Y Ahora Resulta Quotes

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—Te quiero. Y Tatiana llora. —Lo sabes, ¿verdad?—le susurra él—. Te quiero. Estoy ciego por ti, loco por ti. Estoy enfermo de amor por ti. Enfermo de amor por ti. Te lo dije la primera noche que estuvimos juntos, cuando te pedí que te casaras conmigo, y te lo digo ahora. Todo lo que nos ha pasado, absolutamente todo, es porque crucé aquella calle por ti. Te adoro. Lo sabes muy bien. Por cómo te abrazo, por cómo te toco, mis manos en tu cuerpo, Dios, dentro de ti, todo lo que no puedo decirte durante el día, Tatiana, Tania, Tatiasha, amor mío, ¿me sientes? ¿Por qué lloras? —A eso lo llamo yo susurrar... Alexander sigue susurrándole, ella llora, ella se entrega en una rendición incondicional y llora y llora. La entrega no resulta fácil, ni para ella ni para él, pero sí hay entrega en el refugio de la noche.
Paullina Simons (The Summer Garden (The Bronze Horseman, #3))
Nunca seremos amigos, lo sabe usted de sobra. Seremos las personas más felices o las más desdichadas. De usted depende. (...) Sólo le pido una cosa: que me permita concebir esperanzas y seguir sufriendo como hasta ahora. Y, en caso de que eso no sea posible, ordéneme que desaparezca y desapareceré. No volverá a verme, si mi presencia le resulta tan molesta.
Leo Tolstoy (Anna Karenina)
Ahora que ha llegado el momento, resulta que no puedo decir adiós, que no puedo soportar la idea de dejarte ir. Es una necesidad egoísta y obstinada, pero soy su cautiva.
Nalini Singh (Bonds of Justice (Psy-Changeling, #8))
Resulta que ahora el planeta da una vuelta cada minuto y nace un nuevo día. Por lo tanto, ya no tengo ni un segundo de descanso. Enciendo y apago el farol cada minuto.
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Ahora dime, ¿por cuánto tiempo la tendrías después de haberla poseído? -le pregunto como Rosalind. Mi voz ya no suena como la mía. Es rica y resonante con emoción, llena de las preguntas que debería haber preguntado cuando tuve la oportunidad. Él responde: -Para siempre y en un día. Todo el aliento sale de mí. Esta es la respuesta que necesito. Incluso si no resulta ser verdad. Trato de leer la siguiente línea, pero no puedo hablar. No puedo respirar. Oigo un ruido de viento en mis oídos y parpadeo para detener que las palabras bailen por la página. Después de unos momentos, me las arreglo para ahogar la siguiente frase: -Di "un día" sin el "nunca",-antes de que mi voz se rompa. Porque Rosalind entiende. Di un día sin el nunca. Después del cual vendrá la ruptura. No me extraña que ella no le diga quién es en realidad.
Gayle Forman
Una religión vaga —el hecho de sentir a Dios en la naturaleza, etc., — resulta tan atractiva porque es todo emociones y ningún trabajo, como mirar las olas desde la playa. Pero jamás llegaréis a Terranova disfrutando de ese modo del Atlántico, y no conseguiréis la vida eterna simplemente sintiendo la presencia de Dios en las flores o en la música. Tampoco llegaréis a ningún sitio estudiando los mapas sin echaros al mar. Y tampoco estaréis muy seguros echándoos al mar sin un mapa. En otras palabras: la teología es práctica, especialmente ahora.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
Que el islam sea feminista es una mentira como una catedral que también defienden expertas en la materia que no han nacido ni vivido en el mundo musulmán. Estudiosas supuestamente objetivas defienden en medios de difusión muy poderosos que la religión de nuestros padres es una especie de paraíso para las mujeres. Y yo sin enterarme. Llevo toda la vida creyendo que si en los textos sagrados se afirma que tengo que obedecer a mi marido, que valgo la mitad que mis homólogos masculinos o que mi sexualidad debe ser vigilada es porque el islam es machista, y ahora resulta que académicas de renombre me sueltan un sermón para convencerme de todo lo contrario. Debo de ser muy ignorante para no haber reconocido las virtudes del mensaje divino.
Najat El Hachmi (Siempre han hablado por nosotras)
si los sujetos mostraban una determinada mutación en un gen del cerebro chistosamente llamado «neuregulin 1». Se calcula que el cincuenta por ciento de los europeos sanos lleva una copia de este gen alterado, un quince por ciento suma dos copias y el treinta y cinco por ciento restante no posee ninguna. Y resulta que este gen de nombre inverosímil parece guardar una relación directa con la creatividad: los más creativos tenían dos copias, y los menos, ninguna. Pero ahora viene lo mejor: poseer esta mutación también conlleva un aumento del riesgo a desarrollar trastornos psíquicos, así como una peor memoria y… ¡una disparatada hipersensibilidad a las críticas! ¿No te parece el perfecto retrato robot del artista? ¿Chiflado y patéticamente inseguro? Ahora bien, por otro lado, esa gente un poco rara, bastante neurótica y tal vez algo frágil, parece ser la más imaginativa, lo cual no está nada mal.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
muchos años tardé en descubrirlo, ahora estoy seguro de que la magia de La Habana brota de su olor. Quien conozca la ciudad debe admitir que posee una luz propia, densa y leve al mismo tiempo, y un colorido exultante, que la distinguen entre mil ciudades del mundo. Pero sólo su olor resulta capaz de otorgarle ese espíritu inconfundible que la hace permanecer viva en el recuerdo. Porque el olor de La Habana no es mejor ni peor, no es perfume ni es fetidez, y, sobre todo, no es puro: germina de la mezcla febril rezumada por una ciudad caótica y alucinante.
Leonardo Padura (La novela de mi vida (Andanzas) (Spanish Edition))
—¿Qué ocurre? ¿Es que te da miedo que pierda el control? Deja que te hable del control, esposa mía. He pensado mucho en él durante estos últimos meses, ¿y sabes a qué conclusión he llegado? A que es una ilusión. Durante toda mi vida me he enorgullecido de tener el control. Ha sido lo único constante durante mi precaria existencia. Me ocurriera lo que me ocurriera, yo tenía la capacidad de ejercer el dominio sobre mí mismo. Reprimía las visiones porque podía hacerlo. Era lo único que tenía. Yo abrí la boca, pero él no me permitió decir nada y continuó hablando con la voz tensa de emoción. —Lo único que tenía era el control, y ahora lo estoy perdiendo, ¿lo entiendes? El día de nuestra boda prometí que te protegería, y después te prometí, como un idiota, que te dejaría participar en mi trabajo. Pensaba que podría hacerlo, que podría controlar el miedo que siento por ti, el terror que siento por si te ocurre algo, pero no puedo. No puedo dominarlo del mismo modo que no puedo dominar lo que me ocurre cuando llegan las visiones. Me he pasado toda la vida manteniendo a raya estas emociones, y ahora resulta que la lógica y el control, mis únicos amigos en este mundo, me han abandonado. Construí mi vida y mi carrera profesional basándome en ellos, y me han dejado cuando más los necesitaba.
Deanna Raybourn (The Dark Enquiry (Lady Julia Grey, #5))
Toda la realidad es iconoclasta. La Amada terrenal, incluso en vida, triunfa incesantemente sobre la mera idea que se tiene de ella. Y quiere uno que así sea. Se la quiere con todas sus barreras, todos sus defectos y toda su imprevisibilidad. Es decir, es su directa e independiente realidad. Y esto, no una imagen o un recuerdo, es lo que debemos seguir amando, después de que ha muerto. Pero «esto» resulta ahora inimaginable. En este sentido H. y todos los muertos son como Dios. En este sentido, amarla a ella se ha convertido, dentro de ciertos límites, como amarle a Él. En los dos casos tengo que hacer que el amor abra sus brazos y sus manos a la realidad (sus ojos aquí no cuentan), a través y por encima de toda la cambiante fantasmagoría de mis pensamientos, pasiones e imaginaciones. No debo conformarme con la fantasmagoría misma y adorarla en lugar de Él o amarla en lugar de ella.
C.S. Lewis (A Grief Observed)
Porque si una lleva una falda o un escote de un tiempo a esta parte lo lleva para sí misma o en nombre del em­­poderamiento, una de dos, y que no me mire nadie porque machete al machote y madre mía qué fuerte e inde­­pen­­diente con mi falda, que era a lo que me reducían antes, a ser dos piernas y poca tela y me quejaba y con razón y ahora como por arte de magia resulta que eso es signo de empoderamiento, pero no puede mirarlo nadie. Nos he­­mos encerrado tanto en nosotros mismos, nos hemos individuado tanto y hemos hecho tantos esfuerzos por acabar con lo de las dinámicas de poder —y, nos guste o no, la belleza siempre ha implicado y siempre implicará poder— que hemos terminado creyendo que no pro­­vocamos ningún efecto, ninguna reacción en el otro y que lo contrario sería inaceptable, aunque las mujeres nos lo hemos creído a medias, como todas las mentiras que nos contamos a nosotras mismas. Por eso rara vez nos ponemos escote y los labios rojos para estar solas en casa, de la misma forma que el pavo real no desplegaría su cola si no hubiera una pava a la vista, porque gilipollas no es y por lo del ahorro energético, y negar que un escote bonito es enseñado de cuando en cuando para ser visto, solo cuando quiere ser visto, cuando quiere ser mirado, además de ridículo niega parte de nuestro poder como mujeres, un poder que no se reduce a lo bello y a lo sexual pero del que lo bello y lo sexual forman parte y no pasa nada y por eso toda mujer ama a un fascista: porque todo el que mira nuestros escotes lo es, a no ser que sea un trapero en un videoclip, entonces es un trapero al uso, entonces se le permite. Y porque mal que bien y según el nuevo canon, nuestros abuelos lo fueron y nuestros padres lo son. No solo porque se les fueran los ojos con las mujeres bonitas que cruzaban los pasos de cebra cuando pensaban, inocentes, que no nos dábamos cuenta.
Ana Iris Simón (Feria)
Todos tenemos derecho a beber sake, pero si nos convencemos de que no nos concierne en absoluto, podremos entrar en una bodega sin pensar siquiera en beber. Quizá lo único que evita que nos convirtamos en ladrones es que logremos aclimatarnos desde pequeños al estado de las cosas. Un estado, por otro lado, que es consecuencia directa de anestesiar una parte de nuestra condición humana. De manera que si seguimos adelante, complacidos con nosotros mismos, terminaremos por transformarnos en idiotas. Nadie pretende que los demás acaben robando, obviamente, pero en mi humilde opinión lo más virtuoso que se puede hacer por otra persona es ayudarla a desarrollar al máximo sus capacidades. Si mi yo de entonces hubiera sobrevivido hasta el momento presente sin cambios, ahora sería obediente, y trabajador, pero también un perfecto idiota. Probablemente peor que eso. Resulta obvio para cualquiera que se tome la molestia de analizarlo un poco. Se supone que los seres humanos tienen que enfadarse, se supone que deben rebelarse. Es su naturaleza. Obligarse a convertirse en una criatura que no se irrita por nada, que nunca se revuelve, equivale a ser un idiota. Como mínimo, arruinaremos nuestra salud. Si a alguien no le gusta lo que digo, debería organizar su vida para no enfadarse ni rebelarse nunca.
Natsume Sōseki (The Miner (English and Japanese Edition))
... Para que estés ahora aquí, tuvieron que agruparse de algún modo, de una forma compleja y extrañamente servicial, trillones de átomos errantes. Es una disposición tan especializada y tan particular que nunca se ha intentado antes y que sólo existirá esta vez. Durante los próximos muchos años –tenemos esa esperanza-, estas pequeñas partículas participarán sin queja en todos los miles de millones de habilidosas tareas cooperativas necesarias para mantenerte intacto y permitir que experimentes ese estado tan agradable, pero tan a menudo infravalorado, que se llama existencia. Por qué se tomaron esta molestia los átomos es todo un enigma. Ser tú no es una experiencia gratificante a nivel atómico. Pese a toda su devota atención, tus átomos no se preocupan en realidad por ti, de hecho ni siquiera saben que estás ahí. Ni siquiera saben que ellos están ahí. Son, después de todo, partículas ciegas, que además no están vivas. (Resulta un tanto fascinante pensar que si tú mismo te fueses deshaciendo con unas pinzas, átomo por átomo, lo que producirías sería un montón de fino polvo atómico, nada del cual habría estado nunca vivo pero todo él habría sido en otro tiempo tú.) Sin embargo, por la razón que sea, durante el período de tu experiencia, tus átomos responderán a un único impulso riguroso: que tú sigas siendo tú.
Bill Bryson (A Short History of Nearly Everything)
Y a fin de conocernos, un paso fundamental es reconocer que el «yo» es un relato ficticio que los mecanismos intrincados de nuestra mente construyen, ponen al día y reescriben sin cesar. En mi mente hay un narrador que explica quién soy, de dónde vengo, hacia dónde me dirijo y qué está ocurriendo ahora mismo. Como los expertos manipuladores del gobierno que explican (y maquillan) las últimas turbulencias políticas, el narrador interno se equivoca en muchas ocasiones, pero rara vez, o nunca, lo admite. Y de la misma forma que el gobierno construye un mito nacional con banderas, iconos y desfiles, mi máquina de propaganda interna construye un mito personal con recuerdos estimados y traumas apreciados que suelen guardar muy poco parecido con la verdad. En la época de Facebook e Instagram, este proceso de creación de mitos puede observarse mejor que nunca, porque parte del mismo se ha externalizado desde la mente al ordenador. Resulta a la vez fascinante y espantoso ver que hay personas que pasan incontables horas construyendo y embelleciendo un yo perfecto en línea, que quedan prendadas de su propia creación y que la confunden con la verdad sobre ellas mismas.[20] Así es como unas vacaciones familiares repletas de atascos de tráfico, riñas insignificantes y silencios tensos se convierte en una colección de bellos paisajes, cenas perfectas y caras sonrientes; el 99 por ciento de lo que experimentamos nunca forma parte del relato del yo.
Yuval Noah Harari (21 lecciones para el siglo XXI)
Estas cosas son fáciles de decir, pues las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden (14) Imágenes del pasado remoto se agolpan en mi cabeza, y la mitad de las veces soy incapaz de distinguir si son recuerdos o invenciones. Tampoco es que haya mucha diferencia, si es que hay alguna (14) Hay quien afirma, que sin darnos cuenta, nos lo vamos inventando todo, adornándolo y embelleciéndolo, y me inclino a creerlo, pues Madame Memoria es una gran y sutil fingidora (14) Me la debo de estar inventando (14) En mi opinión, los nombres de las mujeres casadas nunca suenan bien. ¿Es porque todas se casan con los nombres equivocados, o, en cualquier caso, con los apellidos equivocados? (17) …y en mi oído resonaban los tins y los plofs de sus tripas en su incesante labor de transubstanciación (18) Ahora me pregunto si ella también estaba enamorada de mí, y esas muestras de gracioso desdén eran una manera de ocultarlo ¿O todo esto no es más que vanidad por mi parte? (25) …y al presenciar todas aquellas cosas sentí el dolor dulce y agudo de la nostalgia, sin objeto pero definida, como el dolor fantasma de un miembro amputado (27) …permanecimos echados boca arriba durante mucho tiempo, como si practicáramos para ser los cadáveres que seríamos algún día (34) …y yo me quedé en medio de la sala, sin ser gran cosa, a duras penas yo mismo. Había momentos como ése, en los que uno estaba en punto muerto, por así decir, sin preocuparse de nada, a menudo sin fijarse en nada, a menudo sin ser realmente en ningún sentido vital (42) El Tiempo y la Memoria son una quisquillosa empresa de decoradores de interiores, siempre cambiando los muebles y rediseñando y reasignando habitaciones (43) En lugar de los tonos de color rosa y melocotón que había esperado –Rubens es en gran parte responsable de ello-, su cuerpo, de manera desconcertante, mostraba una variedad de tonos apagados que iban del blanco magnesio al plata y al estaño, un matiz mate de amarillo, ocre pálido, e incluso una especie de verde en algunos lugares y, en los recovecos, una sombra de malva musgoso (45) ¿Era eso estar enamorado, me pregunté, ese repentino y plañidero viento que te atravesaba el corazón? (62) …no estaba acostumbrado todavía al abismo que se abre entre la comisión de un hecho y el recuerdo de lo cometido (65) …la noche del último día ella ya me había dejado para siempre (75) No todo significa algo (100) Cómo anhelábamos en aquellos años, pasar aunque sólo fuera un día normal, un día en el que pudiéramos levantarnos por la mañana y desayunar sin preocuparnos por nada, leernos fragmentos del periódico el uno al otro y planear hacer cosas, y luego dar un paseo, y contemplar las vistas con una mirada inocente, y luego compartir un vaso de vino y por la noche irnos juntos a la cama (102) Debe de ser difícil acostumbrarse a que no haya nada que hacer (107) A lo largo de los años, los vagabundos, los auténticos vagabundos, han disminuido constantemente en calidad y cantidad (107) Qué frágil resulta este absurdo oficio en el que me he pasado la vida fingiendo ser otras personas, y sobre todo fingiendo no ser yo mismo (119) …tan sólo vulgarmente humana (123) El quinto de los seis cigarrillos que según ella son su ración diaria (143) …participar en una película es algo extraño, y al mismo tiempo no lo es en absoluto; se trata de una intensificación, una diversificación de lo conocido, una concentración en el yo ramificado; y todo eso es interesante, y confuso, y emocionante y perturbador (143) El hecho es que me echó a perder a otras (157) Era, como ya he dicho, todo un género en sí misma (158) Los cisnes, con su belleza estrafalaria y sucia, siempre me dan la impresión de mantener una fachada de indiferencia tras la cual realmente viven una tortura de timidez y duda (173)
John Banville
Este distinguido Hotel es muy antiguo. Ya en la época del rey Clodoveo se podía morir en algunos lechos. Ahora se muere en quinientas cincuenta y nueve camas. En serie, naturalmente. Es evidente que, a causa de una producción tan intensa, cada muerte individual no queda tan bien acabada, pero esto importa poco. El número es lo que cuenta. ¿Quién concede todavía importancia a una muerte bien acabada? Nadie. Hasta los ricos, que podrían sin embargo permitirse ese lujo, comienzan a hacerse descuidados e indiferentes; el deseo de tener una muerte propia es cada vez más raro. Dentro de poco será tan raro como una vida personal. Dios mío, es que está todo hecho. Se llega, se encuentra una existencia ya preparada; no hay más que revestirse con ella. Si se quiere partir, o si se está obligado a marcharse: sobre todo ¡nada de esfuerzos! "Voilà votre mort, monsieur." Se muere según viene la cosa, se muere de la muerte que forma parte de la enfermedad que se sufre. (Pues desde que se conocen todas las enfermedades se sabe perfectamente que las diferentes salidas mortales dependen de las enfermedades, y no de los hombres: y el enfermo, por decirlo así, no tiene nada que hacer.) En los sanatorios, donde se muere tan a gusto y con tanto agradecimiento hacia los médicos y las enfermeras, se muere habitualmente de una de las muertes asignadas al establecimiento; está muy bien visto. Cuando se muere en casa, es natural que se escoja esa muerte cortés de la buena sociedad, con la que en cierto modo se inaugura ya un entierro de primera clase y toda la serie de sus admirables tradiciones. Entonces, los pobres se paran delante de estas casas y se sacian con estos espectáculos. Su muerte propia es, naturalmente, trivial, sin todos los requisitos. Se sienten dichosos encontrando una que más o menos les viene bien. Puede ser quizá demasiado ancha: siempre se crece todavía un poco. Solamente resulta molesto cuando no cierra sobre el pecho o ahoga.
Rainer Maria Rilke
Por muchas razones. Una es evidente. En el reino espiritual, un hombre que esté a la cabeza de una rebelión ya ha demostrado—no importa cuan grandiosos sean sus discursos ni cuán angelicales sean sus métodos — que tiene una naturaleza inclinada a la crítica, un carácter sin principios y motivos ocultos en su corazón. Francamente, es un ladrón. Crea la tensión y el descontento dentro del reino, y luego toma el poder o lo socava con sus seguidores. Une a los partidarios que consigue para establecer su propio dominio. Es un comienzo lamentable, basado en el fundamento de la insurrección. No, Dios nunca aprueba la división en su reino. —Me resulta curioso — prosiguió el Sabio — que los hombres que se sienten competentes para dividir el reino de Dios no se sientan capaces de irse a alguna otra parte, a otra tierra, para erigir un reino completamente nuevo. No, ellos tienen que robar el reino de otro líder. No he visto la excepción. Siempre parecen necesitar al menos algunos partidarios previamente moldeados a su gusto. Comenzar solo y con las manos vacías asusta al mejor de los hombres. Eso también indica claramente lo seguro que están de que Dios está con ellos. Cada una de sus palabras, si verdaderamente se analizan, habla de su inseguridad. Hay muchas tierras intactas y sin dueño. Hay mucha gente en otros sitios que esperan para seguir a un verdadero rey, a un verdadero hombre de Dios. Repito (y hay quienes dicen que repito lo mismo con frecuencia). ¿Por qué los "aspirantes a reyes y profetas" no se marchan silenciosos y solos, encuentran a otra gente en otro sitio, y allí erigen el reino que imaginan? Los hombres que dirigen las rebeliones en el mundo espiritual son hombres indignos. No hay excepciones. Y ahora debo irme. Tengo que unirme al desfile que pasa.
Gene Edwards (A Tale of three Kings: A Study in Brokenness)
RESUMEN La multitarea te embrutece. Hacer más de una cosa al mismo tiempo te vuelve más lento y peor en ambas. No lo hagas. Si crees que esto no se aplica a ti, te equivocas. Hacer a medias es no hacer. Un auto a medio hacer utiliza recursos que podrían usarse en crear valor o ahorrar dinero. Cualquier cosa “en proceso” cuesta dinero y energía sin rendir nada. Hazlo bien a la primera. Cuando cometas un error, corrígelo al instante. Deja lo demás y ocúpate de él. Corregirlo después puede consumir veinte veces más tiempo, o más, que si lo corriges ahora. Trabajar demasiado sólo complica las cosas. Trabajar mucho tiempo no permite hacer más, sino menos. Resulta en fatiga, lo que induce errores y esto te obligará a corregir lo que acabas de hacer. Más que trabajar hasta tarde o los fines de semana, hazlo entre semana a un ritmo sostenible. Y tómate unas vacaciones. No seas irracional. Las metas desafiantes motivan, las imposibles deprimen.
Jeff Sutherland (Scrum: El arte de hacer el doble de trabajo en la mitad de tiempo)
—Más— exigí—. ¿Qué más se te da mal? Él me agarró y se colocó muy cerca, con un brillo en sus ojos marrones que me indicaba que escondían un secreto. —Hace poco he descubierto otra cosa... —Cuéntame. —Resulta que se me da terriblemente mal estar lejos de ti. Es un problema muy grave. Sonreí. —¿Lo has intentado? Él fingió que se lo pensaba. —Bueno..., no. Y no esperes que empiece a hacerlo ahora.
Kiera Cass (The Elite (The Selection, #2))
En ese momento no sólo el señor Steiner sino también el señor Fleischmann se puso de pie. Este último trató de contenerse pero no pudo. «¿Cómo?—me gritaba con la cara roja como un tomate, golpeándose el pecho—. Ahora resulta que vamos a ser nosotros los culpables, nosotros que en realidad somos las víctimas…» Yo traté de explicarle que no se trataba de culpas, que sólo había que reconocer las cosas, simplemente, humildemente, razonablemente, por una cuestión de honor. Que no se podía, que trataran de comprender que no se podía quitarme todo eso, no podía ser que yo no fuera ni el ganador ni el perdedor, no podía ser que no tuviera razón en nada, que no me hubiera equivocado, no podía ser que nada tuviese razones ni consecuencias, simplemente que trataran de comprender, ya casi les estaba rogando, que no podía tragarme la píldora amarga de que yo hubiese sido sólo, simple y puramente un inocente.
Imre Kertész (Sin destino)
Cuanto más estudio este tema, más evidente me resulta que las distracciones digitales de baja calidad desempeñan una función mucho más importante en la vida de las personas de lo que podamos imaginar. En los últimos años, a medida que se desdibujan los límites entre el trabajo y la vida personal, que los trabajos se vuelven más exigentes y que las tradiciones de la comunidad se degradan, cada vez más personas dejan de cultivar las vidas con ocio de alta calidad que Aristóteles identifica como un elemento crucial para la felicidad del ser humano. Esto nos deja un vacío que resultaría prácticamente insoportable si nos enfrentásemos a él, pero que podemos fingir que no existe con la ayuda del ruido digital. Ahora nos resulta muy fácil llenar los huecos entre el trabajo, el cuidado de la familia y el sueño: solo tenemos que sacar el móvil o la tableta y anestesiarnos a base de deslizar el dedo y de dar toques.
Cal Newport (Minimalismo digital: En defensa de la atención en un mundo ruidoso)
El alejandrinismo es un período de sabias negaciones, un estilo de inutilidad y de rechazo, un paseo de erudición y sarcasmo a través de la confusión de los valores y las creencias. Una civilización evoluciona de la agricultura a la paradoja. Entre estos dos extremos se desenvuelve el combate entre la barbarie y la neurosis: de aquí resulta el equilibrio inestable de las épocas creadoras. Tal combate se aproxima a su fin: Es ahora cuando toca al individuo desengañado florecer en el vacío y al vampiro intelectual abrevarse en la sangre viciada de las civilizaciones.
CIORAN E.M.
¿Por qué facilitar información si no es necesario hacerlo? —Porque éramos amigas —repuso Alliandre—. Después de todo por lo que pasamos juntas, ahora resulta que es Morgase Trakand. No sólo una reina cualquiera, no. «La» reina. Esa mujer es una leyenda. Y estaba allí, con nosotras, sirviéndonos el té. No muy bien, dicho sea de paso.
Robert Jordan (Torres de medianoche (The Wheel of Time, #13))
Esta convicción sumaria a favor de la vida, de cualquier vida, ¿en qué se basa? Si meramente ocultara el hecho de que tú mismo no quieres morir, no valdría nada. Sin embargo, aunque fuese honesta e incluyera realmente a todos, ¿por qué merecerían todos vivir? Has reconocido las raíces permanentemente dolorosas de esta vida de forma más meridiana que nadie, ¿y aun así ha de seguir? No sé la respuesta. Soy, tal como se demuestra, un chovinista, de todos los hombres, de todos los animales, quizás incluso de todas las plantas. Un hindú sin la migración de las almas, un cristiano sin Dios. Veo, sin ningún pudor, masas y masas que crecen ante mí, y cualquier intento de limitarlas recurriendo a la muerte como instrumento me provoca odio y repugnancia. Nunca he aceptado/admitido ninguna muerte, ni siquiera la del hombre más viejo y más miserable. La imagen de los soldados egipcios muertos en el desierto de Sinaí me persigue como la rampa de Auschwitz. Sé lo que habrían hecho estos mismos soldados si hubieran llegado a las ciudades de los judíos. Pero ahora son ellos los muertos: ahora recibo yo su rencor. No puedo hacer distinciones entre los muertos. En este caso no tengo ningún poder sobre mí, no puedo tocar esta convicción básica. Creo que podría ser útil como convicción fundamental, y una vez asumida haría desaparecer muchas de las dificultades inveteradas de la convivencia humana. De hecho, no puedo pensar de otra manera, aquí mantengo algo que resulta tan importante como parece limitado.
Elias Canetti (Il libro contro la morte)
Los avatares, la inexplicable arbitrariedad de la vida. Cada día le resulta más incomprensible por qué le ha tocado vivir ahora, y no antes ni después, por qué vino al mundo. Le han dado una vida que él no ha pedido, y se la quitarán sin consultárselo. ¿No es su anhelo de vida especialmente grande siempre que cree, como en este preciso momento, que ha perdido el rumbo? ¿Desea algo más de verdad? ¿No lo tiene ya todo y en exceso? Escucha el ritmo cada vez más acelerado de su corazón. La vida es más intensa que cualquier arte, la vida cotidiana cubre por completo todo lo creado.
Klaus Modick (Concierto sin poeta (Spanish Edition))
El núcleo del problema racial, tal como yo lo veo, es este: el negro (y también otros grupos raciales, pero el negro sobre todo) resulta víctima de los conflictos psicológicos y sociales que ahora forman parte de una civilización blanca que teme una disgregación inminente y no tiene una comprensión madura de la realidad de la crisis. La sociedad blanca es pura y simplemente incapaz de aceptar realmente al negro y asimilarle, porque los blancos no pueden hacer frente a sus propios impulsos, no pueden defenderse contra sus propias emociones, que son extremadamente inestables en una sociedad sobreestimulada y rápidamente cambiante. Para minimizar la sensación de riesgo y desastre siempre latente en sí mismos, los blancos tienen que proyectar sus miedos en algún objeto exterior a ellos mismos. Claro que la Guerra Fría ofrece amplias oportunidades, y cuanto más inseguros están los hombres, en un bando o en otro, más recurren a paranoicas acusaciones de «comunismo» o «imperialismo», según sea el caso. Las acusaciones no carecen de base, pero siguen siendo patológicas. Aprisionado en este ineludible síndrome queda el negro, que tiene la desgracia de hacerse visible, con su presencia, su desgracia, sus propios conflictos y su propia división, precisamente en el momento en que la sociedad blanca está menos preparada para arreglárselas con un peso extra de riesgo. ¿Cuál es el resultado? Por un lado, la ternura de los «liberales» se precipita, de modo patético pero comprensible, a dar la bienvenida y a conciliar esa pena trágica. Por otro lado, los inseguros se endurecen de modo enconadamente patológico, se tensan las resistencias, y se confirman en el temor y el odio aquellos que (conservadores o no) están decididos a echar la culpa a otro de sus propias deformidades interiores. La increíble inhumanidad de esta negativa a escuchar por un momento al negro, de algún modo, y de esta decisión de mantenerle oprimido a toda costa, me parece que proporcionará casi con seguridad una situación revolucionaria desesperanzadamente caótica y violenta. Cada vez más, la animosidad, la suspicacia y el miedo que sienten esos blancos (y que en su raíz sigue siendo un miedo a su propia miseria interior, que probablemente no pueden sentir tal como es) llegan a hacerse una profecía que se cumple a sí misma. El odio del racista blanco al negro (lo repito, odio, porque aún es una palabra muy suave para indicar lo que hay en los corazones de esa agitada gente) se le hace aceptable cuando lo presenta como un odio del negro a los blancos, fomentado y estimulado por el comunismo. ¡La Guerra Fría y los miedos racistas se ensamblan en una sola unidad! ¡Qué sencillo es todo! Al negro, claramente, se le invita a una sola reacción. Ha tenido innumerables razones para odiar al hombre blanco. Ahora se reúnen y se confirman sólidamente. Aunque no tenga nada que ganar por la violencia, tampoco tiene nada que perder. ¡Y por lo menos la violencia será un modo decisivo de decir lo que piensa de la sociedad blanca! El resultado, sin duda, será muy desagradable, y la culpa caerá de lleno en las espaldas de la América blanca, con su inmadurez emocional, cultural y política, y su lamentable negativa a comprender.
Thomas Merton (Conjeturas de un espectador culpable (Servidores y Testigos nº 127) (Spanish Edition))
Si fuimos pegados de niños y somos ahora seres relativamente exitosos tendemos a pensar que lo uno no tiene que ver con lo otro. Justificamos a nuestros padres por haberlo hecho y calificamos a la agresión como una práctica aceptable basándonos en el hecho de que hoy en día “estamos bien” en el sentido de que no somos delincuentes ni estamos en un centro psiquiátrico. La verdad, sin embargo, es esta: resulta imposible saber cómo sería el presente y el futuro de alguien sin la influencia de haber recibido castigos físicos. El “hubiera” no existe pues nunca se dio. Sin embargo, lo que sí existe y es evidente son las secuelas de la agresión pues de haber “salido bien” en realidad, no justificaríamos la agresión física ni tampoco la calificaríamos como aceptable. Una persona que “sale bien” es alguien que empatiza con la víctima y no justifica al agresor. Una persona que “sale bien” debería poder romper con un ciclo de castigos físicos y de dolor. En una persona emocionalmente estable, el recuerdo de la agresión debería ser suficiente motivación para romper con ese ciclo doloroso.  Objetivamente hablando, si alguien le pega a usted, hoy, en su trabajo o en un bar por la noche, seguro no calificaría ese acto como aceptable. Todos sabemos que es inaceptable agredir a los animales, a los ancianos y a la pareja, pero de alguna manera justificamos ilógicamente la agresión hacia los niños. ¿Se da cuenta del disparate que esto implica?  
Sandra Ramirez (Crianza con Apego: De la teoría a la práctica (Spanish Edition))
—Han confluido dos catástrofes. Una social: ante nuestros ojos se derrumbó la Unión Soviética, se sumergió bajo las aguas el gigantesco continente socialista, y otra cósmica: Chernóbil. Dos explosiones globales. Y la primera resulta más cercana, más comprensible. La gente está preocupada por el día a día y por su vida cotidiana: ¿Con qué comprar? ¿Adónde marcharse? ¿Bajo qué banderas avanzar de nuevo? ¿O hay que aprender a vivir para uno mismo, vivir cada uno su propia vida? Esto último lo ignoramos, no lo sabemos hacer, porque hasta ahora nunca hemos vivido de ese modo.
Svetlana Alexievich (Voces de Chernóbil: Crónica del futuro (Voces de utopía, #4))
Resulta difícil hablar de moral; lo que ha sucedido es que hemos inventado unos principios morales que ahora se hallan corrompidos, toda vez que no pueden ser puestos en práctica. Y cuando la moral se corrompe, entonces es peor que carecer de ella.
T.H. White
Que la voluntad se afirma a sí misma significa: cuando en su objetividad, es decir, en el mundo y la vida, se le ofrece completa y claramente su propio ser como representación, ese conocimiento no obstaculiza en modo alguno su querer sino que precisamente esa vida así conocida es querida por ella, como antes sin conocimiento y en forma de ciego afán, ahora con conocimiento, consciente y reflexivamente. - Lo contrario de eso, la negación de la voluntad de vivir, se muestra cuando a partir de este conocimiento la voluntad encuentra su fin, dado que entonces los fenómenos individuales conocidos no actúan ya como motivos del querer, sino que todo el conocimiento de la esencia del mundo, que refleja la voluntad y resulta de la captación de las ideas, se convierte en aquietador de la voluntad, y así esta se suprime libremente.
Anonymous
Ahora parece algo trivial, un pequeño rayo de esperanza en un enorme nubarrón negro, pero creo que estoy aprendiendo a leer. Mientras miro la galaxia fluorescente, las letras se juntan y forman palabras. Conectarlas en frases completas me resulta todavía imposible, pero paladeo la sensación de esos pequeños símbolos al encajar y estallar como burbujas de sonido. Si alguna vez vuelvo a ver a mi esposa… al menos podré leer la etiqueta con su nombre.
Isaac Marion (Warm Bodies (Warm Bodies, #1))
— ¡Capitán…! ¡Capitán…! ¿Qué broma es ésta? ¿Dónde se han metido? Una sombra oscura nació de entre las sombras de la cocina. Era un targuí alto, muy delgado, con un oscuro "lithan" cubriéndole el rostro, un fusil en una mano y una larga espada en la otra. Se detuvo bajo el porche. — Están muertos -dijo. Le observó incrédulo. — ¿Muertos…? -repitió estúpidamente-. ¿Todos…? — Todos. — ¿Quién los mató? — Yo. Se aproximó sin dar crédito a lo que estaba oyendo. — ¿Tú…? -inquirió agitando la cabeza como para desechar la idea-. ¿Pretendes decirme que tú, sin ayuda de nadie, has matado a doce soldados, un sargento y un oficial…? Asintió con naturalidad: — Dormían. Abdul-el-Kebir, que había visto morir a miles de personas, que había ordenado ejecutar a muchas, y que aborrecía a todos y cada uno de sus carceleros, experimentó sin embargo una insoportable sensación de angustia y vacío en la boca del estómago, y se apoyó levemente en el poste de madera que soportaba el porche para no perder el equilibrio. — ¿Los has asesinado mientras dormían? -inquirió-. ¿Por qué? — Porque ellos asesinaron a mi 1huésped. -Hizo una pausa-. Y porque eran demasiados. Si uno daba la voz de alarma, hubieras muerto de viejo entre estas cuatro paredes… Abdul-el-Kebir le observó en silencio y agitó la cabeza afirmativamente, como si comprendiese algo que se le antojó oscuro en un principio. — Ahora te recuerdo… -admitió-. Eres el targuí que nos dio hospitalidad… Te vi cuando me llevaban. — Sí -asintió. Soy Gacel Sayah, eras mi huésped, y tengo la obligación de llevarte al otro lado de la frontera. — ¿Por qué? Le miró sin comprender. Por último, señaló: — Es la costumbre… Pediste mi protección y debo protegerte. — Matar a catorce hombres por protegerme resulta excesivo, ¿no crees…? El targuí no se dignó responder y echó a andar en dirección a la abierta puerta. — Traeré los camellos… -dijo-. Prepárate para un largo viaje. Le observó mientras se alejaba, perdiéndose de vista
Alberto Vázquez-Figueroa (Tuareg (Tuareg #1))
Hasta ahora la física clásica exigía la distinción entre sujeto perceptor y objeto percibido. La existencia de ese corte era la condición del conocimiento. Lo que ocurre con la física moderna, nos dice Pauli, es que «la posición del corte es hasta cierto punto arbitraria y resulta de una elección determinada por condiciones de conveniencia, y, por tanto, de alguna manera, es libre». Bohr ya había incidido en este punto: «La actividad mental exige confrontar un contenido objetivo con un sujeto perceptor, pero el sujeto perceptor también pertenece a nuestro contenido mental». Pauli no duda en adentrarse en el berenjenal filosófico. El concepto de conciencia exige ese corte entre sujeto y objeto. Mientras que la existencia de ese corte es una necesidad lógica, su posición es arbitraria. Y cita al respecto la cosmovisión hindú, aunque sin entrar en demasiadas explicaciones: «La mentalidad occidental no puede aceptar semejante concepción de una conciencia suprapersonal sin un objeto correspondiente».
Juan Arnau (En la mente del mundo: La aventura del deseo y la percepción (Spanish Edition))
—Sin duda. He de admitir, Shallan, que la coincidencia de nuestro encuentro me resulta sorprendente. Sospechosamente sorprendente. —¿Brillante? —Estaban implicados —dijo Jasnah—. Te trajeron a mí. Y siguen observándote, según parece. De modo que no, Shallan, ya no tienes elección. Las antiguas costumbres regresan, y no lo veo como un signo de esperanza. Es un acto de autoconservación. Los spren sienten un peligro inminente, y por eso regresan a nosotros. Ahora debemos devolver nuestra atención a las Llanuras Quebradas y las reliquias de Urithiru. Pasará mucho tiempo antes de que regreses a tu tierra.
Brandon Sanderson (Palabras radiantes (El archivo de las tormentas, #2))
Desde esta perspectiva, hay que volver a intentar comprender qué significa «transformación de la sustancia». Pero incluso dejando de lado posibles nuevas explicaciones conceptuales de este tipo, lo que está fundamentalmente claro es que en la santa Eucaristía no añadimos un poco de carne y un poco de sangre al pan y al vino, sino que las ofrendas son portadoras ahora de la dinámica de Cristo crucificado y resucitado. De hecho, tampoco en la santa Eucaristía se recibe un poco de cuerpo y un poco de sangre de Jesús, sino que se entra en la dinámica del amor de Jesucristo que se concreta en la cruz y en la resurrección y se hace verdaderamente presente. Algo que resulta también muy importante para una devoción eucarística adecuada. A la pregunta: «¿qué recibo?» debemos responder: me dejo absorber por el Señor Jesucristo en la dinámica de su persona hecha carne e insertada en el mundo nuevo de la resurrección. El personalismo de la fe cristiana y la vastedad de su dinámica señalan el camino hacia una adecuada devoción eucarística. Por lo tanto, el sacrificio forma parte de ella, no como algo contrario a Dios o como un intento de actuación y obra del hombre, sino como el modo en que Cristo abre la puerta a Dios y con ello nos redime.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
Salvar las mañanas que antes pasaba durmiendo después de noches en vela. El tiempo transcurre ahora tan rápido que debería escribir a la misma velocidad. Me resulta ahora más fácil escribir que leer. Me siento aturdido al leer, nada se registra con la nitidez de antaño. Al escribir, la mente se libera y se aligera. ¿Debo dejar de leer? La lectura se ha convertido en una especie de mal hábito para mí, del que no consigo desprenderme. Es probable que incluso trate de leer en el lecho de muerte. Tu placer en alargar cualquier vida a cualquier precio contiene algo tremendamente primario. ¿Desearías lo mismo para los demás si ya no siguieras con vida?
Elias Canetti
Y resulta que este gen de nombre inverosímil parece guardar una relación directa con la creatividad: los más creativos tenían dos copias, y los menos, ninguna. Pero ahora viene lo mejor: poseer esta mutación también conlleva un aumento del riesgo a desarrollar trastornos psíquicos, así como una peor memoria y… ¡una disparatada hipersensibilidad a las críticas! ¿No te parece el perfecto retrato robot del artista? ¿Chiflado y patéticamente inseguro? Ahora bien, por otro lado, esa gente un poco rara, bastante neurótica y tal vez algo frágil, parece ser la más imaginativa, lo cual no está nada mal.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
No contentos los hombres con haberse reservado, los empleos, las honras, las utilidades, en una palabra, todo lo que pueden animar su aplicación y desvelo, han despojado a las mugeres hasta de la complacencia que resulta de tener un entendimiento ilustrado. Nacen, y se crían en la ignorancia absoluta: aquéllos las desprecian por esta causa, ellas llegan a persuadirse que no son capaces de otra cosa y como si tubieran el talento en las manos, no cultivan otras habilidades que las que pueden desempeñar con estas. ¡Tánto arrastra la opinión en todas materias! Si como ésta da el principal valor en todas las mugeres a la hermosura, y el donaire, le diese a la discreción, presto las veríamos tan solícitas por adquirirla, como ahora lo están por parecer hermosas, y amables. Rectifiquen los hombres primero su estimación, es decir, aprecien las prendas, que lo merecen verdaderamente, y no duden que se reformarán los vicios de que se quexan. Entretanto no se haga causa a las mugeres, que sólo cuidan de adornar el cuerpo, porque ven que éste es el idolillo, a que ellos dedican sus inciensos.
Josefa Amar y Borbón (Discurso En Defensa del Talento)
El muchacho Un único individuo que fue realmente olvidado por la muerte y, además, para siempre. Un hombre muy sencillo que nunca cambió y que a los cien años come exactamente lo mismo que a los veinte. Pronuncia exactamente las mismas palabras y jamás se viste de otra manera. Su memoria, nunca particularmente buena, tampoco empeora. No se casó, no tuvo suerte con las mujeres y, en consecuencia, se quedó sin hijos. Es muy modesto y se contenta con tener para comer. Le gustan las visitas, pero no demasiadas. Contempla la lluvia como si las gotas fuesen años. El sol le resulta a veces excesivo. Respira con regularidad y jamás tiene miedo. A veces estira las piernas como ramas, acercándolas al fuego hasta que llegan a chisporrotear. Ha olvidado su nombre, de manera que no tiene; sin embargo, generalmente lo llaman «muchacho». Considera a los niños sus iguales; enseguida entiende lo que quieren. Es un tanto lento para los adultos. El muchacho duerme sobre una colchoneta en el suelo de arcilla. Si no llueve ni hace frío, le gusta dormir delante de la cabaña. Su perro parece tan viejo como él, pero es siempre otro. Nunca lo llama. El perro acude por sí solo cuando su amo piensa que lo querría a su lado. Su pelo lleva tiempo sin crecer. Es un pelo extraño, sin duda, pero quien esperara una jungla allá arriba se decepcionaría. No se lo puede definir como blanco; su color tiene algo indescriptiblemente suave, como si sirviera para acariciar las lesiones de un herido. Es esa cualidad de su cabello la que a veces lleva a los enfermos hasta él. Porque quien lo ha visto alguna vez y sufre luego una enfermedad grave, recuerda ese cabello, incluso después de años, como si fuese un bálsamo, y habla de él en un estado febril. No cabe la menor duda de que algunos enfermos se han curado después de ver su cabello, aunque resulta difícil comprobar si se debía al efecto curativo de ese pelo. A las mujeres les extraña un poco; no esperan nada de él y pocas veces se curan al verlo. Se han formulado diversas conjeturas respecto a su lugar de residencia. Suponen algunos que desde hace cientos de años siempre ha permanecido en el mismo lugar. Otros demuestran la existencia de huellas suyas en regiones remotas. Se dice que se han encontrado pelos suyos en África y pisadas suyas en Australia. No cabe la menor duda de que ha podido andar muy lejos; tiempo no le ha faltado para ello; y como ha aguantado vivir tantos años en un lugar, no se entiende que no haya podido hacer lo mismo en lugares muy diferentes y lejanos. Los escépticos que a duras penas aceptan su época africana se burlan de la idea de que viniera de Australia. Nadie ha recorrido ese mar sin mojarse, dicen, y se deberían haber encontrado huellas del barco que hubiera utilizado. No se resolverá aquí esta cuestión. No obstante, sería estúpido callar una duda. Es posible que otras personas trajeran al «muchacho» de Australia. Parece demostrado que siempre vivió solo. Pero ¿no es concebible que lo raptaran? A lo mejor lo emplearon como remero y luego resultó molesto e incluso inquietante a los señores por la curiosa sensación de soledad que transmitía. En vez de tirarlo simplemente al agua, lo dejaron en la costa de Asia, provisto de alimentos para un tiempo. Se quedó solo en otro continente, tal como probablemente lo habían encontrado y tal como les había parecido, un solitario, durante la larga travesía. Su frugalidad y el extraño talento para la vejez le conservaron también allí la vida. Sin embargo, nos llevaría demasiado lejos analizar todas las posibilidades que contiene una existencia de este tipo. Quizá sería conveniente no querer demasiadas cosas al mismo tiempo y conformarse con contemplar al «muchacho» y considerar cómo es ahora. Una descripción de su persona, hecha de forma fiel y sin prejuicios, debería permitirnos profundizar más que toda suerte de conjeturas sobre su pasado. Por otra parte, parece mucho más propio del respeto que merece una criatura así.
Elias Canetti (Il libro contro la morte)
quieres ver o hacer? ¿Qué te apetece comer? ¿Y beber? ¿Qué tipo de ropa te vas a llevar? ¿Qué comprarás? Ya has captado la idea. Incluye todo lujo de detalles; cuanto más real sea la imagen, mejor, porque vas a asignar una letra como símbolo de posibilidad a todas esas circunstancias. Como te decía en el capítulo anterior, esos pensamientos, que conforman tu intención, son la energía eléctrica que envías al campo unificado. Ahora debes combinar esa intención con una emoción elevada: amor, gratitud, inspiración, alegría, ilusión, asombro, fascinación, por citar únicamente algunos ejemplos. Tienes que sintonizar con el sentimiento que esperas experimentar cuando tu deseo se materialice y sentir la emoción antes de vivir la experiencia. La emoción superior (que acarrea una energía más poderosa) es la carga magnética que envías al campo. Y como acabas de leer, cuando combinas la carga eléctrica (tu intención) con la carga magnética (la emoción superior), creas una impronta electromagnética equivalente al estado de tu ser. También podríamos describir esas emociones elevadas como emociones sentidas. Por lo general, cuando nos embargan emociones como las que acabo de mencionar tenemos la sensación de que se nos agranda el corazón. Sucede así porque la energía se desplaza a esa zona y, a resultas de ese movimiento,
Joe Dispenza (Sobrenatural: Gente corriente haciendo cosas extraordinarias (Crecimiento personal))
Se puede vivir durante años en la prisa agitada de la ciudad; aunque destroza los nerviós, es possible aguantar mucho tiempo. Pero subir montañas, plantar patates, cortar leña o segar hierba son coses que resulta imposible hacer con prisas durante más de unos pocos meses. El primer año, cuando aún no me había adaptado, rebasé con mucho mis límites y nunca me recuperaré del todo de aquel exceso de mi trabajo. De manera absurda, en su momento me enorgullecí de cada uno de esos récords. Ahora voy incluso de casa al establo con el paso sosegado de los habitants del bosque. El cuerpo está relajado, los ojos tienen tiempo de observar.
Marlen Haushofer (The Wall)
Se puede vivir durante años en la prisa agitada de la ciudad; aunque destroza los nervios, es possible aguantar mucho tiempo. Pero subir montañas, plantar patates, cortar leña o segar hierba son cosas que resulta imposible hacer con prisas durante más de unos pocos meses. El primer año, cuando aún no me había adaptado, rebasé con mucho mis límites y nunca me recuperaré del todo de aquel exceso de mi trabajo. De manera absurda, en su momento me enorgullecí de cada uno de esos récords. Ahora voy incluso de casa al establo con el paso sosegado de los habitants del bosque. El cuerpo está relajado, los ojos tienen tiempo de observar.
Marlen Haushofer (The Wall)
Este es el marco sobrecogedor en el que se iban a desenvolver los primeros años de generalato del padre Arrupe. No había acabado 1965 cuando en Roma terminaron las sesiones conciliares que ofrecerían al mundo un rostro nuevo de la Iglesia. Pese a ser su enfoque eminentemente pastoral, ahora resulta difícil recordar, dados algunos fenómenos posteriores de involución, lo que supuso el Vaticano II: una nueva visión de la Iglesia en su interior; un nuevo contacto con los cristianos no católicos y una nueva manera de situarse frente a las realidades del mundo. Habrá que esperar a la elección del papa Francisco para asistir a un reflorecimiento de aquella primavera.
Pedro Miguel Lamet (ARRUPE. Testigo del siglo XX, profeta del XXI (Jesuitas) (Spanish Edition))
España dejó tras de sí una religión e innumerables monumentos, una tradición y mucha literatura. Sobre todo, creó provincias y dominios que lograron madurar en los nuevos países independientes de América Latina. Gran Bretaña no lo hizo tan bien en Oriente Medio, África ni el Lejano Oriente. India y Pakistán son dos países en guerra; México y Argentina, no. Las guerras en América Latina son raras. En comparación con el resto del mundo, se nos antoja ahora un oasis de paz. La presencia de la madre patria continúa siendo una fuerte influencia sobre todo en la vida literaria; y la vida literaria sobresale con fuerza en la cultura hispanoamericana. Resulta permisible preguntarse si ocurrió alguna vez el ocaso de España y el fin de su imperio cuando se visita América Latina.
Hugh Thomas (World Without End: Spain, Philip II, and the First Global Empire)
Sé que ahora te resulta imposible creerlo cuando todo está oscuro y roto, pero sobrevivirás a este dolor pequeña. El dolor es un recuerdo. Vivirás, lucharás y encontrarás la alegría. Y recordarás a tu familia desde este mismo aliento hasta el día en que mueras, porque el amor no se desvanece. El amor son las estrellas y su luz continua mucho despues de la muerte.
Pierce Brown (Iron Gold (Red Rising Saga, #4))
Exhorto a cada lector de este escrito a preguntarse con frecuencia lo que la Biblia es para él. ¿Es un libro en el que ha encontrado nada más que buenos preceptos morales y buenos consejos? ¿O es una Biblia en la que usted ha encontrado a Cristo? ¿Es una Biblia en la que “Cristo es el todo?”. Si no, se lo digo claramente: Hasta ahora, usted ha usado su Biblia con un propósito muy limitado. Es como un hombre que estudia el sistema solar y deja de lado un análisis de lo que es el sol que, al final de cuentas, es el centro de todo. ¡No es de extrañar si su Biblia le resulta aburrida!
J.C. Ryle (Cristo es el todo (Spanish Edition))
«Con cada nueva tecnología, la generación anterior dice “los chicos de ahora están usando mucho de esto y mucho de lo otro y les está friendo el cerebro”. Y resulta que al final hacemos lo que siempre hacemos, que es adaptarnos.»
Marta Peirano (El enemigo conoce el sistema)
María Magdalena quiere tocar a Cristo, retenerlo, pero el Señor le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre» (Jn 20,17). Esto nos sorprende. Es como decir: Precisamente ahora que lo tiene delante, ella puede tocarlo, tenerlo consigo. Cuando habrá subido al Padre, eso ya no será posible. Pero el Señor dice lo contrario: Ahora no lo puede tocar, retenerlo. La relación anterior con el Jesús terrenal ya no es posible. Se trata aquí de la misma experiencia a la que se refiere Pablo en 2 Corintios 5,16s: «Si conocimos a Cristo según los criterios humanos, ya no lo conocemos así. Si uno está en Cristo, es una criatura nueva». El viejo modo humano de estar juntos y de encontrarse queda superado. Ahora ya sólo se puede tocar a Jesús «junto al Padre». Únicamente se le puede tocar subiendo. Él nos resulta accesible y cercano de manera nueva: a partir del Padre, en comunión con el Padre.
Pope Benedict XVI (Jesus of Nazareth, Part Two: Holy Week: From the Entrance into Jerusalem to the Resurrection)
Imagínese estar contemplando a un campesino arar un campo. Usted advierte que en la próxima vuelta que dé el campesino va a destruir un hormiguero. Puesto que usted es un amante de las hormigas, corre hasta donde se halla el hormiguero para advertirlas. Primeramente usted les avisa a gritos del peligro inmediatamente, pero ellas continúan en su trabajo. A continuación usted trata con el lenguaje de los signos, y finalmente recurre a cuanto le es posible imaginar, pero nada resulta. ¿Por qué? Porque usted no ha logrado comunicarse con ellas. ¿Cuál es el mejor modo de comunicarse con ellas? Unicamente por medio de convertirse en una hormiga usted podría comunicarse con ellas de modo que le entendieran. Ahora, si Dios deseaba comunicarse con nosotros, ¿cuál sería el modo mejor de conseguirlo? Veamos que con el fin de comunicarse con nosotros a él le era imprescindible convertirse en hombre y así, alcanzarnos directamente.
Josh McDowell (Evidence That Demands a Verdict)
Elimina obstáculos Una amiga de mi esposa nos recomendó que fuéramos al Hôtel de l’Abbaye Saint Germain en París, de modo que intenté reservar una habitación allí. La página web del hotel explicaba que había un cargo de 5,6 euros por reservar, lo cual me pareció raro, pero ¡en fin, era un hotel francés! Intenté hacer la reserva y me enteré de que había que pagar esa tarifa aunque no dispusieran de habitaciones libres. Dicho de otro modo, me cobraron siete dólares por «intentar» hacer una reserva de hotel de 3.500 dólares. Ahora no iremos nunca a ese hotel, porque no pienso pagar por el privilegio de reservar una habitación. Eliminar obstáculos como éste forma parte de la preparación para el lanzamiento de tu causa. Este ejemplo es un obstáculo económico, pero también existen obstáculos mentales. Un conjunto de investigaciones psicológicas llamado «fluidez cognitiva» postula que la gente prefiere las cosas en las que resulta fácil pensar. Por ejemplo, Drake Bennett, periodista del Boston.com, señala tres aplicaciones de esta teoría: [11]
Guy Kawasaki (El arte de cautivar: Cómo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)
Interaccionar con la realidad en su forma tal cual nos resulta ajeno. Estar presentes del todo en nuestra realidad, tal como es y no como nos gustaría que fuese, nos exige acallar la mente y desprendernos de nuestras preocupaciones respecto al pasado y al futuro. Requiere que nos centremos en el aquí y el ahora. En vez de verlo todo a través del velo polarizador, ingresamos en un estado de experiencia pura. Es cuando no estamos presentes en nuestra vida cuando nos cuesta aceptar a los hijos en su forma tal cual. En lugar de ello, intentamos imponerles ideales arrancados de nuestros condicionamientos del pasado.
Shefali Tsabary (Padres conscientes: Educar para crecer (Spanish Edition))
Porfirio Díaz, hombre de escasa ilustración, carente de ideas generales, torpe para hablar, resulta un pigmeo al lado de los más grandes parlamentarios que el país ha tenido en su historia, la mayor parte de los cuales, además, eran adversarios políticos de Díaz porque pertenecían al bando juarista. Tarda en ocupar un escaño; tarda todavía más en pronunciar su primer discurso, y le sale tan pobre, que decide no volver más a la Cámara de Diputados”, que no a la política. A pesar del fracaso le toma gusto al poder, y quizá más que nada por lo difícil que era tenerlo dentro de la nueva era, ahora que los intelectuales de fuste lo poseían naturalmente con la ayuda de una constitución a cuya defensa él acudió en varias ocasiones.
Daniel Cosío Villegas (Historia general de México. Version 2000 (Spanish Edition))
los investigadores han documentado una tendencia hacia el aquí y el ahora que denominan descuento hiperbólico o sesgo del presente. Sobrevaloramos los beneficios inmediatos a expensas de los futuros: por esao resulta difícil ahorrar, ir al gimnasio o pagar los impuestos en fecha temprana
Mullainathan, Sendhil y Eldar Shafir (Escasez ¿por qué tener poco significa tanto?)
Ahora bien, si alguno se sale de la costumbre común, enseguida se le abruma con normas, reglas y métodos. Y si él no pasa por ello, y no acepta lo que el arte de la piedad ha establecido, o si no lo observa con constancia, la cosa es clara: todos temen por él, y su camino resulta claramente sospechoso. Ahora bien, ¿no es cosa sabida que todas las prácticas, por buenas y santas que sean, no son, después de todo, sino caminos que conducen a la unión con Dios? ¿Para que, pues, ha de ejercitarse en ellas aquél que no está ya en el camino, sino en la meta? Los pasados métodos han perdido para ella toda su utilidad, y no son más que un camino ya recorrido, que quedó atrás. Exigirle, pues, al alma que vuelva a adoptar aquellos métodos o que continúe siguiéndolos, equivale a pretender que abandone el término al que llegó, para volver al camino que a él le condujo.
Jean-Pierre de Caussade (Abandonment to Divine Providence)
Parece que uno siempre está seguro de todo lo que le importa de verdad. Tienes razón: incluso sin teléfono, sin radio, sin nada. En mi casa no hay teléfono, sólo hay uno en la oficina del administrador de la hacienda, y tampoco tengo radio: he prohibido que dejen entrar los ruidos infectos y estúpidos del mundo en la casa donde yo vivo. El mundo ya no puede hacer nada contra mí. El nuevo orden del mundo puede acabar con la forma de vida bajo la que yo nací y bajo la que yo viví; las fuerzas nuevas, fogosas y agresoras me pueden aniquilar, pueden acabar con mi vida y con mi libertad. Todo eso me resulta indiferente. Lo que me importa es que yo no hago tratos con el mundo, que no intento regatear con el mundo que he conocido y que he excluido de mi vida. Sin embargo, no me ha hecho falta ninguno de estos aparatos modernos para saber que estabas vivo y que algún día volverías. No intentaba apresurar este momento. Quería esperarlo, de la misma manera que uno espera el orden y el tiempo de cada cosa, de todas las cosas. Ahora ha llegado.
Sándor Márai (El último encuentro)
A esas causas físicas se asociaban las psicológicas, en forma de complejos. La mayoría de los prisioneros sufrían una especie de complejo de inferioridad. Todos habíamos sido —o creíamos haber sido— «alguien» en la vida anterior al internamiento. Ahora se nos trataba como si no fuéramos nada, como si no existiéramos. (La conciencia de sentirse un ser humano está tan arraigada en el espíritu que resulta imposible arrancarla incluso en las lacerantes condiciones del Lager, pero ¿cuántos hombres, libres o cautivos, la conservan?). El prisionero medio se sentía horriblemente degradado. Esto se hacía evidente al observar el contraste que ofrecía la singular estructura sociológica del campo. Los prisioneros de «mayor rango» —kapos, cocineros, intendentes y guardias— no se sentían en general
Viktor E. Frankl (El hombre en busca de sentido)
Usted mira hacia afuera, y eso es sobre todo lo que no debería hacer ahora. Nadie puede aconsejarle y ayudarle a usted, nadie. Sólo hay un medio. Adéntrese en sí mismo. Investigue usted el motivo que le impulsa a escribir, averigüe si extiende sus raíces hasta lo más profundo de su corazón, compruebe si se moriría por fuerza si no le fuera permitido escribir. Y sobre todo, esto: pregúntese a sí mismo en la hora más silenciosa de la noche: ¿debo escribir? Excave usted en sí mismo en busca de una respuesta profunda. Y si esta resulta ser afirmativa, entonces construya usted su vida conforme a esta necesidad; su vida debe ser, aún en su hora más indiferente e insignificante, señal y testimonio de ese impulso.
Rainer Maria Rilke (Letters to a Young Poet)