Olvidar A Alguien Quotes

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Para olvidar a alguien hay que volverse extremadamente metódico. El desamor es una especie de enfermedad que solamente puede combatirse con rutina.
Verónica Gerber Bicecci
Porque el dolor de un corazón roto pasa, pero el saber que dejaste que alguien te hiciera olvidar lo que vales y te pisotee se queda contigo por siempre.
Ariana Godoy (A través de mi ventana (Hidalgos, #1))
Alguien le dijo una vez que existe una fórmula para determinar cuánto se tarda en olvidar a alguien, y que es la mitad del tiempo que se ha estado con ese alguien.
Jennifer E. Smith
El peor sentimiento no es estar solo. Es ser olvidado por alguien que tú nunca vas a olvidar.
Màxim Huerta (Una tienda en París)
Qué fácil es olvidar rencores cuando alguien tiene algo que necesitas -Puck
Julie Kagawa (The Iron Queen (The Iron Fey, #3))
Y recordó lo que ningún analista debe olvidar jamás: que la verdad nunca puede ser dicha totalmente por alguien, y en esta historia, cada uno de los protagonistas puede aportar algo que el otro ha reprimido o decidido ocultar.
Gabriel Rolón (Los padecientes)
Si hay algo peor que olvidar a quien amas es amar a alguien que ya no existe.
Elvira Sastre (Días sin ti)
Pero si Alguien no vacila en repetir lo mil veces sabido es porque cree que no debe olvidarse y la millonésima insistencia no está de sobra jamás (...) Y lo que es más: olvidar sería un crimen, perdonar sería un crimen.
José Emilio Pacheco (Morirás lejos)
Pero a Thomas ya no le importaba todo lo que hasta ese momento le había importado. En el momento que encontró a Ella descubrió que tenia alguien más en quien pensar, que su destino le había puesto a ella en el camino, y que le haría olvidar todo lo que hasta ese momento le preocupaba.
Isaias Rapan
Que nadie pueda olvidar lo hermoso que sería si, para cada mar que nos espera, hubiera un río para nosotros. Y alguien - un padre, un amor, alguien- capaz de cogernos de la mano y de encontrar ese río imaginarlo, inventarlo- y de depositarnos sobre su corriente, con la ligereza de una sola palabra, adiós.
Alessandro Baricco (Ocean Sea)
[...] No consigo olvidar las locuras y los vicios de otros tan pronto como debiera, ni las ofensas que se me hacen. Mis sentimientos no se modifican cad vez que se intenta influir sobre ellos. Quizá pueda decirse que tiendo al resentimiento. Cuando pierdo mi buena opinión sobre alguien o algo, perdido está para siempre
Jane Austen (Orgullo y Prejuicio)
No me importa que sólo dure cinco o diez días, pero necesito a alguien que pueda hacerme olvidar completamente de mí misma.
Yasunari Kawabata (Beauty and Sadness)
Ella sólo quiere a alguien que sueñe con encontrarla un día, que le haga sentir que el otoño es primavera y olvidar que alguna vez estuvo triste. Alguien que le enseñe a mirar el mundo como si fuera de ella, que pronuncie su nombre suavemente, que cuando no la entienda, le bese la frente, que platique con ella cuando habla dormida. Alguien con quien compartir el café y ¿por qué no? La vida.
Valeria Cáceres B. (Para darte mi vida)
Pero si Alguien no vacila e repetir lo mil veces sabido es porque cree que no debe olvidarse y la millonésima insistencia no está de sobra jamás (...) Y lo que es más: olvidar sería un crimen, perdonar sería un crimen.
José Emilio Pacheco (Morirás lejos)
La confianza es un camino de dos direcciones... Todas las fortunas tienen sus límites. Hay cosas más importantes en la vida que un trozo de cristal. Las palabras, por dulces que fueran, no suavizaban la pérdida. El pasado es como un mal sueño. No se llega a olvidar del todo, pero con el tiempo pierde intensidad. las cosas no te consuelan cuando tienes miedo, ni te escuchan cuando necesitas hablar con alguien. Las cosas nunca me han hecho feliz.
Mary Burton (The Perfect Wife (Harlequin Historical, No. 614))
Nadie es completamente bueno o malo. Lo sé, por supuesto. Tuve que comprenderlo a una edad muy temprana. Pero a veces es fácil de olvidar lo cierto que es. Eso se aplica a todos. (...) Esa es Evelyn Hugo. Alguien que está entre dos extremos.
Taylor Jenkins Reid (The Seven Husbands of Evelyn Hugo)
No lo había visto en casi seis meses. A veces es fácil olvidar lo mucho que extrañas a alguien hasta que vuelves a ver a esa persona. Ese no es el caso con Corbin. Siempre lo extraño. Por más que su actitud protectora pueda cansarme a veces, también es testamento de cuán cercano somos.
Colleen Hoover (Ugly Love)
[...]otra arremetida de «Heil Hitler!». ¿Sabes? Lo cierto es que me sorprendería que alguien no perdiera un ojo o se hiciera daño en una mano o en una muñeca en medio de ese jaleo. Bastaba con quedarse mirando hacia el lugar equivocado en el peor momento o estar demasiado pegado a otra persona. Tal vez sí que hubo heridos. Por lo que a mí respecta, lo único que puedo decir es que nadie murió por estar allí, al menos físicamente. Es evidente que no podemos olvidar los cuarenta millones de personas que recogí cuando todo hubo acabado, pero esto se está poniendo metafórico.
Markus Zusak (The Book Thief)
Olvidar supondría una bendición. Después de todo, ¿qué había que recordar?. Alguien a quien nunca podría haber tenido. Amigos muertos o perdidos. Un padre que no la quería. La taza se inclinó. El agua se deslizó sobre su lengua, fresca y deliciosa. Olvidó el dolor, olvidó dónde estaba, olvidó quién había sido, olvidó que una vez le había dado miedo olvidar.
Marie Rutkoski (The Winner's Kiss (The Winner's Trilogy, #3))
Quizás uno ha querido olvidar ciertas cosas sin saber que ha querido olvidarlas en algún momento. Pero, ¿por qué alguien querría olvidar algo que no sido triste ni monstruoso ni feliz ni nada? ¿Por el inevitable peso de esa supuesta nada? Es como si el tiempo también tomara sus propias decisiones a medida que avanza hacia la muerte de los seres que alberga en sus entrañas.
Rodrigo Urquiola Flores (Reconstrucción)
Si aprendes a soportar el dolor, eres capaz de sobrevivir a todo. Algunas personas aprenden a aceptarlo... a amarlo. Algunos lo soportan ahogándolo en tristeza o se fuerzan a sí mismos a olvidar. Otros lo transforman en ira. Ansel, en cambio, dejó que su dolor se tornará odio, y que la consumiera hasta convertirla en alguien distinto; una persona que sin duda jamás deseó llegar a ser.
Sarah J. Maas (The Assassin and the Desert (Throne of Glass, #0.3))
–Todos soñamos con volver. Es difícil de explicar. Yo no volvería ni loco. Pero sueño con volver –hice una pausa–. Ustedes también. –¿Nosotros? –Los que nunca estuvieron. ¿Para qué nos buscan, si no? Nos buscan y nos tienen miedo. Suponen que sabemos algo, que no les queremos decir, y que ustedes no quieren saber; nos envidian porque conocemos el camino y temen que se los revelemos. Dejamos un espacio preciso cuando nos fuimos, pero allá cambiamos de forma, y al volver ya no encajábamos, por más vueltas que nos dieran, en el rompecabezas; volvimos diez mil iluminados, locos, profetas malditos, y ahí andamos, sueltos por las cuatro puntas del país, hablando un idioma que nadie entiende, haciendo como que trabajamos, jugamos al fútbol, cogemos, pero nunca del todo, en algún lugar sabiendo siempre que algo nuestro valioso e indefinible quedó enterrado allá. En sueños, al menos, todos volvemos a buscarlo. ¿Entendés? No es el criminal el que vuelve al lugar del crimen. Es la víctima, bajo la tiránica esperanza de cambiar ese resultado injusto que la dañó. Andá a preguntarle a los ingleses. ¿Cuántos te crees que quieren volver? Somos nosotros, los perdedores, los triturados, los que gritamos “volveremos volveremos” cada vez que hay alguien que quiera escuchar. ¿Qué puede interesarle la revancha al ganador? El infierno nos marcó de tal manera que creemos que volviendo lo haremos paraíso, y a la noche nos despertamos llamando papá a los demonios que nos clavaban arpones riendo. ¿Sabés por qué todavía, diez años después, seguimos disfrazándonos de esta manera, reuniéndonos para organizar expediciones imposibles, reconstruyendo hasta el segundo cada uno de aquellos días que lo mejor sería olvidar? Estamos infectados, entendés, las llevamos en la sangre y nos morimos de a poco, como los chagásicos. ¿No las viste, que son iguales a pólipos? Cada año que pasa, se extienden un poco más, como esas manchas en la pared. Trauma de guerra, trauma de guerra, no es tan fácil. Estamos enamorados hasta la médula, y las odiamos. Fetichistas, adoramos una foto, una silueta, una bota vieja. No es verdad que hubo sobrevivientes. En el corazón de cada uno hay dos pedazos arrancados, y cada mordisco tiene la forma exacta de Las Islas. Tratamos de llenarlos con las cosas de acá, pero es como taparlos con estopa. ¿Sabés cuántos de nosotros nos suicidamos por ese amor?
Carlos Gamerro (Las islas)
mantienen41 Así pues, un príncipe que tenga una ciudad así de reforzada y que no se haga odiar, no puede ser atacado, y si hubiera alguien que lo atacara, se tendría que replegar avergonzado, porque las cosas del mundo son tan cambiantes que es casi imposible que alguien con sus ejércitos pueda permanecer un año entero, ocioso, en un asedio. Y a quien replique que si el pueblo tiene sus posesiones fuera y las ve arder, no tendrá paciencia, que el largo asedio y la caridad para consigo mismo le harán olvidar al príncipe, le respondo que un príncipe prudente y animoso superará siempre todas esas dificultades, ora dando esperanzas a los súbditos de que el mal no será largo, ora atemorizándolos con la crueldad del enemigo, ora protegiéndose con destreza de los que le parezcan demasiado atrevidos. Además, lógicamente el enemigo incendiará y destruirá el país nada más llegar, cuando los ánimos de los hombres todavía están enardecidos y dispuestos a la defensa; y por eso mismo el príncipe no debe temer nada, porque después de algunos días, con los ánimos enfriados, el daño ya está hecho, son asumidos los males y ya no hay remedio. Y entonces es cuando más se une el pueblo a su príncipe, pareciéndole que éste le está más obligado al haber sido incendiadas sus casas y destruidas sus posesiones por defenderle a él. Es propio de la naturaleza de los hombres el contraer obligaciones tanto por los beneficios que se hacen como por los que se reciben. De aquí que, si se considera bien todo, no le será difícil a un príncipe prudente mantener firmes los ánimos de sus ciudadanos de principio a fin del asedio, siempre y cuando no les falten los medios de subsistencia y de defensa.
Niccolò Machiavelli (EL PRÍNCIPE (Clásicos del pensamiento nº 31) (Spanish Edition))
Joan era dura en el exterior, pero tenía una verdadera vulnerabilidad cuando llegabas a conocerla. Casi desde el momento en que me uní a The Runaways, había habido un lazo especial entre nosotras. La gente nos había comenzado a llamar “Sal y Pimienta”, no sólo por los contrastantes colores de cabello, sino porque siempre parecíamos estar juntas. En Joan, encontré una amistad mucho más intensa, y mucho más profunda, de lo que había conocido hasta ese punto en mi vida. Éramos niñas: Joan sólo era un año mayor que yo, y me aferraba más a ella que a cualquiera en la banda, y ella hacía lo mismo conmigo. Cuando pienso en Joan y nuestra relación, todavía puedo sentir un distante temblor por dentro. Nuestra amistad fue un regalo de Dios para mí. Era profunda, y por momentos ella era la única que me mantenía cuerda. Joan era perceptiva. Casi como si pudiera leer mi mente. Dios, cómo necesitaba esa clase de conexión. Especialmente cuando me sentía tan desconectada. Creía en ella, y en el sueño que la había conducido tan lejos. Me sentía segura cuando me quedaba cerca de ella, como si fuera arrastrada por la red de seguridad de su resuelta visión de lo que estábamos haciendo. A veces nos mirábamos y yo sentía un cosquilleo en mi estómago. Su sonrisa era tibia y su actitud de amor a la diversión me hacía olvidar cuán extraño y bizarro este mundo nuevo y loco realmente era. Ella era mi ancla. ¿Cómo explico a una persona que era mi mejor amiga, alguien en quien podía confiar como una hermana, alguien que para mí se volvió una fuerte atracción sexual? Bueno, es fácil. Tan fácil como era estar con ella. Podría dejarlo en que tuve momentos con una amiga que aún hoy me hacen temblar. Y fueron algunos de los momentos más satisfactorios de mi joven vida.
Cherie Currie (Neon Angel: A Memoir of a Runaway)
A veces es fácil olvidar lo mucho que extrañas a alguien hasta que vuelves a ver a esa persona.
Colleen Hoover (Ugly Love)
—Jules —le preguntó ella impulsivamente—. ¿Puedo quedarme? Era su código, la versión resumida de una petición más larga: «Quédate y hazme olvidar las pesadillas. Quédate y duerme a mi lado. Quédate y aleja los malos sueños, los recuerdos de la sangre, de los padres muertos, de los Guerreros Oscurecidos con ojos sin vida como negro carbón». Esa petición la habían hecho ambos más de una vez. Desde que eran pequeños, se habían metido en la cama del otro para dormir. Una vez, Emma se había imaginado que sus sueños se mezclaban mientras ambos se iban dejando llevar por la somnolencia, compartiendo trocitos del mundo durmiente del otro. Era una de las cosas de ser parabatai, era como una magia a la que ella siempre había querido acceder: en cierto modo, significaba que nunca estabas solo. Despierto o dormido, en medio de la batalla o en la calma, tenías a alguien a tu lado, ligado a ti para toda la vida, a tus esperanzas y tu felicidad, un apoyo casi perfecto. Julian se hizo a un lado con los ojos medio cerrados. —Quédate —dijo con voz apagada.
Cassandra Clare (Lady Midnight (The Dark Artifices, #1))
Si alguien cree estar enamorado pero mal correspondido, debe despreocuparse y olvidar. No se trata de amor. Sólo es un capricho, un invento que terminará destruyéndolo si se aferra a él...
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Juventud en éxtasis)
Fortuna Sin Amor (El Soneto) ¡Te quiero, te quiero mucho, mi amor! Me muero por escuchar esta proclamación. Estoy hablando en español, ¿sabes por qué? Si lloras bajo la lluvia, no atraerás la atención. Si hablo en inglés, todos descubrirán mi secreto, Que no soy ningún sabio, solo un alma perdida. Por eso hablo el idioma de la revolución, Solo un amante loco puede entender a otro idiota. Lastima mucho, este largo viaje lastima mucho pero, Tengo que fingir que soy la persona más fuerte. Todavía a veces solo quiero olvidar toda la guerra, A veces solo quiero perderme en el abrazo de alguien. Ahora sabes mi secreto - mi honor está confiado a ti. Si la ves, díselo - fortuna sin amor es maldición para mi.
Abhijit Naskar (Amantes Assemble: 100 Sonnets of Servant Sultans)
Ella solo quiere a alguien que le haga sentir que el otoño es primavera. Que le haga olvidar que alguna vez estuvo triste. Alguien que hable con ella mientras habla dormida. Que cuando la entienda solo le bese la frente. Alguien con quien compartir el café y, ¿por qué no? La vida.
Lorena Franco (Quédate conmigo)
Quería a alguien que la hiciera olvidar todos los labios que había conocido.
Kate Perry (Perfecto Para Ti (Laurel Heights, #1))
Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. Evoquemos una situación de lo más trivial: un hombre camina por la calle. De pronto quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese momento, mecánicamente, afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta olvidar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse cuenta, como si quisiera alejarse rápido de lo que, en el tiempo, se encuentra aún demasiado cercano a él
Milan Kundera (Slowness)
Es importante tener un cómplice. No es indispensable, pero parece buena idea contar con alguien que también provenga de aquel lugar. Ojos que conocieron la misma guerra, que perdieron la misma patria. Salir adelante sin un compañero no es imposible. Únicamente es difícil. La historia se tendrá que reconstruir desde cero. Aun así, en compañía, resultará inexacta. La primera guerra a veces es la casa. La primera patria perdida, la familia. Un esposo puede ser un buen cómplice. Un hijo también llega a serlo. Al perro le hace falta el don de la palabra. Pero el papel de cómplice primordial está reservado para el hermano, único testigo verdadero de la masacre. Mi hermano habrá tomado anotaciones distintas o puesto atención a detalles que yo he pasado por alto. Es fundamental no olvidar que caminamos juntos y que hoy nos aterrorizan idénticos monstruos. Un hermano es la manifestación del yo espejado e irrenunciable. Ésa es la razón por la cual no existe el perdón para el hermano que traiciona, el abandono es una forma de traición.
Alaíde Ventura Medina
es entonces cuando debemos detenernos y ser capaces también de vernos por fuera. Comprender que es de necios vivir pensando que solo es posible alcanzar la plenitud a través del amor de pareja. Entender que a la felicidad se llega por muchos caminos distintos y que podemos encontrar nuestras ilusiones perdidas en soledad, compartiendo espacios con amigos y simplemente abriéndonos a recibir, sin más, sin expectativas, sin proyectos, sin inventar historias de príncipes ni sepultar sin argumentos de peso la soledad. Creemos que un día encontraremos ese amor tan soñado, ese alguien lejano y con rostro inventado que cure nuestras heridas y nos sume felicidad. Y tal vez sucederá, pero no podemos jugarnos nuestra vida a una sola partida. Y sí. Debemos detenernos y ser capaces de vernos en silencio, de observarnos, sin más. De acariciar nuestras propias cicatrices, de besarnos sin camino de vuelta, sabiendo que nos quedamos, que ya no importa quién siga a nuestro lado, que nunca más nos volveremos a olvidar.
Silvia Congost (A solas: descubre el placer de estar contigo mismo)
No hay que olvidar que los recuerdos sólo existen desde el presente; alguien tiene que estar vivo para que el pasado exista y esa persona es el lector: el mundo de ayer sólo existe cuando alguien lo recuerda /hoy/.
Juan Villoro (El libro salvaje)
Uno se acostumbra a estar perdido. Es algo así como vagar por el espacio y flotar en medio de la nada. Al principio aturde, buscas desesperadamente tocar tierra firme, encontrarte, pero supongo que en algún momento dejas de sentir vértigo y piensas que en realidad no se está tan mal viviendo en un inmenso y oscuro vacío, porque puedes cerrar los ojos, puedes olvidar cómo era la sensación de estar anclado a algo, a alguien o al mundo. Puedes, sencillamente, dejar de ser.
Alice Kellen (Nosotros en la Luna)
Cuando se conversa con alguien, por muy grandes que sean sus méritos, no hay que olvidar ni un solo instante que en sus reacciones profundas no difiere en nada del común de los mortales. Por prudencia debe tratársele con miramiento, pues, como todo el mundo, tampoco él soportaría la sinceridad, causa directa de la mayoría de las disputas y rencores.
Emil M. Cioran (Ese maldito yo)
¿En qué momento perdemos esa inocencia? ¿Cuándo decidimos que la vida hay que tomarla en serio? En la infancia no hacía falta ser correcto, no era necesario fingir, las cosas eran como las veíamos, y si otro niño era feo o gordo, no había problema en decírselo; si no sabía jugar al fútbol, lo poníamos de portero; si tenía piojos, era un piojoso… ¿Crueles o sinceros? Ojalá a mí me hubieran tratado con sinceridad de adulto, en lugar de decirme lo que quería escuchar y aplaudir mis estupideces. Podíamos herir a veces, aunque sobre todo sabíamos amar; besábamos continuamente; decir «te quiero» eran las palabras más sencillas de pronunciar; sabíamos perdonar; un enfado duraba minutos y, si alguien nos hacía una mueca, nuestro llanto cambiaba automáticamente por una carcajada. Lo que más me gustaba era la ausencia de rencor, una vez pasado el enfado, todo volvía a la normalidad. Era increíble poder perdonar en cuestión de minutos, olvidar al instante y vivir sin resentimiento. Puedo evocar a mi maestra reñirme duramente, castigarme incluso, y llorar amargamente por ello. Veinte minutos después, ya estaba abrazándola como si nada hubiera sucedido. Los amigos eran incondicionales, no había normas en la amistad. Llegabas a un parque y, directamente, todos los niños que estábamos allí ya nos convertíamos en amigos de forma automática, sin presentaciones previas. Terminado el juego, nos despedíamos sin más, y a veces ni eso, no importaba que no volviéramos a vernos, en ese instante nos fuimos útiles mutuamente, nos servimos el uno del otro, y ese fue el simple vínculo que nos unió, porque cuando eres niño las personas están para ayudarte y forman parte de tu universo, las personas no nos pertenecen, únicamente disfrutamos de ellas.
Miguel Ángel Montero (El hombre que tenía miedo a vivir)
3 FORMAS DE CAMBIAR 1. Las salidas. En este se encuentra la mayoría de los objetivos que ponemos 2. El proceso En este nos quedamos en como cambiar los hábitos y los sistemas. Al fin y al cabo es la rutina que tendremos 3. Identidad Este se deberá tener en cuanta que son tus creencias. Tenemos que tener en cuehta que para una mejor forma de implementar la rutina es intentando implementar la rutina es que sea asociada a NUESTRA identidad ------------------------------------------------------------------------------ - Tenemos que tener en cuenta que es complicado cambiar los hábitos si nunca cambiamos nuestra identidad además - En el caso que un hábito se convierta en parte de la identidad este adquiere una mayor fuerza de realización - También a más orgulloso en lo que hagas más importancia le darás - En el caso de buscar algo para implementar deberemos buscar el CONVERTIRNOS EN... Eso sería lo que de verdad importa - Tenemos que tener en cuenta que usualmente ponemos una cantidad de excusas tales como asociarlas a problemas de tipos cognitivos que no tienen mucho sentido: Soy malo en matemáticas; Siempre llego tarde; Soy malo recordando nombres - Al final al repetirse una historia durante una gran cantidad de tiempo esta se mete en tu identidad y más dificit es poder cambiar... (MIS EXCUSAS" ------------------------------------------------------------------------------ - Siempre hay dos tipos de procedimientos 1. Decidir el tipo de persona que quiero ser 2. Desafiarte a ti mismo con pequeñas victorias - Tenemos que intentar buscar ver que haría la persona a la que queremos llegar en ese momento - Recuerda que tienes el poder de cambiar tus pensamientos sobre ti, ya que la identidad es algo flexible - Recuerda que los hábitos serán con el fin de SER ALGUIEN no la búsqueda de tener algo ------------------------------------------------------------------------------ - Tenemos que saber que la mente consciente será el cuello de botella del cerebro. Además que este no se podrá atender a un problema de manera correcta al mismo tiempo - Tenemos que tener en cuenta que los HABITOS que creamos serán creados con DISCIPLINA y todo lo que esto nos proporciona sereá LA LIBERTAD QUE BUSCAMOS -FUNCIONES DE LOS HÁBITOS- 1. CUE Esto provoca la salida de la acción, no hay que olvidar que en ella se buscará la información requerida para la recompensa (Usualmente esta se refiere a los OBJETIVOS) 2. CRAVING Esta será parte de la motivación que nos llevará a hacer el hábito sin este nivel de motivación o de deseo no buscaremos el CAMBIO 3. RESPONSE Este será la primera parte del hábito que estés haciendo. En ella tenemos quie tener en cuenta que hay un periodo de frustración en donde no veremos la recompensa (4.) pero no hay que desfallecer 4. REWARD Este será el premio el cual es el objetivo final de todos los hábitos que tenemos ------------------------------------------------------------------------------ - No hay que olvidar que este proceso necesita de las 4 partes del mismo, sin ellas no podremos tener en cuenta y llegar a algo - HABIT LOOP- Al fin y al cabo cada parte de los pasos provocarán la aparición del siguiente paso a su vez. Por ello se debe separar los cuatro pasos en dos fases bien diferenciadas. 1. Problema phase: Cue, Carving 2. Fase de solución: Response, rewards - Todos los comportamientos son parte del problema. Tenemos que tenerlo en cuenta ------------------------------------------------------------------------------ PASOS DE GRAN IMPORTANCIA 1. MAKE IT OBVIOUS - Muchas veces no necesitas la oportunidad para tomar la acción, por ello tenemos que tener en cuenta que muchos de los hábitos que podemos hacer se pueden poner encima de los previos que tenemos y hacerlos de una manera inconsciente y automática. POINTING AND CALLING Este se empleará con el fin de momento enorme, no hay que olvidarlo
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Es muy importante no olvidar el tono de voz de alguien que uno no va a ver más.
Alejandro Hosne (Todo lo demás es mentira)
Si quieres olvidar algo o a alguien, nunca lo odies. Hazme caso. Todo lo que odias está grabado en tu corazón y para borrarlo primero lo debes dejar de odiar.
Ignacio Novo
Alguien me seguía, pude sentir su presencia cerca de mí, acechándome. Tuve un escalofrío un instante antes de estamparme contra el pecho de un chico. Su aliento agitado se entremezcló con el mío manteniendo sus labios a solo un centímetro de los míos. Ese calor… ese intenso calor… tan cargado de pasión y agonía… Acababa de toparme cara a cara contra mi destino. Y ese destino tenía un rostro que jamás podría olvidar. Cristianno
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