Que Pasa Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Que Pasa. Here they are! All 100 of them:

Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz
Mario Benedetti (La tregua)
Birthdays are ghost bounty hunters that track you down to ask, "Que pasa, baby?
Jim Harrison
Te pasas toda la vida atorado en el laberinto, pensando en cómo vas a escapar de ahí un día y que fabuloso será; imaginar ese futuro te mantiene con vida, pero nunca te escapas. Sólo utilizas el futuro para escapar del presente.
John Green (Looking for Alaska)
Me tomó de un brazo y me dijo, casi apoyándose en mí: ¿Sabés lo que te pasa? Que no vas a ninguna parte.
Mario Benedetti (La tregua)
El plan trazado es la absoluta libertad. Conocernos y ver que pasa, dejar que corra el tiempo y revisar. No hay trabas. No hay compromisos
Mario Benedetti (La tregua)
Cuando pasa algo malo, pero malo de verdad, por mucho que llores, lo peor no es llorar, que eso a veces está bien, porque te quedas nuevo, lo peor empieza cuando no puedes llorar más, y entonces te das cuenta de que la tristeza es algo sucio, como un grumo gris, espeso, una pelota de barro dentro de los pulmones, que pesa, y la notas al respirar, todo el tiempo.
Almudena Grandes
Le debo a Ezequiel el haberme enseñada que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver que pasa afuera, aunque haya tormenta.
Antonio Santa Ana (Los ojos del perro siberiano)
No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de sorportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Oliverio Girondo (Espantapájaros)
Era ese llanto que sobreviene cuando uno se siente opacamente desgraciado. Cuando alguien se siente brillantemente desgraciado, entonces sí vale la pena llorar con acompañamiento de temblores, convulsiones, y, sobre todo, con público. Pero cuando, además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad.
Mario Benedetti (La tregua)
Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz.
Mario Benedetti (La tregua)
Yo te he nombrado reina. Hay más altas que tú, más altas. Hay más puras que tú, más puras. Hay más bellas que tú, hay más bellas. Pero tú eres la reina. Cuando vas por las calles nadie te reconoce. Nadie ve tú corona de cristal, nadie mira la alfombra de oro rojo que pisas cuando pasas, la alfombra que no existe. Y cuando asomas suenan todos los ríos en mi cuerpo, sacuden el cielo las campanas, y un himno llena el mundo Sóló tú y yo, sóló tú y yo, amor mío, lo escuchamos.
Pablo Neruda (The Captain's Verses)
¿Te sientes mejor? le preguntó. No murmuró Isaac. Es lo que pasa con el dolor dijo Augustus. Volvió la mirada hacia mí y añadió: Hay que sentirlo.
John Green (The Fault in Our Stars)
Cada (tic-tac) es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada quien lo resuelva como pueda.
Frida Kahlo
-Pues...siento no besarte todas las veces que pienso hacerlo. Lamento mucho no decirte cada día todo lo que se me pasa por la cabeza al verte.Siento no poder hacer que cumplas todo lo que quieres hacer,pero aún más que te digas a ti misma que no puedes. Siento no dormir contigo cada noche ,no despertarme a tu lado cada mañana,no reírme siempre que te ríes y no ser capaz de imaginarme la vida sin ti.
Elísabet Benavent (Alguien como tú (Mi elección #2))
Pasa que los cronopios no quieren tener hijos, porque lo primero que hace un cronopio recién nacido es insultar groseramente a su padre, en quien oscuramente ve la acumulación de desdichas que un día serán las suyas.
Julio Cortázar
Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca.
Laura Esquivel (Like Water for Chocolate)
... me paso tanto tiempo esforzándome para no decepcionar a la gente… Y qué pasa con lo que yo quiero, ¿eh?
Elizabeth Eulberg (The Lonely Hearts Club (The Lonely Hearts Club, #1))
Me he empeñado en que Emiliano me valide el pasado y ¿para qué? El pasado se valida solo, sucediéndonos todo el tiempo. No hay que huir de él ni regocijarse en extrañar lo que nos fue quitando. Pase lo que pase, todo pasa al mismo tiempo.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Yo había pensado mucho últimamente en la muerte. No en lo que pasa cuando ocurre, no en ese adiós que todos terminaremos diciendo algún día, sino en cómo afrontarla cuando se lleva a las personas que más quieres. Me preguntaba si la tristeza y el dolor eran sentimientos instintivos o si nos habían inculcado cómo debíamos digerir ese trance.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Ese sueño que eres tú todavía dura. Durará siempre, porque siento como que estás dentro de mi sangre y pasas por mi corazón a cada rato.
Juan Rulfo (Cartas a Clara)
La locura es la incapacidad para comunicar tus ideas. Como si estuvieras en un país extranjero, viendo todo, entendiendo lo que pasa a tu alrededor, pero incapaz de explicarte y ser ayudado porque no entiendes la lengua que hablan allí.
Paulo Coelho (Veronika Decides to Die)
Los caminos se bifurcan, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir… Desde tú camino ves a la otra persona cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, y ahí está, y al final solo ocurre una cosa, llega el invierno no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en que momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas… Mucho antes… y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y que por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo.
Federico Moccia (Tre metri sopra il cielo)
La vida deberia ser al reves; Se debería empezar muriendo y así ese trauma está superado; luego te despiertas en una residencia mejorando día a día… después te echan de la residencia porque ya estás bien, y lo primero que haces es cobrar tu pensión! Luego en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro… Trabajas 40 años hasta que seas lo bastante joven como para disfrutar de tu retiro laboral; entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, practicas el sexo y te preparas para empezar a estudiar. Luego empiezas el colegio, jugando con tus amigos sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé. Y te pasas los últimos nueve meses flotando tranquilo, con calefacción central, servicio de habitaciones, etc. Y al final abandonas este mundo en un gran orgasmo!
Quino
—¿Sabes lo que pasa cuando dos átomos comparten su energía? — preguntó Miz. Cahal negó con la cabeza. Ya no podía hablar. —Que se trata de enlaces covalentes. Uno necesita del otro para existir. Yo necesito de ti para vivir, rubio —lo besó en la mejilla—. Tú eres mi enlace covalente.
Lena Valenti (El libro de la alquimista (Saga Vanir #6))
Porque el dolor de un corazón roto pasa, pero el saber que dejaste que alguien te hiciera olvidar lo que vales y te pisotee se queda contigo por siempre.
Ariana Godoy (A través de mi ventana (Hidalgos, #1))
La mayoría de la gente se pasa más tiempo hablando de sueños que persiguiéndolos... porque hablar es sencillo, apenas requiere esfuerzo.
Eloy Moreno (El regalo)
Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades. La primera puerta es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta. La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que <> es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta. La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad. La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Mark Twain dijo: “Los dos días más importantes de tu vida es el día en que naces y el día en que descubres por qué.” No recuerdo el día en que nací, pero recuerdo el día en que descubrí por qué. Su nombre era Deuce. Él era mi “por qué” Y esta es nuestra historia. No es una bonita. Algunas partes de ella son francamente feas. Pero es nuestra. Y porque creo que todo pasa por una razón, no cambiaría nada.
Madeline Sheehan (Undeniable (Undeniable, #1))
Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza para ver que pasa afuera, aunque haya tormenta.
Antonio Santa Ana (Los ojos del perro siberiano)
Lo que pasa es que las cosas resultan siempre más complejas cuanto más de cerca las miras.
Elísabet Benavent (Un cuento perfecto)
No. Lo que nos pasa es un milagro. Hay un hombre para cada mujer. Un alma que complementa a otra a la perfección.
Lena Valenti (El libro de Jade (Saga Vanir #1))
-Lo que pasa es que se creen sabios -dice de golpe-. Se creeen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido.
Julio Cortázar (Las armas secretas)
Te he visto una vez al mes durante dos años, y no era el único que contaba historias; lo único que pasa es que era el que usaba más palabras
Megan Hart (Broken)
Qué idiotez sentir celos, cómo voy a exigir fidelidad a quien no tiene compromiso alguno conmigo, ni siquiera soñó en este encuentro, sería terrible enamorarme de ella, qué diablos, siempre me pasa lo mismo, en vez de gozar del presente ya me entristece la futura nostalgia por el ahora que no volverá
José Emilio Pacheco (El principio del placer)
Tranquila. Si quieres irte, no pasa nada. Todo el mundo quiere que te quedes. Y yo, más de lo que he deseado ninguna otra cosa en mi vida. Pero ése es mi deseo, y comprendo que quizá tú tengas tus motivos para querer otra cosa. Entenderé que decidas irte. No pasa nada si tienes que dejarnos y decides dejar de luchar. No te preocupes por nosotros.
Gayle Forman (If I Stay (If I Stay, #1))
Estamos muriendo cada día; lo que pasa es que lo olvidamos. Si no lo hiciéramos, no podríamos vivir. El olvido es un mecanismo de defensa, un velo que empleamos para cubrir lo que nos duele
Ángela Becerra (Lo que le falta al tiempo)
La lectura es aventura, escape, entretenimiento, infinito. La realidad es dura, cruda, asfixiante, cerrada y limitada. ¿Para qué buscar realidad en un libro si ya lidiamos todos los días con ella? Está ahí, dictando que algo azul solo debe ser azul, exigiendo que algo redondo solo sea redondo. ¿Qué pasa si yo quiero que el color sea verde o la forma sea triangular? ¿O qué pasa si yo no quiero que haya color alguno ni forma alguna? No, no hay nada interesante en lo real. Si leo es porque quiero olvidarme durante un rato de esta aburrida y cuadrada humanidad.
Alex Mírez (Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos, #1))
Conseguir lo que mas queremos pasa, por tomar la unica decisión que tenemos.
Elísabet Benavent (Valeria al desnudo (Valeria, #4))
—Entonces, ¿por qué eliges este momento para creer que te quiero? —Porque estabas dispuesto a dejarme salir de tu vida si yo elegía a otra persona. Dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas y Gabriel las detuvo con los dedos. —Eso es lo que pasa cuando quieres a alguien. Quieres que ese alguien sea feliz.
Sylvain Reynard (Gabriel's Rapture (Gabriel's Inferno, #2))
—Ya. Si tampoco estaba en mis planes. Pero cuando las cosas suceden tampoco te vas a negar a que sucedan solo porque no las tenías planeadas, ¿no? Sería supertriste.
Laura Norton (No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (No culpes al karma, #1))
«No pasa nada..., se pondrá bien..., saben lo que hacen..., se pondrá bien.» Y sé que no es cierto, pero abrazo a Janey y pienso en lo mucho que puede llegar a cambiar una vida en lo que tarda uno en meterse un pico.
Irvine Welsh (Skagboys)
El campo intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprenda lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante.
Rodolfo Walsh
¿Ves lo que pasa cuando titubeas? Que otros toman las decisiones por ti.
Laini Taylor (Daughter of Smoke & Bone (Daughter of Smoke & Bone, #1))
¿Sabes qué creo? Que deberíamos aceptar que todo el mundo cambia. Cada día. Cada segundo. Así de rápido. Yo el primero. Pero se nos olvida, supongo. O nos da miedo. Constantemente descubrimos cosas de nosotros que un minuto antes no sabíamos, y algunas de esas cosas redefinen por completo quiénes somos para protegernos de toda la mierda que pasa a nuestro alrededor.
Javier Ruescas (Prohibido creer en historias de amor)
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.
Julio Cortázar (Cronopios and Famas)
Ese tipo de amor que solo pasa una vez en la vida, ese tipo de amor que toca nuestro corazón y siempre se queda con nosotros, ese amor que comparamos con todo, que buscamos, que incluso odiamos... pero ese amor que nos hace estar vivos, que nos hace necesarios y que nos convierte en lo único sin lo que otra persona es incapaz de vivir... Y yo acababa de encontrarlo.
Mercedes Ron (Culpa mía (Culpables #1))
Porque eso es lo que pasa con la depresión. Cuando la sientes profundamente, no quieres dejarla ir. Se convierte en una comodidad. Yo quiero cubrirme dentro de su peso y respirarla en mis pulmones. Quiero alimentarla, hacerla crecer, cultivarla. Es mía. Yo quiero ser una con ella, ir a la deriva envuelta en sus brazos y no despertar en un largo, largo tiempo.
Stephanie Perkins (Lola and the Boy Next Door (Anna and the French Kiss, #2))
Deberías despertarme -le digo, porque yo interrumpo su sueño dos o tres veces cuando tengo una noche mala hasta que logra calmarme de nuevo. -No hace falta, mis pesadillas suelen ser sobre perderte, así que se me pasa cuando me doy cuenta de que estás a mi lado.
Suzanne Collins (Catching Fire (The Hunger Games, #2))
Cuando algo bueno nos pasa, hay que saber vivirlo. Hay que lanzarse de cabeza a esa piscina de felicidad, zambullirse sin miedo, perder el traje de baño, empaparse el pelo, irritarse los ojos, tragar agua, apurar hasta quedarse casi sin aire... Dame todos los daños colaterales de la felicidad, pero dame felicidad.
Begoña Oro (Croquetas y wasaps)
Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
Jorge Luis Borges
Eso es lo más podrido de tener un novio, que te pasas la vida haciendo excepciones. Cosas que nunca te daría la gana hacer.
Xavier Velasco (Diablo Guardián)
Lo real no es algo que te venga dado. Es algo que te pasa. Y ahora mismo, necesitas que te pasen cosas buenas.
Margery Williams Bianco
No hace falta, mis pesadillas suelen ser sobre perderte, así que se me pasa cuando me doy cuentade que estás a mi lado.
Suzanne Collins (Catching Fire (The Hunger Games, #2))
Es una mierda que las tías te cojan cariño pero sólo en plan amigo. Me pasa constantemente: me veo metido en el papel del tío majo con el que no quieren follar. Me encantaría hacer de hijo de puta al que matan a polvos
Irvine Welsh (Skagboys)
LOS CRÍTICOS. Es una plaga que nunca pude entender. Si yo fuera un gran cirujano y un señor que jamás ha manejado un bisturí, ni es médico ni ha entablillado la pata de un gato, viniera a explicarme los errores de mi operación, ¿qué se pensaría? Lo mismo pasa con la pintura.
Ernesto Sabato (El túnel)
Después reflexioné que todas las cosas le suceden a uno precisamente, precisamente ahora. Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren los hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí...
Jorge Luis Borges (Ficciones)
Lo que más me gusta de ti es tu capacidad para conseguir engancharme. Eres como un libro, un buen libro, del que acabas un capítulo y estás deseando leer el siguiente. Eso me pasa a mí con tus frases.
Blue Jeans (Algo tan sencillo como tuitear te quiero (Algo tan sencillo, #1))
Hay cosas que ves venir, no es que te enamores porque te enamoras, te enamoras porque en ese período tenías una desesperada necesidad de enamorarte. En los períodos en que tienes ganas de enamorarte debes fijarte bien dónde te metes: como haber bebido un filtro, de esos que hacen que uno se enamore del primero que pasa. Podría ser un ornitorrinco.
Umberto Eco (Foucault’s Pendulum)
Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza. Además, ¿sabemos acaso lo que es la verdad? Si yo lo digo que aquel trozo de ventana azul, digo una verdad. Pero es una verdad parcial, y por lo tanto una especie de mentira. Porque el trozo de ventana no está solo, está en una casa, en una cuidad, en un paisaje. Está rodeado del gris de ese muro de cemento, del azul claro del cielo, de aquellas nubes alargadas, de infinitas cosas más. Y si no digo todo absolutamente todo, estoy mintiendo. Pero decir todo es imposible, aun en este caso de la ventana, de un siempre trozo de la realidad física. La realidad es infinita y además infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz, ya estoy mintiendo. Ahora imagínese lo que es la realidad de los seres humano con sus complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes. Porque cambia a cada instante que pasa, y lo que éramos hace un momento no lo somos más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos acaso siempre los mismos sentimientos? Se puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y hasta detestarlo. Y si cuando lo desestimamos cometemos el error de decírselo, eso es una verdad, pero una verdad momentánea, que no será más verdad dentro de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se la decimos creerá que ésa es la verdad, la verdad para siempre y desde siempre. Y se hundirá en la desesperación.
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
El tiempo pasa más aprisa cuanto más vacío está. Las vidas sin significado pasan de largo como trenes que no paran en su estación.
Carlos Ruiz Zafón (The Shadow of the Wind (The Cemetery of Forgotten Books, #1))
Hay veces en que lo normal pasa a extraordinario así por las buenas y lo notamos sin saber cómo.
Carmen Martín Gaite (Lo raro es vivir)
¡La felicidad es tan frágil, mi vida, y la tristeza, sin embargo, tan poderosa! ¿Y sabes por qué? Porque sabemos que las cosas pueden acabarse y eso nos da miedo. Porque la felicidad va y viene, pero la tristeza duerme dentro de nosotros. Y no pasa nada por estar triste, mi amor. Lo que no hay que tener es miedo. Ésa es la única lucha que debe mantener el ser humano.
Elvira Sastre (Días sin ti)
Porque las personas van y vienen todo el tiempo, cierran y abren puertas por las que entran o se marchan. Ocurre a menudo. Alguien sale de tu mundo o no vuelve a cogerte el teléfono más, pero ¿qué pasa con todo lo que no puede llevarse? Los recuerdos, los sentimientos, los instantes...¿Pueden desaparecer y convertirse en polvo?
Alice Kellen (Todo lo que somos juntos (Deja que ocurra, #2))
Dicen que si tienes un amor lo dejes libre y si regresa es tuyo, pero qué pasa cuando nunca lo fue... Y se llevó algo tuyo, tu corazón, como regresa...
Dulce María
A mí en cambio, cuando algo me gusta, me gusta siempre; como me pasa con las chocolatinas, que nunca me canso de comerlas
Emma Donoghue (Room)
Aplaudo hasta que mis manos arden. Aplaudo como si haciéndolo pudiera alargar la noche, como si pudiera transformar la Noche de Reyes en una noche de veinticuatro horas. Aplaudo para poder aferrarme a este sentimiento. Aplaudo porque sé lo que sucederá cuando me detenga. Es lo mismo que pasa cuando apago una muy buena película —una en la que me he sumergido— que es ser lanzada de regreso a mi propia realidad y un vacío se instalará en mi pecho. Algunas veces, miraré una película una y otra vez para recuperar esa sensación de estar dentro de algo real. Lo cual, lo sé, no tiene sentido.
Gayle Forman (Just One Day (Just One Day, #1))
Que la vida es inmortal mientras se vive, mientras se está con vida. Que la inmortalidad no es una cuestión de más o menos tiempo, que no es una cuestión de inmortalidad, que es una cuestión de otra cosa que permanece ignorada. Que es tan falso decir que carece de principio y de fin como decir que empieza y termina en la vida del alma desde el momento en que participa del alma y de la prosecución del viento. Mirad las arenas muertas del desierto, el cuerpo muerto de los niños: la inmortalidad no pasa por ahí, se detiene y los esquiva.
Marguerite Duras (The Lover)
Si al mecer las azules campanillas de tu balcón, crees que suspirando pasa el viento murmurador, sabe que, oculto entre las verdes hojas, suspiro yo. Si al resonar confuso a tus espaldas vago rumor, crees que por tu nombre te ha llamado lejana voz, sabe que, entre las sombras que te cercan, te llamo yo. Si se turba medroso en la alta noche tu corazón, al sentir en tus labios un aliento abrasador, sabe que, aunque invisible, al lado tuyo, respiro yo.
Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas y leyendas)
De repente me pregunto por qué tengo que contar esto, pero si uno empezara a preguntarse por qué hace todo lo que hace, si uno se preguntara solamente por qué acepta una invitación a cenar (ahora pasa una paloma, y me parece que un gorrión) o por qué cuando alguien nos ha contado un buen cuento, en seguida empieza como una cosquilla en el estómago y no se está tranquilo hasta entrar en la oficina de al lado y contar a su vez el cuento; recién entonces uno está bien, está contento y puede volverse a su trabajo. Que yo sepa nadie ha explicado esto, de manera que lo mejor es dejarse de pudores y contar, porque al fin y al cabo nadie se averguenza de respirar o de ponerse los zapatos; son cosas, que se hacen, y cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que contar lo que pasa, contarlo a los muchachos de la oficina o al médico. Ay, doctor, cada vez que respiro... Siempre contarlo, siempre quitarse esa cosquilla molesta del estómago.
Julio Cortázar
Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto exterior no es sino un traje que llevo puesto; un traje hecho cuidadosamente, que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi negligencia. El "yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, secreto. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acto. Cuando dices: "El viento sopla hacia el Este", digo: "Sí, siempre sopla hacia el Este"; pues no quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar. Cuando es de día para tí, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, todavía entonces hablo de la luz del día que danza en las montañas, y de la sombra purpúrea que se abre paso por el valle; pues no puedes oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que oigas ni que veas lo que pasa en mí; prefiero estar a solas con la noche. Cuando tú subes a tu Cielo yo desciendo a mi Infierno. Y aún entonces me llamas a través del golfo infranqueable que nos separa: " ¡Compañero! ¡Camarada!" Y te contesto: "¡Compañero! ¡Camarada!, porque no quiero que veas mi Infierno. Las llamas te cegarían, y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar solo en mi Infierno. Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Justo, y yo, por complacerte, digo que está bien, y finjo amar estas cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: prefiero reír a solas. Amigo mío, eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto. Y yo, a mi vez, hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Sólo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco, a solas. Amigo mío, tú no eres mi amigo. Pero, ¿cómo hacer que lo comprendas? Mi senda no es tu senda y, sin embargo, caminamos juntos, tomados de la mano.
Kahlil Gibran (El loco / Lágrimas y sonrisas)
O dejas pasar el instante y ya no puedes hacer nada. Porque tambien existe eso, el instante: el tiempo trae y se lleva las cosas, de manera arbitraria, y no somos solo nosotros quienes ponemos nuestras acciones y sus circunstancias en el marco del tiempo. A veces ocurre que el instante trae una posibilidad, y esa posibilidad tiene su momento exacto, y si el instante pasa, ya no puedes hacer nada de nada.
Sándor Márai
Las cosas nunca son como a primera vista las figuramos, y así ocurre que cuando empezamos a verlas de cerca, cuando empezamos a trabajar sobre ellas, nos presentan tan raros y hasta tan desconocidos aspectos; tal pasa con las caras que nos imaginamos, con los pueblos que vamos a conocer, que nos los hacemos de tal o de cual forma en la cabeza, para olvidarlos repentinamente ante la vista de lo verdadero.
Camilo José Cela (The Family of Pascual Duarte)
Supongo que no todas las historias son una línea recta, algunas están llenas de curvas y a veces no sabes qué vas a encontrar cuando tomas cada giro. Hay tramos más difíciles, esos en los que cuesta caminar, cuando te rompes y debes llevar la carga de los pedazos en las manos. Pero todo pasa. Aprendes a avanzar y a limar las aristas de esos errores que pesan. También aprendes a desprenderte de aquello que un día te aportó y ya no. O que las cicatrices son historias y que, en ocasiones, no hay que esforzarse en taparlas, sino en tener el valor de mostrarlas con orgullo, las que siguen quemando y las que superaste.
Alice Kellen (Todo lo que somos juntos (Deja que ocurra, #2))
Salí a la terraza y me maravillaron aquellas vistas. No me había percatado al subir tantas cuestas nos habíamos situado en una elevación privilegiada. A veces en la vida pasa lo mismo, la dificultad de la pendiente te hace olvidar que no paras de progresar y subir
Albert Espinosa (Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven)
La muerte es así, te pilla desprevenido, te zarandea y se va dejándote con una sensación de dolor y vacío tan intensa que, en ese instante, uno ni siquiera es capaz de pensar en las personas que se han marchado. Es un escudo protector, la única forma de seguir avanzando en el día a día como si no acabase de suceder algo que ha hecho temblar el suelo sobre el que caminas. Pero después el tiempo pasa; días, meses, años. Pestañeas y te das cuenta de que ya hace cuatro años que todo cambió.
Alice Kellen (Todo lo que somos juntos (Deja que ocurra, #2))
Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce corazón coraza porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero si no te miro amor si no te miro porque tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no.
Mario Benedetti
- ¿Sabe que es lo peor de todo? Lo miré. No supe qué decir. - Que la voy olvidando. Le temblaba la voz. No cometí el desatino de interrumpirlo. - La pienso, y la pienso todo el día. Me despierto por la noche y me desvelo recordándola. Pero me pasa que tiendo a recordar siempre las mismas cosas. Las mismas imágenes. ¿Qué es lo que recuerdo, entonces? ¿A ella o al recuerdo que he construido en este año y pico que lleva muerta?
Eduardo Sacheri (The Secret in Their Eyes)
Ayer volví, después de tantos años, al río. El agua, las piedras, los árboles, el viento, son los mismos. Yo ya no soy el mismo. Ya no me pregunto cómo será mis destino. Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver qué pasa afuera, aunque haya tormenta. Y una Suite de Bach.
Antonio Santa Ana (Los ojos del perro siberiano)
Leía mucho. Pero con la lectura pasa lo mismo, ya sabes… sólo obtienes algo de los libros si eres capaz de poner algo tuyo en lo que estás leyendo. Quiero decir que sólo si te aproximas al libro con el ánimo dispuesto a herir y ser herido en el duelo de la lectura, a polemizar, a convencer y ser convencido, y luego, una vez enriquecido con lo que has aprendido, a emplearlo en construir algo en la vida o en el trabajo” La mayor parte de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso” … a veces las personas son buenas porque no tienen inhibiciones que les impiden actuar con maldad. … Y luego están los que son buenos porque son demasiado cobardes para ser malos” El burgués tiene que estar toda la vida demostrando quién es. El aristócrata ya ha demostrado quién es en el momento de nacer” No me gusta entregarme a los sentimientos…pero el sentimiento de la amistad es mucho más complicado y delicado que el del amor” Ya ves lo ingenuos que somos. Tendemos a creer que los asuntos propios, los verdaderos, son acontecimientos de relevancia mundial” No es cierto que el sufrimiento nos purifique y nos haga mejores, más sabios y comprensivos. Nos vuelve demasiado lúcidos, fríos e indiferentes” Y entonces te das cuenta de que ésa es la verdadera venganza, la única, la perfecta: ya no quieres saber nada de él, no le deseas nada malo ni nada bueno, ya no puede hacerte sufrir
Sándor Márai
James se disponía a contestar el último comentario de Kelsey cuando oyó un extraño ruido en la cuneta. Se giró sobresaltado. —¿Qué ha sido eso? —preguntó señalando la maleza. —¿Un oso, un lobo, un tigre…? —Kelsey sonrió con ganas—. ¿Qué pasa, tienes miedo? James le dirigió una mirada sombría. —Tranquila, después de haberos conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nada más —dijo—. Con el día de hoy ha sido más que suficiente.
Silvia Hervás
Por más que las personas digan cosas bonitas, la mayoría vive pensando en si mismo, no? Para ellas, lo importante es comer cosas ricas; poderse comprar lo que se quiere, pero cuando una persona pasa a querer a alguien, ese alguien pasa a ser más importante que todo.Si tuviéramos poca comida, yo te daría mi parte. Si tuviéramos poco dinero, yo dejaría de comprarme lo que quiero para comprarte lo que quieres tu. Si me dijeras que la comida está rica, yo me sentiría igualmente satisfecho, y si tu fueras feliz, yo sería igualmente feliz. Eso es querer a alguien. Tu crees que existe algo más importante que eso? Yo no creo.
Kyōichi Katayama (Unknown Book 12288764)
el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre. Percibí entonces, en toda su profundidad, el significado del mayor secreto que la poesía, el pensamiento y las creencias intentan comunicar: la salvación del hombre consiste en el amor y pasa por el amor. Comprendí que un hombre despojado de todo todavía puede conocer la felicidad —aunque sea solo por un instante— si contempla al ser amado. Incluso en un estado de desolación absoluta, cuando ya no cabe expresarse mediante una acción positiva, cuando el único logro posible consiste en soportar dignamente el sufrimiento, en tal situación, el hombre es capaz de realizarse en la contemplación amorosa de la imagen de la persona amada. Por vez primera entendí el significado de las palabras: «Los ángeles se abandonan en la eterna contemplación amorosa de la gloria infinita».
Viktor E. Frankl (El hombre en busca de sentido)
He vivido casi medio siglo, he pasado por tragos mucho peores, y he aprendido que sólo cuentan dos cosas. Una, y esto es lo más importante —se inclinó hacia delante y tomó mis manos para apretarlas entre las suyas—, que nadie te va a poder quitar en tu vida lo que has bailado ya. Y dos, que a pesar de las apariencias, no pasa nada. Nadie mata a nadie, nadie se suicida, nadie se muere de pena, y nadie llora más de tres días seguidos. A las dos semanas todos vuelven a engordar y a comer con apetito, te lo digo en serio. Si no fuera así, la vida se habría extinguido en este planeta hace varios milenios. Piénsalo y te darás cuenta de que tengo razón.
Almudena Grandes (Malena es un nombre de tango (Andanzas) (Spanish Edition))
En el caso de la mayoría de los seres, los contactos más ligeros y superficiales bastan para contentar nuestro deseo, y aún para hartarlo. Si insisten, multiplicándose en torno de una criatura única hasta envolverla por entero; si cada parcela de su cuerpo se llena para nosotros de tantas significaciones trastornadoras como los rasgos de un rostro; si un solo ser, en vez de inspirarnos irritación, placer o hastío, nos hostiga como una música y nos atormenta como un problema; si pasa de la periferia de nuestro universo a su centro, llegando a sernos más indispensables que nuestro propio ser, entonces tiene lugar el asombroso prodigio en el que veo, mas que un simple juego de la carne, una invasión de la carne por el espíritu
Marguerite Yourcenar (Memoirs of Hadrian)
—Si lo piensas, cuando tienes diecinueve años también tienes dieciocho, y diecisiete, y dieciséis, y quince, catorce, trece, doce, once... Hasta un año. Te pasas la vida despertando la mañana de tu cumpleaños esperando sentirte distinto, pero no. Todo sigue igual que ayer. Y no sientes que hayas cumplido diecinueve años, te sientes como dieciocho. Pero también los tienes. Por eso habrá días que dirás algo estúpido y esa será la parte de ti que todavía tiene diez años. O quizás algún día necesites buscar los brazos de tu madre porque estás asustada, y esa es la parte de ti que tiene cinco años. Y por eso, quizás, cuando seamos adultos, también necesitaremos llorar como si tuviéramos tres años. Y está bien. A veces necesitamos llorar porque nos sentimos niños. —Y a veces porque sentimos que ya no lo somos.
Beatriz Esteban (Aunque llueva fuego)
Han pasado ya tantos años desde entonces que incluso la pena en mi corazón se ha ido secando, como la humedad en una fruta, y es poco frecuente que el recuerdo de lo ocurrido de repente me agite otra vez, como si hubiera sucedido ayer, y me haga tragar fuerte, para controlar cualquier sollozo. Pero aún ocurre, y la congoja amenaza entonces con doblarme. Pero también pasa que a veces pienso en mi hijo, y los sentimientos son tan cálidos que se me ocurre pensar que la vida es eterna, quieta y eterna, y el dolor, una ilusión.
Tomás González (La luz difícil)
Según mi experiencia, las emociones no pueden describirse con una sola palabra. «Tristeza», «alegría», «remordimiento», esos términos no me dicen nada. La mejor prueba de que el lenguaje es patriarcal quizá sea que simplifica demasiado los sentimientos. Me gustaría tener a mi disposición emociones híbridas, complejas, construcciones germánicas encadenadas, como «la felicidad presente en la desgracia». O esta otra: «la decepción de acostarse con las propias fantasías». Me gustaría mostrar la relación entre «el presentimiento de la muerte suscitado por los ancianos de la familia» y «el odio por los espejos que se inicia en la madurez». Me gustaría hablar de «la tristeza inspirada por los restaurantes malogrados», así como de «la emoción de conseguir una habitación con minibar». Nunca he encontrado palabras adecuadas para describir mi propia vida, y ahora que ya he entrado en mi historia es cuando más las necesito. Ya no me puedo quedar sentado a ver lo que pasa. A partir de ahora, todo lo que cuente estará teñido de la experiencia subjetiva de formar parte de los acontecimientos. Aquí es donde mi historia se divide, se escinde, sufre una meiosis. Noto más el peso del mundo, ahora que formo parte de él.
Jeffrey Eugenides (Middlesex)
¡Dios mío!, no quiero ser de esas personas que se sientan y hablan de lo que van a hacer. Simplemente voy a hacerlo. Imaginar el futuro es una especie de nostalgia. ¿Qué? pregunté. Te pasas toda la vida encerrado en el laberinto pensando en cómo escapar de ahí y lo fabuloso que será; imaginar ese futuro te mantiene con vida, pero nunca escapas. Solo utilizas el futuro para huir del presente.
John Green (Looking for Alaska)
«Por favor, no digas nada», decían. «No me preguntes qué me pasa, porque ni siquiera yo lo sé. No busques la causa de esto, no intentes encontrar una solución. No me consueles, no trates de animarme. Cállate conmigo. Déjame sentir todo esto. Abrázame, y no me sueltes hasta que esté bien. O mejor, no me sueltes nunca. No me dejes caer. Hazme sentir que no estoy sola. Quizás, si me abrazas muy fuerte, puedas llegar a sentir el peso de todo lo que llevo conmigo. Quizás así puedas recomponerme. Es lo único que necesito».
Beatriz Esteban (Seré frágil)
Ya se me pasa, lo prometo. Solo necesito un minuto. Respirar. Cerrar los ojos. Darme tregua. No añorar. Dejar de olerte hasta cuando no estás. Prohibirme tu nombre en todas sus versiones. Arrancarme de la cabeza tu risa y de la piel un invierno. No te preocupes, tú anda. Dame un segundo para sentirme desgraciado. Para llorarte, para tenerme pena, para echar de menos lo que antes echaba de más. Solo tengo que masticar la rabia, la vergüenza, el recuerdo, la mentira, lo que quisimos hacernos creer, lo que fuimos, o no. Ya se me pasa, de verdad. Te lo prometo.
Elísabet Benavent (Toda la verdad de mis mentiras)
Siempre he creído que existe una técnica muy sencilla a la hora de poder descubrir si la persona que está a tu lado es de verdad tu media naranja. El truco está en el tiempo. Lo sabes cuando, al estar con él, los días se transforman en horas, las horas en minutos y los minutos en segundos. Aunque sea científicamente imposible, el tiempo avanza a una velocidad diferente que cuando estás con otras personas. Todo pasa más rápido y no importa de cuánto dispongas, porque nunca parece suficiente, no llegas a sentirte jamás del todo satisfecho, siempre necesitas un poquito más y no estás dispuesto a conformarte.
Alice Kellen (Otra vez tú (Tú, #1))
Y Sofía no puede evitar que le pasen dos cosas juntas. La primera es sentir, otra vez, que lo quiere mucho. No se lo dijo nunca. Ni cree que se anime a decírselo jamás. Le asombra pensar que hace cinco meses no lo conocía. Y ahora no puede pensar en vivir lejos de él. Y lo segundo que le pasa, y tiene que ver con lo primero, es que le da miedo perderlo. Lo acaba de encontrar, y le da angustia y algo que no sabe cómo llamar. Nostalgia, o algo así, por habérselo perdido hasta ahora. Es eso. Una mezcla de alegría y bronca. Alegría porque haya resultado así. Bronca por no haberlo conocido antes. Lo bien que le hubiera venido toda la vida. Y ella sin saber que existía.
Eduardo Sacheri (Ser feliz era esto)
Las pasiones humanas son un misterio, a los niños le pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no puede explicárselas, y los que no las han vivido, no pueden comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, puede explicar realmente por qué. Otros se arruinan para conquistar el corazón de una persona que no quiere saber nada de ellos. Otros se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de la mesa... o de la botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá realizarse. Unos cuantos creen que solo serán felices en un lugar distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay.
Michael Ende (The Neverending Story)
- Dejame seguir, che. Yo te diría que eso que vos definís como manía o entusiasmo es algo particularmente masculino, sobre todo a partir de la edad adulta, porque es archisabido que en los hombres el niño se conserva mejor que en las mujeres. - Como quieras, en todo caso yo buscaré siempre esas mujeres que se inventan cada cinco minutos el aeroplano o el submarino, figuramente hablando, que no pueden ver un par de tijeras y una hoja de papel sin recortar un conejito, que cocinan echando miel en vez de aceite en la sartén para ver qué pasa con las costillas de cerdo, y que en cualquier momento se ponen el rimmel en la boca y el rouge en las cejas. - Mutatis mutandis, vos querés que sean como vos, rimmel aparte. - No que sean como yo, pero que me hagan sentirme yo mismo a cada minuto. - Las musas, en una palabra. - No es por eqoísmo ni porque ande necesitando palancas para mover el mundo. Solamente que vivir con una mujer pasiva me aplasta poco a poco, me quita las ganas de cambiarle la yerba al mate, de cantar a gritos mientras me baño; hay como una especie de sorda llamada al orden, de cada cosa en su lugar, el canario está triste, la leche no se va al fuego, es siniestro.
Julio Cortázar (Libro de Manuel)
[...]Entonces alguien me puso una mano en el hombro. Di un salto levantándome dos palmos del suelo, y estuve a punto de caer sobre Simmon convertido en el torbellino de gritos, arañazos y mordiscos que en Tarbean había sido mi único método de defensa. Simmon dio un paso hacia atrás, asustado por la expresión de mi cara. Traté de controlar los latidos de mi corazón. - Lo siento, Simmon. Es que... Procura hacer un poco de ruido cuando te acerques a mí. Me asusto fácilmente. - Yo también -murmuró él, tembloroso, pasándose una mano por la frente-. Pero no te lo reprocho. A todos nos pasa cuando nos ponen ante las astas del toro. ¿Cómo te ha ido? - Me van a azotar y me han admitido en el Arcano. Sim me miró con curiosidad, tratando de discernir si estaba bromeando. - ¿Lo siento? ¿Felicidades? -Me miró con una tímida sonrisa en los labios-. ¿Te regalo unas vendas o te invito a una cerveza? Le devolví la sonrisa. - Las dos cosas.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Pasaron por delante de la casa de las Delgado. Rolando levantó la vista y vio a Susan sentada junto a su ventana, una clara visión en medio de la grisácea luz de aquella mañana otoñal. El corazón le dio un vuelco en el pecho y, aunque entonces aún no lo sabía, así la recordaría siempre, la encantadora Susan, la chica de la ventana. Así pasamos por delante de los fantasmas que más adelante nos persiguen en la vida; los vemos, si es que llegamos a verlos por el rabillo del ojo, sentados sin el menor dramatismo al borde del camino como pobres pordioseros. Raras veces se nos pasa por la cabeza la idea de que nos hayan estado esperando allí. Pero ellos esperan y, cuando ya hemos pasado, recogen sus fardos de recuerdos y siguen nuestros pasos, acortando poco a poco la distancia que los separa de nosotros.
Stephen King (Wizard and Glass (The Dark Tower, #4))
Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear. Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
-Te amo -le dijo Buttercup-. Sé que esto debe resultarte sorprendente, puesto que lo único que he hecho siempre ha sido mofarme de tí, degradarte y provocarte, pero llevo ya varias horas amándote, y cada segundo que pasa te amo más. Hace una hora, creí que te amaba más de lo que ninguna mujer ha amado nunca a un hombre; media hora más tarde, supe que lo que había sentido entonces no era nada comparado con lo que sentí después. Mas al cabo de diez minutos, comprendí que mi amor anterior era un charco comparado con el mar embravecido antes de la tempestad. A eso se parecen tus ojos, ¿lo sabías? Pues sí. ¿Cuántos minutos hace de eso? ¿Veinte? ¿Serían mis sentimientos tan encendidos entonces? No importa. -Buttercup no podía morarlo. El sol comenzó a asomar entonces a sus espaldas y le infundió valor -. Ahora te amo más que hace veinte minutos, tanto que no existe comparación posible. Te amo mucho más en este momento que cuando abriste la puerta de tu choza. En mi cuerpo no hay sitio más que para tí. Mis brazos te aman, mis orejas te adoran, mis rodillas tiemblan de ciego afecto. Mi mente te suplica que le pidas algo para que pueda obedecerte. ¿Quieres que te siga para el resto de tus días? Lo haré. ¿Quieres que me arrastre? Me arrastraré. Por tí me quedaré callada, por tí cantaré, y si tienes hambre, deja que te traiga comida, y si tienes sed y sólo el vino árabe puede saciarla, iré a Arabia, aunque esté en el otro confín del mundo, y te traeré una botella para el almuerzo. Si hay algo que sepa hacer por tí, lo haré; y si hay algo que no sepa, lo aprenderé. Pero recuera, por favor, que ella es vieja y tiene otros intereses, mientras que yo tengo diecisiete años y para mí sólo existes tú. Mi querido Westley... nunca te había llamado por tu nombre, ¿verdad...? Westley, Westley, Westley, Westley... querido Westley, adorado Westley, mi dulce, mi perfecto Westley, dime en un susurro que tendré la oportunidad de ganarme tu amor.
William Goldman (The Princess Bride)
¿Y qué fue lo que aprendieron los alumnos de Amalfitano? Aprendieron a recitar en voz alta. Memorizaron los dos o tres poemas que más amaban para recordarlos y recitarlos en los momentos oportunos: funerales, bodas, soledades. Comprendieron que un libro era un laberinto y un desierto. Que lo más importante del mundo era leer y viajar, tal vez la misma cosa, sin detenerse nunca. Que al cabo de las lecturas los escritores salían del alma de las piedras, que era donde vivían después de muertos, y se instalaban en el alma de los lectores como en una prisión mullida, pero que después esa prisión se ensanchaba o explotaba. Que todo sistema de escritura es una traición. Que la poesía verdadera vive entre el abismo y la desdicha y que cerca de su casa pasa el camino real de los actos gratuitos, de la elegancia de los ojos y de la suerte de Marcabrú. Que la principal enseñanza de la literatura era la valentía, una valentía rara, como un pozo de piedra en medio de un paisaje lacustre, una valentía semejante a un torbellino y a un espejo. Que no era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar. Que la memoria era el amor.
Roberto Bolaño
Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.
Eduardo Sacheri (El secreto de sus ojos (Spanish Edition))