Viuda Quotes

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Cazadores de Sombras: se les ve mejor el negro que a las viudas de sus enemigos dede 1234.
Cassandra Clare (The Mortal Instruments: City of Bones)
Pensé en Carlos, en que fui a su entierro con las lágrimas guardadas a la fuerza. A él podía recordarlo: exactas su sonrisa y sus manos arrancadas de golpe. Entonces, como era correcto en una viuda, lloré más que mis hijos.
Ángeles Mastretta (Arráncame la vida)
¿cuántos artículos en los últimos veinte años se han escrito sobre las mujeres que dan miedo a los hombres, sobre las que se han quedado solas, las que han sido castigadas por su ambición o su singularidad? Como si ser viuda, estar sola o abandonada en tiempos de guerra, o ser maltratadafuera una invención reciente. Siempre hemos tenido que arreglárnoslas sin la ayuda de nadie
Virginie Despentes (King Kong théorie)
Voglio fuggire da questa distanza opaca, sempre presente, che ci separa dalle persone a cui siamo più legati. Non sarà mai il momento se non comincio ora.
Camilo Sánchez (La viuda de los Van Gogh)
—Ni me dejaron preparar el entierro. Cogieron a mi hijo y montaron con él un numerito patriótico. Les vino de perlas que se moriría. Para usarlo con intenciones políticas, ¿sabes? Como los usan a todos. Unos borregos, eso es lo que son. Unos ingenuos. Y Joxe Mari lo mismo. Les calientan la cabeza, les dan un arma y, hala, a matar. En casa nunca hemos hablado de política. A mí la política no me interesa. ¿Te interesa a ti? —Ni pizca. —Les meten malas ideas y, como son jóvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por todas las esquinas.
Fernando Aramburu (Patria)
Había una fecha grabada en la base, 1234, y unas palabras alrededor de ella: NEPHILIM: FACILIS DESCENSOS AVERNI. —¿Se supone que eso es la Copa Mortal? —preguntó. Jace asintió. —Y ése es el lema de los nefilim, de los cazadores de sombras, ahí en la base. —¿Qué significa? La amplia sonrisa de Jace fue un destello blanco en la oscuridad. —Significa: Cazadores de sombras. Les sienta mejor el negro que a las viudas de nuestros enemigos desde 1234. —Jace… «Significa —dijo Jeremiah—: El descenso al infierno es fácil.»
Cassandra Clare (City of Bones (The Mortal Instruments, #1))
La sua onestà è selvaggia. Dice tutto quel che pensa.
Camilo Sánchez (La viuda de los Van Gogh)
Un pacto tácito de frases hechas encadenadas, palabras que iban llenando el silencio, con el propósito de ni siquiera tener que hablar del silencio.
Claudia Piñeiro (Las viudas de los jueves)
La religión pura y sin mácula delante del Dios y Padre es visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo.
Russell M. Stendal (Las Sagradas Escrituras (Jubilee Bible 2000))
Toma el sendero recto, aunque sea largo; no te cases con viuda alguna, aunque sea una hurí.
Idries Shah (Caravan of Dreams)
Mis pacientes moribundos me enseñaron mucho más que lo que es morirse. Me dieron lecciones sobre lo que podrían haber hecho, lo que deberían haber hecho y lo que no hicieron hasta cuando fue demasiado tarde, hasta que estaban demasiado enfermos o débiles, hasta que ya eran viudos o viudas. Contemplaban su vida pasada y me enseñaban las cosas que tenían verdadero sentido, no sobre cómo morir, sino sobre cómo vivir.
Elisabeth Kübler-Ross (La rueda de la vida)
«Esto es lo que te hace el amor.» El amor era un destructor. Creaba viudas y dolientes, iba dejando desdicha a su paso. El dolor y el amor eran una misma cosa. El dolor era la sombra que dejaba el amor tras sí.
Leigh Bardugo (Rule of Wolves (King of Scars, #2))
mujer niña, con la cual me casé después de los cincuenta para zarpar hacia el Cabo de Hornos al día siguiente, dejando sólo un hueco en la almohada nupcial… ¿Mujer? ¿Mujer? Viuda, más bien, con su marido aún vivo. Sí, cuando me casé con esa pobre muchacha la dejé viuda, Starbuck.
Herman Melville (Moby Dick)
¡Piénsalo un poco Frank! Quizá sea muy poco lo que puedas hacer... y quizá nunca conozcas su alcance, como tampoco conoció la viuda el alcance universal de su óbolo. Pero, si todos los hombres buenos y considerados huyeran a otro país, ¿qué haríamos con nuestra pobre y querida Vieja Inglaterra?
Elizabeth Gaskell (La casa del páramo)
Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha: Edición anotada (Spanish Edition))
don Quijote de la Mancha, luz y espejo de la caballería manchega, y el primero que en nuestra edad y en estos tan calamitosos tiempos se puso al trabajo y ejercicio de las andantes armas, y al desfacer agravios, socorrer viudas, amparar doncellas, de aquellas que andaban con sus azotes y palafrenes, y con toda su virginidad a cuestas, de monte en monte y de valle en valle;
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Les meten malas ideas, y como son jóvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia y los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por las esquinas.
Fernando Aramburu (Patria)
El presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad. Nuestra tarea consiste en alejarles de lo eterno y del presente. Con esto en mente, a veces tentamos a un humano (pongamos una viuda o un erudito) a vivir en el pasado. De ahí que casi todos los vicios tengan sus raíces en el futuro. La gratitud mira al pasado y el amor al presente; el miedo, la avaricia, la lujuria y la ambición miran hacia delante.
C.S. Lewis (The Screwtape Letters)
Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda, ni llores sacudiéndote como quien estornuda, ni sufras «pataletas» que al vecindario alarmen, ni para prevenirlas compres gotas del Carmen. No te sientes al lado de mi cajón mortuorio usando a tus cuñadas como reclinatorio; y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame, no te le abras de brazos en actitud de ¡bésame! Hazte, amada, la sorda cuando algún güelefrito dictamine, observándome, que he quedado igualito. Y hazte la que no oye ni comprende ni mira cuando alguno comente que parece mentira. Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda: Yo quiero ser un muerto como los de Neruda; y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores: ¡Eso es para los muertos esülo Julio Florez! No se te ocurra, amada, formar la gran «llorona» cada vez que te anuncien que llegó una corona; pero tampoco vayas a salir de indiscreta a curiosear el nombre que üene la tarjeta. No grites, amada, que te lleve conmigo y que sin mí te quedas como en «Tomo y obligo», ni vayas a ponerte, con la voz desgarrada, a divulgar detalles de mi vida privada. Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas; no copies sus estilos, no repitas sus modas: Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto, ¡sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!
Aquiles Nazoa (Humor y Amor)
Un día que habían salvado contra su voluntad a una viuda que se había arrojado al agua, mi abuela me había dicho (movida acaso por uno de esos presentimientos que leemos a veces en el misterio, tan oscuro, sin embargo, de nuestra vida orgánica, pero en que parece como que se refleja lo por venir) que no conocía crueldad semejante a la de arrancar a una desesperada a la muerte que ella misma ha querido y devolverla a su martirio.
Marcel Proust (The Guermantes Way)
Las tardes de Altos de la Cascada se pueblan de vecinos paseando perros en ropa de entrenamiento, con zapatillas con colchón de aire para running o línea sport Brand. O hasta en rollers si están bien entrenados…, los perros.
Claudia Piñeiro (Las viudas de los jueves)
La viuda sonrio, sus ojos brillaron y el pudo observar lo bonita que era... Elias lleno otra vez la copa. Su corazon empezaba a alarmarse; le gustaba estar al lado de aquella mujer. El amor podia ser una experienncia mas temible que estar ante un soldado de Ajab con una flecha apuntandole al corazon. Si la flecha lo alcanzase, el estaria muerto, y el resto quedaria a cargo de Dios; pero si el amor lo hiriera, el mismo tendria que asumir las consecuencias.
Paulo Coelho (The Fifth Mountain)
Entre el río Jordán y el mar lloran las viudas y los huérfanos, es una antigua costumbre suya, para eso son viudas y huérfanos, para llorar, después todo se reduce a esperar el tiempo de que los niños crezcan y vayan a una guerra nueva, otras viudas y otros huérfanos vendrán a relevarlos, y si mientras tanto han cambiado las modas, si el luto, de blanco, pasó a ser negro, o viceversa, si sobre el pelo, que se arrancaba a manojos, se pone ahora una mantilla bordada, las lágrimas son las mismas, cuando se sienten.
José Saramago (The Gospel According to Jesus Christ)
los más competentes para que mantengan la paz y la concordia. Entonces los hombres no amarán sólo a los suyos, no procurarán sólo por sus propios hijos, sino que todos los ancianos tendrán sus últimos días tranquilos, todos los fuertes tendrán su trabajo útil, todos los niños serán estimulados en su crecimiento; los viudos y las viudas, los huérfanos y los solitarios, los débiles y los enfermos encontrarán amparo; los hombres tendrán su empleo, y las mujeres, su hogar. No se querrá que las mercancías se echen a perder; pero tampoco querrá nadie almacenarlas para sí mismo particularmente. No se querrá tampoco que el trabajo quede
Confucius (Los Cuatro Libros De Confucio, Confucio y Mencio; Colección La Crítica Literaria por el célebre crítico literario Juan Bautista Bergua, Ediciones Ibéricas (Spanish Edition))
Il riflesso nel finestrino del treno restituisce la mia immagine, in penombra. Non mi riconosco. C'è la stanchezza di mia madre sotto le palpebre, l'angoscia delle zie agli angoli della bocca, il volume dei capelli argentei di mia nonna: ma non riesco a vedermi. Non trovo l'immagine di me stessa che ho dentro di me.
Camilo Sánchez (La viuda de los Van Gogh)
Entrañado en la oscuridad pecaminosa estuve yo también, concebido no engendrado. Por ellos, el hombre con mi voz y mis ojos y una mujer fantasmal de aliento a cenizas. Se ayuntaron y desjuntaron, cumplieron la voluntad del apareador. Desde antes de los tiempos Él me dispuso y ahora no puede disponer lo contrario ni nunca. Una lex eterna Le atenaza. ¿Es ésa pues la divina sustancia en la que el Padre y el Hijo son con-sustanciales? ¿Dónde está el pobre de Arrio para meterse dentro y ver qué pasa? Guerreando de por vida por la contransmagnificandjudeogolpancialidad. ¡Aciago heresiarca malogrado! En un excusado griego exhaló su último suspiro: euthanasia. Con mitra de abalorios y con báculo, instalado en su trono, viudo de una sede viuda, con omophonon envarado, con posaderas aglutinadas.
James Joyce (Ulises (Spanish Edition))
Se debe considerar cuán paupérrimos son los puntos de vista de los cuales emanan generalmente los llamados «programas políticos» y la forma cómo éstos son ataviados de tiempo en tiempo con ropajes nuevos. Siempre es el mismo e invariable motivo el que induce a formular nuevos programas o a modificar los existentes: la preocupación por el resultado de la próxima elección. Se reúnen comisiones que «revisan» el antiguo programa y redactan uno «nuevo», prometiendo a cada uno lo suyo. Al campesino, se le ofrece para su agricultura; al industrial, para su manufactura; al consumidor, facilidades de compra; los maestros de escuela recibirán aumento de sueldo; los funcionarios mejoramiento de pensiones; viudas y huérfanos gozarán de la ayuda del Estado en escala superlativa; el tráfico, será fomentado; las tarifas, experimentarán considerable reducción y hasta los impuestos quedarán poco menos que abolidos.
Adolf Hitler (My Struggle)
—¡Válame Dios —dijo el cura, dando una gran voz—, que aquí esté Tirante el Blanco! Dádmele acá, compadre, que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que por su estilo es este el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los demás libros deste género carecen. Con todo eso, os digo que merecía el que le compuso, pues no hizo tantas necedades de industria, que le echaran a galeras por todos los días de su vida. Llevadle a casa y leedle, y veréis que es verdad cuanto dél os he dicho.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote)
Cuando a una le atraviesan el corazón con una rama pero no la matan. Una quiere dejar de vivir. Pero entonces la obligan a vivir. Los niños gritan y la obligan a vivir. El viejo tiene hambre y reclama. Los del pueblo le llevan judías y calabacines solo para obligarla a vivir. Y una deja de ser mujer y se convierte en viuda, en madre. Una deja de ser el centro de su vida, deja de ser la savia y la sangre, porque la han obligado a renunciar a cuanto quería. Tíralas aquí, tira las cosas que deseabas,aquí, en medio del camino, en esta cuneta, todo lo que pensabas. Las cosas que amabas. Ya ves, con lo poquita cosa que eran. Le hacen a una desear una vida pequeña. Este hombre y esta montaña. Una vida raquítica como una piedrecilla bonita. Una vida que quepa en un bolstillo. Una vida como un anillo, como una avellana. A una no le dicen que se pueden elegir cosas que no sean pequeñas. No le dicen que las piedras pequeñas se pierden. Se escapan por el agujero de un bolsillo. Ni que si se pierden ya no se puede elegir otra, que piedra perdida, perdida está. Tira el corazón también aquí, en medio del camino, entre el barro y las zarzas. Tira la alegría. Tira el alma y los abrazos, los besos y la cama de matrimonio. A la fuerza. Y ahora levántate y mira esta mañana tan delgada y tan azul. Y baja a la cocina, métete la comida en la boca y después métela en la boca de los niños, y luego del viejo, y luego en la boca de las vacas y de los terneros, en la de la cerda, en la de las gallinas y en la de la perra. A la fuerza, a la fuerza. Hasta que se olvida una de todo, con tanta fuerza bruta.
Irene Solà (Canto jo i la muntanya balla)
— Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario, para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra; y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente, del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus proprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar, ni quién fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señora, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propria voluntad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasaje y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero; que, aunque por ley natural están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía, por saber que sin saber vosotros esta obligación me acogistes y regalastes, es razón que, con la voluntad a mí posible, os agradezca la vuestra.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Mattina presto, molto fredda. Theo si risveglia da un sogno, senza soprassalti, some un velo che si solleva. Lento, infinitamente solo, riemerge dalle sue acque e mi chiede che gli strofini la schiena piagata, o mi risponde che sì, ha male alla testa, dove qualche spiraglio del cervello ha ceduto, lasciandolo al buio.
Camilo Sánchez (La viuda de los Van Gogh)
Per fortuna non ero con Vincent. Oggi, al mercato di Bussum, rispecchiandomi in un bambino di tre o quattro anni, ho ritrovato uno spavento perduto. Negli occhi del bambino ho visto l'orrore quando la donna matura, dai fianchi poderosi, ha estratto dalla gabbia una gallina che se ne stava in un angolo, schiacciata contro il filo di ferro quasi a chiedere clemenza, chiocciando disperata. Io passavo dal bimbo atterrito alla donna che faceva tutto in modo freddo, impersonale, e stringeva con un colpo secco il collo della gallina che roteava nell'aria, mentre l'aria si riempiva di piume. Ho visto gli occhi del bambino sbarrarsi con il rantolo dell'animale, gli scatti di agonia sempre più lenti, i segni, nel corpo e nelle zampe, dello spasmo finale. Poi, l'odore del sangue sulla terra battuta. A quel punto il piccolo aveva già voltato la testa, e guardava da un'altra parte.
Camilo Sánchez (La viuda de los Van Gogh)
Un amigo ciertamente demostrara ser también un aliado cuando sea necesaria la alianza, prestara o dará cuando lo necesitemos, nos cuidara en las enfermedades, estara de nuestra parte frente a nuestros enemigos, hará cuanto pueda por nuestra viuda y huerfanos pero esos buenos oficios no son la escencia de la amistad, los casos en que se ejercen son casi interrupciones,
C.S. Lewis
Un amigo demostrara ser también un aliado cuando sea necesaria la alianza, prestara o dar cuando lo necesitemos, nos cuidara en las enfermedades, estara de nuestra parte frente a nuestros enemigos, hará cuanto pueda por nuestra viuda y huerfanos pero esos buenos oficios no son la esencia de la amistad, los casos en que se ejercen son casi interrupciones.
C.S. Lewis
Los Hitler, los Mussolini... ¡Balas! ¡Balas! ¡Balas! ¡Balas! Las dos víboras de Europa que con la muerte se pactan. Pero ... allá vienen las viudas, las madres y las hermanas. El aire se va salado con la sal de tantas lágrimas. El agua del río huele a un millón de puñaladas. Por allá vienen las viudas, las madres y las hermanas. Subiendo la cuesta vienen todas ellas enlutadas, y su dolor canta el himno que hará el futuro de España. ¡Ochenta mil hombres muertos! The Hitlers, the Mussolinis... Bullets! Bullets! Bullets! Bullets! The two vipers of Europe who pact with death. But...there come the widows, the mothers and the sisters. The air leaves salted with the salt of so many tears. The water of the river smells of a million stab wounds. There come the widows the mothers and the sisters. Climbing the hill they come all in mourning and their pain sings the hymn that will make the future of Spain. Eighty thousand men dead! (From "Ochenta Mil/Eighty Thousand")
Julia de Burgos
—Que se vayan a la mierda —dijo—. Si alguna ventaja tenemos las viudas, es que ya no nos queda nadie que nos mande.
Gabriel García Márquez (El amor en los tiempos del cólera)
Sybila Arredondo, viuda del escritor José María Arguedas, quien era arrestada por segunda vez por sus vínculos con Sendero Luminoso.
Carlos Paredes (La hora final (Spanish Edition))
El nacionalismo produce más viudas y huérfanos que enfermedades y desastres.
Abhijit Naskar (Generacion Justicia: Día de Los Vivos, Abigitano 2)
-Ante una tormenta del desierto, ante las fauces del león, ante un ejército formado por decenas de miles de soldados -dijo Atila-, se puede cabalgar sin miedo. Pero ante la ira de una viuda...
William Napier (Atila 2 - los hunos a las puertas de Roma)
marido? —Soy viuda. —Será de un fantasma encarnado, porque los otros días yo vi a Peyo caminando por la Plaza —interrumpió otra de las comadronas que esperaban en la oficina. —Para lo que sirve, mejor darlo por muerto —respondió la comadrona que entrevistaba. Rieron ambas.
Mayra Santos-Febres (La amante de Gardel)
porque después se deja de ser viuda, de recordar que algo penetró en la carne con tanta falta de escrúpulos y con tanta fuerza recogida y temblorosa, respetuosa de mí, al cabo, y es lo que no todos saben hacer, y él sí;
Carlos Fuentes
Así tu viuda sabrá por fin dónde duermes, era capaz de decir, y otras bromas semejantes, que maldita la gracia tenían. Pero
Arturo Pérez-Reverte (Falcó (Falcó, #1))
Tal como dijo Aretino, «el llanto desconsolado resulta aceptable solo cuando la viuda que lo produce es dueña de un poder que influye, o más aún, es crucial en la vida de los cortesanos. Pero si quien gobierna ha perdido la mayor parte de su poder, el lamento se convierte en una queja insoportable». Lucrecia
Dario Fo (Lucrecia Borgia, la hija del Papa (Nuevos Tiempos nº 292) (Spanish Edition))
La distancia a la que me hallaba de la casa me infundió valor. —¿Supongo que usted lo ha sabido desde el primer momento? ¿Qué era, en realidad? —Un cáncer de riñón maligno… finalmente generalizado. No tenía sentido preocuparlo. Era preferible que lo pasara con la mayor tranquilidad posible. ¡Sí! Un feliz desenlace… ¿Qué…? ¡Ah! Cremación. El viernes, a las once. Fue allí donde Manallace y yo nos encontramos. Me contó que ella le había preguntado si seguía siendo necesario publicar el libro; a lo que Manallace respondió que era más necesario que nunca, tanto por ella como por Castorley. —Quiere presentarse como su viuda… al menos por algún tiempo. ¿Crees que lo he engañado demasiado? —No explícitamente —le dije. —Bueno… ahora… con ella… sí lo he hecho explícitamente —dijo, sacando sus guantes negros… Cuando, al pronunciarse las oportunas palabras, el féretro avanzó lentamente entre las puertas que se cerraban sin hacer ruido, vi los ojos de lady Castorley vueltos hacia Gleeag.
Anonymous
Dios, que habita en su santo templo, es padre de los huérfanos y defensor de las viudas; Dios da a los solitarios un hogar donde vivir, libera a los prisioneros y les da prosperidad. SALMOS 68.5–6 (DHH)
Max Lucado (40 oraciones sencillas que traen paz y descanso (Spanish Edition))
Igual que las abejas fabrican miel, las arañas fabrican telarañas y la guerra fabrica viudas.
Anonymous
Biblia nos relata varias historias reales de amistades entrañables. Cuando Rut y Noemí quedan viudas, Noemí –extranjera en el país de Moab– decide volver a su tierra y se despide de su nuera. Pero cuenta el Libro Sagrado que Rut se echó en brazos de su suegra y le dijo: No insistas más en que te deje, alejándome de ti. Donde tú vayas, iré yo. Donde tú habites, habitaré yo. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo también, y allí seré enterrada. Y que Dios me castigue si algo que no sea la muerte me separa de ti.
José Ramón Ayllón (Antropología filosófica (Spanish Edition))
Me moría por terminar el bachillerato y empezar la universidad. Luego, moría por terminar la universidad y empezar a trabajar. Después, me moría por casarme y tener hijos. Más adelante, me moría por que mis hijos crecieran lo suficiente como para ir a la escuela, a fin de que yo pudiera volver a mi trabajo. Luego me moría por retirarme. Y ahora que estoy muriéndome, me doy cuenta, de pronto, ¡que me olvidé de vivir! [Autor anónimo]
Josefina Vázquez Mota (Dios mío, hazme viuda por favor: El desafío de ser tú misma (Spanish Edition))
En las viudas de guerra y en las que tenían al novio o al marido en el frente; o en las que simplemente tenían hambre, hijos o familiares a los que alimentar, y la suerte de contar entre las piernas con algo que ofrecer: el recurso eterno de las mujeres en todas las miserias y todas las guerras, desde que el mundo tenía memoria.
Arturo Pérez-Reverte (Falcó)
El que teme verdaderamente a Dios preferirá trabajar noche y día y comer su pan en la pobreza antes que satisfacer un afán de ganancias que oprimiría a la viuda y a los huérfanos, o despojaría al extraño de su derecho
Ellen Gould White (Profetas y Reyes (El Gran Conflicto nº 2) (Spanish Edition))
Su alteza abandonó la Colina de Visenya, pero tuvo que enfrentarse a la reina Visenya en persona. En Rocadragón, la reina viuda lo recibió con estas famosas palabras: «Sobrino, eres un necio y un débil. ¿Te parece que a tu padre se habrían atrevido a hablarle así? Tienes un dragón: úsalo. Vuela a Antigua y convierte el Septo Estrellado en el nuevo Harrenhal. O dame permiso para flambear a ese bobo santurrón en tu nombre». Aenys no quiso escucharla: la envió a sus habitaciones de la Torre del Dragón Marino y le prohibió salir de ellas.
George R.R. Martin (Fuego y sangre)
La DEA calculó en más de quinientos millones de dólares la fortuna de Griselda y aseguraba que estaba en bancos extranjeros e invertidos en lujosas propiedades y en cientos de extravagancias. Entre otras, se habla de un diamante rosado de veinticinco quilates, que perteneció a la legendaria primera dama argentina Eva Perón,
Martha Soto (La viuda negra: La verdadera historia de uno de los personajes más nefastos de los últimos tiempos (Spanish Edition))
y el alacrán de los suelos baldíos, el alambre eléctrico que le rebana el corazón al transeúnte, la rata y la araña viudas del antetecho, la cité deshonesta, pendenciera y sin esperanza, la gata rabona que salta desde el trasnochador variable, y el sol, partido de locura, apareciendo, de noche, en lo espantoso, con la cara barbuda de adioses,
Pablo de Rokha
YANQUILANDIA   Nacimientos por teléfono, defunciones por teléfono, matrimonios por teléfono, toda la epopeya, toda por teléfono, enamorarse radiotelegráficamente, vivir y morir en aeroplano, 100, 200 kilómetros sobre el nivel de los viejos valores humanos, los viejos valores humanos, existir a máquina, conocer a máquina, recordar a máquina, ver a máquina, a máquina, el espectáculo gris de los ángulos, triángulos o polígonos rectangulares, horizontales, que resumen la augusta sicología cósmica, según las pupilas matemáticas del súbdito yanqui, mesura los fenómenos sentimentales, intelectuales, sensacionales, adoptando el sistema métrico-decimal como unidad inicial y el dólar como fin, casarse por sport, matarse por sport, hacer réclame a los pechos divinos de las niñas, al vientre de la viuda, ir cinematografiándose a lo largo de las tristezas diarias convertido yo, el hombre, yo, el hombre, yo,
Pablo de Rokha
Y su luna no se volvió blanca como la de las mujeres que conciben, sino que se tiñó de rojo como la luna de las solteras y de las viudas. Como la luna de las hembras de placer.
Rosario Castellanos (Obras I. Narrativa (Spanish Edition))
Nadie iba a culpar a una viuda por su desesperación en 1946.
Eva Alton (La Ayudante del Vampiro: Un Romance Paranormal de Brujas y Vampiros (Los Vampiros de Emberbury) (Spanish Edition))
y lo hizo con una parábola que hablaba de una viuda insistente que le pedía intervención a un juez. Este, ya cansado, la atendió. Ella no usó el sistema del mundo, sino que usó el sistema de Jesús, quien nos enseña a insistir con fe.
Cash Luna (No es por vista: Solo la fe abre tus ojos (Spanish Edition))
La señora Nami tenía sesenta y tres años, una vaca y unos cuantos gallos de pelea. Cultivaba sandías en un pequeño huerto. Era viuda, y sus hijos, ya emancipados, vivían en las ciudades de Nagasaki y Okuyama. —¿Son para comer?—le preguntó Hanada, refiriéndose a los gallos de pelea. La señora Nami asintió. —Y la vaca también. Tiene la carne muy dura y no se puede vender. Pero llevan tanto tiempo conmigo, que les he cogido cariño y se me hace difícil pensar que tengo que comerlos—nos explicó la señora Nami la primera vez que fuimos a visitarla. Mientras hablaba, le retorció el pescuezo a uno de los gallos. —¿No decía que les había cogido cariño?—exclamó Hanada. —Con cariño o sin él, la comida no deja de ser comida—rió la viuda. La señora Nami siempre insistía en que nos quedáramos a pasar la noche, pero sólo nos quedábamos de vez en cuando. Aquella casa apestaba a vaca.
Hiromi Kawakami (Algo que brilla como el mar (Spanish Edition))
Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. 2Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. 3En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario.” 4Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, 5como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible.”» 6Continuó el Señor: «Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto. 7¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? 8Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?»
Anonymous (NVI, Santa Biblia, Letra grande (Spanish Edition))
En 1918 había 630.000 viudas de guerra en Francia.
Álvaro Lozano (Breve historia de la Primera Guerra Mundial (Spanish Edition))
mujeres que vivan en el mundo sin ser mundanas; que, en medio del paganismo moderno, en medio de una sociedad no cristiana, por no decir atea, en medio del mundo femenino de nuestros días, en el que con tanta frecuencia se olvida la dignidad, vivan públicamente su vida de mujeres, de madres y de viudas en la fuerza del amor de Cristo, con la sencillez y la dignidad cristianas
Cybrille Debris (Zita (Testimonios) (Spanish Edition))
Esperó con paciencia y con una creciente sensación de calma y, a medida que se acostumbraba a su nombre –susurrándolo para ver cómo sonaba–, su voz adoptó un tono más dulce. Poco a poco su cuerpo se fue vaciando del odio y la ira que había ido acumulando tanto tiempo, en especial últimamente. Y cuando por fin llegó a la ventanilla, Emily Price, viuda desde hacía poco tiempo, pidió con voz dulce un billete de ida a Brighton.
Bernice Rubens (Sunday best)
Cuando un analista dice en la CNBC: «Deberían comprar tal acción», acuérdate de que él no sabe quién eres tú. ¿Eres un adolescente que compra acciones por diversión? ¿Eres una viuda anciana con un presupuesto limitado? ¿Eres un gestor de fondos de inversión libre que intenta cuadrar las cuentas antes de que termine el trimestre? ¿Debemos suponer que esas tres personas tienen las mismas prioridades y que independientemente del nivel concreto en el que se esté cotizando una acción va a ser una opción adecuada para los tres? Esto es un disparate.
Arnau Figueras Deulofeu (Cómo piensan los ricos: 18 claves imperecederas sobre riqueza y felicidad)
• Y me sorprendió esa complementariedad que manteníamos a pesar de no entender por qué seguíamos juntos. Funcionábamos como si se hubiera perdido casi todo lo que alguna vez nos sostuvo, excepto la minuciosa y tácita distribución de roles y tareas que seguía apuntalando lo que habíamos armado juntos con voluntad más que con cualquier otra pasión o sentimiento.
Claudia Piñeiro (Las viudas de los jueves)
Era tan riguroso en el manejo de los dineros públicos que no conseguía volver sobre este asunto sin perder los estribos. Siendo presidente había decretado la pena de muerte para todo empleado oficial que malversara o se robara más de diez pesos. En cambio era tan desprendido con sus bienes personales, que en pocos años se gastó en la guerra de independencia gran parte de la fortuna que heredó de sus mayores. Sus sueldos eran repartidos entre las viudas y los lisiados de guerra. A sus sobrinos les regaló los trapiches heredados, a sus hermanas les regaló la casa de Caracas, y la mayoría de sus tierras las repartió entre los numerosos esclavos que liberó desde antes de que fuera abolida la esclavitud.
Gabriel García Márquez (El general en su laberinto)
Mientras que los hombres podían ser reconocidos como sabios, filósofos, reyes o doctores, las mujeres se identificaban como casadas, madres, viudas o vírgenes, clasificaciones que llevaban de manera intrínseca una relación con un referente masculino.
Sandra Ferrer Valero (Pioneras del feminismo)
Un día, en el colmo de la desesperación, ella le había gritado: “No te das cuenta de lo infeliz que soy”. Él se quitó los lentes con un gesto muy suyo, sin alterarse, la inundó con las aguas diáfanas de sus ojos pueriles, y en una sola frase le echó encima todo el peso de su sapiencia insoportable: “Recuerda siempre que lo más importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad”. Desde sus primeras soledades de viuda ella entendió que aquella frase no escondía la amenaza mezquina que le había atribuido en su tiempo, sino la piedra lunar que les había proporcionado a ambos tantas horas felices
Gabriel García Márquez (El amor en los tiempos del colera (Spanish Edition))
El 22 de noviembre de 1963, viajando con su mujer en un coche descapotable, fue tiroteado y asesinado en Dallas, Texas. La muerte de Kennedy no sólo impresionó y entristeció a los norteamericanos. Era como una metáfora. La esperanza, la juventud, el compromiso, habían sido violentamente arrancados. Pero como establecía la Constitución, el mandato de Kennedy continuaría sin interrupción. Sólo 90 minutos después del asesinato de John F. Kennedy su vicepresidente, Lyndon Baines Johnson, juraba, a bordo del avión presidencial, el cargo de presidente de Estados Unidos de América. Lo hacía flanqueado a su izquierda por la joven viuda, Jacquie Kennedy, y a su derecha por su mujer, Claudia.
Carmen de la Guardia Herrero (Historia de Estados Unidos)
¿Conoces a Emiliano? Lo conocía. Lo conozco porque no se me va de la frente y que me pregunten por él me crea un hueco en ese lugar que las viudas se tapan con las manos cuando les hablan del pasado.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Es la risita adquisitiva; es la risita del hombre que acaba de obtener algo que deseaba ardientemente a expensas de algún otro. Relatos de los Viudas Negras (Kindle Location 215). LeLibros. Kindle Edition.
Isaac Asimov
La fe persistente para nuestra oración persistente, como la fe de la viuda. Por lo tanto, es la fe subjetiva, y no la fe objetiva.
Living Stream Ministry (Santa Biblia Versión Recobro (Spanish Edition))
Aparte de las conjeturas sobre los posibles traslados y ascensos que podrían resultar del fallecimiento de Iván Ilich, el sencillo hecho de enterarse de la muerte de un allegado suscitaba en los presentes, como siempre ocurre, una sensación de complacencia, a saber: «el muerto es él; no soy yo». Cada uno de ellos pensaba o sentía: «Pues sí, él ha muerto, pero yo estoy vivo.» Los conocidos más íntimos, los amigos de Iván Ilich, por así decirlo, no podían menos de pensar también que ahora habría que cumplir con el muy fastidioso deber, impuesto por el decoro, de asistir al funeral y hacer una visita de pésame a la viuda.
Leo Tolstoy (Obras - Coleccion de León Tolstoi: Biblioteca de Grandes Escritores (Spanish Edition))
Ángela Ruiz Robles, una mujer, viuda, con tres hijas, maestra y directora de su propia escuela, en los años cuarenta del pasado siglo inventó «el libro mecánico», verdadero precedente del libro electrónico. No Bill Gates, no Steve Jobs y no en un garaje, sino una mujer española en su propia casa. Su obsesión por mejorar la enseñanza le llevó a patentar en 1949 un libro que desplegaba los temas y los ampliaba con otros relacionados a través de un sistema de resortes, aire comprimido y hasta círculos eléctricos y luces. Cerrado, no ocupaba más que un estuche escolar. En 1962 patentó otro prototipo más avanzado: un solo libro que se recargaba con carretes donde se incluían las lecciones que debían estudiarse; desde el inglés, la lengua o las matemáticas. Obtuvo varios premios, incluido el Lazo de la Orden de Alfonso X, pero el prototipo (ya elaborado y que se puede ver en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología) no se desarrolló comercialmente porque las empresas editoriales lo vieron como una amenaza para su negocio: ¿les suena la historia? — El también curiosamente desconocido aragonés Rafael Suñén fue inventor del petróleo sintético a partir del carbón vegetal, que resultaba ser mucho más barato y por el que se interesaron los gobiernos francés y británico. Pero él se negó, empeñado en que se explotara en España. Cuando se inició la Guerra Civil fue arrestado por el Gobierno republicano en Madrid e ingresa en la cárcel Modelo, de donde «desaparecería» como otros tantos de la época.
Alberto Gil Ibáñez (La leyenda negra: Historia del odio a España (Spanish Edition))
Lo que a continuación se produjo fue una cantidad ingente de suicidios, como no se dieron en ninguna otra ciudad alemana en la fase final de la guerra; no, al menos, en esa medida. Parece que se apoderó de la población una especie de pánico colectivo, una histeria de masas. Familias enteras se quitaron la vida en grupos. Escuchemos una vez más al documentalista Florian Huber: «Entre los muertos había criaturas de pecho, niños pequeños, escolares y adolescentes, hombres y mujeres jóvenes, matrimonios maduros, personas en la flor de la edad, jubilados y ancianos. Los orígenes de todas esas personas, sus profesiones, su estatus social no siguen ningún patrón. Entre ellas había cientos de refugiados de Pomerania, de Prusia oriental y occidental y de otros lugares, pero también cientos de ciudadanos de Demmin y de sus alrededores. Perecieron obreros y empleados, funcionarios y artesanos, médicos y farmacéuticos, amas de casa, simples viudas y viudas de guerra, comerciantes y agentes de policía, directores y contables, jubilados y maestros. [...] Los suicidios de Demmin supusieron una significativa muestra y un fiel reflejo de la sociedad de una pequeña ciudad alemana».[ 121] El que pudo ingirió un veneno o se pegó un tiro en la cabeza. Otros se cortaron las venas o se ahorcaron. Pero la mayoría murieron ahogados. Las mujeres llenaron de piedras sus mochilas, ataron con cuerdas las muñecas a sus hijos y así se metieron en el agua, amarrados unos a otros. Todavía al cabo de las semanas había numerosos cadáveres flotando en el Peene y en sus afluentes. Los datos acerca del número de suicidios son muy variados. En un obituario improvisado, que comenzó la hija del jardinero del cementerio el 6 de mayo, se incluyeron los nombres de seiscientas doce personas, de las cuales más de cuatrocientas habían decidido suicidarse. El informe del ayuntamiento de la circunscripción de Demmin correspondiente a noviembre de 1945 recogía la cifra de setecientos suicidios en total, y los testigos de la época hablan incluso de más de mil. Haciendo un cálculo prudente habría que suponer un número de entre quinientos y mil
Volker Ullrich (Eight Days in May: The Final Collapse of the Third Reich)
Lee la parábola de contraste en Lucas 18.1–8 que aparece al principio del capítulo 6. Lee otra vez todos los versículos y anota las diferencias entre la viuda y tú en una columna, y las diferencias entre Dios y el juez en otra columna. ¿Qué crees que dice sobre la naturaleza de la oración el que Jesús supiera que necesitaríamos una historia que nos inspirara a orar de manera constante y a no darnos por vencidos? ¿Cuál es la característica o postura que domina en esta parábola? ¿Cuál es el atributo de la vida de oración que más se enfatiza? La parábola termina con la pregunta: «Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?».
Max Lucado (Ansiosos por nada: Menos preopupación, más paz (Spanish Edition))
Si no te odiara, si no te quisiera como si fueras sólo una más de mis tripas, cometería el error de creer que tú sí podrás parar el apocalipsis.
Ana Cerezuela (La viuda)
uno lee el Evangelio puede apreciar que Jesús sentía debilidad por los marginados: los leprosos, las viudas, los niños huérfanos…, y por los pecadores… Ese es mi consuelo. Porque el pecado también es una pobreza que hay redimir, una esclavitud de la que debe liberarse a quien lo comete.
Papa Francisco (Esperanza. La autobiografía: Memorias del papa Francisco (Spanish Edition))
No se puede eludir la apremiante llamada que la palabra de Dios hace a los pobres. Ahí donde se dirige la mirada, la brújula de las Sagradas Escrituras señala a los que no tienen lo necesario para vivir, a los oprimidos, a los postrados en la tierra, al huérfano, a la viuda, al extranjero, al emigrante. Con ese innumerable grupo, Jesús no temió identificarse: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis»
Papa Francisco (Esperanza. La autobiografía: Memorias del papa Francisco (Spanish Edition))