Mi Primer Amor Quotes

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Mi padre decía que la primera vez que te enamoras te cambia la vida para siempre, y por más que lo intentes, jamás lograrás borrar ese sentimiento tan profundo. Esa chica fue tu primer amor, y hagas lo que hagas, siempre estará presente en tu corazón.
Nicholas Sparks (The Notebook (The Notebook, #1))
Dicen que el primer amor es el más fuerte, que jamás se olvida y que no importaba cuantas personas más vinieran a tu vida, nadie podría quitarle el lugar. Pienso que mi primer amor fue como un perfume con el aroma más dulce del mundo, aquel que te pones y cuando se acaba, dejas olerlo
Flor M. Salvador (Antes de ella (Boulevard #3))
—No me extraña que te cueste tanto confiar en la gente. Si tu primer amor te trató así. —Tú eres mi primer amor.
Joana Marcús (La última nota (Canciones para ella, #1))
Aquí es donde cumplí mi primer castigo Y aquí es donde una estatua de mármol casi me decapita Y aquí es donde compartí el picnic más raro de mi vida con un chico del reformatorio que no les gustaría nada..." Tengo que vivir, ver a los niños nacer, crecer y enamorarse. Veo cómo ellos mismos tienen hijos y envejecen. Veo cómo mueren. Luce, estoy condenado a verlos una y otra vez. A todos menos a ti..." "Vago por la tierra y en el fondo siempre sé que voy a encontrarte...Siempre volvias cada 17 años..." "Tu eres mi amor, Lucinda. Para mi, ere lo único que existe..." "Jamás podrán creer nada de esto...Puedes tú?
Lauren Kate (Fallen (Fallen, #1))
- Te Amo - susurró Tristan -. Te he amado desde el primer momento que te vi. Mi amor por ti jamás morirá. Es Eterno. Te lo juro aquí, a medio camino entre el Cielo y la Tierra.
Elizabeth Chandler (Everlasting (Kissed by an Angel, #5))
Me gustaría que fueras mi primer amor, el único o el último, o de ser posible, que seas los tres
Andrés Ixtepan (Lo que me dicta el corazón)
Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos. Ya no puedo abrir un libro sin desear ver tu cara de calma y de concentración, sin saber que no la veré más y, lo que tal vez sea incluso más grave, que no me verá más. Nunca volveré a ser mirada por tus ojos. Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos. Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era. No está mal, he conseguido ser una niña hasta los cuarenta años, dos hijos, dos matrimonios, varias relaciones, varios pisos, varios trabajos, esperemos que sepa hacer la transición a adulto y que no me convierta directamente en una anciana. No me gusta ser huérfana, no estoy hecha para la tristeza.
Milena Busquets (También esto pasará)
En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa “sufrimiento”. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos “añoranza”; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra “nostalgia” tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: “te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia”. En español, “añoranza” proviene del verbo “añorar”, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué es de ti. Mi país queda lejos, y no sé qué ocurre en él. Algunas lenguas tienen alguna dificultad con la añoranza: los franceses sólo pueden expresarla mediante la palabra de origen griego (nostalgie) y no tienen verbo; pueden decir: je m?ennuie de toi (equivalente a «te echo de menos» o “en falta”), pero esta expresión es endeble, fría, en todo caso demasiado leve para un sentimiento tan grave. Los alemanes emplean pocas veces la palabra “nostalgia” en su forma griega y prefieren decir Sehnsucht: deseo de lo que está ausente; pero Sehnsucht puede aludir tanto a lo que fue como a lo que nunca ha sido (una nueva aventura), por lo que no implica necesariamente la idea de un nostos; para incluir en la Sehnsucht la obsesión del regreso, habría que añadir un complemento: Senhsucht nach der Vergangenheit, nach der verlorenen Kindheit, o nach der ersten Liebe (deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor).
Milan Kundera (Ignorance)
¿Por qué arrasarían esos dos hombres el mundo entero, de lo contrario? ¿Por tus conocimientos de historia? ¿Por tu aguda conversación? No. Eras una chica bonita embellecida por los bardos en un intento por explicar lo que desencadenaste. No me malinterpretes -añadió-, estaba tan loco por ti que me pasaba las noches en vela. Fuiste mi primer gran amor no correspondido.
Brent Weeks (The Black Prism (Lightbringer, #1))
Te prometo mi amor y todo lo que poseo. Te prometo el primer bocado de mi carne y el primer sorbo de mi vino. A partir de este día solo tu nombre gritaré en la oscuridad de la noche, y por tus ojos sonreiré cada mañana; Yo seré un escudo para ti como tú eres el mío. No habrá entre nosotros ninguna palabra severa, ni ningún extraño oirá mi queja. Eres sangre de mi sangre y hueso de mi hueso. Te doy mi cuerpo para que podamos ser uno. Te doy mi espíritu para que podamos ser uno. Por encima de todo, te valoraré y te honraré, en esta vida y en la siguiente.
Ross Callum
En primer lugar, no dejéis que nadie gobierne vuestra mente ni vuestro cuerpo y emplead especial atención para no poner límites a vuestras ideas, porque se puede ser un hombre libre a pesar de sufrir ataduras más fuertes que las de un esclavo. Escuchad a los hombres, pero no os entreguéis a ellos en cuerpo y alma. Sed respetuosos con los que ostentan el poder, pero no los sigáis ciegamente. Juzgad con lógica y con razón, pero no hagáis comentarios. »No consideréis a nadie superior a vosotros, al margen del rango o de la posición que ocupen en la vida. Tratad a todos con justicia, porque si no intentaran vengarse de vosotros. Cuidad vuestro dinero. Aferraos con fuerza a vuestras creencias, y los demás os escucharán —y añadió más despacio—: en cuanto a las cuestiones de amor... mi único consejo es que seáis sinceros, pues la sinceridad es el arma más poderosa para abrir el corazón o ganar el perdón.
Christopher Paolini (Eragon (The Inheritance Cycle, #1))
quien paga imparte las órdenes. Ese es el primer axioma que incorporé a mi naciente feminismo.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
Desde el primer momento en el que te vi y te escuchaba hablar, veía tus dientes enormes al sonreír y escuchaba toda tu risa escandalosa sabía que era lo único con lo que no me hartaría vivir toda mi vida
m. jake (¿te casas conmigo?)
Estoy mirando a sus ojos aterrorizados y, por primera vez desde que nos conocimos... creo que realmente lo entiendo. Todo de él. No reacciona de la manera que lo hace porque hay cinco diferentes lados de su personalidad. Reacciona como lo hace porque sólo hay un lado en Dean Holder. Apasionado. Es un apasionado sobre la vida, sobre el amor, sobre sus palabras, sobre Les. Y seré condenada si no estoy agregada a su lista. La intensidad que transmite no es desconcertante... es hermosa. He pasado tanto tiempo tratando de encontrar maneras de sentirme entumecida en cualquier oportunidad que tenga, pero al ver el entusiasmo detrás de sus ojos ahora mismo... me dan ganas de sentir cada cosa de la vida. Lo bueno, lo malo, lo bello, lo feo, el placer, el dolor. Quiero eso. Quiero empezar a sentir la vida de la misma manera en que él lo hace. Y mi primer paso para hacerlo, se inicia con este muchacho sin esperanza delante de mí, que está vertiendo su corazón, en busca de la palabra perfecta, deseando desesperadamente ayudarme a agregar el sentimiento de nuevo en la vida.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
No voy a decirte que te quiero desde el primer día que te vi, porque lo cierto es que no te soportaba. Sí, vale, puede que sintiera atracción desde el principio, pero no significaba nada. No como lo que siento ahora. [...] No voy a prometerte amor eterno, no voy a asegurarte que deseo vivir aquí toda mi vida porque no es así. No creo en las flechas de Cupido ni en que el amor lo puede todo y esas jilipolleces. Pero creo en conocer a alguien, en aceptar sus defectos, en disfrutar de su compañía y en echarlo de menos cuando no está. Creo en ti y en lo que me has demostrado. Creo en el vuelco que me da el estómago cada vez que te veo llegar con tu furgoneta llena de mierda. Creo en el ahora.
Lorena Pacheco (Mierda en mis tacones)
Cuando suena Mr. Tambourine Man, Diana llora. Busco su mano y la beso con un amor tan intenso que siento que va a matarme. Ella se agacha, me acuna, busca mi boca y así, escuchando a Bob Dylan y con lágrimas, doy, me dan, mi primer beso.
María Fernanda Ampuero (Pelea de gallos)
No era el primer cop No era el primer cop, no serà l'últim cop en la nostra batalla sorda i obstinada: al principi, com sempre, has renegat de mi, demà ho sé prou, tornaràs a mi, submisa. Més, per això, no t'estranyis, hostil amic, rival meu, aferrat a aquest amor obscur, si els gemecs de l'amor després són de suplici, els besos es pinten de color de la sang.
Nikolay Gumilyov (Poesia russa contemporània. Antologia)
En primer lugar, no dejéis que nadie gobierne vuestra mente ni vuestro cuerpo y emplead especial atención para no poner límites a vuestras ideas porque se puede ser un hombre libre a pesar de sufrir ataduras más fuertes que las de un esclavo. Escuchad a los hombres, pero no os entreguéis a ellos en cuerpo y alma. Sed respetuosos con los que ostentan el poder, pero no los sigáis ciegamente. Juzgad con lógica y con razón, pero no hagáis comentarios. »No consideréis a nadie superior a vosotros, al margen del rango o de la posición que ocupen en la vida. Tratad a todos con justicia, porque si no intentarán vengarse de vosotros. Cuidad vuestro dinero. Aferraos con fuerza a vuestras creencias, y los demás os escucharán —y añadió más despacio—: en cuanto a las cuestiones de amor... mi único consejo es que seáis sinceros, pues es el arma más poderosa para abrir el corazón o ganar el perdón. Es todo lo que tengo que decir.
Christopher Paolini (Eragon (Inheritance, #1))
Siempre he estado convencido de que el primer mordisco de la enfermedad de mi madre se llevó lo que yo más quería: el beso de buenas noches. Yo pensé que, como el rezo juntos antes de dormir, era otra pérdida de la edad. Una más de las catástrofes de hacerte mayor. Como que dejara de ordenarme la ropa, de removerme el Cola-Cao o de preguntarme al volver del colegio si tenía muchos deberes. Un día las madres dejan de darte el beso de buenas noches, se fue el beso de buenas noches y vinieron la hipoteca del piso y las letras del coche, en mi caso una noche no llegó el beso y aguardé silencioso. La oscuridad se transformó en hostil, lúgubre, inhóspita. Puede que otras noches yo mismo la llamara, pero llega la noche en que no te sientes autorizado para gritarle mamá, ¿vienes? Y no viene nadie. Puede que cuando despiertas a la mañana siguiente seas más adulto, más independiente, pero esa noche tan sólo eres más infeliz. La segunda noche consecutiva sin beso, lloré en silencio. Sentí algo amputado adentro. Si te arrancan un brazo, dudo que duela como perder ese beso.
David Trueba (Tierra de campos)
Harper se acercó a mí con un propósito en la mirada, y con un último vistazo hacia Art, cruzó. No vi el dolor y el miedo que había sufrido durante todos esos años. No la vi aterrorizada, y tampoco vi la pesadilla que había sido su estancia en el hospital psiquiátrico. Lo que vi fue cómo su padre la cogía y se la subía a los hombros mientras ella le señalaba la ruta a seguir a través de los árboles que había en la parte trasera de la propiedad. Vi a su perro, un golden retriever llamado Sport, que le lamió los dedos hasta que ella no pudo soportar las cosquillas. Y vi el primer beso que le dio Art. Ella estaba en el instituto, viendo uno de los partidos de baloncesto en los que él participaba. Art se había lesionado y estaba en el vestuario. Harper corrió a ver cómo estaba. Estuvo a punto de desmayarse al ver el enorme bulto del brazo que tenía sujeto al costado, donde el hueso casi atravesaba la piel. Art se había tapado los ojos con el otro brazo para ocultar su angustia. Harper se acercó y, antes de que se diera cuenta de lo que ocurría, él le rodeó la cabeza con la mano y tiró de ella hasta que sus labios se unieron. Y luego cruzó. Ese toque romántico, la agonía del amor perdido, fue mi perdición.
Darynda Jones (Fourth Grave Beneath My Feet (Charley Davidson, #4))
Espero que mi propio sexo me disculpe si trato a las mujeres como criaturas racionales en vez de halagar sus encantos fascinantes y considerarlas como si estuvieran en un estado de eterna infancia, incapaces de valerse por sí mismas. Deseo de veras mostrar en qué consiste la verdadera dignidad y la felicidad humana. Deseo persuadir a las mujeres para que intenten adquirir fortaleza, tanto de mente como de cuerpo, y convencerlas de que las frases suaves, la sensibilidad de corazón, la delicadeza de sentimientos y el gusto refinado son casi sinónimos de epítetos de la debilidad, y que aquellos seres que son sólo objetos de piedad, y de esa clase de amor que ha sido denominada como su hermana, pronto se convertirán en objetos de desprecio. Desechando, pues, esas bellas frases femeninas que los hombres utilizan con condescendencia para dulcificar nuestra dependencia servil, y despreciando esa débil elegancia de mente, esa sensibilidad exquisita y dulce docilidad de conducta que se supone constituyen las características sexuales del recipiente más frágil, deseo mostrar que la elegancia es inferior a la virtud, que el primer objetivo de una loable ambición es adquirir un carácter como ser humano, sin tener en cuenta la distinción de sexo (p. 50-51).
Mary Wollstonecraft (Vindication of the Rights of Women)
—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora. Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro. —Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
¿Qué son, exactamente, las «experiencias»? No son datos empíricos. Una experiencia no está hecha de átomos, moléculas, proteínas o números. Por el contrario, es un fenómeno subjetivo que incluye tres ingredientes principales: sensaciones, emociones y pensamientos. En cualquier momento concreto, mi experiencia comprende todo lo que perciba (calor, placer, tensión, etcétera), cualquier emoción que sienta (amor, temor, ira, etcétera) y cualesquiera pensamientos que surjan en mi mente. ¿Y qué es «sensibilidad»? Significa dos cosas. En primer lugar, prestar atención a mis sensaciones, emociones y pensamientos. En segundo lugar, permitir que estas sensaciones, emociones y pensamientos influyan en mí. Doy por hecho que no debo permitir que cualquier brisa pasajera me lleve. Pero debo estar abierto a nuevas experiencias y permitir que cambien mis puntos de vista, mi comportamiento e incluso mi personalidad.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
No es que sea malvada, es que sencillamente no veo el tsunami que está a punto de arrastrar mi vida porque yo misma soy el tsunami. Y Bebé rock está tan enamorado del tsunami que intenta a toda costa contenerlo y su amor es tan magnánimo que lo logra por momentos. Luego vuelvo a coger impulso y quiero arrasar con todo, y él buenamente se interpone de barrera y me contiene y se ahoga conmigo a veces, tanto en mi tormenta como en el alcohol. La única manera de sobrevivir a un tsunami es estando borrachos la mayoría del tiempo. Nos enfrascamos en una relación en la que todo es euforia de noche, drama de madrugada y reconciliación y guayabo de día. Y así atravesamos uno, dos, tres años: Bebé rock conteniéndome, yo emborrachándome, y siéndole infiel porque en el fondo sé que su primer amor es su mamá y que la relación de codependencia con ella es mucho más fuerte que la que tiene conmigo, razón por la cual nunca voy a poder tenerlo solo para mí
Margarita Posada Jaramillo (Las muertes chiquitas)
quiero que este sea el primer recuerdo de tu padre, fíjate bien, grábalo en tu memoria, prométemelo, el primer recuerdo del salvaje, del poderoso, del terrible, del venturoso, del dichoso, del incondicional amor que te tengo y te tendré siempre porque siempre te amaré, pase lo que pase en tu futuro, seas lo que seas, siempre seré tu padre, siempre estaré dispuesto a darlo todo por ti sin que tú me des nada nunca, porque si tú me dieras algo alguna vez, solo ha de ser un beso diminuto, ni siquiera un beso grande, solo un pequeño beso, porque yo transformaré ese pequeño beso en la fortaleza más grande del universo, superior a las galaxias, superior a millones de estrellas, más grande que el mismo Dios, así te amo yo, Bra, así, no lo olvides nunca, díselo a tus hijos, y que los hijos de tus hijos lo digan a los suyos, así hasta que caiga el sol sobre la raza de los hombres y se extinga la vida, y aun cuando se extinga la vida, yo volveré a ti, te lo juro, volveré a tu sangre porque soy tu padre, y antes que tu padre fui el hijo del hombre más maravilloso de la historia de los hombres, porque mi padre fue el hombre más honesto, más bondadoso, más elegante y limpio de cuantos han existido, ese fue tu abuelo».
Manuel Vilas (Alegría (volumen independiente))
Tú eres el único que podría leer este libro, Delante de esa cámara más que visible, «siento por primer vez la tentación de hacerme un autorretrato para ti». Dibujar una imagen de mí mismo como si fuera tú. Drag you. Travestirme en ti. Hacerte volver a la vida a través de la imagen. Ahora ya estáis todos muertos: Amelia, Hervé, Michel, Karen, Jackie, Teo y Tú. ¿Pertenezco yo más a vuestro mundo que al mundo de los vivos? ¿Acaso mi política no es la vuestra, mi casa no es la vuestra, mi cuerpo no es el vuestro? Reencarnaos en mí, tomad mi cuerpo como los extraterrestres tomaban a los americanos para convertirlos en vainas vivientes. Reencárnate en mí, posee mi lengua, mis brazos, mis sexos, mis dildos, mi sangre, mis moléculas, posee a mi chica, mi perra, habítame, vive en mí. Ven. Ven. Please don't leave. Vuelve a la vida. Hold on to my sex. Low, down, dirty. Stay with me. Este libro no tiene razón de ser fuera del margen de incertidumbre que existe entre yo y mis sexos, todos imaginarios, entre tres lenguas que no me pertenecen, entre tú-vivo y tú-muerto, entre mi deseo de portar tu estirpe y la imposibilidad de resucitar tu esperma, entre tus libros eternos y silenciosos y el flujo de palabras que se agolpa para salir a través de mis dedos, entre la testosterona y mi cuerpo, entre V. y mi amor por V.
Paul B. Preciado (Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era)
Os acercáis de nuevo, figuras vacilantes, las que otrora pronto a la turbia mirada se mostraron. ¿Pretendo acaso reteneros esta vez? ¿Siento mi corazón todavía a aquella hora inclinado? ¡Os agolpáis! Pues bien, reinad entonces, así como vais subiendo por mí entre vapores y nieblas; Mi pecho se siente juvenilmente estremecido ante ese hálito mágico que a vuestro séquito anima. Con vosotras traéis las imágenes de felices días pasados, y algunas queridas sombras se levantan; como una vieja leyenda, ya casi extinguida reaparecen el primer amor y la amistad primera. El dolor se renueva; se repite la queja del alocado y laberíntico curso de la vida, evocando a los buenos, que por hermosos instantes de felicidad embaucados, desaparecieron, yéndose lejos de mí. No escucharán los cánticos que siguen aquellas almas a quienes canté los primeros. Disperso está el amistoso corro, acallado, ¡ay!, el primitivo eco. Mi canción resuena en la desconocida masa, su aplauso mismo el corazón me oprime, y quien se alegrara con mi canción antaño, si vive aún hoy, por el mundo anda errando. Me invade una nostalgia largamente olvidada de aquel apacible y grave reino del espíritu; y flota entonces con imprecisas notas mi canción susurrante, como arpa eolia; un escalofrío me sacude la lágrima va en pos de las lágrimas, el severo corazón se siente dulce y blando.. veo lejano aquello que poseo, y lo perdido se me hace realidad.
Johann Wolfgang von Goethe
La gran divergencia entre los problemas del teorizante y los del político es uno de los motivos por los que casi nunca se encuentra una unión entre los dos, en una misma persona. Esto se aplica sobre todo al llamado político de "éxito", de pequeño porte, cuya actividad de facto no es nada más que el "arte de lo posible", como modestamente Bismarck denominaba a la política. Cuanto más libre se mantiene el político de grandes ideas, tanto más fáciles, comunes, rápidos y también visibles serán sus éxitos. Aunque es verdad también que éstos están destinados al olvido de los hombres y, a veces, no llegan ni a sobrevivir a la muerte de sus creadores. La obra de tales políticos es, de modo general, sin valor alguno para la posteridad, pues su éxito eventual reposa en el alejamiento de todos los problemas e ideas grandiosas que como tales hubieran sido de gran importancia para las generaciones venideras. La realización de ideas destinadas a tener influencia sobre el futuro es poco lucrativa y sí muy raramente comprendida por la gran masa, a la que interesan más las reducciones de precio en la cerveza y en la leche que los grandes planes de futuro, de realización tardía y cuyo beneficio, al final, sólo será usufructuado por la posteridad. Es así como, por una cierta vanidad, la que está siempre asociada a la política, la mayoría de los políticos se apartan de los proyectos realmente difíciles, para no perder la simpatía de la gran masa. El éxito y la importancia de ese político residen exclusivamente en el presente, y son inexistentes para la posteridad. Esos microcéfalos poco se enfadan por eso; ellos se contentan con poco. Diferentes son las condiciones del teorizante. Su importancia casi siempre está en el futuro, por eso no es raro que se le considere lunático. Si el arte del político era considerado el arte de lo posible, se puede decir del idealista que él pertenece a aquellos que sólo agradan a los dioses cuando exigen o quieren lo imposible. Él tendrá casi siempre que renunciar al reconocimiento del presente; adquiere, por ello, en el caso de que sus ideas sean inmortales, la gloria de la posteridad. En períodos raros de la historia de la Humanidad puede acontecer que el político y el idealista se reúnan en la misma persona. Cuanto más íntima fuese esa unión, tanto mayores serán las resistencias opuestas a la acción del político. Él no trabaja ya más para las necesidades al alcance del primer burgués, y sí por los ideales que sólo pocos comprenden. Es por eso que su vida es blanco del amor y del odio. La protesta del presente, que no comprende al hombre, lucha con el reconocimiento de la posteridad por la cual él trabaja. Cuanto mayores fueran las obras de un hombre para el futuro, tanto menos serán éstas comprendidas por el presente; cuanto más dura sea la lucha, tanto más raro el éxito. Si en años nada le sonríe, es posible que en sus últimos días le circunde un tenue halo de gloria venidera. Es cierto que esos grandes hombres son los corredores del maratón de la Historia. La corona de laurel del presente se pone más comúnmente en las sienes del héroe moribundo. Entre éstos se encuentran los grandes luchadores que, incomprendidos por el presente, están decididos a luchar por sus ideas y sus ideales. Son éstos los que, tarde o temprano, tocarán el corazón del pueblo. Hasta parece que cada uno siente el deber de, en el presente, redimir el pecado cometido en el pasado. Su vida y acción están acompañadas de cerca por la admiración conmovedoramente grata, lo que consigue, sobre todo en los días de tristeza, levantar corazones destrozados y almas desesperadas. Pertenecen a esta clase no sólo los grandes estadistas, sino también los grandes reformadores.
Adolf Hitler (Mi Lucha)
Le miré de reojo mientras jugueteaba con la taza de café entre mis manos. Si antes me había llamado la atención el misticismo que envolvía a Jareth, ahora sin duda me intrigaba seriamente. Era el primer escritor que conocía, y el simple hecho de que sus escritos no estuviesen a mi alcance me llenaba de curiosidad. ¿Y si lo que escribía era realmente bueno? ¿Y si era mejor que todo cuanto había leído anteriormente? —Bueno... —dudé, con una sonrisa inocentona en la boca—, quizá algún día puedas dejarme leer algo. Jareth disimuló una risita que ronroneó en su pecho mientras sus ojos relucían, fijos en mí. —Tal vez —concedió, casi en un susurro—, pero tiene una condición. Se inclinó ligeramente sobre la mesa, acercándose a mí. Elevé una ceja observándole y le imité, quedando separados por unos pocos centímetros. Su sonrisa se amplió y sus ojos azules parecieron ver a través de mí. —Debes leerlo únicamente durante el día —susurró siniestro—. Bajo ningún concepto lo leas por la noche. Mis labios se curvaron lentamente en una sonrisa y me aparté ligeramente de él. —¿Es una historia de miedo, o algo así? —bromeé—. ¿Temes que no logre conciliar el sueño? Él se incorporó también y me observó con detenimiento a través de sus cejas negras. —Eso es. Una historia de miedo.
Hellen Cauldron (Baile de Sombras (Segunda Edición))
—Mi padre decía que la primera vez que te enamoras te cambia la vida para siempre, y por más que lo intentes, jamás lograrás borrar ese sentimiento tan profundo. Esa chica fue tu primer amor, y hagas lo que hagas, siempre estará presente en tu corazón.
Nicholas Sparks (El cuaderno de Noah)
Siempre seras mi primer, último y único amor.
Ana Huang (Twisted Lies (Twisted, #4))
Clark: Cuando leas esto, habrán pasado algunas semanas. Si seguiste las instrucciones, estarás en París en una de esas sillas que nunca se apoyan bien en la vereda. Espero que aún esté soleado. Del otro lado del puente, a tu derecha verás L'Artisan Parfumeur. Prueba el perfume Papillons Extréme. Siempre pensé que iría bien contigo. Hay algunas cosas que quería decir y no pude porque te ponías muy emocional y no me dejabas terminar. Así que, aquí van. Cuando regreses a casa Michael Lawler te dará acceso a una cuenta con fondos suficientes para que comiences de nuevo. No entres en pánico. No alcanza para que no hagas nada por el resto de tu vida pero te dará libertad. Al menos para salir de ese pueblito que ambos llamamos hogar. Vive al máximo, Clark. Exígete. No te conformes. Lleva esas piernas rayadas con orgullo. Saber que tienes posibilidades es un lujo. Saber que quizá yo te las di me ha hecho las cosas más fáciles a mí. Así que esto es todo. Dejaste una marca en mi corazón, Clark. Desde el primer día que llegaste con tu dulce sonrisa y tu ropa ridícula. Tus chistes malos y tu incapacidad para ocultar tus sentimientos. No pienses mucho en mí. No quiero que te pongas triste. Vive bien. Solo vive. Yo caminaré a tu lado en todo momento. Con amor, Will.
Jojo Moyes (Me Before You (Me Before You, #1))
Clark: Cuando leas esto habrán pasado unas pocas semanas (incluso con tus dotes organizativas recién descubiertas dudo que hayas llegado a París antes de comienzos de septiembre). Espero que el café sea bueno y fuerte y que los cruasanes estén frescos y que aún haga buen tiempo para sentarse fuera, en una de esas sillas metálicas que nunca quedan del todo firmes sobre la acera. No está mal, el Marquis. El bistec también está rico, por si te apetece volver más tarde a comer. Y si miras por la calle, a tu izquierda, verás L’Artisan Parfumeur, donde, cuando termines de leer esta carta, deberías ir a probar el aroma llamado algo así como Papillons Extrême (no lo recuerdo bien). Siempre pensé que te iría muy bien. Vale, se acabaron las órdenes. Hay unas cuantas cosas que me gustaría decirte y te las habría dicho en persona, pero, en primer lugar, te habrías puesto toda sentimental y, en segundo lugar, no me habrías dejado decir todo lo que quería decir. Siempre has hablado demasiado. Por tanto, aquí lo tienes: el cheque que recibiste en el sobre inicial de Michael Lawler no era la cantidad completa, sino solo un pequeño regalo, para ayudarte durante las primeras semanas de desempleo, y para que fueras a París. Cuando vuelvas a Inglaterra, lleva esta carta a Michael en su despacho de Londres y te dará los documentos pertinentes para que tengas acceso a la cuenta que ha abierto en tu nombre. Esta cuenta contiene lo suficiente para que te compres un lugar agradable donde vivir, para que te pagues la carrera y para cubrir tus gastos mientras eres estudiante a tiempo completo. Mis padres ya estarán informados al respecto. Espero que esto, y el trabajo jurídico de Michael Lawler, simplifiquen los trámites en la medida de lo posible. Clark, desde aquí casi oigo cómo empiezas a hiperventilar. No te pongas de los nervios ni intentes regalarlo: no es bastante para que te quedes de brazos cruzados el resto de tu vida. Pero debería ser suficiente para comprar tu libertad, tanto en lo que se refiere a ese pueblecito claustrofóbico que los dos consideramos nuestro hogar como a las elecciones que te viste obligada a tomar hasta ahora. No te doy este dinero porque quiera que te sientas nostálgica ni en deuda conmigo, ni tampoco para que sea una especie de maldito recuerdo. Te lo doy porque casi nada me hace feliz a estas alturas, salvo tú. Soy consciente de que conocerme te ha causado dolor y pena, y espero que un día, cuando estés menos enfadada conmigo, comprendas que no solo hice lo único que podía hacer, sino que eso te va a ayudar a vivir una buena vida, una vida mejor, que si no me hubierasconocido. Te vas a sentir incómoda en tu nuevo mundo durante un tiempo. Siempre es extraño vernos fuera del lugar donde estábamos cómodos. Pero espero que también te sientas un poco dichosa. Cuando volviste de hacer submarinismo esa vez, tu cara me lo dijo todo: hay anhelo en ti, Clark. Audacia. Solo la habías enterrado, como casi todo el mundo. No te estoy pidiendo que te arrojes de un rascacielos ni que nades junto a ballenas ni nada parecido (aunque, en secreto, me encantaría pensar que lo estás haciendo), pero sí que vivas con osadía. Que seas exigente contigo misma. Que no te conformes. Viste con orgullo tus medias de abejita. Y, si insistes en conformarte con algún tipo ridículo, guarda a buen recaudo una parte de este dinero. Saber que aún tienes posibilidades es un lujo. Saber que tal vez te las he proporcionado ha sido un gran alivio para mí. Eso es todo. Te llevo grabada en el corazón, Clark. Desde el primer día en que te vi, con esas prendas ridículas y esas bromas tontas y tu completa incapacidad para disimular una sola de tus emociones. Has cambiado mi vida muchísimo más de lo que este dinero cambiará la tuya. No te acuerdes demasiado de mí. No quiero pensar que te vas a poner sensiblera. Vive bien. Vive. Con amor, Will
Jojo Moyes (Me Before You (Me Before You, #1))
Clark: Cuando leas esto habrán pasado unas pocas semanas (incluso con tus dotes organizativas recién descubiertas dudo que hayas llegado a París antes de comienzos de septiembre). Espero que el café sea bueno y fuerte y que los cruasanes estén frescos y que aún haga buen tiempo para sentarse fuera, en una de esas sillas metálicas que nunca quedan del todo firmes sobre la acera. No está mal, el Marquis. El bistec también está rico, por si te apetece volver más tarde a comer. Y si miras por la calle, a tu izquierda, verás L’Artisan Parfumeur, donde, cuando termines de leer esta carta, deberías ir a probar el aroma llamado algo así como Papillons Extrême (no lo recuerdo bien). Siempre pensé que te iría muy bien. Vale, se acabaron las órdenes. Hay unas cuantas cosas que me gustaría decirte y te las habría dicho en persona, pero, en primer lugar, te habrías puesto toda sentimental y, en segundo lugar, no me habrías dejado decir todo lo que quería decir. Siempre has hablado demasiado. Por tanto, aquí lo tienes: el cheque que recibiste en el sobre inicial de Michael Lawler no era la cantidad completa, sino solo un pequeño regalo, para ayudarte durante las primeras semanas de desempleo, y para que fueras a París. Cuando vuelvas a Inglaterra, lleva esta carta a Michael en su despacho de Londres y te dará los documentos pertinentes para que tengas acceso a la cuenta que ha abierto en tu nombre. Esta cuenta contiene lo suficiente para que te compres un lugar agradable donde vivir, para que te pagues la carrera y para cubrir tus gastos mientras eres estudiante a tiempo completo. Mis padres ya estarán informados al respecto. Espero que esto, y el trabajo jurídico de Michael Lawler, simplifiquen los trámites en la medida de lo posible. Clark, desde aquí casi oigo cómo empiezas a hiperventilar. No te pongas de los nervios ni intentes regalarlo: no es bastante para que te quedes de brazos cruzados el resto de tu vida. Pero debería ser suficiente para comprar tu libertad, tanto en lo que se refiere a ese pueblecito claustrofóbico que los dos consideramos nuestro hogar como a las elecciones que te viste obligada a tomar hasta ahora. No te doy este dinero porque quiera que te sientas nostálgica ni en deuda conmigo, ni tampoco para que sea una especie de maldito recuerdo. Te lo doy porque casi nada me hace feliz a estas alturas, salvo tú. Soy consciente de que conocerme te ha causado dolor y pena, y espero que un día, cuando estés menos enfadada conmigo, comprendas que no solo hice lo único que podía hacer, sino que eso te va a ayudar a vivir una buena vida, una vida mejor, que si no me hubieras conocido. Te vas a sentir incómoda en tu nuevo mundo durante un tiempo. Siempre es extraño vernos fuera del lugar donde estábamos cómodos. Pero espero que también te sientas un poco dichosa. Cuando volviste de hacer submarinismo esa vez, tu cara me lo dijo todo: hay anhelo en ti, Clark. Audacia. Solo la habías enterrado, como casi todo el mundo. No te estoy pidiendo que te arrojes de un rascacielos ni que nades junto a ballenas ni nada parecido (aunque, en secreto, me encantaría pensar que lo estás haciendo), pero sí que vivas con osadía. Que seas exigente contigo misma. Que no te conformes. Viste con orgullo tus medias de abejita. Y, si insistes en conformarte con algún tipo ridículo, guarda a buen recaudo una parte de este dinero. Saber que aún tienes posibilidades es un lujo. Saber que tal vez te las he proporcionado ha sido un gran alivio para mí. Eso es todo. Te llevo grabada en el corazón, Clark. Desde el primer día en que te vi, con esas prendas ridículas y esas bromas tontas y tu completa incapacidad para disimular una sola de tus emociones. Has cambiado mi vida muchísimo más de lo que este dinero cambiará la tuya. No te acuerdes demasiado de mí. No quiero pensar que te vas a poner sensiblera. Vive bien. Vive. Con amor, Will.
Jojo Moyes (Me Before You (Me Before You, #1))
Perdonadme que cuente de manera tan personal mi amor a las cosas inanimadas que se despierta en los que van a morir. Calle a calle, sobre un montón de casas rotas, se paseó la muerte. Abrieron el vientre de mi calle las bombas. La oigo llorar aún con sus cientos de ventanas golpeándose en sus quicios durante toda la noche. Recuerdo como primer elemento el agua que lo encharca todo y el olor, un olor a alquitrán, a humo, a polvo, a ilusiones molidas... Cuando va a comenzar un bombardeo, los gatos desaparecen, sorprendidos de vivir entre las gentes capaces de permitir tales cosas, y los perros aúllan, preotegiéndose junto a nuestros pies. A los seres humanos se les ponen ojos suplicantes de niño.
María Teresa León (Memoria de la melancolía)
Mi primer viaje fue como mi primer amor: cuando pienso en él me acuerdo perfectamente del principio y del final de nuestra historia, tengo algunas memorias de lo que pasó en el medio, sé exactamente cuántos meses duró y, cuando lo comparo con mi situación actual, me doy cuenta de lo inexperta que era.
Aniko Villalba (Días de viaje. Relatos en primera persona (Spanish Edition))
Diré en primer lugar que este joven, Aliosha, no era de ningún modo un fanático ni, en mi opinión al menos, un místico. Expresaré desde el principio mi parecer sin reservas: era sencillamente un filántropo precoz y, si se había adentrado en la senda de la vida monástica, eso se debía tan solo a que era en aquel tiempo la única que le había impresionado, la única en la que veía, por así decir, un ideal, una salida para su alma, ansiosa de abandonar las tinieblas del mal del mundo y ascender hacia la luz del amor.
Fyodor Dostoevsky (Los hermanos Karamázov)
Si escribes rápido y sin pensar demasiado, verás como no tardas más de quince minutos cada día. Es decir, el primer día, en unos diez minutos, das respuesta a todas las preguntas y haces todas las terminaciones de frases. El segundo día, sin mirar las respuestas del día anterior, vuelves a escribir tantos finales y respuestas como se te ocurran. El día tres, lo mismo. • ¿Qué cosas no van bien en mi vida en general? En mi vida no va bien... • ¿Qué cosas van bien en mi vida? En mi vida va bien... • ¿Qué cosas van bien en mi vida, pero quiero que vayan mejor? En mi vida va bien…, pero quiero que vaya mejor… • ¿Cuáles de mis relaciones más cercanas no van bien? De mis relaciones más cercanas no van bien…
Curro Cañete (El amor comienza en ti: El método más poderoso para aumentar tu autoestima y tu felicidad)
Afirmaciones para entrenar tu mente Desde el punto en el que estoy, aquí y ahora, decido prosperar sin límites. Es maravilloso saber que puedo ser cada vez más consciente. Cuando soy consciente, puedo elegir. Y ahora elijo abundancia, salud, buenas relaciones con los demás y trabajos que me gusten y me satisfagan. Elijo que hoy sea el primer día de la mejor parte de mi vida. Elijo el amor y la felicidad como compañeros de viaje. Me merezco tanto como los mejores. Puedo lograr tanto como los mejores. Puedo ser tan feliz como los mejores. Gracias, Vida, por darme buena salud y hacerme cada vez más consciente de lo importante. Gracias por hacer que a mi vida siempre lleguen hermosos regalos y cosas buenas. Gracias por hacerme consciente del poder de mi agradecimiento. Ahora me enfoco en lo bueno de la vida y las maravillosas posibilidades que plantea. Gracias, gracias, gracias.
Curro Cañete (El amor comienza en ti: El método más poderoso para aumentar tu autoestima y tu felicidad)
No había vuelto a verla. Era para mí como un primer amor, con todo el encanto dignificante que un idilio virginal tiene para el hombre hecho, que después amó cien veces… Si usted es querido alguna vez como yo lo fuí, y ultraja como yo lo hice, comprenderá toda la pureza viril que hay en mi recuerdo.
Horacio Quiroga (Cuentos de amor de locura y de muerte)
Ahora debo cambiar mi pensamiento para cambiar mis emociones para que cambie mi realidad. El campo de Conciencia del Universo está esperando la vibración de mis emociones y pensamientos para adaptarse a mí y darme la misma vibración en la que yo vibro. Ultimadamente, el Universo me apoya, siempre me apoya abundantemente y me da aquello que Yo Soy; y si Yo Soy rabia en ese momento, el Universo, generoso como es, me dará más de lo mismo. Imagina que estás en una cueva y gritas “Rabia!”. El eco te devolverá la misma palabra una y otra vez. Pero imagina que gritas “Amor!”. De nuevo, el eco te devolverá la misma frecuencia una y otra vez. En nuestro mundo “real” ese eco que regresa se expresa a través de circunstancias, de eventos, de actos, de situaciones, etc. Sabiendo esto ahora sé qué es lo que quiero gritar en la cueva. Pero hay algo más… Antes de que yo grite, el Universo ya sabe que voy a gritar y ya sabe qué es lo que voy a gritar. Porque así como soy el observador que modifica lo observado, yo también como observador, estoy siendo observado por el Universo! Los dos nos estamos observando! Y cuando yo tomo conciencia de que estoy a punto de gritar, el acto de gritar ya está trabajando para que yo lo logre. En el famoso experimento de la doble rendija (Que en realidad se llamaba Experimento de Young en honor del primer físico que lo realizó, Thomas Young en 1801) realizados cientos, sino miles de veces, ya quedó demostrado que la Energía se mueve como onda hasta que es observada y colapsa formando partículas.
Veturián Arana Godás (De la Cuántica a la Nada: I Know no Limits! (Spanish Edition))
Primer Idioma (El Soneto) El español es mi segundo idioma, Mi primer idioma es el amor. La neurociencia es mi segundo sentido, Mi primer sentido es el amor. La teología es mi segunda fe, Mi primera fe es interreligiosa. La filosofía es mi segunda naturaleza, Mi primera naturaleza es amabilidad. Lo analógico es mi segunda pasión, Mi primera pasión es el diálogo. La ley es mi segunda tarea, Mi primera, es humanizar el mundo. Todas etiquetas son segundas etiquetas, Nuestra etiqueta nativa es humano. Toda tradición es segunda tradición, La tradición nativa de la tierra es la compasión.
Abhijit Naskar (Visvavictor: Kanima Akiyor Kainat)
«Jason Thorn, por el que todas las mujeres estaban salivando. En ese momento, era solo mío. El chico de mis sueños. El amor de mi infancia. Mi primer amor. Mi único amor.»
Ella Maise (To Love Jason Thorn)
Es decir, lo parecía hasta que uno se planteaba si aquello era una especie de aniversario, porque había transcurrido un año desde el día en que el conde había pisado la calle por última vez. Pero ¿cómo se celebraba semejante aniversario? ¿Y debía celebrarse? Porque se suponía que el arresto domiciliario, además de ser una clara violación de la libertad personal, también pretendía ser una especie de humillación. Así pues, tanto el orgullo como el sentido común sugerían que a un aniversario como aquél era mejor no prestarle mucha atención. Y sin embargo... Incluso hallándose en las circunstancias más adversas (a la deriva en el mar, o recluidos en la cárcel, por ejemplo) los hombres encuentran la forma de registrar meticulosamente el paso del tiempo. Aunque las espléndidas modulaciones de las estaciones del año y la sucesión de festividades llenas de colorido que se celebran a lo largo de la vida hayan sido sustituidas por una tiranía de días imposibles de distinguir, quienes se encuentran en una situación así se las ingenian para hacer trescientas sesenta y cinco muescas en un trozo de madera o grabar trescientas sesenta y cinco marcas en las paredes de su celda. ¿Por qué se esfuerzan tanto por señalar el paso del tiempo si, aparentemente, eso es lo último que debería preocuparles? Pues, en primer lugar, porque les ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los inevitables progresos de lo que han dejado atrás: «Ah, seguro que Aliosha ya puede trepar al árbol del jardín; Vania debe de estar a punto de entrar en el liceo; y Nadia, mi querida Nadia, pronto estará en edad de merecer...» Pero tan importante como eso es el hecho de que un recuento meticuloso de los días permite a quien se encuentra aislado constatar que ha soportado un año más de dificultades. Ha sobrevivido. Ha vencido. Tanto si ha encontrado la fuerza para perseverar por medio de una voluntad inquebrantable como por medio de un optimismo insensato, esas trescientas sesenta y cinco marcas constituyen una prueba de su invencibilidad. Porque, al fin y al cabo, si la concentración debe medirse en minutos y la disciplina en horas, la invencibilidad debe medirse en años.
Amor Towles (Un caballero en Moscú)
Mi vida, vida mía, mi antiquísima vida, Mi primer deseo mal curado, Mi primer amor disminuido, Has tenido que volver. He tenido que conocer Lo mejor que hay en la vida, Dos cuerpos que disfrutan de su felicidad Uniéndose y renaciendo sin fin. En completa dependencia Comparto el temblor del ser, La vacilación de desaparecer, El sol que azota el lindero. Y el amor, en el que todo es fácil, Donde todo se da al instante: Existe en mitad del tiempo La posibilidad de una isla.
Michel Houellebecq (La posibilidad de una isla)
Sabe usted, querido amigo, que en nuestra sociedad existen tres hombres, el Sacerdote, el Médico y el Hombre de justicia, que no pueden estimar el mundo? Tienen vestimentas negras, quizá porque llevan el duelo de todas las virtudes, de todas las ilusiones. El más desgraciado de los tres es el abogado’. Cuando la gente acude al sacerdote, le explica, lo hace con remordimiento, con arrepentimiento, con creencias que la engrandecen y le confieren interés, y que en cierto modo consuelan el alma del mediador. ‘Pero nosotros los abogados’ —y aquí Díaz-Varela me leyó en español de la última página de la novela, traduciendo sobre la marcha sin duda, no es que se hubiera preparado una versión—, ‘nosotros vemos repetirse los mismos sentimientos malvados, nada los corrige, nuestros bufetes son cloacas que no se pueden limpiar. ¡De cuántas cosas no me he enterado al desempeñar mi cargo! ¡He visto morir a un padre en un granero, sin blanca, abandonado por dos hijas a las que había donado cuarenta mil libras de renta! He visto arder testamentos; he visto a madres despojar a sus hijos, a maridos robar a sus mujeres, a mujeres matar a sus maridos valiéndose del amor que les inspiraban para volverlos locos o imbéciles, a fin de vivir en paz con un amante. He visto a mujeres darle al niño de un primer lecho gotas que debían traerle la muerte, a fin de enriquecer al hijo del amor. No puedo decirle todo lo que he visto, porque he visto crímenes contra los que la justicia es impotente. En fin, todos los horrores que los novelistas creen inventar se quedan siempre por debajo de la verdad. Va usted a conocer todas estas cosas tan bonitas, a usted se las dejo; yo me voy a vivir al campo con mi mujer, París me produce horror.
Javier Marías (Los enamoramientos)
Tú fuiste mi primer amor de verdad. No el primer chico con el que salía, pero sí el primero del que me enamoré. Ese amor que se siente tan solo una vez y que te llena tanto que acabas desbordado. Pero tal vez te he idealizado mucho y eso es lo que me mantiene atada a ti.
Mayte Esteban (Entre puntos suspensivos)
— Oye... Eres extranjero ¿no? ¿Eres chino? — No, soy de África Central —Respondió, haciendo una mueca claramente irónica.
Elsa M.R. (Mi primer amor (Love Army, #1))
-Hoy he sentido la necesidad imperiosa de abrazar a mamá, y me he dado cuenta, por primera vez en todo este año, de que ya no está; y de que nunca vas a volver. Quiero decir, ya sé que está muerta, lo sabía ya asimilé desde el primer momento. Pero hoy lo he sentido. ¿Has pensado que somos huérfanas? Somos tan huérfanas como un treinta de febrero o el desgraciado Oliver Twist. Y crees que con cincuenta años, una casa y dos hijos, ya la vida te dice que tu rol es otro, el del adulto que ampara y protege, que ahora te toca a ti. Y sin saber cómo, aprendes y todo tu amor y energía se quedan ahí, lo prometo. Pero a veces, a veces, Nines, necesito ser hija; y que una figura de amor, un halo de protección por encima de mi misma me diga que todo va a estar bien. Y ya no está. No ser hija nunca más.
Paula Reyes Morillas (Lo que la abuela nos dejó: o la herencia de los nombres olvidados (Spanish Edition))
Otras, cuando me habla sobre los tiranicidas o sobre La Ilíada, o cuando se ríe, sobre todo si se ríe de o con la Ana Mari o mi padre, que le enseñaba a veces las con­­traportadas del As y le decía que «a ver si así se curaba», me sigo preguntando cómo se puede admirar así, como se puede querer así. No sin conocer, porque ya hace die­­cinueve años que nos conocemos, pero sí de esa manera. Sin medida ni condiciones, porque no puede ser de otra manera, y sintiendo cuando estamos juntos que el mundo se achica de pronto, como aquel primer día en el 12 de octubre. Que se estrecha, se hace embudo y enton­­ces solo cabemos él y yo. Él y yo, que somos lo mismo solo que con casi diez años de diferencia.
Ana Iris Simón (Feria)