Vail Colorado Quotes

PD. DE "LA OTRA CONSULTA". Revisé la parte de la correspondencia externa que va dirigida a mi pasamontañas. Hay de todo: caricaturas, albures, mentadas (de menta y de las otras), amenazas de muerte y retos a duelo. Estos son los resultados preliminares: -El 97.98% de los consultados piensa que soy muy mamón. El 2% dice que no soy mamón, sino bastante payaso. El 0.02% no contestó (está contando un chiste de pepito). -El 87.56% piensa que voy a terminar vendiéndome con el gobierno. El 12% pregunta que cuál es el precio. El 0.44% revisa la cartera en busca de cambio. -El 74.38% dice que yo no escribo las cartas y comunicados, que con esta cara (?) dudan que pueda hilvanar un par de ideas coherentes. El 25% señala que sí escribo yo, pero me dictan. El 0.62% mejor se puso a leer El Chahuistle. -El 69.69% dice lo que dice. El resto no lo dice, pero lo piensa. Varios no contestaron, pero entornaron los ojos y jadearon ostensiblemente. -El 53.45% dice que nunca he estado en la montaña, que despacho desde un escritorio público donde se mecanografían tesis y cartas como la que, el otro día, me dictó Rutilio y que dice: "Ufemia: Claro necesito que me digas si querétaro las manzanas para que poninas dijo popochas y, si naranjas podridas y ni maiz palomas, me boinas con los cuadernos". El 46% dice que sí estuve en la montaña pero en la de Vail, Colorado, iuesei. El 0.55% está haciendo fila en la taquilla de la montaña rusa. -El 49.99% dice que nunca he agarrado un arma y que soy "soldado de escritorio". El 50% dice que la única arma que he agarrado es la que diosito me dio y quién sabe, dicen. El 0.01% se mantuvo a prudente distancia (¡órale! ¡no salpiquen!). -El 33.71% dice que "perdí el piso" con la crítica al PRD y el veto a "importantes diarios" (?). El 66% dice que nunca he tenido piso alguno, que seguro me desalojaron. El 0.29% no trajo su copia de la boleta predial. -El 26.62% dice que mi pasamontañas ya está muy guango y que enseña TODO. El 73% dice que me suba el cierre del pantalón. El 0.38% fue por unos binoculares. -El 13.64% dice que soy egocentrista. El 86% dice que soy un presumido. El 0.36% cambió de periódico y ahora lee Nexos. -El 99.99999% dice que ya está hasta la madre de encuestas y consultas. El 0.00001% fue al baño, ahorita regresa (ojo: se llevó la hoja de la encuesta, no se vayan a manchar).

They can’t do that in China?” the principal asked. “They have snow there, don’t they?” “Of course they have snow,” Cyrus said curtly. “However, their resorts aren’t nearly as good as ours yet—so Jessica wants to go to Colorado. Vail, to be specific. They’ve already rented a hotel there and—” “A hotel room,” I corrected. “What?” Cyrus asked. “You said they rented a hotel,” I told him. “Instead of a hotel room.” “That wasn’t a mistake,” Cyrus snapped. “They rented the entire hotel.” “For one family?” I asked, stunned. “Actually,” Alexander said, “Mrs. Shang isn’t coming. We’re not sure why, but we suspect that she’s even more secretive than her husband. Or maybe she just doesn’t like cold weather.

By late January 2014, Tesla had completed the construction of a cross-country Supercharger corridor that would allow Model S drivers to get from Los Angeles to New York without having to spend a penny on energy. The electric highway took a northern route through Colorado, Wyoming, South Dakota, Minnesota, and Illinois, before approaching New York from Delaware. The path it cut was similar to a trip taken by Musk and his brother, Kimbal, in a beat-up 1970s BMW 320i in 1994. Within days of the route’s completion, Tesla staged a cross-country rally to show that the Model S could easily handle long-distance driving, even in the dead of winter. Two hot-pepper-red Model S’s, driven by members of the Supercharging team, left Tesla’s Los Angeles–based design studio just after midnight on Thursday, January 30. Tesla planned to finish the trip at New York’s City Hall on the night of February 1, the day before Super Bowl XLVIII, which would take place at MetLife Stadium in East Rutherford, New Jersey, just across the state line. Along the way, the cars would drive through some of the snowiest and most frigid places in the country, in one of the coldest weeks of the year. The trip took a little longer than expected. The rally encountered a wild snowstorm in the Rocky Mountains that temporarily closed the road over Vail Pass and then provided an icy entrance to Wyoming. Somewhere in South Dakota, one of the rally’s diesel support vans broke down, forcing its occupants to catch a flight from Sioux Falls to rejoin the rest of the crew in Chicago. And in Ohio, the cars powered through torrential rains as the fatigued crew pressed on for the final stretch. It was 7:30 A.M. on Sunday, February 2, when the Teslas rolled up to New York’s City Hall on a bright, mild morning. The 3,427-mile journey had taken 76 hours and 5 minutes—just over three days. The cars had spent a total of 15 hours and 57 seconds charging along the way,