Que Fuimos Quotes

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El daño es un efecto colateral de vivir.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
¿Por qué era tan difícil olvidar un amor que ni siquiera llegó a ser real, a existir? Quizá porque para mi corazón… simplemente fue.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Cuando reímos con ganas no tenemos edad, lo hacemos igual durante toda nuestra vida y puede adivinarse en nuestra mueca la niña que fuimos o la anciana que seremos.
Alana S. Portero (La mala costumbre)
Su risa llenó la terraza, me llenó a mí, lo llenó todo.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Así fue como supe que hay corazones que se rompen poco a poco, en noches eternas que olvidar, en años siendo invisible, en días imaginando un imposible.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
El arte es un don que repara el alma de los fracasos y sin sabores. Nos alienta a cumplir la utopía a la que fuimos destinados.
Ernesto Sabato (La resistencia)
Puedes equivocarte y cometer mil errores, los humanos somos así, metemos la pata, pero para eso existe también el arrepentimiento, saber decir «lo siento» cuando uno debe hacerlo. Pero, cielo, escúchame, ¿sabes qué es lo más triste de no hacer algo por cobardía? Que, con el paso del tiempo, cuando pienses en ello solo podrás pedirte perdón a ti misma por no haberte atrevido a ser valiente. Y reconciliarse con uno mismo a veces es más complicado que hacerlo con los demás.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
A veces solo hay dos opciones: subir o bajar, avanzar o retroceder, coger o dejar, cerrar o abrir… Los tonos grises están bien, pero no sirven para todo. En ciertas ocasiones hay que ir a por todas, tomar decisiones arriesgadas. Como en el amor.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Me da la sensación de que fuimos canciones… Todo lo que tuvimos, lo que sentimos…, está en un puñado de canciones. Y lo que sentíamos duraba lo mismo que estas…, minutos.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
Los libros están para recordarnos lo tontos y estúpidos que fuimos.
Ray Bradbury (Fahrenheit 451)
Estoy viva por dentro y he aprendido que no estoy sola. Porque la soledad no es la ausencia de gente, sino el sentimiento de estar vacío
Neïra (Fuimos un invierno)
A veces los fuertes se escudan en esa apariencia para no mostrar todos sus miedos y debilidades.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Porque si la tristeza no existiese, nadie se habría tomado nunca la molestia de inventar la palabra 'Felicidad'. Y besarlo había sido eso.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Podré olvidar muchas experiencias de la vida, pero no las de la infancia. Siempre recuerdo aquel verso que dice: ¡Oh, infancia! ¡Oh, mi amiga! Y lo que importa en él es lo que no se dice. Nuestra infancia es ciertamente nuestra amiga, pero nosotros no fuimos amigos de nuestra infancia porque entonces no existíamos como somos ahora. Aquel ser desvalido que fuimos a veces nos conmueve porque nadie pudo comprenderlo del todo, salvo nosotros... que todavía no estábamos a su lado.
Silvina Ocampo
Fuimos perfectamente imperfectos, pero a la vez fuimos ambos negativos. Las leyes de la física dicen que dos polos iguales se repelen, pero las reglas de las matemáticas dicen que negativo por negativo igualaba a positivo. Entonces, ¿qué fuimos Luke y yo?
Flor M. Salvador (Boulevard)
Yo había pensado mucho últimamente en la muerte. No en lo que pasa cuando ocurre, no en ese adiós que todos terminaremos diciendo algún día, sino en cómo afrontarla cuando se lleva a las personas que más quieres. Me preguntaba si la tristeza y el dolor eran sentimientos instintivos o si nos habían inculcado cómo debíamos digerir ese trance.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Y reconciliarse con uno mismo es más complicado que hacerlo con los demás.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Todas las fotografías son espejos de lo que fuimos, pero no de lo que somos ni de lo que seremos.
Silvina Ocampo (Cornelia frente al espejo)
Así fuimos olvidando lo importante: que ser travesti era una fiesta. Porque la más hermosa de todas nosotras ya no estaba ahí para recordárnoslo.
Camila Sosa Villada (Las malas)
Nunca somos lo que fuimos ayer, doctor, nunca seremos mañana los mismos de hoy... Y la vida se nos escapa imitándonos a nosotros mismos y tratando, como Kafka, de solucionar el enigma de nuestra propia identidad.
Fernando del Paso (Palinuro de México)
Todo está más claro cuando estás enamorado.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Una herida solo cicatriza bien cuando está limpia, y la mía estaba llena de recuerdos que la ensuciaban. Era cuestión de tiempo que mordiera el polvo.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
El problema no es la gota que desborda el vaso..., es la pasividad con la que no te importó ver cómo este se llenaba.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
Me dio un vuelco al corazon. Y entendi que nosotros eramos un puzle que habia encajado de los años. La diferencia era que Leah siempre habia tenido todas y cada una de las piezas, y yo habia tardado muchos mas años en encontrarlas
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
El problema no está en el mundo que nos rodea, sino en cómo lo vemos nosotros. La perspectiva, Leah, creo que todo depende de la perspectiva" - Axel
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Sólo en sueños, en la poesía, en el juego nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Pero nunca será. Tú no eres ésa, yo no soy ése, esos, los que fuimos antes de ser nosotros.
Mario Benedetti
¿No habría que estar ciego para no comprender que la verdad de lo que fuimos y de lo que somos se encuentra sembrada bajo la propia corteza del mundo y en la vida intraterrestre?
María Oruña (Un lugar a donde ir (Puerto escondido, #2))
-¿Que coño has hecho conmigo?- susurre. Porque era la pregunta que me rondaba a todas horas la cabeza. En que instante exacto habia perdido la razon por ella, que frase o que gesto fue determinante, en que momento empece a ser un poco suyo, aunque yo jamas admitiria algo asi en voz alta por jodido orgullo
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Solo sé que me pasaría toda una vida así, hablando contigo, follando contigo, soñando contigo, todo contigo.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Pero sí lo conozco, como si nunca se hubiera ido, porque me quiso tanto y fuimos tan del otro como ahora somos del espacio en el que nos olvidamos.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Que va a ser de mi sin ti, canija. Si solo cuando me miras, soy.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
Era una especie de día hermoso, finalmente un verdadero verano en Indianápolis, cálido y húmedo, la clase de clima que se recuerda después de un largo invierno, que parece que el mundo no fue construido para los humanos, nosotros fuimos construidos para el mundo.
John Green (The Fault in Our Stars)
Al rozar sus labios, entendí que el esfuerzo valía la pena. El dolor. Quitarme el chubasquero. Dejar pasar al miedo. Sentir. Sentir. Sentir. Vi ante mis ojos cómo las emociones se equilibraban con picos y bajadas cruzándose, porque si la tristeza no existiese, nadie se habría tomado nunca la molestia de inventar la palabra «felicidad». Y besarlo había sido eso. Una chispa de felicidad, de las que prenden y explotan como un castillo de fuegos artificiales. Había sido un cosquilleo en el estómago. El sabor de esa noche estrellada en los labios. El olor del mar impregnado en su piel. Sus dedos ásperos contra mi mejilla. Su mirada desnudándome por dentro. Él. De nuevo él. Siempre él.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Ya se me pasa, lo prometo. Solo necesito un minuto. Respirar. Cerrar los ojos. Darme tregua. No añorar. Dejar de olerte hasta cuando no estás. Prohibirme tu nombre en todas sus versiones. Arrancarme de la cabeza tu risa y de la piel un invierno. No te preocupes, tú anda. Dame un segundo para sentirme desgraciado. Para llorarte, para tenerme pena, para echar de menos lo que antes echaba de más. Solo tengo que masticar la rabia, la vergüenza, el recuerdo, la mentira, lo que quisimos hacernos creer, lo que fuimos, o no. Ya se me pasa, de verdad. Te lo prometo.
Elísabet Benavent (Toda la verdad de mis mentiras)
No todos los cosquilleos en el estómago son amor; no todas las mariposas nacen por alguien que vale la pena. A veces son solo hijas de la ilusión de verse capaz de seguir queriendo
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
Luca pertenecía a la clase de chicos que no prometen amor eterno. Luca era el tipo de hombre que te rompe el corazón una y mil veces.
Neïra (Fuimos un invierno)
No sé lo que somos, pero espero que no dejemos de serlo.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
Pero nunca será. Tú no eres ésa, yo no soy ése, ésos, los que fuimos antes de ser nosotros. Eras sí pero ahora suenas un poco a mí. Era sí pero ahora vengo un poco de ti.
Mario Benedetti (El amor, las mujeres y la vida)
Nos amábamos y amábamos mucho el Arte, y no fuimos obreros que tirasen piedras a los tanques. Sin embargo, desde entonces sabemos que esa lucha se reproducirá siempre. A veces, aunque con retraso de decenios, incluso ganan los que tiran piedras.
Günter Grass (Mi siglo (Spanish Edition))
Hay heridas que no fueron hechas para sanar. Hay heridas que son recuerdos de aquello que fuimos y el fantasma de lo que no pudimos ser. Hay heridas que ya no sangran, pero duelen como el primer día.
Mar Petryk (El pecador de Oxford)
De aquella etapa recuerdo que arrojaba con alegría el tiempo por la borda, en la esperanza de que el globo alzara vuelo y me llevara a un futuro mejor. Loco anhelo, pues siempre seremos lo que ya fuimos.
Eduardo Mendoza (El misterio de la cripta embrujada)
Entonces sonrió. Fue una sonrisa tímida y fugaz, todavía entre el rastro salado de las lágrimas, pero durante una milésima de segundo estuvo ahí, iluminando su rostro, tensando sus labios, dibujada para mí.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
El problema es todo lo que nunca fuimos. No nos cruzamos un día cualquiera en un bar, no te miré y me gustaste y me acerqué para pedirte tu número de teléfono. No hemos tenido una cita. No me he despedido de ti dándote un beso delante de la puerta de tu casa. Ni siquiera hemos podido ir caminando por la calle cogidos de la mano sin pensar en nada más. No hemos podido tener todo eso.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Qué pregunta, ¿conoces a Emiliano? Al que dejó de contestarme el teléfono y escribe poesía urbana en su tuiter, no, a ése no lo conozco. Al que va por toda la colonia Condesa de la mano de la rubita que sale en su película, a ese tampoco. Pero sí lo conozco, como si nunca se hubiera ido, porque me quiso tanto y fuimos tan del otro como ahora somos del espacio en el que nos olvidamos.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Me quiso tanto y fuimos tan del otro como ahora somos del espacio en el que nos olvidamos.
Catalina Aguilar Mastretta (Todos los días son nuestros)
Fuimos víctimas de una sociedad tóxica que se alimenta y se fortalece con los mensajes contradictorios dictados por los adultos.
Antonio Ortiz (Lo que nunca te dije. Relato de una vida imposible)
«Nos fuimos a la cama y ahí, sin venir al caso, me aventó lo siguiente: ¿verdad que es muy hermoso nuestro señor Jesucristo?» (1992), «La reina del metro».
José Agustín (La miel derramada)
- Mas dói. - A dor é o efeito colateral de viver.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Tú que haces brillar lo que ha muerto
Alberto Villarreal (Todo lo que fuimos)
¿sabes qué es lo más triste de no hacer algo por cobardía? Que, con el paso del tiempo, cuando pienses en ello solo podrás pedirte perdón a ti misma por no haberte atrevido a ser valiente. Y reconciliarse con uno mismo a veces es más complicado que hacerlo con los demás.
Alice Kellen (Deja que ocurra (Todo lo que nunca fuimos + Todo lo que somos juntos) (pack))
Allí, en aquel momento y en aquel lugar, con la irreverente juventud precipitándose por nuestras venas, sentíamos que nada podía con nosotros, que éramos los mejores. Ahora que lo analizo con la mirada de verdadero adulto, creo que sí, que en cierto modo era verdad. Nos sentíamos invencibles porque amábamos la vida. Sin pensarla como los ancianos, sin ignorarla como los niños. La juventud estaba en nosotros. ¿Qué más podíamos pedir?
María Oruña (Donde fuimos invencibles (Puerto escondido, #3))
Ninguno de nosotros tenía experiencia con clubs de lectura, así que pusimos nuestras propias normas. Nos turnamos para hablar de los libros que habíamos leído. Al principio, intentamos estar tranquilos siendo objetivos, pero esto pronto se acabó, y el propósito de los que hablaban fue incitar a los demás a que leyeran el libro. Cuando dos miembros había leído el mismo libro, podían debatir, cosa que nos encantaba. Leíamos libros, hablábamos de libros, discutíamos sobre libros, y nos fuimos cogiendo cariño unos a otros.
Mary Ann Shaffer (The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society)
Si te vas, llévatelo todo. No me dejes residuos de lo que fue y, por favor, llévate la esperanza de lo que pudo ser.
Alberto Villarreal (Todo lo que fuimos)
El amor era sentirlo todo en un solo beso.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Dos personas que huyen de un mismo sentimiento, huyen en la misma dirección.
Selam Wearing (Tú y yo nunca fuimos nosotros)
Los seres humanos somos así: hacemos planes, tenemos sueños, ilusiones y metas, y nos centramos en hacerlos realidad sin pensar en qué ocurrirá si al final no lo logramos.
Alice Kellen (Deja que ocurra (Todo lo que nunca fuimos + Todo lo que somos juntos) (pack))
Ya te irás dando cuenta de que el dolor, a veces, cura otras cosas.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Que fuimos un tiempo, y luego se fue ella, y me fui yo. Y no volvimos, nunca, a estar en ninguna parte.
Sergio Carrion (En un mundo de grises)
Pero lo inquietante del futuro, además de ser incierto, es su capacidad para alejarnos de lo que fuimos, de lo que hicimos y también de lo que no hicimos.
Luz Gabás (Palmeras en la nieve)
Nunca habrá sido en balde el día que fuimos merecedores, al menos, de un buen consejo.
José Saramago (Blindness)
-Porque esto es bueno para ti. Llorar. -Pero me hace daño -El daño es un efecto colateral de vivir. Cerró los ojos, la noté temblar y la abracé. -Entonces, no sé si quiero vivir...
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
—Tú, Macarena, la persona que tanto lo quería y a la que él también quería, ibas a arrebatarle sus propios sueños y ambiciones. Te dejó porque eras un lastre. Cuando alguien quiere como tú entiendes el amor, ese amor se lo come absolutamente todo. Y después, con los años, solo queda la rabia de saber que aun así el amor no compensó. No hubiera sido suficiente, y él lo sabía.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
No pierdas el tiempo con personas que no te dicen que te aman. No pierdas el tiempo queriendo cambiar a alguien. Encuentra personas que crean en ti y no te mientan. Deja que te encuentren, no pienses que todos son iguales, no más lágrimas, ni lamentos.
Alejandro Sequera (Mi Viaje Sin Ti: Lo Que Queríamos Ser Y No Fuimos (Spanish Edition))
No hay mayor decepción en la vida que darnos cuenta de que fuimos incapaces de enterarnos de un grande e leal amigo que siempre estuvo allí a nuestro lado, a nuestro lado toda una vida. Un amigo siempre presente e sin siquiera darle algún valor o atención. Eso se debe a que los verdaderos amigos no necesitan de brillar para que sean vistos. Nosotros si que tenemos que tener esa percepción para poder descubrir-los. Gracias querida amiga soledad por no haberme decepcionado nunca! Autor: Sergio Correia. Warrington, 20.08.2012
Sergio Figueira Correia
—¡Oídme! —aulló, y al momento se hizo el silencio—. ¡Todos me conocéis! ¡La mayoría habéis combatido conmigo! ¡Hemos matado juntos y más de uno a muerto a mi lado! ¡Sabéis quién soy! —desplegó las alas. La multitud le contemplaba y él se sentía inmenso—. ¡Rocavarancolia nos convoca a una nueva batalla! ¡De nuevo resuenan tambores de guerra! ¡Pero no os dejéis engañar! La Rocavarancolia que nos llama no es la nuestra! ¡Nuestro reino agoniza ahí fuera y nada de los que hagamos podrá salvarlo! —Denéstor se removió inquieto y la intranquilidad del demiurgo sirvió de acicate—. ¡Bien se han encargado de ello! ¡Nos lo han arrebatado todo! ¿Me oís? ¡Todo! ¡Y aún así estoy aquí para pediros que os dejéis engañar y que luchéis! ¡Porque fuimos grandes! ¡Somos monstruos y demonios! ¡Somos pesadillas y malos sueños! ¡Somos lo que el mundo teme! ¡Y si triunfa Hurza nos convertiremos en víctimas! ¡Y me niego a que ocurra eso! ¡No somos víctimas de nadie! ¡Jamás! ¡Somos verdugos y asesinos! ¡Quisieron exterminarnos antes y no pudieron! ¡Luchad, monstruos! ¿Me oís? ¡LUCHAD! ¡Luchad por nuestra Rocavarancolia si se os antoja! ¡O por el recuerdo de la antigua! ¡Luchad por Sardaurlar y los reyes conquistadores! ¡Por las torres dragoneras, por la sangre que derramamos! ¡ O por los malditos reyes araña si os apetece! ¡Luchad porque fuimos grandes y nadie que pretenda arrebatarnos eso va a conseguirlo! ¡Luchad por la gloria, por placer, por hacer daño! ¡No me importa el motivo! ¡No me importa qué fuerza os guíe! ¡Sólo quiero que luchéis! ¡Salid ahí fuera y arrasad con todos! ¡Y si se levantan, si osan levantarse, matadlos de nuevo!
José Antonio Cotrina (La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3))
Nadie debería olvidar a sus padres, es una de las cosas más tristes que te pueden suceder en esta vida. Todos deberíamos recordar la sonrisa de una madre o la mirada orgullosa de un padre hasta el fin de nuestros días, porque esa memoria es parte fundamental de nuestra dignidad. Cuando nos sentimos mezquinos, nos recuerda que un día fuimos inocentes; cuando sólo queda el odio, nos dice que también hemos sido dignos de amor.
David B. Gil (El guerrero a la sombra del cerezo)
Aceptemos que no somos el uno para el otro. Y quizás nunca lo fuimos, ni lo seremos. ¡Aceptémoslo de una buena vez!   Creo que es tiempo de darle la oportunidad a otras personas, a otros amores.   Ya es hora de comenzar a caminar por otras calles porque a nosotros se nos hizo tarde.  
Jarhat Pacheco (Te amo, y no es metáfora (Spanish Edition))
Los amores platónicos son así, se quedan contigo para siempre. Pasan los años y, mientras olvidas besos y caricias de rostros borrosos, puedes seguir recordando una sonrisa de ese chico que fue tan especial para ti. A veces pensaba que lo sentía de esa manera por eso, por ser platónico, por no llegar nunca a suceder, como una pregunta que permanece flotando en el aire: «¿Cómo serían sus besos?». Años atrás, antes de quedarme dormida solía imaginármelos. En mi cabeza, los besos de Axel eran cálidos, envolventes, intensos. Como él. Como cada uno de sus gestos, su forma sigilosa de moverse, la mirada inquieta y llena de palabras no dichas, el rostro sereno de líneas marcadas… ¿Por qué era tan difícil olvidar un amor que ni siquiera llegó a ser real, a existir? Quizá porque para mi corazón… simplemente fue" - Leah
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
No podemos mentirnos a nosotros mismos y pintar la fantasía de que siempre fuimos una pareja perfecta, porque somos una mala idea que terminó materializándose por una cuestión de pura magia. Somos un plan descabellado que salió bien. Somos una postal arrugada, mojada, que llega a destino aún legible. Somos un mensaje en un buzón de voz y ruido de estática.
Elísabet Benavent (Todas esas cosas que te diré mañana)
En los últimos años, en ese curioso proceso de «hacerse mayor», había aprendido a no quedarme en sitios en los que no me apetecía estar, así que levanté la mirada, le di un trago a mi refresco, lo dejé en el borde del pozo ornamental en el que estábamos apoyados y decidí… que me iba. No tenía ninguna necesidad ni obligación de estar allí, mirando a la cara al tío que más daño me había hecho… y al que más había querido. Un recordatorio con patas de lo que no supe hacer, de lo que aguanté sin merecer y de los planes que ya no existían.
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
Fuiste y aunque digo que ya no te espero... espero.
Alberto Villarreal (Todo lo que fuimos)
Era tan curioso e ilógico que durante años nos enseñasen matemáticas, literatura o biología, pero no cómo gestionar algo tan inevitable como la muerte...
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
a veces el problema no está en el mundo que nos rodea, sino en cómo lo vemos nosotros.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos)
¿Por qué era tan difícil olvidar un amor que ni siquiera llegó a ser real, a existir?
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos)
El mundo está lleno de miradas que lo dicen todo y no hacen nada.
Selam Wearing (Tú y yo nunca fuimos nosotros)
Nunca terminó lo que nunca comenzó. Tú y yo tenemos un amor pendiente, pero vamos a llamarlo café, que da menos miedo.
Selam Wearing (Tú y yo nunca fuimos nosotros)
—Echo de menos a la chica que eras antes. Ya sabes, verte pintar, bromear contigo, esa sonrisa que tenías... Y no sé cómo, pero voy a conseguir sacarte de ahí, de donde quiera que estés, y traerte de vuelta.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
— Durante toda la noche estuvo así y, por fin, nos fuimos a casa. Yo llegué a pensar que no iba a hacerlo. Que la noche iba a terminar y que él no iba a pronunciar aquellas malditas palabras. Y ahí me tienes a mí, preguntándome si tendría que ser yo quien lo preguntara de nuevo para terminar de una vez por todas con aquello. Y si me vuelve a decir que no... —No dije que no la primera vez —intervino Mark. —... le doy una paliza. Le dejo inconsciente, lo meto en un avión y nos vamos para Las Vegas, porque ya no soy ningún jovencito. —Y está claro que con la edad tampoco has madurado —refunfuñó Mark. Steven le lanzó una mirada amenazante. —Así que salimos de la limusina y estoy tratando de acordarme de aquella proposición tan fantástica que le hice aquella vez y va él y me agarra del codo y desembucha: «Steve, maldita sea. Tienes que casarte conmigo».
Sylvia Day (Entwined with You (Crossfire, #3))
De algún modo, éramos una mezcla perfecta, como cuando algo parece caótico, pero de repente, en un beso, todo encaja; daba igual que yo viese cielos llenos de tormenta y él cielos despejados. Al final éramos blanco. Nosotros.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
Nunca han sido tan felices dos personas como lo fuimos nosotros. Nadie se ha amado tanto como nos amamos nosotros. Ningunas otras personas han tenido nunca el mismo goce que nosotros. Nadie se quiso nunca como tú y yo nos quisimos.
Virginia Woolf (Fin de Viaje (Spanish Edition))
Fuimos todo aquello que no supimos darnos. Fuimos ese abrazo con que nos despedimos llorando. Fuimos la idea de que a partir de ese momento no volveríamos a hacernos daño. Que se había acabado, que no habría mas fuego, ni más dolor.
Chris Pueyo
Para vivir tenemos que narrarnos; somos un producto de nuestra imaginación. Nuestra memoria en realidad es un invento, un cuento que vamos reescribiendo cada día (lo que recuerdo hoy de mi infancia no es lo que recordaba hace veinte años); lo que quiere decir que nuestra identidad también es ficcional, puesto que se basa en la memoria. Y sin esa imaginación que completa y reconstruye nuestro pasado y que le otorga al caos de la vida una apariencia de sentido, la existencia sería enloquecedora e insoportable, puro ruido y furia. Por eso, cuando alguien fallece, como bien dice la doctora Heath, hay que escribir el final. El final de la vida de quien muere, pero además el final de nuestra vida en común. Contarnos lo que fuimos el uno para el otro, decirnos todas las palabras bellas necesarias, construir puentes sobre las fisuras, desbrozar el paisaje de maleza. Y hay que tallar ese relato redondo en la piedra sepulcral de nuestra memoria.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
-Puedes equivocarte y cometer mil errores, los humanos somos así, metemos la pata, pero para eso existe también el arrepentimiento, saber decir "lo siento" cuando uno debe hacerlo. Pero, cielo, escúchame, ¿sabes qué es lo más triste de no hacer algo por cobardía? Que, con el paso del tiempo, cuando pienses en ello solo podrás pedirte perdón a ti misma por no haberte atrevido a ser valiente. Y reconciliarse con uno mismo a veces es más complicado que hacerlo con los demás.
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
conquista de Tenochtitlan, en manos de indígenas y castellanos. De esa conquista nació México. No fuimos conquistados, nacimos de la conquista de unos sobre otros, pero no somos ninguno de los dos, no somos el conquistador ni el conquistado, somos sus hijos.
Juan Miguel Zunzunegui (Los mitos que nos dieron traumas: México en el divan: cinco sesiones para superar el pasado (Spanish Edition))
La soledad, el sentirse y el saberse solo, desprendido del mundo y ajeno a sí mismo, separado de sí, no es característica exclusiva del mexicano. Todos los hombres, en algún momento de su vida, se sienten solos; y más: todos los horn­bres están solos. Vivir, es separarnos del que fuimos para internarnos en el que vamos a ser, futuro extraño siempre. La soledad es eI fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro. Su naturaleza, si se puede hablar de naturaleza al referirse al hombre, el ser que, precisamente, se ha inventado a sí rnismo al decirle “no” a la naturaleza— consiste en un aspirar a realizarse en otro. El hombre es nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad. Uno con eI mundo que lo rodea, el feto es vida pura y en bruto, fluir ignorante de sí. Al nacer, rompemos los Iazos que nos unen a Ia vida ciega que vivimos en el vientre materno, en donde no hay pausa entre deseo y satisfacción.
Octavio Paz (El laberinto de la soledad, Postdata, Vuelta a El laberinto de la soledad (Spanish Edition))
Puede que Liam y yo consiguiéramos ser prácticamente uno durante muchos años, pero en aquel instante, mirándonos a los ojos en el salón de sus padres después de tanto tiempo, fuimos dos desconocidos intentando averiguar cuánto de lo que recordábamos del otro quedaba aún en pie. Y cuánto había muerto en el camino.
Cherry Chic (El tiempo que tuvimos)
Fuimos dejando la costumbre de traicionar, primero por miedo, y luego por convicción, hasta que se instaló en nosotros la costumbre de la fidelidad, y no nos supo mal. No es que no hubiera muchas tentaciones, sino que procurábamos evitarlas y no caer en ellas. No fue por pereza ni por prudencia ni por castidad que me fui anclando a Jon
Héctor Abad Faciolince (La oculta)
—Sí. Realmente, a tu lado, no sé cuál ha sido el día más feliz de mi vida, si cuando me besaste voluntariamente por primera vez, o cuando al fin pasamos una noche juntos –Eva no tardó en sonrojarse—, o cuando me dijiste que sería papá, o cuando nos fuimos de luna de miel. He llegado a la conclusión de que cada día a tu lado ha sido el más feliz de mi vida—.
Virginia Camacho (Yo NO te olvidare (Hermanos Sinclair nº 1) (Spanish Edition))
Una carta? Los mundos habían sido aislados los unos de los otros por siglos. ¿A quién podría estar escribiéndole ella? —A mi familia —dijo la mujer, leyendo la pregunta en sus ojos—. Eras atrás, cuando el Londres Negro cayó y las puertas fueron selladas, fuimos divididos. A lo largo de los siglos, nuestras familias han intentado mantener el hilo… pero soy la única que queda.
Victoria Schwab
Pero éramos demasiado jóvenes y no entendíamos nada de lo que es en realidad el amor. El amor no tiene que ver con manos deslizándose por piel desnuda y sudada, celos, discusiones que terminan con un beso apasionado, portazos, amenazas, soledades, reencuentros, cerrar los ojos al besar o seguir sintiendo que el cuerpo se convierte en algo efervescente si ella se recoge el pelo otra vez así, como te gusta. El amor no tiene que ver con nada de esto y a la vez está compuesto por todas estas pequeñas cosas y un millón de teselas más, un entramado de pequeños momentos, gestos, olores, sabores. Pero el amor, en mi humilde experiencia, es tenacidad, honestidad, compartir y un trabajo diario a jornada completa. Y ahí, en lo fundamental, Macarena y yo no funcionábamos
Elísabet Benavent (Fuimos canciones (Canciones y recuerdos, #1))
El recuerdo me azotó como si llevase años adormecido y de repente intentase abrirse paso aferrándose a paredes llenas de instantes que había creído olvidar. Y a veces, al encontrar cajas cubiertas de polvo, descubrimos fotografías que siguen despertando sentimientos, esa piedra con forma de corazón que un día lo significó todo, esa notita arrugada tan especial, esa canción que siempre sería «la nuestra» a pesar de que él no lo supiese" - Leah
Alice Kellen (Todo lo que nunca fuimos (Deja que ocurra, #1))
El buen Maestro dijo: Hijo ahora mira las almas de aquellos a quienes venció la ira: y quiero que por cierto creas, que bajo el agua hay gente que suspira, y borbotean esta agua que está arriba, como el ojo te dice, a donde gire. Inmersos en el limo dicen: Tristes fuimos, bajo el aire dulce que del Sol se alegra, llevando adentro un amargado humo: Ahora nos apenamos en este negro cieno. Este himno barbotaban en el garguero porque hablar no pueden con palabra entera.
Dante Alighieri (La Divina Comedia)
con un cadáver. Quien ha esperado que su vecino terminase de morir para quitarle un cuarto de pan, está, aunque no sea culpa suya, más lejos del hombre pensante que el más zafio pigmeo y el sádico más atroz. Parte de nuestra existencia reside en las almas de quien se nos aproxima: he aquí por qué es no humana la experiencia de quien ha vivido días en que el hombre ha sido una cosa para el hombre. Nosotros tres fuimos en gran parte inmunes, y nos debemos por ello mutua gratitud; es por lo que mi
Primo Levi (Trilogía de Auschwitz)
Fue mi madre quien me dio a conocer el espíritu sureño en sus más íntimos y delicados aspectos. Mi madre creía que también las flores y los animales soñaban. Cuando éramos pequeños, al llegar la noche, antes de acostarnos, adoptaba su voz de narradora para contarnos que los salmones soñaban con desfiladeros y con oscuros rostros de oso pardo que se cernían sobre el agua cristalina de los rápidos. Los zorros, decía, soñaban que hundían sus colmillos en las espinillas de los cazadores. Mientras dormían, las águilas pescadoras se veían lanzando sus emplumados cuerpos en largas caídas en picado, a cámara lenta, sobre los bancos de arenques. Había amenazadoras alas de búho en las pesadillas de los armiños, lobos del bosque acercándose contra el viento en el reposo nocturno de los alces. Pero jamás llegamos a saber con qué soñaba ella, pues mi madre nos mantuvo siempre al margen de su vida interior. Sabíamos que las abejas soñaban con rosas, que las rosas soñaban con las pálidas manos de las floristas y que las arañas soñaban con polillas atrapadas en sus telas plateadas. Como hijos suyos, fuimos depositarios de los deslumbradores cánticos de su imaginación, pero no sabíamos que las madres soñaran.
Pat Conroy (The Prince of Tides)
¿Por qué hacemos esto? Si yo fuese inteligente, sabría la respuesta a esta pregunta. Creo que todo lo que hacemos lo hacemos porque es lo que más se acerca a continuar siendo niños. Porque ninguno de nosotros podía aceptar que lo de ser niños se había terminado, y queríamos seguir jugando. Queríamos disfraces y aventuras y fantasía y romance. Y esto era un sustitutivo decente: las chapas de hojalata, y el llavero dringui-li-drong, las canciones escandalosas, la ropa rasgada, los empujones por las esquinas, los cabellos de colores y el grupo. La panda. Los cuatro. Los Cuatro y el Misterio de las Duelistas. Tom Sawyer y Huckleberry Finn: Carnaval y yo, los dos allí, Dos Años de Vacaciones en nuestra propia miseria. ¿No es eso la adolescencia, después de todo? Un estiramiento inhumano y antinatural y dañino de la niñez. Un disparar los últimos cartuchos antes de ingresar en la vejez. Sólo que algunos cabezotas nos encariñamos con ella y, terminados los cartuchos, cargamos con la bayoneta, y luego, cuando ésta se rompió, fuimos a la carga con la culata, y luego con las manos, y luego con el culo y luego con los dientes. Con lo que hiciera falta. Sin aceptar la derrota, estúpidamente. El cuerpo de la gallina que sigue correteando tras el descabezamiento y aún no le ha llegado la información de que Ya No. Eh, Tú, Que Ya Está. La cola de lagartija, altamente desinformada de la situación actual. La cola de lagartija, enzarzada en una nueva victoria pírrica y quizás, seguro, inútil. Ahí, sobreviviendo sin futuro. Ahí, bailando. Bailar es lo que haces cuando aún no te has enterado de lo mal que están las cosas. O cuando ya te has enterado, pero quieres olvidarlo a toda costa, ¿no? Bailar para no llorar. Bailar para mantener alejada la marea de la tristeza. Si yo fuese inteligente, sabría todo esto. Pero no lo soy, y no lo sé.
Kiko Amat
–Todos soñamos con volver. Es difícil de explicar. Yo no volvería ni loco. Pero sueño con volver –hice una pausa–. Ustedes también. –¿Nosotros? –Los que nunca estuvieron. ¿Para qué nos buscan, si no? Nos buscan y nos tienen miedo. Suponen que sabemos algo, que no les queremos decir, y que ustedes no quieren saber; nos envidian porque conocemos el camino y temen que se los revelemos. Dejamos un espacio preciso cuando nos fuimos, pero allá cambiamos de forma, y al volver ya no encajábamos, por más vueltas que nos dieran, en el rompecabezas; volvimos diez mil iluminados, locos, profetas malditos, y ahí andamos, sueltos por las cuatro puntas del país, hablando un idioma que nadie entiende, haciendo como que trabajamos, jugamos al fútbol, cogemos, pero nunca del todo, en algún lugar sabiendo siempre que algo nuestro valioso e indefinible quedó enterrado allá. En sueños, al menos, todos volvemos a buscarlo. ¿Entendés? No es el criminal el que vuelve al lugar del crimen. Es la víctima, bajo la tiránica esperanza de cambiar ese resultado injusto que la dañó. Andá a preguntarle a los ingleses. ¿Cuántos te crees que quieren volver? Somos nosotros, los perdedores, los triturados, los que gritamos “volveremos volveremos” cada vez que hay alguien que quiera escuchar. ¿Qué puede interesarle la revancha al ganador? El infierno nos marcó de tal manera que creemos que volviendo lo haremos paraíso, y a la noche nos despertamos llamando papá a los demonios que nos clavaban arpones riendo. ¿Sabés por qué todavía, diez años después, seguimos disfrazándonos de esta manera, reuniéndonos para organizar expediciones imposibles, reconstruyendo hasta el segundo cada uno de aquellos días que lo mejor sería olvidar? Estamos infectados, entendés, las llevamos en la sangre y nos morimos de a poco, como los chagásicos. ¿No las viste, que son iguales a pólipos? Cada año que pasa, se extienden un poco más, como esas manchas en la pared. Trauma de guerra, trauma de guerra, no es tan fácil. Estamos enamorados hasta la médula, y las odiamos. Fetichistas, adoramos una foto, una silueta, una bota vieja. No es verdad que hubo sobrevivientes. En el corazón de cada uno hay dos pedazos arrancados, y cada mordisco tiene la forma exacta de Las Islas. Tratamos de llenarlos con las cosas de acá, pero es como taparlos con estopa. ¿Sabés cuántos de nosotros nos suicidamos por ese amor?
Carlos Gamerro (Las islas)
Cuando yo muera No quiero verte triste por mi ausencia. No quiero escuchar palabras de tristeza. Ni de tu rostro ver caer lágrima alguna.   Cuando yo muera Respeta mi silencio Que solo caí dormido y despertaré Cuando grites mi nombre y esté en tu recuerdo   Cuando yo muera Búscame en esos lugares, donde fuimos felices  En aquella banca del parque, o en el viento de tu calle Que yo estaré ahí, cuando escuche mi nombre    Cuando yo muera No llores por mi ausencia, ni pienses que he muerto Toma esta carta, que te dejo como recuerdo  En ellas recordaras mi alegría, y mi sonrisa que dejo grabada  Cuando yo muera Y tapen mi cuerpo con sábana blanca No llores, cuando ya me vaya  Vete y corre hacia donde puedas gritar mi nombre Que yo estaré ahí contigo, cuando el aire toque tu cuerpo    Cuando yo muera No intentes nunca extrañarme Búscame en aquellos lugares, o en tu corazón Que yo estaré ahí, para nunca más dejarte    Cuando yo muera No lleves flores a mi tumba tan fría Por que no estoy ahí y se marchitaran como un corazón olvidado No pronuncies nunca la palabra muerte  Porque mientras tú me recuerdes Yo estaré siempre a tu lado .
YIDER ARAQUE (ME LLAMO DALILA: HISTORIA DE LA VIDA REAL (Spanish Edition))
Tengo que confesarle que no siempre le tuve cariño; le pido perdón. Ahora ella y usted ya no son para mí sino una única persona. Le estoy muy agradecido. Noto que hace feliz a Cosette. Si usted supiera, señor Pontmercy, aquellas mejillas sonrosadas que tenía eran mi alegría; cuando la veía un poco pálida me ponía triste. (...) Cosette, ¿ves ese vestidito que está encima de la cama? ¿Te acuerdas de él? Es de hace sólo diez años. ¡Cómo pasa el tiempo! Fuimos muy felices. Se acabó. No lloréis, hijos míos, que no me voy muy lejos. Os veré desde allí. Bastará con que miréis cuando sea de noche y me veréis sonreír. Cosette, ¿te acuerdas de Montfermeil? Estabas en el bosque; tenías mucho miedo; ¿te acuerdas de cuando te cogí el asa del cubo de agua? Fue la primera vez que toqué esa pobre manita. ¡La tenías tan fría! ¡Ah, por entonces tenía usted las manos encarnadas, señorita, y ahora las tiene bien blancas! Y la muñeca grande, ¿te acuerdas? La llamabas Catherine. ¡La echabas de menos porque no te la llevaste al convento! ¡Cuánto me hiciste reír a veces, ángel mío! Cuando había llovido, echabas a los arroyos briznas de paja y mirabas cómo se iban. Un día te di una raqueta de mimbre y un volante con plumas amarillas, azules y verdes. A ti se te ha olvidado ya. ¡Eras tan traviesa de pequeñita! Jugabas. Te ponías pendientes de cerezas. Son cosas del pasado. Los bosques por los que ha pasado uno con su niña, los árboles por los que nos paseamos, los conventos donde nos escondimos, los juegos, las risas tan buenas de la infancia, ahora son sombra. Me había imaginado que todo eso me pertenecía. En eso era un necio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Lamentablemente, el régimen de los sapiens sobre la Tierra ha producido hasta ahora pocas cosas de las que podamos sentirnos orgullosos. Hemos domeñado nuestro entorno, aumentado la producción de alimentos, construido ciudades, establecido imperios y creado extensas redes comerciales. Pero ¿hemos reducido la cantidad de sufrimiento en el mundo? Una y otra vez, un gran aumento del poder humano no mejoró necesariamente el bienestar de los sapiens individuales y por lo general causó una inmensa desgracia a otros animales. En las últimas décadas hemos hecho al menos algún progreso real en lo que a la condición humana se refiere, reduciendo el hambre, la peste y la guerra. Sin embargo, la situación de otros animales se está deteriorando más rápidamente que nunca, y la mejora en la suerte de la humanidad es demasiado reciente y frágil para poder estar seguro. Además, a pesar de las cosas asombrosas que los humanos son capaces de hacer, seguimos sin estar seguros de nuestros objetivos y parecemos estar tan descontentos como siempre. Hemos avanzado desde las canoas a los galeones, a los buques de vapor y a las lanzaderas espaciales, pero nadie sabe adónde vamos. Somos más poderosos de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Peor todavía, los humanos parecen ser más irresponsables que nunca. Dioses hechos a sí mismos, con solo las leyes de la física para acompañarnos, no hemos de dar explicaciones a nadie. En consecuencia, causamos estragos a nuestros socios animales y al ecosistema que nos rodea, buscando poco más que nuestra propia comodidad y diversión, pero sin encontrar nunca satisfacción. ¿Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsables que no saben lo que quieren?
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)