazón. Se mete en los ojos. Cuando estoy fuera por la noche, no son los cuchillos lo que me da miedo, sino la Oscuridad. Tú que caminas tan alegremente, silbando, detente cinco minutos. Detente en la Oscuridad en un campo o en un sendero. Entonces te darás cuenta de que tu presencia es sólo tolerada. La Oscuridad sólo te permite dar un paso cada vez. El paso y la Oscuridad se cierran contra tu espalda. Delante de ti no hay espacio ninguno hasta que das el paso. La Oscuridad es absoluta. Caminar por la Oscuridad es como nadar por debajo del agua, sólo que no se puede subir a coger aire.
Jeanette Winterson (The Passion)
veces lo más trabajoso de estos trabajos femeninos del amor es evitar por todos los medios que se note que estás trabajando.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Las más inflexibles feministas no tienen que envidiar al sexo masculino la corona que les es ofrecida, ya sea en el misterio pagano o en el cristiano: porque una es de papel; la otra, de espinas. El verdadero peligro no está en que los maridos vayan a coger la corona de espinas con demasiada vehemencia, sino que ellos permitan u obliguen a sus mujeres a que se la roben.
C.S. Lewis (The Four Loves)
No es justo, porque yo no pedí que mi padre se marchara, no pedí estar deprimido, ni pedí que no tuvieramos dinero, ni pedí querer coger con tipos, ni pedí ser idiota, ni pedí no tener amigos de verdad, ni pedí la mitad de la mierda que me sale por la boca. Lo único que quería era un puto respiro, una puta cosa buena, y esta claro que era pedir demasiado, querer demasiado.
John Green (Will Grayson, Will Grayson)
Mejor sería decir que es vuestro gran proyecto: crear un organismo que sea espíritu al mismo tiempo; crear esa formidable paradoja que es el «animal espiritual». Coger a un pobre primate, una bestia con los nervios a flor de piel, una criatura cuyo estómago pide ser saciado, un animal reproductor que necesita a su pareja, y decirle: «Venga, y ahora conviértete en un dios.»
C.S. Lewis (Una Pena en Observacion (Spanish Edition))
¿De qué vivimos protegiéndonos con tanto celo? ¿Por qué vivimos bajo el imperio de una prudencia insulsa que nos impide coger la existencia por los cuernos? Tantos cuidados, tanta cautela y tanta mesura, para terminar todos metidos en un cajón de madera y enterrados varios metros bajo tierra, o cremados a altas temperaturas, como si hubiéramos llegado a los infiernos antes de lo previsto.
Mario Mendoza (Relato de un asesino)
Miro a mi alrededor, deseando empezar a coger libros indiscriminadamente. Sospecho que he desarrollado cierto fetichismo a lo largo de los años. Disfruto una inmensidad rodeada de libros. No solo adoro leerlos, sino también tocarlos, olerlos, escuchar el sonido de sus páginas cuando vas pasando una a una. Siempre pierdo la noción del tiempo cuando estoy en una librería o en una biblioteca.
Lucía Solaz Frasquet (Manuscrito en el tiempo (#1))
creo que pensar en estas cosas tiene mala prensa: se considera que lo que se escribe sobre estos temas es autoayuda berreta antes que crítica social; que son pavadas que no le importan a nadie o, al menos, a nadie que valga la pena; que son problemas burgueses, como si la gente más pobre que una no deseara, cogiera, amara y se sintiera sola también, o que pensar tanto en esto es obsesivo y no demasiado sano.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Así podemos creer que el antepasado de la foca no poseyó aletas, sino patas con cinco dedos adecuados para andar o coger, y podemos además aventurarnos a creer que los diversos huesos en las extremidades del mono, caballo y murciélago se desarrollaron primitivamente, según el principio de utilidad, probablemente por reducción de huesos, más numerosos en la aleta de algún remoto antepasado, común a toda la clase, semejante a un pez.
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
Alicia dejó que el bote siguiera corriente abajo hasta que se deslizó dulcemente entre los ondeantes juncos. Se remangó las mangas con cuidado y sumergió los bracitos hasta el codo para coger los juncos desde bien abajo antes de arrancarlos. Durante un momento Alicia se olvidó de la Oveja y de su labor mientras se inclinaba sobre un lado del bote y se le mojaron las puntas del pelo en el agua al coger un ramo de aquellos preciosos juncos.
Lewis Carroll
Hay cinco elementos esenciales para la victoria: (1) Ganará, quien sabe cuándo luchar y cuándo no hacerlo. (2) Ganará, quien sabe manejar, tanto las fuerzas superiores como las fuerzas inferiores. (3) Ganará, quien posea el ejército que esté animado por el mismo espíritu en todas sus filas. (4) Ganará, quien preparado, sepa esperar para coger al enemigo desprevenido. (5) Ganará, quien dueño de la capacidad militar, no sea interferido por el soberano.
Sun Tzu (El Arte de la Guerra. El tratado militar más antiguo (Translated) (Spanish Edition))
Coger un libro y perderme en el texto en los momentos difíciles ha sido siempre mi modo de buscar alivio, consuelo o, al menos, un respiro. Cuando los asuntos amorosos se torcían, echaba mano de un libro. Como consuelo después de un fracaso en el trabajo teatral o con textos cuyo final se me resistía, siempre he tenido los libros. Como linimento, pero más aún como instrumentos para desviar los pensamientos hacia otro lugar. Para hacer acopio de fuerzas.
Henning Mankell (Arenas movedizas)
Tom volvió a coger un libro. Cuando uno de los odiosos críos de cuatro años pasó corriendo por enésima vez junto a él, balbuciendo tonterías, Tom metió ligeramente un pie en el pasillo. El pequeño monstruo cayó de bruces y casi al instante empezó a chillar como un demonio. Tom fingió dormir. Una azafata aburrida se acercó al pequeño para ayudarle a levantarse. Tom vio que un hombre sentado al otro lado del pasillo hacía una mueca de satisfacción. Tom no estaba solo.
Patricia Highsmith
Mañana mismo elijo a una persona, lanzamos en tres o cuatro de mis cadenas la noticia de que es un violador y las redes sociales ya se encargan de torcerle la vida para siempre, aunque después se demuestre que es falso. Eso da igual, eso ya no lo emitimos, o ponemos un texto debajo tan pequeño y tan rápido que nadie sea capaz de leerlo. Y claro, también podemos hacer lo contrario: coger al más idiota del planeta y convertirlo en un héroe, en político o incluso en presidente.
Eloy Moreno (Tierra (Spanish Edition))
Para Badinter, la idea de que la maternidad debe ser “al 100%” o no ser conspira contra la maternidad, pero es además una idea mucho más sostenida por mujeres que no tuvieron hijos que por las que sí los tuvieron: las que atravesaron la experiencia, dice, saben que en el fondo es imposible ser madre al 100% y que te vas a equivocar, vas a sufrir, vas a sucumbir a la tentación de prenderles la tele para que te dejen en paz o de darles un pancho una noche que estás muerta de sueño.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
Por aquí hay demasiadas ciudades que viven solo de los cazadores y los turistas, ciudades que se limitan a coger su dinero, mandarlos de vuelta a casa con sus trofeos y llenos de picaduras de mosquito. Después están las ciudades que crecen en torno a una determinada empresa, donde todo va de cine hasta que Wal-Mart cambia de lugar su centro de distribución o 3M deja de fabricar cajas para CD o lo que sea y de la noche a la mañana resulta que hay mil tipos que no pueden pagar la hipoteca.
Neil Gaiman (American Gods)
- No tienes por qué coger nuestros libros; dependes de nosotros, dice mamá; no tienes dinero, pues tu padre no te dejó nada, y deberías estar pidiendo limosna, no viviendo aquí con nosotros, hijos de un caballero, comiendo lo que comemos nosotros y llevando ropa comprada por nuestra querida madre. Yo te enseñaré a saquear mi biblioteca, porque es mía: toda la casa es mía, o lo será dentro de unos cuantos años. Ve y ponte al lado de la puerta, apartada del espejo y de las ventanas - John Reed
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
Un día vi a un soldado coger un gato y golpearle la cabeza contra un muro. Luego, le cortó las patas y se lo escondió en la chaqueta. Le seguí, hasta que llegó a un campo. Ese alemán despellejó el gato, lo hirvió en su cazo y se lo comió allí mismo. Realmente eso fue algo muy triste de ver. Me dio mucho asco, pero me aguanté las ganas de vomitar, pensé: «Allí está el Tercer Reich de Hitler saliendo a cenar»; y entonces empecé a troncharme de risa. Ahora me avergüenzo de ello, pero es lo que hice.
Annie Barrows (The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society)
uno de los rasgos más sofisticados y perversos de la opresión hacia las mujeres es que la violencia y el placer quedan muy imbricados en nuestra educación, en nuestra socialización y en nuestra experiencia sexual, y separarlos es el trabajo de una vida.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger en el siglo XXI)
A veces basta con una mirada o un silencio compartido. Puede que lo único que necesitemos sea aprender a dejar de perder el tiempo ya no sentirnos culpables. ¿Por qué en ocasiones cuesta tanto coger la felicidad cuando la tienes al alcance de tu mano? ¿Por qué damos vueltas, buscamos recovecos, atajos o bifurcaciones si la respuesta la tenemos delante de nuestras narices? ¿Acaso nos da tanto miedo fracasar que nos rendimos incluso antes de ir a por aquello que tanto deseamos? ¿Somos tan irónicamente previsibles?.
Alice Kellen (Las alas de Sophie)
Querida Emmi: En la palma de mi mano izquierda, más o menos en el centro, donde la línea de la vida, surcada por gruesas arrugas, dobla hacia la arteria, allí hay un punto. Lo examino, pero no puedo verlo. Lo miro fijamente, pero no se deja sujetar. Sólo puedo tocarlo. También lo noto con los ojos cerrados. Un punto. La sensación es tan intensa que me da vértigo. Si me concentro en él, su efecto se expande hasta los dedos de los pies. Me produce hormigueo, me hace cosquillas, me da calor, me excita. Estimula mi circulación, dirige mi pulso, determina el ritmo de los latidos de mi corazón. Y en la cabeza surte su efecto embriagador como una droga, amplía mi conciencia, extiende mi horizonte. Un punto. Tengo ganas de reír de alegría, por lo bien que me hace. Tengo ganas de llorar de felicidad, porque lo poseo y porque me embarga y me colma hasta la médula. Querida Emmi, en la palma de mi mano izquierda, donde se encuentra ese punto, esta tarde —debían de ser aproximadamente las cuatro— tuvo lugar un incidente en la mesa de un café. Mi mano iba a coger un vaso de agua, cuando vinieron de frente los dedos ligeros de otra mano más suave, intentaron frenar, intentaron evitarla, intentaron impedir la colisión. Por poco lo logran. Por poco. Durante una fracción de segundo, la delicada yema de un dedo que pasaba volando fue arrollada por la palma de mi mano que iba a tomar el vaso. Ello dio como resultado un leve roce. Lo he grabado en mi memoria. Nadie me lo quita. Te siento. Te conozco. Te reconozco. Eres la misma. Eres la misma persona. Eres real. Eres mi punto. Que duermas bien.
Daniel Glattauer
Se podría hacer una lista muy larga Desde jugar a los médicos o a la gallina ciega Pasando por la lengua extranjera y el juego De cada uno su agujero, agujero común, agujero del vecino. Sería fastidioso y nada nuevo. Es mucho más espiritual coger unos pinceles Y dar alquitrán a una inmensa alfombra persa, Luego cortar a un hombre en pequeños pedazos, Cortar a una mujer en pequeños pedazos Y hacer un hermafrodita Con los pedacitos juiciosamente reunidos. El alquitrán era para no estropear la alfombra Que estaría mojada de sangre.
Boris Vian
¿Qué importa que algún capitán, viejo lobo de mar, me ordene coger la escoba y barrer la cubierta? ¿Qué supone semejante humillación comparada o pesada en las balanzas del Antiguo Testamento? ¿Quién no es un esclavo? Decídmelo. Por tanto, por mucho que ese capitán, lobo de mar, pueda marearme de un lado para otro, por mucho que me zarandeen de acá para allá, tendré la satisfacción de saber que es justo. Que a todo el mundo le pasa poco más o menos lo mismo —y esto desde un punto de vista físico o metafísico—, de manera que a todos nos va tocando hacerlo, de modo que no hay sino darse una palmadita en la espalda y conformarse.
Herman Melville (Moby Dick)
—De una cosa estoy seguro, y es que no querría que castigase a los gemelos, de modo que seré yo quien robe, fuera de aquí, y si me cogen, sólo me castigarán a mí. Pero no me van a coger. Es demasiado peligroso robar a esa vieja, porque es observadora hasta límites inconcebibles. Estoy completamente seguro de que sabe con exactitud el dinero que lleva en el portamonedas, hasta el último centavo. Mamá, en cambio, nunca cuenta el dinero. ¿Te acuerdas de que papá solía quejarse de eso? —me sonrió, tranquilizador—. Seré como Robin Hood, robaré a los ricos para dar a los pobres, ¡o sea, a nosotros! Y sólo en las noches en que mamá y su marido nos digan que salen.
V.C. Andrews (Flores en el ático (Dollanganger, #1))
Si tu pareja no te hace feliz 24/7, no sirve y tenés que descartarla como un vaso de plástico usado; si tenés dudas, momentos de hartazgo o de aburrimiento, estás desempeñándote de manera subestándar en esto del amor. (...) como esta idea de que "puedo encontrar algo mejor" característica del mundo contemporáneo conspira contra la felicidad en una pareja: todo el tiempo nos encontramos comparando a nuestra pareja no solo con las parejas que conocemos o creemos que conocemos sino, también, con una especie de candidato ideal inmejorable que podría estar esperándonos "allá afuera". (...) la industria del wellness hace su negocio al convertir todo en una completencia, en algo que siempre se puede mejorar.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger)
Así es como se comporta la gente. Siento ganas de vomitar. Más aún: quiero coger mis cucuruchos de papel marrón cuidadosamente seleccionados y tirarlos por ese infecto retrete que jamás ha limpiado, y que yo (colmo de la idiotez) me he sentido tentada de limpiarle, pobrecito, que nadie le enseñó nunca a hacerlo. Ese es su sitio. De modo que así es como serían las cosas: yo recogiendo sus calcetines sucios y sus colillas con mi experimentado estilo, la mayor alegría de una mujer, con la garantía de ocho meses de embarazo para que ya sea irreversible, refunfuñando por los ejercicios de preparación para el parto natural, mientras él sale por ahí a tirarse a cualquier escoba vestida que se le arrime al llegar al número místico de copas.
Margaret Atwood (Chicas bailarinas)
—Me da miedo hablar demasiado —confesó ella. —No será demasiado. —Me da miedo decirte la verdad. —Eleanor… —Park… —No te gusto… —apuntó Park […]. —No me gustas, Park —repitió Eleanor en un tono que, por un instante, sonó como si halara en serio—. Yo… —su voz casi se esfumó— creo que vivo por ti. Park cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra la almoada. —Ni siquiera puedo respirar cuando no estamos juntos —susurró ella—. Y eso significa que, cuando te veo los lunes por la mañana, tengo la sensacion de que llevo sesenta horas sin coger aire. […] Cuando estamos separados, me paso el tiempo pensando en ti, y cuando estamos juntos me invade el terror. Porque cada segundo cuenta. Y siento que he perdido el control. No soy dueña de mi misma, soy tuya.
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
—La muerte es lo más fácil del mundo. La gente cree que matar cuesta trabajo. Pero eso es únicamente lo que desean creer. En realidad es lo más sencillo que hay. No hay más que coger el periódico por la mañana, ¿y qué es lo que trae? Maridos que matan a sus esposas. Esposas que matan a sus maridos. Padres que matan a sus hijos. Hijos que se matan entre ellos. Negros que matan a blancos. Blancos que matan a negros. Matamos en secreto, matamos a hurtadillas, matamos en público, matamos con intención, matamos por accidente. Matamos con pistolas, cuchillos, bombas, rifles..., los instrumentos obvios. Pero ¿qué pasa cuando impedimos el envío a Etiopía de un cargamento de grano subvencionado por el gobierno federal? Que estamos matando, igualito que si hubiéramos cogido una pistola y se la hubiéramos puesto en la sien a un niño de vientre hinchado.
John Katzenbach (Retrato en sangre)
Mis sueños nunca llegaban a ser pesadillas en toda regla sino solo interludios perturbados en los que mi madre se quedaba trabajando hasta tarde y no encontraba ningún medio de transporte para volver a casa, a veces en las afueras, en alguna área reducida a cenizas llena de coches abandonados y perros encadenados que ladraban en los patios. Intranquilo, la buscaba en ascensores de servicio y en edificios abandonados, la esperaba en la penumbra de extrañas paradas de autobús, vislumbraba a mujeres que se parecían a ella en las ventanillas de los trenes que pasaban y no llegaba a coger el teléfono cuando ella me llamaba a la casa de los Barbour; decepciones e incidentes cogidos por los pelos que me zarandeaban y me despertaban con la respiración sibilante, inquieto y sudoroso a la luz de la mañana. Lo malo no era intentar encontrarla, sino despertar y recordar que estaba muerta.
Donna Tartt (The Goldfinch)
No es que sea malvada, es que sencillamente no veo el tsunami que está a punto de arrastrar mi vida porque yo misma soy el tsunami. Y Bebé rock está tan enamorado del tsunami que intenta a toda costa contenerlo y su amor es tan magnánimo que lo logra por momentos. Luego vuelvo a coger impulso y quiero arrasar con todo, y él buenamente se interpone de barrera y me contiene y se ahoga conmigo a veces, tanto en mi tormenta como en el alcohol. La única manera de sobrevivir a un tsunami es estando borrachos la mayoría del tiempo. Nos enfrascamos en una relación en la que todo es euforia de noche, drama de madrugada y reconciliación y guayabo de día. Y así atravesamos uno, dos, tres años: Bebé rock conteniéndome, yo emborrachándome, y siéndole infiel porque en el fondo sé que su primer amor es su mamá y que la relación de codependencia con ella es mucho más fuerte que la que tiene conmigo, razón por la cual nunca voy a poder tenerlo solo para mí
Margarita Posada Jaramillo (Las muertes chiquitas)
Pienso en mi corazón humano, que de repente late tan rápido, demasiado rápido, y en la arruga entre las cejas de Elian mientras espera mi petición. -¿Alguna vez vas a besarme? Lentamente, Elian dice: -Eso no es un favor. Su mano se mueve y siento una ausencia repentina. Y luego está en mi mejilla, sosteniendo mi rostro entre sus manos, acariciando mi labio con el pulgar. Se siente como lo peor que he hecho y lo mejor que he podido hacer, y lo extraño es que ambas cosas son lo mismo. Que extraño que en lugar de coger su corazón, esté esperando a que coja el mío. -¿Recuerdas cuando nos conocimos? -pregunta. -Dijiste que era más encantadora cuando estaba inconsciente -Elian ríe y está tan cerca que siento que su cuerpo se estremece contra el mío. Puedo ver cada cicatriz y peca de su piel. Cada veta de color en sus ojos. Me lamo los labios. Casi puedo saborearlo. -Pregúntamelo otra vez -dice. Presiona su frente contra la mía, su aliento se rompe en mis labios. Cierro los ojos y lo inhalo. Regaliz y sal marina y, si me muevo, si respiro, entonces este frágil instante entre nosotros desaparecerá con el viento. -Sólo hazlo ya -digo. Y lo hace.
Alexandra Christo (To Kill a Kingdom (Hundred Kingdoms, #1))
-Ese no es -dijo Cat, señalando con el índice a los corredores-. Ni ese tampoco. Es mono, pero no es él. Y ese chico seguro que no es él. -Frunció el entrecejo-. Qué raro. Puedo visualizar el aura que proyecta, pero me cuesta recordar con claridad su cara. A lo mejor es que no lo vi de cerca. -Tiene un aspecto poco común -respondió Eureka-. No en el mal sentido. Es atractivo. "Tiene los ojos como el mar -quería decir en realidad-. Los labios son de color coral. Su piel tiene la clase de poder que hace saltar la aguja de una brújula." [...] -¡Oye, Jack! -Cat se colocó en la grada encima de la que Jack estaba usando para estirar la pierna-. Estamos buscando a un tío de tu equipo que se llama Ander. ¿Cuál era su apellido, Reka? Eureka se encogió de hombros. Y lo mismo hizo Jack. -No hay ningún Ander en este equipo. Cat sacudió las piernas y las cruzo por los tobillos. -Mira, estaba en el encuentro de hace dos días, el que se canceló por la lluvia. Es un tipo alto, rubio... Ayúdame, Reka. "Con los ojos como el mar -estuvo a punto de soltar- y unas manos que podrían coger una estrella fugaz." -¿Como pálido? -logró decir. -Pues como que no está en el equipo.
Lauren Kate (Teardrop (Teardrop, #1))
Se levanta y hace la cama, luego recoge del suelo unos libros de bolsillo (novelas policíacas) y los pone en la librería. Tiene ropa que lavar antes de irse, ropa que guardar, medias que emparejar y meter en los cajones. Envuelve la basura en papel de periódico y baja tres pisos para dejarla en el cubo de la basura. Saca los calcetines de Cal de detrás de la cama y los sacude, dejándolos sobre la mesa de la cocina. Hay trapos que lavar, hollín en el alféizar de las ventanas, cacerolas en remojo por fregar, hay que poner un plato bajo el radiador por si funciona durante la semana (se sale). Oh. Aj. Que se queden las ventanas como están, aunque a Cal no le gusta verlas sucias. Esa espantosa tarea de restregar el retrete, pasarle el plumero a los muebles. Ropa para planchar. Siempre se caen cosas cuando recoges otras. Se agacha una y otra vez. La harina y el azúcar se derraman sobre los estantes que hay encima de la pila y tiene que pasar un paño; hay manchas y salpicaduras, hojas de rábano podridas, incrustaciones de hielo dentro de la vieja nevera (hay que mantener la puerta abierta con una silla, para que se descongele). Pedazos de papel, caramelos, cigarrillos y ceniza por toda la habitación. Tiene que quitarle el polvo a todo. Decide limpiar las ventanas a pesar de todo, porque quedan más bonitas. Estarán asquerosas después de una semana. Por supuesto, nadie la ayuda. Nada tiene la altura adecuada. Añade los calcetines de Cal a la ropa de ambos que tiene que llevar a la lavandería de autoservicio, hace un montón separado con la ropa de él que tiene que coser, y pone la mesa para sí misma. Raspa los restos de comida del plato del gato, y le pone agua limpia y leche. «Mr. Frosty» no parece andar por allí. Debajo de la pila encuentra un paño de cocina, lo recoge y lo cuelga sobre la pila, se recuerda a sí misma que tiene que limpiar allí abajo más tarde, y se sirve cereales, té, tostadas y zumo de naranja. (El zumo de naranja es un paquete del gobierno de naranja y pomelo en polvo y sabe a demonios.) Se levanta de un salto para buscar la fregona debajo de la pila, y el cubo, que también debe estar por allí. Es hora de fregar el suelo del cuarto de baño y el cuadrado de linóleo que hay delante de la pila y la cocina. Primero termina el té, deja la mitad del zumo de naranja y pomelo (haciendo una mueca) y algo del cereal. La leche vuelve a la nevera —no, espera un momento, tírala—, se sienta un minuto a escribir una lista de comestibles para comprarlos en el camino del autobús a casa, cuando vuelva dentro de una semana. Llena el cubo, encuentra el jabón, lo deja, friega sólo con agua. Lo guarda todo. Lava los platos del desayuno. Coge una novela policíaca y la hojea, sentada en el sofá. Se levanta, limpia la mesa, recoge la sal que ha caído en la alfombra y la barre. ¿Eso es todo? No, hay que arreglar la ropa de Cal y la suya. Oh, déjalo. Tiene que hacer la maleta y preparar la comida de Cal y la suya (aunque él no se marcha con ella). Eso significa volver a sacar las cosas de la nevera y volver a limpiar la mesa, dejar pisadas en el linóleo otra vez. Bueno, no importa. Lava el plato y el cuchillo. Ya está. Decide ir por la caja de costura para arreglar la ropa de él, cambia de opinión. Coge la novela policíaca. Cal dirá: «No has cosido mi ropa.» Va a coger la caja de costura del fondo del armario, pisando maletas, cajas, la tabla de plancha, su abrigo y ropa de invierno. Pequeñas manos salen de la espalda de Jeannine y recogen lo que ella tira. Se sienta en el sofá y arregla el desgarrón de la chaqueta de verano de él, cortando el hilo con los dientes. Vas a estropearte el esmalte. Botones. Zurce tres calcetines. (Los otros están bien.) Se frota los riñones. Cose el forro de una falda que está descosido. Limpia zapatos. Hace una pausa y mira sin ver. Luego reacciona y con aire de extraordinaria energía saca la maleta mediana del armario y empieza a meter su ropa para
Joanna Russ (The Female Man)
El cuerpo del mundo, habiendo comenzado a existir, es necesariamente visible y tangible. Es visible, luego se compone de fuego; es tangible, luego se compone de tierra. Pero dos cosas no pueden estar unidas sino mediante una tercera, que les sirve de término medio, y si estas dos cosas deben formar un sólido, no pueden estar unidas sino por dos términos medios. Fue, por lo tanto, indispensable colocar el agua y el aire entre la tierra y el fuego. De suerte que el cuerpo del mundo comprende estos cuatro cuerpos particulares. Los comprende en su totalidad. No se trata del fuego, de la tierra, del aire, del agua, sino de todo el fuego, de toda la tierra, de todo el agua, de todo el aire. Fuera de él no hay nada. A esto debe el ser completo, el ser único; y a esto debe también el verse libre de enfermedades, de la ancianidad, de la muerte; porque nada exterior puede obrar sobre él, para alterarlo o disolverlo. Es esférico, porque es la forma más conveniente, tratándose de un cuerpo que comprende todos los cuerpos, y en sí la más hermosa; completamente liso en su superficie, porque no teniendo nada que ver, nada que escuchar, nada que coger, no tiene necesidad de ojos, ni de oídos, ni de manos, ni de ningún órgano ni sentido. Como es esférico, se mueve uniforme y circularmente, girando sobre sí mismo, es decir, según el movimiento por excelencia.
Plato (Obras Completas de Platón (Spanish Edition))
Tú buscas la felicidad en el corazón humano, y para eso le destrozas, hozando en él, como quien remueve la tierra en busca de un tesoro. Yo nada busco, y el desengaño no me espera a la vuelta de la esperanza. Tú eres literato y escritor, y ¡qué tormentos no te hace pasar tu amor propio, ajado diariamente por la indiferencia de unos, por la envidia de otros, por el rencor de muchos! Preciado de gracioso, harías reír a costa de un amigo, si amigos hubiera, y no quieres tener remordimiento. Hombre de partido, haces la guerra a otro partido; a cada vencimiento es una humillación, o compras la victoria demasiado cara para gozar de ella. Ofendes y no quieres tener enemigos. ¿A mí quién me calumnia? ¿Quién me conoce? Tú me pagas un salario bastante a cubrir mis necesidades; a ti te paga el mundo como paga a los demás que le sirven. Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado. Los hombres de mundo os llamáis hombres de honor y de carácter, y a cada suceso nuevo cambiáis de opinión, apostatáis de vuestros principios. Despedazado siempre por la sed de gloria, inconsecuencia rara, despreciarás acaso a aquellos para quienes escribes y reclamas con el incensario en la mano su adulación; adulas a tus lectores para ser de ellos adulado; y eres también despedazado por el temor, y no sabes si mañana irás a coger tus laureles a las Baleares o a un calabozo.
Mariano José de Larra (Artículos)
Querida Emmi: En la palma de mi mano izquierda, más o menos en el centro, donde la línea de la vida, surcada por gruesas arrugas, dobla hacia la arteria, allí hay un punto. Lo examino, pero no puedo verlo. Lo miro fijamente, pero no se deja sujetar. Sólo puedo tocarlo. También lo noto con los ojos cerrados. Un punto. La sensación es tan intensa que me da vértigo. Si me concentro en él, su efecto se expande hasta los dedos de los pies. Me produce hormigueo, me hace cosquillas, me da calor, me excita. Estimula mi circulación, dirige mi pulso, determina el ritmo de los latidos de mi corazón. Y en la cabeza surte su efecto embriagador como una droga, amplía mi conciencia, extiende mi horizonte. Un punto. Tengo ganas de reír de alegría, por lo bien que me hace. Tengo ganas de llorar de felicidad, porque lo poseo y porque me embarga y me colma hasta la médula. Querida Emmi, en la palma de mi mano izquierda, donde se encuentra ese punto, esta tarde —debían de ser aproximadamente las cuatro— tuvo lugar un incidente en la mesa de un café. Mi mano iba a coger un vaso de agua, cuando vinieron de frente los dedos ligeros de otra mano más suave, intentaron frenar, intentaron evitarla, intentaron impedir la colisión. Por poco lo logran. Por poco. Durante una fracción de segundo, la delicada yema de un dedo que pasaba volando fue arrollada por la palma de mi mano que iba a tomar el vaso. Daniel Glattauer Cada siete olas ~48~ Ello dio como resultado un leve roce. Lo he grabado en mi memoria. Nadie me lo quita. Te siento. Te conozco. Te reconozco. Eres la misma. Eres la misma persona. Eres real. Eres mi punto. Que duermas bien.
Daniel Glattauer
Pedirle a un músico que te deje coger su instrumento es como pedirle a un hombre que te deje besar a su esposa. Eso es algo que solo entiendes si eres músico. Un instrumento es como un compañero y una amante. Los desconocidos suelen pedir a los músicos que les dejen coger sus instrumentos, y eso les fastidia mucho.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Ahora sé que es como la felicidad: Está o no está, mas no se puede coger ni guardar.
Karen Kushman
La ilusión es como la luz. Cuando la quieres coger con tus manos la apagas. Cuando la quieres abrazar, la ahogas. Y cuando la quieres besar, te quema.
Selento Books (Cuando dejé de creer en las estrellas)
El destino es caprichoso y nunca se sabe hacia dónde te va a conducir. Lo importante es ser capaz de coger el tren en el momento en el que pasa por nuestra estación y probar, a ver a dónde nos lleva. Si no, siempre queda la posibilidad de volver a tomarlo en la dirección opuesta. Las oportunidades no regresan, y si he aprendido algo de todo esto ha sido que perderlas por miedo a fracasar es un error imperdonable.
Inés Díaz Arriero (Mi futuro en una caja)
((...) la noche del DF, una noche que a mí siempre me ha parecido preciosa, generalmente las noches aquí son frescas, brillantes, pero no frías, noches hechas para pasear o para coger, noches hechas para platicar sin apuro.
Roberto Bolaño (The Savage Detectives)
La tarea de un traductor es lejos de centrarse en encontrar la frase justa, de pelear con la sintaxis o de coger el ritmo de un párrafo. Un traductor comprender el mundo del escritor y trasladarlo. la otra orilla construir una casa nueva que recuerde la original, no que sea una copia. Eso es imposible.
Andrés Felipe Solano (Corea: Apuntes desde la cuerda floja)
No se trata de no tener valores, sino de vivir de acuerdo con los principios que vengan de nosotros y no desde afuera: es darnos a nosotros mismos nuestras propias leyes.
Tamara Tenenbaum (El fin del amor: querer y coger)
Cuando recibió el primer disparo, no le dolió nada. Por un instante creyó que tenía una flor grande, roja y caliente sobre el pecho, la quiso coger para llevarle a su madre, pero estaba maniatado; sin embargo, todos le vieron sonreír, y cayó muerto. De 'Tobita', p.48.
Alicia Yánez Cossío (Retratos cubanos)
Cuando interactuaba con los demás, sus necesidades le hacían parecer alternativamente exigente, agresivo y frío. En vano trataba de conseguir el amor y la atención que tan desesperadamente necesitaba con dar golpes, pegar a la gente, coger cosas y destrozarlas. Como lo único que recibía eran castigos, su rabia crecía y, cuanto «peor» se portaba, más confirmaba a la gente de su alrededor que en verdad era «malo» y, por tanto, no merecía su afecto. Era un círculo vicioso y, a medida que se fue haciendo mayor, su mal comportamiento escaló de acoso a delincuencia.
Bruce D. Perry (El chico al que criaron como un perro: Y otras historias del cuaderno de un psiquiatra infantil)
-¿Es necesario dejar sin energía la cocina para arreglar esta coa justo antes de nuestra encarnizada batalla con esa banda de piratas espaciales? Porque tengo la cabeza como un bombo y me gustaría tomarme una taza de café antes de luchar y esas cosas. - Sí que es importante -dijo Amos- ¿Te explico por qué o confías en mí? … -Vale – respondió-. Pero me gustaría que me avisaras antes de ponerte. Cuando no tengo café me pongo gruñón. Amos sonrío y se volvió a colocar la protección en la cabeza, casi calva. - Bueno, capí, en eso sí que puedo ayudarte – dijo mientras extendía hacia atrás la mano para coger un termo de metal enorme de la mesa-. He preparado suministros de emergencia antes de desconectar la cocina. - Amos, tengo que pedirte perdón por todas las cosas feas que estaba pensando sobre ti.
James S.A. Corey (Caliban’s War (The Expanse, #2))
- ¿Es necesario dejar sin energía la cocina para arreglar esta cosa justo antes de nuestra encarnizada batalla con esa banda de piratas espaciales? Porque tengo la cabeza como un bombo y me gustaría tomarme una taza de café antes de luchar y esas cosas. - Sí que es importante -dijo Amos- ¿Te explico por qué o confías en mí? … -Vale – respondió-. Pero me gustaría que me avisaras antes de ponerte. Cuando no tengo café me pongo gruñón. Amos sonrío y se volvió a colocar la protección en la cabeza, casi calva. - Bueno, capí, en eso sí que puedo ayudarte – dijo mientras extendía hacia atrás la mano para coger un termo de metal enorme de la mesa-. He preparado suministros de emergencia antes de desconectar la cocina. - Amos, tengo que pedirte perdón por todas las cosas feas que estaba pensando sobre ti.
James S.A. Corey (Caliban’s War (The Expanse, #2))
- Consentimiento?... Aló? - Dejen de coger, porfa. - Zade es un personaje plano, marico, el tipo es bueno en todo sin motivo alguno, hace las cosas porque le sale del culo, lo odio. - Ni siquiera lo terminé, las 600 páginas más largas de mi vida. - No puedes justificar todo solo porque es un Dark Romance
Haunting Adeline
En la National Gallery, en Washington, hay un cuadro horripilante del Bosco en el que un avaro, en su lecho de muerte, trata de coger
Claudia Hammond (La psicología del dinero: Por qué ejerce tal poder y cómo dominarlo)
A la hora que fuera, podíamos contemplar y coger gratuitamente aquellos largos entorchados de virutas doradas que le daban al establecimiento y a la calle misma el más delicioso aroma de los bosques nocturnos.
Eduardo Santa (El Libro de los Oficios de Antaño)
En estas horas empezaba a sospechar de qué rincones él había traslado su música al violín. Y no me parecía ya tan malo aquel hombre que sabía coger sus propios sollozos y comprimirlos en una belleza tan espesa como el oro antiguo…
Carmen Laforet (Nada)
Supera estos imperiosos deseos del cuerpo con tu fuerza de voluntad, determinación y sinceridad. Reconoce estos sonsonetes y este parloteo como un intento de tu antiguo yo de volver a coger las riendas. Deja que se rebele, pero luego vuelve a llevarlo al momento presente, relájalo y empieza de nuevo. Con el tiempo volverá a confiar en ti como su amo.
Joe Dispenza (Deja de ser tú: La mente crea la realidad)
«Esto es el progreso —pensó Eshonai, contemplando el pequeño spren de humo dentro de la piedra—. El progreso es aprender a controlar tu mundo. Levantar murallas para detener las tormentas, elegir cuándo convertirte en carnal.» El progreso era coger la naturaleza y meterla en una caja.
Brandon Sanderson (Palabras radiantes (El archivo de las tormentas, #2))