Te Fuiste Quotes

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Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.
Julio Cortázar
El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo; Sonreías. Dejabas atrás un pueblo del que muchas veces me dijiste: ‘Lo quiero por ti; pero lo odio por todo lo demás, hasta por haber nacido en él’. Pensé: ‘No regresará jamás; no volverá nunca.
Juan Rulfo (Pedro Páramo)
Aquí estabas tú, dejándome, apareciendo para luego desaparecer. Te pusiste más bonita que de costumbre, como para hacerme notar que perdía lo más valioso de mi vida. Lo que yo nunca te expliqué, fue que tú hacías de lo más valioso de mi vida, porque me dabas amor, me dabas cariño, me compartías la vida, me dabas tiempo y me hacías ser más yo que nadie. Y supongo que por eso no supliqué mucho cuando te fuiste, ni me volví un desesperado, ¿y sabes por qué más? Porque antes de que te fueras, ya se había marchado el tiempo, el amor, el cariño, mi vida, yo. Todo se fue, que luego siguieras tú ya no importaba.
J. Porcupine (La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda)
Los corazones son frágiles. Y creo que incluso cuando te recuperas, nunca eres lo que fuiste antes. -Isabelle Lightwood.
Cassandra Clare (City of Fallen Angels (The Mortal Instruments, #4))
El pasado no es más que una huella sombría de lo que un día fuiste, pero no puedes dejar que te defina y te esclavice.
Beatriz Esteban (Aunque llueva fuego)
No sé qué hacer, Luca, porque tome la decisión que tome, tanto si es lanzarme a tus brazos como no volver a verte, ambas me hacen un agujero en el pecho. No es que me hagas daño, Luca, es que me dueles; puede parecer lo mismo, pero no lo es, porque algo que te duele está dentro de ti y no hay manera de desprenderse de ello.
Neïra (Fuiste mi verano)
Tenía miedo de que te fueras y te fuiste. Un miedo menos...
Andrés Ixtepan
— Dijiste que yo no te gustaba. — No me gustas. No me gusta la forma en que tu cabello huele, y cómo no puedo dejar de pensar en despertar y ver tu cara. Odio como mi cama se sentía vacía cuando te fuiste. No me gusta lo bien que estábamos con mi familia, especialmente con Harper, y cómo yo quería verte de nuevo con ellos, pero no sólo como invitada. Sino como miembro. Tienes razón. No me gustas en absoluto.
Chelsea M. Cameron (My Favorite Mistake (My Favorite Mistake, #1))
Nunca te llevé a que madame Leonie te mirara la palma de la mano, a lo mejor tuve miedo de que leyera en tu mano alguna verdad sobre mí, porque fuiste siempre un espejo terrible, una espantosa máquina de repeticiones, y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro.
Julio Cortázar (Rayuela)
-En mis ojos, fuiste mía desde el momento en el que te vi en el Starbucks con tu amiga. En mi mente, eres mía desde que trabajas en las cocinas y te vi sonreír. En mi cabeza, eres mía desde que probé la nata que tenías en la boca aquel día que te caíste. En mi corazón, eres mía desde que, como una leona, me hiciste el amor en el almacén. Y en mi vida, eres mía desde que hoy te he tenido para mí y me he dado cuenta de que eres mi mujer.
Megan Maxwell
Sin hacerle caso, acaricié cariñosamente el cabello de su yo inconsciente. —¡Te has dejado K.O. A ti mismo! ¿Aún recuerdas lo cruel que fuiste conmigo por eso? Gideon sonrió débilmente. —Sí, lo recuerdo —dijo—. Y lo siento de verdad. Pero ¿quién puede contar con que pase algo así? ¡Ahora ven de una vez! Antes de que ese tonto se despierte. Hace rato que ha entregado la carta. —Y, a continuación, soltó unas cuantas palabras francesas tras las que supuse que se ocultaban otras tantas maldiciones jugosas, porque recurrió varias veces, igual que su hermano antes, a la palabra merde.
Kerstin Gier
Te ofrecí una aventura, Ed, justo delante de ti, pero tu no fuiste capaz de verla hasta que yo te la mostré, y por eso rompimos
Daniel Handler (Y por eso rompimos - Episodio 1)
Si fuiste tibio, te toca volver a nacer (la peor opción de lejos porque quién se aguanta este mundo de mierda dos veces).
Dross (Festival de la blasfemia)
Y yo caminaría por todos los desiertos de este mundo y aun muerta te seguiría buscando, a ti, que fuiste el lugar del amor.
Alejandra Pizarnik (Alejandra Pizarnik. Poesía completa.)
Rezonga que no has rezongado, perverso estropicio achacoso. Cuánto tiempo en ti he gastado, ¡oh, soliloquio tedioso! Ronquido de mi quimera, rey de linaje mohoso. Entre bostezos te halagas, ¡bufón de atavío pomposo! Fuiste antaño tan amable, tan zalamero y meloso, que así lograste engañarme, ¡gusarapo pegajoso! Yo hubiera bien apostado, sopa de trapo verdoso, que eras un troll reencarnado… ¡gorro de duende leproso! ¡Que no, que no te quiero! ¿Por qué el mohín vanidoso? ¿O juzgas digno de amores un catarro contagioso? ¡Truenos, rayos y centellas! ¡Otro grito aspaventoso! Pareces una doncella sin trovador ojeroso. Cierto es que no te olvido, nigromante verrugoso. De mis recuerdos surtidos tuyos son los más penosos. Si a donde vienes, siempre torpe y sospechosos, ¿Cómo borrar tus desfiles afectados y engorrosos? Si mi verso te acongoja por sacrilegio pringoso, si con el dedo te apuntan en un lugar tumultuoso… Enhorabuena, querido, ¡mira tu halo brilloso! Era justo y merecido: has logrado ser famoso.
Carolina Andújar (Vampyr (Carmina Nocturna #1))
«Amo quien fuiste y quien eres, porque si hay algo cierto en esta vida, mo anam, es que nací solo para amarte. Cuando mi corazón se silencie con mi muerte, nunca olvides que mi alma te seguirá amando.»
Caroline March (No todo fue un sueño (Spanish Edition))
No, amor mío, no estás embarazada, y yo me niego a ser manipulado. Esta conversación ya me resulta insoportablemente tediosa. Te quiero con todo mi corazón y... ¿Estás llorando, cariño? Sí moqueó Sugar Beth_ . Casi no he hecho otra cosa desde que te fuiste ¿ Es eso cierto? Me temo que sí. Espléndido Y colgó.
Susan Elizabeth Phillips (Ain't She Sweet?)
Viniste a visitarme en sueños pero el vacío que dejaste cuando te fuiste fue realidad.
Ernesto Cardenal (Vida perdida. Memorias, I (Spanish Edition))
Con todos derretidos sobre ti en un cálido abrazo Te fuiste distanciando de los pinceles y los reyes.
Alexandre Alphonse (Crucifijo en la Saatchi Gallery)
—Chloe, somos queer. No se nos dan bien las mates. —Por eso te necesitamos. Una vez en cada generación, nace una persona bisexual capaz de hacer cálculos matemáticos. Tú fuiste la elegida.
Casey McQuiston (I Kissed Shara Wheeler)
-Te fuiste sin llevarte nada, entregaste la casa a un hostelero sin escrúpulos. Abandonaste todo y todo se ha perdido. -Nada se ha perdido si nos hemos encontrado.-Leonora tiembla pero Max no la escucha.
Elena Poniatowska (Leonora)
Pero si tienes que irte, vete. Si te duele, vete. Si es tu hora, vete. Pero vete sabiendo que fuiste amado, que jamás te olvidaré, que seguirás vivo en todo lo que hagamos Connor y yo. Vete sabiendo que te quiero con pureza, Harry, que fuiste un padre increíble. Vete sabiendo que te conté todos mis secretos. Porque fuiste mi mejor amigo.
Taylor Jenkins Reid (The Seven Husbands of Evelyn Hugo)
Pero más que nada, puedes saber que todos te amamos, que fuiste una de las mejores personas que he conocido y conoceré, y que sin importar cuantos errores hayas cometido, todo ellos desaparecen como espectros tras la presencia de tus buenas acciones.
June Vernet (Otra oportunidad de amar (Segundas oportunidades #1))
—¿Por qué estás intentando con tanta fuerza el hacerme pensar que eres una mala persona? —pregunté. —Porque sería mejor para ti tener un sano temor hacia mí de modo que no puedas decir que no fuiste advertida. No soy como los chicos de tu escuela. Piensa en la atracción que sientes hacia las drogas. Así me siento respecto al sexo. Oh. —¿Comienzas a comprenderlo ya? Déjame ser aún más claro. —Su voz bajó mientras me guiaba a través de su trabajo—. Puedo entender a alguien en solo cinco minutos de conversación para saber qué tendría que decir o hacer para atraerlas a la cama. Eso te incluye, aunque admito que estaba fuera de juego anoche. Con alguna personas basta con simple adulación y atención. Con otras toma más tiempo y energía. Hago lo que se necesite para quitarles la ropa, y luego intento hacerlo de modo que nunca estén con otra persona sin pensar en mí. Sé secretos del cuerpo humano que la mayoría de las personas ni siquiera sabe de ellos mismos. Y cuando me voy, sé que están arruinadas cuando comienzan a suplicarme que me quede.
Wendy Higgins (Sweet Evil (Sweet, #1))
¡Oh, Luna! Siempre estuviste a mi lado, alumbrándome en los momentos más terribles; desde mi infancia fuiste el misterio que velaste por mi terror, fuiste el consuelo en las noches mas desesperadas, fuiste mi propia madre, bañándome en un calor que ella tal vez nunca supo brindarme; en medio del bosque, en los lugares más tenebrosos, en el mar; allí estabas tu acompañándome; eras mi consuelo, siempre fuiste la que me orientaste en los momentos más difíciles. Mi gran diosa, mi verdadera diosa, que me has protegido de tantas calamidades; hacia ti en medio del mar; hacia ti junto a la costa; hacia ti entre las costas de mi isla desolada. Elevaba la mirada y te miraba; siempre la misma; en tu rostro veía una expresión de dolor, de amargura, de compasión hacia mí; tu hijo. Y ahora, súbitamente, luna, estallas en pedazos delante de mi cama. Ya estoy solo. Es de noche.
Reinaldo Arenas
El unico problema en mi vida ere tú, Pirata. Estás en todas partes. Como si fueras un pequeño Dios, un pequeño emperador, una fuerza sobrenatural. Y estoy harta de eso. Estoy harta de ti. Escucha lo que digo, Julio; Tú no mandas sobre mí ni sobre mi historia. La que manda sobre mi historia soy yo. Y tú ya estás muerto, ya te fuiste al diablo ¿Entiendes?.
Ana Pessoa (Mary John)
Fuiste y aunque digo que ya no te espero... espero.
Alberto Villarreal (Todo lo que fuimos)
Podríamos decir que eramos jóvenes y estúpidos, pero esa excusa solo dura hasta que te das cuenta de que fuiste egoísta y simplemente unos imbéciles muy grandes.
Penelope Douglas (Next to Never (Fall Away, #4.5))
Y como tus besos fueron poemas escritos en mis labios, te confundí por incendio, cuando solo fuiste un simulacro.
Gus Vazquez
Nadie te culpa por no ser capaz de recordar. Te ofreciste como sacrificio, fuiste valiente. Salvaste a Magnus. Y salvaste a Isabelle. Me salvaste a mí [...].
Cassandra Clare (The Whitechapel Fiend (Tales from the Shadowhunter Academy, #3))
Fuiste la llama de mi razón alucinada. No había espacio donde apoyar ya mis símbolos. Te amaré tanto, decías, y aprendimos la importancia del café del desayuno en tanto yo salía a robar para ti naranjas. Devoramos el mundo, esa bestia sordomuda, para hacernos menos sordos, menos mudos, siguiendo una ley por la cual buscando crear y destruir energía la encuentras en belleza transformada. Yo no sabía qué pasa cuando un péndulo se detiene porque jamás he visto uno detenido. Llorabas y llovía. Vi cosas en tus ojos que nadie había visto, me apretabas la mano buscando exprimir aquella fruta robada a mí; a nadie; transgénico zumo de lluvia en lágrimas. La verdad es a veces tan verdad que se vuelve 100% cristalina, y así innombrable.
Agustín Fernández Mallo (Carne de píxel)
¿Podrías decirlo una vez? —suplicó—. Como dicen que hace la gente. El corazón de Eleanor latió con la fuerza de las alas de un águila y la elevó a lo más alto mientras se lo decía: —Te amo, Will Parker. Will sintió una punzada de dolor y bajó la cabeza porque nadie le había preparado para eso, nadie le había dicho: «Cuando ocurra, resucitarás. Dejarás de ser lo que fuiste. Serás lo que no eras.» Se precipitó hacia ella y hundió la cara en su pecho. —Oh, Dios mío… —gimió, abrazado con fuerza a ella—. Oh, Dios mío. Elly le sujetó la cabeza como si fuera un niño que se despertaba de una pesadilla. —Te amo —le susurró en el pelo con lágrimas en los ojos. —Oh, Elly, yo también te amo —dijo con la voz entrecortada—, pero tenía tanto miedo de que nadie pudiera amarme. Creía que tal vez era imposible que alguien lo hiciera.
LaVyrle Spencer (Morning Glory)
Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido. •La verdad, 523
Stephenie Meyer (New Moon (The Twilight Saga, #2))
Cada ser nació con algún destino, como el caballo y la vid. ¿Te admiras de esto? También el sol nació destinado para una función, así como los otros dioses. Según ello, ¿para qué fuiste tú creado? ¿Para disfrutar? Reflexiona si puede sustentarse este pensamiento.
Marcus Aurelius (Meditaciones)
Ya no será ya no no viviremos juntos no criaré a tu hijo no coseré tu ropa no te tendré de noche no te besaré al irme nunca sabrás quién fui por qué me amaron otros. No llegaré a saber por qué ni cómo nunca ni si era de verdad lo que dijiste que era ni quién fuiste ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos querernos esperarnos estar. Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. Ya no estás en un día futuro no sabré dónde vives con quién ni si te acuerdas. No me abrazarás nunca como esa noche nunca. No volverá a tocarte. No te veré morir.
Idea Vilariño (Poesía completa)
En una realidad tan llena de superficialidades sentir algo profundo es maravilloso. Y por eso, como te dije, te lo agradezco. No por haber hecho algo, pues creo que no hiciste nada para que surgiera en mí eso. Sólo fuiste, sólo eres. Ser fue suficiente. En un mundo tan complejo es bello saber que ser basta para aclararlo todo.
Ricardo Garza
Si tienes que irte, vete. Si te duele, vete. Si es tu hora, vete. Pero vete sabiendo que fuiste amado, que jamás te olvidaré, que seguirás vivo en todo lo que hagamos Connor y yo. Vete sabiendo que te quiero con pureza, Harry, que fuiste un padre increíble. Vete sabiendo que te conté todos mis secretos. Porque fuiste mi mejor amigo.
Taylor Jenkins Reid (The Seven Husbands of Evelyn Hugo)
Cuando me divorcié de tu padre me preparé para seguir andando sola, porque pensé que sería casi imposible encontrar otro compañero. Soy mandona, independiente, tribal y tengo un trabajo poco común que me exige pasar la mitad de mi tiempo sola, callada y escondida. Pocos hombres pueden con todo eso. No quiero pecar de falsa modestia, también tengo algunas virtudes. ¿Te acuerdas de alguna, hija? A ver, déjame pensar… Por ejemplo: requiero poco mantenimiento, soy sana y cariñosa. Tú decías que soy divertida y nadie se aburre conmigo, pero eso era antes. Después de que tú te fuiste se me acabaron las ganas de ser el alma de la fiesta. Me he vuelto introvertida, no me reconocerías.
Isabel Allende (La suma de los días)
«Hace mucho tiempo que te fuiste, Susana. La luz era igual entonces que ahora, no tan bermeja; pero era la misma pobre luz sin lumbre, envuelta en el paño blanco de la neblina que hay ahora. Era el mismo momento. Yo aquí, junto a la puerta mirando el amanecer y mirando cuando te ibas, siguiendo el camino del cielo; por donde el cielo comenzaba a abrirse en luces, alejándote, cada vez más desteñida entre las sombras de la tierra. »Fue la última vez que te vi. Pasaste rozando con tu cuerpo las ramas del paraíso que está en la vereda y te llevaste con tu aire sus últimas hojas. Luego desapareciste. Te dije: "¡Regresa Susana!"» Pedro Páramo siguió moviendo los labios, susurrando palabras. Después cerró la boca y entreabrió los ojos, en los que se reflejó la débil claridad del amanecer. Amanecía.
Juan Rulfo (Pedro Páramo)
Mueve la cabeza de arriba abajo y frunce el ceño. - Ese es Matt Fuller. Es un sénior y nuestro Asesor promesa. -Me mira con los ojos entrecerrados y trata de leer mi mente. - ¿En serio? - Sonrío demasido grande, porque ahora él sabe totalmente que estaba mintiendo acerca de la parte linda. - ¿Cuándo? Estoy muy segura de que me acordaría de él. -Miro a Phillip con curiosidad. - No lo recuerdo exactamente, pero creo que me vio cuando llevé en mis hombros a través del campus.- Phillip niega con la cabeza hacia mí-. Realmente no sé por qué dejo que te salgas con la tuya, con las cosas que haces. - Porque soy irresistible, Phillip. - Sonrió y me encojo de hombros-. Tú no puedes ayudarte a ti mismo. Además, no fuiste por todo el campus, soló fueron unos cincuenta metros antes de que fingieras un ataque al corazón y te apoyarás en mi peso colapsando sobre mí en la hierba. -Oh, sí. Lo recuerdo. Creo que has ganado algo de peso. - Golpeo su hombro. Lo ignora y continúa -Ahora que lo pienso, creo que es cuando Matt te vió. Me da una gran sonrisa. Justo ahora lo recordaba. -Tu probablemente no te diste cuenta, porque estabas muy ocupada rodando en el césped conmigo. - Estoy bastante segura de que estaba tratando de quitarte de encima de mí. - Bueno, Matt no lo vio de esa manera puesto que me preguntó si tú eras mi novia. -Oh Dios. ¿Qué historia inventaste está vez, Phillip? Él sonríe. - Oh solo le dije que a pesar de que estas locamente enamorada de mí, no quiero estar atado, por lo que soló somos amigos. Por supuesto, lo que tendría que haber dicho es por favor solo llévatela, ella son muchos problemas de los que no valen la pena.
Jillian Dodd (That Boy (That Boy, #1))
Lo que tengo claro es que no voy a volver a dejar mi vida en manos de otra persona, porque nunca quise ser así, pero, por encima de todo, porque hay algo fundamental que todo el mundo debe aprender y marcarse a fuego por dentro, y es que, cuando todo se acaba, cuando esa persona en la que te vuelcas completamente un día sin más desaparece, solo quedas tú. Porque tú misma eres lo único que tienes para siempre.
Neïra (Fuiste mi verano)
¿Crees que no lo entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser. Consciente en cada momento. Vigilante. Al mismo tiempo, el abismo entre lo que eres para los otros y para ti misma, el sentimiento de vértigo y el deseo constante de, al menos, estar expuesta, de ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada. Cada palabra una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Suicidarse? ¡Oh, no! ¡Eso es horrible! Tú no harías eso. Pero puedes quedarte inmóvil y en silencio. Por lo menos así no mientes. Puedes encerrarte en ti misma, aislarte. Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner caras ni falsos gestos. Piensas. Pero, ¿ves? La realidad es atravesada, tu escondite no es hermético. La vida se cuela por todas partes. Estás obligada a reaccionar. Nadie pregunta si es real o irreal, si tú eres verdadera o falsa. La pregunta sólo importa en el teatro. Y casi ni siquiera allí. Te entiendo, Elisabeth. Entiendo que estés en silencio, que estés inmóvil, que hayas situado esta falta de voluntad en un sistema fantástico. Te entiendo y te admiro. Creo que deberías mantener este papel hasta que se agote, hasta que deje de ser interesante. Entonces podrás dejarlo. Igual que poco a poco fuiste dejando los demás papeles.
Ingmar Bergman
Fuiste la forma mas triste y bonita que tuvo la vida de decirme que no se puede tener todo. Lamento que esa frase no sea mía. Ni siquiera se de quien es. Solo se lo roto que me siento ahora mismo. Te quiero, Macarena. Te quiero. Quédate con eso. Guárdalo. Cuídalo. Yo hare lo mismo con la huella que me dejas. Y si algún día es posible, sé que será contigo. Ahora vive mucho. Tienes que crear recuerdos que contarme cuando seamos viejos.
Elísabet Benavent (Seremos recuerdos (Canciones y recuerdos, #2))
Había una vez, Una vez, cuando fuistes mía. Me acuerdo de cielos, Reflejada en tus ojos. Me pregunto dónde te encuentras? Me pregunto si Piensas en mí? Había una vez En tus sueños más distantes? Por una vez, el mundo era nuevo. Nuestros cuerpos se sentía el rocío de la mañana, Que da la bienvenida al nuevo día. Y no nos podíamos separar. Me pregunto si a ti te importa? Me pregunto si ay aún recuerdo de mi? Había una vez, En tus sueños más distantes? Y cuando suena Enrique... Y cuando las palabras son Conmovido por el dolor... Cuando suena la música, Oigo el sonido. Tuvia que seguirlo, Había una vez. Una vez bajo las estrellas, El universo era de nosotros. El amor era todo lo que yo sabía Y todo lo que sabía eras tu. Me pregunto si usted sabe? Me pregunto si te piensas en eso? Había una vez En tus sueños más distantes? Había una vez En tus sueños más distantes, que te recuerdas de mi?
José N. Harris
El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo; Sonreías. Dejabas atrás un pueblo del que muchas veces me dijiste: 'Lo quiero por ti; pero lo odio por todo lo demás, hasta por haber nacido en él'. Pensé: 'No regresará jamás; no volverá nunca.
Anonymous
Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!" Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso. ¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. "¿Qué quieres ahora?" te dije bruscamente. Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera. Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros. Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza. Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito". Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado, demasiado. ==========
Anonymous
tú nunca serás mía y por eso te tendré para siempre. Tú fuiste la esperanza de mis días de soledad, la angustia de mis momentos de duda, la certeza de mis instantes de fe.
Anonymous
El éxito se mide en si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste generoso, si amaste a los niños y a la naturaleza, si te preocupaste por los ancianos. Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta.
Miguel Vilela (Pensamientos y consejos de los mayores multimillonarios de 2014)
PAPÁ OLVIDA W. Livingston Larned. Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: «¡Adiós, papito!» y yo fruncí el entrecejo y te respondí: «¡Ten erguidos los hombros!» Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso. ¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. «¿Qué quieres ahora?» te dije bruscamente. Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera. Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros. Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza. Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: «No es más que un niño, un niño pequeñito». Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro.
Anonymous
Tu rostro está aquí: cómo nos mira y cómo lo miramos. Te fuiste sin decir adiós. Nadie te sabe, todos te añoran,
Mario Benedetti (Vivir adrede)
Te has quedado, don luis, como te digo, preguntándote el tiempo en que jugabas a la escondida con el negro, a la pelota con los otros en el barrio, preguntándote el tiempo en que solías gritar, llorar a pulmón pleno, andar bajo la lluvia, loco de sonrisas, como si todo comenzase y nada fuera a acabar de golpe con la muerte. Te has quedado un minuto como digo, menos solo que nunca, entre recuerdos, entre tu vida y luego entre pañuelos, voces y frases, tangos, cigarrillos, esa muchacha y luego entre ti mismo. ¡Qué de sueños, don luis y qué de cosas! Con el revólver fuiste hasta el espejo, duro de frente y al costado hondo, y así sangró tu viejo compañero, tu viejo corazón, tu viejo todo. Eran las diez de la mañana. Afuera, bajo el sol, copulaban los gorriones.
Anonymous
Tú fuiste mi primer amor de verdad. No el primer chico con el que salía, pero sí el primero del que me enamoré. Ese amor que se siente tan solo una vez y que te llena tanto que acabas desbordado. Pero tal vez te he idealizado mucho y eso es lo que me mantiene atada a ti.
Mayte Esteban (Entre puntos suspensivos)
El encierro activa la memoria. Cuando tuviste algo que ya no tienes, dentro de tu cabeza se encienden un montón de mecanismos que te hacen recordar y revivir esos momentos en que sucedió algo muy triste, o aquellos en que fuiste muy feliz.
Benito Taibo Mahojo (Fin de los tiempos)
Te fuiste, y todavía te quería. Pero me merecía a alguien que estuviera dispuesto a quedarse.
Rupi Kaur (the sun and her flowers)
A veces imagino nuestras venas azuladas como carreteras cuyo tráfico acelera o se ralentiza hasta casi detenerse según lo que esté ocurriendo en nuestra vida. ¿Quién no ha pasado épocas enteras hibernando, etapas en las que nuestro corazón deja prácticamente de latir para no gastarse inútilmente, esperando el momento en que lo volvamos a necesitar? Y siempre llega ese momento. ¿Y quién no ha oído alguna vez el rumor de su propia sangre (como si fuera un zumbido en los oídos, una palpitación en las muñecas y en las sienes) circulando a toda velocidad por las venas como un río desbocado? Todos somos mapas y poco a poco nos vamos convirtiendo en los lugares que hemos recorrido, en las personas que nos han recorrido, en lo que hemos amado (alguna gente, poca, acaba convirtiéndose en lo que ha odiado, por eso es mejor odiar lo menos posible). Algunos mapas son claros y diáfanos como una flecha y parecen tan fáciles de interpretar como los cuentos con los que aprendimos a leer en el colegio. Otros son en apariencia más enrevesados y complejos, con más desvíos, carreteras cortadas y calles sin salida. Hay mapas aburridísimos de una sola dirección y con un cartel gigantesco arriba que pone «poder» o «dinero», algunas personas los llevan dibujados en la cara. Hay mapas del miedo que consisten en un solo punto inmóvil y tembloroso. Mapas que llevan siempre al mismo sitio. Mapas que no llevan a ninguna parte. Mapas que ves que van a ser bonitos incluso antes de asomarte a ellos, mapas con caminos despejados bordeados de árboles y cielos altos y azules y el mar centelleando al fondo. Hay mapas verticales que te llevan a las catacumbas (donde a veces es necesario ir de visita, pero no muy a menudo y nunca para quedarse), mapas que te llevan al cielo, mapas falsos que desembocan en otros mapas falsos. Mapas como campos de minas. Existen auténticos mapas del tesoro ocultos bajo vidas en apariencia rutinarias y tristonas y que solo esperan que alguien las escuche para desplegarse. Mapas que te llevan a lugares que creías arrasados para siempre por el tiempo. Y hay mapas que, finalmente, después de dar muchas vueltas, te llevan de regreso a casa y a la niña que fuiste. Esos son los mejores, claro.
Milena Busquets (Hombres elegantes y otros artículos)
Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las manos si lo supieras. Todo cuanto tenemos, que parece tan sólido y tan valioso y tan definitivo, se va al carajo en un soplo, en un segundo, al menor descuido nuestro y al menor guiño del azar, la vida, la condición humana. Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, una gota de agua o aceite sobre el asfalto, un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasar el rato, y tú y todo lo que tienes, y todo lo que representas, y todo lo que amas, y todo lo que fuiste, lo que eres y lo que podrías haber sido, se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás.
Arturo Pérez-Reverte
Demasiado orgulloso, muy soberbio seco así como estás. Para jefe naciste, nunca serás jefe; para fuerte y estás sin fuerza; rico fuiste, con bicicleta, y nada te queda. Mujer tuviste y se murió. ¿Adónde querés ir?
Sara Gallardo (Eisejuaz)
Y todos estarán contra ti: los pobres solo verán, desde lejos, tu desgracia; los ricos dirán que fuiste un hombre sin voluntad, que te faltó energía para conquistar un sitio en tu país. Y si reclamas, la fuerza del orden te acusaría de rebeldía y, violentos, te enseñarán los deberes de todo buen ciudadano. La iglesia te aconsejara paciencia, humildad, los políticos te prometerán un cielo terrenal a cambio de un voto; los sabios te avergozarán al demostrar que no supiste emplear la inteligencia para hacer fortuna, los poetas señoritos verán tus cosas en la calle y luego cantarán al geranio de tu maceta rota o a tu gato que juega o sonámbulo con el sol; los escritores puros tomarán debida nota de tu tragedia y escribirán un cuento perfecto en donde tu solo serás un personaje interesante para sus artificios verbales.
Oswaldo Reynoso
Sigue adelante, Summer. Sé que puedes. Creo que nunca te lo he dicho, pero eres la persona más fuerte que he conocido en toda mi vida. La que en pocos meses paso de vivir entre unos muros infranqueables a ser la chica con la sonrisa mas brillante de todo el campus. No te atrevas a pensar ni por un momento que yo era el causante de eso. Fuiste tú sola quien aprendió a brillar, y lo hiciste con tanta fuerza que iluminaste tu vida y la mía. Usa esa energía para salir adelante después de todo esto. Sé que lo conseguirás. Te quiero. Probablemente te quiera el resto de mi vida.
Abril Camino (Mi mundo en tus ojos)
Porque había atravesado un infierno, pero había logrado volver a ser feliz. Aunque el recuerdo de lo perdido siguiera doliendo un poco, como una herida muy cicatrizada pero que aún se nota sobre la piel. Y que no quieres que se borre del todo porque verla te recuerda que fuiste fuerte. Que sobreviviste.
Abril Camino (La petición de Olivia)
¿Cómo podemos salir de ese círculo vicioso? Te sugiero que te olvides de tus “adversarios” y juegues contigo mismo. En lugar de compararte con los demás, compara lo que eres hoy con lo que fuiste ayer.
Ken Honda (Dinero feliz: Filosofía millonaria para una vida plena (Alta Definición) (Spanish Edition))
No había nada más seductor que un chico te dijera que prácticamente fuiste hecha para él
Joss Stirling (Finding Sky (Benedicts, #1))
Adios y gracias. Qué bueno que te fuiste, que te te aproveche y que te aguante tu mamá y quien sea la siguiente valiente que trate de reemplazarla intentando ver a la virgen mismma en Indiana Jones.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Cuando unos ladrones con pasamontañas entraron al apartamento de enfrente, donde vivía doña Cecilia (a la que dejaron atada y amordazada en el baño: la descubrieron dos días después los hijos, que vinieron a visitarla), tus padres hicieron las maletas, pusieron su propiedad en venta y regresaron a su tierra. Allá te tocó enterrarlos, primero a él; luego a ella: la última vez que fuiste al cementerio te sentaste sobre un sepulcro muy blanco y te quedaste mirando por horas el Mediterráneo, pensando, curiosamente, no en tus padres o su vida; no en tus hijos o su vida -ni en la de tu mujer o la tuya-, sino simplemente en lo lejos que estaba Caracas; lo desperdigadas que van quedando las ciudades donde crecemos o creemos que somos únicos y existimos; la luz porosa que las recubre cuando las recordamos o soñamos que vamos a volver a ellas. Pero en realidad no hay manera de volver: las ciudades van borrándose a medida que las vivimos; se transforman en leyenda en cuanto sacamos de sus inmediaciones las dos o tres ausencias que llevamos en el equipaje. Una memoria entre dos crepúsculos, y enseguida la tiniebla en la bóveda del cielo: millones de estrellas en una espiral barrada, fulgor de leche en el firmamento oscuro.
Miguel Gomes
Estarás curada de verdad cuando ya no necesites saber por qué saliste de su vida y a cambio te preguntes cómo es que no te fuiste antes.
Ignacio Novo
Hoy del presidente para abajo así es como hablan: gesticulan, manotean, y él da el ejemplo. Si lo vieras, tú que conociste a Caro, manoteando en un televisor (una caja estúpida que escupe electrones). Y el antropoide gesticulante, el homínido semimudo que perdió el don de la palabra aunque todavía le quedan rastros evolutivos de las cuerdas vocales, por el gaznate por el que respira o por el tubo por el que traga, no se sabe, invoca el nombre de Dios: «Dios, Dios, Dios, FARC, FARC, FARC», repite obsesivamente como alienado. Tiene un vocabulario escaso, de cien palabras. Mueve los brazos, tiesos, para adelante como empujando un tren. Ah no, ya tren no queda: como empujando a Colombia cual carrito de supermercado. ¡Qué bueno que te fuiste! ¡Qué bueno que no volviste! ¡Qué bueno que te moriste! No hubieras resistido la impudicia de estos truhanes mamando de Colombia e invocando el nombre de Dios. Dios no existirá, pero hay que respetarlo.
Fernando Vallejo (Peroratas (Spanish Edition))
Durante el día tenía que fingirme fuerte, tragarme las lágrimas en el cuarto de baño, sin la policía de tus ojos, así que aprovechaba la oscuridad para desahogarme. Esa noche me abrazaste. No estabas dormido. Me dijiste te quiero y me besaste. Fuiste tú quien me consoló mientras yo me rompía. Descansé mucho al saber que no tenía que dar ninguna talla. Tu abrazo sí era Dios. Un Dios con la estatura de un niño de tres años.
Jesús Montiel (Sucederá la flor)
—Te extraño, Quinn. Demasiado. Estás aquí, pero no lo estás. No sé a dónde fuiste o cuándo te fuiste, pero no tengo idea de cómo traerte de vuelta. Estoy tan solo. Vivimos juntos. Comemos juntos. Pero nunca me he sentido más solo en toda mi vida.
Colleen Hoover (All Your Perfects)
Como siempre Aunque hoy cumplas trescientos treinta y seis meses la matusalénica edad no se te nota cuando en el instante en que vencen los crueles entrás a averiguar la alegría del mundo y mucho menos todavía se te nota cuando volás gaviotamente sobre las fobias o desarbolás los nudosos rencores buena edad para cambiar estatutos y horóscopos para que tu manantial mane amor sin miseria para que te enfrentes al espejo que exige y pienses que estás linda y estés linda casi no vale la pena desearte júbilos y lealtades ya que te van a rodear como ángeles o veleros es obvio y comprensible que las manzanas y los jazmines y los cuidadores de autos y los ciclistas y las hijas de los villeros y los cachorros extraviados y los bichitos de san antonio y las cajas de fósforo te consideren una de los suyos de modo que desearte un feliz cumpleaños podría ser tan injusto con tus felices cumpledías acordate de esta ley de tu vida si hace algún tiempo fuiste desgraciada eso también ayuda a que hoy se afirme tu bienaventuranza de todos modos para vos no es novedad que el mundo y yo te queremos de veras pero yo siempre un poquito más que el mundo.
Mario Benedetti
Fuiste la forma más triste y bonita que tuvo la vida de decirme que no se puede tener todo. Lamento que esa frase no sea mía. Ni siquiera sé de quién es. Solo sé lo roto que me siento ahora mismo. Te quiero, Macarena. Te quiero. Quédate con eso. Guárdalo. Cuídalo. Yo haré lo mismo con la huella que me dejas. Y si algún día es posible, sé que será contigo. Ahora vive mucho. Tienes que crear recuerdos que contarme cuando seamos viejos.
Elísabet Benavent (Pack bilogía Canciones y recuerdos)
—Entonces, ¿fuiste tú el que hirió a Aravis? —Fui yo. —Pero, ¿para qué? —Niño —dijo la Voz—, te estoy relatando tu historia, no la de ella. A nadie le cuento otra historia que no sea la propia. —¿Quién eres tú? —Yo mismo —dijo la Voz, en tono profundo y bajo que hizo estremecer la tierra; y repitió—: Yo mismo —fuerte y claro y con alegría; y luego por tercera vez—: Yo mismo —susurró tan suavemente que apenas podías escucharlo, y aún así el susurro parecía salir de todas partes a tu alrededor como si las hojas susurraran con él.
C.S. Lewis
APOLIÓN: “Tú ya has sido infiel en tu servicio a Él, ¿y cómo esperas recibir de Él una recompensa?”. CRISTIANO: “¿En qué, oh Apolión, le he sido infiel a Él?”. APOLIÓN: “Desfalleciste poco después de salir, cuando casi te ahogas en el Pantano del Desaliento; sí fuiste por caminos equivocados para librarte de tu carga, mientras que deberías haber permanecido hasta que tu Príncipe te hubiera despojado de ella; te quedaste dormido y perdiste tu tesoro; y también casi te convenciste para retroceder al ver a los leones; y cuando hablas de tu viaje, y de lo que has visto y oído, en tu interior tienes deseos de vanagloria en todo lo que dices o haces”. CRISTIANO: “Todo eso es cierto, y mucho más que no has dicho; pero el Príncipe a quien sirvo y honro es misericordioso, y listo para perdonar; pero además, esos delitos me poseían en tu país, porque allí los cometí, y me he quejado bajo su peso y los he lamentado, y he obtenido perdón de mi Príncipe”.
John Bunyan (El Progreso del Peregrino)
O tal vez también lo fuiste algún tiempo, antes de que nuestra Troya ardiera. Cuando me susurrabas declinaciones griegas y latinas mientras te esforzabas en que descifrase a Homero y Virgilio: «Háblame, oh, musa, del hombre de innumerables astucias que por mucho tiempo anduvo errante»…
Arturo Pérez-Reverte (El italiano)
A LA MUERTE DE RUBÉN DARÍO Si era toda en tu verso la armonía del mundo, ¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar? Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares, corazón asombrado de la música astral, ¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno y con las nuevas rosas triunfantes volverás? ¿Te han herido buscando la soñada Florida, la fuente de la eterna juventud, capitán? Que en esta lengua madre la clara historia quede; corazones de todas las Españas, llorad. Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro, esta nueva nos vino atravesando el mar. Pongamos, españoles, en un severo mármol, su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más: Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo, nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.
Antonio Machado (Campos de Castilla)
Qué talentos te llevaron allí? •​¿Quiénes te acompañaron? •​¿Cuáles tropiezos enfrentaste? •​¿A qué renunciaste para lograrlo? •​¿A quién dejaste atrás? •​¿Cuál fue el primer paso, cuándo lo diste y qué sucedió para que finalmente lo hicieras? •​¿Fuiste feliz en el camino? Insisto: ¿Fuiste feliz en el camino?
Daniel Habif (Inquebrantables (Unbreakable))
—Julian —comenzó ella—. Te... «Te amo —era lo que había estado a punto de decir—. Nunca fueron ni Cameron ni Mark, siempre fuiste tú, siempre serás tú; la médula de mis huesos está hecha de ti, como células hechas con nuestra sangre».
Cassandra Clare (Lord of Shadows (The Dark Artifices, #2))
Has elegido cosas por ti misma más de lo que crees, Poppy, más de lo que tú misma te das crédito. Siempre lo hacías cuando más importaba y lo hacías sabiendo las consecuencias. Porque eres valiente. Nunca fuiste la Doncella. Nunca estuviste realmente indefensa. Eras inteligente, fuerte y valiente.
Jennifer L. Armentrout (The ​Crown of Gilded Bones (Blood and Ash, #3))
—Cuando te fuiste, ¿Cómo supiste que no me iría? ¿Cómo supiste que no le robaría a la vieja y me iría? —Porque tu estómago es más inteligente que tu cerebro.
Jean Paul Vizuete (Nombres en el Silencio)
Pero si hay algo que he aprendido desde que te fuiste es que la eternidad también caduca. Y que el tiempo es una ilusión mental.
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
A veces puede parecer que la vida es difícil, pero, realmente, es tan simple como inspirar y espirar. Abre corazones de un tajo con tu furia y corta egos con tu modestia. Sé la persona que te gustaría ser, no la persona que sientes que estás obligado a ser. Permítete dejarte llevar por tus sentimientos. Fuiste creado para que alguien te quisiera. Permíteles a los demás quererte.
Dolly Alderton (Everything I Know About Love)
Cada identidad nueva asume el trono del yo, pero te aleja un poco de tu verdadero ser, el que quizá sea tu esencia, el niño que fuiste.
Prince Harry (Spare: En la sombra (Spanish Edition))
¿Acaso no conoces sucesos que te conciernen, pero de los que no fuiste testigo? ¿No te encuentras, a veces, contándolos? Hay muchas cosas que recordamos que nunca hemos visto con nuestros propios ojos ni vivido con nuestros propios cuerpos. Es una simple cuestión de encajar lo que sabemos, lo que nos han contado y lo que imaginamos. No es muy diferente a cómo un investigador reúne las respuestas a un crimen.
Nina de Gramont (The Christie Affair)
Eres un ser increíble, diste lo mejor de ti y por eso te admiro. Pasaste por varias transformaciones, fuiste tan poderoso que todos nosotros te odiamos. Espero que renazcas como un buen tipo, te estaré esperando para pelear. Yo también entrenaré, entrenaré mucho para volverme más fuerte. Adiós Majin Buu.
Akira Toriyama (Dragon Ball Z 3)
Te dije ven y no viniste. Te dije vete y regresaste. Te dije no y me besaste. Te dije adiós y no te fuiste. Tú siempre me estas descontrolando, volviendo loco mi corazón alado que vuela, vuela siguiéndote y nunca encuentra tu piel.
Ainhoa Escarti (Todas las cosas que escribi cuando ninguno de ellos miraba (Spanish Edition))
Y es que no se puede escribir sin perspectiva, no se puede escribir sin irse lejos, lejos del origen, lejos de una misma, lejos del pudor. Para escribir hay que irse a la mierda, como tú te fuiste, papá.
Alma Delia Murillo (La cabeza de mi padre)
No da más que amor, compasión y comprensión. Ya lo sabe todo de ti (eres tú el que debe esforzarse en conocerla y mantener una relación con ella). Te ha estado observando desde el momento en que fuiste creado. Eres una prolongación suya. Sólo espera ilusionada, admirada y paciente, sólo quiere que seas feliz. Y si eres feliz siendo infeliz, también lo acepta. Así es de ilimitado su amor.
Joe Dispenza (Deja de ser tú: La mente crea la realidad)
HOMBRE No esperes más a nadie… Nadie te aguarda ni te busca… Fuiste… el aborto de un sueño… la semilla podrida de un sueño, que nunca germinó.
León Felipe
Eras magia cuando la realidad me dolía en la cabeza. Y te recuerdo siendo mi escalón cuando no llegaba a donde quería estar. Y de repente eras todas mis amigas cada vez que necesitaba un par de pies para ponerles el elástico y saltar. Y tantas veces te vi ser el príncipe más hermoso: cuando eras capaz de recorrerte el planeta con tal de buscar el zapato que me hacía falta para caminar. Y también fuiste mi almohada cuando necesité dormir mi angustia por un buen rato. Y ni hablar de ser la risa que no encontraba cuando la frustración tocaba la puerta de casa. Y el mejor remisero, el que iba a buscarme a cualquier hora en cualquier lugar, sin interponer la duda como peaje. Y también fuiste la razón de querer volver, simplemente para contarte cómo me había ido. Y los ojos que me miraban cada vez que no tenía quien lo hiciera. Y la palabra amorosa cuando más la necesitaba. Y mi mejor cómplice cada vez que precisaba de alguien para hacer un buen despelote. Y fuiste la mano en la espalda que me empujó a volar. Y el sonido de mi voz cuando no pude defenderme. Y el beso en la frente que me hacía sentir a salvo de cualquier tormenta. Y el chiste malo y repetido en medio del dolor de mi separación. Y fuiste juguete cuando quería jugar. Y maestro cuando necesitaba aprender. Y alumno cuando te pedía que me entendieras. Y mi enfermero. Mi psicólogo. Mi cocinero. Mi ángel guardián. Mi payaso. Mi financista. Mi incondicionalidad eterna.
Lorena Pronsky (Curame (Spanish Edition))
Era como si supiera un secreto, uno bueno, y si te acercabas lo suficiente, a lo mejor te lo contaba a ti también.
Morgan Matson (Desde que te fuiste (Spanish Edition))
Cómo vas a saber lo que es el amor, si nunca te hiciste hincha de un club. Cómo vas a saber lo que es el dolor, si jamás el zaguero te rompió la tibia y el peroné y estuviste en un barrera y la pelota te pego justo ahí. Cómo vas a saber lo que es el placer, si nunca diste una vuelta olímpica de visitante. Cómo vas a saber lo que es el cariño, si nunca la acariciaste de chanfle entrándole con el revés del pie para dejarla jadeando bajo la red. Escuchame… cómo vas a saber lo que es la solidaridad, si jamás saliste a dar la cara por un compañero golpeado desde atrás. Cómo vas a saber lo que es la poesía, si jamás tiraste una gambeta. Cómo vas a saber lo que es la humillación, si jamás te metieron un caño. Cómo vas a saber lo que es la amistad, si nunca devolviste una pared. Cómo vas a saber lo que es el pánico, si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe. Cómo vas a saber lo que es morir un poco, si jamás fuiste a buscar la pelota adentro del arco. Decime viejo, cómo vas a saber lo que es la soledad, si jamás te paraste bajo los tres palos a 12 pasos de uno que te quería fusilar y terminar con tus esperanzas. Cómo vas a saber lo que es el barro, si nunca te tiraste a los pies de nadie para mandar una pelota sobre un lateral. Cómo vas a saber lo que es el egoísmo, si nunca hiciste una de mas cuando tenias que dársela al 9 que estaba solo. Como vas a saber lo que es el arte, si nunca, pero nunca inventaste una rabona. Como vas a saber lo que es la música, si jamás cantaste en la popular. Como vas a saber lo que es la injusticia, si nunca te saco tarjeta roja una referí localista. Decime, cómo vas a saber lo que es el insomnio, si jamás te fuiste al descenso. Cómo vas a saber lo que es el odio, si nunca hiciste un gol en contra. Cómo, pero como vas a saber lo que es llorar, sí, llorar, si jamás perdiste una final en un mundial, sobre la hora con un penal dudoso. Cómo vas a saber, querido amigo, cómo vas a saber lo que es la vida, si nunca jamás, jugaste al fútbol
Quique Wolff
En un cuarto extraño debes vaciarte para poder dormir. Y antes de estar vacío para poder dormir, ¿qué eres? Y cuando te has vaciado para dormir, ya no eres. Y cuando estás lleno del sueño, nunca fuiste. (…) Y puesto que el sueño es ‘no ser’ y la lluvia y el viento son 'eran’, ya no 'es’. (…) Y yo también he de ser, porque si no no podría vaciarme para dormir en un cuarto extraño. De modo que si aún no estoy vacío, soy 'es’. Cuántas veces he estado tendido bajo un techo extraño batido por la lluvia, pensando en el hogar”.
William Faulkner (Mientras agonizo)
Te traes tu clima, las historias de lo que fuiste en tu clima. Y quieres seguir creyendo que aún eres, que lograrás plantarte en la colina y gritar contra el viento gélido: Aquí yo vivo, aquí yo soy el hombre.
Fedosy Santaella (Retablo de plegarias)
Te dije ven y no viniste. Te dije vete y regresaste. Te dije no y me besaste. Te dije adiós y no te fuiste. Tú siempre me estas descontrolando, volviendo loco mi corazón alado que vuela, vuela siguiéndote y nunca encuentra tu piel. Dejas que me ahogue en tus mentiras y confusiones. Y dejas que me rompa en mil pedazos sin soluciones. Te veo como regresas y me miento. Te creo cuando mientes y disfrazas la verdad con palabras que saben a engaño. Me intentas disuadir dejando que penetre en mi oído el veneno de tu lengua.
Ainhoa Escarti (Todas las cosas que escribi cuando ninguno de ellos miraba (Spanish Edition))
Te dije ven y no viniste. Te dije vete y regresaste. Te dije no y me besaste. Te dije adiós y no te fuiste. Tú siempre me estas descontrolando, volviendo loco mi corazón alado que vuela, vuela siguiéndote y nunca encuentra tu piel. Dejas que me ahogue en tus mentiras y confusiones.
Ainhoa Escarti (Todas las cosas que escribi cuando ninguno de ellos miraba (Spanish Edition))
Y entonces un día te percatas de que no son las personas las que te han decepcionado, sino que fuiste tú quien estúpidamente las sobrevaloró.
Ignacio Novo
Si te van a querer a medias es mejor que no te quieran.
Neïra (Fuiste mi verano)
Te fuiste antes, Vera, y me dejaste a medio camino, huérfano de tu palabra y de tus calmos silencios, huérfano de ese mundo que compartíamos, que era tuyo y era mío, pero al cual sin ti no sabía cómo regresar.
Carla Guelfenbein (Contigo en la distancia)
Tenía miedo de que te fueras y te fuiste, un miedo menos
Andrés Ixtepan
Te extraño, Quinn. Demasiado. Estás aquí, pero no estás. No sé a dónde fuiste o cuando te fuiste, pero no tengo idea de como traerte de vuelta. Estoy tan solo. Vivimos juntos. Comemos juntos. Dormimos juntos. Pero nunca me he sentido más solo en mi vida.
Colleen Hoover (All Your Perfects)
Y luego llega ese momento de tu vida en el que dejas de ser la persona complaciente que siempre fuiste con todos y envías a unos cuantos al infierno. Y te sorprendes en haber tardado tiempo en hacer algo que te hace sentir tan bien.
Ignacio Novo