“
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
”
”
Julio Cortázar (Rayuela)
“
Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar. En este silencio que hace daño.
”
”
Federico Moccia (Ho voglia di te)
“
El buen compañerismo consiste muchas veces en callar, en respetar el laconismo del otro, en comprender que eso es lo que el otro necesita en esa precisa y oscura jornada, y entonces arroparlo con nuestro silencio, o dejar que él nos arrope con el suyo, pero, y este pero es fundamental, sin que ninguno de los dos lo pida ni lo exija, sino que el otro lo comprenda por sí mismo, en una espontánea solidaridad.
”
”
Mario Benedetti (Primavera con una esquina rota (Spanish Edition))
“
en algún lugar al que nunca he viajado, gozosamente más allá
de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil hay cosas que me abarcan,
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca
tu mirada más leve me abrirá fácilmente
aunque me haya cerrado como dedos,
siempre me abres pétalo tras pétalo como la Primavera abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa
o si tu deseo fuera cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos muy bellamente, súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa por doquier;
nada que hayamos de percibir en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad: cuya textura
me domina con el color de sus campos,
trayendo muerte y eternidad con cada respiro
(yo no sé qué hay en ti que puede cerrar
y abrir; apenas algo en mí comprende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas
”
”
E.E. Cummings
“
¿Que hay al otro lado de la vida?¿Es solo noche silenciosa y soledad?
¿Que queda cuando no hay deseos, recuerdos ni esperanzas?
¿Que hay en la muerte? Si pudiera permanecer inmovil, sin hablar ni pensar, sin suplicar, sin llorar, recordar o esperar, si pudiera sumergirme en el silencio mas completo, tal vez entonces pudiera oirte, hija.
”
”
Isabel Allende (Paula)
“
Cada cosa tiene un color. Cada emoción tiene un color. El silencio es blanco. De hecho, el blanco es un color que no soporto: no tiene límites. Pasar una noche en blanco, quedarse en blanco, levantar bandera blanca, dejar el papel en blanco, tener el pelo blanco... Es más, el blanco ni siquiera es un color, como el silencio. No es nada. Una nada sin palabras o sin música. En silencio: en blanco.
”
”
Alessandro D'Avenia (Bianca come il latte, rossa come il sangue)
“
Quiero esperar en silencio la séptima ola. Si, aquí cuentan la historia indómita de la séptima ola. Las primeras seis son previsibles y equilibradas. Se condicionan unas a otras, no deparan sorpresas. Mantienen la continuidad. Pero, !cuidado con la séptima ola¡ La séptima es imprevisible. Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, solo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso solo pueden decirlo quienes estuvieron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de enfrentarla, de dejarse cautivar...
”
”
Daniel Glattauer (Cada siete olas)
“
Entre los dos se hizo silencio. Un silencio que es especial de los hospitales y que se deriva de la propia situación - uno el la cama, herido o enfermo, y el otro sano al lado - que en realidad lo explica todo. Las palabras se vuelven pequeñas, superficiales. Sólo se puede decir lo más importante.
”
”
John Ajvide Lindqvist
“
No hay hada que te haga sentir más sola que pasar el resto de tu vida con alguien con quien no se pueda hablar, o peor, con alguien con quien no se pueda estar en silencio.
”
”
Mary Ann Shaffer (The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society)
“
Cada quien debe guardar luto por los amores perdidos a su manera y a su modo, gritando o en el más absoluto silencio.
”
”
Benito Taibo
“
A quien tal vez no veamos más, o tal vez sí, porque la vida se ríe de las perversiones y pone palabras donde imaginábamos silencios y súbitos regresos cuando pensábamos que no volveríamos a encontrarnos.
”
”
José Saramago (A Viagem do Elefante)
“
Y a veces la gente no sabe si interpretar el silencio como confianza en ti misma o como miedo. Te miran todo el rato como si fueras un bicho raro, a ver si al final consiguen que te sientas como tal.
”
”
Kiera Cass (La selección (La selección, #1))
“
el cuerpo que nos enferma y que acaba por matarnos, ese maldito cuerpo traidor que de repente se queda cojo, y se terminaron para siempre las montañas; o que hace crecer insidiosamente, en el laborioso silencio de las células, un tumor maligno que te va a torturar antes de asesinarte; o que resbala y se rompe tan fácilmente,
”
”
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
“
Necesitaba decirle, en silencio, que las cosas cambian, crecen o se marchitan, pero que la vida continúa. Que todos formamos parte de un ciclo superior, de un orden que solo Dios comprende.
”
”
Jojo Moyes (Yo antes de ti (Antes de ti, #1))
“
Elena lo espera en silencio, frente a él pero de espaldas, y antes de que responda dice, mejor no me ponga un nombre, Padre, tal vez si usted o su iglesia encuentran una palabra para nombrarme, después se arroguen el derecho de decirme cómo tengo que ser, cómo tengo que vivir. O morir.
”
”
Claudia Piñeiro (Elena sabe)
“
Eu queria um dia escrever um livro. Eu não queria plantar uma árvore. Não queria um filho. Queria só um livro. Queria ler um livro que eu mesmo escrevesse. Um escritor disse uma coisa um dia. Eu não sei quem ele era. Só ouvi alguém dizer o que ele teria dito. Parecia arrogância, mas não era. Era auto-suficiência. Parece que perguntaram para ele o que ele lia, ou o quê ele estava lendo. “Quando quero ler um livro, eu mesmo o escrevo”. Eu queria ter dito isso. Eu queria poder escrever. Mas em mim só encontro o silêncio. E por isso, eu não sei escrever. Escrever, é claro que eu sei. Só não sei escrever um livro. Não consigo encontrar as palavras. Não consigo encontrar as palavras nas palavras. Só encontro minha voz, no que penso. Mas o que eu penso, ninguém ouve. O que eu penso é silêncio. Então eu me calo. O silêncio é minha voz.
O silencio é a voz que eu calo.
O silêncio é a voz que eu guardo.
O silêncio, é lá onde eu moro.
O silêncio sou eu.
”
”
Lourenço Mutarelli (O Cheiro do Ralo)
“
Me conformé con no saber nada o con saber sólo cosas falsas; porque, infantilmente, me hice el tonto, acepté mudo su desaparición y, de esa forma, evité una vez más las palabras «por qué» de modo que, al pelar la cebolla, mi silencio me atruena los oídos
”
”
Günter Grass (Peeling the Onion)
“
Amor. No del tipo que ves en las películas o escuchas en la radio. Del tipo real. Del tipo que te derriba y te desangra, pero a pesar de todo persevera. Del tipo que tiene esperanza aun cuando la esperanza parece una tontería. Del tipo que perdona. Del tipo que cree en la curación. Del tipo que te puedes sentar en silencio y sentirte renovado. El tipo de amor real.
”
”
Chelsea Fine (Sophie & Carter)
“
Que frágil el universo de la palabra, figuras de cristal que se astillan; que difícil la gramática del alma. Sin embargo, tratando de ocultar, mostramos más. Quizá lo que no se dice es lo más sonoro. El silencio muchas veces es el gran sonido del miedo o del dolor.
”
”
Ángela Becerra
“
—¿Y de qué sirve la esperanza? No existe, no se puede tocar. Es sólo una idea, un sueño… ¡una mentira! Es un eufemismo como cualquier otro. La esperanza es únicamente una palabra bonita con la que maquillar la realidad —se defendió, recordándole a Lan la actitud derrotista de su primer encuentro.
La muchacha permaneció en silencio, dejando que el Errante se calmara, y después le dijo con voz pausada:
—Significa mucho más que eso. La esperanza es creer más allá de lo que podemos controlar. Es un sentimiento, como la alegría, el miedo o el odio, al que te puedes aferrar incluso en los momentos más difíciles, cuando sabes que ya no puedes hacer nada por ti mismo. Incluso cuando todo está perdido, siempre queda la esperanza.
”
”
Javi Araguz (La estrella)
“
Cada uno entra en la muerte de un modo que se le parece. Algunos, en silencio, caminando en puntillas; otros, reculando; otros, pidiendo perdón o permiso. Hay quien entra discutiendo o exigiendo explicaciones y hay quien se abre paso en ella a las trompadas y puteando. Hay quien la abraza.
”
”
Eduardo Galeano (Dias e noites de amor e de guerra)
“
A veces el tiempo que marca el calendario no tiene nada que ver con el tiempo mental o emocional que cada uno vive por dentro.
”
”
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La ciudad blanca, #1))
“
−¿Peor que los gritos?
−Mucho peor −dijo, asintiendo con la cabeza−. Mira, en una discusión, al menos, sabes qué es lo que está pasando. O tienes una idea. El silencio es... Puede ser cualquier cosa. Es tan...
−Tan ensordecedor... −terminé por él [...].
−Exactamente.
”
”
Sarah Dessen (Just Listen)
“
- Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre si, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos cómo si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura.
”
”
Julio Cortázar
“
Recorrí pasillos y galerías en espiral pobladas por cientos, miles de tomos que parecían saber más acerca de mí que yo de ellos. Al poco, me asaltó la idea de que tras la cubierta de cada uno de aquellos libros se abría un universo infinito por explorar y de que, más allá de aquellos muros, el mundo dejaba pasar la vida en tardes de fútbol y seriales de radio, satisfecho con ver hasta allí donde alcanza su ombligo y poco más. Quizá fue aquel pensamiento, quizá el azar o su pariente de gala, el destino, pero en aquel mismo instante supe que ya había elegido el libro que iba a adoptar. O quizá debiera decir el libro que me iba a adoptar a mí. Se asomaba tímidamente en el extremo de una estantería, encuadernado en piel de color vino y susurrando su título en letras doradas que ardían a la luz que destilaba la cúpula desde lo alto. Me acerqué hasta él y acaricié las palabras con la yema de los dedos, leyendo en silencio.
La Sombra del Viento
JULIÁN CARAX.
”
”
Carlos Ruiz Zafón (The Shadow of the Wind (The Cemetery of Forgotten Books, #1))
“
No podemos hablar de los muertos que nos han abandonado. No podemos pronunciar sus nombres. Daniel perteneció a aquellos que, una vez, condenaron el silencio, pero ahora el invierno se nos ha metido dentro de la boca a los dos, y nada huele como la lluvia o el verano.
”
”
Martina Antognini (El pájaro de leche y sangre)
“
Y aveces la gente no sabe si interpretar el silencio como confianza en ti misma o como miedo.
”
”
Kiera Cass (The Selection (The Selection, #1))
“
Llevad a un sabio a un banquete y lo perturbará o con lúgubre silencio o con preguntas fastidiosas. Introducidle en un baile y os parecerá, danzando, un camello.
”
”
Erasmus (Elogio de la locura)
“
TODO ES MUY SIMPLE
Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.
”
”
Idea Vilariño (Poesía completa)
“
Cuando el río es lento y se cuenta con una buena bicicleta o caballo sí es posible bañarse dos (y hasta tres, de acuerdo con las necesidades higiénicas de cada quién) veces en el mismo río.
”
”
Augusto Monterroso (Lo demás es silencio: La vida y la obra de Eduardo Torres)
“
La libertad es la posibilidad del aislamiento. Eres libre si puedes alejarte de los hombres, sin que te obligue a buscarlos la necesidad de dinero, o la necesidad gregaria, o el amor, o la gloria, o la curiosidad, que no puede encontrar alimento en el silencio y la soledad. Si te resulta imposible vivir solo, has nacido esclavo. Puedes tener toda la grandeza de espíritu, toda la grandeza del alma: eres un esclavo noble o un siervo inteligente: no eres libre. Y la tragedia no es cosa tuya, porque la tragedia de haber nacido así no es cosa tuya, sino solamente del Destino. Ay de ti, no obstante, si la opresión de la vida, ella misma te obliga a ser esclavo. Ay de ti si, habiendo nacido libre, capaz de bastarte y aislarte, la penuria te obliga a convivir. Ésa sí es tu tragedia y la que llevas contigo.
”
”
Fernando Pessoa
“
—A la gente —Geralt volvió la cabeza— le gusta inventarse monstruos y monstruosidades. Entonces se parecen menos monstruosos a sí mismos. Cuando beben como una esponja, engañan, roban, le dan de palos a su mujer. matan de hambre a su vieja abuelilla, golpean con un hacha a la raposa atrapada en el cepo o acribillan a flechazos al último unicornio del mundo, les gusta pensar que sin embargo todavía es más monstruosa que ellos la Muaré que entra en las casas a la aurora. Entonces, como que se les quita un peso de encima. Y les resulta más fácil vivir.
—Lo recordaré —dijo Jaskier al cabo de un rato de silencio—
Sacaré unas rimas y compondré un romance sobre ello.
—Componlo. Pero no cuentes con grandes aplausos.
”
”
Andrzej Sapkowski
“
Por Cristo sabemos que no somos caminantes hacia el abismo, hacia el silencio de la nada o de la muerte, sino viajeros hacia una tierra de promisión, hacia Él que es nuestra meta y también nuestro principio.
”
”
Pope Benedict XVI (Discursos en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid)
“
En cada ocasión debía acomodar su estado de ánimo a las exigencias del momento, pero al terminar la jornada, en el silencio de su habitación, pasaba revista a los acontecimientos y concluía que en medio del diario desafío lo más conveniente era no pensar demasiado para evitar que el miedo o la ira lo paralizaran.
”
”
Isabel Allende (Of Love and Shadows)
“
No quiero estar casada sólo por estar casada. No hay nada que te haga sentir más sola que pasa el resto de la vida con alguien con quien no se pueda hablar, o peor, con alguien con quien no se pueda estar en silencio.
”
”
Mary Ann Shaffer
“
Sería muy interesante que alguien investigara en qué medida los sistemas de comunicación de masas trabajan al servicios de la información y hasta qué punto al servicio del silencio. ¿Qué abunda más, lo que se dice o lo que se calla?
”
”
Ryszard Kapuściński
“
Lo único sensato por parte de un crítico es permanecer en silencio frente a las
obras que considera francamente malas, mientras defiende vigorosamente las que
cree buenas, sobre todo si estas son ignoradas o menospreciadas por el público.
”
”
W.H. Auden
“
—¿Por qué?
—Porque el amor no te hace dudar de ti misma. No te obliga a ser alguien que no eres. No es solo sentir mariposas, sino que esos nervios den paso a la calma. Es querer lo mejor para la otra persona. Desear verla triunfando y logrando sus objetivos. Siendo libre. Es escucharla hablar durante horas sin cansarte. Preocuparte por sus intereses. Disfrutar de pasar tiempo a solas, sin hacer nada, en silencio. Es que incluso las cosas más simples adquieran sentido, como una sonrisa. O como una estrella con una inscripción. O como tumbarse a ver el cielo de noche. Es saber que estás completa por ti misma, que no necesitas a nadie y que, aun así, quieres estar a su lado. El amor es pensar en la otra persona cada vez que te ocurre algo bueno. Querer contárselo. Es ser consciente de los riesgos y, aun así, entregarse con los ojos cerrados. Y es que haya canciones que, da igual cuándo las escuche, siempre me recordarán a ti. —El corazón me late a toda velocidad. Vuelvo a clavar mis ojos en los suyos—. Liam, no tengo ni idea de lo que es el amor. Creo que nunca antes lo había sentido. Lo único que tengo claro es que, cada vez que pienso en él, eres tú quien se me viene a la cabeza.
”
”
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
“
DESPEDIDA DE UN PAISAJE
No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.
Comprendo que mi tristeza
no frenara la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
están sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
De veras los deseo
que lo oigan.
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero no obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.
”
”
Wisława Szymborska (El gran número, Fin y principio y otros poemas)
“
Tu ritual matutino podría verse así: Levántate a las 5.30 am Camina o corre durante 20 minutos Gratitud durante 5 minutos (escribe lo que agradeces) Medita por 5 minutos (tiempo en silencio, respira) Lee durante 20 minutos Escribe en tu diario por 5 minutos
”
”
Marc Reklau (Quiérete ¡y mucho!: 30 días para aumentar tu autoestima)
“
Lo que yo deseo, la fuerza que yo busco, no es aquella que te lleva a ganar o a perder. Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones.
”
”
Haruki Murakami (Kafka en la orilla)
“
Pero ni rastro de fiera ni de perros que te hubieran arrastrado para destrozarte. Donde antes tú ahora el vacío. Nadie llamó para pedir rescate o amedrentarnos. Nadie dijo una sola palabra: como si quisieran deshacerte aún más en el silencio. Yo les hubiera agradecido que a donde se lo hubieran llevado, mejor lo hubieran dejado muerto, porque al menos sabría yo dónde quedó, dónde llorarle, dónde rezar. A lo mejor ya me hubiera resignado.
”
”
Sara Uribe (Antígona González)
“
A veces el dolor es eléctrico. Como una descarga que atraviesa la carne. Cuánto de cero a diez, pregunta su médico en cada consulta. A veces cinco, a veces siete, a veces nueve, responde ella, pero lo que quisiera decir es nunca uno, nunca dos, nunca menos de cinco. Dolor siempre. Otras veces el dolor quemante, agudo. Como un clavo caliente. O profundo,como una espátula que raspa el hueso. Pero ella hace rato que abolió la queja. Porque esta pide un oído, palabras, compasión. Y en cambio puede encontrar sólo silencio, un gesto fastidiado, una acusación. Cuando es insoportable o constante el dolor nos aísla.
”
”
Piedad Bonnett (Qué hacer con estos pedazos)
“
La lectura silenciosa es en cierto modo una conquista; quienes leemos en silencio y en soledad aprendemos, justamente, a estar solos, o mejor dicho reconquistamos una soledad menos agresiva, una soledad vaciada de angustia; nos sentimos poblados, multiplicados, acompañados mientras leemos en silenciosa soledad sonora.
”
”
Alejandro Zambra (Literatura infantil)
“
Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él nos hará”* …una tormenta de suspiros y sábanas, un amanecer de besos y calores. Ven a dormir conmigo, tú que de mis sueños no te quitas, (¿y cómo habrías de hacerlo si eres el sueño de mi vida?), ven a dormir conmigo, tú que conviertes las noches en soles. Yo no te amo porque eres tú, ni te amo porque seas mía, no te amo por ser tuyo, ni por tus cabellos ni por tus besos de caricia. Te amo porque es cielo el cielo, te amo porque son ciertas las estrellas, te amo porque el mar besa la orilla, te amo como la flor que besa al viento, te beso como besa al agua el sediento. ¿Cómo no he de amarte, amada mía, si es en tu lecho que he conocido la vida? Nací, como muchos antes, quizás incluso tuve otras vidas errantes, tristes, solitarias, sin ancla, sin vela ni caminos, ¿pero acaso no llega todo fiel a su destino? El amor nos hará, erigirá en nuestros labios su templo, desandará lo que latía de corazón antes de conocernos, dirá quizá: “¡he sido tan poco de mí, ahora sé lo que es amar!”, o acaso el silencio sea reto y envidia a nuestra manera de besar… Caminan las estrellas, gira el mundo. Así te amo. Con toda la fuerza de lo obvio, con el destino apretado en nuestros labios. Nosotros haciendo los sueños la realidad del destino, y a cada lado de la cama, el mundo, callado, muy lejano. *(“Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él nos hará”, Julio Cortázar).
”
”
Jacques Pierre (Declaro el estado de poesía permanente)
“
El silencio es el único fenómeno de este mundo que carece de gramática.No hay una sintaxis del silencio ni una morfología del silencio. El silencio no es un cuerpo, no está dividido en partes que se articulan como las partes de un cuerpo o de un razonamiento. Si logras conquistar el silencio, las palabras dejan de ser tus dueñas.
”
”
Juan José Millás
“
Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.
¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
”
”
Julio Cortázar
“
TRES PALABRAS IMPORTANTES
DISTANCIA: hay que buscar compañía sólo cuando añada valor a la vida,es decir, cuando sea mejor que la soledad. Aburrimiento compartido, no, gracias.
SILENCIO: las palabras sólo tienen sentido si son mejores que el silencio, ahí es nada. Qué buena ocasión para callarse. Otro sabio proverbio japonés: <> O te callas, digo yo.
LIBERTAD: aquello que amas es lo que te hará infeliz. Quien rompa las cadenas del deseo sabrá por vez primera qué es la libertad. Pero nadie explica cómo se hace eso.
”
”
Francesc Miralles (Barcelona Blues)
“
Estoy fuera. De los recuerdos. Del pasado. Pero también estoy perdido. Antes o
después las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás
enamorado, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene
comparación. Y me dan ganas de gritar. En este silencio que hace daño. Basta. Déjame.
Ponlo todo de nuevo en su sitio. Así. Cierra. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón,
allí, en aquella esquina. En aquel jardín. Algunas flores, un poco de sombra y después dolor.
Ponlos allí, bien escondidos, te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Donde
tú no los puedas ver. Eso. Otra vez enterrados. Ahora está mejor. Mucho mejor.
”
”
Federico Moccia (Ho voglia di te)
“
Dos gruesos gerontes de las heladas tierras del norte sostienen sus cartas de vinos desde una de las atiborradas terrazas del Sinatra. Están inquietos porque piensan que, como comensales europeos, tienen derecho a decir lo que les dé la gana o bien a guardar silencio. Porque saben que todo lo que coman puede ser cargado en su cuenta y que tienen derecho a una sangría y a un plato de calamares, y que, de no poder pagarla, el hormiguero común pangeico de los soldados de Cristo puede proporcionarles una paella de oficio
”
”
Martín Zeke Ochoa (Pídele papeles a Santa Simpa)
“
Entro de noche a mi ciudad, yo bajo a mi ciudad donde me esperan o me duelen, donde tengo que huir de alguna abominable cita, de lo que ya no tiene nombre, una cita con dedos, con pedazos de carne en un armario, con una ducha que no encuentro, en mi ciudad hay duchas, hay un canal que corta por el medio mi ciudad y navíos enormes sin mástiles pasan en un silencio intolerable hacia un destino que conozco pero que olvido al regresar, hacia un destino que niega mi ciudad donde nadie se embarca, donde se está para quedarse aunque los barcos pasen y desde el liso puente alguno esté mirando mi ciudad.
Entro sin saber cómo en mi ciudad, a veces otras noches salgo a calles o casas y sé que no es mi ciudad (...).
”
”
Julio Cortázar (62: A Model Kit)
“
Tamén nos ensinaron a sorrir e relatar feitos banais, manter silencio cando nos asaltan as grandes dúbidas, os porqués insondables
e culpar o alcohol das arroutadas e os impulsos
”
”
Marisol Gándara Sánchez (Ata o corazón da mazá)
“
Arrebatada, repentina, inevitable, la felicidad cruza dejándonos el silencio como hacen los ángeles y las luciérnagas, igual que un colibrí o las hadas.
”
”
Henning Mankell (Tea-Bag)
“
La agradable sensación de no tener que hablar, de dejar que pase el silencio general, mirando el mar u otra cosa, o incluso nada.
”
”
Peter Handke
“
Si pudiera permanecer inmóvil, sin hablar ni pensar, sin suplicar, llorar, recordar o esperar, si pudiera sumergirme en el silencio más completo, tal vez entonces podría oírte, hija.
”
”
Isabel Allende (Paula)
“
Se conocieron en un chat. Conversaciones, risas, complicidad, la protección que te brinda la pantalla y que da pie a decir ciertas cosas que no nos atreveríamos a soltar cara a cara, el resto del día pensando en encontrarse otra vez por el chat, la complicidad reciente, algunas fotos y finalmente una cita.
Ya en la cita, los nervios de antes, el saludo extraño, la sonrisa algo forzada, el tic de él que ella observa con disgusto, los incómodos silencios que él salva con su ingenio, el físico de ella que no es como las fotos anunciaban, la conversación tirante que se va aflojando poco a poco, algunos temas comunes que los van haciendo sentir cómodos, el que supera todo el resto, ella cada vez más guapa, él cada vez más tierno, la tarde que termina en noche, el vino que también ayuda, la noche cada vez más larga y el deseo que toma el volante y un beso y muchos más y ¿en tu casa o en la mía? y la noche que sigue girando hacia ellos y el sudor y la cama desarmada y la misma pregunta en la cabeza de ambos, ¿me estoy enamorando?, y la misma respuesta en la cabeza de los dos dando título a este poema.
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Marwán Abu-Tahoun Recio (Todos mis futuros son contigo)
“
Los hesicastas aspiraban a conseguir la paz o la quietud para llegar a la unión íntima con Dios o la contemplación. Para ello cultivaban el silencio, tanto exterior como interior, ante todo por medio del control de los pensamientos. Esta corriente espiritual dentro del cristianismo oriental es casi una constante hasta nuestros días y va muy unida a la oración del corazón.
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José Ignacio Pedregosa Ordóñez (The Way of a Pilgrim)
“
—¿Qué hay ahí fuera? —preguntó, rompiendo por fin el silencio—. ¿Es esto parte de algún castillo enorme o algo por el estilo?
Chuck vaciló. Parecía incómodo.
—Ummm, nunca he salido del Claro.
Thomas hizo una pausa.
—Estás ocultando algo —contestó por fin; se acabó el bocadillo y dio un buen trago de agua. La frustración por no recibir respuestas de nadie le estaba empezando a sacar de quicio. Pero aún era peor pensar que, aunque obtuviera las respuestas, no sabría si le estaban diciendo la verdad—. ¿Por qué sois tan reservados?
—Así son las cosas. Todo es un poco raro por aquí y la mayoría no sabemos mucho. Ni la mitad de mucho.
A Thomas le fastidió que a Chuck no pareciera importarle lo que acababa de decir. ¿Qué le pasaba a esa gente? [...]
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James Dashner (The Maze Runner (The Maze Runner, #1))
“
Las palabras son mi ausencia particular. Como la famosa «muerte propia» (famosa para los demás), en mí hay una ausencia autónoma hecha de lenguaje. No comprendo el lenguaje y es lo único que tengo. Lo tengo sí, pero no lo soy. Es como poseer una enfermedad o ser poseída por ella sin que se produzca ningún encuentro porque la enferma lucha por su lado —sola— con la enfermedad que hace lo mismo. Yo escribo a falta de una mano en mi mano, a falta de dos ojos frente a los míos, a falta de un cuerpo exterior a mí sobre el cual apoyarme —un minuto siquiera— y llorar. (Lágrimas visibles, que se puedan secar, que la mano deseada pueda enjugar.) Este silencio de las palabras que me invaden, de las que digo y escribo, es el horror, el vértigo, el dolor en su estado más puro. ¿En dónde hallar una presencia humana que me calme? Nunca nadie lo pudo; ni amigos ni amantes. Sólo cuerpos vacíos que apenas diferencio de las cosas y sólo fantasmas que he amado hasta pulverizar mi conciencia y mi memoria.
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Alejandra Pizarnik (Diarios)
“
La libertad es la posibilidad de aislamiento. Eres libre si puedes alejarte de los hombre, sin que te obligue a buscarlos la necesidad de dinero, o la necesidad gregaria, o el amor, o la gloria, o la curiosidad, que no pueden encontrar alimento en el silencio y la soledad. Si te resulta imposible vivir solo, has nacido esclavo. Puedes tener toda la grandeza de espíritu, toda la grandeza del alma: eres un esclavo noble o un siervo inteligente: no eres libre.
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Fernando Pessoa
“
Con esta boca, en este mundo...
No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos.
Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta dura nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento.
Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo con la lengua cortada.
¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes que más temí perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.
Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido, porque ¿cómo nombrar con esa boca, cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?
Olga Orozco
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Olga Orozco
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Casi siempre había dos o tres clientes, figuras sombrías ataviadas con abrigo y sombrero Trilby, que hurgaban en silencio entre colecciones de Jane Austen y Trollope, Dickens y George Elliot, con la esperanza de dar con una primera edición.
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Roald Dahl (El librero)
“
Siempre he amado el desierto. Puede uno sentarse sobre un médano de arena. No se ve nada. No se oye nada. Y, sin embargo algo resplandece en el silencio (...) ya se trate de la casa, de las estrellas o del desierto, lo que nos embellece es invisible.
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Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
“
—¡Oídme! —aulló, y al momento se hizo el silencio—. ¡Todos me conocéis! ¡La mayoría habéis combatido conmigo! ¡Hemos matado juntos y más de uno a muerto a mi lado! ¡Sabéis quién soy! —desplegó las alas. La multitud le contemplaba y él se sentía inmenso—. ¡Rocavarancolia nos convoca a una nueva batalla! ¡De nuevo resuenan tambores de guerra!
¡Pero no os dejéis engañar! La Rocavarancolia que nos llama no es la nuestra! ¡Nuestro reino agoniza ahí fuera y nada de los que hagamos podrá salvarlo! —Denéstor se removió inquieto y la intranquilidad del demiurgo sirvió de acicate—. ¡Bien se han encargado de ello! ¡Nos lo han arrebatado todo! ¿Me oís? ¡Todo!
¡Y aún así estoy aquí para pediros que os dejéis engañar y que luchéis! ¡Porque fuimos grandes! ¡Somos monstruos y demonios! ¡Somos pesadillas y malos sueños! ¡Somos lo que el mundo teme! ¡Y si triunfa Hurza nos convertiremos en víctimas! ¡Y me niego a que ocurra eso! ¡No somos víctimas de nadie! ¡Jamás! ¡Somos verdugos y asesinos! ¡Quisieron exterminarnos antes y no pudieron!
¡Luchad, monstruos! ¿Me oís? ¡LUCHAD!
¡Luchad por nuestra Rocavarancolia si se os antoja! ¡O por el recuerdo de la antigua! ¡Luchad por Sardaurlar y los reyes conquistadores! ¡Por las torres dragoneras, por la sangre que derramamos! ¡ O por los malditos reyes araña si os apetece! ¡Luchad porque fuimos grandes y nadie que pretenda arrebatarnos eso va a conseguirlo! ¡Luchad por la gloria, por placer, por hacer daño! ¡No me importa el motivo! ¡No me importa qué fuerza os guíe! ¡Sólo quiero que luchéis! ¡Salid ahí fuera y arrasad con todos! ¡Y si se levantan, si osan levantarse, matadlos de nuevo!
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José Antonio Cotrina (La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3))
“
Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear.
Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
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Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
“
«Seremos», repitió Laura en silencio. Kenneth formaba parte del Taormina, jamás sería feliz lejos de allí, ni ella lejos de él. Ese era su sitio y el de ella también. Inspiró profundamente y alzó la barbilla para armarse de valor. —Al diablo las empresas serias, el miedo al futuro y las palabras que no se pueden pronunciar. ¡Cásate conmigo! Kenneth no movió ni un músculo. Segundos después giró para quedar cara a cara, con un ademán tan elegante que a Laura se le agitó la respiración. —Esa frase es mía —dijo con calma. Ella lo miraba desconcertada—. Me refiero a la última, eso me corresponde preguntarlo a mí. La voluminosa presencia del persistente cabecilla se aproximó con paso enérgico. —Oiga, el alcalde ¿va a salir o no? —preguntó con los brazos en jarras. —¿Es que no se puede tener ni un minuto de intimidad? —se revolvió Kenneth indignado—. Mi chica me está pidiendo que me case con ella.
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Olivia Ardey (Delicias y secretos en Manhattan (Delicias y secretos en Manhattan, #1))
“
Las observaciones y vivencias del solitario taciturno son a la vez más borrosas y penetrantes que las del hombre sociable, y sus pensamientos, más graves, extraños y nunca exentos de cierto halo de tristeza. Ciertas imágenes e impresiones de las que sería fácil desprenderse con una mirada, una sonrisa o un intercambio de opiniones, le preocupan más de lo debido, adquieren profundidad e importancia en su silencio y devienen vivencia, aventura, sentimiento. La soledad hace madurar lo original, lo audaz e inquietantemente bello, el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e ilícito.
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Thomas Mann (La muerte en Venecia / Mario y el mago)
“
¿Qué pasaría...?
¿Qué pasaría si un día
despertamos dándonos
cuenta de que somos mayoría?
¿Qué pasaría si de pronto
una injusticia, sólo una,
es repudiada por todos,
todos los que somos, todos,
no unos, no algunos, sino todos?
¿Qué pasaría si en vez de
seguir divididos nos
multiplicamos, nos sumamos
y restamos al enemigo que
interrumpe nuestro paso?
¿Qué pasaría si nos
organizáramos y al mismo
tiempo enfrentáramos
sin armas, en silencio,
en multitudes, en millones de
miradas la cara de los
opresores, sin vivas,
sin aplausos, sin sonrisas,
sin palmadas en los hombros,
sin cánticos partidistas,
sin cánticos?
¿Qué pasaría si yo pidiese
por ti que estás tan lejos,
y tú por mí que estoy tan lejos, y ambos por
los otros que están muy
lejos y los otros por
nosotros aunque estemos lejos?
¿Qué pasaría si el grito
de un continente fuese
el grito de todos los continentes?
¿Qué pasaría si pusiésemos
el cuerpo en vez de lamentarnos?
¿Qué pasaría si rompemos
las fronteras y avanzamos
y avanzamos y avanzamos
y avanzamos?
¿Qué pasaría si quemamos
todas las banderas para
tener sólo una, la nuestra,
la de todos, o mejor
ninguna porque no
la necesitamos?
¿Qué pasaría si de pronto
dejamos de ser patriotas para
ser humanos?
No sé... me pregunto yo:
¿Qué pasaría...?
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Mario Benedetti
“
Lo verdaderamente miedoso no son las mordeduras de serpiente, cuyo veneno puede acabar con una vida en 0.5 minutos, los terremotos, los ataques alienígenas o el fin del mundo. Lo verdaderamente miedoso es cómo el miedo nos paraliza, nos aniquila, nos deja despojados de razón. Lo miedoso son las cosas que dejamos de hacer, los silencios que cultivamos como plantas de jardín interior, los atajos que comenzamos a transitar para no enfrentarnos a nada, a nadie, ni a nosotros mismos. Lo miedoso es cuando el miedo se convierte en obstáculo, en trampa, en excusa. Cuando nos convertimos en hipocondríacos emocionales, siempre listos para buscar un diagnóstico que confirme nuestras sospechas y valide nuestras inseguridades y paranoias.
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Amalia Andrade Arango (Cosas que piensas cuando te muerdes las uñas)
“
Entonces", dice mientras íbamos por la carretera principal, el rompe el silencio, "he estado pensando."
"¿Sí?"
Él asintió "Realmente necesitas salir conmigo."
Parpadeé. "¿Perdona?"
"Ya sabes. Tú, yo. Un restaurante o una película. Juntos" Él me mira otra vez, cambia de velocidad. "¿Quizás es algo nuevo para ti? Si es así, voy a estar feliz de guiarte"
"¿Quieres llevarme a ver una película?", Pregunto.
"Bueno, realmente no", dijo. "Lo que en verdad quiero es que seas mi novia. Pero pensé que si te lo decía así te asustarías."
Sentí que mi corazón salto de mi pecho. "¿Siempre eres tan directo sobre este tipo de cosas?"
"No", dice. Doblamos a la derecha, subiendo por la colina hacia la ciudad, los altos edificios del hospital y la campana U eran visibles desde arriba de la colina.
"Pero tengo la sensación de que tienes prisa y estas dejando todo, así que pensé que debería ir al grano"
"Yo sólo estaré fuera una semana", digo en voz baja.
"Cierto", dice mientras seguimos subiendo. "Pero he querido hacerlo desde hace tiempos y ya no podía esperar."
"¿En serio?", Pregunto. Él asiente con la cabeza. "Como, ¿desde cuándo?"
Él lo piensa por un segundo. "El día que me golpeaste en baloncesto."
"¿Eso te pareció atractivo?"
"No exactamente", respondió. "Más bien fue como vergonzoso y humillante. Pero hubo algo en ese momento. . . Era como una pizarra limpia. Ninguna postura o pretensión. Fue como, ya sabes, real”.
Estábamos llegando a la ciudad ahora, pasando FrayBake, Luna Blu sólo estaba ha unas cuadras de distancia. "Real", repito.
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Sarah Dessen (What Happened to Goodbye)
“
EL FANTASMA DE EDNA LIEBERMAN
Te visitan en la hora más oscura
todos tus amores perdidos.
El camino de tierra que conducía al manicomio
se despliega otra vez como los ojos
de Edna Lieberman,
como sólo podían sus ojos
elevarse por encima de las ciudades
y brillar.
Y brillan nuevamente para ti
los ojos de Edna
detrás del aro de fuego
que antes era el camino de tierra,
la senda que recorriste de noche,
ida y vuelta,
una y otra vez,
buscándola o acaso
buscando tu sombra.
Y despiertas silenciosamente
y los ojos de Edna
están allí.
Entre la luna y el aro de fuego,
leyendo a sus poetas mexicanos
favoritos.
¿ y a Gilberto Owen,
lo has leído?,
dicen tus labios sin sonido,
dice tu respiración
y tu sangre que circula
como la luz de un faro.
Pero son sus ojos el faro
que atraviesa tu silencio.
Sus ojos que son como el libro
de geografía ideal:
los mapas de la pesadilla pura.
Y tu sangre ilumina
los estantes con libros, las sillas
con libros, el suelo
lleno de libros apilados.
Pero los ojos de Edna
sólo te buscan a ti.
Sus ojos son el libro
más buscado.
Demasiado tarde
lo has entendido, pero
no importa.
En el sueño vuelves
a estrechar sus manos,
y ya no pides nada.
”
”
Roberto Bolaño (The Romantic Dogs)
“
salvajes miraron a su alrededor aterrorizadas. Primero la luz del cielo no parecía mayor que la luna, luego pareció más grande, infinitamente más grande, y todo el claro tembló y se estremeció y todas las criaturas contuvieron la respiración y las luciérnagas brillaron más de lo que habían brillado en toda su vida, convencidas de que esto, finalmente, era el amor, aunque no les sirvió de nada… Y entonces… Se oyó un ruido estruendoso, tan seco como un disparo, y la luz que había llenado el claro desapareció. O casi. Había un débil resplandor dentro de un arbusto, como si una pequeña nube de estrellas brillara allí. Y se oyó una voz, una voz aguda, clara y femenina, que dijo «Ay», y después, muy bajito, dijo «Joder», y después «Ay», una vez más. Y ya no dijo nada más, y se produjo el silencio en el claro. Capítulo 4
”
”
Neil Gaiman (Stardust)
“
Hace ya mucho que no le escribo, señora Milena, y también hoy le escribo por una casualidad. En realidad no tengo que disculparme de mi silencio, usted ya sabe cómo odio las cartas. Toda la desdicha de mi vida – no quiero con esto quejarme, sino hacer una observación de interés general- proviene por así decir de las cartas o de la posibilidad de escribirlas. Las personas casi nunca me han traicionado, pero las cartas siempre, y en verdad no las ajenas, sino justamente las mías. En mi caso es una desgracia muy especial, de la que no quiero seguir hablando, pero al mismo tiempo es una desgracia también general. La sencilla posibilidad de escribir cartas debe de haber provocado -desde un punto de vista meramente teórico- una terrible desintegración de almas en el mundo. Es en efecto una conversación con fantasmas ( y para peor no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el del remitente) que se desarrolla entre líneas en la carta que uno escribe, o aun en una serie de cartas, donde cada una corrobora la otra y puede referirse a ella como testigo. ¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas podían comunicarse mediante cartas? Se puede pensar en una persona distante, se puede aferrar a una persona cercana, todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que lo esperan ávidamente. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multiplican, en efecto, enormemente. La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo; y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación natural, que es la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano, pero ya no sirven, son evidentemente descubrimientos hechos en el momento del desastre, el bando opuesto es tanto más calmo y poderoso, después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la telegrafía sin hilos. Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros en cambio pereceremos.
”
”
Franz Kafka (Letters to Milena)
“
Él se había colocado, literalmente, en un alto sitial entre los demonios de la tierra. No lo podéis entender, ¿cómo podríais entenderlo vosotros, que tenéis los pies sobre el sólido pavimento, que estáis rodeados de amables vecinos dispuestos siempre a prestaros ayuda o a caer sobre vosotros, que camináis delicadamente entre el carnicero y el policía, bajo el sagrado terror del escándalo, la horca y los manicomios? ¿Cómo podéis vosotros imaginaros a qué precisa región de los primeros tiempos pueden conducir a un hombre sus pies sin trabas impulsados por la soledad (soledad absoluta, sin un solo policía), por el silencio (silencio absoluto, donde no se oye la voz consejera de amables vecinos susurrando acerca de la opinión pública)? Estas pequeñas cosas son las decisivas. En el momento en que desaparece, uno tiene que recurrir a su propia fuerza innata, a su capacidad de lealtad.
”
”
Joseph Conrad (Heart of Darkness)
“
cada realidad se asoma a la vida con una lengua propia construida de gritos y silencios, de olvidos y memoria, de balbuceos y llanto, palabras que son emblemas, árboles, tierras, casas, frutas, corrientes de agua, mareas y oleaje de bajamar. Realidad de palabras sin equivalencias, de historia propia, de sonidos que en la vigilia o en el sueño nombran. Aceptó que las palabras son esencia de lo que nombran, existencia de lo nombrado. Y nombrar es revelación
”
”
Roberto Burgos Cantor (La ceiba de la memoria)
“
Las observaciones y vivencias del solitario taciturno son a la vez más borrosas y penetrantes que las del hombre sociable, y sus pensamientos, más graves, extraños y nunca exentos de cierto halo de tristeza. Ciertas imágenes e impresiones de las que sería fácil desprenderse con una mirada, una sonrisa o un intercambio de opiniones, le preocupan más de lo debido, adquieren profundidad e importancia en su silencio y devienen vivencia, aventura, sentimiento.
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”
Thomas Mann (MUERTE EN VENECIA, LA)
“
O bordão cahira das mãos de Pedro ao solo; fixava a vista com pertinacia na frente; entre-abrira a bocca, e no rosto reflectia-se-lhe a estupefacção, a alegria, o arrobamento...
Ajoelhou com as mãos estendidas. E dos labios sahiu-lhe o brado;
- Christo! Christo!...
Prostrou-se com a cabeça no chão, como se beijasse pés invisiveis. Durante muito tempo reinou absoluto silencio. Depois resoou a voz do velho entrecortada de soluços:
- Quo vadis, Domine?...
(...)
- Visto abandonares o meu povo, vou a Roma... para que me crucifiquem outra vez.
O Apostolo permanecia deitado no caminho, com o rosto no pó, sem fazer um gesto, nem dizer uma palavra. Nazario começava a pensar que Pedro perdera os sentidos, ou que expirara. Mas por fim levantou-se, agarrou com as mãos trémulas o cajado de romeiro, e, sem falar, voltou-se e contemplou as sete collinas.
O rapazito repetiu então como um echo:
- Quo vadis, Domine?...
- A Roma, respondeu com doçura o Apostolo.
E voltou para Roma.
”
”
Henryk Sienkiewicz (Quo Vadis)
“
Siempre he estado convencido de que el primer mordisco de la enfermedad de mi madre se llevó lo que yo más quería: el beso de buenas noches. Yo pensé que, como el rezo juntos antes de dormir, era otra pérdida de la edad. Una más de las catástrofes de hacerte mayor. Como que dejara de ordenarme la ropa, de removerme el Cola-Cao o de preguntarme al volver del colegio si tenía muchos deberes. Un día las madres dejan de darte el beso de buenas noches,
se fue el beso de buenas noches
y vinieron la hipoteca del piso
y las letras del coche,
en mi caso una noche no llegó el beso y aguardé silencioso. La oscuridad se transformó en hostil, lúgubre, inhóspita. Puede que otras noches yo mismo la llamara, pero llega la noche en que no te sientes autorizado para gritarle mamá, ¿vienes? Y no viene nadie. Puede que cuando despiertas a la mañana siguiente seas más adulto, más independiente, pero esa noche tan sólo eres más infeliz. La segunda noche consecutiva sin beso, lloré en silencio. Sentí algo amputado adentro. Si te arrancan un brazo, dudo que duela como perder ese beso.
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”
David Trueba (Tierra de campos)
“
No hace mucho, un párroco quiso graficar en la misa dominical la idea que tenía de Dios. Explicó que siempre se ha dicho que Dios está en todas partes y que acompaña a todo el mundo en todo momento. Lo difícil, sugirió, es hacer tangible esa presencia, ofrecer ejemplos prácticos que no dejen lugar a dudas. Hizo silencio y enseguida agregó que Dios es como los mapas en línea (dijo textualmente "Google Maps"). Puede observar desde arriba y desde los costados, es capaz de abarcar con la mirada un continente o enfocarse en una casa, hasta hacer zoom sobre el patio de una casa. Y así, como todos los resentes en ese momento podían imaginar, nada escapaba a su vigilancia. Ahora bien, agregó, Dios funcionaba como los mapas digitales, pero mejor, porque no estaba reducido a la representación visual y sus distintas modalidades (mapa, relieve, tránsito, etc.): estaba en condiciones de abarcar literalmente todo, desde las voces y sonidos en el aire hasta los sentimientos más inconfesables, de un modo tal que podía prescindir de la visualización sin mayor problema, cosa imposible para Google Maps.
”
”
Sergio Chejfec (La experiencia dramática)
“
¿PARADOJAS DEL DESTINO?
Sentí un silencio frío y absoluto.
¡Dani! ¡Hijito! ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Te hiciste daño?¡¿Daniiiii?! ¿Por qué no me contestás hijo? Qué oscuro y frío está todo. No puedo ver nada. Qué silencio. ¿Dani? ¿Me escuchás? ¿Estás bien hijito? No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. ¡Qué estúpido que soy a veces! Hijito, ¿estás bien? ¡Volcamos y nos hicimos pelota! No veo ni escucho nada, no sé dónde estoy.
¿Estaré internado? ¿Estaré muerto? ¿Dani? Me mata tu silencio. ¡¿Estás bien?!
Pará, ya puedo ver un leve resplandor. Me siento atrapado. Dani, ¿estás ahí? Carajo, no puedo moverme. Estoy como envuelto en un plástico. Tengo que salir de acá. Hay una luz ¿la ves Dani? Es cada vez más intensa. A ver, sí, creo que puedo romper esta envoltura. Ya estoy casi afuera. La luz me enceguece. Qué lugar más extraño. Nunca había visto algo así ¿y vos?
No se parece a la Tierra. ¿Estaré muerto? ¿En otro planeta? ¡Uy, por Dios, y esos monstruos espantosos! ¡Qué asquerosos y espeluznantes que son! Parecen extraterrestres. ¡Son Aliens! ¡Estoy en otro planeta, claramente! No puedo creerlo. Necesito escapar urgente o estos monstruos seguro que me devoran. Tengo que alejarme. Tengo mucho miedo. ¿Estoy flotando? ¿Estoy volando? Sí, vuelo. ¿A ver? Voy a subir más alto para tratar de escapar.
Ya no veo a los Aliens y el paisaje parece menos aterrador. Creo que lo logré. Hay mucho viento. ¿Es eso una carretera? Se ven como unos vehículos allá abajo. ¿Serán los transportes de los extraterrestres? Voy a descender un poco. ¡Veo personas! ¿Estoy en la Tierra? ¿Será esto un universo paralelo? ¿Dónde estará Dani? ¡Daniiiiii! No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba.
Esa torre que está allá abajo se parece mucho al tanque de agua de mi pueblo. Es idéntica; pero la torre de mi pueblo no tiene ese inmenso edificio al lado. Todo esto es muy semejante a mi barrio, pero no es exactamente igual: hay muchos más edificios acá. Ahí está el río. Ah, y la fábrica. Definitivamente es mi barrio, pero luce algo diferente. Debo estar en un universo paralelo nomás.
Es increíble que pueda flotar. La gente parece no advertir mi presencia. ¿Seré un fantasma?
Tengo que volver a mi casa para ver si está Dani. Dios quiera que esté sano y salvo. Gabriela debe estar preocupadísima por el choque.
¡Ahí está mi casa! ¿Y esos autos de quiénes serán? La fachada está pintada de otro color. ¡Qué extraño todo! Hay alguien en el jardín. ¡Qué crecidos están los árboles que planté en primavera!
Es…es… ¡¿Dani?! Sí, ¡sí! ¡Es Dani! Pero qué cambiado está, parece más grande, parece… ¡todo un muchacho! Lo importante es que está bien por suerte. Necesito abrazarlo bien fuerte y decirle cuánto lo quiero. ¿Podrá verme si soy un fantasma? Me voy a acercar despacito para no asustarlo. Necesito tocarlo, acariciarlo.
¿No me ve? Me voy a acercar más. Ahora sí, al menos movió la cabeza, creo que ya notó mi presencia.
¡Qué hambre me agarró de golpe! ¡No puedo detenerme! ¡¿Qué haces hijito?! ¡Soy yo! ¡Tu papá! ¿Hijito querido? ¡No puedo frenarme! ¡Tengo demasiada hambre! ¡Ahhhh qué ricoooo! ¡Qué placeeeer! ¡Nooo Daniii! ¡Noooooo!... ¡Soy tu papá!...
¡Pafffff!
–Mamá, trae repelente que está lleno de mosquitos en el jardín –gruñó Daniel, mientras limpiaba en su pantalón la sangre que tenía en la palma de su mano derecha. Gabriela, que justo salía, frenó con brusquedad su marcha, se dio vuelta hacia la casa, y gritó:
-¡Querido, trae por favor el repelente que está arriba de la chimenea!
De nuevo el silencio frío y absoluto.
FIN
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”
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
“
Las noches iluminadas como si fueran de día por la contaminación lumínica no dejan sitio a las constelaciones ni a sus historias, las ciudades en continua producción y movimiento, dominadas por el ruido, olvidan el silencio que obliga al corazón a volverse inteligente. Es el deseo lo que activa la imaginación, lo que une al pensamiento y al corazón, pero en el contexto actual el deseo, satisfecho en el acto, queda reducido a una necesidad siempre consumible. La costumbre de tenerlo todo al alcance de la mano deshabitúa de la búsqueda larga y paciente de la infinitud, da igual qué cosa o qué persona sea su cofre.
”
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Alessandro D'Avenia (L'arte di essere fragili: Come Leopardi può salvarti la vita)
“
Que tu actividad sea continua. Si por la noche, antes de dormirte, te acuerdas de que has dejado de cumplir algún deber, levántate en el acto y cúmplelo. Si los que te rodean se niegan a escucharte, por malicia o por indiferencia, arrodíllate y pídeles perdón, pues en realidad tuya es la culpa de que no quieran escucharte. Si se niegan a oírte los irascibles, sírvelos en silencio y humildemente, sin perder jamás la esperanza. Si todos se apartan de ti y algunos te rechazan con violencia, permanece solo, arrodíllate, besa la tierra, riégala con tus lágrimas, aunque nadie te vea ni te oiga. Estas lágrimas darán fruto.
”
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Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
“
¿Crees que no lo entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser. Consciente en cada momento. Vigilante. Al mismo tiempo, el abismo entre lo que eres para los otros y para ti misma, el sentimiento de vértigo y el deseo constante de, al menos, estar expuesta, de ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada. Cada palabra una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Suicidarse? ¡Oh, no! ¡Eso es horrible! Tú no harías eso. Pero puedes quedarte inmóvil y en silencio. Por lo menos así no mientes. Puedes encerrarte en ti misma, aislarte. Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner caras ni falsos gestos. Piensas. Pero, ¿ves? La realidad es atravesada, tu escondite no es hermético. La vida se cuela por todas partes. Estás obligada a reaccionar. Nadie pregunta si es real o irreal, si tú eres verdadera o falsa. La pregunta sólo importa en el teatro. Y casi ni siquiera allí. Te entiendo, Elisabeth. Entiendo que estés en silencio, que estés inmóvil, que hayas situado esta falta de voluntad en un sistema fantástico. Te entiendo y te admiro. Creo que deberías mantener este papel hasta que se agote, hasta que deje de ser interesante. Entonces podrás dejarlo. Igual que poco a poco fuiste dejando los demás papeles.
”
”
Ingmar Bergman
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Lucía lamentó haber terminado sus amores con Julián, pero nunca se arrepintió. Deseaba estabilidad, mientras que él, a sus setenta años, todavía estaba en la etapa de saltar de una relación a otra, como un picaflor. A pesar de los consejos de su hija, que proclamaba las ventajas del amor libre, para ella la intimidad era imposible con alguien distraído con otras mujeres. «¿Qué es lo que quieres, mamá? ¿Casarte?», se había burlado Daniela cuando supo que había cortado con Julián. No, pero quería hacer el amor amando, por el placer del cuerpo y la tranquilidad del espíritu. Quería hacer el amor con alguien que sintiera como ella. Quería ser aceptada sin nada que ocultar o fingir, conocer al otro profundamente y aceptarlo de la misma manera. Quería alguien con quien pasar la mañana del domingo en la cama leyendo los periódicos, a quien tomarle la mano en el cine, con quien reírse de tonterías y discutir ideas. Había superado el entusiasmo por las aventuras fugaces. Se había acostumbrado a su espacio, su silencio y su soledad; había concluido que le costaría mucho compartir su cama, su baño y su ropero y que ningún hombre podía satisfacer todas sus necesidades. En la juventud creía que, sin el amor de pareja, estaba incompleta, que le faltaba algo esencial. En la madurez agradecía la rica cornucopia de su existencia.
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Isabel Allende
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Pero la literatura, o el arte en general, no puede alcanzar esa zona interior. La literatura se dedica a dar vueltas en torno al agujero; con suerte y con talento, tal vez consiga lanzar una ojeada relampagueante a su interior. Ese rayo ilumina las tinieblas, pero de forma tan breve que sólo hay una intuición, no una visión. Y, además, cuanto más te acercas a lo esencial, menos puedes nombrarlo. El tuétano de los libros está en las esquinas de las palabras. Lo más importante de las buenas novelas se agolpa en las elipsis, en el aire que circula entre los personajes, en las frases pequeñas. Por eso creo que no puedo decir nada más sobre Pablo: su lugar está en el centro del silencio.
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Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
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Te sientes sola cuando sales con un chico, y haces el amor en su piso, y él se esfuerza por ser simpático y hacerte sentir bien, pero es como si todas sus atenciones se dirigiesen a tu cuerpo y no a tu mente (te hace el amor, te hace la cena) y sientes que cada minuto que pasas con él solo contribuye a que os canséis un poco más el uno del otro, y cuando os separáis finges que es doloroso, pero en realidad lo estás deseando porque supone un alivio dejar de esforzarte por complacer al otro, y cuando llegas a casa tientes la impresión de que él ya no ha vuelto a pensar en ti desde que saliste de la suya, tienes la sensación de que has salido de su vida para siempre, aunque sepas que al día siguiente te volverá a llamar y volverás a tener sexo con él, pero esa noche, mientras te desnudas en silencio y te metes en la cama, estás segura de que él no está pensando en ti, que nadie piensa en ti, en realidad, y también estás segura de que si descuelgas el teléfono y llamas a tu madre, a tus hermanas o a alguna de tus pocas amigas, o lo llamas a él, cualquiera de ellos se sorprenderá de ver tu número y de oír tu voz, y les llevará unos segundos hacer un hueco para acomodar tu presencia en su mundo, porque solo eres algo ajeno que entra y sale a la escena de sus vidas, algo que no deja más huella que un tenue rastro de incomodidad. La soledad es algo difícil de explicar, y si no te has sentido así jamás, enhorabuena.
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Adrián Dresner (LA TERCERA CHICA (Spanish Edition))
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Y, sin embargo, cuando cae la noche y el espectáculo ha terminado, él y yo nos quedamos de nuevo solos con el silencio, solos con una infinita escasez de palabras; nunca imaginé que éstas pudieran ser tan parcas. Pero a mí todo me parece bien. ¿O acaso me engaño a mí misma? ¿Existe la pornografía sin porno? Mejor dicho, ¿existe la pornografía únicamente como concepto, sin representación gráfica alguna? Pura pornografía del espíritu, un estado en que la mentira transforma la naturaleza de cada acto -caricia, beso, orgasmo- en algo obsceno y perverso. Reflexiono sobre todas estas cosas, aquí, tendida en el suelo mientras espero que él pronuncie alguna de sus escasas palabras, a que vuelva a tocarme y yo a olvidarme de mis pensamientos.
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Cees Nooteboom (Lost Paradise)
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Algo.
En estos días, tienes que ser "algo" con alguien si no quieres ser "nada" con alguien. Por lo mismo, nuestra "relación", si es que puede llamársele "relación" a lo que teníamos, bueh, podía decirse que era clandestina. Poco nos importaba, sin embargo, lo que dijeran los demás. Porque nos teníamos. Nos teníamos y no nos íbamos a dejar ir (...) El consenso entre las diferentes voces que opinaban en mi cabeza había sido atribuir su conducta a las hormonas, pero yo le concedía todas las razones a la voluntad. Veloe era quien era porque así quería ser.
Lo que comenzó como una inocente comida de vengan-a-conocer-a-mi-nuevo-novio, se transformó en un "cándido afecto" que, con el paso de los meses, se convirtió en un "frondoso encanto", el cual terminaría en una "loca infatuación". Un año después de subirme a aquel elevador, Veloe y yo nos amábamos hasta las lágrimas.
Dicen que a las mujeres no hay que entenderlas sino amarlas, y en verdad que su amable y atento servidor no podría estar en desacuerdo con esa sagrada afirmación; pero yo no sólo amaba a Veloe, sino que la leía. Aprendí a leer a Veloe como a nadie; podía leerla con la tibia luz de la lámpara de la mesa de noche o con el sol quemante de las playas de Oaxaca, tirado en un camastro, cavando surcos en la arena con los pies. Podía leerla en el tren subterráneo, rodeado de parroquianos, o en la paz de la santa capilla, tirado en la alfombra, de pie o sentado, de cabeza o sobre las puntas de los dedos, exhausto o recién levantado, en ayunas, después de una pesada comida, lejos, en braille o con letra script.
Entendí que es cosa complicada aprender a leer a una mujer, y que es tarea que puede extenderse por años. Por vidas enteras. Algunas mujeres son libros pequeños, de bolsillo, fácilmente manejables. Otras son pesados, de pasta dura, con el gramaje grueso y poco amable con los dedos. Algunas tienen prólogo y otras epílogo, y unas cuantas ambos. Algunas carecen de forros o están deshojadas. Nadie puede leer a todas las mujeres del mundo así como nadie puede leer todos los libros del mundo. Y del mismo modo que, dicen los románticos, ciertos libros nos escogen, algunas mujeres nos eligen, en silencio, y esperan a que las leamos...
-Pixie (3) de Ruy Xoconostle W. (fragmento)
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Ruy Xoconostle W. (Pixie 3)
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Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos, tan parcamente pobladas por una continuidad aprehensible de familias, tan lejanas de un mar o de un río, tan ostentosas en el reparto de su menguada pobreza, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan ingenuamente contentas de sí mismas al modo de las mozas quinceañeras, tan globalmente adquiridas para el prestigio de una dinastía, tan dotadas de tesoros -por otra parte- que puedan ser olvidados los no realizados a su tiempo, tan proyectadas sin pasión pero con concupiscencia hacia el futuro, tan desasidas de una auténtica nobleza, tan pobladas de un pueblo achulapado, tan heroicas en ocasiones sin que se sepa a ciencia cierta por qué sino de un modo elemental y físico como el del campesino joven que de un salto cruza el río, tan abigarradas de sí mismas aunque en verdad el licor de que están ahítas no tenga nada de embriagador, tan insospechadamente en otro tiempo prepotentes sobre capitales extranjeras dotadas de dos catedrales y de varias colegiatas y de varios palacios encantados -un palacio encantado al menos para cada siglo-, tan incapaces para hablar su idioma con la recta entonación llana que le dan los pueblos situados hacia el norte a doscientos kilómetros de ella, tan sorprendidas por la llegada de un oro que puede convertirse en piedra, pero que tal vez se convierta en carrozas y troncos de caballos con gualdrapas doradas sobre fondo negro, tan carentes de una auténtica judería, tan llenas de hombres serios cuando son importantes y simpáticos cuando no son importantes, tan vueltas de espaldas a toda naturaleza -por lo menos hasta que en otro sitio se inventaron el tren eléctrico y la telesilla-, tan agitadas por tribunales eclesiásticos con relajación al brazo secular, tan poco visitadas por individuos auténticos de la raza nórdica, tan abundante de torpes teólogos y faltas de excelentes místicos, tan llenas de tonadilleras y de autores de comedias de costumbres, de comedias de enredo, de comedias de capa y espada, de comedias de café, de comedias de punto de honor, de comedias de linda tapada, de comedias de bajo coturno, de comedias de salón francés, de comedias del café no de comedia dell'arte, tan abufaradas de autobuses de dos pisos que echan humo cuanto más negro mejor sobre aceras donde va la gente con gabardina los días de sol frío, que no tienen catedral.
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Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
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Hubiera sido tan fácil organizar un esquema coherente, un orden de pensamiento y de vida, una armonía. Bastaba la hipocresía de siempre, elevar el pasado a valor de experiencia, sacar partido de las arrugas de la cara, del aire vivido que hay en las sonrisas o los silencios de más de cuarenta años. Después uno se ponía un traje azul, se peinaba las sienes plateadas y entraba en las exposiciones de pintura, en la Sade y en el Richmond, reconciliado con el mundo. Un escepticismo discreto, un aire de estar de vuelta, un ingreso cadencioso en la madurez, en el matrimonio, en el sermón paterno a la hora del asado o de la libreta de clasificaciones insatisfactoria. Te lo digo porque yo he vivido mucho. Yo que he viajado. Cuando yo era muchacho. Son todas iguales, te lo digo yo. Te hablo por experiencia, m’hijo. Vos todavía no conocés la vida.
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Julio Cortázar
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El individuo puede tener presentes toda clase de objetivos personales, de fines, de esperanzas, de perspectivas, de los cuales extrae la energía para los grandes esfuerzos y actividades; ahora bien, cuando lo impersonal que le rodea, cuando la época misma, a pesar de su agitación, en el fondo está falta de objetivos y de esperanzas, cuando ésta se le revela como una época sin esperanzas, sin perspectivas y sin rumbo, y cuando la pregunta sobre el sentido último, inmediato y más que personal de todos esos esfuerzos y actividades –pregunta planteada de manera consciente o inconsciente, pero planteada al fin y al cabo–, no encuentra otra respuesta que el silencio del vacío, resultará inevitable que, precisamente a los individuos más rectos, esta circunstancia conlleve cierto efecto paralizante que, por vía de lo espiritual y moral, se extienda sobre todo a la parte física y orgánica del individuo.
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Thomas Mann (La montaña mágica)
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El 20 de julio de 1969, Neil Armstrong y Buzz Aldrin ponían un pie sobre la superficie de la Luna. En los meses que antecedieron a su expedición, los astronautas del Apolo 11 se adiestraron en un remoto desierto de aspecto lunar del oeste de Estados Unidos. La zona es el hogar de varias comunidades de americanos nativos, y hay una historia (o leyenda) que describe un encuentro entre los astronautas y uno de los habitantes locales: Un día, mientras efectuaban actividades de adiestramiento, los astronautas se encontraron con un anciano americano nativo. El hombre les preguntó qué hacían allí. Le contestaron que formaban parte de una expedición de investigación que muy pronto viajaría para explorar la Luna. Cuando el anciano oyó esto, quedó en silencio por unos momentos, y después les pidió a los astronautas si le podrían hacer un favor. —¿Qué quiere usted? —le preguntaron. —Bueno —dijo el anciano—, la gente de mi tribu cree que en la Luna viven espíritus sagrados. Me preguntaba si ustedes les podrían transmitir un mensaje importante para ellos de parte de mi pueblo. —¿Cuál es el mensaje? —preguntaron los astronautas. El hombre pronunció algo en su lenguaje tribal, y después les pidió a los astronautas que lo repitieran una y otra vez hasta que lo memorizaron correctamente. —¿Qué significa? —preguntaron los astronautas. —¡Oh!, no puedo decírselo. Es un secreto que solo nuestra tribu y los espíritus de la Luna pueden conocer. Cuando volvieron a su base, los astronautas buscaron y buscaron hasta que encontraron a alguien que podía hablar el lenguaje tribal, y le pidieron que tradujera el mensaje secreto. Al repetir lo que habían aprendido de memoria, el traductor empezó a reírse ruidosamente. Tras calmarse, los astronautas le preguntaron qué quería decir. El hombre les explicó que la frase que habían aprendido de memoria con tanto cuidado decía: «No os creáis ni una palabra de lo que esta gente os diga. Han venido para robaros vuestras tierras».
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Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
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Resulta absurdo decir que la calma satisface a los seres humanos. En sus vidas debe haber acción, y si no la tienen, acabarán buscándola. Millones de personas se ven condenadas a una vida más monótona que la mía, y son millones los que se rebelan en silencio contra ese destino. Nadie sabe cuántas rebeliones, al margen de las políticas, fermentan en la masa de seres vivos que habita la tierra. Se supone que las mujeres aspiran a la calma, pero lo cierto es que mujeres y hombres comparten los mismos sentimientos. Ellas, al igual que sus hermanos, también necesitan ejercitar sus facultades y un campo donde poder centrar sus esfuerzos. Las rígidas represiones y el estancamiento absoluto les causan el mismo sufrimiento que provocaría en los hombres, y resulta patético que esos compañeros más privilegiados las confinen en el hogar, a hornear pasteles o zurzir medias, a tocar el piano o bordar bolsas. Es injusto criticarlas o reírse de sus empeños por llegar más allá, por aprender cosas que la costumbre les ha negado, tachándolas de innecesarias para las de su sexo
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Charlotte Brontë
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Cuando yo muera No quiero verte triste por mi ausencia. No quiero escuchar palabras de tristeza. Ni de tu rostro ver caer lágrima alguna. Cuando yo muera Respeta mi silencio Que solo caí dormido y despertaré Cuando grites mi nombre y esté en tu recuerdo Cuando yo muera Búscame en esos lugares, donde fuimos felices En aquella banca del parque, o en el viento de tu calle Que yo estaré ahí, cuando escuche mi nombre Cuando yo muera No llores por mi ausencia, ni pienses que he muerto Toma esta carta, que te dejo como recuerdo En ellas recordaras mi alegría, y mi sonrisa que dejo grabada Cuando yo muera Y tapen mi cuerpo con sábana blanca No llores, cuando ya me vaya Vete y corre hacia donde puedas gritar mi nombre Que yo estaré ahí contigo, cuando el aire toque tu cuerpo Cuando yo muera No intentes nunca extrañarme Búscame en aquellos lugares, o en tu corazón Que yo estaré ahí, para nunca más dejarte Cuando yo muera No lleves flores a mi tumba tan fría Por que no estoy ahí y se marchitaran como un corazón olvidado No pronuncies nunca la palabra muerte Porque mientras tú me recuerdes Yo estaré siempre a tu lado .
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YIDER ARAQUE (ME LLAMO DALILA: HISTORIA DE LA VIDA REAL (Spanish Edition))
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La tradición del islam místico comparte esta misma convicción. Me gustaría relatarle algo tomado de la leyenda dorada de los santos musulmanes. Un día, Suturá, una buena mujer, fue a visitar a Tierno Bokar, el sabio de Bandiagara: esta aldea de Mali está situada en la meseta del mismo nombre, rodeada de altos acantilados al pie de los cuales viven los dogon, pueblo famoso por su arte austero, su compleja cosmogonía y su hondo sentido de la trascendencia. «Tierno –le dijo Suturá–, estoy muy irritable. Me molesta hasta lo más insignificante. Querría recibir de ti una bendición o una oración que me haga dulce, amable y paciente». No había acabado de hablar cuando su hijo, un niño de tres años que estaba esperándola en el patio, agarró una tabla y le dio un golpe en la espalda. Ella miró al niño, sonrió y, atrayéndolo hacia ella, dijo dándole un cachete cariñoso: «¡Qué niño más malo! Mira cómo trata a su madre…». «Si tan irritable estás, ¿por qué no te enfadas con tu hijo?», le preguntó Tierno Bokar. «Si no es más que un niño –contestó Suturá–. No sabe lo que hace. Con un niño de esta edad no hay quien se enfade». «Vete a casa, querida Suturá –le dijo Tierno– y, cuando alguien te irrite, acuérdate de la tabla y piensa: “Tenga los años que tenga, esta persona está actuando como un niño de tres años”. Sé indulgente: puedes hacerlo, ya que acabas de serlo con tu hijo cuando te ha dado ese golpe. Obra así y no volverás a enfadarte. Vivirás feliz y te sentirás mejor. Las bendiciones que desciendan sobre ti serán mucho mayores que las que puedas recibir de mí: serán las bendiciones de Dios y del propio Profeta. Quien soporta y perdona una ofensa –continuó– se parece a una de esas grandes ceibas que ensucian los buitres al posarse en sus ramas. El aspecto repugnante del árbol solo dura una parte del año. Todos los inviernos Dios envía unos cuantos chaparrones que lo limpian de la copa a las raíces y lo revisten de un nuevo follaje. Procura prodigar el amor que sientes por tu hijo a todas las criaturas de Dios. Porque Dios quiere a sus criaturas como un padre a sus hijos. Entonces llegarás a lo más alto de la escala, allí donde, gracias al amor y la caridad, el alma solo ve y valora la ofensa para perdonarla mejor». Las palabras de Tierno supusieron tanto para Suturá que, a partir de ese día, consideró hijos suyos a todos los que la ofendían y no les respondió más que con dulzura, amor y una paciencia silenciosa y sonriente. Tanto cambió que, al final de su vida, la gente decía: «Paciente como Suturá». Nunca más hubo nada capaz de enfadarla. Cuando murió, se la consideraba prácticamente una santa.
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Robert Sarah (La fuerza del silencio)
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Y a fin de conocernos, un paso fundamental es reconocer que el «yo» es un relato ficticio que los mecanismos intrincados de nuestra mente construyen, ponen al día y reescriben sin cesar. En mi mente hay un narrador que explica quién soy, de dónde vengo, hacia dónde me dirijo y qué está ocurriendo ahora mismo. Como los expertos manipuladores del gobierno que explican (y maquillan) las últimas turbulencias políticas, el narrador interno se equivoca en muchas ocasiones, pero rara vez, o nunca, lo admite. Y de la misma forma que el gobierno construye un mito nacional con banderas, iconos y desfiles, mi máquina de propaganda interna construye un mito personal con recuerdos estimados y traumas apreciados que suelen guardar muy poco parecido con la verdad. En la época de Facebook e Instagram, este proceso de creación de mitos puede observarse mejor que nunca, porque parte del mismo se ha externalizado desde la mente al ordenador. Resulta a la vez fascinante y espantoso ver que hay personas que pasan incontables horas construyendo y embelleciendo un yo perfecto en línea, que quedan prendadas de su propia creación y que la confunden con la verdad sobre ellas mismas.[20] Así es como unas vacaciones familiares repletas de atascos de tráfico, riñas insignificantes y silencios tensos se convierte en una colección de bellos paisajes, cenas perfectas y caras sonrientes; el 99 por ciento de lo que experimentamos nunca forma parte del relato del yo.
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Yuval Noah Harari (21 lecciones para el siglo XXI)
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De ahí aquella burla graciosa de cierto bufón. Promete en el teatro revelar en juegos sucesivos el pensamiento y querer de todos. El día convenido, una apiñada multitud, en medio de profundo silencio, contenido el aliento y con ansiedad expectante, oye clamar desde las tablas al mimo gracioso: “Vosotros queréis comprar barato y vender caro”. En esta sentencia del liviano bufón encontraron sus conciencias os espectadores y se manifestó la verdad a sus ojos; sin embargo, sorprendidos por la imprevista salida, todos con entusiasmo aplaudieron. ¿Por qué aquella gran expectación ante la promesa de adivinar los deseos de todos, sino porque es para el hombre secreto recóndito la voluntad de los otros mortales? ¿Acaso ignoraba esto el histrión? ¿Lo desconoce por ventura alguien? ¿Y cuál es la razón, sino porque es dable, sin inconveniente, conjeturar ciertos quereres ajenos, apoyados en nuestra propia experiencia, gracias a la mancomunidad (le instintos o de naturaleza? Pero una cosa es ver la voluntad propia, y otra, aun siendo la conjetura fundada, averiguar conjeturalmente la del prójimo. En las realidades humanas, tan cierto estoy de la fundación de Roma como de la fundación de Constantinopla; Roma la he visto con mis ojos, mientras Constantinopla sólo la conozco por testimonio ajeno. Nuestro bufón, ya se haya visto a sí mismo, ya sea por experiencia adquirida de los hombres, creyó que el deseo de comprar a vil precio y vender caro era a todos común. Pero, siendo en realidad un vicio, puede uno adquirir en este punto la justicia o incurrir en otro extremo vicioso, contrario al anterior, de suerte que le resista y supere. Sé de un hombre que, al serle ofrecido un códice en venta, el propietario, ignorante del precio, le pidió una suma irrisoria; no obstante, el comprador pagó un precio justo, bastante más elevado. ¿Qué decir del mortal sumido en tan profunda insipiencia que vende la heredad de sus padres a precio vil para comprar a precio alzado lo que ha de consumir la libido? Este exceso, a mi ver, nada tiene de increíble. Si los buscamos, no faltarán ejemplos, y aun sin buscarlos es posible se encuentren viciosos mucho más corrompidos que los libertinos fingidos del teatro, que, condenando la declamación o representación escénicas, compran a precio de oro sus estupros y venden sus campos por una nonada. Pródigos he también conocido que compraron más caro de lo usual el trigo para venderlo luego más barato a sus conciudadanos. Aquel dicho del viejo poeta Ennio: “Todos los mortales desean ser alabados”, se basa en la experiencia personal del autor; en los demás lo conjetura, y así parece expresar el deseo de todos los hombres. Si el bululú de marras hubiera dicho: “Todos amáis la alabanza y nadie el vituperio”, parecería expresar el querer de todos los hombres. Pero hay quienes odian los vicios, están descontentos de sí mismos, no aman la lisonja y dan incluso las gracias cuando, con benévola urbanidad, se les reprende, si es la enmienda el fin de la corrección. Si el gracioso actor cómico hubiese dicho: “Todos amáis la felicidad y nadie ansía ser desgraciado”, habría proclamado esta vez una verdad que nadie deja de reconocer en el fondo de su querer, porque, cualquiera que sea su voluntad secreta, no puede declinar de este anhelo, conocido de todos los hombres.
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Anonymous
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Aunque esta historia no debiese ofrecer otra enseñanza que la derivada de la disputa entre el general y su administrador, sería ya provechosa a no pocos lectores para su conducta en la vida. A quien sabe leer fructíferamente a Maquiavelo, se le demuestra que la prudencia humana consiste en no amenazar nunca, a obrar en silencio, a ofrecer al enemigo, como dice l refrán, un puente de plata para huir, y a guardarse mucho de herir el amor propio de quien está por debajo de uno. El Hecho, por muchos intereses que perjudique, a la larga se perdona, se justifica de mil maneras; pero el amor propio, que siempre sangra de la herida que se ha recibido, jamás perdona a la Idea. La personalidad moral es más sensible, en cierto modo más viva, que la personalidad física. El corazón y la sangre son menos impresionables que los nervios. En una palabra, que nuestro interior nos domina, hagamos lo que hagamos. dos familias que han estado matándose entre sí pueden reconciliarse, como ha ocurrido en Bretaña o en la Vandée, en la época de las guerras civiles; pero los calumniados y a los calumniadores. Solo debe injuriarse en los poemas épicos, antes de darse la muerte. El salvaje, el campesino, que tiene mucho de salvaje, solo hablan para tender trampas a sus adversarios. Desde el año 1789, Francia intenta convencer, contra toda evidencia, a los hombres de que son iguales; ahora bien, decir a un hombre: «¡Es usted un bribón!», es una broma sin consecuencias; pero demostrárselo sorprendiéndole in fraganti y cruzarle la cara a golpes de fusta, amenazarle con llevarle a los tribunales sin llegar a hacerlo, es obligarle a reconocer la desigualdad de la situación de ambos. Si la masa no perdona ninguna superioridad, ¿cómo va un granuja a perdonar a un hombre honrado?
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Honoré de Balzac (Les Paysans)
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Del ovillo enmarañado de la memoria, de la oscuridad, de los nudos ciegos, tiro de un hilo que me aparece suelto.
Lo libero poco a poco, con miedo de que se deshaga entre mis dedos.
Es un hilo largo, verde y azul, con olor a cieno, y tiene la blandura caliente del lodo vivo.
Es un río.
Me corre entre las manos, ahora mojadas.
Toda el agua me pasa por entre las palmas abiertas, y de pronto no sé si las aguas nacen de mí o hacia mí fluyen.
Sigo tirando, no ya sólo memoria, sino el propio cuerpo del río.
Sobre mi piel navegan barcos, y soy también los barcos y el cielo que los cubre y los altos chopos que lentamente se deslizan sobre la película luminosa de los ojos.
Nadan peces en mi sangre y oscilan entre dos aguas como las llamadas imprecisas de la memoria.
Siento la fuerza de los brazos y la vara que los prolonga.
Al fondo del río y de mí, baja como un lento y firme latir del corazón.
Ahora el cielo está más cerca y cambió de color.
Y todo él es verde y sonoro porque de rama en rama despierta el canto de las aves.
Y cuando en un ancho espacio el barco se detiene, mi cuerpo desnudo brilla bajo el sol, entre el esplendor mayor que enciende la superficie de las aguas.
Allí se funden en una sola verdad los recuerdos confusos de la memoria y el bulto súbitamente anunciado del futuro.
Un ave sin nombre baja de no sé dónde y va a posarse callada sobre la proa rigurosa del barco.
Inmóvil, espero que toda el agua se bañe de azul y que las aves digan en las ramas por qué son altos los chopos y rumorosas sus hojas.
Entonces, cuerpo de barco y de río en la dimensión del hombre, sigo adelante hasta el dorado remanso que las espadas verticales circundan.
Allí, tres palmos enterraré mi vara hasta la piedra viva.
Habrá un gran silencio primordial cuando las manos se junten con las manos.
Después lo sabré todo.
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José Saramago (Las pequeñas memorias)
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Lejos, desde mi colina.
A veces sólo era un llamado de arena en las ventanas,
una hierba que de pronto temblaba en la pradera quieta,
un cuerpo transparente que cruzaba los muros con blandura
dejándome en los ojos un resplandor helado,
o el ruido de una piedra recorriendo la indecible tiniebla de la medianoche;
a veces, sólo el viento.
Reconocía en ellos distantes mensajeros
de un país abismado con el mundo bajo las altas sombras de mi frente.
Yo los había amado, quizás, bajo otro cielo,
pero la soledad,las ruinas y el silencio eran siempre los mismos.
Más tarde, en la creciente noche,
miraba desde arriba la cabeza inclinada de una mujer vestida de congoja
que marchaba a través de todas sus edades como por un jardín
antiguamente amado.
Al final del sendero, antes de comenzar la durmiente planicie,
un brillo memorable, apenas un color pálido y cruel, la despedía;
y más allá no conocía nada.
¿Quién eras tú, perdida entre el follaje como las anteriores primaveras,
como alguien que retorna desde el tiempo a repetir los llantos,
los deseos, los ademanes lentos con que antaño entreabría sus días?
Sólo tú, alma mía.
Asomada a mi vida lo mismo que a una música remota,
para siempre envolvente,
escuchabas, suspendida quién sabe de qué muro de tierno desamparo,
el rumor apagado de las hojas sobre la juventud adormecida,
y elegías lo triste, lo callado, lo que nace debajo del olvido.
¿En qué rincón de ti,
en qué desierto corredor resuenan los pasos clamorosos de una alegre estación,
el murmullo del agua sobre alguna pradera que prolongaba el cielo,
el canto esperanzado con que el amanecer corría a nuestro encuentro
y también las palabras, sin duda tan ajenas al sitio señalado,
en las que agonizaba lo imposible?
Tú no respondes nada, porque toda respuesta de ti ha sido dada.
Acaso hayas vivido solamente
aquello que al arder no deja más que polvo de tristeza inmortal,
lo que saluda en ti, a través del recuerdo,
una eterna morada que al recibirnos se despide.
Tú no preguntas nada, nunca, porque no hay nadie ya que te responda.
Pero allá, sobre las colinas,
tu hermana, la memoria, con una rama joven aún entre las manos,
relata una vez más la leyenda inconclusa de un brumoso país.
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Olga Orozco (Desde Lejos)