Soy Tuya Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Soy Tuya. Here they are! All 44 of them:

Me has salvado la vida, trató de decirle. No para siempre, no para bien. Probablemente sólo temporalmente. Pero me has salvado la vida y ahora soy tuya. Todo lo que soy ahora es tuya. Por siempre.
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
—No me gustas, Park —dijo ella, sonando por un segundo como si lo dijera realmente en serio—. Yo… —Su voz casi desapareció—, a veces creo que vivo por ti. Él cerró los ojos y arqueó la cabeza en su almohada. —No creo que siquiera pueda respirar si no estamos juntos —susurró—. Lo que quiere decir, que cuando te vea el lunes a la mañana, habrán pasado como sesenta horas desde que he respirado. Esa es probablemente la razón por la que estoy tan gruñona, y por qué te grito. Todo lo que hago cuando estamos separados es pensar en ti, y todo lo que hago cuando estamos juntos es entrar en pánico. Porque cada segundo se siente tan importante. Y porque estoy tan fuera de control, no puedo evitarlo. Ni siquiera me pertenezco, soy tuya, ¿y qué si decides que no me quieres? ¿Cómo podrías quererme como te quiero?
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Si he dejado una herida en tu interior, esta herida no es solo tuya, tambien es mia. Ai que no me odies por ello. Soy un ser imperfecto. Mucho mas imperfecto de lo que tu crees
Haruki Murakami (Norwegian Wood)
Y yo no tendré miedo de morenas ni rubias, pues cerraré los ojos y te diré: soy tuya.
Alfonsina Storni
Soy tu silencio, tu tragedia, tu veladora. Puesto que sólo soy noche, puesto que toda noche de mi vida es tuya.
Alejandra Pizarnik (Alejandra Pizarnik. Poesía completa.)
Es mucho más fácil no saber las cosas algunas veces. Las cosas cambian. Los amigos se van. Y la vida no se detiene por nadie. Quería reírme. O quizás enojarme. O quizás sentir indiferencia por lo extraño que todos eran, especialmente yo. Creo que la idea es que cada persona tiene que vivir su propia vida y después decidir compartirla con otras personas. No puedes sentarte ahí y poner la vida de todos por encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor. No puedes. Tienes que hacer cosas. Voy a hacer lo que quiera hacer. Voy a ser quien realmente soy. Y voy a saber quién es ese. Y todos podríamos sentarnos y preguntarnos y sentirnos mal unos por otros y culpar a muchas personas por lo que hicieron o por lo que no hicieron o por lo que no sabían. No lo sé. Supongo que siempre hay alguien a quien culpar. Es diferente. Quizás es bueno poner las cosas en perspectiva, pero algunas veces, creo que la única perspectiva es realmente estar ahí. Porque está bien sentir. Yo estaba realmente allí. Y eso era suficiente para hacerme sentir infinito. Me siento infinito.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
—No creo que siquiera pueda respirar si no estamos juntos —susurró—. Lo que quiere decir, que cuando te vea el lunes a la mañana, habrán pasado como sesenta horas desde que he respirado. Esa es probablemente la razón por la que estoy tan gruñona, y por qué te grito. Todo lo que hago cuando estamos separados es pensar en ti, y todo lo que hago cuando estamos juntos es entrar en pánico. Porque cada segundo se siente tan importante. Y porque estoy tan fuera de control, no puedo evitarlo. Ni siquiera me pertenezco, soy tuya, ¿y qué si decides que no me quieres? ¿Cómo podrías quererme como te quiero?
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Eres mío, igual que yo soy tuya. Si tenemos que morir, moriremos. Todos los hombres mueren, Jon Nieve. Pero antes vamos a vivir.
George R.R. Martin (A Storm of Swords: Steel and Snow (A Song of Ice and Fire, #3.1))
—Mírame. Le gustó el ascenso agobiado de sus pestañas, lo encandiló el peculiar turquesa de sus ojos, y lo fascinó la adoración con que lo miró, lo hizo sentir poderoso, triunfador. Se inclinó para hablarle sobre los labios. — ¿Eres mía? Dímelo. ¿Sólo yo te importo, verdad? ¿Sólo a mí me amas? —Sí a todo. Sí, soy tuya y de nadie más. Sí, sólo tú me importas. Sí, sólo“te amo a ti, mi dulce y adorado esposo.
Florencia Bonelli (El cuarto Arcano II. El puerto de las tormentas)
Te pinto suave. —Colocó la punta sobre mi pectoral y trazó una línea recta. Y, desde entonces, supe que el verbo pintar era mi favorito, para nosotros significaba amar—. Te pinto fuerte. —Lo hizo con más potencia—. Te pinto con todos los colores. —Abrió los botes y metió los dedos para recorrer mi torso con las yemas—. Te pinto con todo mi ser. —Se quitó la sudadera y la camiseta y se embadurnó de pintura antes de impactar contra mí—. Te pinto porque soy tuya. —Deslizó sus dedos desde el tatuaje con los pájaros que volaban hasta mi corazón, anclándolos a él—. Y te pintaré siempre. Siempre, ¿me has entendido? Porque tú eres mi color favorito.
Alexandra Roma (El club de los eternos 27)
No soy tu reina, pero soy tuya.
Samantha Shannon (The Priory of the Orange Tree (The Roots of Chaos, #1))
Tú eres mío y yo soy tuya. Está escrito en las estrellas.
Suzanne Collins (Balada de Pájaros Cantores y Serpientes)
-Dirán que soy tuya, igual que tú eres mío.
Marie Rutkoski (The Winner's Kiss (The Winner's Trilogy, #3))
Me has salvado la vida, intentó decirle. No para toda la eternidad. Seguramente solo de manera temporal. Pero me has salvado la vida y ahora soy tuya. La persona que soy aquí y ahora es tuya. Para siempre.
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Paciencia: Hay gente que hace cosas por miedo al látigo. Hay gente que hace cosas por temor a perder sus familias o sus vidas. Hay gente a la cual es posible comprar y vender. ¿Acaso no son esclavos? - Voluntad: Son esclavos de sus pasiones. Su miedo les gobierna. ¿Qué poder tienes sobre mi si tu látigo no me da miedo? ¿Soy tu esclavo si no temo perder a mi familia? Te obedezco de forma completa y fiel porque así lo he escogido: ¿soy tu esclavo? Y cuando llegas a odiarme porque soy libre y mi libertad es mayor que la tuya, y me ordenas hacer lo que no pienso hacer, entonces me alzo ante ti y no obedezco. Castígame entonces; he escogido ser castigado. Y si el castigo es superior a lo que estoy dispuesto a consentir, entonces usaré cuanta fuerza sea necesaria para hacer que pares de castigarme, y no más. Pero nunca, ni por un instante, he hecho nada que no haya escogido hacer voluntariamente.
Orson Scott Card (Wyrms)
Todos tienen una pesadilla -dijo Nova-. Supongo que soy la tuya.
Marissa Meyer (Supernova (Renegades, #3))
–Todos tienen una pesadilla –dijo Nova–. Supongo que soy la tuya. Eso fue lo último que escuchó antes de que la oscuridad lo envolviera.
Marissa Meyer (Supernova (Renegades, #3))
Los pensamientos son imprecisos. Si te abro mi mente, no puedo controlar realmente lo que puedas leer en ella. Y, si soy yo quien lee en la tuya, es posible malinterprete lo que vea u oiga. Prefiero utilizar el lenguaje hablado y dejar que mis facultades mentales se expresen a traves de el....Para ser totalmente sincero, creo que el lenguaje es el mayor don que comparten mortales e inmortales.
Anne Rice (The Vampire Lestat (The Vampire Chronicles, #2))
En la izquierda todos tienen la palabra "desliz" en la boca. Él no tiene deslices. Cuando da un paso a un lado, es porque tiene la intención de meter el dedo en la llaga. Lo mismo en la derecha, con sus mamonadas de "yo soy políticamente incorrecto", Una panda de burros. Lo único que buscan es la aprobación del más fuerte. El mantra nacional, tanto de un lado como de otro, es "sobre todo no quiero líos". Él los busca. Desde siempre. (...) Cuando los jefes de izquierdas te contratan, te hacen firmar los mismo contratos, currar en las mismas condiciones, pero encima te piden que los admires y se ofenden si les hablas de horas extras. Cuando hay un buen puesto que cubrir, hace como los demás: colocan a su hijo, a su amante o a su sobrino. Te contratan por el salario mínimo y te exprimen como a un limón, pero por la mañana deberías estar contento porque te llamen por tu nombre de pila. A él le importa una mierda que lo saluden correctamente, él va por la nómina. Si la cifra de la parte de abajo de la tuya es diez veces superior a la mía, puedes guardarte tu amabilidad.
Virginie Despentes (Vernon Subutex 2 (Vernon Subutex, #2))
—Eres mía, Davinia. Creí que lo había dejado claro hacía mucho tiempo —dijo. —Mi cuerpo es tuyo, sí, pero no el resto —contestó ella, aparentando serenidad. Su actitud le puso más nervioso—. Aún puedo lograr escapar de la sombra de tu amor enfermizo. —¡No! —gritó él, atrayéndola y besándola. Davinia notó el mal sabor que el alcohol le daba a su saliva, y gruñó, arañándole la mejilla con rabia. Christian gritó, alejándola y frotándose la zona afectada, mirándola con los ojos entrecerrados y acuosos. —Jódete, Christian. No puedes venir a mi casa con la única intención de montarme una escena de celos. ¡No soy tuya! —No quiero que salgas con otros hombres —murmuró, sintiendo que algo dentro de su pecho se rompía en pedazos. ¿Su corazón?
Hollie Deschanel (Mascarada)
—Me da miedo hablar demasiado —confesó ella. —No será demasiado. —Me da miedo decirte la verdad. —Eleanor… —Park… —No te gusto… —apuntó Park […]. —No me gustas, Park —repitió Eleanor en un tono que, por un instante, sonó como si halara en serio—. Yo… —su voz casi se esfumó— creo que vivo por ti. Park cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra la almoada. —Ni siquiera puedo respirar cuando no estamos juntos —susurró ella—. Y eso significa que, cuando te veo los lunes por la mañana, tengo la sensacion de que llevo sesenta horas sin coger aire. […] Cuando estamos separados, me paso el tiempo pensando en ti, y cuando estamos juntos me invade el terror. Porque cada segundo cuenta. Y siento que he perdido el control. No soy dueña de mi misma, soy tuya.
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Mueve la cabeza de arriba abajo y frunce el ceño. - Ese es Matt Fuller. Es un sénior y nuestro Asesor promesa. -Me mira con los ojos entrecerrados y trata de leer mi mente. - ¿En serio? - Sonrío demasido grande, porque ahora él sabe totalmente que estaba mintiendo acerca de la parte linda. - ¿Cuándo? Estoy muy segura de que me acordaría de él. -Miro a Phillip con curiosidad. - No lo recuerdo exactamente, pero creo que me vio cuando llevé en mis hombros a través del campus.- Phillip niega con la cabeza hacia mí-. Realmente no sé por qué dejo que te salgas con la tuya, con las cosas que haces. - Porque soy irresistible, Phillip. - Sonrió y me encojo de hombros-. Tú no puedes ayudarte a ti mismo. Además, no fuiste por todo el campus, soló fueron unos cincuenta metros antes de que fingieras un ataque al corazón y te apoyarás en mi peso colapsando sobre mí en la hierba. -Oh, sí. Lo recuerdo. Creo que has ganado algo de peso. - Golpeo su hombro. Lo ignora y continúa -Ahora que lo pienso, creo que es cuando Matt te vió. Me da una gran sonrisa. Justo ahora lo recordaba. -Tu probablemente no te diste cuenta, porque estabas muy ocupada rodando en el césped conmigo. - Estoy bastante segura de que estaba tratando de quitarte de encima de mí. - Bueno, Matt no lo vio de esa manera puesto que me preguntó si tú eras mi novia. -Oh Dios. ¿Qué historia inventaste está vez, Phillip? Él sonríe. - Oh solo le dije que a pesar de que estas locamente enamorada de mí, no quiero estar atado, por lo que soló somos amigos. Por supuesto, lo que tendría que haber dicho es por favor solo llévatela, ella son muchos problemas de los que no valen la pena.
Jillian Dodd (That Boy (That Boy, #1))
¡ Maldito sea el día en que recibí la vida! -exclamé con agonía-. ¡Maldito mi creador! ¿ Por qué fabricaste un monstruo tan espantoso que incluso tú mismo te apartaste horrorizado de mí? Dios, en su misericordia hizo al hombre hermoso y atractivo, a su propia imagen; en cambio, mi figura era una mezcla inmunda, una parodia de la tuya, más espantosa aún por su parecido. Satanás tuvo a sus compañeros, a sus demonios seguidores, que le admiraban y alentaban; pero yo me encuentro solo y soy abominado.
Mary Wollstonecraft Shelley (Frankenstein)
—Tú te interesas por mí un poquito, lo creo —admitió—. Pero no puedo basar toda mi vida en un poquito. Ni tú. Tú apoyas la tuya en Anne. No te preocupas de sí tu relación con ella es platónica o no. Solo sabes que es lo suficientemente grande como para apoyar en ella una vida. Yo no puedo apoyar la mía en los cinco minutos que me dedicas entre ella y la política. Tú no harás nada por mí, salvo verme. Es lo único que has hecho en todo este año infernal. Me dejas libremente en tu casa, y procuras por todos los medios casarme, porque eso te libera de mí. Te preocupas un poco por mí, ya lo sé —pues Clive había protestado—, pero nada tenemos que hablar, y tú no me amas. Yo fui tuyo una vez hasta la muerte, y lo sería si te hubieras preocupado de conservarme, pero ahora soy de otro… No puedo apoyarme en el dolor para siempre… y él es mío de una forma que te sorprende, pero ¿por qué no dejas de sorprenderte y atiendes a tu propia felicidad?
E.M. Forster (Maurice)
No puede estar claro, padre, porque no tiene sentido, porque es estúpido decirlo, estúpido pensarlo, porque no lo puedes evitar, nadie puede evitarlo a no ser que los matéis a todos, a todos sus hijos, a todos sus nietos, a tus hermanos, y a tus primos, y a tus sobrinos, y a los de madre. Eso tendríais que hacer, matar a tanta gente que sus cadáveres lo cubrieran todo, lo pudrieran todo, y en España no se pudiera respirar, nadie podría volver a andar por las calles ni a cultivar los campos, y cuando las aguas de los ríos tiñeran el mar de rojo, y sólo entonces, por fin estaría claro, pero de momento aquí estamos todos, ellos y nosotros, de momento, aquí vivimos todos, ellos y nosotros, aquí vives tú y aquí vivo yo, que ya no sé de quién soy, pero sé que haré lo que me parezca, lo que yo crea que tengo que hacer, porque Elena no tiene la culpa de nada, porque yo no tengo la culpa de nada y bastante he hecho cargando con la tuya, con haber renunciado a mirarte a los ojos y decirte que sé que eres un asesino, para que tú ahora conviertas una docena de churros en un delito
Almudena Grandes (El lector de Julio Verne (Episodios de una guerra interminable #2))
Asunto: Estás totalmente imaginándome desnudo ahora mismo Missy, Entonces, ¿qué tal si tú y yo nos adentramos entre las pilas para hacer algo de "estantería"? Fulminó con la mirada el mensaje antes de golpear la respuesta. Asunto: Este es un entorno de trabajo y esto es acoso. Sr. Zaccadelli, Me dirijo a usted para informarle que su propuesta ha sido rechazada. Debido al hecho de que somos compañeros de trabajo, así como compañeros de cuarto, me parece inapropiado visitar las estanterías con usted. Voy a rechazar todas las nuevas ofertas en este momento. Si, en el futuro, me decido a entretener dicha oferta, le informaremos a través de correspondencia. Respetuosamente (no) tuya, Señorita Taylor Caldwell PD: Deja de enviarme jodidos correo electrónico. Vi sus ojos echarle una ojeada al mensaje y una sonrisa en su rostro. Me Miró fijamente a los ojos mientras escribía, nunca mirando el teclado. Golpeó la tecla enter con una leve inclinación de cabeza. Ping. Asunto: No es una casualidad Missy, Acepto el reto, y te recuerdo que si quieres que te deje en paz, esta esta pequeña apuesta que tenemos. Gánala, y me voy. Impacientemente (y descaradamente) tuyo, Sr. Hunter Aaron Zaccadelli, escudero. PD: Demuéstralo Oh, él no estaba recibiendo la última palabra. Baje el volumen en mi computadora e hice un rápido barrido visual en la habitación para asegurarme de que no íbamos a quedar arrestados. Todo el mundo estaba absorto en lo que estaban haciendo. Asunto: Desafío aceptado Sr. Zaccadelli, Si sigues así, te voy a reportar a la línea directa de trabajo para el acoso. Ellos no tienen la amabilidad por los tatuajes, tocar la guitarra-amigos avanzando hacia las niñas dulces e inocentes. El Juego comienza. Atentamente, La chica que nunca tendrás PD: Escudero? Estás tan lleno de mierda. Escuché una risa ahogada del lado de Hunter en la mesa, pero mantuve mis ojos pegados a la pantalla del ordenador. Escaleras. Las precauciones de seguridad cuando trabaje con escaleras... Ping. Mire a la computadora con irritación. Supongo que no podía apagar el sonido. Asunto: Vuelve al trabajo Missy, Me estás distrayendo de los más importantes tópicos de seguridad en el trabajo. ¿Cómo te sentirías si yo subiera mal una escalera por no aprender el procedimiento adecuado y luego cayera a mi muerte? Siempre, El chico sobre el que sueñas. P.D: Yo también soy un príncipe perdido en una tierra lejana. ¿Qué quieres hacerme ahora?
Chelsea M. Cameron
No son más silenciosas las miradas ni más furtivo el amor; eres, tras el armario, esos ojos que encierran espejos en el desván. Por dictamen de una reina que no reina y por miedo a perder la cabeza, te busqué sin buscar; más remoto que una estrella en un jardín, que un beso que es dedal, tuyo es mi temor, tuya soy yo. Tu sonrisa condesciende a lo absurdo de mi orilla sin mar. Has admitido desde la cordura que amas a la locura. En otro lugar estás. Eres el dueño de un país que no es país, de alguien que solo te tiene a ti.
Wendy Davies (Una estrella en mi jardín)
Si no poseo mi cuerpo ¿cómo es que puedo poseer con él? Si no poseo mi propia alma ¿cómo es que puedo poseer con ella? Si no comprendo mi espíritu, ¿cómo es que puedo comprender a través de él? Nuestras sensaciones o lo que ellas muestran pasan —¿cómo poseerlas, pues? ¿Alguien puede poseer un río que corre? ¿A alguien pertenece un río que pasa? No poseemos ni un cuerpo ni una verdad, ni una ilusión siquiera. Somos fantasmas de las mentiras, sombras de la ilusión y nuestra vida está vacía por fuera y por dentro. ¿Conoce alguien las fronteras de su propia alma, para poder decir yo soy yo?   Pero sé que lo que yo siento, lo siento yo.   Cuando es otro el que posee ese cuerpo, ¿posee de él lo mismo que yo? No. Posee otra sensación.   ¿Poseemos algo? Si ni siquiera sabemos lo que somos, ¿cómo hemos de saber lo que poseemos?   Si de lo que comes dijeses: «yo poseo esto», te comprendería. Porque sin duda lo que comes lo incluyes en ti, lo transformas en materia tuya, lo sientes penetrar en ti, pertenecerte, pero a lo que comes no le llamas «posesión». ¿A qué llamas, entonces, poseer?   ¿Alguien conoce las fronteras de su alma, para poder decir, yo soy yo? Pero sé que lo que siento lo siento yo.
Fernando Pessoa (Libro del desasosiego)
Clark: Cuando leas esto habrán pasado unas pocas semanas (incluso con tus dotes organizativas recién descubiertas dudo que hayas llegado a París antes de comienzos de septiembre). Espero que el café sea bueno y fuerte y que los cruasanes estén frescos y que aún haga buen tiempo para sentarse fuera, en una de esas sillas metálicas que nunca quedan del todo firmes sobre la acera. No está mal, el Marquis. El bistec también está rico, por si te apetece volver más tarde a comer. Y si miras por la calle, a tu izquierda, verás L’Artisan Parfumeur, donde, cuando termines de leer esta carta, deberías ir a probar el aroma llamado algo así como Papillons Extrême (no lo recuerdo bien). Siempre pensé que te iría muy bien. Vale, se acabaron las órdenes. Hay unas cuantas cosas que me gustaría decirte y te las habría dicho en persona, pero, en primer lugar, te habrías puesto toda sentimental y, en segundo lugar, no me habrías dejado decir todo lo que quería decir. Siempre has hablado demasiado. Por tanto, aquí lo tienes: el cheque que recibiste en el sobre inicial de Michael Lawler no era la cantidad completa, sino solo un pequeño regalo, para ayudarte durante las primeras semanas de desempleo, y para que fueras a París. Cuando vuelvas a Inglaterra, lleva esta carta a Michael en su despacho de Londres y te dará los documentos pertinentes para que tengas acceso a la cuenta que ha abierto en tu nombre. Esta cuenta contiene lo suficiente para que te compres un lugar agradable donde vivir, para que te pagues la carrera y para cubrir tus gastos mientras eres estudiante a tiempo completo. Mis padres ya estarán informados al respecto. Espero que esto, y el trabajo jurídico de Michael Lawler, simplifiquen los trámites en la medida de lo posible. Clark, desde aquí casi oigo cómo empiezas a hiperventilar. No te pongas de los nervios ni intentes regalarlo: no es bastante para que te quedes de brazos cruzados el resto de tu vida. Pero debería ser suficiente para comprar tu libertad, tanto en lo que se refiere a ese pueblecito claustrofóbico que los dos consideramos nuestro hogar como a las elecciones que te viste obligada a tomar hasta ahora. No te doy este dinero porque quiera que te sientas nostálgica ni en deuda conmigo, ni tampoco para que sea una especie de maldito recuerdo. Te lo doy porque casi nada me hace feliz a estas alturas, salvo tú. Soy consciente de que conocerme te ha causado dolor y pena, y espero que un día, cuando estés menos enfadada conmigo, comprendas que no solo hice lo único que podía hacer, sino que eso te va a ayudar a vivir una buena vida, una vida mejor, que si no me hubierasconocido. Te vas a sentir incómoda en tu nuevo mundo durante un tiempo. Siempre es extraño vernos fuera del lugar donde estábamos cómodos. Pero espero que también te sientas un poco dichosa. Cuando volviste de hacer submarinismo esa vez, tu cara me lo dijo todo: hay anhelo en ti, Clark. Audacia. Solo la habías enterrado, como casi todo el mundo. No te estoy pidiendo que te arrojes de un rascacielos ni que nades junto a ballenas ni nada parecido (aunque, en secreto, me encantaría pensar que lo estás haciendo), pero sí que vivas con osadía. Que seas exigente contigo misma. Que no te conformes. Viste con orgullo tus medias de abejita. Y, si insistes en conformarte con algún tipo ridículo, guarda a buen recaudo una parte de este dinero. Saber que aún tienes posibilidades es un lujo. Saber que tal vez te las he proporcionado ha sido un gran alivio para mí. Eso es todo. Te llevo grabada en el corazón, Clark. Desde el primer día en que te vi, con esas prendas ridículas y esas bromas tontas y tu completa incapacidad para disimular una sola de tus emociones. Has cambiado mi vida muchísimo más de lo que este dinero cambiará la tuya. No te acuerdes demasiado de mí. No quiero pensar que te vas a poner sensiblera. Vive bien. Vive. Con amor, Will
Jojo Moyes (Me Before You (Me Before You, #1))
Clark: Cuando leas esto habrán pasado unas pocas semanas (incluso con tus dotes organizativas recién descubiertas dudo que hayas llegado a París antes de comienzos de septiembre). Espero que el café sea bueno y fuerte y que los cruasanes estén frescos y que aún haga buen tiempo para sentarse fuera, en una de esas sillas metálicas que nunca quedan del todo firmes sobre la acera. No está mal, el Marquis. El bistec también está rico, por si te apetece volver más tarde a comer. Y si miras por la calle, a tu izquierda, verás L’Artisan Parfumeur, donde, cuando termines de leer esta carta, deberías ir a probar el aroma llamado algo así como Papillons Extrême (no lo recuerdo bien). Siempre pensé que te iría muy bien. Vale, se acabaron las órdenes. Hay unas cuantas cosas que me gustaría decirte y te las habría dicho en persona, pero, en primer lugar, te habrías puesto toda sentimental y, en segundo lugar, no me habrías dejado decir todo lo que quería decir. Siempre has hablado demasiado. Por tanto, aquí lo tienes: el cheque que recibiste en el sobre inicial de Michael Lawler no era la cantidad completa, sino solo un pequeño regalo, para ayudarte durante las primeras semanas de desempleo, y para que fueras a París. Cuando vuelvas a Inglaterra, lleva esta carta a Michael en su despacho de Londres y te dará los documentos pertinentes para que tengas acceso a la cuenta que ha abierto en tu nombre. Esta cuenta contiene lo suficiente para que te compres un lugar agradable donde vivir, para que te pagues la carrera y para cubrir tus gastos mientras eres estudiante a tiempo completo. Mis padres ya estarán informados al respecto. Espero que esto, y el trabajo jurídico de Michael Lawler, simplifiquen los trámites en la medida de lo posible. Clark, desde aquí casi oigo cómo empiezas a hiperventilar. No te pongas de los nervios ni intentes regalarlo: no es bastante para que te quedes de brazos cruzados el resto de tu vida. Pero debería ser suficiente para comprar tu libertad, tanto en lo que se refiere a ese pueblecito claustrofóbico que los dos consideramos nuestro hogar como a las elecciones que te viste obligada a tomar hasta ahora. No te doy este dinero porque quiera que te sientas nostálgica ni en deuda conmigo, ni tampoco para que sea una especie de maldito recuerdo. Te lo doy porque casi nada me hace feliz a estas alturas, salvo tú. Soy consciente de que conocerme te ha causado dolor y pena, y espero que un día, cuando estés menos enfadada conmigo, comprendas que no solo hice lo único que podía hacer, sino que eso te va a ayudar a vivir una buena vida, una vida mejor, que si no me hubieras conocido. Te vas a sentir incómoda en tu nuevo mundo durante un tiempo. Siempre es extraño vernos fuera del lugar donde estábamos cómodos. Pero espero que también te sientas un poco dichosa. Cuando volviste de hacer submarinismo esa vez, tu cara me lo dijo todo: hay anhelo en ti, Clark. Audacia. Solo la habías enterrado, como casi todo el mundo. No te estoy pidiendo que te arrojes de un rascacielos ni que nades junto a ballenas ni nada parecido (aunque, en secreto, me encantaría pensar que lo estás haciendo), pero sí que vivas con osadía. Que seas exigente contigo misma. Que no te conformes. Viste con orgullo tus medias de abejita. Y, si insistes en conformarte con algún tipo ridículo, guarda a buen recaudo una parte de este dinero. Saber que aún tienes posibilidades es un lujo. Saber que tal vez te las he proporcionado ha sido un gran alivio para mí. Eso es todo. Te llevo grabada en el corazón, Clark. Desde el primer día en que te vi, con esas prendas ridículas y esas bromas tontas y tu completa incapacidad para disimular una sola de tus emociones. Has cambiado mi vida muchísimo más de lo que este dinero cambiará la tuya. No te acuerdes demasiado de mí. No quiero pensar que te vas a poner sensiblera. Vive bien. Vive. Con amor, Will.
Jojo Moyes (Me Before You (Me Before You, #1))
feministas que se dejen de hablar mierda. Habrá una ley que otra que nos proteja, una puerta que otra que se nos abra. Pero en el día a día, una mujer sigue valiendo lo que siempre ha valido una mujer.
Mayra Santos-Febres (Cualquier miércoles soy tuya)
Pero había tal súplica en esos ojos grandes que me miraban que no pude resistir. Si hubiera podido ver el futuro, si hubiera sabido el dolor que consentía aceptando, me habría negado. Pero en ese momento no pude decir nada más que: Me has elegido, pequeño. Soy tuya, tómame.
J.M. Coetzee (La muerte de Jesús (Spanish Edition))
No me gusta ni mi cara ni mi nombre. Bueno, las dos cosas han acabado siendo la misma. Es como si me encontrara infeliz dentro de este nombre pero sospechara que la vida me arrojó a él, me hizo a él y ya no hay otro que pueda definirme como soy".
Elvira Lindo (Una palabra tuya)
no soy dueña de mí misma, soy tuya. [...] ¿cómo vas a quererme tanto como te quiero yo?
Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Me empezó a dar pena el pobre muchacho, empecé a cogerle simpatía. A fin de cuentas, él no tenía la culpa de contar para hombre tan temprano.
Mayra Santos-Febres (Cualquier miércoles soy tuya)
Hazme sentir que soy tuya sin piedad, Que tus ojos me rastrean entre miles, Que tienes la virtud de acelerar mi estúpida calma. Huéleme, sonríe y quiéreme mañana.
Vanesa Martín (Mujer océano)
yo no comprendí que tu pasado no es el mío. Que mis experiencias no son las tuyas y que mis miedos, especialmente ellos, no se parecen a los que te atormentan a ti. Nuestra vida es subjetiva y yo no soy nadie para cuestionar tus causas y guerras. No todos partimos del mismo punto en la vida y esta nunca golpea a dos personas distintas de la misma manera, pero todos tratamos de avanzar por ella intentando no perder demasiados pedazos de nosotros mismos por este camino lleno de baches y accidentes inesperados.
Javier Castillo (El juego del alma (Miren Triggs, #2))
Soy tuya - le dije antes de que me llevara a la cama-, tuya tuya tuya. En este mundo y en el otro. Te quiero. En estas dos palabras te entrego mi vida.
Espido Freire (Llamadme Alejandra)
Haré de ti lo que eras antes. Durante un breve intervalo. Soy la fuerza remanente de juramentos pronunciados. Soy la verdad que una vez supiste. Tómala de nuevo, por un breve instante, y álzate. Sintió una calidez que empezaba a extenderse a través de él. Era un tipo distinto de Investidura… extraído de los restos del alma de Auxiliar. Voy a quemarme solo a mí mismo, dijo Auxiliar. Mi personalidad. Eso debería dejarte con mi cuerpo, el arma, para que continúes usándola. Este es el destino de mi viaje, pero no el tuyo. —No puedes hacerlo, Aux. Por favor. No es decisión tuya. Sé de consecuencias. Entiendo que traicionaste tus juramentos. Pero esto es lo que pasa, Zellion. Esto es lo que nunca has comprendido. Yo también juré ser mejor de lo que era. Me convertí en Caballero Radiante. Pronuncié las palabras. E hicieras lo que hicieras tú, yo nunca traicioné mis juramentos. Protege a esa gente, Zellion. Te he traído tan lejos como puedo. Tendrás que encontrar el resto del camino por tu cuenta.
Brandon Sanderson
Aunque no soy el Gran Conspirador del que habla la profecía, soy un Engañador, un contador de mentiras. Reconozco muchas de las tuyas. Ésta es una de ellas.
Jennifer L. Armentrout (A Fire in the Flesh (Flesh and Fire, #3))
Ni siquiera puedo respirar cuando no estamos juntos —susurró ella—. Y eso significa que, cuando te veo los lunes por la mañana, tengo la sensación de que llevo sesenta horas sin coger aire. Seguramente por eso refunfuño tanto y te contesto mal. Cuando estamos separados, me paso el tiempo pensando en ti, y cuando estamos juntos me invade el terror. Porque cada segundo cuenta. Y siento que he perdido el control. No soy dueña de mí misma, soy tuya. ¿Qué pasa si de repente te das cuenta de que ya no te gusto? ¿Cómo voy a gustarte tanto como tú me gustas a mí?
Rainbow Rowell
Como vendedor que soy, prefiero a un cliente informado que a uno desinformado por la sencilla razón de que el primero puede tomar una decisión y puedo interactuar con él de manera lógica. En cambio, el comprador desinformado tiende a basar sus decisiones en cuestiones emocionales.
Grant Cardone (Vendes o vendes: Cómo salirte con la tuya en los negocios y en la vida (Spanish Edition))
Puedo ser tuya por completo y sin ningún tipo de condiciones, con una sola excepción: que me permitas ser tal como soy, que te quedes conmigo y también con mis opiniones.
Milan Kundera (The Joke)
Pues bien: en contra de tu parecer, las personas no se dividen en principales y secundarias. Yo no soy una secundaria. Tengo mi propia vida, que para mí es tan importante como para ti la tuya, y en mi vida soy yo quien toma las decisiones.
J.M. Coetzee (Desgracia (Spanish Edition))