Tropa Quotes

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Los Estados para ser dichosos no tienen necesidad de murallas, ni de buques, ni de arsenales, ni de tropas, ni de gran aparato; la única cosa de que tienen necesidad para su felicidad es la virtud.
Plato (Alcibiades)
En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. [Parte oficial de guerra del 1 de abril de 1939]
Francisco Franco
Triunfan aquellos que: -saben cuando luchar y cuando no -saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas. -tienen tropas cuyos rangos superiores e inferiores tienen el mismo objetivo. -se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos. -tienen generales competentes y no limitados por sus gobiernos civiles.
Sun Tzu (The Art of War)
Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotadas tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos se aprovecharán de tu debilidad para sublevarse.
Miguel de Cervantes Saavedra (50 obras maestras que debes leer antes de morir: vol. 1)
Las tropas auxiliares, otras de las tropas inútiles de que he hablado, son aquellas que se piden a un príncipe poderoso para que nos socorra y defienda, tal
Niccolò Machiavelli (El Principe)
Digo, pues, que las tropas con que un príncipe defiende sus Estados son propias, mercenarias, auxiliares o mixtas. Las mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas; y
Niccolò Machiavelli (El Principe)
los cimientos indispensables a todos los Estados, nuevos, antiguos o mixtos, son las buenas leyes y las buenas tropas; y
Niccolò Machiavelli (El Principe)
Estas tropas pueden ser útiles y buenas para sus amos, pero para quien las llama son casi siempre funestas; pues
Niccolò Machiavelli (El Principe)
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad.
Sun Tzu (EL ARTE DE LA GUERRA sun tzu: español)
Aliás, nunca conheci um traficante que fosse um gênio. Você já?
Luiz Eduardo Soares (Elite da Tropa)
El 14 de octubre, las tropas de Napoleón aniquilaron al ejército prusiano en dos batallas, en Jena y Auerstädt.
Andrea Wulf (La invención de la naturaleza: El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt)
Todo príncipe prudente ha desechado las tropas auxiliares y refugiado en las propias; y ha preferido perder con las suyas que ganar con las otras
Niccolò Machiavelli
¿Y qué se obtiene impidiendo el recreo sino tristeza y un tedio melancólico, parientes de la sombría y desolada desesperación, y a sus talones una gran tropa infecciosa de pálidas dolencias y enemigos de la vida?
William Shakespeare (The Comedy of Errors)
Por ello, todo príncipe prudente ha desechado estas tropas y se ha refugiado en las propias, y ha preferido perder con las suyas a vencer con las otras, considerando que no es victoria verdadera la que se obtiene con armas ajenas.
Niccolò Machiavelli (El Principe)
Por ello, todo príncipe prudente ha desechado estas tropas y se ha refugiado en las propias, y ha preferido perder con las suyas a vencer con las otras, considerando que no es victoria verdadera la que se obtiene con armas ajenas. No
Niccolò Machiavelli (El Principe)
En asuntos militares, no es necesariamente más beneficioso ser superior en fuerzas, sólo evitar actuar con violencia innecesaria; es suficiente con consolidar tu poder, hacer estimaciones sobre el enemigo y conseguir reunir tropas; eso es todo.
Sun Tzu (The Art of War)
El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo.
Sun Tzu (El arte de la guerra)
Sin necesidad de programa de exterminio alguno como el de sus colegas alemanes, solo permitiendo los desmanes de la tropa, los japoneses consiguen eliminar a más de seis millones de indonesios, malayos, camboyanos, birmanos, coreanos, filipinos e indochinos. A estos habría que agregar otros seis millones de chinos como mínimo.
Juan Eslava Galán (La segunda guerra mundial contada para escépticos)
Engana-se quem pensa que o mundo real são os poderes visíveis, as leis escritas e a grana
Luiz Eduardo Soares (Elite da Tropa)
Pior as mães que os filhos. Tudo começa e termina na família. A indisciplina dos mais velhos é a escola da desordem urbana. A bala perdida é filha bastarda da mãe relapsa
Luiz Eduardo Soares (Elite da Tropa)
Hice un descubrimiento muy importante en el campamento Currie: la felicidad consiste en dormir suficiente.
Robert A. Heinlein (Starship Troopers. Tropas del espacio)
¿Cuántas maneras hay de suicidarse? ¿Hay unas más dulces, más estéticas, más románticas que otras? Las hay repulsivas, como la del que se ahorca -que no tiene en cuenta al pobre miserable que descubrirá el cadáver-, o torturantes, como la del que se toma un veneno: Lugones, que ingirió whisky y arsénico para morir, tuvo tales convulsiones que el catre en el que yacía se desplazó de un lado a otro de la escueta habitación de hotel donde se alojaba. Las hay también absurdas y dolorosas a la vez, como la del que se autodegüella, o la del que muere dándose cabezazos contra las paredes de la celda. Y orgullosas y rodeadas de rituales, como la de Mishima, que se hizo el harakiri delante de la tropa japonesa. Y hay muertes dulces, según dice, como la del que se hunde en la nieve y muere por congelación, o la del que enciende el motor de su automóvil en un recinto cerrado y muere por asfixia. El más aséptico de los suicidios es tal vez el del que ingiere una cantidad tal de somníferos que se hunde silenciosamente en una oscuridad sin orillas. Y el más estético, aunque no menos atroz, el de aquel que entra en el agua con sus bolsillos llenos de piedras
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
Ganar combatiendo o llevar a cabo un asedio victorioso sin recompensar a los que han hecho méritos trae mala fortuna y se hace merecedor de ser llamado avaro. Por eso se dice que un gobierno esclarecido lo tiene en cuenta y que un buen mando militar recompensa el mérito. No moviliza a sus tropas cuando no hay ventajas que obtener, ni actúa cuando no hay nada que ganar, ni lucha cuando no existe peligro.
Sun Tzu (The Art of War)
no combatas en un terreno de dispersión, no te detengas en un terreno ligero, no ataques en un terreno clave (ocupado por el enemigo), no dejes que tus tropas sean divididas en un terreno de comunicación. En terrenos de intersección establece comunicaciones; en terrenos difíciles, entra aprovisionado; en terrenos desfavorables, continúa marchando; en terrenos cercados, haz planes; en terrenos mortales, lucha.
Sun Tzu (The Art of War)
Se concluye de esto que todo el que no quiera vencer no tiene más que servirse de esas tropas, muchísimo más peligrosas que las mercenarias, porque están perfectamente unidas y obedecen ciegamente a sus jefes, con lo cual la ruina es inmediata; mientras que las mercenarias, para someter al príncipe, una vez que han triunfado, necesitan esperar tiempo y ocasión, pues no constituyen un cuerpo unido y, por añadidura, están a sueldo del príncipe. En
Niccolò Machiavelli (El Principe)
Lo que Cleopatra no se molestó en decir a César es que le había mostrado el cuchillo a Poteino dos días antes de usarlo. Poteino lloró, gimió y rogó mucho por su vida durante esos dos días. La batalla naval tuvo lugar en los primeros días de diciembre. César dispuso sus naves mar adentro pero a corta distancia de los escollos situados frente al puerto de Eunostos; los diez barcos rodios a su derecha, los diez pónticos a su izquierda, y una brecha de unos setenta metros entre unos y otros para poder maniobrar. Los veinte barcos de transporte transformados en buques de guerra estaban mucho más atrás. César había diseñado la estrategia, pero Eufranor la puso en práctica, y antes de que zarpara la primera galera se cuidaron meticulosamente todos los detalles. Cada barco de reserva sabía exactamente qué nave de la hilera debía reemplazar; cada legado y tribuno sabía con toda precisión cuáles eran sus obligaciones; cada centuria sabía qué corvus utilizar para abordar un barco enemigo, y el propio César visitó cada unidad para pronunciar unas palabras de aliento y ofrecer un breve resumen de sus propósitos. Su larga experiencia le había demostrado que los soldados rasos bien adiestrados y avezados en el combate a menudo podían tomar la iniciativa y convertir una derrota en una victoria si también ellos conocían con exactitud los planes del general, así que siempre informaba a la tropa.
Colleen McCullough (El caballo del César (Spanish Edition))
Sitúa a tus tropas en un punto que no tenga salida, de manera que tengan que morir antes de poder escapar. Porque, ante la posibilidad de la muerte, ¿qué no estarán dispuestas a hacer? Los guerreros dan entonces lo mejor de sus fuerzas. Cuando se hallan ante un grave peligro, pierden el miedo.Cuando no hay ningún sitio a donde ir, permanecen firmes; cuando están totalmente implicados en un terreno, se aferran a él. Si no tienen otra opción, lucharán hasta el final.
Sun Tzu (The Art of War)
Permanece al acecho, reuniendo sus tropas y enviando emisarios secretos a los pulmones, los ganglios linfáticos, los huesos y el cerebro. De repente inicia una guerra relámpago, sin entender, en su estúpida voracidad, que la victoria solo puede provocar su propia muerte. [...] Solo que quizá sea eso lo que pretende. Quizá se odia a sí mismo, quizá ha nacido con el deseo de asesinar no al huésped, sino a sí mismo. Lo que convierte al cáncer en el verdadero príncipe del suicidio.
Stephen King (End of Watch (Bill Hodges Trilogy, #3))
​¿Qué dirigente es más sabio y capaz? ​¿Qué comandante posee el mayor talento? ​¿Qué ejército obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno? ​¿En qué ejército se observan mejor las regulaciones y las instrucciones? ​¿Qué tropas son más fuertes? ​¿Qué ejército tiene oficiales y tropas mejor entrenadas? ​¿Qué ejército administra recompensas y castigos de forma más justa? ​Mediante el estudio de estos siete factores seré capaz de adivinar cuál de los dos bandos saldrá victorioso y cuál será derrotado.
Sun Tzu (El Arte de la Guerra: El libro de estrategia militar y de guerra mas importante de la doctrina taoista)
Durante el último conflicto, cuando las tropas de tu padre estrechaban su cerco sobre nosotros, todos los ciudadanos se hallaban ocupados en reforzar las murallas y corrían de aquí para allá atareados. De pronto Diógenes se puso a empujar su tinaja pendiente arriba, para luego hacerla rodar hacia abajo y volverla a empujar nuevamente hacia arriba. «Pero ¿por qué haces eso?», le preguntaron. Y él respondió: «Por ningún motivo especial. Pero veo a los demás tan atareados que me parece mal estar de brazos cruzados».
Valerio Massimo Manfredi (Trilogía de Aléxandros)
Enfermera jefe del cuartel número 2: Sin novedades en Rappahannock. Tropas en excelente estado. Cuerpo de Guardia a las órdenes del coronel Teddy siempre en su puesto. Comandante en jefe general Laurence pasa revista diaria. El capitán Mullet mantiene el orden en el campamento y el mayor León hace por la noche el servicio de guardia. Al llegar las buenas noticias de Washington se hizo una salva de veinticuatro cañonazos y hubo revista en el cuartel general. Comandante en jefe envía sus mejores deseos y saludos, a los que se une de corazón el Coronel Teddy.
Louisa May Alcott (Little Women (Little Women, #1))
Los madrileños se han puesto a levantar barricadas. Cada uno hace la suya a su gusto y según su concepto particular de la estrategia. Los vecinos de cada calle tienen a orgullo que su barricada sea la mejor de todo el barrio. Como cada cual concibe la guerra como un asunto privado y todos creen que la gran batalla para el aniquilamiento del fascismo internacional tendrá lugar a la puerta de su casa, se prescinde alegremente de toda consideración general y las barricadas cortan arbitrariamente la circulación, impidiendo el paso de camiones y retardando los movimientos de tropa y los suministros.
Manuel Chaves Nogales
Merece la pena recalcar el hecho de que, por aquel entonces, en la primavera de 1919, cuando la revolución de la izquierda se esforzaba en vano por tomar forma, la futura revolución nazi ya estaba allí, dispuesta y poderosa, sólo que sin Hitler: los Freicorps, encargados de salvar a Ebert y a Noske, eran simplemente lo que más adelante serían las tropas de asalto nazis, incluso en cuanto a la identidad de sus componentes, por no hablar de sus convicciones, su conducta y la forma de combatir. Ellos ya habían inventado el «abatimiento durante la huida», habían adelantado un buen trecho en la ciencia de la tortura y tenían una forma muy generosa de conducir a los
Sebastian Haffner (Historia de un alemán (Áncora & Delfín) (Spanish Edition))
Para o fim do Verão daquele ano vivíamos numa aldeia que, para lá do rio e da planície confrontava as montanhas. No leito do rio havia seixos e pedregulhos, secos e brancos ao sol, e a água clara corria suavemente pelos canais. Passavam tropas em frente da casa e desciam a estrada e a poeirada que levantavam cobria as folhas das árvores. Os troncos das árvores estavam também cobertos de pó e as folhas caíram cedo naquele ano, e víamos as tropas marchando pela estrada fora e o pó que se levantava e as folhas, levantadas pela brisa, caíam sobre os soldados em marcha e depois a estrada deserta e branca sem nada além das folhas. Ernest Hemingway, Adeus às Armas -----------------------------
Ernest Hemingway (A Farewell to Arms)
A veces la conciencia puede ser más fuerte que el entrenamiento y todas las estupendas razones para la guerra —deber, honor, patria—, y algunos ven la destrucción que causan dondequiera que vayan a combatir, ven a los compañeros desangrándose por una granada enemiga y los cuerpos de civiles atrapados en la contienda, mujeres, niños, ancianos, y se preguntan por qué pelean, qué propósito tiene esa guerra, la ocupación de un país, el sufrimiento de gente igual a uno, y qué pasaría si tropas invasoras entraran con tanques a su barrio, aplastaran sus casas, y los cadáveres pisoteados fueran los de sus hijos y esposas, y también se preguntan por qué se le debe más lealtad a la nación que a Dios o al propio sentido del bien y del mal, y por qué siguen en ese afán de muerte y cómo van a convivir con el monstruo en que se han convertido.
Isabel Allende (Ripper)
Otro aspecto que se debía tener en cuenta era la actitud de la Iglesia respecto a la cuestión de la vida a propósito de la guerra y las ejecuciones. En esa época Rusia estaba en guerra. Y los rusos, en nombre del amor cristiano, se pusieron a matar a sus hermanos. Era imposible no pensar en ello, no ver que el asesinato es un mal contrario a los principios más elementales de cualquier religión. Sin embargo, en las iglesias, rezaban por el éxito de nuestras tropas y los maestros espirituales consideraban esos asesinatos como una derivación de la fe. Además, no sólo se cometieron asesinatos en la guerra: durante los disturbios que le sucedieron vi a miembros de la Iglesia, maestros, monjes y ascetas que aprobaban el asesinato de jóvenes extraviados, impotentes. Y presté atención a todo lo que hacían esas personas que se llamaban cristianos, y me quedé aterrorizado.
Leo Tolstoy (A Confession)
Como los corazones de dos pajarillos, suena el tictac de sus dos relojes entre sus manos, por encima de la tumultuosa masa que se oye como una tormenta en el campo de batalla. Ambos, Napoleón y Wellington, echan mano continuamente al cronómetro y cuentan las horas, los minutos, que les han de traer aquella última y decisiva ayuda. Wellington sabe que Blücher está cerca y Napoleón espera a Grouchy. A ambos se les han agotado las tropas de reserva, y aquel que antes entre en acción decidirá la batalla. Ambos generales dirigen sus catalejos hacia aquel linde del bosque por donde, como una suave neblina, parece arribar la vanguardia prusiana. Dudan de si se trata solo de alguna estratagema o es en efecto el mismo ejército prusiano huyendo de Grouchy. Los ingleses no pueden ya ofrecer más que un último intento de resistencia, pero también las fuerzas francesas están al borde del desfallecimiento. Como dos boxeadores jadeantes y exhaustos, se mantienen en pie, pero con los brazos ya paralizados, tomando aliento antes de avanzar hacia el otro por última vez. Inexorable se acerca el asalto decisivo.
Stefan Zweig (Momentos estelares de la humanidad (Opera Magna) (Spanish Edition))
A Revolução de 1930 trouxe o fim do que ficou conhecido como A República Velha. Uma junta militar tomou o poder, com Getúlio Vargas à frente. Ele prometeu uma Constituinte, mas os paulistas quiseram apressar as coisas e se insurgiram contra o Governo Federal. Sim, foi uma guerra civil: a Revolução Constitucionalista de 1932. Os paulistas foram derrotados pelas tropas federais, e então tentaram manter sua hegemonia no país por uma via mais duradoura: a da cultura. Em 1934 nasceu a Universidade de São Paulo, masnossa historiografia costuma repetir que a USP nasceu como uma revanche dos paulistas diante da “gauchada embrutecida” que havia se instalado no governo, sob o comando de Vargas. Levando em conta, hoje, a influência da USP sobre toda a nossa rede universitária, não há como não dizer que a tal revanche foi vitoriosa. São Paulo perdeu nas armas, mas venceu na cultura. A USP trouxe a França para o Brasil, pois professores jovens franceses, que depois se tornaram referências internacionais e quase atemporais, vieram para cá por meio de acordos e convênios. A cidade de São Paulo ganhou, então, um aspecto
Paulo Ghiraldelli Jr. (República Brasileira: de Deodoro a Bolsonaro)
Por todo el reino otomano son enviados heraldos que anuncian el reclutamiento de todos aquellos que sean capaces de portar armas, y el 5 de abril de 1453, como una marea que irrumpe de repente, aparece un inmenso ejército otomano en las llanuras de Bizancio que se extiende casi hasta los muros de la ciudad. A la cabeza de sus tropas, envuelto en una suntuosa túnica, cabalga el sultán para levantar su tienda frente a la puerta Lykas. Pero antes de dejar que el viento ondee sus estandartes ante su cuartel general, ordena que le extiendan su alfombra de rezos. Descalzo, pone sus pies sobre ella y dirigiendo su rostro a La Meca se inclina por tres veces haciendo llegar su frente hasta el suelo. Y detrás de él —¡maravilloso espectáculo!—, con el mismo gesto, en la misma dirección y al mismo ritmo, más de cien mil hombres de su ejército pronuncian la misma oración: Quiera Alá darles fuerzas y otorgarles la victoria. Y es ahora cuando se levanta el Sultán para pasar de humillado a desafiante, de siervo de Dios a señor y guerrero. Y ahora sus tellals, los pregoneros oficiales, se lanzan por todo el campamento para, a golpe de tambor y al son de fanfarrias, proclamar que el sitio de la ciudad ha comenzado.
Stefan Zweig (Momentos estelares de la humanidad (Opera Magna) (Spanish Edition))
En enero de ese año, en las proximidades del molino de un granjero suizo a orillas del Río Americano, un individuo de apellido Marshall había encontrado en el agua una escama de oro. Esa partícula amarilla, que desató la locura, fue descubierta nueve días después que terminó la guerra entre México y Estados Unidos con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo. Cuando se regó la noticia, California ya no pertenecía a México. Antes que se supiera que ese territorio estaba sentado sobre un tesoro de nunca acabar, a nadie le importaba demasiado; para los americanos era región de indios y los pioneros preferían conquistar Oregón, donde creían que se daba mejor la agricultura. México lo consideraba un peladero de ladrones y no se dignó enviar sus tropas para defenderlo durante la guerra. Poco después Sam Brannan, editor de un periódico y predicador mormón enviado a propagar su fe, recorría las calles de San Francisco anunciando la nueva. Tal vez no le habrían creído, pues su fama era algo turbia —se rumoreaba que había dado mal uso al dinero de Dios y cuando la Iglesia mormona le exigió devolverlo, replicó que lo haría... contra un recibo firmado por Dios— pero respaldaba sus palabras con un frasco lleno de polvo de oro, que pasó de mano en mano enardeciendo a la gente. Al grito de ¡oro! ¡oro! tres de cada cuatro hombres abandonaron todo y partieron a los placeres. Hubo que cerrar la única escuela, porque no quedaron ni los niños.
Isabel Allende (Hija de la fortuna (Trilogía involuntaria, #1))
Aquel gentío, aquellos gritos, 《¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!》, aquellas banderas españolas... Nadie trabajaba esa tarde. Las empresas habían dado permiso a sus empleados para ir a recibir al 《salvador》de la patria. Y la gente, como una alfombra extendida sobre las calles, lo llenaba todo, hasta el último rincón. ¿La misma gente que había luchado por la República? ¿La misma cuyos padres, maridos o hijos habían caído en el frente? ¿La misma que soportó los atroces bombardeos que buscaban crear el máximo miedo en la población civil? ¿La misma que pasó hambre y frío? Aquella mañana del 26 de enero de 1939, viendo a las tropas victoriosas entrando por la Diagonal, se preguntó de dónde sacaban los supervivientes las banderas, y si el entusiasmo y la alegría eran reales o un simple alivio por el fin de la guerra. Habían pasado poco más de diez años y todo seguía igual o... Banderas, saludos fascistas, gritos de adhesión al vencedor. ¿Tan rápido el olvido? ¿Tanta necesidad de paz a cualquier precio? ¿Tanto miedo que masticar y tragar con tal de seguir adelante? ¿Y los más de cien mil cadáveres enterrados en cunetas y montañas, fosas comunes y cementerios, a la espera de un tiempo mejor en el que volver a merecer un respeto y recuperar su dignidad, mientras el régimen seguía fusilando y aumentando la cuenta? El dictador volvía por tercera vez a Barcelona y allí estaba la ciudad rendida a sus pies. Tal vez los que permanecían en sus casas fueran más numerosos, mucho más, pero ellos callaban. También lo hacían algunos de los presentes, obligados a presenciar toda aquella parafernalia porque si no podían ser represaliados por sus empresas, que en caso de estar lejos habían puesto autocares para la movilidad de sus empleados. Era un día sin excusas. Hasta los enfermos debían curarse milagrosamente.
Jordi Sierra i Fabra
llegar a Niza, Napoleón encontró un ejército incapaz de desplazarse a ningún sitio. La temperatura era heladora y carecían de abrigos. No habían tomado carne durante tres meses, y el suministro de pan era irregular. La artillería era acarreada por mulas, ya que los caballos habían muerto de desnutrición, y batallones enteros caminaban descalzos o con zuecos, vestidos con uniformes improvisados, muchas veces arrebatados a los caídos. Solo se podía identificar como soldados a algunos de los hombres porque llevaban cartucheras, y en muchos casos portaban mosquetes que carecían de bayoneta. Hacía meses que no recibían la paga, avivando los rumores de motín[6]. La fiebre estaba descontrolada y había acabado con, al menos, 600 miembros de la 21ª Semibrigada en 20 días[*]. Una escritora inglesa residente en Florencia, Mariana Starke, describió con acierto el «estado lamentable» del ejército francés previo a la llegada de Napoleón: «a falta de lo más necesario, con una fiebre pestilente, consecuencia natural de la hambruna… abatidos y debilitados por la enfermedad, y carentes de monturas, de cañones y de casi cualquier ímpetu bélico»[7]. La réplica de Napoleón al «estado lamentable» de su ejército fue destituir a Meynier y comisionar a su intendente, Chauvet, para que reorganizase por completo a las tropas, recurriendo si era preciso, como comunicó al Directorio el 28 de marzo, a «amenazar a los proveedores, que han robado mucho, y que disfrutan de crédito»[8]. Ordenó también al Ciudadano Faipoult, delegado de Francia en Génova, que solicitase un préstamo de 3 millones de francos «sin hacer ruido» a los financieros judíos de la ciudad, y convocó a la caballería que pastaba en el valle del Ródano, en descanso invernal. A los dos días de llegar a Niza, Napoleón había desmantelado el 3º Batallón de la 209ª Semibrigada por amotinamiento, había despedido del ejército a sus oficiales y suboficiales, y había diseminado al resto de mandos en grupos de cinco entre los demás batallones. Creía que era esencial tratar a todos bajo las mismas normas, teniendo en cuenta, tal y como escribió, que, «si se concediese un solo privilegio a alguien, fuese quien fuese, nadie obedecería la orden de marchar»[9]. El 8 de abril informó al Directorio de que se había visto obligado a castigar a sus hombres por entonar himnos antirrevolucionarios, y que había tenido que enviar a la corte militar a dos oficiales por gritar «Vive le roi!»[10]. Los comandantes de división de Napoleón se sintieron muy pronto impresionados por su capacidad para el trabajo duro.
Andrew Roberts (Napoleón: una vida)
¿QUIÉN DESATÓ LA VIOLENCIA EN GUATEMALA?   En 1944, Ubico cayó de su pedestal, barrido por los vientos de una revolución de sello liberal que encabezaron algunos jóvenes oficiales y universitarios de la clase media. Juan José Arévalo, elegido presidente, puso en marcha un vigoroso plan de educación y dictó un nuevo Código del Trabajo para proteger a los obreros del campo y de las ciudades. Nacieron varios sindicatos; la United Fruit Co., dueña de vastas tierras, el ferrocarril y el puerto, virtualmente exonerada de impuestos y libre de controles, dejó de ser omnipotente en sus propiedades. En 1951, en su discurso de despedida, Arévalo reveló que había debido sortear treinta y dos conspiraciones financiadas por la empresa. El gobierno de Jacobo Arbenz continuó y profundizó el ciclo de reformas. Las carreteras y el nuevo puerto de San José rompían el monopolio de la frutera sobre los transportes y la exportación. Con capital nacional, y sin tender la mano ante ningún banco extranjero, se pusieron en marcha diversos proyectos de desarrollo que conducían a la conquista de la independencia. En junio de 1952, se aprobó la reforma agraria, que llegó a beneficiar a más de cien mil familias, aunque sólo afectaba a las tierras improductivas y pagaba indemnización, en bonos, a los propietarios expropiados. La United Fruit sólo cultivaba el ocho por ciento de sus tierras, extendidas entre ambos océanos. La reforma agraria se proponía «desarrollar la economía capitalista campesina y la economía capitalista de la agricultura en general», pero una furiosa campaña de propaganda internacional se desencadenó contra Guatemala: «La cortina de hierro está descendiendo sobre Guatemala», vociferaban las radios, los diarios y los próceres de la OEA[97]. El coronel Castillo Armas, graduado en Fort Leavenworth, Kansas, abatió sobre su propio país las tropas entrenadas y pertrechadas, al efecto, en los Estados Unidos. El bombardeo de los F-47, con aviadores norteamericanos, respaldó la invasión. «Tuvimos que deshacernos de un gobierno comunista que había asumido el poder», diría, nueve años más tarde, Dwight Eisenhower[98]. Las declaraciones del embajador norteamericano en Honduras ante una subcomisión del Senado de los Estados Unidos, revelaron el 27 de julio de 1961 que la operación libertadora de 1954 había sido realizada por un equipo del que formaban parte, además de él mismo, los embajadores ante Guatemala, Costa Rica y Nicaragua. Allen Dulles, que en aquella época era el hombre número uno de la CIA, les había enviado telegramas de felicitación por la faena cumplida. Anteriormente, el bueno de Allen había integrado el directorio de la United Fruit Co. Su sillón fue ocupado, un año después de la invasión, por otro directivo de la CIA, el general Walter Bedell Smith. Foster Dulles, hermano de Allen, se había encendido de impaciencia en la conferencia de la OEA que dio el visto bueno a la expedición militar contra Guatemala. Casualmente, en sus escritorios de abogado habían sido redactados, en tiempos del dictador Ubico, los borradores de los contratos de la United Fruit. La caída de Arbenz marcó a fuego
Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina)
Em 1º de outubro, o exército alemão preparou-se para ocupar Varsóvia. Antes, porém, exigiu doze reféns – dez cristãos e dois judeus – que responderiam com suas vidas por quaisquer distúrbios que ocorressem enquanto as tropas avançassem. Ao entrarem na cidade, os alemães instalaram cozinhas de campanha e distribuíram gratuitamente sopa e pão à população faminta. Centenas de pessoas foram até lá. Imediatamente, operadores de câmara alemães montaram seus equipamentos e filmaram as tropas alemãs trazendo alimentos aos poloneses famintos. Terminadas as filmagens, desapareceram tanto os operadores de câmara quanto as cozinhas de campanha.
Martin Gilbert (A Segunda Guerra Mundial: Os 2.174 dias que mudaram o mundo)
«La estrategia decide dónde actuar; la logística traslada las tropas hasta ese punto; la táctica general dedide el modo de ejecutar la acción y el uso de las tropas».[7]
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
Los americanos se habían visto influidos por la exitosa experiencia británica en Malaisia, tal y como la describió Robert Thompson.[24] Bajo el liderazgo de sir Gerald Templer, se había podido contener la insurgencia comunista del país asiático. «La cuestión armada del asunto solo es el 25 por ciento del problema», apuntó Templer, «y el otro 75 por ciento radica en conseguir que la gente del país nos apoye». La respuesta al problema no era «llenar la jungla de tropas». Bien al contrario, en una frase que Templer hizo famosa, «había que llenar los corazones de la gente». Templer entendía la importancia de la acción cívica pero también la necesidad de mostrar una firme determinación de ganar. Eso requería una cierta disposición a ser duro.[25] Templer tuvo éxito, pero también disfrutó de unas condiciones ciertamente favorables. En Malaisia los comunistas estaban muy asociados con la población minoritaria china, sus rutas de suministro eran pobres, y las condiciones económicas del país eran razonablemente aceptables. Los fracasos franceses en Vietnam y Argelia se reflejaron en los escritos de David Galula, que proporcionó uno de los textos más lúcidos sobre cómo contrarrestar las tácticas comunistas, y que popularizó el concepto de «insurgencia». También apuntaba la importancia de la lealtad de la población. Para que una contrainsurgencia tuviera éxito debía asegurarse que el pueblo se sintiera protegido y así pudiera cooperar sin miedo a las represalias. La victoria requería pacificar una zona tras otra, convirtiéndolas paulatina y progresivamente en bases desde las cuales pasar a la siguiente área.[26] La experiencia real de Galula en Argelia fue desigual. Sus esfuerzos por tratar a la gente local benévolamente no se vieron secundados por muchos de sus colegas militares. Cuando se trataba de la propaganda, opinaba que los franceses eran «definitiva e infinitamente más estúpidos que nuestros oponentes». Como otros especialistas en contrainsurgencia, Galula descubrió que su teoría no se ajustaba ni a las estructuras políticas locales ni a la cultura militar.[27] El principal efecto del intento de la clase militar francesa de implementar una doctrina contrainsurgente que atacara a los comunistas en su intensidad política y su violencia fue que comenzaron a volver su furia hacia París por no apoyar sus esfuerzos con suficiente vigor, incluso intentando un golpe de estado.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
Un famoso ejemplo de un mando desesperado por un sorprendente movimiento militar (aunque ya había sido advertido) fue Stalin, en junio de 1941, cuando se inició la ofensiva alemana y las tropas de Hitler comenzaron a ganar terreno rápidamente. Durante unos cuantos días el pueblo soviético no supo nada de Stalin, que luchaba por comprender qué estaba ocurriendo. Mientras lo hacía, los individuos del frente respondieron como mejor pudieron, algunos retirándose y otros arrojándose a la lucha con gran valor. Al final, Stalin pareció recobrarse, despachó un mensaje a su gente y tomó el mando de la lucha. El tamaño de su país y de su población significaba que para los alemanes era prioritaria una victoria rápida, o no lo lograrían, y Hitler despreciaba tanto la mentalidad eslava que creía que el feroz empuje de sus tropas podía aplastar al enemigo. Cuando el pretendido colapso psicológico fracasó y no pudo alcanzar los límites fijados, las fuerzas de Hitler fueron repelidas y al final expulsadas. El efecto de la conmoción no funcionó porque el liderazgo soviético se mantuvo firme.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
Donde hay poder y victorias y dinero hay corrupción. En Cartago ha habido demasiado tiempo de victorias y la corrupción se instaló con comodidad. Yo la corté de raíz entre mis tropas de la única forma que puede hacerse: arrancándola de cuajo.
Santiago Posteguillo (La traición de Roma)
lo más sorprendente del 11 de septiembre es que no hubiera ocurrido antes. Estados Unidos llevaba años subvencionando a Israel. Había sostenido al régimen del sha en Irán. Había desplegado tropas en Arabia. No había pocos motivos para un atentado perpetrado por uno u otro de los grupos terroristas de Oriente Próximo.
Niall Ferguson (Coloso)
Si el azar es el padre de toda carne, El desastre es su arcoíris en el cielo, Y cuando escuchas ¡Estado de emergencia! ¡Francotirador mata a diez! ¡Tropas alborotadas! ¡Saqueos raciales! ¡Bomba destruye una escuela! Es el sonido del ser humano adorando a su creador.26 ¿Y
Miguel Núñez (El Poder de la Palabra para Transformar una Nación: Un llamado bíblico e histórico a la iglesia latinoamericana (Spanish Edition))
El 9 de abril de 1940, las tropas germanas desembarcaron en varios puntos de la costa noruega, como Trondheim y Narvik entre otros, además de Oslo. Por primera vez en la historia militar se emplearon paracaidistas;
Jesús Hernández (Todo lo que debe saber sobre la Segunda Guerra Mundial)
El general Santa Cruz es uno de los primeros del elenco, pues ante las tropas lo presenta como: «El Padre de las tres repúblicas, el hombre insigne del siglo, quien no ha contado más que con mi subordinación y buena fe, y el profundo respeto que le debo como salvador de mi patria».
Elías Pino Iturrieta (Simón Bolívar: Esbozo biográfico (Biblioteca Elías Pino Iturrieta nº 7) (Spanish Edition))
a vida normalizara-se naquela anormalidade" nesta citação, Euclides reclama da forma como as tropas brasileiras estavam se acostumando com a vida no campo de batalha e com os constantes ataques vindos de canudos, não aceitando a passividade em que aquela situação estava sendo enfrentada.
Euclides da Cunha (Os sertões)
a vida normalizara-se naquela anormalidade" nesta citação, Euclides reclama da forma como as tropas brasileiras estavam se acostumando com a vida no campo de batalha e com os constantes ataques vindos de canudos, não aceitando a passividade com que aquela situação estava sendo enfrentada.
Euclides da Cunha (Os sertões)
El ejército cuyas tropas se pegan menos entre sí es el que triunfa sobre el otro.
Karl Marx (Wage Labour and Capital)
Estimado señor presidente y amigo: Acordándome de las horas que Vuestra Excelencia tiene que permanecer en su bufete me tomo la libertad de remitirle un robe de chambre y un gorro para que lo use en mi nombre, no fiándose en su importancia sino como un regalo de su afectísimo y amigo Justo J. de Urquiza. A través del mensajero supo que pertenecieron al vestuario del emperador de China, tomado durante el saqueo de tropas inglesas al Palacio de verano de Pekín (en octubre de 1860, en el transcurso de la Guerra del Opio). El gorro tenía forma de un cilindro chato y ajustado a la cabeza. Se lo llamaba de esa manera porque efectivamente se empleaba para que, al fumar, el pelo estuviera protegido y no se impregnara de olor a tabaco. La bata también formaba parte del equipo del fumador, ya que preservaba la ropa. Por eso, también se la llamaba “fumoir” y dio origen al smoking.
Daniel Balmaceda (Sarmiento: El presidente que cambió a la Argentina)
Unos hombres dicen que una tropa a caballo y unos hombres dicen que una tropa de a pie y unos hombres dicen que una escuadra de naves es la cosa más bella sobre la negra tierra. Mas yo digo que es lo que tú amas. Bien fácil es hacerlo comprensible por todos. Porque ella, que a todo ser humano sobrepasó en belleza, Helena, dejó a su bello esposo atrás, y marchó en barco a Troya. No tuvo un pensamiento ni para hijos, ni para amados padres … levemente me hizo recordar ahora a Anactoria, que ya no está. Prefería ver su deseable andar y el juego de la luz sobre su rostro antes que carros lidios o filas de soldados con ganas de guerrear…
Safo
Bashere bajó la voz hasta hablar en un murmullo. —No estáis razonando con claridad. Ése era un buen plan al principio, pero su general piensa con rapidez. Se desplegó para entorpecer nuestros ataques antes de que pudiéramos caer sobre ellos en una maniobra envolvente. Aun así, aparentemente le hemos infligido un duro castigo, y ahora está reuniendo de nuevo a todas sus tropas. No lo cogeréis por sorpresa. Lo que quiere es que vayáis por él. Está ahí fuera, esperando que ocurra. Asha’man o no Asha’man, si nos ponemos cara a cara con ese tipo, si nos encontramos a su altura, entonces creo que los buitres se darán un festín y nadie saldrá vivo. —Nadie se encuentra a la altura del Dragón Renacido —gruñó Rand—. Los Renegados pueden decírselo a ese hombre, sea quien fuere. ¿Verdad, Flinn? ¿Dashiva? —Flinn asintió vacilante. Dashiva se encogió—. ¿Pensáis que no puedo sorprenderlo, Bashere? ¡Pues observad! Sacó el envoltorio alargado y le quitó la tela que lo cubría; oyó exclamaciones ahogadas cuando las gotas de lluvia relucieron sobre una espada aparentemente hecha de cristal. La Espada que no es una Espada. —Veamos si se sorprende o no con Callandor en las manos del Dragón Renacido, Bashere.
Robert Jordan (The Path of Daggers (The Wheel of Time, #8))
Como seres humanos que somos formamos parte de una familia, convivimos en comunidad, somos parte de una empresa, tribu o tropa.
Albert Riba (Conexión monástica: Reglas milenarias para el vertiginoso siglo XXI (Gestión del conocimiento) (Spanish Edition))
para los soldados de infantería es que puedan verse mutuamente. El hecho de ver el avión en el cielo, saber que alguien cuida de ellos, proporciona a las tropas en tierra una mayor sensación de confianza. Y ver a los soldados en tierra permite a los pilotos estar más tranquilos sabiendo que, en caso de que les necesiten, podrán ayudarles.
Simon Sinek (Los líderes comen al final)
«Tropas en contacto» significa que alguien que está en el suelo tiene problemas. Es la
Simon Sinek (Los líderes comen al final)
Aos bamburrais da tristeza Foi-se o pobre coração. Que de saudades que sinto Das cochilhas lá do sul, Dos campos onde escarceia Meu parelheiro taful! Ai vida longe dos pagos, Vida tirana, por Deus! Quem não gosta da querência, Da querência que é dos seus? Abombado, cabisbaixo Ando nas terras de cá, Deixo as bolas, deixo o laço, Deixo o pingo, tudo já. Boi xucro que vai de tropa, Não chora o que eu já chorei; Ai saudades de meu peito, Saudades do que deixei! Vem-me tudo na memória: As tronqueiras e o curral, A estância com seus potreiros, O vargedo e o macegal!
Apolinário Porto-Alegre (O Vaqueano)
... cuántas veces hay seres que sólo sirven de transitorios puentes para dos personas que luego han de mantener una vinculación profunda y decisiva: como esos puentes frágiles que improvisan los ejércitos sobre un abismo, y que son recogidos una vez que las tropas los han pasado.
Ernesto Sabato
Um estado de cavalos. Os cavaleiros. Nenhum não tinha desapeado. E deviam de ser perto duns cem. Respirei: a gente sorvia o bafejo — o cheiro de crinas e rabos sacudidos, o pelo deles, de suor velho, semeado das poeiras do sertão. Adonde o movimento esbarrado que se sussurra duma tropa assim — feito de uma porção de barulhinhos pequenos, que nem o dum grande rio, do a-flôr. A bem dizer, aquela gente estava toda calada. Mas uma sela range de seu, tine um arreaz, estribo, e estribeira, ou o coscós, quando o animal lambe o freio e mastiga. Couro raspa em couro, os cavalos dão de orêlha ou batem com o pé. Daqui, dali, um sopro, um meio-arquêjo. E um cavaleiro ou outro tocava manso sua montada, avançando naquele bolo, mudando de lugar, bridava.
João Guimarães Rosa (Grande Sertão: Veredas)
con una amenaza: «Si las tropas no están embarcadas
Javier Moro (El Imperio eres tú)
acabar la guerra, tenía tres deseos: primero, dejaré de arrastrarme por el suelo, iré en trolebús; segundo, me compraré una barra de pan blanco y me la comeré entera; tercero, dormiré hasta no poder más en una cama con sábanas blancas. Las sábanas blancas...» Albina Aleksándrovna Gantimúrova, sargento primero, tropas de reconocimiento
Svetlana Alexievich (La guerra no tiene rostro de mujer)
El resultado fue un «western patriótico», con las virtudes del primer género y los defectos del segundo, guiado por un Travis bobalicón, un Crockett (en que Wayne se interpretaba a sí mismo) todo sabiduría populista y heroicidad que daba sentido a su vida, acompañado de una tropa de borrachos y putañeros que no tienen nada claro por qué están ahí, excepto que la situación les da la oportunidad de matar algunos mexicanos. Como sacada del reflejo en el espejo de un film del realismo socialista, esta joya del realismo capitalista, repleta de discursos y arengas que eluden el tema de la esclavitud y el despojo nacional a México, que evaden la cuestión de los especuladores de tierras y la angloamericanización de la independencia texana, la película jugaría sin embargo su función de propagar el mito.
Paco Ignacio Taibo II (El Álamo (Spanish Edition))
Para un general romano, los honores supremos eran el Triunfo y el título de imperator. En la época republicana, este último era un título que otorgaban las propias tropas a un general victorioso.
Stephen Dando-Collins (Legiones de Roma: La historia definitiva de todas las legiones imepriales romanas. (Spanish Edition))
Historia de balcones I A partir del sábado 7 de marzo de 1835 y por 6.177 días (hasta el martes 3 de febrero de 1852), Juan Manuel de Rosas fue gobernador de la provincia de Buenos Aires. Además, fue el encargado de las Relaciones Exteriores de todas las provincias que integraban la Confederación Argentina. Por lo tanto, en él confluían los dos gobiernos, el provincial y el nacional. Al caer Rosas y sancionarse la Constitución en 1853, la unidad se había perdido y el país ya estaba partido en dos: Buenos Aires por un lado y la República Argentina (las trece provincias restantes) por el otro. Así sería hasta 1860, el año en que Buenos Aires se integró al resto. Este quiebre era apenas el comienzo de las discordias, porque pronto brotaron los conflictos de jurisdicción: el presidente administraba los destinos de toda la Nación desde una provincia que tenía un gobernador con poder supremo sobre su territorio. En ese escenario, el primer mandatario del país pasaba a ser un huésped del gobernador bonaerense. El primer presidente que vivió esa situación fue Bartolomé Mitre, pero no fue traumática por el hecho de que antes de asumir la presidencia era gobernador de Buenos Aires y su lugar lo ocupó el presidente provisional del Senado. En cambio, en el transcurso del mandato de Sarmiento hubo cruces con el gobernador bonaerense Emilio Castro (aquel que le dio sus tierras en Almagro a Floro Madero para que las rematara). Uno de los conflictos tuvo lugar en medio de un acto al que tanto Sarmiento como el gobernador Castro concurrieron con sus respectivos carruajes y los dos ordenaban a sus cocheros pasarse para tomar la delantera. Cada uno consideraba que el protocolo le daba prioridad. Y así fue cómo un simple acto se convirtió en una carrera de carrozas. Otro de los enfrentamientos se dio el 2 de enero de 1870, con motivo del desfile de las tropas que habían combatido en la Guerra del Paraguay. Durante los últimos días de diciembre de 1869 se habían organizado los detalles de la bienvenida. Los veteranos desembarcados se formarían en el largo muelle de Viamonte y la Alameda (es decir, Alem). Iban a desfilar por Alem hacia la Plaza de Mayo; luego, pasando por la puerta de la catedral, por Rivadavia hasta Maipú, y por esta rumbo a Retiro, a los cuarteles que los albergarían. Para Sarmiento era una complicación porque la Casa Rosada no tenía balcón y él necesitaba estar en un lugar en el cual sobresaliera para que se le rindieran honores. En cambio, el edificio del gobierno bonaerense, que se hallaba junto al Cabildo en el espacio que ahora ocupa la Avenida de Mayo, tenía una ubicación privilegiada. El gobernador Castro invitó a Sarmiento a presenciar el desfile desde los balcones del municipio. El sanjuanino respondió que era un acto nacional, que él mismo debía presidirlo y no podía ser huésped de nadie. Incluso le pidió al gobernador que le cediera el edificio a la Nación para que Sarmiento invitara a quien quisiera. El gobierno provincial se excusó alegando que ya había cursado las participaciones a los vecinos ilustres. El 1° de enero de 1870, una numerosa cuadrilla construyó un estrado de madera junto a la Recova (que cortaba a la actual Plaza en dos). Ese sería el palco oficial. Las tropas llegaron por la noche. Se resolvió que aguardaran en los barcos hasta el amanecer. Al día siguiente, pocos minutos antes de que se iniciara el apoteótico desfile —Buenos Aires era celeste y blanca, nunca se habían visto tantas banderas argentinas adornando la ciudad—, Sarmiento ordenó un cambio de ruta. Las tropas, entonces, ingresaban a la Plaza de la Victoria y no bien cruzaban el arco principal de la Recova, viraban hacia la derecha, abandonaban la Plaza y tomaban por Reconquista hacia Retiro. Esto hizo que el balcón del gobernador Castro, plagado de invitados, quedara fuera del recorrido. Tuvieron que contentarse con ver a los veteranos a cien metros de distancia. Para evitar com
Anonymous
Los comunistas han difundido la idea de que la religión es el opio del pueblo. Es verdad, porque sirve para frenar las tentaciones de los súbditos, y si no existiera la religión, habría el doble de gente en las barricadas, por eso en los días de la Comuna había poca, y se la pudieron cargar sin tardanza. Claro que, tras haber oído hablar a ese médico austriaco de las ventajas de la droga colombiana, yo diría que la religión también es la cocaína de los pueblos, porque la religión empujó y empuja a las guerras, a las matanzas de infieles, y esto vale para cristianos, musulmanes y otros idólatras; y si los negros de África antes se limitaban a matarse entre ellos, los misioneros los han convertido y los han transformado en tropa colonial, de lo más adecuada para morir en primera línea, y para violar a las mujeres blancas cuando entran en una ciudad. Los hombres nunca hacen el mal de forma tan completa y entusiasta como cuando lo hacen por convencimiento religioso.
Anonymous
Cuando el ejército que tenía ante sí venía precedido de temible fama, no tranquilizaba al suyo negando ni despreciando las fuerzas contrarias, antes bien las exageraba hasta la mentira. Así, pues, cuando la proximidad de Juba había infundido miedo en el corazón de todos los soldados, los reunió y les dijo: Sabed que dentro de pocos días el rey estará delante de vosotros con diez legiones, treinta mil caballos, cien mil hombres de tropas ligeras y trescientos elefantes. Absteneos todos de preguntas y conjeturas y descansad en mí, que conozco lo que ha de hacerse; embarcaré en un barco viejo a los que difundan rumores e irán a parar a donde los lleve el Viento.
Anonymous
Es una gran satisfacción poder ayudar directamente a las tropas de tierra, ya que son estas quienes soportan lo más duro de la lucha.
El Barón Rojo (El Barón Rojo: Autobiografía (Caballeros de la Pour le Merité nº 2) (Spanish Edition))
De aquellos mentirosos y oportunistas de primera hora, podrían citarse cientos, pasamos directamente a la tropa de la zeja del zapaterismo, una horda soberbia y dañina como pocas. Pero con firme control sobre la mayor parte del entretenimiento llamado aquí cultura. Ellos montaron una de las mayores campañas de intimidación en la que se calificaba nada menos que de agrios, malhumorados, torvos, casposos, tristes y aguafiestas a los que se atrevieran a cuestionar las bondades de Zapatero, el hombre de la «zeja», que hacía ganar a la gente que quería «salvar la alegría». Ahí estaban todas las diversas mafias del mundillo cultural de la izquierda, uno de los colectivos más corruptos y moralmente obscenos de este país.
Hermann Tertsch (Días de ira (Actualidad) (Spanish Edition))
Mujer negra Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar. La noche, no puedo recordarla. Ni el mismo océano podría recordarla. Pero no olvido el primer alcatraz que divisé. Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales. Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral Me dejaron aquí y aquí he vivido. Y porque trabajé como una bestia, aquí volví a nacer. A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir. Me rebelé. Su Merced me compró en una plaza. Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí. Mi hijo no tuvo nombre. Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés. Anduve. Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes. Bogué a lo largo de todos sus ríos. Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí. Por casa tuve un barracón. Yo misma traje piedras para edificarlo, pero canté al natural compás de los pájaros nacionales. Me sublevé. En esta tierra toqué la sangre húmeda y los huesos podridos de muchos otros, traídos a ella, o no, igual que yo. Ya nunca más imaginé el camin a Guinea. ¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a Madagascar? ¿O a Cabo Verde? Trabajé mucho más. Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza. Aquí construí mi mundo. Me fui al monte. Mi real independencia fue el palenque y cabalgué entre las tropas de Maceo. Sólo un siglo más tarde, junto a mis descendientes, desde una azul montaña. Bajé de la Sierra Para acabar con capitales y usureros, con generales y burgueses. Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos. Nada nos es ajeno. Nuestra la tierra. Nuestros el mar y el cielo. Nuestras la magia y la quimera. Iguales míos, aquí los veo bailar alrededor del árbol que plantamos para el comunismo. Su pródiga madera ya resuena.
Nancy Morejón
Con los años observé cuántas veces hay seres que sólo sirven de transitorios puentes para dos personas que luego han de mantener una vinculación profunda y decisiva: como esos puentes frágiles que improvisan los ejércitos sobre un abismo, y que son recogidos una vez que las tropas los han pasado.
Anonymous
[…] Depois de algum tempo, de ter perguntado pelo Tô Manel a várias pessoas, lembrei-me de ir tentar a sorte no ponto de encontro. Meti-me na bicha e fui escutando os apelos que as pessoas iam fazendo em busca dos seus familiares: “me chamo Fololinda Gouveia, estou a precurar meu filho que desapareceu em oitenta e nove, nome dele mais conhecido é Joãozinho Gouveia, peço só nas pessoas que estão a me ouvir favor só de lhe falarem que mãe dele está lhe precurar, moro no Cazenga”; “Meu nome é André Sapanjo, estou a precurar minha mulher que fugiu com outro homem em noventa e dois, uma grande cabra!, perdão!, não era isso que queria dizer, faz só favor de cortar nesta parte, cabra era no antigamente, agora que estou com a palavra do Senhor no coração não lhe posso chamar nem de cabra nem de puta, ai! ai! ai!, corta, corta, corta só também nesta palavra de puta que é muito feia, já cortou?, hã, ok…, nome dela da minha santinha é Madalena, quero que ela volta, volta só mana Lena, minha fofinha, agora estou bem na vida, mijo forte, tenho carros nas lundas, aqui em Luanda tenho várias lojas e carros, vou te dar cama e mesa, vais ver só no amor que vou te dar, moro na Mabor!”; “Meu nome que me pusseram com ele no baptismo é Mana Maria Teresinha do Menino Jesus, diga?, juro mesmo é esse nome que me pusseram com ele!, me chamam também mana Teté, estou só a precurar no pai das crianças que ele me deixou quando quando foi na tropa em oitenta e nove, o nome dele?, o nome dele mesmo é Zeca, Zeca quê?, Zeca só!, o outro nome dele nunca lhe perguntei, mas está aqui foto dele, peço só para me falarem onde é que ele está, vivo ou morto!, Zeca vem só na casa, as crianças estão te chorar todos dias!, moro no Golfe perto da paragem dos autocarros.” Uma velha, de panos, falando umbundo, olhava atentamente para cãmera da TPA que fazia o registo dos apelos e gesticula como se estivesse a ver a imagem da pessoa que procurava reflectida no olhp da câmera: “ Onde é que andas meu Neto?, desde que foste na tropa não voltaste mais porquê?, te mataram nos bandidos ou quê?, fala só meu neto, fala, não faz mais sofrer na tua mãe e na tua avó, ouviste? Vem só na casa, estamos a morar na mesma casa aqui em Luanda, ele me ouviu né?, só logo a noite no Nação Coragem?, não faz mal, mas tenho certeza que está hora ele já me viu falar”. Quando chegou a minha vez exibi foto dele que dona Marília me tinha enviado com a carta, era uma foto muito antiga tirada nos anos sessenta que, talvez por isso, era capaz de não ajudar nada, o Tô hoje deve ter mais ou menos a minha idade, mas pronto, deixei a foto e a filiação dele, e acrescentei que ele devia de estar na província da Huíla, e a única forma de eu puder ser contactodo caso alguém soubesse do Tô era só memso na portária da Rádio. Pessoas que estvam por perto ainda se admiraram por um preto vir procurar paradeiro de um branco, por isso me olharam só dessas – as dúvidas. Sei que a foto dele passou várias vezes no Nação Coragem e depois, cerca de quarenta dias após minha ida no Ponto de Encontro, a Rádio pela mesma via mandou-me chamar: o Tô manel tinha morrido naufragado ao largo sudoeste da africano.[…] — Noites de Vigília, de Boaventura Cardoso
Noites de Vigília, de Boaventura Cardoso
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Boaventura Cardoso
Es una de las más hermosas súplicas dirigidas por un artista a Stalin. Zamiatin no se rebaja nunca. Habla con sinceridad, como un exbolchevique. Se ha enfrentado a las tropas del Zar, ha sobrevivido al exilio, ha vuelto para hacer la revolución. Su único problema es que lo comprendió todo demasiado rápido y cometió la imprudencia de escribir.
Giuliano da Empoli (El mago del Kremlin)
La ciudad está tan en calma. Entre una niebla de plomo, con el miedo en el fondo de nuestros ojos, Caminamos hacia la ciudad, Atravesamos la ciudad. Cerca de los furgones blindados, la tropa de mendigos, Es tiempo de hacer vuestras apuestas; Como una mancha de oscuridad Se desliza retorciéndose en medio de los escombros Tu hermano forma parte de los mendigos Forma parte de los errantes No me olvido de tu hermano, No me olvido del juego.
Michel Houllebecq
kilogramo de trigo ni un litro de combustible. [...] Todos los bienes de valor que no puedan ser llevados, deben destruirse sin falta. [...] Se deben volar puentes, carreteras, inutilizar líneas telefónicas. [...] No es una guerra entre dos ejércitos. Es la Gran Guerra de todo el pueblo soviético contralas tropas fascistas alemanas... Durante los
Mercedes Guerrero (El baile de las marionetas (Spanish Edition))
Casi doscientos científicos habían acompañado a sus tropas en la invasión de Egipto, en 1798,
Andrea Wulf (La invención de la naturaleza: El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt)
tales límites que al rey únicamente le quedaban dos opciones: ceder o hacer uso de la tropa, perfectamente acantonada en los alrededores. La segunda opción fue la más acariciada, sin embargo, resultaba extremadamente delicada. Habida cuenta de que los motines de París arreciaban, la disolución de la Asamblea manu militari podía tener un
Íñigo Bolinaga (Breve historia de la Revolución Francesa (Spanish Edition))
Nicolas Dufriche, barón de Desgenettes, verdadera eminencia que en otro tiempo había sido médico de María Antonieta, informa a Napoleón de que en el antiguo hospital armenio de la ciudad se encuentran hacinados los enfermos a causa de la peste bubónica que perseguía a las tropas desde el mismo momento de su desembarco en Alejandría. En un gesto muy suyo, luego inmortalizado por Antoine-Jean Gros, Napoleón los visita y –se dice–, pese a las recomendaciones de los galenos, toca y consuela a sus hombres e incluso ayuda a trasladar a un moribundo, gesto decididamente teatral para demostrar que no les persigue la fatalidad, sino una simple enfermedad. En este sentido Napoleón, al imponer sus manos sobre los bubones
Juan Granados (Breve historia de Napoleón)
castillo de Acre no merece la pérdida de algunos días. Los valientes que perdería entonces son ahora necesarios para operaciones más importantes. Soldados, tenemos una carrera de fatiga y de peligros que correr... Encontraréis una nueva ocasión de gloria. Su gran amigo, el excéntrico ingeniero Caffarelli, muere en el sitio a consecuencia de haber perdido un brazo por el impacto de una bala de cañón. Bonaparte, desconsolado, ordena embalsamar su corazón y guardarlo en un relicario que le acompañará en todas sus campañas. Sus científicos, Monge entre ellos, no se libran tampoco de la disentería que sufre casi toda la tropa; la retirada se anuncia muy dura. Napoleón ordena que los hombres sanos cedan sus monturas a enfermos y heridos y él es el primero en caminar.
Juan Granados (Breve historia de Napoleón)
mandatario sabrá reconocer las circunstancias cambiantes y actuar de manera decidida. Si es sincero, sus hombres no albergarán ninguna duda sobre la certeza de las recompensas o castigos. Si es humano, amará a sus congéneres, simpatizará con el prójimo y valorará tanto el trabajo de este como las penalidades que atraviesa. Si es valiente, obtendrá la victoria aprovechando, sin dudarlo, cada oportunidad. Si es estricto, sus tropas serán disciplinadas, porque lo reverenciarán y temerán sus castigos.
John Lewis Gaddis (Grandes estrategias)
Allende Para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de pesadillas tuvieron que convertirse en pesadilla para vencer al hombre de la paz tuvieron que congregar todos los odios y además los aviones y los tanques para batir al hombre de la paz tuvieron que bombardearlo hacerlo llama porque el hombre de la paz era una fortaleza para matar al hombre de la paz tuvieron que desatar la guerra turbia para vencer al hombre de la paz y acallar su voz modesta y taladrante tuvieron que empujar el terror hasta el abismo y matar más para seguir matando para batir al hombre de la paz tuvieron que asesinarlo muchas veces porque el hombre de la paz era una fortaleza para matar al hombre de la paz tuvieron que imaginar que era una tropa una armada una hueste una brigada tuvieron que creer que era otro ejército pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo y tenía en sus manos un fusil y un mandato y eran necesarios más tanques más rencores más bombas más aviones más oprobios porque el hombre del paz era una fortaleza para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de pesadillas tuvieron que convertirse en pesadilla para vencer al hombre de la paz tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte matar y matar más para seguir matando y condenarse a la blindada soledad para matar al hombre que era un pueblo tuvieron que quedarse sin el pueblo.
Mario Benedetti
No início da vida eu tinha notado que nenhum evento era relatado corretamente em um jornal, mas na Espanha, pela primeira vez, vi reportagens de jornais que não tinham nenhuma relação com os fatos, nem mesmo a relação que está implícita em uma mentira comum. Vi grandes batalhas noticiadas onde não havia brigas e o silêncio completo onde centenas de homens haviam sido mortos. Vi tropas que haviam lutado bravamente serem denunciadas como covardes e traidoras, e outros que nunca haviam visto um tiro disparado serem saudados como os heróis de vitórias imaginárias; e vi jornais em Londres vendendo essas mentiras e intelectuais ávidos construindo superestruturas emocionais sobre eventos que nunca haviam acontecido. Vi, de fato, a história ser narrada não em termos do que aconteceu, mas do que deveria ter acontecido de acordo com várias “linhas partidárias”.
George Orwell (Fascismo e Democracia (Portuguese Edition))
Creo que para algo nací. ̶P̶a̶r̶a̶ ̶a̶l̶g̶o̶ ̶h̶e̶ Algo ha de ser. Vivo siempre en la idea de conquistar fama. ¿De qué modo? No lo sé... ̶S̶o̶ñ̶a̶b̶a̶ ̶u̶n̶a̶ ̶n̶o̶c̶h̶e̶ Una noche borrascosa soñaba que andaba por las montañas con una numerosa tropa libertando a la patria del yugo que la oprimía. ¿Acaso se realizará esto? Puede ser." --Lázaro Cárdenas, 17 años.
Cuauhtémoc Cárdenas (Cárdenas por Cárdenas)
Meggido fue la última ocasión en la historia militar occidental en la que las tropas montadas jugarían un papel destacado.
Álvaro Lozano (Breve historia de la Primera Guerra Mundial (Spanish Edition))
En realidad el levantamiento se venía maquinando desde principios de la década de los ochenta. En 1983, cuatro capitanes, dándose aires de personajes decimonónicos, se comprometieron ante el mítico Samán de Güere, el árbol donde Simón Bolívar alguna vez había echado una siesta. Los juramentados, en su fantasía, mezclaron la atávica vocación de poder de los militares venezolanos con el ideario radical que grupos de izquierda habían logrado gotear hasta los cuarteles en un enjundioso trabajo de penetración que llevaba años haciéndose. Y es que unos sobrevivientes de la guerrilla vencida en los años sesenta, incapaces de aceptar la derrota, no habían querido colgar sus hábitos y nunca renunciaron a la práctica de penetración de las Fuerzas Armadas. Siguieron insistiendo en el asalto, en la conspiración, y el empeño les generó sus réditos en una camada de jóvenes militares que lograron infiltrar con sus opiniones y creencias. De ahí surgió el cuarteto de mosqueteros de 1983. De ahí se nutre la logia militar que poco a poco va creciendo con cuadros de cadetes que a su vez han sido captados por los líderes fundadores en su paso por la Academia Militar. El objetivo de la logia es tomar el poder para realizar cambios profundos, y el plazo para alcanzarlo es 1992. El año tope para el alzamiento. Para esa fecha, los líderes del movimiento deberán haber ascendido en el escalafón hasta el grado de tenientes coroneles y tendrán a su cargo tropas que podrán movilizar para su causa. Para esa fecha también, el gobierno que estuviera despachando desde Miraflores –el que fuera, no importa: adeco o copeyano ¿quién podía adivinar con tanta antelación?– se encontraría en el penúltimo año de su período, y lo más probable, con bajos puntos de aceptación popular. Entonces, finalmente, las condiciones estarían dadas. La excusa para amotinarse podría ser cualquiera: pérdida de soberanía, pobreza, corrupción, crisis económica, endeudamiento externo, amantes presidenciales. Cualquier argumento vale.
Mirtha Rivero (La rebelión de los náufragos (Hogueras nº 52) (Spanish Edition))
Quienes tienen un modo autoritario de entender la dirección de un grupo de trabajo piensan que el respeto, la libertad y un trato amable encierran el peligro de ablandar a la tropa. Pero los buenos líderes y los buenos profesionales deben saber que la confianza no elude el control.
Jorge Valdano (Los 11 poderes del líder: El fútbol como escuela de vida)
Creyó ver el mundo entero asolado por una epidemia espantosa y sin precedentes, que se había declarado en el fondo de Asia y se había abatido sobre Europa. Todos habían de perecer, excepto algunos elegidos. Triquinas microscópicas de una especie desconocida se introducían en el organismo humano. Pero estos corpúsculos eran espíritus dotados de inteligencia y de voluntad. Las personas afectadas perdían la razón al punto. Sin embargo —cosa extraña—, jamás los hombres se habían creído tan inteligentes, tan seguros de estar en posesión de la verdad; nunca habían demostrado tal confianza en la infalibilidad de sus juicios, de sus teorías científicas, de sus principios morales. Aldeas, ciudades, naciones enteras se contaminaban y perdían el juicio. De todos se apoderaba una mortal desazón y todos se sentían incapaces de comprenderse unos a otros. Cada uno creía ser el único poseedor de la verdad y miraban con piadoso desdén a sus semejantes. Todos, al contemplar a sus semejantes, se golpeaban el pecho, se retorcían las manos, lloraban… No se ponían de acuerdo sobre las sanciones que había que imponer, sobre el bien y el mal, sobre a quién había que condenar y a quién absolver. Se reunían y formaban enormes ejércitos para lanzarse unos contra otros, pero, apenas llegaban al campo de batalla, las tropas se dividían, se rompían las formaciones y los hombres se estrangulaban y devoraban unos a otros. En las ciudades, las trompetas resonaban durante todo el día. Todos los hombres eran llamados a las armas, pero ¿por quién y para qué? Nadie podía decirlo y el pánico se extendía por todas partes. Se abandonaban los oficios más sencillos, pues cada trabajador proponía sus ideas, sus reformas, y no era posible entenderse. Nadie trabajaba la tierra. Aquí y allá, los hombres formaban grupos y se comprometían a no disolverse, pero poco después olvidaban su compromiso y empezaban a acusarse entre sí, a contender, a matarse. Los incendios y el hambre se extendían por toda la tierra. Los hombres y las cosas desaparecían. La epidemia seguía extendiéndose, devastando. En todo el mundo sólo tenían que salvarse algunos elegidos, unos cuantos hombres puros, destinados a formar una nueva raza humana, a renovar y purificar la vida humana. Pero nadie había visto a estos hombres, nadie había oído sus palabras, ni siquiera el sonido de su voz.
Fedor Dostoyevski (CRIMEN Y CASTIGO)
Con tropas de ocupación francesas formadas por soldados negros viviríamos más en un Estado de derecho que bajo este gobierno. Hay
Victor Klemperer (Quiero dar testimonio hasta el final: Diarios 1933-1945. Una selección (Spanish Edition))
Sabe que este poder secular es invencible y que, por tanto, es menester vivir en inteligencia con él y procurar sacar partido de su alianza: «En el exterior, el catolicismo me conservaba al papa, y con mi influencia y nuestras tropas en Italia no desesperaba, más pronto o más tarde, de un modo o de otro, de acabar por dirigir yo al papa; y logrado esto, ¡qué influencia, qué fuerza de opinión sobre el resto del mundo…!».
Emil Ludwig (Napoleón (Spanish Edition))
Pero el jefe se quedó pasmado, abrió mucho los ojos y levantó las cejas para teatralizar su pasmo cuando ella le respondió no, gracias, no me interesa, una negativa que en aquel ambiente laboral era el equivalente a cruzarse de brazos como la costurera, o como aquel estribillo de preferiría no hacerlo, preferiría no hacerlo, que repetía un extraño oficinista que protagonizaba un cuento que leyó una vez. Como el jefe no respondió pero mantuvo levantadas las cejas, ella se vio obligada a dar una explicación: estoy bien así, no quiero ascender, no necesito más dinero, me llega con lo que gano, le agradezco la confianza pero creo que no soy la persona que busca, me conformo con seguir de auxiliar. Salió del despacho sin que el otro hubiese dado más respuesta que relajar la frente, encogerse de hombros y señalarle la puerta, y sólo dos semanas después, coincidiendo con la baja maternal de la jefa de administración, entraron dos nuevas secretarias y ella también fue sustituida, despedida sin ninguna explicación, algo innecesario pues bastaba la carta de despido y el finiquito, y además ella sabía por qué la echaban sin que se lo dijeran, su actitud no cabía allí, que saliese a su hora y devolviese la llave era ya un problema, pero que rechazase una posibilidad de ascenso y dijera que estaba satisfecha con lo que ganaba era un mal ejemplo para los demás, que podían empezar a hacerse preguntas y al final la presión grupal saltaría en pedazos, qué harían las empresas si los empleados decidiesen conformarse, si perdieran el estímulo de la competencia, del ascenso, si todos quisiesen ser tropa y no ingresar en la oficialidad, no implicarse, no asumir responsabilidades, no sentirse parte del espíritu de la empresa, la cultura de la empresa, la gran familia de la empresa y defenderla como algo propio.
Isaac Rosa (La mano invisible)
Con las bendiciones de Hitler, Mussolini ha declarado la guerra a Francia y a Inglaterra. Cínico y oportunista, el Duce cree que las dos potencias están vencidas y que su intervención va a ser un paseo militar. Dispuesto a emular a su compadre Hitler, el Duce lanza treinta y dos divisiones contra las posiciones de la moribunda Francia en los Alpes y el Mediterráneo. —Si los alemanes tienen su Blitzkrieg, nosotros tenemos nuestra guerra celere —piensa. ¡Plaf! Seis divisiones francesas se bastan para detener en seco a los italianos. Después de perder tropas y vituallas en abundancia, el Duce se encuentra con que solo ha conquistado unos centenares de metros de suelo francés.
Juan Eslava Galán (La segunda guerra mundial contada para escépticos)
Maravillosas ocupaciones Qué maravillosa ocupación cortarle una pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir Señor Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la dirección, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina. Qué maravillosa ocupación ir andando por el bulevar Arago contando los árboles, y cada cinco castaños detenerse un momento sobre un solo pie y esperar que alguien mire, y entonces soltar un grito seco y breve, y girar como una peonza, con los brazos bien abiertos, idéntico al ave cakuy que se duele en los árboles del norte argentino. Qué maravillosa ocupación entrar en un café y pedir azúcar, otra vez azúcar, tres o cuatro veces azúcar, e ir formando un montón en el centro de la mesa, mientras crece la ira en los mostradores y debajo de los delantales blancos, y exactamente en medio del montón de azúcar escupir suavemente, y seguir el descenso del pequeño glaciar de saliva, oír el ruido de piedras rotas que lo acompaña y que nace en las gargantas contraídas de cinco parroquianos y del patrón, hombre honesto a sus horas. Qué maravillosa ocupación tomar el ómnibus, bajarse delante del Ministerio, abrirse paso a golpes de sobres con sellos, dejar atrás al último secretario y entrar, firme y serio, en el gran despacho de espejos, exactamente en el momento en que un ujier vestido de azul entrega al Ministro una carta, y verlo abrir el sobre con una plegadera de origen histórico, meter dos dedos delicados y retirar la pata de araña, quedarse mirándola, y entonces imitar el zumbido de una mosca y ver cómo el Ministro palidece, quiere tirar la pata pero no puede, está atrapado por la pata, y darle la espalda y salir, silbando, anunciar en los pasillos la renuncia del Ministro, y saber que al día siguiente entrarán las tropas enemigas y todo se irá al diablo y será un jueves de un mes impar de un año bisiesto.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas (Spanish Edition))
Zapatero comenzó bien: retiró abruptamente las tropas de Iraq (su promesa electoral) antes de que los aliados lo forzaran a dejarlas,250 y a su vicepresidenta, la grácil María Teresa Fernández de la Vega, le dijo: «Quiero un Gobierno con transparencia absoluta. Quiero los ministros en la calle». O sea, un presidente bienintencionado, honrado, nada maleado por el poder todavía. Un presidente con ganas de trabajar, de hacer cosas, de hacer historia. Después resultó que el santito tenía sus maldades y ciertos apuntes de chulería.
Juan Eslava Galán (Historia de España contada para escépticos (Historia para escépticos) (Spanish Edition))
Tres días después del desembarco, el Führer todavía no se decide a enviar refuerzos a sus agobiadas tropas en Normandía. Sigue pensando que solo es un ataque de diversión y que la verdadera fuerza de invasión vendrá por Calais.
Juan Eslava Galán (La segunda guerra mundial contada para escépticos)
En Berlín desfilan conjuntamente tropas americanas y rusas. En la tribuna, el mariscal Zhúkov y el general Patton. Al paso de los tanques IS-3, el ruso le dice al americano: —El cañón de ese carro puede atinar en una almeja a diez kilómetros. Patton le replica desabrido: —Si uno de mis hombres abriese fuego contra vosotros a más de quinientos metros de distancia, lo fusilaría por cobarde. Termina la segunda guerra mundial. Ahora viene la guerra fría.
Juan Eslava Galán (La segunda guerra mundial contada para escépticos)