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El feminismo tradicional dirá que estos temas no son los importantes, que debemos centrarnos en lo fundamental: la desigualdad salarial, la ablación femenina en el Tercer Mundo y la violencia de género. Y es obvio que éstos son asuntos urgentes, vergonzosos
e injustos, y que el mundo no podrá ir con la frente alta hasta que se solucionen.
Pero todos esos otros problemas más pequeños, estĂşpidos y cotidianos son, en muchos sentidos, igual de nocivos para la tranquilidad espiritual de las mujeres. Es la filosofĂa de la «Ventana Rota» aplicada a la desigualdad femenina. En la teorĂa de la «Ventana Rota», basta dejar una ventana rota sin reparar en un edificio vacĂo para que los más vándalos empiecen a romper las demás. Al final se colarán en el edificio, y encenderán fogatas o se convertirán en okupas.
De la misma manera, si vivimos en un ambiente donde se considera desagradable el vello pĂşbico femenino, o se ridiculiza constantemente a las mujeres famosas o poderosas por estar demasiado gordas o demasiado flacas, o por ir mal vestidas, la gente empezará a colarse en el interior de las mujeres y encenderá fogatas allĂ. Las mujeres
tendrán okupas. Francamente, no es una situaciĂłn nada agradable. No me gustarĂa despertarme una mañana y encontrar a un montĂłn de oportunistas en mi vestĂbulo.
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