Sin Miedo Quotes

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Dígalo, dígalo sin miedo; tal como va el mundo todos los que no somos imbéciles necesitamos estar un poco locos.
Alejandro Casona (Los árboles mueren de pie)
Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Eduardo Galeano
De qué tengo miedo? De ti, en fin, de mi sin ti.
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
– Dime, Catarro, ¿por qué si uno sabe nadar flota sin moverse y cuando no sabe se hunde? – El miedo pesa, hijo.
Miguel Delibes (La partida)
Yo no soy ninguna experta, pero creo que estar enamorado es algo más. Es sentir un cosquilleo en la tripa cuando la ves. Y no poder dejar de mirarla. Echarla de menos incluso teniéndola delante. Desear tocarla a todas horas, hablar de cualquier cosa, de todo y de nada. Sentir que pierdes la noción del tiempo cuando estás a su lado. Fijarte en los detalles. Querer saber cualquier cosa sobre ella, aunque sea una tontería. ¿Sabes Rhys? En realidad, creo que es como estar permanentemente colgado de la luna. Boca abajo. Con una sonrisa inmensa. Sin Miedo.
Alice Kellen (Nosotros en la Luna)
Sabes que todo lo mejor vendrá con los cambios pero tienes miedo al cerrar la puerta porque ya habías aprendido a manejar las antiguas desgracias, suele pasar, no es nada extraño, un héroe sin miedo es un héroe muerto.
Ray Loriga (Héroes)
Yo quiero ser como ella, tan echadita palante, tan sin miedo.
Andrea Abreu López (Panza de burro)
- ... nada nunca se vio tan perfecto y eso aterra. - Eso es porque cuando algo nos hace tan feliz nos da miedo que no sea real - digo, sin necesidad de pensarlo.
Darlis Stefany (H de Harry (BG.5 #1))
Tienes que comprenderlo: Yo no soy nadie especial. Soy solo una chica normal. Mido uno sesenta y soy del montón en muchas cosas. Pero tengo un secreto. Aunque construyan murallas que lleguen hasta el cielo, yo encontraré la forma de volar sobre ellas. Aunque intenten atraparme con cientos de armas, yo encontraré un modo de resistir. Y hay muchos como yo ahí fuera, más de los que crees. Gente que se niega a dejar de creer. Gente que se niega a volver a tierra. Gente que ama en un mundo sin murallas, gente que ama frente al odio, frente al rechazo, sin miedo y contra toda esperanza.Te amo. Recuerda. Eso no pueden quitártelo.
Lauren Oliver (Delirium (Delirium, #1))
No hay que tener miedo a las palabras. (...). Hay que llamar a las cosas por su nombre, sin miedo. (...) Yo ya no tengo miedo a las palabras, porque ya no le tengo miedo a la verdad. Cuando tu vida es lo que está en juego, no soportas los rodeos.
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
Cuando algo bueno nos pasa, hay que saber vivirlo. Hay que lanzarse de cabeza a esa piscina de felicidad, zambullirse sin miedo, perder el traje de baño, empaparse el pelo, irritarse los ojos, tragar agua, apurar hasta quedarse casi sin aire... Dame todos los daños colaterales de la felicidad, pero dame felicidad.
Begoña Oro (Croquetas y wasaps)
Si tienes miedo a hacerte daño, aumentas la probabilidad de que eso mismo suceda... Sé prudente y sobre todo, entrégate sin reservas.
Mathias Malzieu (La Mécanique du cœur)
Ella interponía siempre una barrera de rabia para que no se le notara el miedo. Y en ese caso, el más terrible de todos, que era el miedo de quedarse sin él.
Gabriel García Márquez (El amor en los tiempos del cólera)
-A veces eres realmente... -Gideon sacudió la cabeza, y luego inspiró hondo y dijo muy serio-: Cuando me besas, Gwendolyn Sheperd, es como si perdiera el contacto con el suelo. No tengo ni idea de cómo lo haces ni de dónde lo has aprendido. En todo caso, si ha sido en una película, tenemos que verla juntos. -Se detuvo un momento-. Lo que quiero decir es que cuando me besas, ya no quiero hacer nada más que sentirte y tenerte entre mis brazos. ¡Mierda, estoy tan terriblemente enamorado de ti que es como si hubieran volcado una lata de gasolina en mi interior y le hubieran prendido fuego! Pero en este momento no podemos... al menos uno de nosotros debe mantener la cabeza fría. -La mirada que me lanzó disipó mis dudas-. Gwenny, todo esto me da un miedo horrible. Sin ti mi vida ya no tendría ningún sentido, sin ti... querría morirme si a ti te pasara algo.
Kerstin Gier
Para mí, gana quien vive su vida sin miedo, quien sabe que tarde o temprano todo se acaba y todo puede volver a empezar y que eso está bien.
Ignacio Novo
No solo somos lo que hacemos, sino también lo que no hacemos. Somos lo que decimos, casi tanto como lo que callamos. Somos las preguntas que no nos atrevemos a pronunciar, en la misma medida que las respuestas que nunca llegarán y permanecerán eternamente flotando entre remolinos de miedo e incertidumbre. Somos la sutilidad de una mirada, la intimidad de una caricia suave, la curva de una sonrisa bonita. Somos momentos bonitos, instantes agridulces, noches tristes. Somos detalles. Somos reales. Pero, por encima de todo lo demás, somos las decisiones que tomamos. En toda su dimensión. Por cada elección, damos un paso al frente y abandonamos algo en el camino. O damos un paso atrás y abandonamos algo que estaba por llegar. Avanzamos entre alternativas, seleccionando unas, rechazando otras, marcando nuestro destino. Siempre habrá algo que pierdas incluso cuando ganes, pero eso no es lo importante. Lo realmente valioso es ser capaz de tomar esa decisión, hacerlo siendo libre; apostar por un sueño, por uno mismo o por otra persona, sin dudas ni temor, solo con ganas, con pasión.
Alice Kellen (Nosotros en la Luna)
El miedo, el miedo es la mercancía más valiosa del universo. Encended la televisión ¿Qué veis? ¿Gente vendiendo productos? NO. Gente vendiendo el miedo que tenéis de vivir sin sus productos. El miedo vende
Max Brooks (World War Z: An Oral History of the Zombie War)
- Es difícil no tener miedo -digo en un susurro. - Lo sé, pero no es imposible vivir con él. ¿Cuál es el sentido de vivir sin miedo?¿Dónde está el sentido de vivir una vida ordinaria y común? El miedo es lo que nos hace valientes y capaces de luchar.
Darlis Stefany (H de Harry (BG.5 #1))
Siempre he creído que hay dos tipos de miedos en el mundo. Por un lado, están los necesarios, esos que nos mantienen a salvo, y, por otro, los que nos retienen en nuestra zona de confort y nos impiden llevar a cabo cosas que nos harían felices.
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
—Creo que estoy empezando a sentir algo por una persona. Y me da mucho miedo.
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
¿Por qué a la gente le da tanto miedo admitir que no es inteligente? Pueden asegurar sin pelos en la lengua que son gordos, bajos, delgados, idiotas, torpes o feos, pero casi nadie está dispuesto a decir en voz alta que no es inteligente.
Alice Kellen (El día que dejó de nevar en Alaska)
--¿Qué es ser hombre, para vos? --Es muchas cosas, pero para mí... bueno, lo más lindo del hombre es eso, ser lindo, fuerte, pero sin hacer alharaca de fuerza, y que va avanzando seguro. Que camine seguro, como mi mozo, que hable sin miedo, que sepa lo que quiere, adonde va, sin miedo de nada.
Manuel Puig
Me pregunto... me pregunto si habrá más gente como tú: aislada por el miedo en otros lugares, sin saber que pueden regresar cuando quieran.
Javier Ruescas (Por una rosa)
Y si queriendo alzarte nada has alcanzado Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra Sin miedo al enigma de ti mismo Acaso encuentres una luz sin noche Perdida en las grietas de los precipicios Cae Cae eternamente Cae al fondo del infinito Cae al fondo del tiempo Cae al fondo de ti mismo Cae lo más bajo que se pueda caer Cae sin vértido A través de todos los espacios y todas las edades A través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios.
Vicente Huidobro (Altazor)
—No cometas el mismo error que yo. No dejes que la soberbia y el miedo te roben tu vida. Cuando te des cuenta, te verás solo y no formarás parte de nada. Tú no eres así, puedes cambiar, volver sobre tus pasos y arreglar lo que se ha roto. El reloj sigue marcando el tiempo, sin descanso, solo tú puedes decidir qué hacer con él. Quien vive de mentiras no alimenta la felicidad, solo la adormece.
Wendy Davies (Recuerda que me quieres)
¡La felicidad es tan frágil, mi vida, y la tristeza, sin embargo, tan poderosa! ¿Y sabes por qué? Porque sabemos que las cosas pueden acabarse y eso nos da miedo. Porque la felicidad va y viene, pero la tristeza duerme dentro de nosotros. Y no pasa nada por estar triste, mi amor. Lo que no hay que tener es miedo. Ésa es la única lucha que debe mantener el ser humano.
Elvira Sastre (Días sin ti)
Señor La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios Qué haré con el miedo Qué haré con el miedo Ya no baila la luz en mi sonrisa ni las estaciones queman palomas en mis ideas Mis manos se han desnudado y se han ido donde la muerte enseña a vivir a los muertos Señor El aire me castiga el ser Detrás del aire hay monstruos que beben de mi sangre Es el desastre Es la hora del vacío no vacío Es el instante de poner cerrojo a los labios oír a los condenados gritar contemplar a cada uno de mis nombres ahorcados en la nada. Señor Tengo veinte años También mis ojos tienen veinte años y sin embargo no dicen nada Señor He consumado mi vida en un instante La última inocencia estalló Ahora es nunca o jamás o simplemente fue ¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas? ¿Cómo no me extraigo las venas y hago con ellas una escala para huir al otro lado de la noche? El principio ha dado a luz el final Todo continuará igual Las sonrisas gastadas El interés interesado Las preguntas de piedra en piedra Las gesticulaciones que remedan amor Todo continuará igual Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo porque aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde Señor Arroja los féretros de mi sangre Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana Las flores morían en mis manos porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña es decir ayer es decir hace siglos Señor La jaula se ha vuelto pájaro y ha devorado mis esperanzas Señor La jaula se ha vuelto pájaro Qué haré con el miedo
Alejandra Pizarnik (Poesía completa)
—¿Te enamoraste de mí porque yo te recordaba a tu amigo? —pregunté con voz casi sin expresión. Él me tocó la nariz. —Me enamoré de ti, sabelotodo, porque eras de los nuestros..., porque no me tuviste miedo y porque decidiste terminar tu victoria espectacular arrojándole ese pedazo de hueso a Amarantha como una jabalina. Entonces sentí el espíritu de Cassian junto a mí, y habría jurado que lo oí decir: «Si no te casas con ella, estúpido, lo haré yo». –Capítulo 55, pág. 500
Sarah J. Maas (A Court of Mist and Fury (A Court of Thorns and Roses, #2))
Recordando estas cosas mientras alistaban el baúl de José Arcadio, Úrsula se preguntaba si no era preferible acostarse de una vez en la sepultura y que le echaran la tierra encima, y le preguntaba a Dios, sin miedo, si de verdad creía que la gente estaba hecha de fierro para soportar tantas penas y mortificaciones; y preguntando y preguntando iba atizando su propia ofuscación, y sentía unos irreprimibles deseos de soltarse a despotricar como un forastero, y de permitirse por fin un instante de rebeldía, el instante tantas veces anhelado y tantas veces aplazado de meterse la resignación por el fundamento y cagarse de una vez en todo, y sacarse del corazón los infinitos montones de malas palabras que había tenido que atragantarse en todo un siglo de conformidad.
Gabriel García Márquez (One Hundred Years of Solitude)
Valiente. Valiente es quien acepta sus miedos y los confronta. Valiente es quien arriesga, quien sabe que puede perder y aún así juega. Quien lanza un <> al aire sin saber si volverá. Quien no se rinde. Quien persevera,, se levanta si se cae y no permite que la marea lo engulla. Quien abre el corazón. Quien pide perdón. Valiente es quien perdona. Valiente...
Laia Soler (Nosotros después de las doce)
—¿Te vas a ir? —susurra mientras sus ojos se amplían con miedo. No digo nada mientras intento reunir mis pensamientos. —No puedes —ruega. —Christian… yo… —Lucho por organizar mis pensamientos. ¿Qué estoy tratando de decir? Necesito tiempo, tiempo para procesar esto. Dame tiempo. —No. ¡No! —dice. —Yo… Él mira salvajemente alrededor de la habitación. ¿En busca de inspiración? ¿Intervención divina? No lo sé. —No te puedes ir. ¡Ana, te amo! —También te amo, Christian, es solo… —No… ¡no! —dice con desesperación y pone ambas manos sobre su cabeza. —Christian… —No —susurra, sus ojos amplios por el pánico, y de repente cae sobre sus rodillas frente a mí, la cabeza inclinada, sus manos con dedos largos extendidas sobre sus muslos. Toma una profunda respiración y no se mueve. ¿Qué? —Christian, ¿qué estás haciendo? Continua con su mirada abajo, sin mirarme. —¡Christian! ¿Qué estás haciendo? —Mi voz es aguda. No se mueve—. ¡Christian, mírame! —ordeno con pánico. Su cabeza se levanta sin vacilar, y me observa impasiblemente con su fría mirada gris, está casi sereno… expectante. Mierda… Christian. El sumiso.
E.L. James (Fifty Shades Darker (Fifty Shades, #2))
Las pocas veces que he sido feliz he tenido profundo miedo ¿cómo iba a pagar la factura? Solo los insensatos —o los no nacidos— son felices sin temor.
Cristina Peri Rossi (Estrategias del deseo)
Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.
Clarice Lispector (Aprendizaje o El libro de los placeres)
—¿Y qué ocurre cuando uno muere? —Tampoco yo lo sé. —Entonces, ¿por qué tener miedo? —dice Oswald—. Yo creo que no ocurre nada. Y si ocurre algo que es mejor que nada, pues mejor que mejor. —¿Y si lo que ocurre es peor que nada? —le digo. —No existe nada peor que nada. Pero si no es nada, no podré saberlo porque yo no seré nada. Oyéndolo hablar así, siento que Oswald es un genio. —Pero, y si no existes, ¿qué? —le pregunto—. El mundo entero seguirá viviendo sin ti. Como si nunca hubieras pasado por aquí. Y el día en que todas las personas que has conocido también hayan muerto, será como si nunca, nunca hubieras existido. ¿No te parece una pena que pase eso? —Si salvo a Max, no. Si lo salvo, existiré para siempre.
Matthew Dicks (Memoirs of an Imaginary Friend)
En lo más profundo del prado, allí, bajo el sauce, hay un lecho de hierba, una almohada verde suave; recuéstate en ella, cierra los ojos sin miedo y, cuando los abras, el sol estará en el cielo. Este sol te protege y te da calor, las margaritas te cuidan y te dan amor, tus sueños son dulces y se harán realidad y mi amor por ti aquí perdurará. En lo más profundo del prado, bien oculta, hay una capa de hojas, un rayo de luna. Olvida tus penas y calma tu alma, pues por la mañana todo estará en calma. Este sol te protege y te da calor, las margaritas te cuidan y te dan amor. Tus sueños son dulces y se harán realidad y mi amor por ti aquí perdurará.
Suzanne Collins
Tal vez yo no merezco preguntarte esto, pero lo haré de todos modos. Quiero otra oportunidad. Quiero que estemos juntos, sin nada entre nosotros. Sin necesidad, sin dolor, sin miedo. Quiero que nosotros estemos juntos porque eso es lo que queremos. Porque nos amamos el uno al otro. No te voy a volver a dejar de nuevo. Me toma un par de minutos antes de que pueda encontrar mi voz. Él me ama. Quiere volver conmigo. Y yo quiero eso. Los dos queremos eso. Sin necesidad. Hay una gran diferencia ahí. Es como que el aire entre nosotros está limpio. Siempre ha sido puro, porque siempre nos hemos amado realmente, pero ahora estamos listos para estar enamorados. Listos para estar juntos.
Nyrae Dawn (Measuring Up)
Debería estar completamente solo en este mundo, yo, Steiner, sin ninguna otra criatura. Sin sol, sin cultura. Yo, desnudo sobre una gran piedra sin tormentas, sin nieve, sin bancos, sin dinero, sin tiempo y sin respiración. Entonces, por fin, dejaría de tener miedo.
Robert Walser
Porque no sé casi nada de ti y quiero saber, y me da miedo saber, y no quisiera preguntarte, pero te pregunto y tú no quieres hablar, preferirías un amor anónimo, que empezara hoy, o ayer, sin carnés de identidad, sin relato.
Cristina Peri Rossi (Todo lo que no te pude decir)
-Mi corazón tiene miedo de sufrir -dijo el muchacho al Alquimista, una noche en que miraban al cielo sin luna. -Explícale que el miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento.
Paulo Coelho (The Alchemist)
Lo mejor que puedes hacer, verdad, cuando estás en este mundo, es salir de él. Loco o no, con miedo o sin él.
Louis-Ferdinand Céline (Journey to the End of the Night)
El miedo se apoderó de mí. Ese miedo que entra cuando, sin poder evitarlo, comienzas a sentir.
Maria Martinez (La fragilidad de un corazón bajo la lluvia)
Una tiene que ser muy valiente para admitir que tiene miedo.
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
Dios, cómo lo he echado de menos. A este Cam. Ni siquiera sé cuál de sus versiones es la de verdad, pero este es el Cam por el que estoy absolutamente loca. Mierda. Estoy loca por él. Lo estoy. Totalmente colgada. Tanto, que me quedaría enganchada a esos ojitos verdes hasta mañana.
Alina Not (Sin miedo (Bad Ash, #2))
Que frágil el universo de la palabra, figuras de cristal que se astillan; que difícil la gramática del alma. Sin embargo, tratando de ocultar, mostramos más. Quizá lo que no se dice es lo más sonoro. El silencio muchas veces es el gran sonido del miedo o del dolor.
Ángela Becerra
No tienes derecho a exigir nada a nadie. Si alguien te ama, siéntete agradecido, pero no le exijas nada, porque la otra persona no tiene la obligación de amarte. Si alguien te ama, es un milagro. Siéntete emocionado por ese milagro.
Osho (Aprender a amar: Enamorarse conscientemente y relacionarse sin miedos (Spanish Edition))
Me da miedo el olvido. Habló sin pensárselo un segundo. Lo temo como el ciego al que le da miedo la oscuridad.
John Green (The Fault in Our Stars)
Pero, ¿por qué lloras? No llores, Catalina, ya prometo serte fiel con marido y sin marido, en las carcajadas y el miedo, y amarte y respetar tus preciosas nalgas todos los días de mi vida.
Ángeles Mastretta (Arráncame la vida)
¿cuántos artículos en los últimos veinte años se han escrito sobre las mujeres que dan miedo a los hombres, sobre las que se han quedado solas, las que han sido castigadas por su ambición o su singularidad? Como si ser viuda, estar sola o abandonada en tiempos de guerra, o ser maltratadafuera una invención reciente. Siempre hemos tenido que arreglárnoslas sin la ayuda de nadie
Virginie Despentes (King Kong théorie)
—No debe usted entregarse a deseos en los que no cree. Sé lo que desea. Pero tiene que saber renunciar a esos deseos o desearlos de verdad. Cuando llegue a pedir con la plena seguridad de que su deseo va a ser cumplido, éste será satisfecho. Sin embargo, usted desea y al mismo tiempo se arrepiente de ello con miedo.
Hermann Hesse (Demian)
Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin todos los pequeños goces, que son los más perdurables.
María Luisa Bombal (El árbol)
Parece que en toda la historia de la humanidad no ha habido ningún caso de abuela que cocinara mal. Además, esto debe de ser algún efecto genético que los científicos todavía no han descifrado. Hay madres que pueden preparar mejunjes infumables que nos obligan a comer como lentejas o espinacas, pero en el momento en que esa madre es abuela es como si del cielo bajara una lengua de fuego pentecostal y le regalara un título de máster chef por ciencia infusa.
J.M. Mulet (Comer sin miedo: Mitos, falacias y mentiras sobre la alimentación en el siglo XXI (Imago Mundi) (Spanish Edition))
Reviento lenta y penosamente por el deseo de verte, regresa pronto (…) Me da miedo caer en medio del abismo. Te amo atrozmente, que horroroso aquí sin ti, a pesar de que me dejas sola todo el día...
Elena Poniatowska (Leonora)
Soy todo el hombre El hombre herido por quién sabe quién Por una flecha perdida del caos Humano terreno desmesurado Sí desmesurado y lo proclamo sin miedo Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada Soy bárbaro tal vez Desmesurado enfermo Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas Soy el ángel salvaje que cayó una mañana En vuestras plantaciones de preceptor Poeta Antipoeta Culto Anticulto Animal metafísico cargado de congojas Animal espontáneo directo sangrando sus problemas Solitario como una paradoja Paradoja fatal Flor de contradicciones bailando un fox-trot Sobre el sepulcro de Dios Sobre el bien y el mal Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra Soy un temblor de tierra Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo.
Vicente Huidobro (Altazor)
Sí mi mente estaba volando. Me gustaría estar allí con alguien que me dejase el corazón en paz, alguien con quien pudiese vivir aquel momento sin miedo de perderlo al día siguiente. Así el tiempo pasaría más despacio; po-dríamos quedarnos en silencio, ya que tendríamos el resto de la vida para conversar. Yo no tendría que estar preocupándome de temas serios, decisiones difíciles, palabras duras.
Paulo Coelho (By the River Piedra I Sat Down and Wept)
Las grandes desigualdades de nuestro siglo son las que separan a quienes saben y tienen acceso educativo a las fuentes el conocimiento de quienes necesitan la tutela informativa de los demás toda la vida
Fernando Savater (Diccionario del ciudadano sin miedo a saber)
TODO ES MUY SIMPLE Todo es muy simple mucho más simple y sin embargo aún así hay momentos en que es demasiado para mí en que no entiendo y no sé si reírme a carcajadas o si llorar de miedo o estarme aquí sin llanto sin risas en silencio asumiendo mi vida mi tránsito mi tiempo.
Idea Vilariño (Poesía completa)
Y sin embargo, sentía la alienación de estar rodeada por otros que no podían verme realmente o que preferían no hacerlo. Había sentido odio hacia mí misma, provocado por la sensación de ser un fraude, de interpretar una imagen de lo que deseaba ser pero no era. Había vivido con el miedo a que la gente que quería pudiera alejarse de mí si alguna vez llegaba a conocer a la verdadera persona que se ocultaba en mi interior.
Sylvia Day (Bared to You (Crossfire, #1))
—Qué va. —Hablaba en serio. Jess lo supo por su mirada—. Toda esa historia de Jesús es realmente interesante, ¿no te parece? —¿Qué quieres decir? —Toda aquella gente que quiso matarle sin que él les hubiera hecho nada. Vaciló. De verdad que era una historia preciosa: como la de Abraham Lincoln o Sócrates o Aslan. —No tiene nada de hermosa —interrumpió May Belle—. Da miedo eso de hacer agujeros en las manos de alguien. —Tienes razón, May Belle. —Jess buscó en las profundidades de su mente—. Dios hizo que Jesús muriera porque nosotros somos unos miserables pecadores. —¿Crees que eso es verdad? Se quedó atónito. —Lo dice la Biblia, Leslie. Le miró como si estuviera dispuesta a ponerse a discutir con él, pero luego pareció cambiar de opinión. —Qué locura, ¿verdad? —Leslie sacudió la cabeza—. Tú que tienes que creer en la Biblia, la odias. Y yo, que no tengo que creerla, la encuentro preciosa. —Volvió a sacudir la cabeza—. Es cosa de locos.
Katherine Paterson (Bridge to Terabithia)
Canta, hija, canta y trina, si ese es tu camino. Buscate por dentro, hurgate hasta que descubras, sin miedos, quien habita en tu interior. Hablame de tus dudas, de tus fantasias, de tu curiosidad justificada por la reproduccion humana y animal, de tu preocupacion por la politica, de tu interes por las artes: la vida es un abanico de posibilidades de realizacion personal. Encuentra las tuyas, para eso tienes a tu madre, un faro en tu camino, una referencia nocturna de la cual careci yo en mis noches de miedo. No seras un objeto de adorno. Pensaras, construiras, haras, propondras, no callaras, aportaras, disfrutaras la cama y a tu pareja, te reiras con un par de tequilas y sin ellos, seras plena, intensa, exitosa, risueña y enormemente productiva para que el dia que te mueras, espero que sea muy tarde y sobre todo mucho despues de que yo haya partido para siempre, lo puedas hacer con una sonrisa en el rostro.
Francisco Martín Moreno (México ante Dios)
Ambos siguieron atentos a los rumores crecientes sobre la gravedad de la peste, y aun contra sus deseos tuvieron que conversar otra vez sobre asuntos que les eran comunes, como en los tiempos en que se odiaban menos. Para él era claro. Siempre creyó que amaba a la hija, pero el miedo al mal de rabia lo obligaba a confesarse que se engañaba a sí mismo por comodidad. Bernarda, en cambio, no se lo preguntó siquiera, pues tenía plena conciencia de no amarla ni de ser amada por ella, y ambas cosas le parecían justas. Mucho del odio que ambos sentían por la niña era por lo que ella tenía del uno y del otro. Sin embargo, Bernarda estaba dispuesta a hacer la farsa de las lágrimas y a guardar un luto de madre.
Gabriel García Márquez
Nos pasamos la vida deseando cosas. Unas inútiles. Otras grandes. Otras imposibles. También queriendo olvidar otras muchas. Sin embargo, lo único que de verdad olvidamos es que solo tenemos una vida. Una sola, y dejamos que transcurra sin hacer nada salvo querer y desear, como si nuestro pensamiento fuese una varita mágica, capaz de solucionarlo todo mientras permanecemos de brazos cruzados. Y convertimos la vida en una maldita espera en la que no sucede nada, porque la mayoría de las cosas importantes hay que crearlas. No nacen de los anhelos, de los lamentos, de la autocompasión y, mucho menos, de la cobardía y la pasividad. La vida no nos debe nada. Nada. Así es como me he sentido todos esos años, a la espera y desesperando. Siempre frente a una puerta que solo cruzaba cuando me invitaban a entrar. Acercándome de puntillas, llamando sin hacer ruido. Sin entender que hay puertas que no queda más remedio que derribar por nosotros mismos, que atravesar sin pedir permiso. Sin anunciarte. No basta con desear cambiar las cosas. Tienes que moverlas, darles la vuelta y transformarlas en lo que tú quieres que sean. Asumir que, hagas lo que hagas, el mundo sigue girando. No es un carrusel del que puedas subir y bajar a tu antojo, pero sí puedes elegir qué caballito quieres montar. ¿Y sabes qué? Todo parece cambiar cuando tú cambias. Esa es la verdad. Y una vez que comienzas ese tránsito, no te detienes hasta definir quién eres. Hasta aceptar tus contradicciones. Tus miedos. Tus deseos.
Maria Martinez (Cuando no queden más estrellas que contar)
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Juana Inés de la Cruz
Solamente el silencio nos da miedo. En la voz siempre hay algo que nos salva. Sin embargo, el silencio es lo infinito. No se le ve la cara.
Emily Dickinson (Morí por la belleza)
Aunque creo que ellos también están enfermos: enfermos de miedo, enfermos de egoísmo. ¿Cómo pueden hacer las cosas que hacen sin odiarse a sí mismos?
Megan Crewe (The Way We Fall (Fallen World, #1))
No tengas miedo de los muertos, sino de los vivos, y sobre todo, de aquellos que viven sin amor
J.K. Rowling
Y Sofía no puede evitar que le pasen dos cosas juntas. La primera es sentir, otra vez, que lo quiere mucho. No se lo dijo nunca. Ni cree que se anime a decírselo jamás. Le asombra pensar que hace cinco meses no lo conocía. Y ahora no puede pensar en vivir lejos de él. Y lo segundo que le pasa, y tiene que ver con lo primero, es que le da miedo perderlo. Lo acaba de encontrar, y le da angustia y algo que no sabe cómo llamar. Nostalgia, o algo así, por habérselo perdido hasta ahora. Es eso. Una mezcla de alegría y bronca. Alegría porque haya resultado así. Bronca por no haberlo conocido antes. Lo bien que le hubiera venido toda la vida. Y ella sin saber que existía.
Eduardo Sacheri (Ser feliz era esto)
Recordó las palabras que una vez le había confiado el Rey Jared: Un necio actua sin considerar las consecuencias. Un cobarde actúa por miedo a las consecuencias. Un hombre actúa a pesar de las consecuencias.
Víctor Blanco (Crónica del rey cautivo (El último Qassatar, #1))
Vas con ese miedo, natural, constante, repechando la cuesta, medio ahogado, sin aire, cargado de bidones y de bolsas y se aparece una patrulla, y encima del miedo que traes aparece otro miedo, un miedo fuerte pero chico, como un clavito que te entró en el medio de la lastimadura. Hay dos miedos: el miedo a algo, y el miedo al miedo, ese que siempre llevas y que nunca vas a poder sacarte desde el momento en que empezó.
Rodolfo Enrique Fogwill
A Tita le encantaría ser una simple semilla, no tener que dar cuentas a nadie de lo que se estaba gestando en su interior, y poder mostrarle al mundo su vientre germinado sin exponerse al rechazo de la sociedad. Las semillas no tenían este tipo de problemas, sobre todo, no tenían madre a la que temer, ni miedo a que las enjuiciaran.
Laura Esquivel (Como agua para chocolate (Spanish Edition))
Para mi es imposible pensar que tipo de emocion de miedo quedaria si no estuvieran presentes la sensacion de latidos acelerados o de respiracion entrecortada, ni la sensacion de labios temblorosos o de piernas debilitadas, ni de carne de gallina o de retorcijones de tripas. Puede alguien imaginarse el estado de ira sin sentir que el pecho estalla, la cara se ruboriza, los orificios nasales se dilatan, los dientes se aprietan, sin notar el impulso hacia la accion vigorosa? Puede sentirse rabia en cambio con los musculos relajados, la respiracion calmada y una cara placida?
António Damásio
Menos mal que no morí de los momentos en que quise morir; que no salté del puente, ni cubrí las muñecas de sangre, ni me acosté en los rieles, allá lejos. Menos mal que no até la cuerda a la viga del techo, ni compré en la farmacia, con una receta falsa, una dosis de sueño eterno. Menos mal que tuve miedo: de los cuchillos, de las alturas, pero sobre todo de no morir completamente y quedarme por ahí —aún más perdida que antes— escrutando sin ver. Menos mal que el techo fue siempre demasiado alto y yo ridículamente pequeña para la muerte. Si yo hubiera muerto de uno de esos momentos, no oiría ahora tu voz, que me llama mientras escribo este poema, que acaso no parece, pero es, un poema de amor.
Maria do Rosário Pedreira (Y amores imperfectos)
¿Sabes?- dijo sentándose-, tiene gracia, todos encontramos buenas excusas para no permitirnos amar, por miedo a sufrir, por miedo a que un día nos abandonen. Y, sin embargo, cuánto amamos la vida, pese a saber que algún día nos abandonará.
Marc Levy (All Those Things We Never Said)
Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.
Mario Benedetti (La tregua)
Pero prueba a detener una tirolina, ordena a un pájaro que interrumpa el vuelo, para a alguien que ya se ha lanzado al agua y que está en el aire... Por cierto, retiro aquello que retiré. Quédate con mi primer consejo. Olvida lo de quedarte en la orilla. Tenía razón al principio: cuando tienes delante la posibilidad de ser feliz, hay que lanzarse de cabeza, zambullirse sin miedo, perder el traje de baño al tirarse, empaparse el pelo, irritarse los ojos, tragar agua si hace falta, apurar hasta quedarte sin aire...
Begoña Oro (Croquetas y wasaps)
Norma Shearer: Mas si por miedo has de buscar en el Amor sólo paz y placer, entonces mejor será que pases de largo por su umbral, rumbo al mundo sin inviernos ni primaveras ni veranos, donde reirás, pero no a carcajadas, y llorarás, pero no todas tus lágrimas.
Manuel Puig (The Buenos Aires Affair)
-¿Qué pasa? - pregunta Belaúnde. -Que el ser humano es un estúpido. Si las cosas no salen como uno espera, se pone mal porque las cosas no salen. Y si las cosas sí salen como uno espera, también se pone mal porque le agarra miedo de que en cualquier momento se tuerzan y dejen de salir. Belaúnde saca un cigarrillo y, sin encenderlo, se lo coloca entre los labios. -El ser humano no, Perlassi. Algunos seres humanos. -Tenés razón -Perlassi lo asume como un regaño. -No, no. Guarda que yo soy igual - aclara Belaúnde-. En todo caso seremos dos estúpidos.
Eduardo Sacheri (La noche de la Usina)
La dejé en el suelo, delante de mí. Y empecé a dudar. No sabía qué quería hacer, si abrirla o no. ¿Qué nuevas sorpresas podría esconder? Puede que, como la memoria misma, contuviera verdades que no podía ni empezar a imaginar. Sueños reales, horrores inesperados. Me invadió el miedo. Pero estas verdades, me dije, son todo lo que tengo. Son mi pasado. Son lo que me hace humana. Sin ellas no soy nada. Solo un animal.
S.J. Watson (Before I Go to Sleep)
En estos momentos tuve una certeza fulminante: cada uno tenía una “misión”, pero ésta no podía ser elegida, definida, administrada a voluntad. Era un error desear nuevos dioses, y completamente falso querer dar algo al mundo. No existía ningún deber, ninguno, para el hombre consciente, excepto el de buscarse a sí mismo, afirmarse en su interior, tantear un camino hacia adelante sin preocuparse de la meta a que pudiera conducir. Aquel descubrimiento me conmovió profundamente, este fue el fruto de aquella experiencia. Yo había jugado a menudo con imágenes del futuro y soñado con papeles que pudieran estar destinados de poeta quizás, de profeta, de pintor o de cualquier otra cosa. Aquellas imágenes no valían nada. Yo no estaba en el mundo para escribir, predicar o pintar; ni yo ni nadie estaba para eso. Tales cosas sólo podían surgir marginalmente. La misión verdadera de cada uno era llegar a sí mismo. Se podía llegar a poeta o a loco, a profeta o a criminal; ese no es asunto de uno: a fin de cuentas, carecía de toda importancia. Lo que importaba era encontrar su propio destino, no un destino cualquiera, y vivirlo por completo. Todo lo demás eran medianías, un intento de evasión, de buscar refugio en el ideal de la masa, era amoldarse; era miedo ante la propia individualidad. La nueva imagen surgió terrible y sagrada ante mis ojos, presentido múltiples veces, quizás pronunciada ya otras tantas, pero nunca vivida hasta ahora. Yo era un proyecto de la naturaleza, un proyecto hacia lo desconocido, quizá hacia lo nuevo, quizá hacia la nada; y mi misión, mi única misión, era dejar realizarse este proyecto que brotaba de las profundidades. Sentir en mí su voluntad e identificarme con él por completo.
Hermann Hesse (Demian)
porque todo miedo es en el fondo una invocación al acontecimiento que se teme, porque nadie puede temer sin desear de alguna forma que se produzca lo que le atemoriza, y viendo aquel cuerpo que dormía con los ojos ligeramente entreabiertos reconocía que el miedo formaba parte del amor, que el miedo era el amor.
Andrés Barba (Versiones de Teresa)
Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito. ¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
Julio Cortázar
—¿Me prometes que vas a quedarte conmigo? Por entonces no era más que una niña con miedo a perder a su hermana mayor. Creo que en el fondo eso no ha cambiado. Recuerdo cada detalle de esa noche. Que me dijiste que brillo seiscientas veces más que el sol y que Maia era el nombre ideal para mi galaxia. Y también tu mirada llena de cariño cuando te hice esa pregunta que me había costado tanto pronunciar. Y lo que pasó después, cuando una de las estrellas se despegó y me cayó sobre la nariz. La apartaste con una sonrisa. Después, volviste a tumbarte bocarriba en la cama, conmigo a tu lado y la estrella sobre la mesilla de noche. —Claro que sí. Hasta que se caigan todas —dijiste señalando al techo—. Hasta que nos quedemos sin oportunidades, Maia. O hasta que nos quedemos sin estrellas.
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
Furia la sorprendió tomándola entre sus brazos y pegándola a su cuerpo. Le suplicó al oído: —Rafaela, no quiero que mañana se arripienta de ser mi mujer. Deténgame aura si mañana sentirá asco de mí. La sonrisa suave de Rafaela lo desarmó. No recordaba haberla visto tan tranquila ni dueña de sí. Lo que ella expresó a continuación, le arrancó lágrimas, a él ,que desde la muerte de sus padres no había vuelto a derramarlas. —Lo amo, señor Furia, así como es usted, mal hablado, pendenciero, con argollas en la oreja, con un genio que hace honor a su apellido y hasta con olor a caballo. Lo amo como nunca amé a nadie porque nunca conocí a nadie con su nobleza, su pasión por el trabajo y su respeto por el prójimo. Lo admiro por su coraje, señor Furia, y por su orgullo sin vanidad. Lo amo porque usted es de las pocas personas que le mostró cariño a Mimita. Pero sobre todo lo amo porque a su lado no tengo miedo. —¡Rafaela! —exclamó, enloquecido, y la abrazó con fiereza, sacudiéndola como si se tratase de una muñeca rellena de estopa en su codicia por conquistar con la boca y las manos cada centímetro de su cuerpo. Ella siguió hablándole, con el aliento entrecortado, con la cabeza echada hacia atrás y el cuello expuesto a los besos, los mordiscos y a la intemperancia del gaucho. —No lo conozco. Poco sé de su vida y de su índole. Sin embargo, confío, confío ciegamente en usted, señor Furia.
Florencia Bonelli (Me llaman Artemio Furia)
—Vamos, B. Te llevo a casa. —¿Y los demás? ¿Lucía se ha ido sin mí? —¿Tienes miedo de volver a montar conmigo? —se burló él, y me dio la sensación de que había escogido las palabras de forma deliberada—. En moto, quiero decir. «No muerdas el anzuelo», me dije, consciente de que me estaba desafiando. —Creo que cogeré un taxi. Enarcó las cejas, divertido por mi indecisión, y se cruzó de brazos a la vez que esbozaba una sonrisa de suficiencia. —Prometo no ir demasiado deprisa para ti —aseguró, y de nuevo no supe dilucidar si solo hablaba de la velocidad suicida a la que conducía o estaba adquiriendo otro tipo de compromiso.
Victoria Vilchez (Antes de que decidas dejarme (Antes de, #2))
Por eso eres valiente. Los valientes no son los que no tienen miedo. Ésos son los temerarios, los que ignoran el riesgo y se ponen en peligro sin ser conscientes de las consecuencias. Alguien que no es consciente del peligro puede poner en riesgo a cualquiera que esté a su lado. Ése es el tipo de gente que no quiero en mi equipo. A quien necesito es a los que tiemblan pero no ceden, los que son conscientes de lo que arriesgan y aun así siguen adelante.
Antonio Iturbe
Antes de abandonarse por completo, Mark se dio cuenta de que estaba pensando, y no por primera vez, lo extraño que eran los adultos. Tomaban laxantes, alcohol o píldoras para dormir, para ahuyentar sus terrores y conseguir conciliar el sueño, y sus temores eran tan mansos, tan domésticos: el trabajo, el dinero, lo que pensará la maestra si Jennie no va a la escuela mejor vestida, si me amará mi mujer, quiénes serán mis amigos. Pálidos miedos comparados con los que experimentan todos los niños en la oscuridad de sus lechos, sin poder confesárselos a nadie en la esperanza de ser comprendido, a no ser a otro niño. No hay terapia de grupo ni psiquiatría ni servicios sociales de la comunidad para el niño que debe hacer frente a eso que todas las noches está en el sótano o debajo de la cama, a eso que acecha, se mueve y amenaza detrás del punto donde la visión se acaba. Y noche tras noche hay que librar la misma batalla solitaria, y la única cura es que al final las facultades imaginativas terminan por anquilosarse, y a eso se le llama ser adulto.
Stephen King (’Salem’s Lot)
Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer. –No lo siento yo así, lord Henry. –No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
En tu situación, si hay sufrimiento, domínalo, y si queda alguna llama, no la apagues, no seas cruel. La ausencia puede ser algo terrible si nos mantiene despiertos toda la noche, y ver cómo alguien nos olvida antes de lo que hubiésemos deseado no ayuda. Nos desprendemos de tantas cosas propias para poder curarnos lo más rápido posible que a la edad de treinta ya estamos en bancarrota y cada vez tenemos menos qué ofrecer cuando empezamos una nueva relación con alguien. Sin embargo, no sentir nada por miedo a sentir algo es un desperdicio.
André Aciman
En las dos últimas horas de su vida no logró entender por qué había desaparecido el miedo que lo atormentó desde la infancia. Impasible, sin preocuparse siquiera por demostrar su reciente valor, escuchó los interminables cargos de la acusación. Pensaba en Úrsula, que a esa hora debía estar bajo el castaño tomando el café con José Arcadio Buendía. Pensaba en su hija de ocho meses, que aún no tenía nombre, y en el que iba a nacer en agosto, Pensaba en Santa Sofía de la Piedad, a quien la noche anterior dejó salando un venado para el almuerzo del sábado, y añoró su cabello chorreado sobre los hombros y sus pestañas que parecían artificiales. Pensaba en su gente sin sentimentalismos, en un severo ajuste de cuentas con la vida, empezando a comprender cuánto quería en realidad a las personas que más había odiado.
Gabriel García Márquez (One Hundred Years of Solitude)
Mike le había confesado un día que contar estrellas le servía para tranquilizarse. Decía que era perfecto porque, al concentrarse en tener que llevar la cuenta, olvidaba momentáneamente las preocupaciones y los miedos que lo acechaban. Se lo había contado años atrás, cuando a ella todavía le costaba dormir por las noches sin que su madre estuviese a su lado leyéndole un cuento, pero no lo había olvidado. Igual que tampoco olvidaba que había dicho que lo hacía a menudo, cuando estaba nervioso, cuando sentía que se ahogaba, cuando llegaba a un callejón sin salida…
Alice Kellen (33 Razones para volver a verte)
Siempre que me preguntaban qué quería, mi primer impulso era responder "Nada". La idea cruzaba mi mente de que no importaba, que nada me iba a hacer feliz. Al mismo tiempo, era congénitamente incapaz de rechazar cualquier cosa que alguien me ofreciera, sin importar cuán poco pudiera satisfacer mis gustos. Cuando odiaba algo, no podía pronunciar las palabras "No me gusta". Cuando me gustaba algo, lo probaba de forma vacilante, furtiva, como si fuera extremadamente amargo. En ambos casos, me torturaba un miedo indecible. En otras palabras, no tenía la fuerza ni siquiera para elegir entre dos alternativas.
Osamu Dazai (Indigno de ser humano)
Digo «vagina» porque he leído las estadística, y les están ocurriendo cosas malas a las vaginas de las mujeres de todas partes: 500000 mujeres son violadas todos los años en Estados Unidos; 100 millones de mujeres han sido mutiladas genitalmente en todo el mundo; y la lista continúa. Digo «vagina» porque quiero que se ponga fin a estos horrores. Sé que no dejaran de ocurrir hasta que reconozcamos que sucedan, y la única manera de conseguirlo es capacitar a las mujeres para que se atrevan a hablar de ello sin temor a sufrir castigo o a ser objeto de venganza. Da miedo decir la palabra. «Vagina.» Al principio tienes la sensación de estar atravesando violentamente una barrera invisible. «Vagina.» Te sientes culpable e incómoda, como si alguien fuese a derribarte de un golpe. Entonces, después de haber dicho la palabra cien o mil veces, se te ocurre es que tu palabra, tu cuerpo, tu lugar más esencial. De repente te das cuenta de que toda la vergüenza y la incomodidad que has sentido hasta entonces al decir la palabra ha sido una forma de silenciar tu deseo, de minar tu ambición
V (formerly Eve Ensler) (The Vagina Monologues)
A veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla. Miró un rato en silencio a su alrededor; entonces siguió: - Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer. Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando: - Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente. Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir: - Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser. Después de una nueva y larga interrupción, siguió: - De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento. Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final: - Eso es importante.
Michael Ende (Momo)
Volteé, lo vi a los ojos y no pude evitar abrazarlo. Abrazarlo con tantas ganas, tanto miedo, tanta fuerza, tanta esperanza de que en ese abrazo encontrara la atención que estaba buscando. Él hizo lo mismo. Y entonces me di cuenta de que esa era la primera vez que nos abrazábamos, que nos decíamos. Tranquilo, todo va a estar bien, sin necesidad de palabras, que nos mostrábamos tal y como éramos: dos niños con miedo, abandonados por el mundo, huérfanos, con ganas de tener esperanza pero con la conciencia de que no la encontrarían. Hacía mucho tiempo que nadie me abrazaba y más tiempo todavía que nadie lo hacía con esa fuerza, con esa intensidad, con esa transmisión tan cargada de energía que el solo abrazo te hace revivir y creer que todavía hay algo que se puede salvar.
Gisela Leal (El club de los abandonados)
Hay estrellas casi invisibles, tan frías que su luz apenas existe. Se las conoce como «estrellas fallidas», ya que, debido a la baja fusión de átomos en sus núcleos, no se queman con los incendios que mantienen vivas a las otras estrellas. No brillan. Porque no son más que objetos fríos. Y, como tal, con el tiempo acaban desapareciendo. El núcleo de una estrella es como un corazón. Los corazones sufren. Y hay algunos que, después de tantas caídas, necesitan poner frío en sus heridas. Se recubren de hielo, intentando asustar con su frialdad a cualquier persona que trate de acercarse por miedo a salir heridos otra vez. El problema es que existen otros corazones, más fuertes y valientes, que son fuentes de calor. Y ningún glaciar es capaz de combatirlos. Cuando Liam está cerca, es como si cada muro, cada barrera, cada protección que he puesto alrededor de mí misma se derritieran hasta quedar reducidos a la nada. Y las puertas quedan abiertas a él y al calor. Un calor que ataca el núcleo de las estrellas. Que hace que brillen. ¿Incluso las fallidas? Y una parte de mí se muere de miedo mientras la otra solo dice: «Quémame, quémame, que arda todo, que arda todo».
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)
Alejandra Pizarnik (Diarios)
Con estas cartas he iniciado mi aproximación a Rilke. No cabe duda de que el checo respiraba y exhalaba poesía. Para ilustrarlo, unas breves citas que no necesitan mayor explicación, sólo hay que gozarlas. “Y aun permaneciendo en mi tristeza, soy feliz sintiendo que es usted, Bella; soy feliz por haberme entregado sin miedo a su belleza como un pájaro se entrega al espacio; feliz, Querida, por haber caminado como un verdadero creyente sobre las aguas de nuestra incertidumbre hasta la isla de su corazón donde florecen dolores. En fin: feliz.” "El trabajo del artista debe ser como la muerte; hay que entrar por entero en él, sin reserva alguna, solo, sin poseer nada salvo esta moneda que se ponía en la boca de los muertos para asegurarles el trayecto de ese río trágico que les separaba para siempre de sus amigos. ¿Sentirá usted, al menos, mi alma que volteará a menudo a su alrededor y al de nuestros queridos recuerdos?" "Estará usted aquí, se lo digo a mi habitación, sobre todo al gran sillón al que le gusta hacerse más vasto a su alrededor y que está infinitamente orgulloso de ser casi tocado por un Alma; pues sabe que sólo un poco de delicioso cuerpo lo separa de la suya. Hasta la vista, Querida, has muy pronto." "Mi estado, tal como lo vio, seguía empeorando; no he escrito ni una sola línea durante esos largos meses y ni siquiera la primavera ha sabido, esta vez, aliviarme; aumentaba, pero yo estaba separado de ella por todos mis sentidos que permanecían cerrados y opacos. Ése debe de ser (cuántas veces lo habré pensado) el estado de un tallo roto que una brizna de corteza sujeta todavía a su árbol, pero que, interiormente, no corresponde ya a la feliz savia con la que se embriagan todas las ramas a su alrededor.
Rainer Maria Rilke
En estos momentos tuve una certeza fulminante: cada uno tenía una “misión”, pero ésta no podía ser elegida, definida, administrada a voluntad. Era un error desear nuevos dioses, y completamente falso querer dar algo al mundo. No existía ningún deber, ninguno, para el hombre consciente, excepto el de buscarse a sí mismo, afirmarse en su interior, tantear un camino hacia adelante sin preocuparse de la meta a que pudiera conducir. (...) Aquellas imágenes no valían nada. Yo no estaba en el mundo para escribir, predicar o pintar; ni yo ni nadie estaba para eso. Tales cosas sólo podían surgir marginalmente. La misión verdadera de cada uno era llegar a sí mismo. Se podía llegar a poeta o a loco, a profeta o a criminal; ese no es asunto de uno: a fin de cuentas, carecía de toda importancia. Lo que importaba era encontrar su propio destino, no un destino cualquiera, y vivirlo por completo. Todo lo demás eran medianías, un intento de evasión, de buscar refugio en el ideal de la masa, era amoldarse; era miedo ante la propia individualidad.
Hermann Hesse (Demian)
El secreto del amor es cuestion de gustos: Uno no puede amar a una persona que no le gusta y eso significa que te guste lo que la otra persona es en realidad y no lo que quieres o necesitas que él o ella sean. Otra parte de este secreto es confiar, compartir y ser los mejores amigos. De hecho el amor verdadero significa libertad y crecimiento antes que posesión y limitaciones. Es sinónimo de paz y no de confusión, también de seguridad en vez de miedo, entendimiento, lealtad, estímulo, compromiso, conexión y lo más importante es el respeto. Porque cuando uno no es tratado con respeto, aparece el dolor y nadie lo puede evitar, un dolor profundo y molesto, destructivo, capaz de crispar los nervios y en ningun caso forma parte de la belleza del amor verdadero. Sí, uno puede enfadarse por algo que haya dicho o hecho otra persona sin dejar de gustarle o de tratar mal a quien lo dijo o lo hizo. El amor verdadero significa aceptar los desacuerdos como amigos o compañeros y no como adversarios o rivales, pues el amor verdadero no consiste en ganar o luchar. Y tampoco significa degradación, crueldad, ataque o violencia. Hace de tu hogar tu palacio....no tu prisión.
Marcia Grad (The Princess Who Believed in Fairy Tales: A Story for Modern Times)
¿SABES QUÉ ES UN "HOT BUTTON"? TEN CUIDADO QUE SABER UTILIZARLOS PUEDE DARTE UN PODER PELIGROSAMENTE PODEROSO... ESTO NO ES FICCIÓN... son generalmente palabras, pero pueden ser también imágenes e incluso aromas o situaciones, que se encuentran asociados con sentimientos y recuerdos muy profundos y fuertes, ya sean buenos o malos. Al activarse el Hot Button, la persona evoca casi involuntariamente estos sentimientos, provocando muchas veces una desestabilización emocional o cambios abruptos de actitud –explicó Augustus mientras Nicolás lo escuchaba atentamente. Todos tenemos en nuestro interior Hot Buttons, algunos evidentes, otros, ocultos en la profundidad de nuestro inconsciente. Al ser “presionados”, disparan automáticamente fuertes emociones. Como dije anteriormente, los Hot Buttons pueden ser a veces positivos y en otras, negativos. Por ejemplo, en el amor solemos encontrar abundantemente de los dos tipos. Un lugar, una foto, un perfume, una canción, una persona, una palabra, un texto, hasta cosas aparentemente insignificantes, a veces te hacen transportar casi inevitablemente a fuertes recuerdos y sensaciones. Uno va caminando por la calle, concentrado en temas laborales y justo escucha sin querer “aquella” canción del primer beso de un GRAN AMOR. Si esta canción te hace acordar a un amor frustrado, posiblemente estemos hablando de un Hot Button negativo; si -en cambio- te recuerda al actual amor, probablemente sea positivo. En ambos casos, es muy probable que a causa del mismo nos cambie el humor del momento, la concentración y hasta incluso actuemos diferente respecto a si no hubiésemos escuchado “esa” canción. Más de uno en estos casos, habrá llegado casi desesperado a su trabajo, y rastreado ese viejo número telefónico que estaba guardado en algún lugar recóndito… Negativos, hay miles también. Muchos se relacionan con complejos y malas experiencias sufridas. El que se quema con leche, ve una vaca y llora, dicen con sabiduría. Los complejos de inferioridad, en todas sus variantes, contienen muchísimos Hot Buttons. Ni que hablar de aquellas personas que tienen problemas con su ego y autoestima. ¡Qué tema el EGO!… Muchas veces, en peleas entre personas cercanas, se suelen decir “verdades” espantosas y crueles, ya que embargadas por su ira, no se contienen, no filtran y no miden entonces sus palabras, ni sus consecuencias. En estas ocasiones, se suele meter el dedo en la llaga y esto suele provocar un aumento estrepitoso de la riña, que muchas veces incluso deriva en secuelas no deseadas… Meter el dedo en la llaga, es sin duda haber apretado un Hot Buttons muy concreto... La cuestión es que si alguien logra identificar tus Hot Buttons, se imaginan lo que pueden provocar en vos si sabe utilizarlos… qué miedo… ¿no?... ¿Vos tenes identificados cuáles son tus Hot Buttons? Contanos… Gonzalo GUMA
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
Conclusión A lo largo de estas páginas, hemos visto cómo se desarrollan los procesos perversos en algunos contextos, pero es evidente que nuestra lista no es exhaustiva y que estos fenómenos van más allá del mundo de la pareja, de la familia o de la empresa. Los volvemos a encontrar en todos los grupos en donde los individuos pueden establecer rivalidades, especialmente en las escuelas y en las universidades. La imaginación humana no tiene límites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de sí mismo; sirve para enmascarar las propias debilidades y para colocarse en una posición de superioridad. La cuestión del poder atañe a toda la sociedad. En todas las épocas ha habido seres carentes de escrúpulos, calculadores y manipuladores, y para los que el fin justifica los medios. Sin embargo, la multiplicación actual de los actos de perversidad en las familias y en las empresas es un indicador del individualismo que domina en nuestra sociedad. En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía. Con el pretexto de la tolerancia, las sociedades occidentales renuncian poco a poco a sus propias prohibiciones. Pero, al aceptar demasiado, como lo hacen las víctimas de los perversos narcisistas, permiten que se desarrollen en su seno los funcionamientos perversos. Numerosos dirigentes o políticos, que ocupan no obstante una posición de modelo para la juventud, no muestran ninguna preocupación moral a la hora de liquidar a un rival o de mantenerse en el poder. Algunos de ellos abusan de sus prerrogativas y utilizan presiones psicológicas, y razones y secretos de Estado, para proteger su vida privada. Otros se enriquecen gracias a una delincuencia astuta hecha de abusos de bienes sociales, de estafas o de fraudes fiscales. La corrupción se ha convertido en una moneda corriente. Ahora bien, basta con que un grupo, una empresa o un gobierno cuenten con uno o con varios individuos perversos para que todo el sistema se vuelva perverso. Si esta perversión no se denuncia, se extiende subterráneamente mediante la intimidación, el miedo y la manipulación. Efectivamente, para atar psicológicamente a un individuo, basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Sin ir más lejos, ésta es la base del funcionamiento de la mafia o de los regímenes totalitarios. Tanto en las familias como en las empresas y los Estados, los perversos narcisistas se las arreglan para atribuir a los demás los desastres que provocan, se presentan luego como salvadores y se hacen así con el poder. En lo sucesivo, para mantenerse en él, les basta con no tener escrúpulos. La historia nos ha mostrado hombres que se niegan a reconocer sus propios errores, que no asumen sus responsabilidades, y que falsean las cosas y manipulan la realidad a fin de borrar las huellas de sus fechorías. Más allá del aspecto individual del acoso moral, se nos plantean dilemas más generales. ¿Cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Si los individuos no pueden detener por sí mismos estos procesos destructivos, la sociedad deberá intervenir y establecer una legislación. Recientemente, se ha presentado un proyecto de ley que proponía instituir un delito de novatada para reprimir cualquier acto degradante y humillante en el ámbito escolar y socioeducativo. Si no queremos que nuestras relaciones humanas acaben completamente reglamentadas por leyes, es esencial prevenir a los niños.
Marie-France Hirigoyen (El acoso moral: El maltrato psicológico en la vida cotidiana)