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a todas y también al bebé que una de ellas llevaba en brazos. Jaurrieta rechaza vehementemente esta versión, aunque su jefe tampoco sale muy bien parado en la suya, según la cual Villa le había confiado cincuenta mil pesos a la señora González, que era su amiga desde hacía mucho tiempo. También le había dado un salvoconducto para cruzar sus líneas. La señora había utilizado el salvoconducto para ayudar a los carrancistas y cuando Villa, tras la captura de Jiménez, le pidió que devolviera parte del dinero, ella rehusó. Entonces Villa envió a tres hombres con órdenes de fingir que iban a quemarla, para intimidarla, pero de no hacer tal cosa aunque las mujeres resistieran. Ellas estaban armadas, dispararon contra los soldados villistas y éstos contestaron el fuego y las mataron a todas. Jaurrieta dice que Villa de ninguna manera le habría hecho daño a un niño. Dado que nunca intenta esconder o embellecer las atrocidades cometidas por Villa, su versión es creíble (Jaurrieta, op. cit., pp. 146-47).
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