Todo Pasa Por Algo Quotes

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Cuando pasa algo malo, pero malo de verdad, por mucho que llores, lo peor no es llorar, que eso a veces está bien, porque te quedas nuevo, lo peor empieza cuando no puedes llorar más, y entonces te das cuenta de que la tristeza es algo sucio, como un grumo gris, espeso, una pelota de barro dentro de los pulmones, que pesa, y la notas al respirar, todo el tiempo.
Almudena Grandes
Por más que las personas digan cosas bonitas, la mayoría vive pensando en si mismo, no? Para ellas, lo importante es comer cosas ricas; poderse comprar lo que se quiere, pero cuando una persona pasa a querer a alguien, ese alguien pasa a ser más importante que todo.Si tuviéramos poca comida, yo te daría mi parte. Si tuviéramos poco dinero, yo dejaría de comprarme lo que quiero para comprarte lo que quieres tu. Si me dijeras que la comida está rica, yo me sentiría igualmente satisfecho, y si tu fueras feliz, yo sería igualmente feliz. Eso es querer a alguien. Tu crees que existe algo más importante que eso? Yo no creo.
Kyōichi Katayama (Unknown Book 12288764)
—Si lo piensas, cuando tienes diecinueve años también tienes dieciocho, y diecisiete, y dieciséis, y quince, catorce, trece, doce, once... Hasta un año. Te pasas la vida despertando la mañana de tu cumpleaños esperando sentirte distinto, pero no. Todo sigue igual que ayer. Y no sientes que hayas cumplido diecinueve años, te sientes como dieciocho. Pero también los tienes. Por eso habrá días que dirás algo estúpido y esa será la parte de ti que todavía tiene diez años. O quizás algún día necesites buscar los brazos de tu madre porque estás asustada, y esa es la parte de ti que tiene cinco años. Y por eso, quizás, cuando seamos adultos, también necesitaremos llorar como si tuviéramos tres años. Y está bien. A veces necesitamos llorar porque nos sentimos niños. —Y a veces porque sentimos que ya no lo somos.
Beatriz Esteban (Aunque llueva fuego)
De repente me pregunto por qué tengo que contar esto, pero si uno empezara a preguntarse por qué hace todo lo que hace, si uno se preguntara solamente por qué acepta una invitación a cenar (ahora pasa una paloma, y me parece que un gorrión) o por qué cuando alguien nos ha contado un buen cuento, en seguida empieza como una cosquilla en el estómago y no se está tranquilo hasta entrar en la oficina de al lado y contar a su vez el cuento; recién entonces uno está bien, está contento y puede volverse a su trabajo. Que yo sepa nadie ha explicado esto, de manera que lo mejor es dejarse de pudores y contar, porque al fin y al cabo nadie se averguenza de respirar o de ponerse los zapatos; son cosas, que se hacen, y cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que contar lo que pasa, contarlo a los muchachos de la oficina o al médico. Ay, doctor, cada vez que respiro... Siempre contarlo, siempre quitarse esa cosquilla molesta del estómago.
Julio Cortázar
las casualidades no existen y que todo pasa por algo. Son hilos que lanza el destino para guiarnos hasta él. —Sacudió la cabeza—. No como marionetas, sino como protagonistas de nuestra historia y secundarios de las historias de otros.
Maria Martinez (Cuando no queden más estrellas que contar)
- Dejame seguir, che. Yo te diría que eso que vos definís como manía o entusiasmo es algo particularmente masculino, sobre todo a partir de la edad adulta, porque es archisabido que en los hombres el niño se conserva mejor que en las mujeres. - Como quieras, en todo caso yo buscaré siempre esas mujeres que se inventan cada cinco minutos el aeroplano o el submarino, figuramente hablando, que no pueden ver un par de tijeras y una hoja de papel sin recortar un conejito, que cocinan echando miel en vez de aceite en la sartén para ver qué pasa con las costillas de cerdo, y que en cualquier momento se ponen el rimmel en la boca y el rouge en las cejas. - Mutatis mutandis, vos querés que sean como vos, rimmel aparte. - No que sean como yo, pero que me hagan sentirme yo mismo a cada minuto. - Las musas, en una palabra. - No es por eqoísmo ni porque ande necesitando palancas para mover el mundo. Solamente que vivir con una mujer pasiva me aplasta poco a poco, me quita las ganas de cambiarle la yerba al mate, de cantar a gritos mientras me baño; hay como una especie de sorda llamada al orden, de cada cosa en su lugar, el canario está triste, la leche no se va al fuego, es siniestro.
Julio Cortázar (Libro de Manuel)
Una guerra no sólo mata a unos cuantos miles o a unos cuantos cientos de miles de jóvenes. Mata algo en la gente que no puede recuperarse nunca. Y si alguien pasa por suficientes guerras, pronto todo lo que queda es el bruto, la criatura que nosotros —usted y yo, y otros como nosotros— han sacado del fango».
John Williams (Stoner)
La primera vez que te ves con los ojos de alguien así, sientes mucho frío. Es como si al pasar por delante de un espejo ante el que pasas todos los días de tu vida reparas de pronto en que el cristal te devuelve algo más que de costumbre, algo turbador y extraño.
Kazuo Ishiguro (Nunca me abandones)
voy a mantenerme a raya, no voy a tratar de descubrir qué pasa, ni siquiera a mí, a ninguno de los cuerpos que estén a mi alrededor, voy a descontar que todos estamos tramitando algo, cómo poner el cuerpo al tiempo que nos queda, cómo pasarlo, cómo dejar que nos guíe la deriva, la porfía por entender, las ganas.
Julián López (La ilusión de los mamíferos)
Hay cosas que uno debe saber de inmediato para no andar por el mundo ni un solo minuto en una creencia tan equivocada que el mundo es otro por ellas. No es admisible pensar que todo sigue como estaba cuando todo está ya alterado o ha dado un vuelco, y es verdad que el periodo durante el que se permaneció en el error se nos hace luego insoportable. Qué tonto fui, pensamos, y en realidad eso no debería dolernos tanto. Vivir en el engaño o ser engañado es fácil, y aún más, es nuestra condición natural: nadie está libre de ello y nadie es tonto por ello, no deberíamos oponernos mucho ni debería amargarnos. Sin embargo nos parece intolerable, cuando por fin sabemos. Lo que nos cuesta, lo malo, es que el tiempo en el que creímos lo que no era queda convertido en algo extraño, flotante o ficticio, en una especie de encantamiento o sueño que debe ser suprimido de nuestro recuerdo; derepente es como si ese periodo no lo hubiéramos vivido del todo, ¿verdad?, como si tuviéramos que volver a contarnos la historia o a releer un libro, y entonces pensamos que nos habríamos comportado de distinta manera o habríamos empleado de otro modo ese tiempo que pasa a pertenecer al limbo. Eso puede desesperarnos. Y además ese tiempo a veces no se queda en el limbo, sino en el infierno.
Javier Marías (Tomorrow in the Battle Think on Me)
Parecía irreal. Casi una broma. Supongo que es lo que pasa cuando un mundo se para, no solo por algo así, también por una ruptura, por una enfermedad... es como sentir que estás congelada mientras todo se mueve. Y creo... que cada uno de nosotros vivimos dentro de una burbuja, muy centrados en nuestras cosas, hasta que de pronto un día esa burbuja estalla y quieres gritar y te sientes solo y desprotegido
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
-Mi meta en la vida es llegar a ser un adjetivo -dijo-. Que la gente vaya por ahí diciendo: «Eso era tan bankheadiano», o «Un poco demasiado bankheadiano para mi gusto». -Bankheadiano suena bien -dijo Madeleine. -Es mejor que bankheadesco. -O bankheadino. -La terminación en «ino» es horrible la mires por donde la mires. Hay joyciano, shakesperiano, faulkneriano. Pero en «ino». ¿Quién hay por ahí que sea algo terminado en «ino»? -¿Thoma Mannino? -Kafesco -dijo-. ¡Pynchonesco! Mira, Pynchon es ya un adjetivo. Gaddis. ¿Cómo sería para Gaddis? ¿Gaddiesco? ¿Gaddisio? -No, con Gaddis no se puede hacer —dijo Madeleine. -No -dijo Leonard- Ha tenido mala suerte, Gaddis. ¿Te gusta Gaddis? -Leí un poco de Los reconocimientos -dijo Madeleine. Doblaron Planet Street y subieron por la pendiente. -Belloviano -dijo Leonard-. Es superbonito cuando se cambia alguna letra. Con nabokoviano no pasa: Nabokov ya tiene la «v». Y Chéjov también: chejoviano. Los rusos lo tienen fácil. ¡Tolstoiano! El tal Tolstói era un adjetivo a la espera de formarse. -No te olvides del tolstoianismo -dijo Madeleine. -¡Dios mío! -dijo Leonard-. ¡Un nombre! Jamás había soñado con llegar a ser un nombre. -¿Qué significaría bankheadiano? Leonard se quedó pensativo unos segundos. -De o relativo a Leonard Bankhead (norteamericano, nacido en 1959). Caracterizado por una introspección o inquietud excesiva. Sombrío, depresivo. Véase caso perdido. Madeleine reía. Leonard se detuvo y la cogió del brazo, mirándola con seriedad. -Te estoy llevando a mi casa -dijo. -¿Qué? -Todo este tiempo que llevamos andando. Te he estado llevando hacia mi casa. Eso es lo que hago normalmente, al parecer. Es vergonzoso. Vergonzoso. No quiero que sea así. No contigo. Así que te lo estoy diciendo. -Ya me lo había figurado, que íbamos a tu casa. -¿Sí? -Te lo iba a decir. Cuando estuviéramos más cerca. -Ya estamos cerca. -No puedo subir. -Por favor. -No. Esta noche no. -Hannaesco -dijo Leonard-. Testarudo. Dado a posturas inamovibles. -Hannaesco -dijo Madeleine-. Peligroso. Algo con lo que no se juega. -Quedo advertido. Se quedaron de pie, mirándose, en el frío y la oscuridad de Planet Street. Leonard sacó las manos de los bolsillos para encajarse la melena detrás de las orejas. -Puede que suba sólo un minuto -dijo Madeleine.
Jeffrey Eugenides (The Marriage Plot)
—A veces me aterra sentir que no seré nada. —Es lo que todo artista siente todas las mañanas. —Por más que me burle a veces de todos esos pubertos pretenciosos, la verdad es que a veces los envidio. Por más que encuentre todos los motivos para criticarlos, ellos están allá afuera, y yo sigo aquí. ¿Qué pasa si el problema no son ellos? ¿Qué pasa si soy yo? Si el mundo ha podido aceptarlos y a mi aún no, quizás de quien nos tendríamos que estar riendo es de mí. Así que: ¿Cómo sabes que eres suficiente? —No sé. ¿Alguna vez hiciste que alguien sintiera algo? —¿Cómo? —¿Alguna vez hiciste que alguien se riera de algo que hiciste? ¿O que se identificara? ¿Que lo odiara? No sé, lo que sea. —No sé. Quizás. —Ahí está entonces. Eso es suficiente.
Jean Paul Vizuete (Arena)
–Todos soñamos con volver. Es difícil de explicar. Yo no volvería ni loco. Pero sueño con volver –hice una pausa–. Ustedes también. –¿Nosotros? –Los que nunca estuvieron. ¿Para qué nos buscan, si no? Nos buscan y nos tienen miedo. Suponen que sabemos algo, que no les queremos decir, y que ustedes no quieren saber; nos envidian porque conocemos el camino y temen que se los revelemos. Dejamos un espacio preciso cuando nos fuimos, pero allá cambiamos de forma, y al volver ya no encajábamos, por más vueltas que nos dieran, en el rompecabezas; volvimos diez mil iluminados, locos, profetas malditos, y ahí andamos, sueltos por las cuatro puntas del país, hablando un idioma que nadie entiende, haciendo como que trabajamos, jugamos al fútbol, cogemos, pero nunca del todo, en algún lugar sabiendo siempre que algo nuestro valioso e indefinible quedó enterrado allá. En sueños, al menos, todos volvemos a buscarlo. ¿Entendés? No es el criminal el que vuelve al lugar del crimen. Es la víctima, bajo la tiránica esperanza de cambiar ese resultado injusto que la dañó. Andá a preguntarle a los ingleses. ¿Cuántos te crees que quieren volver? Somos nosotros, los perdedores, los triturados, los que gritamos “volveremos volveremos” cada vez que hay alguien que quiera escuchar. ¿Qué puede interesarle la revancha al ganador? El infierno nos marcó de tal manera que creemos que volviendo lo haremos paraíso, y a la noche nos despertamos llamando papá a los demonios que nos clavaban arpones riendo. ¿Sabés por qué todavía, diez años después, seguimos disfrazándonos de esta manera, reuniéndonos para organizar expediciones imposibles, reconstruyendo hasta el segundo cada uno de aquellos días que lo mejor sería olvidar? Estamos infectados, entendés, las llevamos en la sangre y nos morimos de a poco, como los chagásicos. ¿No las viste, que son iguales a pólipos? Cada año que pasa, se extienden un poco más, como esas manchas en la pared. Trauma de guerra, trauma de guerra, no es tan fácil. Estamos enamorados hasta la médula, y las odiamos. Fetichistas, adoramos una foto, una silueta, una bota vieja. No es verdad que hubo sobrevivientes. En el corazón de cada uno hay dos pedazos arrancados, y cada mordisco tiene la forma exacta de Las Islas. Tratamos de llenarlos con las cosas de acá, pero es como taparlos con estopa. ¿Sabés cuántos de nosotros nos suicidamos por ese amor?
Carlos Gamerro (Las islas)
No es exactamente asi. Hubo un tiempo en que las palabras eran tan pocas que ni siquiera las teniamos para expresar algo tan simple como Esta boca es mia, o Esa boca es tuya, y mucho menos para preguntar Por que tenemos las bocas juntas. A las personas de ahora ni les pasa por la cabeza el trabajo que costo crear estos vocablos, en primer lugar , y quien sabe si no habra sido, de todo, lo mas dificil, fue necesario comprender que se necesitaban, despues, hubo que legar a un consenso sobre el significado de sus efectos inmediatos, y finalmente, tarea que nunca acabara de completarse, imaginar las consecuencias que podrian advenir, a medio y a largo plazo, de los dichos efectos y de los dichos vocablos. Comparado con esto, y al contrario de lo que de forma tan concluyente el sentido comun afirmo ayer noche, la invencion de la rueda fue mera bambarria, como acabaria siendolo el descubrimiento de la ley de la gravitacion universal simplemente porque se le ocurrio a una manzana caer sobre la cabeza de Newton. La rueda se invento y ahi sigue inventada para siempre jamas, en cuanto las palabras, esas y todas las demas, vinieron al mundo con un destino brumoso, difuso, el de ser organizaciones foneticas y morfologicas de caracter eminentemente provisional, aunque, gracias, quiza, a la aureola heredada de su auroral creacion, se empenian en pasar, no tanto por si mismas, sino por lo que de modo variable van significando y representando, por inmortales, imperecederas o eternas, segun los gustos del clasificador. Esta tendencia congenita a la que no sabrian ni podrian resistirse, se torno, con el transcurrir del tiempo, en gravisimo y tal vez insoluble problema de comunicacion, ya sea la colectiva de todos, ya sea la particular de tu a tu, como se ha podido confundir galgos y podencos, ovillos y madejas, usurpando las palabras el lugar de aquello que antes, mejor o peor, pretendian expresar, lo que acabo resultando, finalmente, te conozco mascarita, esta atronadora algazara de latas vacias, este cortejo carnavalesco de latones con rotulo pero sin nada dentro, o solo, ya desvaneciendose, el perfume evocador de los alimentos para el cuerpo y para el espiritu que algun dia contuvieron y guardaban. A tan lejos de nuestros asuntos nos condujo esta frondosa reflexion sobre los origenes y los destinos de las palabras, que ahora no tenemos otro remedio que volver al principio.
José Saramago
Todos nosotros experimentamos eso que Séneca llama «primeros impulsos». Se producen cuando alguna experiencia nos afecta y nos ponemos nerviosos, nos quedamos conmocionados, nos ilusionamos, nos asustamos o incluso lloramos. Estas reacciones son muy naturales, respuestas fisiológicas del cuerpo, pero no emociones en el sentido estoico de la palabra. Alguien que está molesto y, por un instante, se plantea vengarse, pero no pasa de ahí, no es presa de la ira, según Séneca, puesto que aún puede controlarse. Asustarse unos instantes por algo, pero permanecer firme, no es tampoco tener miedo. Para que estos «primeros impulsos» se conviertan en pasiones propiamente dichas se necesita que una mente determine, mediante un juicio, que algo terrible ha sucedido y decida, en consecuencia, pasar a la acción.
John Sellars (Lecciones de estoicismo (Spanish Edition))
-Y ahora te pregunto yo -dijo Fortunata más cariñosa, pero bastante más seria-. Si yo fuera soltera, ¿te casarías conmigo? -Sobre esto ya sabes cuales son mis ideas -replicó él de buen humor-. ¿Crees que han variado desde que estoy enfermo, y que lo hombres piensan de un modo cuando tienen el estomago como un reloj, y de otro cuando la máquina principia a descomponerse? Algo de esto pasa, chulita, y una cosa es hablar desde la altura de una salud perfecta y otra al borde del hoyo... Pero en esto del matrimonio te aseguro que no han variado mis ideas. Sigo creyendo que el casarse es estúpido, y me iré para el otro barrio sin apearme de esto. ¡Qué quieres! Yo he visto mucho mundo... A mi no me la da nadie. Sé que es una condición precisa del amor la no duración, y que todos los que se comprometen a adorarse mientras vivan, el noventa por ciento, créetelo, a los dos años se consideran prisioneros el uno del otro, y darían algo por el soltar grillete. Lo que llaman infidelidad no es más que el fuero de la naturaleza que quiere imponerse contra el despotismo social, y por eso verás que soy tan indulgente con los y las que se pronuncian.
Benito Pérez Galdós (Fortunata y Jacinta. Dos historias de casadas II)
<> Más o menos. O sea, entiendo por qué Lois Lane se matriculó en la facultad de periodismo. Conozco a esa clase de chicas. Quieren cambiar las cosas, sacar conspiraciones a la luz. Es entrometida. Pero Clark Kent... ¿Por qué no elige ser Clark Kent, ese hombre del tiempo tan sexy? ¿O Clark Kent, alcalde de Cincinnati? <> ¿No te enteras o qué? Clark Kent no quiere ser famoso. No quiere que la gente se fije en él. Si lo miraran con atención, se darían cuenta de que es idéntico a Superman, pero con gafas. Además, tiene que estar en la redacción de un periódico o algo parecido para ser el primero en enterarse de las noticias. Imagínate que leyera «Joker ataca la Luna» en el diario del día siguiente. <> Tienes toda la razón. Sobre todo para ser alguien que no sabe que Superman nunca se ha enfrentado al Joker. <> Sobre todo para ser alguien que pasa mucho. Espero que te equivoques cuando dices que la vida es un asco solo por llevar gafas y no ser capaz de volar. Esa descripción se aplica a todos los que estamos en esta sala. ¿En qué estás trabajando? <> Todos llevamos gafas. Qué inquietante. En otro artículo del Indian Hills. Más que trabajar, estoy esperando a que suene el teléfono. Por lo que parece, el hospital contiguo al cine ya ha comprado el terreno. Hace meses. Lo van a convertir en un aparcamiento. Estoy esperando a que la portavoz del hospital me llame y me diga: «No hay comentarios». Entonces escribiré: «Los directivos del hospital declinan hacer comentarios en relación a la venta». Y me iré a casa. ¿Sabes lo aburrido que es esperar a que alguien te llame para, oficialmente, no decirte nada? No creo que Superman lo soportase. Estaría por ahí, buscando boy scouts perdidos y tapando volcanes con rocas gigantescas. <> Superman trabaja en un diario para ligarse a Lois Lane. <> Seguro que gana el doble que ella.
Rainbow Rowell (Attachments)
No a todos les es dado tomar un baño de multitud; gozar de la muchedumbre es un arte; y sólo puede darse a expensas del género humano un atracón de vitalidad aquél a quien un hada insufló en la cuna el gusto del disfraz y la careta, el odio del domicilio y la pasión del viaje. Multitud, soledad: términos iguales y convertibles para el poeta activo y fecundo. El que no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo en una muchedumbre atareada. Goza el poeta del incomparable privilegio de poder a su guisa ser él y ser otros. Como las almas errantes en busca de cuerpo, entra cuando quiere en la persona de cada cual. Sólo para él está todo vacante; y si ciertos lugares parecen cerrársele, será que a sus ojos no valen la pena de una visita. El paseante solitario y pensativo saca una embriaguez singular de esta universal comunión. El que fácilmente se desposa con la muchedumbre, conoce placeres febriles, de que estarán eternamente privados el egoísta, cerrado como un cofre, y el perezoso, interno como un molusco. Adopta por suyas todas las profesiones, todas las alegrías y todas las miserias que las circunstancias le ofrecen. Lo que llaman amor los hombres es sobrado pequeño, sobrado restringido y débil, comparado con esta inefable orgía, con esta santa prostitución del alma, que se da toda ella, poesía y caridad, a lo imprevisto que se revela, a lo desconocido que pasa. Bueno es decir alguna vez a los venturosos de este mundo, aunque sólo sea para humillar un instante su orgullo necio, que hay venturas superiores a la suya, más vastas y más refinadas. Los fundadores de colonias, los pastores de pueblos, los sacerdotes misioneros, desterrados en la externidad del mundo, conocen, sin duda, algo de estas misteriosas embriagueces; y en el seno de la vasta familia que su genio se formó, alguna vez han de reírse de los que les compadecen por su fortuna, tan agitada, y por su vida, tan casta.
Charles Baudelaire (Paris Spleen)
El destino es caprichoso y nunca se sabe hacia dónde te va a conducir. Lo importante es ser capaz de coger el tren en el momento en el que pasa por nuestra estación y probar, a ver a dónde nos lleva. Si no, siempre queda la posibilidad de volver a tomarlo en la dirección opuesta. Las oportunidades no regresan, y si he aprendido algo de todo esto ha sido que perderlas por miedo a fracasar es un error imperdonable.
Inés Díaz Arriero (Mi futuro en una caja)
Mira, Serkan, todo el mundo pasa por tres etapas cuando se enfrenta a algo nuevo: la primera es «No sé»; la segunda, «No puedo», y la tercera, «No quiero».
Ivanka Taylor (Amar es mandarlo a la mierda y querer irte con él (MR Narrativa) (Spanish Edition))
El hecho de que en la más poderosa democracia del mundo haya tantos jóvenes y bien alimentados espectadores de televisión que muestren tan completa indiferencia por la idea de gobernarse a sí mismos y sientan tan poco interés por la libertad de pensamiento y el derecho a disentir es aflictivo, pero no muy sorprendente. Decimos “libre como un pájaro” y envidiamos a los alados seres su poder de moverse sin restricción alguna en las tres dimensiones. Pero, ay, nos olvidamos del dido. Todo pájaro que aprenda a organizarse una buena vida sin necesidad de usar sus alas pronto renunciará al privilegio del vuelo y permanecerá por siempre en tierra. Algo parecido pasa con los seres humanos.
Aldous Huxley (Un mundo feliz / Retorno a un mundo feliz)
No sé por qué coño quise ser policía, pero lo soy. No es necesario darle más vueltas. Quiero seguir haciendo mi trabajo, sentirme útil, que sirvo para algo. Parece que no sepas lo que pasa en la calle; aquí, sentada en esa silla, todo es muy sencillo, dos y dos son cuatro, ¿no? Y una mierda. ¿Sabes que hay mucha gente de la que nadie se preocupa? ¿Que son invisibles? ¿Que no interesa si están vivos o muertos, o peor aún, que ni siquiera se los echa de menos?
Graziella Moreno Graupera (Invisibles (Spanish Edition))
Seguir al oponente es seguir solamente nuestros deseos. Cuando obedecemos al deseo, ahí creamos un cortocircuito, que roba nuestra luz, eso nos deja vacíos a la larga. Sabemos el caso del alcohol, drogas, sexo sin conciencia, ira, enojo, compras descontroladas, todo esto tiene en común que lo hacemos para satisfacer el deseo, nos sentimos bien por un momento, pero al otro día tenemos resaca y remordimientos, necesitamos conectar de nuevo. Esto es la causa de la adicción, la búsqueda constante de la luz por cosas externas. Somos adictos a cosas que nos dan luz inmediata, compramos cosas, las usamos por un par de días y después estamos vacíos de nuevo. Queremos cambiar el coche, o nos vamos de viaje para disfrutar. En cábala tenemos que ganarnos las cosas. Si haces eso robas luz del cosmos, pasas la vida siempre en altibajos, lleno y vacío, llenamos en la noche y despertamos vacíos, compramos algo y luego nos sentimos vacíos de nuevo.
Aaron Abramsky (2 LIBROS EN 1: SECRETOS JUDÍOS DEL DINERO Y LA CÁBALA: Aprende cómo ganar dinero y conseguir todo lo que deseas a través de los conocimientos de la tradición judía)
«Si pasa esto, todo será perfecto, por fin seré feliz…», te convences a ti mismo de que eso solucionará toda tu vida. Y luego pasa ese algo. —Y no soluciona toda tu vida.
Mark Edwards (El retiro)
No se trata de controlarnos por medio de la autoridad sino por amor. Conociendo, aceptando, escuchando y dirigiendo esa parte de ti como un padre interno amoroso y no como un padre interno autoritario que niega las verdaderas necesidades. Cuando ganamos liderazgo sobre nosotros desde el amor y el respeto, las partes en nosotros nos obedecen y cooperan con lo que elegimos, porque eres una persona que no las ignora, maltrata ni pasa por alto sus necesidades. Confían en ti porque las ves, las escuchas y respetas. Gobernarnos siempre es de las tareas más difíciles, pero como todo buen líder, si ignoras a alguien de tu equipo, al final hará que algo no funcione. Somos complejos, tenemos varios sistemas que nos conforman, todos son nuestro equipo; hay que aprender a conocerlos y llenar sus necesidades, entonces podrás vivir la congruencia en el pensar, decir, sentir y hacer.
Anamar Orihuela (Transforma las heridas de tu infancia)
—Sí, este libro, por ejemplo. Tiene muchas esquinas dobladas y frases subrayadas. Probablemente esta persona es de esas que sienten que siempre pueden aprovechar algo de todo lo que les pasa o que incluso tienen miedo a perder cosas importantes. O a dejarse algunas cosas por el camino. Pero utiliza el lápiz. Eso nunca lo he entendido. —¿El qué? Le seguí el juego. Al fin y al cabo, estaba limpiando mi casa y yo allí sentada pintarrajeando mi libro para colorear. —Marcar los libros con lápiz. —¿Por qué? —En realidad, ¿por qué no con boli? Hay ese miedo. —Es sencillo: el boli no se borra. —Claro, pero ahí está el tema. ¿Para qué hacerlo a lápiz? No creo que luego vayas a borrar todo lo que has ido subrayando en los libros a lo largo de tu vida. —Ya, bueno. —En ese caso, no hay diferencia entre el lápiz y el boli. Pasan a ser objetos con la misma función. Pasan a significar lo mismo. Para los libros, un lápiz es un boli y un boli es un lápiz. El carboncillo se convierte en tinta y la tinta en carboncillo.
Júlia Peró (Olor a hormiga)
ESCUCHA Jerarquía de los cinco sentidos: no solamente no es la misma en el animal y en el hombre (perro: olfato → oído → vista), sino que no es la misma dentro de la historia humana. Febvre:1 hombre medieval: predominancia del oído sobre la vista, luego, a partir del Renacimiento, inversión. Una civilización de la vista: el oído pasa a segundo plano. Pero ¿está quizá simplemente reprimido? → Espacio del Vivir-Juntos: huellas activas de la escucha. La escucha es allí constitutiva de algo. Una vez más, abrimos el dossier. TERRITORIO Y ESCUCHA Territorio animal: a menudo marcado por el olor. Territorio humano: a) puede estar marcado por la vista: me pertenece todo lo que puedo abarcar con la mirada2 (hay ciertamente leyendas al respecto); b) puede estar marcado por el tacto: me pertenece todo aquello que está al alcance de mi contacto, de mi gesto, de mi brazo: es el nicho, el microterritorio (cf. infra “Proxemia”). Pero también: –Territorio: red polifónica de todos los ruidos familiares: los que puedo reconocer y que, por eso mismo, son la señal de mi espacio. –Kafka y el apartamento (Diario, p. 121):3 [“Estoy sentado en mi cuarto, es decir, en el cuartel general del ruido de todo el apartamento. Oigo golpear todas las puertas, gracias a lo cual sólo me pierdo los pasos de las personas que corren entre dos de ellas; oigo incluso el ruido del horno, cuya puerta cierran en la cocina. Mi padre empuja la puerta de mi cuarto y pasa, vestido con su bata que arrastra sobre los talones; se frotan los restos de la sartén en el cuarto contiguo; Valli pregunta, gritando a través de la antecámara como en una calle de París, si han cepillado bien el sombrero de mi padre; un ¡silencio! que quiere hacerse mi aliado, levanta los gritos de una voz que responde. La puerta del apartamento se abre y hace un ruido que parece salir de una garganta resfriada, luego se abre un poco más produciendo una nota breve como la de una voz de mujer, y se cierra con una sacudida sorda y viril, de efecto muy brutal para el oído. Mi padre salió, ahora comienza un ruido más fino, más disperso, más desesperante aún, y dirigido por la voz de los dos canarios.”] =Verdadero paisaje sonoro, familiar: tranquilizador. Interesante, pues es un paisaje discontinuo, errático, y sin embargo muy codificado, de allí la fuerza de lo insólito; ya sea el silencio inesperado, o el ruido irreconocible que obliga a un trabajo interno de interpretación. Diferencia, al respecto, entre el apartamento y la casa. Apartamento: ruidos exiguos, controlables ≠ casa: riesgo mayor de ruidos desconocidos. Casa: objeto fantástico; todo un folclore del miedo por la aparición del ruido irreconocible. Apartamento: seguridad, porque se sabe que un vago ruido de canilla o de la calefacción detrás de una pared viene del vecino. ≠ Casa: integra todos los ruidos. Todos los ruidos me pertenecen, me afectan: el ruido desconocido me está dirigido.
Roland Barthes (Cómo vivir juntos. Simulaciones novelescas de algunos espacios cotidianos. Notas de cursos y semenarios en el Collège de France, 1976-1977)
Decimos “libre como un pájaro” y envidiamos a los alados seres su poder de moverse sin restricción alguna en las tres dimensiones. Pero, ay, nos olvidamos del dido. Todo pájaro que aprenda a organizarse una buena vida sin necesidad de usar sus alas pronto renunciará al privilegio del vuelo y permanecerá por siempre en tierra. Algo parecido pasa con los seres humanos. Si se les procura con regularidad y abundancia el pan tres veces al día, muchos de ellos se contentarán con vivir de pan únicamente o, al menos, de pan y circo únicamente.
Aldous Huxley (Un mundo feliz / Retorno a un mundo feliz)
El hombre y la mujer globalizados han entrado en otro paradigma de la existencia: hay que ser feliz, y ser feliz es no carecer de lo que tienen los demás. Y eso lleva a vivir todo el tiempo en el futuro, porque siempre falta algo. Y la vida pasa y la muerte llega. Y vivir la vida y recibir la muerte con tanta inconsciencia es vivir a medias y morir desgarrado por todo lo que no se obtuvo y por todo lo que hay que dejar atrás.
Alfonso Colodrón (Tao te ching al alcance de todos: El libro del equilibrio (Luz de Oriente) (Spanish Edition))
—Soy más que lo que no pasa de la cintura para abajo. Y siento más de lo que creés… Ni siquiera tenés que estar presente para que lo sienta. Te basta con existir para provocarme cosas, pero si además estás encima de mí disfrutando, me volás la cabeza, Ana Sanz —declaró, y mi corazón se desbocó. —Y si mal no recuerdo, el orgasmo físico para mí ya tenía que ver más con eso que con la descarga de semen en cualquier lugar. Le besé el pulgar que seguía acariciando mi boca, y cerré los ojos, impresionada. —Soy el mismo de siempre disfrutando distinto, porque también es distinto lo que me pasa contigo —continuó. —Lo que me pasa por el corazón compensa lo que no siento en el cuerpo… Y mirá que siento mucho. Una calentura tan inmensa que sólo logra desahogarse cuando vos encontrás placer en mí... Muda, agitada y caliente. Así me sentí. Y hubo algo más… Me sentí capaz de todo por ese hombre. Me sentí en casa por fin.   En el momento menos pensado   “El día menos pensado, Ana Inés.
Verónica Sauer (El Quinto Infierno (Doble o nada nº 2) (Spanish Edition))
1. Desde su infancia comienza a darle a tu hijo todo lo que quiera. De esta manera crecerá con la idea de que alguien lo debe mantener siempre. 2. Cuando aprenda a decir groserías celébralo con risas. Esto le hará pensar que las vulgaridades son graciosas. 3. Nunca le enseñes nada acerca de Dios. Espera a que sea mayor de edad y tome entonces la decisión de creer o no en Dios. 4. Recoge todo lo que deje regado y tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes y trastos. Hazle todo para que así tenga experiencia en dejar siempre todas sus responsabilidades sobre otros. 5. Discute frecuentemente frente a él (o ella). De esta manera no se sorprenderá cuando tu hogar se desintegre. 6. Dale todo el dinero que quiera gastar, asegúrate de que nunca trabaje para ganarse lo suyo. Al fin y al cabo no necesita pasar por lo que pasas tú. 7. Complácelo en todos sus antojos: comida, bebida, ropa, juguetes, comodidades y diversión. Si le niegas algo podrías causarle una frustración. 8. Defiéndelo de todos los vecinos, maestros y policías. Es seguro que todos ellos están contra tu hijo (o hija). 9. Cuando se meta en graves problemas discúlpate diciendo: “Es que no lo puedo controlar”. 10. Prepárate para sufrir toda la vida. Lo más seguro es que así (vas derecho al dolor).
David Hormachea (Cómo ser padres buenos en un mundo malo: Principios sabios para llegar a acuerdos con los hijos (Spanish Edition))
Bosch bajó la cabeza hasta tocar el pecho con la barbilla. Los ojos se le quedaban en blanco. Quería dormir, pero luchaba por evitarlo. Al final soltó un gruñido. —Tú eras la única cosa dejada al azar en todo el plan. ¿Y qué ocurre? Pues que en la única ocasión en que puede pasar algo, va y pasa. Eres la puta ley de Murphy personificada, tío.
Anonymous
Todos nosotros somos la culminación de una parte transcendental de nuestros padres y su pasado. Una parte vital de las circunstancias en las que fuimos criados. Todo lo que nos pasa, bueno o malo, deja una impresión duradera en nuestras almas. Toma una parte de eso, y podrás volver a escribir algo completamente esencial de nosotros. Por lo general, no son las cosas grandes las que nos dan forma. Si no las pequeñas, día a día lo que nos hacen ser quienes somos y quiénes vamos a ser.
Sherrilyn Kenyon (Invincible (Chronicles of Nick, #2))
fútbol es hoy el programa de televisión más rentable del mundo y de eso es de lo que estamos hablando. Si no lo planteamos así, no entenderemos nada. La tele, a nivel universal, no filma los campeonatos que hay sino que crea programas (campeonatos y copas) para llenar, saturar todos sus espacios disponibles para vender. La tele no muestra lo que hay sino que programa lo que habrá y hace jugar para llenar los espacios predeterminados... En la dimensión nacional, los clubes, antes que jugar campeonatos, actúan por televisión en partidos de fútbol... Cobran como actores de programas cada vez más importantes y si no aparecen por la tele (no clasifican, no entran en los programas-copas), no cobran. Esa es la manera correcta (e inédita) de describir lo que pasa. Si lo vemos así, o si lo analizamos desde esta perspectiva, como un fenómeno de mediatización extrema (ser es aparecer), no cabe duda de que el fútbol es no más que uno, acaso el más aparatoso, de los aspectos de nuestra realidad argentina toda, que en apariencia sólo existe y significa pasada por los medios. Si en esa deformación se pierde de vista el sentido y el gusto del juego, en otros ámbitos absolutamente mediatizados se pierde el sentido mismo de la política, por ejemplo. Y en todos los casos, son los intereses económicos concentrados y las corporaciones los que establecen las reglas de juego, los ámbitos de discusión y el sentido de los acontecimientos. Es sintomático que el episodio más “relevante” de los últimos tiempos vinculado con la Selección haya sido algo que no pasó en la cancha sino en los medios y con los medios: el exabrupto de Maradona. Tras la penosa clasificación, la dupla Diego-Bilardo actuó su paranoia más o menos fundamentada ante operadores sin duda caníbales, pero lo hizo sobre todo como cortina de humo. De ese modo, se trasladó/postergó/desdibujó perversa o estúpidamente la (única) cuestión pertinente: lo mal que jugaba la Selección, 122
Anonymous
No a todos ellos les ocurre eso, por supuesto, pero sienten lo agotador que es estar con un bebé, e intentan librarse de ello. Es algo socialmente aceptado. En cambio, cuando es la madre quien dice «Hago yoga, y mañana salgo con las amigas a tomar algo», todo el mundo se queda pasmado y se pregunta qué le pasa.[20]
Orna Donath (Madres arrepentidas: Una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales)
SIEGMUND FREUD   Pájaro con las plumas en la boca Ya no se puede más con el psiquiatra: Todo lo relaciona con el sexo. ... Casi todos los cuerpos geométricos Son para él instrumentos sexuales A saber las pirámides de Egipto. ... Donde nosotros vemos artefactos Vemos, digamos, lámparas o mesas El psiquiatra ve penes y vaginas. ... Analicemos un caso concreto: Un neurópata va por una calle De repente da vuelta la cabeza Porque algo le llama la atención —Un abedul, un pantalón a rayas Un objeto que pasa por el aire— En la nomenclatura del psiquiatra Eso quiere decir   Que la vida sexual de su cliente Anda como las reverendas huifas.   Vemos un automóvil Un automóvil es un símbolo fálico Vemos un edificio en construcción Un edificio es un símbolo fálico Nos invitan a andar en bicicleta La bicicleta es un símbolo fálico Vamos a rematar al cementerio El cementerio es un símbolo fálico Vemos un mausoleo Un mausoleo es un símbolo fálico ... El avión echa fuego por la boca.   Nos comemos un pan con mantequilla La mantequilla es un símbolo fálico. Descansamos un rato en un jardín La mariposa es un símbolo fálico El telescopio es un símbolo fálico La mamadera es un símbolo fálico. ... Todo lo relaciona con el acto Ya no distingue la luna del sol Todo lo relaciona con el acto Los pistones son órganos sexuales Los cilindros son órganos sexuales Las tornamesas órganos sexuales Las manivelas órganos sexuales Los altos hornos órganos sexuales Tuercas y pernos órganos sexuales Locomotoras órganos sexuales Embarcaciones órganos sexuales.   El laberinto no tiene salida.
Nicanor Parra
—Creo que sigo sintiendo algo por él. —Te refieres a Axel, ¿verdad? —Sí. ¿Por qué..., por qué me pasa? —Porque te gusta. Siempre ha sido así.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
[...]todo pasa por un motivo, que a veces los obstáculos están ahí para evitar que hagas algo de lo que puedas arrepentirte.[...] añadía que los obstáculos te obligan a intentar las cosas con más determinación.
Maggie Stiefvater (The Scorpio Races)
Las calaveras y los huesos no me impresionan —dijo Marie—. No tienen nada de humano. No me asustan. Son como cosas de insectos. Si un niño creciera sin saber que tiene un esqueleto, los huesos no significarían nada para él, ¿no es así? A mí me pasa lo mismo. Esto ha perdido todo lo humano. No se los reconoce y por eso mismo no son horribles. Para que algo sea horrible tiene que haber sufrido un cambio que uno pueda reconocer. No hay cambios aquí. Son todavía esqueletos, lo que fueron siempre. La parte que cambió ha desaparecido y no queda ninguna señal. ¿No es interesante?
Ray Bradbury (The Next in Line)
En la otra orilla —en la ribera de la Muerte— en el reino de los que estuvieron aquí hace mucho tiempo y no se acuerdan ya de nada… les preguntan a los que acaban de llegar qué es lo que pasa ahora por el mundo. A mí también me preguntaron… Alguien me preguntó: —Di. Recuerda… Recuerda lo que viste. —No puedo precisar, dije. Todo pasa en la sombra. Le empujan a uno… Uno siente las rodillas de alguien que le aprieta. No se sabe si para meterle o para sacarle… Todo pasa en la sombra. —Algo más… Di algo más. —Salimos por el bosque que da al sueño… y comenzamos a caminar por el callejón angosto y apagado de las pesadillas.
León Felipe
El hombre vulgar se abre por completo a la vida; no le da vueltas a la cabeza pensando: ¿de dónde vengo?, o ¿adónde voy? Tiene siempre firmemente ante sus ojos sus objetivos terrenales. El sabio, por su parte, vive en la restringida atmósfera que se ha proporcionado a sí mismo, y ha alcanzado plena claridad sobre sí mismo y sobre el mundo -siendo indiferente por qué camino ha llegado a ella-. Ambos reposan firmemente sobre sí mismos. Pero el humorista es diferente. Él ha saboreado la paz del sabio; ha sentido la beatitud del estado estético; ha sido huésped en la mesa de lo dioses; ha vivido en un éter de claridad meridiana; y, sin embargo, un impulso incontenible le empuja de nuevo al fango del mundo. Huye de él, porque solo tiene un anhelo: el de reposar en la tumba, y solo puede rechazar todo lo demás como una solemne estupidez; pero una y otra vez cede a la llamada que le lanzan las sirenas desde la vorágine, y baila y salta en el sofocante salón, con el profundo anhelo de la paz en su corazón; por eso, se puede decir de él que es hijo de un ángel y de una hija de los hombres. Pertenece a dos mundos, porque le falta la fuerza para renunciar a uno de ellos. Cuando se encuentra en el festín de los dioses, una llamada desde abajo interrumpe su alegría; y, cuando se lanza en sus brazos, despeñándose desde el aire, le amarga el anhelo de puro goce, que le reclama desde arriba. Así, su demonio se ve lanzado de acá para allá, y se siente desgarrado. El talante fundamental del humorista es estar a disgusto. Pero lo que en él no se debilita, ni vacila; lo que se alza, firme como una roca; aquello que ha comprendido, y ya no le abandona, es el conocimiento [Erkenntnis] de que la muerte es preferible a la vida y que «el día de la muerte es mejor que el del nacimiento». Él no es un sabio, y mucho menos un héroe sabio; pero, precisamente por eso, es alguien que puede comprender plena y enteramente la grandeza y la sublimidad del carácter de estos seres tan nobles, y se siente embargado por el sentimiento sagrado que les caracteriza. Lo porta en sí como ideal, y sabe que él, por ser un hombre, puede realizarlo ... «si el Sol [está] en conjunción con los planetas». Con esto, y con el firme conocimiento de que la muerte es preferible a la vida, se las arregla con su disgusto y se eleva sobre sí mismo. Ahora está libre de él, y es ahora -téngase muy en cuenta- cuando llega a hacérsele objetivo [gegenstandlich] el propio estado del que ha escapado. Lo mezcla con el estado de su ideal, y se ríe de la estupidez de su insuficiencia: pues el reír surge siempre cuando descubrimos una discrepancia, es decir, cuando medimos algo con una medida espiritual, y encontramos que se pasa o no llega. Puesto en la relación genial con su propio estado, no pierde, sin embargo, de vista que pronto volverá a caer en la ridícula estupidez, porque conoce su amor por el mundo; por eso, mientras ríe con un ojo, llora con el otro; solo ríe su boca, mientras su corazón sangra y amenaza con quebrarse, ocultando, bajo la máscara de la alegría, la más profunda seriedad.
Philipp Mainländer (Die Philosophie der Erlösung (1879))
De niño, si era capaz de soñar o de imaginar algo, también era capaz de hacerlo. Cuando no sabes mucho de la vida, todo lo que se te pasa por la cabeza es posible.
Erling Kagge (Filosofía para exploradores polares)
Todo, en la vida, pasa por algo. Las casualidades no existen, los amores predestinados sí.
Vega Manhattan (Prometo no amarte hasta que el pacto nos separe (Spanish Edition))
Saca su móvil y escribe a Chema cosas que no dirá; darle a la manivela y hacerse ilusiones. Imaginar, pongamos, que esto que a mí me pasa también te está pasando. Un poco menos, vale, no es que tú te marees, no es que me pienses despacio todo el rato. Un poco menos: quizá de repente te gustaría contarme algo que has visto, o que nos encontrásemos por casualidad; o te sorprendes teniendo ganas de que llegue ese día en el que vamos a coincidir con otras personas, pero no demasiadas; ese día, miras hacia la puerta porque ves que no llego y cuando al fin aparezco te da gusto. Darle a la manivela y hacerse ilusiones, por ejemplo: estás tardando en dar una señal porque tienes mi mismo propósito de alentar el deseo.
Belén Gopegui (Existiríamos el mar)
Después, porque todo el progreso técnico consiste, precisamente, en permitirnos hacer cada día un poco más de economía del aprendizaje para obtener resultados, sin saber qué pasa “debajo del capó”, para lograr algo sin comprender cómo. Y esto es justamente lo que está en juego en la pedagogía escolar y el punto en que se produce la ruptura con el “deseo natural del niño”: en clase se trata de pasar del “deseo de saber” –deseo de eficacia en el corto plazo, guiado por la preocupación por obtener satisfacción al menor costo posible– al “deseo de aprender”, que exige tomarse el tiempo de explorar lo desconocido, que choca con la extrañeza inevitable de los saberes nuevos, que acepta el esfuerzo sin la perspectiva de remuneración inmediata…, a fin de acceder al placer –nunca del todo garantizado cuando uno se lanza a esta empresa– que procura la inteligibilidad de los seres y de las cosas.
Phillipe Meirieu (Recuperar la pedagogía: de lugares comunes a conceptos clave)
Tendemos a asumir que, cuando pasa algo terrible, detrás ha de haber una gran inteligencia controlándolo. Es comprensible: ¿cómo pudo salir todo tan mal —pensamos— sin que hubiera un genio maléfico tirando de los hilos? El inconveniente que esto tiene es que también tendemos a asumir que mientras no identifiquemos al instante a un genio maléfico podemos relajarnos un poco, porque todo irá bien . Pero la historia sugiere que eso es un error, un error en el que incurrimos una y otra vez. Muchos de los peores sucesos producidos por la mano del hombre que hayan ocurrido jamás no fueron obra de genios maléficos. Fueron, antes bien, atribuibles a un desfile de idiotas y lunáticos que reaccionaban incoherentemente al discurrir de los acontecimientos, con la ayuda de gente excesivamente confiada que pensaba que podía controlarlos.
Tom Phillips (Humans: A Brief History of How We F*cked It All Up)
Todo pájaro que aprenda a organizarse una buena vida sin necesidad de usar sus alas pronto renunciará al privilegio del vuelo y permanecerá por siempre en tierra. Algo parecido pasa con los seres humanos. Si se les procura con regularidad y abundancia el pan tres veces al día, muchos de ellos se contentarán con vivir de pan únicamente o, al menos, de pan y circo únicamente.
Aldous Huxley (Un mundo feliz / Retorno a un mundo feliz)
Aquí aparece claro el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo y molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras.
Pope Benedict XVI (Jesus of Nazareth: From the Baptism in the Jordan to the Transfiguration)
Yo nunca me había acostado antes con una mujer, aunque me había pasado la mayor parte de la adolescencia y de la universidad obsesionada con una u otra. Todas tenían novio, o novia, o evidentemente eran personas a las que yo no les habría gustado en la vida. Cuando se lo conté a Edith, me preguntó si no pensaba que había ido a por gente no disponible porque sabía que así nunca tendría que enfrentarme a la realidad de que estar con esas personas no resolvería todos mis problemas. Le respondí que no tenía derecho a decir algo tan perspicaz. —A todo el mundo le pasa, Ava. Siempre te estás describiendo como una persona con un sufrimiento único, cuando buena parte de todo ese sufrimiento es completamente normal. Creo que quieres sentirte especial (y quién no, es muy lícito), pero no consientes sentirte especial en el buen sentido, así que te dices a ti misma que eres especialmente mala.
Naoise Dolan (Exciting Times)
Ah, Estabmul, eco en Civitella. Antes de este viaje italiano fui a Estambul a entrevistar a Orhan Pamuk, por su libro " una sensación extraña" y me fui desde el viejo aeropuerto de Madrid, las bolsas de los emigrantes son tan grandes, son tan ruinosas, sus risas cansadas, un aeropuerto es una ciudad que no ríe. Antes de embarcar entró en mi teléfono móvil un mensaje de Milena Busquets, la escritora, que comenzaba a colaborar con El País ese verano. Su mensaje no tenía que ver con sus artículos, sino con una alarma que le había asaltado y que a mí me amargó el instante y los minutos siguientes. Milena me anunciaba algo que a su vez ella había visto en Twitter: Umberto Eco ha muerto. Uf, Umberto Eco ha muerto, el aeropuerto acelera su cara de monstruo falso, nadie sabe qué le ocurre al otro, qué ocurre en la vida, qué pasa, tú eres un fantasma deambulando, tu nombre no existe y está solo, en medio de este gentío nadie identificaría tu rostro, la soledad de tus ojos, la persuasiva presencia del miedo, ningún sentimiento destaca sobre otro en una aeropuerto. La incertidumbre es un chicle que se tira en un váter, nadie está contigo, los aeropuertos son la soledad y el silencio, tanto ruido hace opaco cualquier grito, así que mejor no muestres sorpresa ni nada, hasta lo más extraordinario es lo que tiene que pasar. Cuando una noticia de esa naturaleza ocurre, se acelera la mente, dondequiera que estés, porque eres periodista y nada te detiene, aunque tú mismo te halles en estado de estupor o triste: has de actuar te espera la platina, hay una noticia, es urgente, despierta a quien sea, no esperes al minuto siguiente, el otro periodo te lo va pisar De pronto el pasajero se confunde con el periodista y ya solo era periodista, era alguien que había sabido de fuente bien informada una noticia grave, una noticia. La sensación inmediata tiene que ver con los que hace un periodista: llama, confirma, organiza, se ofrece a su redacción Él lo sabe ya: los demás tienen que saberlo. En mi caso, podía ofrecer, en primer lugar, la noticia, de la que en el periódico no sabían nada (¡y menos mal!); todo lo demás va ocurriendo: quién puede escribir, qué puedo escribir. A la velocidad con la que actúa la voluntad de un periodista para preparar el terreno de lo que llamamos cobertura se produjo el desmentido. Milena me dijo de inmediato que la noticia venía en el Twiter de Vargas Llosa. ¡Pero si Vargas Llosa no tiene Twiter! Nunca tuvo, nunca tendrá Como la esencia de Twiter es esa rapidez resbaladiza, la mentira es la miel de su sustancia...
Juan Cruz (Un golpe de vida)
Bueno, nunca os lo he contado, pero a mí me cuesta mucho trabajo vivir. Siempre, desde siempre. Es algo difícil de explicar, como a vosotros no os pasa seguramente no lo entenderéis, pero yo siempre he sentido que vivía dentro de un túnel, a oscuras, aparte, lejos de todo. Veía luces al principio y al final, sabía que existía el mundo, más gente, el sol, la luz, las calles, mis padres, todo eso, pero no podía salir, ni siquiera quería salir de allí, era demasiado esfuerzo. Nunca os lo he contado, pero a mí me da todo mucha pereza, despertarme por la mañana, levantarme de la cama, vestirme, desayunar, todo eso me cansa mucho, estoy muy cansado antes de hacer nada, tengo que obligarme a hacer las cosas que los demás hacen sin darse cuenta, y a medida que consigo hacerlas, me siento menos cansado, y no más, es muy raro…
Almudena Grandes (Castillos de cartón)
La meditación es estar sentado inmóvil, en silencio. La meditación es todo lo que se te pasa por la conciencia durante el tiempo en que estás inmóvil, en silencio. La meditación es provocar que nazca en tu interior un testigo que observa el torbellino de los pensamientos sin permitir que le arrastren. La meditación es ver las cosas como son. La meditación es despegarte de tu identidad. La meditación es descubrir que eres otra cosa que lo que dice sin cesar: ¡yo!, ¡yo!, ¡yo! La meditación es descubrir que eres otra cosa que tu ego. La meditación es una técnica para erosionar tu ego. La meditación es zambullirse y afincarse en las contrariedades de la vida. La meditación es no juzgar. La meditación es prestar atención. La meditación es observar los puntos de contacto entre lo que eres tú y lo que no eres tú. La meditación es el cese de las fluctuaciones mentales. La meditación es observar esas fluctuaciones que llamamos los vritti para calmarlos y al final eliminarlos. La meditación es estar al corriente de que los demás existen. La meditación es zambullirte en tu interior y excavar túneles, construir barreras, abrir nuevas vías circulatorias y presionar para que algo nazca y desembocar en el gran cielo abierto. La meditación es encontrar en tu interior una zona secreta e irradiante en la que te sientes bien.
Emmanuel Carrère (Yoga)
Hay ciertas personas que aparecen en tu vida para enseñarte a echar de menos, y esa gente es necesaria, pues al arrebatarte algo, también te dan. A veces uno tiene que buscar un equilibrio, colocar el peso de las decisiones en el sitio justo, aquel que no está en los extremos de la balanza. Así se libra uno de elegir, que no es sino renunciar ¿Sabes qué es lo que hace que un amor funcione? La mano tendida, mi vida. A eso me refiero, Gael. La mano tendida. El equilibrio. Uno, aunque esté cansado, debe tener un ojo siempre abierto para no perder de vista lo que sucede Es así: el amor no es más que comprensión. Al fin y al cabo, entender a alguien es mucho más sencillo que entendernos a nosotros mismos. Basta con abrir los ojos y aguzar la mirada, responder sus preguntas con sus respuestas y no con las nuestras, y dejar la puerta siempre abierta Ella insistió tanto en que quisiera mucho y quisiera bien. Recuerdo que me dijo que hay ocasiones en las que no es el amor el que viene, sino que somos nosotros los que tenemos que buscarlo cuando todo va mal y pedirle que se quede, porque al amor también hay que acostumbrarlo, en el amor también hay que confiar. El amor es algo bueno, es la gente la que no sabe utilizarlo, pensaba a menudo. Es más, si te quieres ir, seré yo el que te abra la puerta. Sé que te faltan cosas, que necesitas otras. Sé que lo fácil es irse corriendo cuando la situación se pone seria porque a nadie le gusta dejar de reír. Lo entiendo, Y a mí tampoco me gusta, pero también sé que la risa viene de la tristeza y que hay que dar oportunidad a que cambie el gesto de las cosas que no nos gustan. Pero yo no te puedo explicar todo eso, no te voy a convencer, no quiero hacerlo. Esto no funciona así Nuestra cama se ha roto y yo no puedo arreglarla solo, así que no pretendas tampoco que eso pase. Tómate el tiempo que necesites, de verdad. Haz lo que sientas, pero no me lleves contigo. No me dejes fuera de la puerta esperando porque no me voy a quedar. Si tú te vas, seré yo el que tenga que cuidar de mí. Es curioso cómo el amor, a veces, cambia las palabras de lugar. Y es que el amor también consiste en coger al pajarito abandonado con las manos aún tibias y abrir la ventana. Yo no era quién para interponerme, aunque a ese lado del mundo ya sólo quedaran paredes desnudas, una oscuridad nada amigable, vasos rotos, trozos de piel esparcidos por la alfombra, imposibles de recoger. No podía decirle nada. Parece que cada uno nos fijamos más en unos detalles que en otros. ¿Cuánto nos estaremos perdiendo de lo que nos rodea? Hemos crecido así, cielo, tú también, en un tiempo en el que nos educan para tomar partido por una cosa u otra, para decir en voz alta lo que pensamos, siempre y cuando sea lo que quiere escuchar el que tienes delante Si no es así, entonces no, entonces cállate, no digas nada, no te atrevas a hablar de eso, pero vendrán los otros a decirte que por qué no dices lo que piensas, que eres un cobarde, que no haces nada por esta sociedad. Es muy complicado mantener el equilibrio en este país. Nos aleccionan. Se olvidan de aquellos a los que nos gusta volar Date cuenta de algo, Gaelito: todos recordamos el peor día de nuestra vida, pero muy pocos sabríamos precisar cuál ha sido el mejor. Le damos más importancia a aquello que nos daña que a lo que nos hace felices. En el amor pasa lo mismo. Cuando una relación termina, no queda espacio para ese día en el que reísteis tanto que os dio dolor de mandíbula o aquella vez que montasteis en tren y fuisteis a la playa y dedicasteis toda la tarde a leer juntos en la arena. Cuando una relación termina, nos agarramos al rencor, al odio incluso, a los reproches y a todo aquello que faltaba y a lo que cuando amábamos, curiosamente, no prestábamos atención. ¡La felicidad es tan frágil, mi vida, y la tristeza, sin embargo, tan poderosa! ¿Y sabes por qué?
Elvira Sastre (Días sin ti)
Date cuenta de algo, Gaelito: todos recordamos el peor día de nuestra vida, pero muy pocos sabríamos precisar cuál ha sido el mejor. Le damos más importancia a aquello que nos daña que a lo que nos hace felices. En el amor pasa lo mismo. Cuando una relación termina, no queda espacio para ese día en el que reísteis tanto que os dio dolor de mandíbula o aquella vez que montasteis en tren y fuisteis a la playa y dedicasteis toda la tarde a leer juntos en la arena. Cuando una relación termina, nos agarramos al rencor, al odio incluso, a los reproches y a todo aquello que faltaba y a lo que cuando amábamos, curiosamente, no prestábamos atención. ¡La felicidad es tan frágil, mi vida, y la tristeza, sin embargo, tan poderosa! ¿Y sabes por qué? Porque sabemos que las cosas pueden acabarse y eso nos da miedo. Porque la felicidad va y viene, pero la tristeza duerme dentro de nosotros. Y no pasa nada por estar triste, mi amor. Lo que no hay que tener es miedo. Ésa es la única lucha que debe mantener el ser humano .
Elvira Sastre (Días sin ti)
Por más que pienso no logro entender cuál es la fascinación en observar cuadros de personas redondamente obesas y coloridas y curiosas. Creo que tanto color en sus obras es sinónimo de falta de creatividad. No veo más que payasos cuando observo esos cuadros y, francamente, no sé cuál sea su objetivo ni mensaje ni razón de ser. Inclusive lo veo como una burla, como si se estuviera mofando de la parte de El Arte que siempre termina siendo comercial y popular. Odio cuando pasa eso. Odio cuando un pendejo se pone a escupir en hojas blancas y de repente dice que sólo porque es una jalada que a otra persona no se le había ocurrido antes hacer, sólo por eso, ya es una obra de arte que vale un Marisse. Y se me hace patética esa parte, la parte en que el imbécil que hizo eso se vuelve la revelación del año y todos empiezan a hablar de él y termina siendo hasta el host en los Óscares aún cuando su rama no tenga nada que ver con el cine. El mundo está lleno de pendejos. El mundo está lleno de gente patética y por más que pienso, no entiendo por qué la gente no deja de hacer más gente y ya. Por qué no paran esta producción en masa de gente-pendeja más pendeja and so on. En serio: hay muchas cosas que la gente hace que simplemente no entiendo. Por ejemplo, un güey que estaba en la esquina pidiendo limosna, que no tenía piernas y que igual y ni nombre, él ¿por qué no mejor se avienta a la calle para que un pinche taxi lo atropelle y ya deje de sufrir y se largue a la chingada de este mundo que no hace más que burlarse en su cara de lo triste e infeliz que es su vida? No me digas que él tiene algo por qué vivir. Bueno, el homeless ese no me importa. Me importa lo que decía, de cómo se puede contaminar la esencia del arte y su razón de existir por imbéciles como esos. O también por los pinches posers que los apoyan. Porque si no fuera por esos, los otros no existirían. Pero ahí toda la gente: a aplaudir esculturas que no entienden y lienzos que no transmiten sentimiento alguno. O esos que son fanáticos de lo experimental: un obeso de cincuenta y dos años que, como no tenía nada que hacer, empezó a tomarse fotos desnudo y le gustaron tanto que las reveló y un enfermo sexual las vio y se excitó y se las compró y las subastó y ya por eso se convirtió en un artista. Y todos lo aplauden, hasta yo, pero por los huevos de atreverse a mostrar su antiestético y marginal cuerpo al mundo, como si no tuviéramos suficiente con las imágenes desgradables que tenemos qu e ver en el día a día. Por eso me cae tan bien Andy y por eso admiro su trabajo: porque me entiende. Es el único que ha logrado burlarse de la cultura y de esa adicción de la gente por admirar estupideces. Es el único que lo hace abierta y descaradamente, sin necesidad de aparentar. Se burla de una manera tan bizarra, tan baja, tan directa, que lo convierte en elegante. Y es que es una necesidad interna de la gente —de toda la gente— por admirar a algo, a alguien, que raya en lo rídiculo. La gente puede ser fan hasta de un poste. ¿A qué se deberá eso de tener esa urgencia por alabar a alguien, sea quien sea? De comprar revistas con chismes de gente que no conocen y de vidas que nunca se cruzarán. De perseguir perfectos desconocidos y comprar su ropa interior en subastas por cantidades estúpidas de dinero. No puedo evitar sentir pena ajena. La mayor parte del tiempo me da mucha pena el mundo en el que vivimos. Ya está viejo, le hace falta una remodelación —de tapiz, de muebles, de personajes—. Por eso digo que es mejor vivir afuera de él. Pero bueno, la gente nunca va a cambiar. Eso es lo que pienso, si tanto te importaba saber lo que pienso.
Gisela Leal (El club de los abandonados)
Por lo tanto, no debe asustarse, querido señor Kappus, si una tristeza se levanta ante usted, tan grande como nunca ha visto; si una inquietud, como luz y sombra de nubes, pasa sobre sus manos y sobre todo su hacer. Debe pensar que algo le está sucediendo, que la vida no lo ha olvidado, que lo sostiene en su mano; no lo dejará caer. ¿Por qué querría excluir cualquier melancolía de su vida, ya que no sabe qué están haciendo estos estados en usted? ¿Por qué quiere perseguirse con la pregunta de dónde viene todo esto y adónde va? Sabiendo que están en los cambios, y no desean nada más que transformarse.
Rainer Maria Rilke (CARTAS A UN JOVEN POETA: Nueva traducción al español (Spanish Edition))
—Entonces… ¿qué pasa? —preguntó Dalinar—. Se me escapa algo. —A ti y a todos —dijo Sagaz, y suspiró—. Odium está explotando un tecnicismo de vuestro acuerdo. Rayse no lo haría. Rayse no podría hacerlo. Por tanto… —Paseó la mirada por la sala, fijándola en los ojos de todos—. Por tanto, no estamos enfrentándonos a Rayse. Mi viejo enemigo debe de estar muerto, y otra persona ha tomado la Esquirla de Odium. Debí darme cuenta en el instante en que empezó a comportarse tan raro, pero ahora lo he confirmado sintiendo los ritmos de Roshar. Amigos míos, nos enfrentamos a un enemigo al que no conocemos ni podemos anticiparnos. Y, sea quien sea, es un genio… un genio que ha urdido una estratagema para conquistar todo Roshar en diez días.
Brandon Sanderson (Viento y verdad (El archivo de las tormentas, #5))
Descubre qué te hace sentir bien y qué te hace sentir mal. Cuando estés triste e insatisfecho con tu vida, a menudo tienes una sensación de inquietud. Es probable que acabes buscando una distracción del tipo que sea o que adquieras hábitos poco saludables. Quieres animarte como sea, así que compras cosas que no te puedes permitir, buscas a una antigua pareja por internet (alguien de quien deberías mantenerte alejado) o te pasas el día perdiendo el tiempo en redes sociales. Y todo para llenar ese vacío. La clave está en ser capaz de reconocer estos episodios y de analizar tu comportamiento y los motivos que lo provocan antes de hacer algo que te haga sentir peor. A veces, romper con la situación, ya sea eliminando las redes sociales de nuestro teléfono o yendo a pasear a la montaña, puede proporcionarnos un alivio inmediato.
Mungi Ngomane (Ubuntu. Lecciones de sabiduría africana para vivir mejor (Spanish Edition))
Una ciudad en la que los hombres llegan a más o menos viejos según se les ame más o menos. La aversión y el afecto se equilibran el uno al otro y el resultado es decisivo para la duración una vida. De vez en cuando uno deja lo mejor de sí mismo en la calle, como si fuera un periódico viejo, y pasa otro, se da cuenta de que es un periódico escrito en una lengua que no es la suya, que él no puede leer, y, enfadado, lo pisa para ensuciarlo más. Llega un punto en el que uno ya no puede vivenciar más cosas, quiere que todo lo anterior cobre su sentido inequívoco y reposado. Porque los acontecimientos y las influencias que van a venir después cambian lo anterior; no es que se pierda del todo, pero cambia tanto que pierde su carácter de algo único e irrepetible. Las transformaciones usan lo que existe; en realidad no hay nada que se transforme hacia atrás. Puede que el conocer los estadios en los cuales sólo está permitido mirar hacia atrás y hablar sea el súmum del arte poético de la vida. En realidad ocurre que uno pierde la mayoría de sus obras porque va en pos de lo siguiente. Esta hambre de inmensidad en uno mismo, de poseer un caudal de mundo viviente que seguiría existiendo aún en el caso de que ya no existiera el mundo, esta hambre es grandiosa y plenamente digna de un ser humano, pero, una vez suscitada, ya no se puede saciar, y a aquel que está acosado por ella no le queda más remedio que engañarla de vez en cuando con astucias y mecerla en el sueño.
Elias Canetti (The Human Province)
Bondad, dice él. Pero ¿qué quiere decir? No podía decirlo con más precisión. Se refiere a un estado de vigilia que no permite que le engañen en nada ni se engaña a sí mismo en nada. Se refiere a una aguda desconfianza frente a todo uso del hombre para fines que dicen ser «superiores» pero que sólo son los fines de otros. Quiere decir franqueza y espontaneidad, una incansable curiosidad por la gente a la que implica y comprende. Quiere decir agradecimiento por aquellos que en realidad no han hecho nada por uno, pero que se dirigen a uno, le miran y tienen palabras para él. Quiere decir recuerdo que no omite nada ni abandona nada. Quiere decir esperanza a pesar de la desesperación, pero que no pasa ésta en silencio. Se refiere también a los animales, aunque nosotros los comemos. Se refiere especialmente a todo aquello que es más estúpido que uno mismo. Se refiere a la impotencia y jamás al poder. El que es bueno para con éste, el que se doblega a él o lo halaga para protegerse, este es malo. Quiere decir pasión que permite también la pasión de los otros. Quiere decir asombro. Pero quiere decir también preocupación. No quiere decir majestad, arrogancia, grandeza, endiosamiento, dureza y orden con los que uno doblega a los demás. La bondad a la que el se refiere es un movimiento espiritual y lo pone todo en duda. No quiere decir la bondad que hace carrera, sino aquella que de repente está ahí con las manos vacías. Quiere decir capacidad para dejarse conmover por algo, incluso en la más avanzada edad, en la ira y en la acusación; pero sólo en el caso de que esta bondad no reporte ningún poder al iracundo o al acusador. Quiere decir también lenguaje, no quiere decir en modo alguno silencio. Quiere decir también saber, pero no un cargo, un puesto, un sueldo. Quiere decir preocupación por los hombres aquí, no intercesión por su alma.
Elias Canetti (The Human Province)