Muerte En Vida Quotes

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Nada hay más bello y que fortalezca más en la vida, que un puro recuerdo
Horacio Quiroga (Cuentos de amor, de locura y de muerte)
La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella.
Haruki Murakami (Norwegian Wood)
Los buenos recuerdos que una persona deja en la vida de otra son el mejor regalo que pueden hacernos.
Care Santos (Bel: Amor más allá de la muerte)
Le rogó a Dios que le concediera al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado. Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte.
Gabriel García Márquez (Love in the Time of Cholera)
La vida deberia ser al reves; Se debería empezar muriendo y así ese trauma está superado; luego te despiertas en una residencia mejorando día a día… después te echan de la residencia porque ya estás bien, y lo primero que haces es cobrar tu pensión! Luego en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro… Trabajas 40 años hasta que seas lo bastante joven como para disfrutar de tu retiro laboral; entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, practicas el sexo y te preparas para empezar a estudiar. Luego empiezas el colegio, jugando con tus amigos sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé. Y te pasas los últimos nueve meses flotando tranquilo, con calefacción central, servicio de habitaciones, etc. Y al final abandonas este mundo en un gran orgasmo!
Quino
El humor, los sentimientos, las ideas y las creencias cambian. Las relaciones, las carreras, las reglas e incluso las personas cambian. Los ciclos de nacimiento, vida y muerte en el ámbito humano y en el resto de la naturaleza están regidos por el cambio. Las estaciones, el clima y la evolución de nuestro planeta son siempre fruto del cambio.
Lou Marinoff (El poder del Tao)
Mañana, y mañana, y mañana se arrastra con paso mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, apágate breve llama! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada.
William Shakespeare (Macbeth)
Permanecer un paso por delante de la muerte, es nuestra forma de vida. Es mi forma de vida, y creo que siempre debió ser así. Pero por extraño que parezca, me siento perfectamente segura en compañía de asesinos.
J.A. Redmerski (Reviving Izabel (In the Company of Killers, #2))
«Porque felizmente (pensaba) el hombre no está solo hecho de desesperación sino de fe y esperanza; no solo de muerte sino también de anhelo de vida; tampoco únicamente de soledad sino de momentos de comunión y amor. Porque si prevalece la desesperación, todos nos dejaríamos morir o nos mataríamos, y eso no es de ninguna manera lo que sucede. Lo que demostraba, a su juicio, la poca importancia de la razón, ya que no es razonable mantener esperanzas en este mundo en que vivimos. Nuestra razón, nuestra inteligencia, constantemente nos están probando que este mundo es atroz, motivo por el cual la razón es aniquiladora y conduce al escepticismo, al cinismo y finalmente a la aniquilación. Pero, por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable, y por eso la esperanza renace una y otra vez en medio de las calamidades.»
Ernesto Sabato (Sobre héroes y tumbas)
Si se entiende por eternidad, no la duración temporal sin fin, sino la ausencia de tiempo, vive eternamente el que vive en el presente.
Iris Murdoch (Bruno's Dream)
La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos. La vida, un ballet sobre un tema histórico, una historia sobre un hecho vivido, un hecho vivido sobre un hecho real. La vida, fotografía del número, posesión en las tinieblas (¿mujer, monstruo?), la vida, proxeneta de la muerte, espléndida baraja, tarot de claves olvidadas que unas manos gotosas rebajan a un triste solitario.
Julio Cortázar
Ya sabe cómo es esto de la vida, lo único que sabemos con certeza es que moriremos.
Dolores Redondo (Legado en los huesos (Trilogía del Baztán, #2))
Años más tarde aprenderé que un cuerpo vacío de vida no es la muerte. Un cuerpo vacío de vida es nada más que un cuerpo vacío de vida. Sabré que la muerte está en la vida, como fin anunciado de la gente que uno quiere y las experiencias que lo hacen a uno feliz: que asoma, como la transpiración, por los poros. Que un cadáver es el único cuerpo donde la muerte no está.
Eduardo Galeano (La Canción De Nosotros)
Puedo decirte que el final de una vida es la suma del amor que fue vivido en ella; y estar en su final no es lo importante, sino haber estado allí en todos los otros momentos. Eso es lo que importa.
Cassandra Clare (Clockwork Princess (The Infernal Devices, #3))
Nuestra vida son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir
Jorge Manrique (Coplas a la muerte de su padre)
en algún lugar al que nunca he viajado, gozosamente más allá de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio: en tu gesto más frágil hay cosas que me abarcan, o que no puedo tocar porque están demasiado cerca tu mirada más leve me abrirá fácilmente aunque me haya cerrado como dedos, siempre me abres pétalo tras pétalo como la Primavera abre (tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa o si tu deseo fuera cerrarme, yo y mi vida nos cerraremos muy bellamente, súbitamente, como cuando el corazón de esta flor imagina la nieve cayendo cuidadosa por doquier; nada que hayamos de percibir en este mundo iguala la fuerza de tu intensa fragilidad: cuya textura me domina con el color de sus campos, trayendo muerte y eternidad con cada respiro (yo no sé qué hay en ti que puede cerrar y abrir; apenas algo en mí comprende que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas) nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas
E.E. Cummings
...y las manos de Rema que daban deseos de llorar y sentirlas eternamente contra su cabeza, en una caricia casi de muerte y de vainillas con crema, las dos mejores cosas de la vida.
Julio Cortázar (Bestiario)
¿Que hay al otro lado de la vida?¿Es solo noche silenciosa y soledad? ¿Que queda cuando no hay deseos, recuerdos ni esperanzas? ¿Que hay en la muerte? Si pudiera permanecer inmovil, sin hablar ni pensar, sin suplicar, sin llorar, recordar o esperar, si pudiera sumergirme en el silencio mas completo, tal vez entonces pudiera oirte, hija.
Isabel Allende (Paula)
... La naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías, y luz en el cielo, y amigos, y madres.
José Martí (La edad de oro)
«Si aquella noche —pensaba yo— se hubiera acabado el mundo o se hubiera muerto uno de ellos, su historia hubiera quedado completamente cerrada y bella como un círculo.» Así suele suceder en las novelas, en las películas, pero no en la vida... Me estaba dando cuenta yo, por primera vez, de que todo sigue, se hace gris, se arruina viviendo. De que no hay final en nuestra historia hasta que llega la muerte y el cuerpo se deshace...
Carmen Laforet (Nada)
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
François Mauriac
La vida es una guerra sin tregua, y se muere con las armas en la mano.
Arthur Schopenhauer (El amor, las mujeres y la muerte)
El mar era Carlos Vives desde que nos escapamos tres días a una playa desierta en Cozumel. Lo miraba tratando de recuperar algo. ¿Qué sería mejor? Tanto tuvimos. ¿Por qué no la muerte?, me preguntaba, si hasta los días que pasamos en el mar resultó inevitable jugar con ella.
Ángeles Mastretta (Arráncame la vida)
Y por primera vez en mi vida, la salida fue la de la fe . Esta fe llegaba del saber profundo de que yo disponía de la suficiente fuerza y del coraje como para poder sufrir sola esta agonía y la certeza de que nunca se nos da más de lo que podemos aguantar. De pronto comprendí que sólo tenía que cesar en mi lucha, transformar mi resistencia en sumisión y decir sencillamente "si".
Elisabeth Kübler-Ross (La Muerte Un Amanecer)
Y al final dejó el horror de esta vida para entrar en el horror de la muerte.
Fernando Vallejo (La virgen de los sicarios)
Me convertiría en la criminal que me han repetido toda la vida que soy si es por robarle un beso.
Iria G. Parente (La flor y la muerte (Olympus, #1))
Y creo que si me llamaras cuando ya estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suficiente como para levantarme e ir hacía a ti.
Stefan Zweig (Carta de una desconocida / La Institutriz / Veinticuatro horas en la vida de una mujer)
Señor La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios Qué haré con el miedo Qué haré con el miedo Ya no baila la luz en mi sonrisa ni las estaciones queman palomas en mis ideas Mis manos se han desnudado y se han ido donde la muerte enseña a vivir a los muertos Señor El aire me castiga el ser Detrás del aire hay monstruos que beben de mi sangre Es el desastre Es la hora del vacío no vacío Es el instante de poner cerrojo a los labios oír a los condenados gritar contemplar a cada uno de mis nombres ahorcados en la nada. Señor Tengo veinte años También mis ojos tienen veinte años y sin embargo no dicen nada Señor He consumado mi vida en un instante La última inocencia estalló Ahora es nunca o jamás o simplemente fue ¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas? ¿Cómo no me extraigo las venas y hago con ellas una escala para huir al otro lado de la noche? El principio ha dado a luz el final Todo continuará igual Las sonrisas gastadas El interés interesado Las preguntas de piedra en piedra Las gesticulaciones que remedan amor Todo continuará igual Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo porque aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde Señor Arroja los féretros de mi sangre Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana Las flores morían en mis manos porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña es decir ayer es decir hace siglos Señor La jaula se ha vuelto pájaro y ha devorado mis esperanzas Señor La jaula se ha vuelto pájaro Qué haré con el miedo
Alejandra Pizarnik (Poesía completa)
Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.
Clarice Lispector (Aprendizaje o El libro de los placeres)
En los corazones de los hombres más temerarios hay cuerdas que no se dejan tocar sin emoción. Hasta en los más depravados, en quienes la vida y la muerte son siempre motivo de juego, hay cosas con las que no se puede bromear.
Edgar Allan Poe (La Máscara de la Muerte Roja)
Perdiste tu inocencia en el mundo de afuera. No podrás recuperarla aquí adentro, en el mundo de los afectos. Quizá tuviste tu jardín. Yo también tuve el mío, mi pequeño paraíso. Ahora ambos lo hemos perdido. Trata de recordar. No puedes encontrar en mí lo que ya sacrificaste, lo que ya perdiste para siempre y por tu propia obra. No sé de dónde vienes. No sé qué has hecho. Sólo sé que en tu vida perdiste lo que después me hiciste perder a mí: el sueño, la inocencia. Ya nunca seremos los mismos.
Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz)
Envejecer es un desastre. Lo lógico sería que todos los que ven declinar sus vidas gritaran de espanto, no se resignaran a un futuro de mandíbula colgando y babeo irremediable, y aún menos a ese brutal despedazarse que es la muerte, porque morir es rasgarse en mil pedazos que empiezan a desperdigarse vertiginosamente para siempre, sin testigos.
Enrique Vila-Matas (Dublinesque)
Te amaré en esta vida, te amaré hasta la muerte y si tras la muerte hay vida, te amaré eternamente.
Angy Skay (Eternamente (Trilogía Solo por ti))
Me atravesó la vida con su vida y no habrá quien me lo quite de los ojos y el alma. Aunque se pretenda muerto. Nadie puede matar la parte de sí que ha hecho vivir en los otros.
Ángeles Mastretta (Mujeres de ojos grandes)
Cesaron los estertores y sacudidas del viejo alce. La luna, que ascendía por el firmamento, se reflejó en sus ojos, negros y sin vida. Sólo entonces soltó a su presa el macho dominante. Sentado en sus cuartos traseros, apuntó al cielo con su hocico empapado de sangre y aulló. Todos los miembros de su familia levantaron la cabeza y le imitaron, tanto los protagonistas de la caza como sus espectadores. La muerte había ocupado el lugar de la vida; y así, a través de la muerte, la vida veía garantizada su continuidad. En aquel todo sangriento, vivos y muertos quedaban unidos por un ciclo tan antiguo e inmutable como la luna que describía su órbita por encima de sus cabezas.
Nicholas Evans (The Loop)
La Muerte es el final de toda existencia, su guadaña iguala a la humanidad, ricos y pobres, ancianos y jóvenes, hombres y mujeres… Nacemos para morir. Ella es nuestro último destino, tanto en la vida real como en la literatura.
Sandra Andrés Belenguer (Ex libris)
Las cosas hermosas, las obras de arte, los objetos sagrados, sufren, como nosotros, los efectos imparables del paso del tiempo. Desde el mismo instante en que su autor humano, consciente o no de su armonía con el infinito, les pone punto y final y las entrega al mundo, comienza para ellas una vida que, a lo largo de los siglos las acerca también a la vejez y a la muerte. Sin embargo, ese tiempo que a nosotros nos marchita y nos destruye, a ellas les confiere una nueva forma de belleza que la vejez humana no podría siquiera soñar en alcanzar.
Matilde Asensi (The Last Cato (Catón #1))
Si quieres conocer la verdad de la vida y la muerte, debes reflexionar continuamente sobre esto: en el universo solo hay una ley que no cambia nunca, la de que todas las cosas cambian y ninguna cosa es permanente.
Gautama Buddha
Y si queriendo alzarte nada has alcanzado Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra Sin miedo al enigma de ti mismo Acaso encuentres una luz sin noche Perdida en las grietas de los precipicios Cae Cae eternamente Cae al fondo del infinito Cae al fondo del tiempo Cae al fondo de ti mismo Cae lo más bajo que se pueda caer Cae sin vértido A través de todos los espacios y todas las edades A través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios.
Vicente Huidobro (Altazor)
Es decir..., lo que yo creo es que el hombre piensa en el significado de la vida porque sabe con certeza que va morir algún día. (...) Nadie sabe lo que va a ocurrir. Por eso nosotros, para evolucionar necesitamos la muerte.
Haruki Murakami (The Wind-Up Bird Chronicle)
bien: basta que dos personas sorban los deleites de la vida de un modo anormal, para que se comprendan tanto más íntimamente, cuanto más extraña es la obtención del goce. Se unirán en seguida, excluyendo toda otra pasión, para aislarse en la dicha alucinada de un paraíso artificial.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor de locura y de muerte)
La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que, sin embargo, uno puede liberarse con la muerte, que sería, así una especie de despertar. ¿Pero despertar a qué? Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría de un acto de propia voluntad.
Ernesto Sabato (El túnel)
... hay días en que hago venir la imagen de mi hijo hasta donde yo estoy, para abrazarlo, darle un beso en la frente, acariciar su cabeza como hice cuantas veces pude, y decirle al oído que su opción fue legítima, que es mejor la muerte a una vida indigna atravesada por el terror de saber que el yo, que es todo lo que somos, está habitado por otro.
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
Solo en el silencio la palabra, solo en la oscuridad la luz, solo en la muerte la vida; el brillo del halcón brilla en el cielo vacío.
Ursula K. Le Guin (A Wizard of Earthsea (Earthsea Cycle, #1))
La vida es después de todo una espera por algo distinto de lo que estamos haciendo y la muerte es en lo único que podemos confiar con certeza.
Bram Stoker (Dracula)
—En la vida las pruebas siempre acaban llegando y son una buena oportunidad para volver a empezar. Cuanto más duras, más útiles serán en el futuro.
Haruki Murakami (La muerte del comendador, Libro 2 (Kishidancho Goroshi, #2))
Si vives lo suficiente, tarde o temprano descubres que hay cosas en la vida mucho peores que la muerte
Penelope Stokes
Esa es la cosa acerca de la muerte, me he dado cuenta. Ellos se han ido de nosotros, pero en realidad no, ¿sabes? Hay vida después de la muerte, solo que un tipo diferente de vida.
Jennifer L. Armentrout (Apollyon (Covenant, #4))
en la muerte no hay dolor, miedo, ansiedad ni pena. Sólo se siente el agrado y la serenidad de una transformación en mariposa.
Elisabeth Kübler-Ross (La rueda de la vida)
Rara vez deja de haber ironía incluso en el mayor de los horrores.
H.P. Lovecraft (At the Mountains of Madness: A Graphic Novel)
¡Maldita sea mi estrella aciaga, que ni en vida ni en muerte se dieron cuenta de que yo tenía corazón!
José Eustasio Rivera (La vorágine)
Todo tiene su momento en el vivir: el momento de llegar, el momento de permanecer y el momento de partir. Una mitad de la vida es para subir la montaña y gritar a los cuatro vientos: «Existo». Y la otra mitad es para el descenso hacia la luminosa nada, donde todo es desprenderse, alegrarse y celebrar.
Joan Garriga (¿Dónde están las monedas?)
«Amo quien fuiste y quien eres, porque si hay algo cierto en esta vida, mo anam, es que nací solo para amarte. Cuando mi corazón se silencie con mi muerte, nunca olvides que mi alma te seguirá amando.»
Caroline March (No todo fue un sueño (Spanish Edition))
Lo que para ti fueron momentos perdidos o experiencias de vida, para mí fueron instantes en que te perdía; abandonada en brazos de quienes supieron desnudar tu cuerpo, mas no descubrir el tesoro de tu alma.
Carla Angelo (Hasta que la muerte nos una)
Las relaciones humanas se vuelven progresivamente imposibles, lo cual reduce otro tanto la cantidad de anécdotas de las que se compone una vida. Y poco a poco aparece el rostro de la muerte, en todo su esplendor.
Michel Houellebecq
Hasta entonces había concebido la muerte como una existencia independiente, separada por completo de la vida. «Algún día la muerte nos tomará de la mano. Pero hasta el día en que nos atrape nos veremos libres de ella.
Haruki Murakami
¡Es tan fácil desear la muerte cuando se está sano! Es muy sencillo enamorarse de la muerte, como lo he estado yo toda mi vida, igual que he visto a sus adoradores más fieles venirse abajo en los últimos instantes, gritar porque deseaban seguir viviendo, como si los velos oscuros, los lirios, el olor de las velas y las grandiosas promesas de la tumba no significaran nada. Ya lo sabía, pero siempre deseé estar muerta. Era una forma de seguir viviendo.
Anne Rice (Violin)
Y ahora, en serio: ¿te sorprende que no me diera cuenta antes? ¿Te sorprende que me llevara tanto tiempo pensar en esa palabra? Muerte. Morirse. Muerta. ¿Crees que fui tonta? ¿Ingenua? Trata de no prejuzgarme. Recuerda que tú y yo somos iguales. Yo también creía que mi vida iba a durar eternamente.
Lauren Oliver (Before I Fall)
De entre todas las frutas amargas de la vida, la muerte no es, ni con mucho, la peor. Lo malo es vivir lejos de una misma, que es como vivo yo desde hace años, desde que me trasladé a esta ciudad que no existe y que, sin embargo, se llama Madrid. Madrid no existe, pues; es un sueño provocado por una enfermedad, por unas medicinas que tomamos para combatir alguna enfermedad. Todos los que estamos en Madrid no existimos.
Juan José Millás (La soledad era esto)
El capitán miró a Fermina Daza y vio en sus pestañas los primeros destellos de una escarcha invernal. Luego miró a Florentino Ariza, su dominio invencible, su amor impávido, y lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites.
Gabriel García Márquez (Love in the Time of Cholera)
La muerte no se opone a la vida, la muerte está incluida en nuestra vida. Es una realidad. Mientras vivimos, vamos criando la muerte al mismo tiempo.
Haruki Murakami (Norwegian Wood)
En el centro siempre está la insufrible idea de la muerte, nadie quiere morir. Y aún más insoportable es tener que matar, porque la mujer da la vida. La regala. La lleva dentro durante un largo tiempo, la cuida. He comprendido que para una mujer matar es mucho más difícil.
Svetlana Alexievich (La guerra no tiene rostro de mujer)
Quizá tenemos miedo a lo que viene después porque, en el fondo, una brizna de nuestro ser recuerda algo terrible. Algo que olvidamos cuando llenamos por primera vez de aire nuestros pulmones, y lloramos. Y si nada nos libra de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida.
Juan Gómez-Jurado (Loba negra (Antonia Scott, #2))
Son muchas las lecciones que da la muerte. A mí me ha enseñado un par de cosas que no se aprenden en los libros ni en los doctorados: que nada es para tanto y que siempre se puede escapar.
Óscar de la Borbolla (La libertad de ser distinto)
Había una vez un pobre granjero escocés que escuchó un lamento en un pantano. Al aproximarse descubrió a un joven que poco a poco se ahogaba en el lodo y en el estiércol, así que sin pensarlo salvó al muchacho de una muerte espantosa. Al otro día, un acaudalado noble llegó a su humilde vivienda (era el padre del muchacho que había salvado). En señal de gratitud, este noble le ofreció al granjero pagar los estudios de su hijo en las mejores universidades. Muchos años después, el hijo del noble enfermó de pulmonía, pero Alexander Fleming le salvó la vida, era el hijo del granjero que se había graduado en la escuela médica del St. Mary´s Hospital en Londres y había inventado la penicilina. Por cierto, el hijo del noble era Winston Churchill. Favor con favor se paga.
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Debo mantener vivo en mí mismo el deseo de mi verdadero país, que no encontraré hasta después de mi muerte; jamás debo dejar que se oculte o se haga a un lado; debo hacer que el principal objetivo de mi vida sea seguir el rumbo que me lleve a ese país y ayudar a los demás a hacer lo mismo.»
C.S. Lewis (Mero Cristianismo (Spanish Edition))
Es verdad;pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos; y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando. disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y encenizas le convierte la muerte,¡desdicha fuerte!: ¿que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte? Sueña el rico en su riqueza que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida?,Un frenesí, ¿Qué es la vida?, una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
la representación de la vida y de la muerte es infinitamente más desgarradora que la vida y la muerte mismas. Ello sucede porque las imágenes nos dan las cosas, pero nos las dan en tanto que perdida. Ahí radica la patética verdad de la imagen. La imagen está siempre por algo que fue, pero que ya no es.
Ricardo Menéndez Salmón (Medusa)
Así como nadie le enseñaría un día a morir: seguramente un día moriría como si antes se hubiese estudiado de memoria la representación del papel de una estrella. Pues en la hora de la muerte las personas se vuelven brillantes estrellas de cine, es el instante de gloria de cada uno y es como cuando en el canto coral se oyen agudos silbantes.
Clarice Lispector (The Hour of the Star)
Que yo sepa, lo único que no da resaca y que disipa momentáneamente la muerte —también la vida— es el sexo. Su efecto fulminante lo reduce todo a escombros. Pero sólo durante unos instantes, o como mucho, si te duermes después, durante un rato. Luego, los muebles, la ropa, los recuerdos, las lámparas, el pánico, la pena, todo lo que había desaparecido en un tornado como el del Mago de Oz, baja y vuelve a ocupar su lugar exacto, en la habitación, en la cabeza, en el estómago.
Milena Busquets (También esto pasará)
dime ¿dónde está el cementerio de aquello que vivimos? ¿Dónde están las caricias de mi madre, los abrazos de mi padre, los besos de mi abuela, las palabras de mi hermano? Gainisg, no pueden simplemente desaparecer. No puede morirse toda la vida al morir. Algo debe quedar en esa bruma impenetrable que es la muerte. Así sean migajas de todo aquello que alguna vez existió.
Guillermo Arriaga (El salvaje)
La llanura es bella y terrible a la vez; en ella caben, holgadamente, hermosa vida y muerte atroz. Ésta acecha por todas partes; pero allí nadie la teme. El llano asusta; pero el miedo del llano no enfría el corazón: es caliente como el gran viento de su soleada inmensidad, como fiebre de sus esteros. El llano enloquece y la locura del hombre de la tierra ancha y libre es ser llanero siempre.
Rómulo Gallegos (Doña Bárbara)
La noche se avecina, ahora empieza mi guardia. No terminará hasta el día de mi muerte. No tomaré esposa, no poseeré tierras, no engendraré hijos. No llevaré corona, no alcanzaré la gloria. Viviré y moriré en mi puesto. Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo que defiende los reinos de los hombres. Entrego mi vida y mi honor a la Guardia de la Noche, durante esta noche y todas las que estén por venir.
George R.R. Martin (A Clash of Kings (A Song of Ice and Fire, #2))
— ¿Sabes que soy uno de los hombres más ricos de la Inglaterra? ¿Sabes que mis riquezas son incontables? ¿Que tengo propiedades alrededor del mundo, una flota de barcos, un astillero, acciones en varias industrias, dinero en los bancos, joyas, piezas de arte? Tu mente no puede calcularlo, ¿verdad? ¿Y acaso sabes que me he partido el lomo para ganarme cada maldito penique, que he arriesgado mi vida en incontables ocasiones? Pues no debería decirte esto, puesto que ya ostentas demasiado poder sobre mí; de igual modo quiero que sepas que, si con mis riquezas yo pudiera asegurarte a mi lado, alejarte de la muerte, del peligro, del dolor, comprarte la felicidad eterna, yo las entregaría sin pensarlo un segundo. Me desprendería de todo si supiese que de ese modo tendría para siempre conmigo a mi dulce Isaura.
Florencia Bonelli (El cuarto Arcano II. El puerto de las tormentas)
Ante determinados hechos de tu vida, ¿no piensas en el instante en el que nacieron, en el germen del que surgieron? No sé cómo decirlo… Imagina un campo en el momento de la siembra, todo lo que contiene un grano de trigo, las cosechas futuras… Bueno, pues en la vida ocurre exactament igual. El instante en que vi a François por primera vez, en que nos miramos, todo lo que contenía ese instante… ¡Es terrible, es escalofriante, produce vértigo! Nuestro amor, nuestra separación, los tres años que pasó en Dakar, cuando yo estaba casada con otro y todo lo demás, Sylvestre… Luego, la guerra, los niños… Cosas dulces y también amargas… Su muerte, o la mía, y la desesperación del que quede solo.
Irène Némirovsky (Fire in the Blood)
No he leído que nunca ningún hombre le diera a Cristo ni siquiera una moneda; pero le siguieron mujeres, y dieron de lo que tenían. Fue una mujer quien lavó sus pies con lágrimas, y una mujer la que ungió su cuerpo para la sepultura. Fueron mujeres quienes lloraron cuando Él iba a la cruz, y mujeres las que le siguieron desde la cruz, y se sentaron al lado de su sepulcro cuando fue enterrado.292 Fueron mujeres quienes estuvieron primero con Él en la mañana de su resurrección, y mujeres las que llevaron por primera vez la noticia a sus discípulos de que había resucitado de la muerte.293 Las mujeres, por lo tanto, son muy favorecidas, y en estas cosas se muestra que son copartícipes con nosotros en la gracia de vida”.
John Bunyan (El Progreso del Peregrino)
Al enfrentar el "poco ser" del hombre con el pleno ser de Dios, la religión postula una vida eterna. Nos redime asi de la muerte, pero hace de la vida terrestre una larga pena y una expiación de la falta original. Al matar a la muerte, la religión desvive a la vida. La eternidad deshabita al instante. Porque vida y muerte son inseparales. La muerte está, presente en la vida : vivimos muriendo. Y cada minuto que morimos , lo vivimos. Al quitarnos el morir, la religión nos quita la vida. En nombre de la vida eterna, la religión afirma la muerte de esta vida. El Arco y la lira
Octavio Paz
¿Quién ha tomado la decisión que pone en movimiento esa cadena de envenenamientos, esa ola creciente de muerte que se va extendiendo como las ondas que se forman cuando se lanza una piedra sobre un estanque tranquilo? ¿Quién ha puesto en un platillo de la balanza las hojas que podrían haberse comido los escarabajos y en el otro los lastimosos montones de plumas de diversos colores que forman los restos sin vida de las aves que cayeron bajo el golpe generalizado de los venenos insecticidas? ¿Quién ha decidido (quién tiene derecho a decidir) en nombre de legiones sin cuento de personas que no fueron consultadas, que el valor supremo corresponde a un mundo sin insectos, aunque tenga que ser también un mundo estéril, privado de la gracia de una bandada de aves en vuelo? Esa decisión es la del autoritario revestido temporalmente de poder; ha sido tomada durante un momento de distracción de millones de personas para las que la belleza y el mundo ordenado de la naturaleza tienen todavía un significado que es profundo y perentorio.
Rachel Carson (Primavera silenciosa)
Según mi experiencia, las emociones no pueden describirse con una sola palabra. «Tristeza», «alegría», «remordimiento», esos términos no me dicen nada. La mejor prueba de que el lenguaje es patriarcal quizá sea que simplifica demasiado los sentimientos. Me gustaría tener a mi disposición emociones híbridas, complejas, construcciones germánicas encadenadas, como «la felicidad presente en la desgracia». O esta otra: «la decepción de acostarse con las propias fantasías». Me gustaría mostrar la relación entre «el presentimiento de la muerte suscitado por los ancianos de la familia» y «el odio por los espejos que se inicia en la madurez». Me gustaría hablar de «la tristeza inspirada por los restaurantes malogrados», así como de «la emoción de conseguir una habitación con minibar». Nunca he encontrado palabras adecuadas para describir mi propia vida, y ahora que ya he entrado en mi historia es cuando más las necesito. Ya no me puedo quedar sentado a ver lo que pasa. A partir de ahora, todo lo que cuente estará teñido de la experiencia subjetiva de formar parte de los acontecimientos. Aquí es donde mi historia se divide, se escinde, sufre una meiosis. Noto más el peso del mundo, ahora que formo parte de él.
Jeffrey Eugenides (Middlesex)
«Ahora me doy cuenta de que el verdadero encanto de la vida intelectual —la vida consagrada a la erudición, a las investigaciones científicas, a la filosofía, a la estética, a la crítica— es su facilidad. Es la sustitución de las complejidades de la realidad por simples esquemas intelectuales, o de los desconcertantes movimientos de la vida por la muerte formal y tranquila. Es incomparablemente más fácil saber muchas cosas, por ejemplo, acerca de la historia del arte y tener ideas profundas acerca de la metafísica y de la sociología, que saber intuitiva y personalmente algo acerca de nuestros semejantes, y llevar relaciones satisfactorias con nuestros amigos y nuestras amantes, nuestra mujer y nuestros hijos. Vivir es mucho más difícil que el sánscrito, la química o la economía política. La vida intelectual es un juego de niños; lo cual explica el que los intelectuales tiendan a convertirse en niños, y luego en imbéciles, y finalmente, como claramente de muestra la historia política e industrial de los últimos siglos, en lunáticos homicidas y bestias salvajes. Las funciones reprimidas no mueren; se deterioran, degeneran, retrogradan al estado primitivo. Pero, entretanto, es mucho más fácil ser un niño intelectual, o un lunático, o una bestia, que un hombre adulto y armonioso. He ahí por qué, entre otras razones, existe tanta demanda de educación superior. Las gentes se abalanzan hacia los libros y las universidades como hacia los cafés. Quieren ahogar su conciencia de las dificultades que presenta el vivir adecuadamente en este grotesco mundo contemporáneo: quieren olvidar su deplorable insuficiencia en el arte de la vida. Algunos ahogan sus penas en alcohol, mientras que otros, todavía más numerosos, las ahogan en los libros y en el diletantismo artístico; algunos tratan de olvidarse a sí mismos por medio de la fornicación, el baile, el cinematógrafo, la radiotelefonía; otros, por medio de conferencias y ocupaciones científicas. Los libros y las conferencias son mejores para ahogar las penas que la bebida y la fornicación: no dejan dolor de cabeza, ni aquella desesperante sensación del post coitum triste.»
Aldous Huxley (Point Counter Point)
La muerte de un ser querido, cualquiera sea el vínculo, es la experiencia más dolorosa por la que puede pasar una persona. Toda la vida, en su conjunto, duele. Nos duele el cuerpo. Nos duele la identidad y el pensamiento. Nos duele la sociedad y nuestra relación con ella. Nos duele el dolor de la familia y los amigos. Nos duele el corazón y nos duele el alma. En esta pérdida como en ninguna otra situación el dolor atraviesa el tiempo. Duele el pasado, duele el presente y especialmente duele el futuro.
Jorge Bucay (El camino de las lágrimas)
Quizás te diga un día que dejé de quererte, aunque siga queriéndote más allá de la muerte; y acaso no comprendas, en esa despedida, que, aunque el amor nos une, nos separa la vida. Quizás te diga un día que se me fue el amor, y cerraré los ojos para amarte mejor, porque el amor nos ciega, pero, vivos o muertos, nuestros ojos cerrados ven más que estando abiertos. Quizás te diga un día que dejé de quererte, aunque siga queriéndote más allá de la muerte; y acaso no comprendas, en esa despedida, que nos quedamos juntos para toda la vida.
José Angel Buesa
—Me voy a morir de amor —dije riendo una tarde que caminábamos mojando los pies en el agua tibia. En mi miedo de siempre la muerta era yo y hasta me parecía romántico dejarlo con la ausencia, inventando mis cualidades, sintiendo un hueco en el cuerpo, buscándome en las cosas que tuvimos juntos. Muchas veces imaginé a Carlos llorándome, matando a Andrés, enloquecido. Nunca muerto. Horas pasaba en Acapulco mirando al mar, con la mano de Alonso sobre una de mis piernas y recordando a Vives: —Nadie se muere de amor, Catalina, ni aunque quisiéramos —había dicho.
Ángeles Mastretta (Arráncame la vida)
Sí, sí, hay un aburrimiento inconsciente. Casi todos los hombres nos aburrimos inconscientemente. El aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, la distracciones, las novelas y el amor. La niebla de la vida rezuma un dulce aburrimiento, licor agridulce. Todos estos sucesos cotidianos, insignificantes; todas estas dulces conversaciones con que matamos el tiempo y alargamos la vida, ¿qué son sino dulcísimo abrurrirse? ¡ Oh Eugenia, mi Eugenia, flor de mi aburrimiento vital e inconsciente, asísteme en mis sueños, sueña en mí y conmigo!
Miguel de Unamuno (Niebla (Spanish Edition))
Furia la sorprendió tomándola entre sus brazos y pegándola a su cuerpo. Le suplicó al oído: —Rafaela, no quiero que mañana se arripienta de ser mi mujer. Deténgame aura si mañana sentirá asco de mí. La sonrisa suave de Rafaela lo desarmó. No recordaba haberla visto tan tranquila ni dueña de sí. Lo que ella expresó a continuación, le arrancó lágrimas, a él ,que desde la muerte de sus padres no había vuelto a derramarlas. —Lo amo, señor Furia, así como es usted, mal hablado, pendenciero, con argollas en la oreja, con un genio que hace honor a su apellido y hasta con olor a caballo. Lo amo como nunca amé a nadie porque nunca conocí a nadie con su nobleza, su pasión por el trabajo y su respeto por el prójimo. Lo admiro por su coraje, señor Furia, y por su orgullo sin vanidad. Lo amo porque usted es de las pocas personas que le mostró cariño a Mimita. Pero sobre todo lo amo porque a su lado no tengo miedo. —¡Rafaela! —exclamó, enloquecido, y la abrazó con fiereza, sacudiéndola como si se tratase de una muñeca rellena de estopa en su codicia por conquistar con la boca y las manos cada centímetro de su cuerpo. Ella siguió hablándole, con el aliento entrecortado, con la cabeza echada hacia atrás y el cuello expuesto a los besos, los mordiscos y a la intemperancia del gaucho. —No lo conozco. Poco sé de su vida y de su índole. Sin embargo, confío, confío ciegamente en usted, señor Furia.
Florencia Bonelli (Me llaman Artemio Furia)
Vivir es parecido a encontrarte encadenado al fondo de un estanque poco profundo, con los ojos bien abiertos y sin aire. Puedo ver imágenes distorsionadas de momentos que causaron felicidad. La luz, incluso puedo oír risas ahogadas, pero todo está fuera de mi alcance mientras me encuentro en esta asfixiante agonía. Si la muerte es lo contrario de la vida, entonces espero que la muerte sea como flotar.
Katie McGarry (Dare You To (Pushing the Limits, #2))
Compruebo también, a través de nuestras conversaciones, que estamos libres de fetichismos, de supersticiones, de falsos sentimentalismos, y que, para bien y para mal, vemos la muerte no como una culminación y un tránsito hacia otro lugar, sino de esa forma a la vez descarnada y sin consuelo a la que la ha reducido la historia moderna: un hecho simple, natural, tan aleatorio como la vida misma. Lo único que podemos hacer ahora para sacarla de su condición de acto animal es recurrir a un ritual de despedida suficientemente hermoso que tenga que ver con el mismo Daniel y con aquello en lo que nosotros creemos. Y a eso nos disponemos.
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
Ahora me doy cuenta de lo cruel que has sido conmigo, de lo falsa y cruel que has sido. ¿Por qué me despreciaste? ¿Por qué traicionaste, Cathy, a tu propio corazón? No puedo tener una sola palabra de consuelo para tí; te mereces lo que te pasa. Eres tú quien se ha matado a sí misma. Sí, puedes abrazarme y llorar cuanto quieras, puedes provocar mis lágrimas y mis besos, pero ellos serán tu ruina y tu perdición. Si me amabas, ¿en nombre de qué ley me abandonaste? ¿En nombre de la mezquina ilusión que despertó en ti Linton? Dímelo. Porque tú misma, por voluntad propia, hiciste lo que ni la desgracia, ni el envilecimiento, no la muerte, ni nada de lo que Dios o el Diablo nos pudieran infligir habría logrado en su empeño de separarnos. No he sido yo quien ha roto tu corazón, te lo has roto tú misma, y al hacerlo has destrozado, de paso, el mío. Y la peor parte me toca a mí, porque aún tengo fortaleza. ¿Crees que me apetece vivir? ¿Qué clase de vida podrá ser la mía cuando tú...? ¡Oh, Dios Mío! ¿Acaso te gustaría a ti vivir si te encerraran el alma en una tumba?»
Emily Brontë
Los peces y los árboles se parecen. Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un àrbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces tambien tienen anillos en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene el animal. Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros sí, nosotros menguamos a partir de la madurez (...) El anillo de los peces lo crea el invierno (...) El anillo de los peces es microscópico, no se ve a primera vista pero ahí está. Como si fuera una herida. Una herida que no ha cerrado bien. Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas hasta convertirse en la medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, demasiado deprisa, y en seguida se desvanecen. Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido. Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior.
Kirmen Uribe (Bilbao-New York-Bilbao)
Odio que estas cosas sean así, tan escabrosas, los ex novios. Lo raro es, de un día para el otro, ya no saber nada de una persona con la que compartías todo y a la que conocías intimamente, compartir todo, de cada día, lo que le pasaba cada día y después, de repente, de un momento a otro, ya nunca más nada y ni siquiera tener derecho a llamarlo o sí, o llamarlo igual, pero todo se vuelve incómodo, hasta lo más básico se vuelve incómodo. Dejar de tener derecho al otro, perderlo por completo, tan así, como si tal cosa. Odio eso, esa muerte artificial, ese ensayo de una muerte: hacerte a la idea de que esa persona desaparece, desapareció, se fue de tu vida y ya no tenés derecho a saber más nada de él. De ella. De la persona. Es absurdo, violento. Si sigue viviendo y anda cerca, o no, querés saber como está, en qué anda, no sé, algo. ¿O no? ¿No sería eso lo lógico? Voy a ver, a lo mejor paso por su casa hoy a la tarde, por la casa de los viejos, a ver qué onda, a ver si toco el timbre, a ver si me entero de algo.
Romina Paula (August)
Habito en silencio, habito los resquicios, me abro camino entre las líneas del mundo, entre las grietas de las tumbas, en los espacios en blanco que se intercalan entre el silencio de la fusilería, en las promesas que se cumplen, en los sueños que se anhelan y en la mirada de los amantes destinados a no encontrarse. Escuchame. Soy la canción secreta del mundo. Estoy aquí por ti. Puedes oírme. Eso te hace libre. Mientras puedas oírme serás libre. Cuando me niegues, perecerás, esa es la verdadera muerte. Ese es el verdadero olvido, el verdadero final. Soy la fuerza que guía al mundo. La voluntad. Lo imposible. Lo soy todo. La llamarada que calienta al aterido. El sustento del famélico. Soy el entramado, la fuerza inalcanzable. Soy la canción por la canción. La excusa para el siguiente latido, la pausa entre besos. Soy ella, soy él. Soy ese niño. Y esa niña. Soy el anciano al borde de la tumba que sonríe porque todavía no ha caído en ella. Soy el grito de la lujuria, el estremecimiento del orgasmo, la llamarada infinita. Soy la vida.
José Antonio Cotrina (La canción secreta del mundo)
Lo sano es una forma de expresión de lo liso y pulido. Paradójicamente, irradia algo morboso, algo inerte. Sin la negatividad de la muerte, la vida se anquilosa en lo muerto. Se la satina, convirtiéndola en aquello que, por carecer de vida, tampoco puede morir. La negatividad es la fuerza vivificante de la vida. Constituye también la esencia de lo bello. Inherente a lo bello es una debilidad, una fragilidad, un quebrantamiento. Es a esta negatividad a lo que lo bello tiene que agradecerle su fuerza de seducción. Lo sano, por el contrario, no seduce. Tiene algo de pornográfico. La belleza es enfermedad: La proliferación de lo sano trae inmediatamente consigo la proliferación de la enfermedad. Su antídoto es la enfermedad consciente de sí misma, la restricción de la vida propiamente tal. Esa enfermedad curativa es lo bello. Este pone freno a la vida, y, de ese modo, a su colapso. Mas si se niega la enfermedad en nombre de la vida, la vida hipostasiada, por su ciego afán de independencia de ese otro momento se entrega a este de lo pernicioso y destructivo, de lo cínico y lo arrogante. Quien odia lo destructivo tiene que odiar también la vida: solo lo muerto se asemeja a lo viviente no deformado. La actual calocracia, o imperio de la belleza, que absolutiza lo sano y lo pulido, justamente elimina lo bello. Y la mera vida sana, que hoy asume la forma de una supervivencia histérica, se trueca en lo muerto, en aquello que por carecer de vida tampoco puede morir.
Byung-Chul Han (La salvación de lo bello)
Una vida activa cumple con la finalidad de brindar al hombre la posibilidad de desempeñar un trabajo que le proporciona valores creativos; una vida contemplativa también le concede la posibilidad de hallar la plenitud al experimentar la belleza, el arte o la naturaleza. Pero también atesora sentido una vida exenta de creación o contemplación, que solo admite una única capacidad de respuesta: la actitud de mantenerse erguido ante su inexorable destino, como por ejemplo en un campo de concentración. En esas condiciones, al hombre se le niega el valor de la creación o de la vivencia, pero aun así la vida ofrece un sentido. De manera que todos los aspectos de la vida son significativos; también el sufrimiento. Si hay un sentido en la vida, entonces debe haber un sentido en el sufrimiento. La experiencia indica que el sufrimiento es parte sustancial de la vida, como el destino y la muerte. Sin ellos, la existencia quedaría incompleta.
Viktor E. Frankl (El hombre en busca de sentido)
-¿De verdad -dice en voz baja- que no me quieres dar nada? Por primera vez sonríe la muchacha y por primera vez parece precisamente por eso triste. - ¿Te refieres a un ovillo de hilo que te servirá para volver a tientas después de llevar a cabo la hazaña? No te servirá de nada, amigo, pues en cuanto se cierre esa puerta detrás de ti no sabrás nada de mí, ni yo de ti. No sabrías siquiera lo que significa el ovillo inútil en la mano y lo tirarías. Sufrirás muchas transformaciones, pasarás de una imagen a otra. Y cada vez creerás despertar y no te acordarás de tu sueño anterior. Caerás del interior al interior del interior y seguirás hasta el más profundo interior, sin acordarte, a través de vidas y muertes y siempre serás otro y siempre el mismo, allí donde no hay diferencias. Pero no alcanzarás nunca a aquel a quien quieres matar, pues cuando lo hayas encontrado te habrás convertido en él. Tú serás él, la primera letra, el silencio que precede a todo. Entonces sabrás lo que es la soledad.
Michael Ende (El espejo en el espejo)
Tengo las piernas cortas y retorcidas, y me cuesta caminar. Necesito una silla de montar especial para no caerme del caballo. Por cierto, la diseñé yo mismo, ya que hablamos del tema. Tenía que elegir entre eso o ir en poni. Tengo fuerza en los brazos, pero también son cortos. Nunca seré un espadachín. Si hubiera nacido en una familia de campesinos seguramente me habrían abandonado a la intemperie para que muriera, o me habrían vendido como monstruo de feria. Pero soy un Lannister de Roca Casterly, y eso que se perdieron las ferias. Se esperan cosas de mí. Mi padre fué Mano del Rey veinte años. Después resulta que mi hermano mató a ese mismo rey, ironías de la vida. Mi hermana se casó con el nuevo rey, y ese odioso sobrino que tengo será rey tras su muerte. Debo hacer algo por el honor de mi casa, ¿no te parece? Pero, ¿qué? Puede que tenga las piernas cortas en relación con mi cuerpo, pero la cabeza la tengo demasiado grande, aunque prefiero pensar que es del tamaño adecuado para mi mente. Tengo una idea bastante precisa de cuáles son mis puntos fuertes y mis puntos débiles. Mi mejor arma está en mi cerebro. Mi hermano tiene su espada, el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente...Pero una mente necesita de los libros igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo...Por eso leo tanto, Jon Nieves.
George R.R. Martin
En esos momentos desearía creer que existe algún tipo de vida después de la muerte, y que en otro universo, tal vez en un pequeño planeta rojo donde no tenemos piernas sino colas, donde chapoteamos por la atmósfera como focas y el aire, compuesto de trillones de moléculas de proteínas y azúcar, es nuestro alimento, y todo lo que hay que hacer para seguir vivo y sano es abrir la boca e inhalar, tal vez estáis los dos juntos. O tal vez él está aún más cerca y es ese gato gris que se sienta en el alféizar de la ventana de nuestros vecinos y ronronea cuando alargo la mano para tocarlo; tal vez es el cachorro que tira de la correa de otro de mis vecinos, o el niño de dos años que vi correr por la plaza hace un par de meses gritando regocijado mientras sus padres resoplaban detrás de él, o esa flor que se ha abierto de pronto en el rododendro que había dado por muerto; tal vez es esa nube, esa ola, esa lluvia, esa niebla. De modo que intento ser amable con todo lo que veo y en todo lo que veo lo veo a él.
Hanya Yanagihara (Tan poca vida)
¿Olvidaste que el hombre prefiere la paz e incluso la muerte a la libertad para discernir el bien y el mal? No hay nada más seductor para el hombre que el libre albedrío, pero también nada más doloroso. En vez de principios sólidos que tranquilizaran para siempre la conciencia humana, ofreciste nociones vagas, extrañas, enigmáticas, algo que superaba las posibilidades de los hombres. Procediste, pues, como si no quisieras a los seres humanos, tú que viniste a dar la vida por ellos. Aumentaste la libertad humana en vez de confiscarla, y así impusiste para siempre a los espíritus el terror de esta libertad. Deseabas que se te amara libremente, que los hombres te siguieran por su propia voluntad, fascinados. En vez de someterse a las duras leyes de la antigüedad, el hombre tendría desde entonces que discernir libremente entre el bien y el mal, no teniendo más guía que la de tu imagen, y no previste que al fin rechazaría, e incluso pondría en duda, tu imagen y tu verdad, abrumado por la tremenda carga de la libertad de escoger.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder. Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada. Nuestra lucha es por hacernos escuchar, y el mal gobierno grita soberbia y tapa con cañones sus oídos. Nuestra lucha es por el hambre, y el mal gobierno regala plomo y papel a los estómagos de nuestros hijos. Nuestra lucha es por un techo digno, y el mal gobierno destruye nuestra casa y nuestra historia. Nuestra lucha es por el saber, y el mal gobierno reparte ignorancia y desprecio. Nuestra lucha es por la tierra, y el mal gobierno ofrece cementerios. Nuestra lucha es por un trabajo justo y digno, y el mal gobierno compra y vende cuerpos y vergenzas. Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro. Nuestra lucha es por el respeto a nuestro derecho a gobernar y gobernarnos, y el mal gobierno impone a los más la ley de los menos. Nuestra lucha es por la libertad para el pensamiento y el caminar, y el mal gobierno pone cárceles y tumbas. Nuestra lucha es por la justicia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos. Nuestra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone olvido. Nuestra lucha es por la Patria, y el mal gobierno sueña con la bandera y la lengua extranjeras. Nuestra lucha es por la paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción... (Cuarta Declaración de la Selva Lacandona)
Subcomandante Marcos
La luz de la esperanza comienza hoy, cuando La Elegida ha nacido a la luz del sol. Es linda, es hermosa, como una flor, pero su belleza se entorpece, al pasar por mucho dolor. Su vida crece, su vida madura, pero no sabe que es el empiece, de su gran aventura. Alta es la traición que se comete, pues la nobleza se entromete, en la que un brujo ablandará, el corazón que ella le brindará. Pero la felicidad no perdura siempre, pues otro miedo pasa por su mente, y no sólo eso, también terribles recuerdos llegan, cuando delante de ella pasa La Muerte. Un obstáculo más, un obstáculo menos, ¿qué mas da, si es la más fuerte? Pero, ¿de dónde viene la fuerza, sino de su rival? Su propia sangre la traicionará, una vez, tal vez dos, pero luego decubrirá su mortal error, pagando así su equivocación. Fuerzas más ya no le quedan, cuando descubre la triste realidad: las personas que llenaban su corazón, una vez que se van, ya no han de regresar. Y eso se lo demuestran una vez más, cuando su verdadero amor le ha de abandonar, por el hecho de que su misma sangre lo destruirá. La Elegida sufrirá mucho más que cualquier ser, pues la tristeza y el abandono la han de poseer. En tres años, ni uno más, será cuando su amante se le dará una segunda oportunidad, la que por fin terminará, la misión que en un principio se le encomendó. Pero un problema se presentará, pues su corazón no la reconocerá, así que su sangre la ayudará, a terminar lo que empezó, a seguirel camino del que una vez se fió, y a tener dos almas más en su vida ermitaña de las cuales se percató. El bien y el mal, pelean una vez más, entre la luz y la oscuridad. Pero, que quede claro, sólo alguien puede terminar la pelea encarnizada para que todo llegue a su fin. A quien la Elegida entregó su alma, será el único que destruirá al demonio que se encuentra dentro de cada pecado, de cada mal. Y una vez más trinfará, el bien sobre el mal. La Elegida reinará, como noble, con bondad, como ella es en realidad.
Yolanda Chapa (Lani, la princesa gitana)
Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo. Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno a uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte...
Laura Esquivel (Like Water for Chocolate)