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El doctor Lipton hizo un descubrimiento genial: se dio cuenta —en lo que él llamó su epifanía— de que el cerebro de la célula no es su núcleo, como hasta ahora se pensaba, sino la membrana, y desarrolló la teoría de la membrana mágica: Hizo la comparación de la célula con un microchip de ordenador cuando un día se dio cuenta de que la definición de este se correspondía con su definición de aquella. Por principio, cuando los componentes de una estructura se disponen siguiendo un patrón regular y repetido, se la considera un cristal. Existen los cristales fluidos, que es lo que vendría a ser una célula. Su membrana está compuesta de fosfolípidos que se adaptan a cualquier movimiento, alterando su forma sin perder la integridad. El doctor Lipton tomó plena conciencia de que la membrana es un cristal líquido. Más adelante, B. A. Cornell publicó un artículo en Nature confirmando la hipótesis de Lipton: La membrana es el homólogo de un chip de ordenador (Cornell y otros, 1997).10
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Enric Corbera (El arte de desaprender: La esencia de la bioneuroemoción (Spanish Edition))