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Después de la tempestad siempre viene la calma. Lo bueno está por venir.” Y para quienes tenemos fe y esperanza, es bueno recordar que en los momentos críticos y por más difícil que sea la aflicción, lo bueno siempre estará por venir. Recuerdo la historia de aquel náufrago que diariamente imploraba a Dios ser rescatado de una isla desierta. Oraba con mucha fe, suplicaba al creador que un barco pasara y lo rescatara. Después de muchos días en esas condiciones construyó con gran esfuerzo una pequeña choza para resguardarse de las inclemencias del tiempo. Cierto día salió a buscar alimento y al regresar encontró su choza en llamas. El hombre empezó a gritar de coraje contra Dios. Lloraba y expresaba su resentimiento por todo ese infortunio y la manera en que Dios se burlaba de su sufrimiento después de tantas oraciones. Se quedó dormido y al día siguiente lo despertó el sonido de un barco que se aproximaba a rescatarlo. Su alegría fue inmensa. Preguntó a uno de los miembros de la tripulación cómo era posible que lo hubieran encontrado “¿Qué cómo te encontramos? ¡Vimos tus señales de humo!
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César Lozano (El lado fácil de la gente díficil. Que la gente conflictiva no te amargue la vida)