“
Dicen que te has dejado el pelo largo, y que te lo has teñido de otro color. No serás tú. Yo te recuerdo distinta, sin ropa y de noche. Una vez hicimos el amor en la playa. Follamos como conejos que se dejaban domesticar por nuestras bocas. Ha pasado menos de un año, pero ya no me siento como aquel que perdía la consciencia oliendo tu cuello. Me hubiese hecho caníbal de haber sido legal. Sólo te habría comido a ti. No preguntes tantas cosas. Te odio como aquel a quien todo lo que ha querido le ha naufragado. Y me ahogué. En aquella misma playa, supongo. Es el único recuerdo que aún no ha aprendido a discutir. Entonces ahora te has dejado el pelo largo y te lo has teñido de otro color. ¿Tus orgasmos seguirán sonando igual? Tampoco me importa saberlo. Tú y yo ya no somos nosotros. Mis manos no se hablan con tus caderas, aunque a veces griten en sueños. Sucedieron cosas. Fuímos felices y eso no se olvida haciendo turismo sexual por otras camas. Te lo aseguro. Cuando amas –cuando amas de verdad– se te abre una brecha en el pecho y se queda ahí. Lo queramos o no. Podría decirte que lo siento. Que te necesito y que la masturbación no es lo que era. ¿Sabes?, pero es tarde. Subiste al coche y encendiste la radio. "I need my girl" de The National. Esa canción nos duró todo el viaje, y al llegar ya no nos conocíamos. No llovió, pero tú también lo sentiste, una tormenta empezó a desatarte en alguna parte. Quizá en aquella playa. Tal vez. Pero para entonces no podíamos volver allí. Y te quería, y tú a mí, pero aunque ninguno de los dos lo dijo en voz alta, ambos sabíamos que las cosas rotas no saben mantener una relación. Abrimos los ojos. Y la luz nos jodió, porque cuando comentaron aquello de que la verdad nos haría libres, se les olvidó recordarnos que también nos haría daño. Lo entendimos luego. Eso sí que nunca lo olvidarás.
”
”