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En 1969, Tommy Norris estuvo cerca de ser expulsado del entrenamiento SEAL. Habían dicho que era demasiado bajo, demasiado delgado y que no tenía la fuerza suficiente. Pero, de manera muy similar a la del joven marinero de mi generación, Norris les demostró a todos que estaban equivocados y, una vez más, comprobó que lo que cuenta no es la talla de tus aletas, solo el tamaño de tu corazón.
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William H. McRaven (Hazte la cama. Y otros pequeños hábitos que cambiarán tu vida y el mundo)