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Cuando la emoción se convierte en sentimiento, este sentimiento se hace parte de la sensibilidad, como modo de sentir estable y estilo de vida habitual que hará cada vez más fácil, natural y creativo, por ejemplo, sentir compasión y detenerse. Si el samaritano se comporta como sabemos no lo hace simplemente porque tiene un buen corazón y es generoso por naturaleza, sino porque sus elecciones de vida, incluso las pequeñas, lo han orientado poco a poco cada vez más hacia el otro, lo han educado en la atención al otro, configurando en él sentidos, sensaciones, emociones, sentimientos y atracciones. Más o menos como decíamos a propósito de santa Teresa de Calcuta.
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Amedeo Cencini (DESDE LA AURORA TE BUSCO. Evangelizar la sensibilidad para aprender a discernir (Servidores y Testigos nº 165) (Spanish Edition))