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Dijo así, y dio la yegua a Noemón, el amigo de Antíloco, para que la llevara y tomó el reluciente caldero. 615 Y Meriones, el cuarto, tomó los talentos de oro que era el premio obtenido. Quedaba ahora allí el quinto premio: el caldero con asas que Aquiles llevó junto a Néstor a través de los hombres reunidos y dijo, ofreciéndoselo: —Toma, anciano, este premio en recuerdo de los funerales 620 de Patroclo, a quien no volverás a ver nunca entre todos los aqueos. Te doy este premio porque ya no puedes actuar en la lucha ni en el pugilato tampoco, ni en el tiro de dardos y no correrás la carrera. La penosa vejez abrumó para siempre tu cuerpo. 625 Dijo así, y se lo puso en las manos. Con gran alegría lo tomó y le repuso con estas aladas palabras: —¡Oportunas son todas las cosas que has dicho, hijo mío! Ya mis miembros no tienen vigor, ni mis pies; ni mis brazos a partir de los hombros se mueven como antes tan ágiles. 630 ¡Ojalá fuese ahora tan joven y tantas mis fuerzas como cuando en Buprasio enterraron los hombres aqueos al rey Amarinceo, y los hijos premiaban los juegos! No hubo epeo capaz de igualarse siquiera conmigo, ni tampoco los pilios, ni aun los etolios magnánimos. 635 Derroté a Clitomedes el púgil; que era un hijo de Énope; vencí a Anceo Pleuronio, que osó desafiarme, en la lucha; y, corriendo, saqué gran ventaja al intrépido Ificlo, y, arrojando la lanza, gané a Polidoro y Fileo. Solo atrás, en un carro, los dos hijos de Áctor dejáronme; 640 me ganaban en número y me disputaban el triunfo porque para este juego guardaron los premios mejores. Ambos eran gemelos; el uno las bridas tenía y cuando este tenía las bridas, el otro aguijaba. Así fui, pero ahora que luchen los hombres más jóvenes 645 en los juegos, pues a la penosa vejez ahora cedo, aunque sobresalí entre los héroes en tiempos pasados. Ve y celebra en honor de tu amigo los fúnebres juegos. Yo te acepto gustoso el presente y se alegra mi espíritu al ver que mis bondades recuerdas en todo momento 650 y el honor que los hombres aqueos me deben no olvidas. Que los dioses por ello te colmen de innúmeras gracias.
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