Camino Hacia El Terror Quotes

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Una red efectiva es aquello que, cuando andas por la cuerda floja y caes, evita que te mates. Literalmente. Es aquel lugar esponjoso que amortigua la caída al vacío, que se come el golpe contigo, que atenúa el derrumbe haciendo de las piedras, plumas. Que te permite resoplar, levantarte, sacudirte el polvo enganchado a la ropa, y seguir. Sin sangre irrecuperable, sin fracturas inviables, sin vísceras deterioradas para siempre. En esta parte del libro quiero dar cuenta de los nudos que he aprendido a hacer para tejer una red afectiva. Ningún nudo es un invento así salido de la nada, sino casi una sorpresa que hemos ido encontrando por el camino, a partir de intuiciones, de no fliparnos con ideas marcianas sino de aterrizar las cosas, respirar hondo, meterle mucho humor y mucha ironía al asunto, e ir haciendo entre todas. Ir andando. Y de seguir el consejo que le daba Lola Flores a su hija Lolita: «tira para adelante, pero cuando estés al borde del precipicio mira hacia abajo y retrocede tres pasos». Tira para adelante, pero antes de caerse o de tirar a alguien por el precipicio, tres pasitos para atrás. Desde ahí hablo. Por si en alguna playa, en algún puerto, alguien recoge esta botella y le es de utilidad, aunque solo sea para llenarla de ron.
Brigitte Vasallo (Pensamiento monógamo, terror poliamoroso)
Las mejores mentes se concentraban en dar sentido a la muerte, no en intentar escapar de ella. Este tema lo recoge el mito más antiguo que ha llegado hasta nosotros; el mito de Gilgamesh del antiguo Sumer. Su héroe es el hombre más fuerte y hábil del mundo, el rey Gilgamesh de Uruk, que podía vencer a cualquiera en combate. Un día, el mejor amigo de Gilgamesh, Enkidu, murió. Gilgamesh se sentó junto al cadáver y lo observó durante muchos días, hasta que vio que un gusano salía de la nariz de su amigo. En aquel momento, Gilgamesh fue presa del terror, y decidió que él nunca moriría. De alguna manera, encontraría el modo de vencer a la muerte. Gilgamesh emprendió entonces un viaje hasta los confines del universo, matando leones, luchando contra hombres escorpión y encontrando el camino hacia el infierno. Allí hizo añicos a los gigantes de piedra de Urshanabi y al barquero del río de los muertos, y encontró a Utnapishtim, el último superviviente del diluvio primordial. Pero Gilgamesh fracasó en su búsqueda. Volvió a su hogar con las manos vacías, tan mortal como siempre, pero con una nueva muestra de sabiduría. Cuando los dioses crearon al hombre, había descubierto Gilgamesh, dispusieron que la muerte fuera el destino inevitable del hombre, y el hombre ha de aprender a vivir con ello.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
Afortunadamente, los británicos, al retirarse, se encontraron en la región cubierta y abrupta del oeste de Reims, que favorecía la defensa en un combate en retirada. Por fortuna, la división 19 británica acababa también de llegar a Chalons, para descansar y recuperarse, y desde el cuarto día pudo apoyar a la línea británica. En aquel momento, la división 21 estaba prácticamente destruida y, para el 1 de junio, el conjunto de las cinco divisiones británicas era apenas equivalente a una sola completa. Todas las tropas se aguantaron como el mes anterior en el Lys, mientras eran exterminados batallones enteros y perecía gran parte de la artillería con sus cañones en el campo. Los campesinos franceses, en su ignorancia y terror, hicieron objeto a las tropas en retirada de demostraciones hostiles. Entretanto, sobre la izquierda británica, el golpe alemán había logrado la ruptura completa. El Estado Mayor del general Duchêne retardó tanto tiempo la destrucción de los puentes sobre el Aisne que la mayor parte de ellos cayeron intactos en manos del invasor. El 2 de junio, había caído Soissons, y los alemanes habían llegado al Marne en Château-Thierry. La sorpresa del Camino de las Damas Pierrefeu ha descrito el episodio siguiente en un pasaje emocionante. De pronto, las carreteras entre Provins y el frente hacia Meaux y hacia Coulommiers empezaron a llenarse de interminables columnas de americanos. La impresión que causó sobre los apurados franceses este torrente, al parecer inagotable, de brillante juventud en su primera plenitud de salud y de vigor, fue prodigiosa. Ninguno tenía menos de veinte años y muy pocos más de treinta. Cuando los vio pasar apretados en sus camiones, alborotando las carreteras, cantando a voz en grito las canciones de un mundo nuevo y ansiosos de llegar al campo de batalla, el Cuartel General francés se sintió estremecido por la impulsión de una nueva vida. «Todos sintieron —dice— que estaban presenciando la operación mágica de una transfusión de sangre. Llegaba la vida a torrentes para reanimar el cuerpo exhausto de una Francia desangrada por las innumerables heridas de cuatro años.» Y, realmente, esta imagen se ajusta a la realidad con una exactitud particular. A medio instruir, a medio organizar, solo con su valor, su número y su juventud magnífica junto a sus armas, iban a comprar la experiencia a un amargo precio. Pero estaban plenamente dispuestos a ello.
Winston S. Churchill (La crisis mundial. Su historia definitiva de la Primera Guerra mundial 1911-1918)
el futuro se ha transformado y ha dejado de ser el hábitat natural de las esperanzas y de las más legítimas expectativas para convertirse en un escenario de pesadillas: el terror a perder el trabajo y el estatus social asociado a este, el terror a que nos confisquen el hogar y el resto de nuestros bienes y enseres, el terror a contemplar impotentes cómo nuestros hijos caen sin remedio por la espiral descendente de la pérdida de bienestar y prestigio, y el terror a ver las competencias que tanto nos costó aprender y memorizar despojadas del poco valor de mercado que les pudiera quedar. El camino hacia el futuro guarda así para nosotros un asombroso parecido con una senda de corrupción y degeneración. ¿Acaso no podría aprovecharse el camino de vuelta, hacia el pasado, para convertirlo en una ruta de limpieza de todos esos daños cometidos por los futuros que sí se hicieron presentes en algún momento? El impacto de un giro así, como argumentaré en este libro, se deja sentir de un modo visible y palpable en todos los niveles de cohabitación social, ya sea por la cosmovisión emergente a él asociada, ya sea por las estrategias de vida que esa cosmovisión insinúa y gesta. El más reciente diagnóstico de Javier Solana sobre la forma que ese impacto adopta en la Unión Europea[3] —que, recordemos, constituye un experimento vanguardista por su pretensión de elevar la integración nacional a un ámbito supranacional— podría servirnos (con unos ajustes relativamente leves) de radiografía del giro de vuelta al pasado observable en todos los demás niveles. Cada nivel utiliza un lenguaje propio y diferente, pero todos usan el suyo para transmitirnos unas historias sorprendentemente similares.
Zygmunt Bauman (Retrotopía (Biblioteca Zygmunt Bauman) (Spanish Edition))